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La noche en la nos cogieron a mi novia y a mi.

Hace tiempo usaba Poringa, pero después dejé de usar mi cuenta y no se que paso con esa. Hoy les quiero contar un relato un tanto especial, la primera vez que cambie mi rol en el sexo completamente.



La noche en la nos cogieron a mi novia y a mi.

En ese entonces yo ya estaba llegando a mis 20 años. Y al menos para mi, ya había vivido bastantes experiencias sexuales. Ya había disfrutado del sexo con ambos géneros. Ya había estado con tres muchachos: un primo, un tío lejano y un amigo. Le había chupado bien la verga a cada uno, me había dejado cojer por los primeros dos. Y había probado lo que es la experiencia de un buen veterano vergon (por mi tio). Y por otra parte, ya llevaba varios años de relación con la que fue mi primer novia. Con la cual ya me había acostumbrado perfectamente a los placeres de un buen par de tetas, una rica conchita y un culito femenino.

Sin embargo, aún con mi prontuario surtidito. Todavía había lugar para una sorpresa. Llegando a las etapas finales de mi noviazgo, con mi pareja habíamos abierto la relación para probar nuevas experiencias y ver que era lo que realmente queríamos como pareja. Si es que nos teníamos que separar, o si nos hacía falta una especie de desahogo y seguir en lo nuestro. Ya ella había arrancado a chamuyar con algún que otro pibe, y con el pasar de las semanas, ya más o menos tenía una verga fija a la cual estaba tirando todas sus cartas. Para ese entonces, yo ya también medio que tenia en la mira a una piba con la que nos tiramos un par de palos, fotitos por acá, videollamadas por allá. Y estaba todo más o menos piola para concretar una cogida.

Con mi pareja habíamos pactado una noche de sábado, para concretar nuestros respectivos encuentros. Ella salió para el centro para verse con su chongo y yo ya tenia que encontrarme con la piba. No obstante, para mí mala suerte. La piba me cancelo por x razón. Y quede en el aire.
Estaba ahí en casa, sabiendo que muy probablemente hoy se iban a cojer a mi novia por todos los agujeros, y yo quedé ahí, re careta. Así que no dispuesto a quedarme con la ganas y lidiar con la culpa de la noche, me puse a buscar nuevas opciones. Para hacerla corta, después de no encontrar ninguna otra concha para cojer. Pensé "Y si vuelvo a mis andadas de putito?" Ya había pasado mucho tiempo desde que había estado con otro hombre. Así que preso de la curiosidad, instale Grindr.

Ya eran como las 21 de la noche cuando pasó esto, y para mí sorpresa, después de empezar a ver perfiles, la lista de pretendientes se empezó a llenar. Eso me sorprendió porque no pasaron ni 10 minutos y ya tenía al menos, 3 posibles candidatos para cojer esa misma noche.

Me acuerdo que mi pareja me mandó un mensaje diciendo que todo iba de maravilla y estaba yendo al telo. Cuando me pregunto por mi garche, le mentí. Le dije que también estaba todo piola, y que me iba a X telo. (Habíamos aclarado los posibles lugares para evitar cruzarnos y que quizás alguien nos reconozca).

Al final termine decidiendome que me iba a ver con un muchacho de nombre Miguel. Era el que más confianza me daba, y a la vez el que más me gustaba. Policía, de unos 43 años. Grandote, morocho y sobre todo, bien cuidado. Me aliste rápido y para las diez de la noche, ya estaba en la otra parte del centro, esperándolo. Me sentía re nervioso, casi que temblaba. Y de repente lo vi aparecer a lo lejos, con su mirada puesta en mi. Se acercó y nos saludamos con un beso en el cachete como unos "amigos". Me invito a un bar bastante lindo y discreto, con luces apagadas y no mucha gente. Empezamos a hablar, y lo fui poniendo al corriente de mi situación.

—Entonces, si tenes novia, sos activo no? —Me pregunto el.

—Con ella si, obviamente. Pero para vos puedo ser todo lo pasivo que quieras si es lo que te estas cuestionando.

Con esto se río, y note un cambio en su manera de tratarme. Pasamos de una charla de "amigos" a un trato más de caballero seductor. Empezó a decirme que le parecía bastante "linda". Así, en término femenino. Yo me mataba de risa al principio, y empecé a seguirle la corriente, ahora auto reconociéndome como la mujer en la situación. Tratamos de no levantar mucho la voz para mantener nuestros tópicos y motivaciones de la charla en privado. Tomamos una cerveza, con la promesa de que me iba a llevar al telo y me iba a hacer bien el orto para que no piense más en la "cornuda" de mi pareja.

Miguel era bastante como chapado a la antigua en su forma de seducir. Y tenía un efecto tremendo en mi, ya estaba caliente. Podía notar un gran bulto en su Jean, y eso me tenía "loca". Para la cuarta cerveza, me pidió que lo acompañe al baño. Pasamos y en cuanto noto que no había nadie más, me agarro de la cintura y nos fundimos en un profundo e intenso beso de lengua. Su lengua jugaba con la mía, me apretó fuerte contra su bulto y no pude resistir las ganas de agarrarselo. Me comió la boca por unos minutos y quede extasiado. Continuamos la noche con un constante palazo tras palazo hasta que salimos y me hizo subir a su moto. Me puso el casco y partimos para el telo en otra localidad. Y acá es donde yo sentí que paso algo que no me había pasado hasta ese entonces. Sonará medio polémico, pero pese a que ya había tenido dos vergas diferentes en mi culo, jamás me sentí que mi rol en la cogida fuera el de la "mujer". No me sentía una hembra como tal. No sé si me explico, osea para mi, solo era el pasivo, el que recibía verga. Pero ahora, me sentía en el rol de "putita". Miguel había asumido completamente el rol del hombre, del macho dominante que le iba a reventar el culo a su puta. Y eso me tenía con un comportamiento ya re femenino. Cambié hasta mi forma de expresarme mientras hablábamos.

