Llegamos a casa con mi madre. Volvimos un poco distanciados. Hablábamos poco, nos veíamos menos y nunca estábamos a solas.
La cosa siguió así un tiempo. Yo estaba muy triste por haber perdido su afecto. Una noche se acercó a mi habitación a hablar.
- Hijo podemos hablar?
- Obvio mamá. Decime.
- Ya sabés bien, de lo que pasó allá en Mar del Plata.
Quise hacerla hablar. Me hice el tonto.
- Lo de la clínica?
- Mmm... No. Lo del departamento.
- Bueno, es lo mismo.
- No. No es lo mismo!
- Y por que no?
Se me acercó enojada y me dijo entre dientes, casi susurrando.
- Porque me la metiste!
- Ah... Eso!
- Sí. Eso! En fin... No quiero que lo que pasó nos aleje.
- Yo tampoco!
- Dejame terminar. No quiero que no sintamos incómodos el uno al lado del otro. Que podamos volver a hablar de lo que sea. Que seas mi compañero en mis salidas cuando tu padre no me sigue. Que volvamos a ser madre e hijo!
- Sí mamá. Yo también quiero... Pero... No creo que pueda borrar de mi cabeza lo que pasó.
Hablábamos mura do el piso. Ninguno se atrevía a levantar la vista y encontrar los ojos del otro.
- Entiendo...
- Fue lo más excitante que me pasó!
- Como podés decir eso? Soy tu madre!
- Sí. Pero antes sos una mujer sexy que necesita sentir placer también... Y si no me equivoco lo sentiste esos días.
- No es el punto... Yo...
- Yo se que fue el placer más intenso que sentí. Nunca acabé como con vos!
- Me dejás helada... No tenía idea... Tanto te... Gusto?
- Sí mamá. No te puedo mirar a la cara, pero quiero que sepas que tenerte desnuda generó algo fuerte en mí. Algo que quisiera volver a sentir!
- Mati! Vos querés volver a...?
- Sí. Quiero ver tu concha otra vez y pajearme y acabar en vos y chuparte y que me chupes y cogerte también!
Se paró de un salto.
- Matías! No me podés decir algo así!
- Vení, sentate. Dejame terminar.
Volvió a sentarse aunque un poco recelosa.
- Quiero decir que aunque me joda no tener nada de eso, te respeto y prefiero tenerte como antes, como dijiste vos. Yo gocé mucho de vos, pero entiendo que no está bien.
- Bueno hijo. No sabía que te sentías así!
Es muy complicado. Sé que también es mi culpa haber despertado eso en vos. Por eso me disculpo. No actué como una madre normal.
- No. Actuaste como la mejor madre del mundo!
- ... Vos creés eso?
- Ma, sé que nunca voy a sentir algo más intenso que lo que hicimos.
Me dedicó una mirada tierna de amor y suspiró.
- Ay hijo... Sos muy joven aun...
- No te pasó lo mismo? Mi pija no te causó algo que nunca sentiste?
Se puso colorada y se alejó un poco.
- Bueno... No... O sea... Ay, por que me hacés decir esto?
- Que cosa?
Cerró los ojos y tomó aire.
- Que tuve mejores orgasmos esos días que en toda vida! Que nunca vi una pija más linda! Que el hecho de que sea de mi hijo me hace desearla más! Feliz?
La abracé con fuerza.
- Soy una madre terrible!
- No. Sos una mujer hermosa.
La besé en el cuello suavemente y acaricié un muslo desnudo. Se sobresaltó pero no dijo nada.
- Mmm...
- Mamá...
- Qué?
- Mirame... Te amo!
Le di un beso en sus labios. Ella se quedó dura.
- Yo también te amo, hijo.
- Y te deseo... Vos no?
Separé mis piernas mostrando una media erección bajo el boxer.
- Yo... Yo... También. Pero no podemos! No...
- Quién lo va a impedir? Si yo te beso así?
