You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Una buena esposa, también es una puta sumisa. Cap. 1

Primero me presento, mi nombre lo voy a ocultar (por obvias razones) pero para darle contexto al relato diremos que me llamo Martina. Mido 1.55, soy de lo que llaman rellenita, tengo 38 años, 2 hijos y un esposo maravilloso con el cual estoy desde hace 18 años y 14 casados. La realidad es que mi cuerpo sufrió los embarazos y se fue yendo hacia abajo, engorde, se me cayeron los pechos, se me ensancho las caderas, pero aun asi me considero sexy a mi manera y estoy bastante conforme con mi cuerpo sobre todo con mi cola que, creo, es la parte más linda de mi cuerpo.
Esta historia comienza hace 2 años, una noche mis amigas me invitaron a salir un rato y aprovechando el tiempo que hacia no nos veíamos, fuimos a tomar unas copas y a un boliche para distender y divertirnos. La realidad es que iba bastante sobria en cuanto a vestimenta, una blusa con botones que deje desprendido los 3 primeros para que genere un escote, un jean apretado resaltando el buen culo que cargo, que con una linda tanga debajo hacia que se me meta entre mis nalgas y sea más lindo a la vista.
La noche fue transcurriendo entre tragos y risas, pasamos muy lindos momentos y llego la hora de irnos al boliche. Allí conseguimos una mesa y siguieron pasando los tragos, pero esta vez sumado al baile. Allí entra nuestro protagonista, a quien llamaremos Sebastián, un hombre muy bonito, de 1.85 más o menos, atlético y muy bien vestido con una camisa rosa claro y un pantalón de vestir. Era el centro de las miradas de todas las mujeres y, no sé por qué, se fijó en mí.
Empezó con una invitación a bailar, lo cual accedí por que no vi nada malo en pasar un rato disfrutando de moverme con otro hombre que no sea mi marido, después de todo no era una infidelidad, seguido a eso fue una invitación de trago, pero era ya bastante lo que había consumido, sin embargo, no pude rechazar su oferta y fuimos a la barra a buscar algo con su mano rodeando mi cintura. Estando en la barra, mientras tomábamos, el intento besarme siendo rechazado primero pero luego algo me hizo aceptar, nose si fue el alcohol, su belleza o lo bien que me estaba tratando, pero acepté ese beso y le correspondí bien abrazados para luego ir bajando su mano hasta llegar a mi cola y empezar a amasarla. Me hacía sentir muy bien, olvidándome de mi marido y mi familia, aunque entendía que era solo un momento, por lo cual mi culpa solo iba a ser momentánea.
La verdad es que, con los besos, caricias y tocadas, mi calentura iba subiendo y empezaba a sentir como me iba mojando, pero sabía que solo sería eso y, de última opción, llegaría a mi casa y tendría sexo con mi esposo. Pero cuando pensé eso, Sebastián metió su mano dentro de mi pantalón por adelante y toco mi concha. No me pregunten por qué no lo detuve, la realidad es que no sé por qué no lo hice, pero inmediatamente se dio cuenta de mi humedad y comenzó a frotar mi clítoris. El placer que me estaba generando era fantástico, indebido pero fantástico. Mientras me frotaba comenzó a besar mi cuello a lo cual correspondí respirando más agitadamente sobre su oreja. Me estaba llevando al clima, me estaba volviendo loca, me estaba haciendo serle infiel a mi marido y, lo peor, me estaba fascinando lo que me hacía sentir.