Llegamos al telo, pasamos a nuestra habitación y empecé a desnudarme de manera tímida.

—No perdes el tiempo vos eh.

—Decidí que no iba a perder el tiempo desde hace rato ya.

Y eso era verdad, yo ya sabía que mi novia estaba muy seguramente cogiendo como loca en algún otro telo. Yo también quería aprovechar mi noche. Hoy... NOS IBAN A COJER A LAS DOS.

Le desprendi el Jean y como todo una sumisa, me puse de rodillas para meterme su vergota en la boca. La recorrí con mis labios de arriba a abajo, frote bien su tronco con mis labios y trate de succionarla con todas mis ganas para que se note lo desesperada que estaba de verga. Miguel empezó a gemir y a decirme halagos mientras mi cabeza subía y bajaba por su entrepierna. En una me agarro del pelo y empezó un lento meneo que me hacía dar arcadas, pero nunca saqué su verga de adentro. La saboree por cada rincón hasta que el me puso de pie... y acá vino mi momento cúspide de pasivo. Y es que me dio la vuelta y mientras me besaba el cuello y subía a mi boca, me desprendió el pantalón, el cual cayó al piso y sin sacarme el bóxer... movió la tela a un costado y me la metió así en seco. (Eso me había dado miedo, hasta que note que "en seco" era una exageración. Mi ano ya estaba re húmedo en lujuria) Sentí dolor cuando entro, pero fue muy cauteloso. Hundió levemente su verga dentro de mi culo hasta que se amoldo bien a mi casi virgen agujero. Recuerdo que me sacó la remera, se la saco el y en menos de 20 minutos de haber entrado a la pieza, ya me estaba bombeando el orto de una manera magistral. Empecé a gemir como putita en celo, pedí más y más mientras el me agarraba de la cintura. Grite de placer mezclado con dolor y en todo momento, sentí que el estaba al mando, con el control y el poder sobre mi. Me puso a cuatro patas sobre la cama sin sacarme la verga en ningún momento. Me cogio así por unos 15 minutos hasta que sentí que ya no dábamos más los dos. Me la saco y sentí lo abierto que estaba. Me nalgueo y fue a darse un baño rápido. Yo alcance a ver mi celular y ya eran más de las doce. Tenía un par de mensajes de mi novia, diciendo que la estaba pasando bien, pero que no quería darle el orto al pibe. Yo no le conteste. Y me fui a bañar con Miguel, me puso otra vez a cuatro patas, apoyando mis manos en el cristal de la ducha. Y así estuvimos unos 15 minutos más hasta que su verga exploto dentro de mi, y yo grite como la puta más insaciable del telo. Goze esos lechazos como no se dan una idea. Tanto fue el clímax que con el mínimo roce de mi mano a mi verga, también acabe. Fue demasiado para mi.
Miguel se escuchaba agitado, y se apoyo sobre la espalda para no sacármela de adentro.

Nos secamos y hablamos un poco más en la cama. Le dije que era tanto mi calentura en la ducha, que si me proponía matrimonio, lo aceptaba y todo JAJAJA. Estaba diciendo disparates a lo loco. Nos cagamos de risa y pidió unos tragos al cuarto. Seguimos cogiendo unas dos veces más esa noche. Hasta que me dormí en sus brazos. Fue mi hombre toda la noche. Mi macho vergudo. Me acuerdo despertarme en su pecho, listo para un pete y un polvo mañanero que también estuvo buenísimo. Me dejó a unas cuadras del centro después de todo y nunca más supe de él. Pero siempre lo recuerdo como el único hombre que me hizo sentir una chica en el sexo, un completo pasivo.

Me acuerdo también de que esa tarde hable con mi pareja para intercambiar detalles. Me contó que la había pasado re bien con el pibe, que la había cogido como toda una puta. Yo, alterando los hechos le dije que había hecho lo mismo con la chica. Ella me confesó que pese a que el chico le insistió a más no poder, no quiso entregarle el culo. Que pensó que quizás lo podría guardar para una próxima vez para no tirar todo de una. Y yo le dije que en mi caso si había tenido mucho sexo anal jaja, solo que ella nunca supo que como dije párrafos atrás esa noche, nos iban a cojer a las dos.

¿Qué opinan? Les gustó? Déjenme sus puntos si así fue. Con gusto me gustaría intercambiar experiencias con el que quiera en el chat. 



Aquí otra muestra de mi lado putito... 



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6 comentarios - La noche en la nos cogieron a mi novia y a mi.

forjadosarg +1
Muy bueno.. es hermoso sentirse putito jaja
ElOtroAgus2 +1
Jajaja si, fue un cambia aires total