Lamí lentamente su cuello hasta el lóbulo de la oreja.
- Uhmmm...
- Si te toco así?
Acaricié sus muslos con ambas manos, subiendo su camisón un poco.
- Aahh...
- Quién te va a frenar si me tocás vos?
Puse su mano en mi bulto, ya duro. Lo apretó para asegurarse de lo que hacía.
- Na...
- Como?
- Nadie.
- Y si beso tu boca?
Me amasó la pija y me besó ella.
- Nadie.
Tomé eso como una luz verde. Le bajé su bata de raso y su camisón, dejando sus tetas al aire. Lamí sus pezones y los succioné haciendo ruido. Ella cerraba los ojos y tiraba la cabeza hacia atrás.
Me paré delante y me saqué el boxer. Sus ojos brillaron al ver mi pija. La agarró y chupó como una amante apurada.
Terminé de quitarle sus prendas, dejándola solo con su bombacha negra de encaje y la recosté en mi cama.
La tenía jadeante e indefensa. La tenía en celo.
Me arrodillé en el piso y le comí la concha como si hubiera estado esperando este momento toda mi vida. Estaba empapada. Alcanzaron dos minutos y un dedo para hacerla acabar entre temblores y gemidos mudos. Mientras recuperaba la respiración, me subi arriba y le apoyé la pija en su monte de Venus.
- Te la puedo meter?
Ella solo asintió.
La metí despacio pero hasta el fondo y me pegué a su cuerpo.
- Aahhh... Lo hiciste! Hiciste lo que querías!
- Lo que queríamos los dos! O preferís que la saque?
- No. No. Cogeme mi rey!
Se la metía y sacaba lento pero profundo mientras la besaba o lamía sus tetas. Podía sentir sus jugos bañando mi pija.
- Aahh... Mi deseo hecho realidad! Que concha que tenés, mamá!
- Mmm...
- Te gusta? Decime
- Mmm... Aahh... Siiií!
La clavé hasta el fondo.
- Aay ay... Ni seas bruto!
La saqué casi toda, dejando la punta adentro.
- Decímelo. Te gusta?
- Sí! Me coge mi hijo y me encanta! No pares, no la saques!
La metí toda otra vez y aceleré un poco. Ella levantaba las piernas y me clavaba las uñas en el pelo y la espalda. Jadeaba, gemía y lamía mi oreja, excitándome cada vez más.
- No voy a aguantar mucho más!
- No lo hagas, mi amor. Acabá!
Me apretó una nalga y me empujó más adentro.
Acabé mordiendo la almohada para tapar mis gritos de placer. Llené a mi madre con todo el semen que acumulaba con mi deseo de cogerla. Me enterré bien al fondo de ella, sintiendo como me escurría y estremecía de cuerpo entero, el orgasmo más fuerte que tendría en mi vida.
- Aaahhh... Me estás dejando todo muy adentroooo!
Yo solo jadeaba como perro. No podía hablar ni dejar de acabar. Cuando finalmente salí, la mezcla de sus fluidos con mi semen se derramaba en mi cama a borbotones.
Mi madre se puso de costado y me dio la espalda.
- Ufff... No puedo creer lo que hicimos! No me lo voy a poder perdonar nunca!
- Mamá, no te tortures así. Yo lo disfruté muchísimo!
- Sí, eso decís ahora, pero que va a pasar con nosotros?
La abracé desde atrás, apoyando mi pija blanda en sus nalgas.
- Vamos a ser la madre y el hijo más unidos del mundo! Somos más cómplices que nadie!
- Vos creés eso? No me vas a mirar diferente?
- Claro, que te voy a mirar diferente! Ahora te veo más! Sos mi madre y una mujer hermosa!
- No pensás que soy una puta, porque me cogí a mi hijo?
- No. Pienso que sos mi madre, mi amiga y mi amante! Cumplí la fantasía de muchos!
Me apretó la mano y movió su culo más hacia mí, lo que me calentaba.
