Hola a todos. Acá estoy de vuelta. Les voy a contar lo que pasó después de lo que vivimos con mi hermana Belén y luego de que mi madre nos descubra a ambos jugando en la cama esa noche fatídica.
No me quedó otra que convivir con mi mamá y despedirme de mi hermana Belén. Fue triste, lo reconozco.
Para los que quieran saber la historia con mi hermana lean Mi hermana Belén
Les hago una pequeña introducción rápida para no aburrirlos.
Mi mamá se llama Silvina y siempre fue estricta, no al punto de tenernos tan cortos, pero ciertas cosas, como el sexo entre hermanos, nunca se animaría a permitir.
Creo que fue por eso que, en cuanto nos vio o nos escuchó porque no se realmente que vio ni que oyó, nos separó a mí y a mi hermana. Entiendo que lo hizo para evitar que lleguemos a cosas mayores. Bueno, no puedo discernir si fue a tiempo o no, lo cierto es que así se dieron las cosas.
Con respecto a mi madre, solo decirles que es muy joven, ya que tanto a mí como a mi hermana nos tuvo de chica y con un padre que fue casi tan ausente como el novio de mi hermana que murió antes de que Belén finalice el embarazo.
Esa juventud que aún tenía y cierta cuestión genética hacen que mi madre tenga un muy buen cuerpo. Sumado a esto, el tipo con el que está saliendo, y que es mucho más grande que ella, le pagó la operación en las tetas.
Para contarles un poco más en detalle, entiendo que el tipo es el dueño de la empresa donde ella trabaja y no me extrañaría que siguiera casado y tenga a mi madre de amante. Quizás es por eso que las cosas empezaron a mejorar económicamente en nuestra casa. Por la colaboración económica de Omar (así se llama su novio).
Una de esas cosas fueron ciertos adelantos tecnológicos como el cambio del celular de mi mamá y ese el principal motivo por el que aquí comienza una nueva historia.
Mi madre me cuenta que Omar le había regalado un celular nuevo y quería traspasar todo a su nuevo aparato. Como ella no está muy al día con la tecnología, se decidió a pedirme ayuda. Esto significaba un primer acercamiento entre mi madre y yo, ya que desde que nos separó a mi hermana Belén y a mí, con mi madre la relación estaba muy tensa. Yo nunca le perdoné que me haya separado de mi hermana de esa manera y se lo hacía notar con una frialdad absoluta.
Lo cierto, es que se vio en la necesidad de pedirme ayuda. Después de todo, debo reconocer que no podía negarme por dos razones muy simples: era mi madre y me mantenía.
Ni en mis más remotas fantasías me imaginaba lo que iba a encontrar en el aparato viejo de mi madre. Creo que un poco fue por una idea de venganza y otro poco porque ella estaba (y está) realmente tan buena, que decidí planear todo lo que fue sucediendo. Lo que no imaginaba es que alguna de las cosas se me fuera de las manos de la manera que lo hicieron.
No sé si saben, pero pasar los datos de un teléfono a otro es una tarea muy sencilla, aunque yo le hice creer a mi madre que me demoraría un tiempo. No quise decirle cuánto.
Me llamó la atención que, cuando le dije de pasarle todas las fotos de la galería anterior a la nueva, puso una cara como de preocupación. Y eso creo que fue el comienzo de mi perversión.
Me fui a mi habitación con los dos celulares y rápidamente me puse a mirar sus fotos. No había nada a la vista y luego me puse a buscar en la papelera y ahí me encontré con la primera sorpresa:
Fotos de mi madre, la reconocí por un tatuaje en el hombro, desnuda que seguramente las había enviado a su novio, Omar, este viejo que empezaba a odiar.
Dudé en qué hacer, pero las pasé a mi computadora con un cable USB y las borré.
Luego busqué chats y encontré algunos picantes con su amiga Marisa que me quise guardar para poner en detalle.
En los chats con Omar, vi que le mandaba cosas y hasta pude verle la verga al tipo, que no era gran cosa comparada con la mía. Evidentemente, mi madre se olvidaba de borrar algunas cosas.
Fue así como me empecé a obsesionar con mi mamá.
Cerré la puerta de mi habitación con llave y me puse a bajar todo lo interesante que tenía mi madre en su teléfono anterior. Cuando había terminado, se me ocurrió una cosa más y, aun sabiendo que estaba mal, lo hice. Abrí una sesión de WhatsApp web en mi computadora y ahí comenzó algo que me cuesta denominar. Obsesión, perversión, no sé.
Terminé de pasar toda la información y le llevé el teléfono. En ese momento, la miré de arriba abajo y me di cuenta que no estaba buena. Estaba buenísima.
Entre las fotos de mi mamá solo pude encontrar de sus tetas, antes y después de la operación. Lo que más me llamó la atención, aparte de lo bien que le habían quedado las tetas, era que le mostró como le quedaron a su pareja y a su hermana, mi tía, con la que estaba viviendo mi hermana Belén. No quiero confundirlos con los personajes, pero me veo en la obligación de aclararlo.
Por la noche, cuando mi madre dormía me puse a mirar sus fotos en la computadora y encontré una de un primer plano de sus tetas. La pija se me paró al instante. Seguí buscando y apareció una con un pezón en primer plano, marrón, duro y brillante. Comencé a pajearme sin darme cuenta. Continué la búsqueda y apareció la foto de mi madre levantando una de sus tetas para intentar tocar el pezón con su propia lengua y lográndolo. Acabé en ese instante.
Aturdido, cerré la computadora y me limpié, prometiendo no seguir calentándome y menos pajeándome con mi madre.
No lograría cumplir mi promesa.