Vuelvo a repetir que no sé qué fue lo que me hizo no decirle que pare, tal vez eso mismo hizo que cuando me invito a su departamento acepte irme con ese hasta el momento desconocido que estaba a punto de hacerme llegar a mi primer orgasmo de la noche. Su mano seguía en mi concha mientras solo pude esbozar un si mientras mi acabada me inundaba por completo mojando no solo su mano si no también mi tanga. Arregle mi pantalón, limpie mi cara que tenía vestigios de orgasmos, tome su mano y nos dirigimos a la salida yendo a su auto. Íbamos abrazados como cual pareja, el tomando mis caderas y yo con una mano en su bolsillo trasero. Subimos a su coche y pusimos rumbo a su departamento, obvio que el camino que al principio debería ser de unos 10 minutos, se convirtió en uno de casi 30 entre besos, caricias, franeleo y tocándonos. Desbroché su camisa y luego abrí su cremallera para poder ver por primera vez su pija, la cual estaba bastante bien, su largo no era descomunal, pero sí bastante más grande que muchas otras que tuve el placer de tocar antes de conocer a mi esposo, lo que era de asombre era su espesor, era muy gorda, con solo decir que mi mano llegaba muy justo a cerrase sobre ese trozo de carne. Iba masturbándolo mientras lo besaba en el cuello, haciendo lo que él me había hecho a mí, pero quería algo más. Asi que empecé a bajar besando su pecho, luego bese su vientre queriendo llegar a su pija y poder chuparla, pero antes de llegar me freno diciéndome que aún no, que quería llegar para que podamos disfrutar los 2 de todo lo que tenemos para darnos. Sentí un poco de enojo por que no me dejaba hacer lo que tenía ganas, pero también sentí un poco de ternura ya que se notaba que él no era de esos a los que le importa solo su sexo, sino que tenía planeado hacerme sentir mujer y el ser mi hombre por esta noche.
Llegamos a su edificio, estacionamos el auto y entramos al ascensor, el cual debía llevarnos al piso 9, por lo cual el franeleo continuo con besos en el ascensor. Esta vez quite su camisa y lo deje solo con su pantalón admirando ese hermoso cuerpo que tenía. El hizo lo propio dejándome solo en corpiño y aprovechando para saborear mi teta izquierda, mientras su mano izquierda jugaba con mi otra teta y su mano derecha masajeaba mi culo. El ascensor paro, me acomode el corpiño y le pedí mi remera ofreciéndole su camisa, pero el decidió que no me la daría ni aceptaría su prenda, asi que to en corpiño y el en cuero salimos del ascensor y caminamos unos metros hasta su departamento. Abrió la puerta, me dejo pasar primero y aprovecho el tenerme delante para darme un suave pero firme golpecito en el culo, obvio que me gusto y me hizo sonreír.
Solo cerrar la puerta hizo que me lance sobre el para poder seguir nuestra faena de besos, mi mano desabrocho su cinto, luego su pantalón dejándolo caer a sus rodillas y haciendo lo mismo con su bóxer. Una vez suelta esa pija que me estaba causando espasmos en todo el cuerpo, me dejé caer de rodillas delante de él admirando su verga, empecé dándole besos en su cabeza, luego pasando mi lengua por todo su tronco para volver a su cabeza y pasarle la lengua de arriba a abajo recorriendo todo su glande. Abrí mi boca y comencé a comerle la pija, primero solo su cabeza, luego hundiéndola un poco más y asi hasta casi llegar a tener sus bolas en mi mentón. Chupaba con unas ganas terribles, como si fuera la última pija que chuparía en mi vida. Bajaba a chupar sus huevos y pajeaba esa pija que estaba durísima y había crecido hasta convertirse en lo que llamaríamos un pijon.
Saqué mi corpiño y comencé a pasarme su pija por las tetas, primero jugando con su cabeza por mis pezones para luego meterla en medio y comenzar a pajearla encerrada entre ellas. Mientras lo hacía miraba su cara de placer y le sonreía con mi mejor cara de puta. Volvi a chupar un poco más hasta que el agarrando mi brazo me hizo subir para volver a besarnos y llevarme de la mano hacia su habitación.