- Gracias Mati! Sos un dulce! No puedo creer que crié un hombrecito como vos!
Me alegra que lo que pasó no nos distancie.
Le froté una nalga y se la apoyé bien en medio.
- Lo que pasó? No va volver a pasar?
- Nnno... No debería!
Su voz suave me indicaba otra cosa. Pasé la punta de mi pija a media erección por sus labios y empujé. Entró un poco.
- Pero está pasando... No lo querés?
- Uummm... Eeh... Yo...
La metí más adentro y pude sentir como se me ponía más dura con su calor. El semen en su interior hacía que más que resbalar, me cayera dentro de su concha.
- Aayy aahh...
Empecé a cogerla de costado, lento pero metiéndosela toda y sacando la mayor parte. Ella habló entre gemidos con voz felina.
- Me vas a coger otra vez, bebé?
- Sí mami!
- Aahh... Que buena pija que tenés, mi rey!
- Es toda para vos!
Aumenté el ritmo, clavándosela toda, mietras la sujetaba de las tetas. La fricción que se producía en esa posición nos iba a hacer acabar a los dos muy rápido.
- Ay, ay, aaaay! Me mataaaas!
Aproveché su orgasmo para ponerla boca abajo. Su culazo en pompa me ponía en celo. Me pajeé con él un poco.
- Mmm... Volvela a meter. Esa zona no es para tu verga!
Oirla hablar así me calentaba más.
- Querés la leche, ma?
- Mmm siii...
- Pedila y acabo!
- Dame la leche Mati!
- Mmm... Donde la querés?
- En la concha, llename la concha hijooo!
- Siiii... Toda para mamitaaaa!
Acabé con una intensidad que me nubló la vista unos segundos. Rebotando contra ese culo redondo sentía que era lo único que quería hacer el resto de mi vida.
Nos repusimos. Ella se duchó primero y después yo. Creímos que nadie nos había oído, porque todos seguían durmiendo.
Al día siguiente, mi madre me fue a buscar a la salida de kinesiología, que hacía para recuperar musculatura.
- Hijo, yo sé que anoche la pasamos muy bien, pero no debería repetirse... Me encanta como sos conmigo como hombre, pero sos mi hijo. No está bien.
- Te entiendo má. Creo que tenés razón. Yo sé que no está bien que me coja a mi madre, así que respeto tu decisión.
- Gracias amor. Sabía que me ibas a entender!
Después de esa charla mantuvimos una relación bastante normal por unos días, aunque nos abrazábamos por cualquier razón y nos rozábamos al pasar cerca del otro.
Pero una noche le pedí si podía masajearme el hombro. Se ofreció de buena gana. Me acosté boca abajo, ella se subió arriba mío y me dio un masaje muy bueno. Movía sus manos con habilidad y presión.
- Me duele también el pectoral, podés masajearme?
- Claro hijo. Date vuelta!
Al darme vuelta, mi cadera quedó atrapada entre sus piernas. Los dos notamos la posición, pero ninguno dijo nada.
Al cabo de dos minutos mi pija estaba dura debajo de ella.
- Me parece que mi masaje te está gustando demasiado!
Aprovechando su buen humor, puse mis manos en sus piernas, levantando su corto camisón.
- Tenerte arriba mío me gusta más!
La cara de mi madre estaba colorada. Me miraba a los ojos y la boca. Se notaba que estaba debatiéndose que acción tomar.
Comenzó a frotarse contra mi verga. Nos separaban mi boxer y su fina tanga. Desde que habíamos cogido se vestía más sexy, pero no supe hasta ese entonces lo de las tangas. Siguió frotándose sin decir nada un poco más. Yo ya le apretaba las nalgas y se las separaba.
De golpe, se alejó un poco y me bajó el boxer. Me masturbó apenas y se la metió en la boca lo más hondo que pudo. Al sacarla, un hilo de saliva colgaba de sus labios. Se arrodilló frente a mí, corrió su tanga con una mano y, sujetando mi pija con la otra se la metió casi toda.