Continúa acá ----> http://www.poringa.net/posts/relatos/5557802/Mi-mama-Silvina-2.html
Pueden dejarme sus comentarios en reybaco2005@hotmail.com
No me quedó otra que convivir con mi mamá y despedirme de mi hermana Belén. Fue triste, lo reconozco.
Para los que quieran saber la historia con mi hermana lean Mi hermana Belén
Les hago una pequeña introducción rápida para no aburrirlos.
Mi mamá se llama Silvina y siempre fue estricta, no al punto de tenernos tan cortos, pero ciertas cosas, como el sexo entre hermanos, nunca se animaría a permitir.
Creo que fue por eso que, en cuanto nos vio o nos escuchó porque no se realmente que vio ni que oyó, nos separó a mí y a mi hermana. Entiendo que lo hizo para evitar que lleguemos a cosas mayores. Bueno, no puedo discernir si fue a tiempo o no, lo cierto es que así se dieron las cosas.
Con respecto a mi madre, solo decirles que es muy joven, ya que tanto a mí como a mi hermana nos tuvo de chica y con un padre que fue casi tan ausente como el novio de mi hermana que murió antes de que Belén finalice el embarazo.
Esa juventud que aún tenía y cierta cuestión genética hacen que mi madre tenga un muy buen cuerpo. Sumado a esto, el tipo con el que está saliendo, y que es mucho más grande que ella, le pagó la operación en las tetas.
Para contarles un poco más en detalle, entiendo que el tipo es el dueño de la empresa donde ella trabaja y no me extrañaría que siguiera casado y tenga a mi madre de amante. Quizás es por eso que las cosas empezaron a mejorar económicamente en nuestra casa. Por la colaboración económica de Omar (así se llama su novio).
Una de esas cosas fueron ciertos adelantos tecnológicos como el cambio del celular de mi mamá y ese el principal motivo por el que aquí comienza una nueva historia.
Mi madre me cuenta que Omar le había regalado un celular nuevo y quería traspasar todo a su nuevo aparato. Como ella no está muy al día con la tecnología, se decidió a pedirme ayuda. Esto significaba un primer acercamiento entre mi madre y yo, ya que desde que nos separó a mi hermana Belén y a mí, con mi madre la relación estaba muy tensa. Yo nunca le perdoné que me haya separado de mi hermana de esa manera y se lo hacía notar con una frialdad absoluta.
Lo cierto, es que se vio en la necesidad de pedirme ayuda. Después de todo, debo reconocer que no podía negarme por dos razones muy simples: era mi madre y me mantenía.
Ni en mis más remotas fantasías me imaginaba lo que iba a encontrar en el aparato viejo de mi madre. Creo que un poco fue por una idea de venganza y otro poco porque ella estaba (y está) realmente tan buena, que decidí planear todo lo que fue sucediendo. Lo que no imaginaba es que alguna de las cosas se me fuera de las manos de la manera que lo hicieron.
No sé si saben, pero pasar los datos de un teléfono a otro es una tarea muy sencilla, aunque yo le hice creer a mi madre que me demoraría un tiempo. No quise decirle cuánto.
Me llamó la atención que, cuando le dije de pasarle todas las fotos de la galería anterior a la nueva, puso una cara como de preocupación. Y eso creo que fue el comienzo de mi perversión.
Me fui a mi habitación con los dos celulares y rápidamente me puse a mirar sus fotos. No había nada a la vista y luego me puse a buscar en la papelera y ahí me encontré con la primera sorpresa:
Fotos de mi madre, la reconocí por un tatuaje en el hombro, desnuda que seguramente las había enviado a su novio, Omar, este viejo que empezaba a odiar.
Dudé en qué hacer, pero las pasé a mi computadora con un cable USB y las borré.
Luego busqué chats y encontré algunos picantes con su amiga Marisa que me quise guardar para poner en detalle.
En los chats con Omar, vi que le mandaba cosas y hasta pude verle la verga al tipo, que no era gran cosa comparada con la mía. Evidentemente, mi madre se olvidaba de borrar algunas cosas.
Fue así como me empecé a obsesionar con mi mamá.
Cerré la puerta de mi habitación con llave y me puse a bajar todo lo interesante que tenía mi madre en su teléfono anterior. Cuando había terminado, se me ocurrió una cosa más y, aun sabiendo que estaba mal, lo hice. Abrí una sesión de WhatsApp web en mi computadora y ahí comenzó algo que me cuesta denominar. Obsesión, perversión, no sé.
Terminé de pasar toda la información y le llevé el teléfono. En ese momento, la miré de arriba abajo y me di cuenta que no estaba buena. Estaba buenísima.
Entre las fotos de mi mamá solo pude encontrar de sus tetas, antes y después de la operación. Lo que más me llamó la atención, aparte de lo bien que le habían quedado las tetas, era que le mostró como le quedaron a su pareja y a su hermana, mi tía, con la que estaba viviendo mi hermana Belén. No quiero confundirlos con los personajes, pero me veo en la obligación de aclararlo.
Por la noche, cuando mi madre dormía me puse a mirar sus fotos en la computadora y encontré una de un primer plano de sus tetas. La pija se me paró al instante. Seguí buscando y apareció una con un pezón en primer plano, marrón, duro y brillante. Comencé a pajearme sin darme cuenta. Continué la búsqueda y apareció la foto de mi madre levantando una de sus tetas para intentar tocar el pezón con su propia lengua y lográndolo. Acabé en ese instante.
Aturdido, cerré la computadora y me limpié, prometiendo no seguir calentándome y menos pajeándome con mi madre.
No lograría cumplir mi promesa.
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11 comentarios - Mi mamá Silvina – Adiós Belén
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