Se sentó en la cama y me pidió que saque mi pantalón dejándole ver mi esplendoroso culo, uso esas palabras, a lo cual obedecí poniéndome de espaldas y meneando lento mis caderas al tiempo que desabrochaba mi jean y empezaba un espectáculo para mi amante bajando lentamente mi pantalón llevándolo con mis manos hasta mis tobillos logrando asi que mi culo en tanga quede a solo centímetros de su cara, lo cual aprovecho para acariciar y darme algún chirlo. Una vez saque mi pantalón, continúe con mi tanga jugando de la misma manera haciéndolo lento para que disfrute de su vista hasta lograr llegar con mis manos a sacarla por mis pies volviendo a quedar en esa misma posición, pero ahora completamente desnuda. Asi como estaba me atrajo hacia él y comenzó a chuparme la concha en esa posición mientras jugaba con mis nalgas. Luego paso su lengua por culo causando un escalofrió hermoso por mi cuerpo. Iba y venía desde mi culo a mi concha saboreando cada parte y cada gota que largaba, haciéndome gemir del hermoso placer que me estaba generando.
Frena y me pide que me recueste en la cama, me tiro boca arriba abriendo las piernas y él se coloca sobre mi empezando a frotarme su pija sobre mi clítoris haciéndome retorcer del placer y llevándome de nuevo a un orgasmo. Era el segundo que me sacaba esa noche y aun no lo había tenido adentro. En medio de mi acabada le rogué que me la ponga, ya no daba más. Solo posicionar la cabeza en mi entrada me hizo recorrer todo el cuerpo por una electricidad que me generaba más ganas de ser cogida. Comenzó primero lento, haciendo que entre hasta lo más profundo y acercándose a mí a besarme. Empezó el mete y saca saliendo casi entero y enterrándose hasta lo más profundo de mi ser. Luego comenzó a tomar velocidad y hacerlo más fuerte, con mis piernas bien abiertas y haciendo ese característico ruido que hacen los huevos cuando chocan con mi culo. Obtuve mi tercer orgasmo entre gemido que se convertían en gritos de placer. Sin salir de mí, me sujeta de la cintura y damos la vuelta quedando yo arriba de él. Comienzo a cabalgarlo mientras él juega con mis tetas apretándolas, pellizcando mis pezones y gozando juntos de una cogida que nos estaba llenando a ambos de transpiración, olor a sexo y muchos, pero muchos gemidos.
Ahhhh que hermosa puta que sos, esa frase que salió de su boca me volvió loca e hizo que vuelva a acabar, esta vez gritando mi orgasmo de manera muy fuerte y casi llevándome al cielo. Su pija se sentía espectacular y con mis acabadas estaba toda mojada, era facilísimo ser cogida por ese vergon y lo estaba disfrutando a mas no poder. Seguí cabalgándolo un poco más hasta que me anuncio su acabada. Pegué un salto inmediato y puse su verga en mi boca, pajeando y chupando todo lo que podía ya que su tamaño se había fácilmente duplicado. Inundo mi boca de leche y no deje ni siquiera que una sola gota caiga de mi boca, trague toda la acabada de mi amante que había hecho que me vuelva completamente loca. Los restos de leche que quedaban en mi boca los escupí sobre su pija y volvi a chuparla hasta, literalmente, secarlo.
Una vez completada nuestra faena me acosté a su lado, pasando su brazo por mi nuca ya abrazándome sobre su pecho al cual yo acariciaba, en esos momentos no recordaba ni a mi familia ni a mi esposo ni nada. Solo me interesaba la hermosa cogida que habíamos tenido. Pero el reloj me trajo de nuevo al mundo, eran las 7 de la mañana, afuera el sol ya estaba bastante arriba y la cenicienta debía volver a su casa antes de que el cuento de hadas se termine. Asi termino una noche fantástica, en la cual goce de un gran amante, pero que solo sería el comienzo del resto de mi vida. Lo que sucedería a continuación sería algo que no estaba en los planes ni tampoco seria algo que alguna vez podría haber pensado.

1 comentarios - Una buena esposa, también es una puta sumisa. Cap. 1