- Aaahhh... Todavía no me acostumbro a esto...
- A mi pija?
- Ajá... Es gorda. Me llena. Es genial.
Subía y bajaba muy despacio.
- No te detengas, má. Es toda tuya.
- Uuhhh... No me puedo resistir a tu verga. Me pongo en celo cuando la huelo!
- Lo mismo me pasa con vos! No aguantaba más sin volver a cogerte!
- Ah sí? Querías esto?
- Sí!
- Querías cogerte a mamá otra vez?
- Sí, sí! Mil veces más!
- Aay, como la calentás a mamá!
- Te voy a dar más duro má!
- Dame duro, mi rey!
Se dejó caer sobre mí y me besó apasionadamente. Yo la apretaba del culo y movía mis caderas haciéndola saltar y generando ese ruido de sexo tan caliente ploc, ploc, ploc.
- Ah, ah, ah... Me podés... Me volvés loca!
- Vos a mí! Voy a acabar en cualquier momento!
- Dale! Dame tu leche! Dásela a mami!
Sus palabras fueron el detonador para una eyaculación brutal. La apreté contra mi pelvis para meterle cada centímetro de mi pija.
- Aaahhhh!
- Sí mi amor! Mi vida! Dámela toda!
Me besaba por todos lados sin dejar de moverse arriba mío.
La puse boca arriba y le separé las piernas. Le limpié el semen con una toalla que ella había traído para limpiarse la crema de las manos. Le arranqué la tanga y el camisón, le chupé las tetas y la masturbé. Acabó pronto.
- Como me tocás! Te gusta chuparle las tetas a mamá?
- Mucho!
- Cuando eras bebé hasta me mordías, pero nunca me lastimabas!
Le mastiqué un pezón mientras hacía círculos en su clítoris.
- Aaaay siiiií... Así, así!
Escucharla acabar me la paró de nuevo. Si. Darle tiempo a reaccionar, me puse arriba de ella y le tapé la boca con un beso.
- Otra vez? Me vas a matar!
Hundí mi cara en su cuello y la penetré salvajemente.
- Ah, ah, ah, ah... Me, vas, a, rom, per, la, con, chaaa!
Me mordió el hombro y se dejó ir en un orgasmo fuerte y prolongado por mis embestidas.
- Dame... Un... Respiro por favorrr...
La dejé tomar aire un par de minutos. Cuando estuvo recuperada me hizo pararme y se acomodó en cuatro al borde de la cama.
- La quiero así, pero no seas tan bestia!
La tomé de sus caderas, le miré el orto cerradito y la concha abierta y colorada. La ensarté al fondo.
- Aaay... Cogeme como quieeraaas!
Le di duro y sin pausa por no más de 3 o 4 minutos y descargué otra vez en una acabada intensa.
- Aaaaahhhh!
- Aaahh... La siento palpitar! Cuanto acabás?
- Vos... me generás esto! Toda esta leche... Es por vos!
- Me llenaste el tanque! Nunca en mi vida me dieron tanta leche! Menos mal que no puedo tener más pibes!
Me alejé un paso y vi como caía el semen de su castigada concha. Me sentía feliz, extasiado. Descansamos abrazados un rato.
- Me parece que es inútil luchar... Me hace muy feliz hacer el amor con vos, hijo!
- Yo me siento igual, mamá! Te deseo mucho! Tu cuerpo me excita, no lo puedo evitar!
- Yo tampoco. Tu verga es adictiva! Sonó muy puta?
- No mucho! Jaja
- Jaja... No me importa! Me gusta ser la puta de mi hijo! Que se vaya a la mierda el pecado y todo!
Después de esa noche teníamos sexo más o menos una vez al mes. Siempre teníamos un plan y mucho cuidado. Tratamos de llevar una vida normal, nos queremos más que muchas familias.
