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Internado con mi madre 2

La primera noche en el departamento fue un poco incómoda, aunque mi madre no mencionó nada de lo ocurrido en la clínica.
Ya estaba sin yeso y usando mi brazo con cuidado. Me pude duchar solo y cómodamente, aunque demoré bastante.
Fue la segunda noche cuando salimos a cenar pizza y cerveza. Mi madre no es de beber habitualmente y había cenado más bien poco, por lo que al salir albaire se mareó.
- Ay hijito, agarrame que me mareo!
La abracé de la cintura y la llevé despacio.
A los pocos metros me pidió que la agarre más fuerte. Pasé una mano a su cadera, cerca de su culo y la otra por delante, justo debajo de sus pechos. Ella llevaba un lindo vestido largo de colores y un poco escotado.
- Cualquiera que nos vea pensaría que estoy con un pendejo! Jaja
- Con lo buena que estás! Que lo piensen!
- Que lindo que sos conmigo! Las cosas que decís!
- No soy el único... Veo como te miran otros... Te cogen con la mirada...
- Jaja... Que desubicados!
De repente tropezó con un pie, obligándome a abrazarla fuerte para que no cayera. Mis manos la apretaron por todas partes, generándome un calor y una erección casi instantánea. Mi madre me abrazaba a su vez.
- Mi salvador! Jaja Que brazos!
La traje más hacia mí, apoyando mi bulto en su panza. Se estremeció al sentirla dura contra ella.
- Ay, hijo... 
No me soltaba. Yo la abracé como un novio cariñoso. Ella suspiró y se entregó a mis brazos.
- Vamos. Volvamos que tengo frío.
Tenía los pezones marcados, pero dudo que fuera de frío.
En el departamento de 2 ambientes había una sola habitación con dos camas cómodas y una alfombra peluda entre medio.
Después de media hora en el baño mi madre salía fresca y radiante con una bata y camisón cortos de verano. Cuando salí yo de lavarme los dientes
Me miró con una media sonrisa triste.
- Mati, podemos hablar?
Solo me llamaba por mi nombre cuando la cosa era seria.
- Sí ma. Decime.
- Sentate. 
Me senté a su lado en la cama. Habló con la mirada baja.
- Lo que pasó en estos días no lo puede saber nadie. Es más, no debería haber pasado.
- Yo lo disfruté!
- Sí... Lo sé. Yo también, pero no está bien que tengas sexo con tu madre.
No tuvimos sexo! Fue lo primero que pensé. Instintivamente me llevé una mano al bulto. Yo ya estaba en boxer y mi pija amenazaba con elevarse. Ella lo notó.
- Bueno má, no te sientas tan mal, solo fue una paja. Ni siquiera fue la primera vez que me la tocaste.
- No, claro. Pero entendeme que no debería tener estos sentimientos por mi hijo...
- Ni yo por mi madre...
Me miró pensativa a los ojos.
- Que querés decir?
- Que a mí también me pasa. Tener ganas de coger es normal. Y viéndote desnuda me generó muchas cosas.
-... Vos me querés decir que me querés coger hijo?
- Si no fueras mi madre ya lo hubiera hecho. Las últimas pajas fueron las mejores de mi vida.
- Para tanto?
- Ma, estás buenísima! Daría lo que fuera por coger con una mujer como vos!
Se acomodó hacia atrás apoyándose en el cabezal de la cama, contra la pared.
- Hijo!
- Es verdad mamá! Mirá si no... 
Me bajé el boxer y le mostré mi erección.
- Uff... Hijo, no sé de dónde sacaste semejante verga... De tu padre no, seguro!
- Te gusta mamá? Es toda para vos!
Le agarré una mano y la puse encima. La sacó como si quemara.
- No me hagas esto! Sos mi hijo! 
- Es que no aguanto más!
- Pajeate entonces! Pajeate para mí!
Se recostó y separó las piernas mostrando su bombacha. Yo me recosté de igual manera hacia los pies de la cama, de modo que nuestras piernas se entrelazaban, las suyas arriba de las mías.
Me pajeé mirándola. Lo hacía lento y poniendo saliva en el glande a cada rato.
No pudo aguantar tampoco su calentura.
Se sacó rápidamente su bombacha y empezó a tocarse su jugosa concha.
- Mirá lo que me hacés hacer! No me podés poner así con esa verga!
Se masturbaba con ambas manos, abriendo su concha a unos 30 centímetros de mi pija. Me acerqué más diciendo que me caía. Ella no le dio importancia, pero veía lo cerca que estaban nuestros sexos. Cuando estuvo a punto de acabar, tiró la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. Aproveché ese instante para pegar mi pija a su concha, que por la posición no entró pero la cabeza golpeó su clítoris.
- Aaahh noooo!
Mi madre se dio cuenta y me miró, pero en vez de alejarse, movió sus caderas arriba y abajo mientras con una mano apretaba mi pija contra su concha. Acabó a gritos sin soltarme. Me llenaba el tronco de jugos, resbalando con sus movimientos cortitos pero lentos, volviéndome loco. 
- Aaaayy... Mi reeyy! Que pija que tenés para mamaaaaaá!
- Aahh mamá! Voy a acabaaar!
Se estiró para agarrarme bien la pija y me pajeó a tirones.
- Dale la leche a mamita, mi rey!
- Aaaaahhh!
El semen saltó fuerte y en catidad sobre su vientre, mano y concha.
- Ay sí, cuanta leche tenés! Damela toda!
Sin dejar de ordeñarme, se restregaba la leche con la otra mano por todas partes. Luego me soltó y se masturbó nuevamente. Acabó enseguida, aunque más suave.
- Aaahhhh... No te puedo creer! Mirá como me tenés!
Se quedó con los brazos extendidos y los ojos cerrados. Entendí que como seguía abierta de piernas me estaba invitando y me incorporé para meter mi pija que no estaba blanda del todo.
Cuando presioné la cabeza en su entrada y casi la mitad se deslizó adentro, se sobresaltó.
- Nooo! Sacala!
Me salí al instante.
- No me podés coger! Está mal!
Se vistió a toda prisa y se encerró en el baño. Al salir me dijo que me fuera a dormir al sillón del living. Que no quería dormir en la misma habitación conmigo.
- Ya hablaremos mañana, pero no me vuelvas a meter esa verga sin permiso!
Yo me fui medio triste a dormir al sillón. Me quedé pensando rato largo sobre todo lo que había pasado. Me asaltó una pregunta: como que no se la "vuelva" a meter "sin" su permiso?
Tengo que pensar en algo. El deseo de cogérmela es cada vez mayor.

3 comentarios - Internado con mi madre 2

et178282
Aaaayy... Mi reeyy! Que pija que tenés para mamaaaaaá
et178282
Quien se puede cansar de leer semejante obra de arte