La cosa siguió así un tiempo. Yo estaba muy triste por haber perdido su afecto. Una noche se acercó a mi habitación a hablar.
- Hijo podemos hablar?
- Obvio mamá. Decime.
- Ya sabés bien, de lo que pasó allá en Mar del Plata.
Quise hacerla hablar. Me hice el tonto.
- Lo de la clínica?
- Mmm... No. Lo del departamento.
- Bueno, es lo mismo.
- No. No es lo mismo!
- Y por que no?
Se me acercó enojada y me dijo entre dientes, casi susurrando.
- Porque me la metiste!
- Ah... Eso!
- Sí. Eso! En fin... No quiero que lo que pasó nos aleje.
- Yo tampoco!
- Dejame terminar. No quiero que no sintamos incómodos el uno al lado del otro. Que podamos volver a hablar de lo que sea. Que seas mi compañero en mis salidas cuando tu padre no me sigue. Que volvamos a ser madre e hijo!
- Sí mamá. Yo también quiero... Pero... No creo que pueda borrar de mi cabeza lo que pasó.
Hablábamos mura do el piso. Ninguno se atrevía a levantar la vista y encontrar los ojos del otro.
- Entiendo...
- Fue lo más excitante que me pasó!
- Como podés decir eso? Soy tu madre!
- Sí. Pero antes sos una mujer sexy que necesita sentir placer también... Y si no me equivoco lo sentiste esos días.
- No es el punto... Yo...
- Yo se que fue el placer más intenso que sentí. Nunca acabé como con vos!
- Me dejás helada... No tenía idea... Tanto te... Gusto?
- Sí mamá. No te puedo mirar a la cara, pero quiero que sepas que tenerte desnuda generó algo fuerte en mí. Algo que quisiera volver a sentir!
- Mati! Vos querés volver a...?
- Sí. Quiero ver tu concha otra vez y pajearme y acabar en vos y chuparte y que me chupes y cogerte también!
Se paró de un salto.
- Matías! No me podés decir algo así!
- Vení, sentate. Dejame terminar.
Volvió a sentarse aunque un poco recelosa.
- Quiero decir que aunque me joda no tener nada de eso, te respeto y prefiero tenerte como antes, como dijiste vos. Yo gocé mucho de vos, pero entiendo que no está bien.
- Bueno hijo. No sabía que te sentías así!
Es muy complicado. Sé que también es mi culpa haber despertado eso en vos. Por eso me disculpo. No actué como una madre normal.
- No. Actuaste como la mejor madre del mundo!
- ... Vos creés eso?
- Ma, sé que nunca voy a sentir algo más intenso que lo que hicimos.
Me dedicó una mirada tierna de amor y suspiró.
- Ay hijo... Sos muy joven aun...
- No te pasó lo mismo? Mi pija no te causó algo que nunca sentiste?
Se puso colorada y se alejó un poco.
- Bueno... No... O sea... Ay, por que me hacés decir esto?
- Que cosa?
Cerró los ojos y tomó aire.
- Que tuve mejores orgasmos esos días que en toda vida! Que nunca vi una pija más linda! Que el hecho de que sea de mi hijo me hace desearla más! Feliz?
La abracé con fuerza.
- Soy una madre terrible!
- No. Sos una mujer hermosa.
La besé en el cuello suavemente y acaricié un muslo desnudo. Se sobresaltó pero no dijo nada.
- Mmm...
- Mamá...
- Qué?
- Mirame... Te amo!
Le di un beso en sus labios. Ella se quedó dura.
- Yo también te amo, hijo.
- Y te deseo... Vos no?
Separé mis piernas mostrando una media erección bajo el boxer.
- Yo... Yo... También. Pero no podemos! No...
- Quién lo va a impedir? Si yo te beso así?
Lamí lentamente su cuello hasta el lóbulo de la oreja.
- Uhmmm...
- Si te toco así?
Acaricié sus muslos con ambas manos, subiendo su camisón un poco.
- Aahh...
- Quién te va a frenar si me tocás vos?
Puse su mano en mi bulto, ya duro. Lo apretó para asegurarse de lo que hacía.
- Na...
- Como?
- Nadie.
- Y si beso tu boca?
Me amasó la pija y me besó ella.
- Nadie.
Tomé eso como una luz verde. Le bajé su bata de raso y su camisón, dejando sus tetas al aire. Lamí sus pezones y los succioné haciendo ruido. Ella cerraba los ojos y tiraba la cabeza hacia atrás.
Me paré delante y me saqué el boxer. Sus ojos brillaron al ver mi pija. La agarró y chupó como una amante apurada.
Terminé de quitarle sus prendas, dejándola solo con su bombacha negra de encaje y la recosté en mi cama.
La tenía jadeante e indefensa. La tenía en celo.
Me arrodillé en el piso y le comí la concha como si hubiera estado esperando este momento toda mi vida. Estaba empapada. Alcanzaron dos minutos y un dedo para hacerla acabar entre temblores y gemidos mudos. Mientras recuperaba la respiración, me subi arriba y le apoyé la pija en su monte de Venus.
- Te la puedo meter?
Ella solo asintió.
La metí despacio pero hasta el fondo y me pegué a su cuerpo.
- Aahhh... Lo hiciste! Hiciste lo que querías!
- Lo que queríamos los dos! O preferís que la saque?
- No. No. Cogeme mi rey!
Se la metía y sacaba lento pero profundo mientras la besaba o lamía sus tetas. Podía sentir sus jugos bañando mi pija.
- Aahh... Mi deseo hecho realidad! Que concha que tenés, mamá!
- Mmm...
- Te gusta? Decime
- Mmm... Aahh... Siiií!
La clavé hasta el fondo.
- Aay ay... Ni seas bruto!
La saqué casi toda, dejando la punta adentro.
- Decímelo. Te gusta?
- Sí! Me coge mi hijo y me encanta! No pares, no la saques!
La metí toda otra vez y aceleré un poco. Ella levantaba las piernas y me clavaba las uñas en el pelo y la espalda. Jadeaba, gemía y lamía mi oreja, excitándome cada vez más.
- No voy a aguantar mucho más!
- No lo hagas, mi amor. Acabá!
Me apretó una nalga y me empujó más adentro.
Acabé mordiendo la almohada para tapar mis gritos de placer. Llené a mi madre con todo el semen que acumulaba con mi deseo de cogerla. Me enterré bien al fondo de ella, sintiendo como me escurría y estremecía de cuerpo entero, el orgasmo más fuerte que tendría en mi vida.
- Aaahhh... Me estás dejando todo muy adentroooo!
Yo solo jadeaba como perro. No podía hablar ni dejar de acabar. Cuando finalmente salí, la mezcla de sus fluidos con mi semen se derramaba en mi cama a borbotones.
Mi madre se puso de costado y me dio la espalda.
- Ufff... No puedo creer lo que hicimos! No me lo voy a poder perdonar nunca!
- Mamá, no te tortures así. Yo lo disfruté muchísimo!
- Sí, eso decís ahora, pero que va a pasar con nosotros?
La abracé desde atrás, apoyando mi pija blanda en sus nalgas.
- Vamos a ser la madre y el hijo más unidos del mundo! Somos más cómplices que nadie!
- Vos creés eso? No me vas a mirar diferente?
- Claro, que te voy a mirar diferente! Ahora te veo más! Sos mi madre y una mujer hermosa!
- No pensás que soy una puta, porque me cogí a mi hijo?
- No. Pienso que sos mi madre, mi amiga y mi amante! Cumplí la fantasía de muchos!
Me apretó la mano y movió su culo más hacia mí, lo que me calentaba.
- Gracias Mati! Sos un dulce! No puedo creer que crié un hombrecito como vos!
Me alegra que lo que pasó no nos distancie.
Le froté una nalga y se la apoyé bien en medio.
- Lo que pasó? No va volver a pasar?
- Nnno... No debería!
Su voz suave me indicaba otra cosa. Pasé la punta de mi pija a media erección por sus labios y empujé. Entró un poco.
- Pero está pasando... No lo querés?
- Uummm... Eeh... Yo...
La metí más adentro y pude sentir como se me ponía más dura con su calor. El semen en su interior hacía que más que resbalar, me cayera dentro de su concha.
- Aayy aahh...
Empecé a cogerla de costado, lento pero metiéndosela toda y sacando la mayor parte. Ella habló entre gemidos con voz felina.
- Me vas a coger otra vez, bebé?
- Sí mami!
- Aahh... Que buena pija que tenés, mi rey!
- Es toda para vos!
Aumenté el ritmo, clavándosela toda, mietras la sujetaba de las tetas. La fricción que se producía en esa posición nos iba a hacer acabar a los dos muy rápido.
- Ay, ay, aaaay! Me mataaaas!
Aproveché su orgasmo para ponerla boca abajo. Su culazo en pompa me ponía en celo. Me pajeé con él un poco.
- Mmm... Volvela a meter. Esa zona no es para tu verga!
Oirla hablar así me calentaba más.
- Querés la leche, ma?
- Mmm siii...
- Pedila y acabo!
- Dame la leche Mati!
- Mmm... Donde la querés?
- En la concha, llename la concha hijooo!
- Siiii... Toda para mamitaaaa!
Acabé con una intensidad que me nubló la vista unos segundos. Rebotando contra ese culo redondo sentía que era lo único que quería hacer el resto de mi vida.
Nos repusimos. Ella se duchó primero y después yo. Creímos que nadie nos había oído, porque todos seguían durmiendo.
Al día siguiente, mi madre me fue a buscar a la salida de kinesiología, que hacía para recuperar musculatura.
- Hijo, yo sé que anoche la pasamos muy bien, pero no debería repetirse... Me encanta como sos conmigo como hombre, pero sos mi hijo. No está bien.
- Te entiendo má. Creo que tenés razón. Yo sé que no está bien que me coja a mi madre, así que respeto tu decisión.
- Gracias amor. Sabía que me ibas a entender!
Después de esa charla mantuvimos una relación bastante normal por unos días, aunque nos abrazábamos por cualquier razón y nos rozábamos al pasar cerca del otro.
Pero una noche le pedí si podía masajearme el hombro. Se ofreció de buena gana. Me acosté boca abajo, ella se subió arriba mío y me dio un masaje muy bueno. Movía sus manos con habilidad y presión.
- Me duele también el pectoral, podés masajearme?
- Claro hijo. Date vuelta!
Al darme vuelta, mi cadera quedó atrapada entre sus piernas. Los dos notamos la posición, pero ninguno dijo nada.
Al cabo de dos minutos mi pija estaba dura debajo de ella.
- Me parece que mi masaje te está gustando demasiado!
Aprovechando su buen humor, puse mis manos en sus piernas, levantando su corto camisón.
- Tenerte arriba mío me gusta más!
La cara de mi madre estaba colorada. Me miraba a los ojos y la boca. Se notaba que estaba debatiéndose que acción tomar.
Comenzó a frotarse contra mi verga. Nos separaban mi boxer y su fina tanga. Desde que habíamos cogido se vestía más sexy, pero no supe hasta ese entonces lo de las tangas. Siguió frotándose sin decir nada un poco más. Yo ya le apretaba las nalgas y se las separaba.
De golpe, se alejó un poco y me bajó el boxer. Me masturbó apenas y se la metió en la boca lo más hondo que pudo. Al sacarla, un hilo de saliva colgaba de sus labios. Se arrodilló frente a mí, corrió su tanga con una mano y, sujetando mi pija con la otra se la metió casi toda.
- Aaahhh... Todavía no me acostumbro a esto...
- A mi pija?
- Ajá... Es gorda. Me llena. Es genial.
Subía y bajaba muy despacio.
- No te detengas, má. Es toda tuya.
- Uuhhh... No me puedo resistir a tu verga. Me pongo en celo cuando la huelo!
- Lo mismo me pasa con vos! No aguantaba más sin volver a cogerte!
- Ah sí? Querías esto?
- Sí!
- Querías cogerte a mamá otra vez?
- Sí, sí! Mil veces más!
- Aay, como la calentás a mamá!
- Te voy a dar más duro má!
- Dame duro, mi rey!
Se dejó caer sobre mí y me besó apasionadamente. Yo la apretaba del culo y movía mis caderas haciéndola saltar y generando ese ruido de sexo tan caliente ploc, ploc, ploc.
- Ah, ah, ah... Me podés... Me volvés loca!
- Vos a mí! Voy a acabar en cualquier momento!
- Dale! Dame tu leche! Dásela a mami!
Sus palabras fueron el detonador para una eyaculación brutal. La apreté contra mi pelvis para meterle cada centímetro de mi pija.
- Aaahhhh!
- Sí mi amor! Mi vida! Dámela toda!
Me besaba por todos lados sin dejar de moverse arriba mío.
La puse boca arriba y le separé las piernas. Le limpié el semen con una toalla que ella había traído para limpiarse la crema de las manos. Le arranqué la tanga y el camisón, le chupé las tetas y la masturbé. Acabó pronto.
- Como me tocás! Te gusta chuparle las tetas a mamá?
- Mucho!
- Cuando eras bebé hasta me mordías, pero nunca me lastimabas!
Le mastiqué un pezón mientras hacía círculos en su clítoris.
- Aaaay siiiií... Así, así!
Escucharla acabar me la paró de nuevo. Si. Darle tiempo a reaccionar, me puse arriba de ella y le tapé la boca con un beso.
- Otra vez? Me vas a matar!
Hundí mi cara en su cuello y la penetré salvajemente.
- Ah, ah, ah, ah... Me, vas, a, rom, per, la, con, chaaa!
Me mordió el hombro y se dejó ir en un orgasmo fuerte y prolongado por mis embestidas.
- Dame... Un... Respiro por favorrr...
La dejé tomar aire un par de minutos. Cuando estuvo recuperada me hizo pararme y se acomodó en cuatro al borde de la cama.
- La quiero así, pero no seas tan bestia!
La tomé de sus caderas, le miré el orto cerradito y la concha abierta y colorada. La ensarté al fondo.
- Aaay... Cogeme como quieeraaas!
Le di duro y sin pausa por no más de 3 o 4 minutos y descargué otra vez en una acabada intensa.
- Aaaaahhhh!
- Aaahh... La siento palpitar! Cuanto acabás?
- Vos... me generás esto! Toda esta leche... Es por vos!
- Me llenaste el tanque! Nunca en mi vida me dieron tanta leche! Menos mal que no puedo tener más pibes!
Me alejé un paso y vi como caía el semen de su castigada concha. Me sentía feliz, extasiado. Descansamos abrazados un rato.
- Me parece que es inútil luchar... Me hace muy feliz hacer el amor con vos, hijo!
- Yo me siento igual, mamá! Te deseo mucho! Tu cuerpo me excita, no lo puedo evitar!
- Yo tampoco. Tu verga es adictiva! Sonó muy puta?
- No mucho! Jaja
- Jaja... No me importa! Me gusta ser la puta de mi hijo! Que se vaya a la mierda el pecado y todo!
Después de esa noche teníamos sexo más o menos una vez al mes. Siempre teníamos un plan y mucho cuidado. Tratamos de llevar una vida normal, nos queremos más que muchas familias.
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- Mmm siii...
- Pedila y acabo!
- Dame la leche Mati!
- Mmm... Donde la querés?
- En la concha, llename la concha hijooo!
- Siiii... Toda para mamitaaaa!