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Hermanas (cap 8.2)

El día posterior, después de la mañana, cuando Florencia y Martín regresaron de la escuela, y Agustina regresó de la universidad, esa tarde Florcha le dijo a su hermano que lo esperaba en su habitación para estudiar como siempre. 
 
En la habitación, Florcha le dijo a Agustina: 
 
-Rápido y sencillo, ¿sí? 
-Sí. 
 
Martín ingresó al cuarto, cuando vio a Florcha en su cama, y a Agustina en la suya. Florencia estaba ya abriendo sus apuntes, acostada boca abajo en la cama, y Agustina también acostada en su cama pero boca arriba leyendo un libro. 
 
El muchacho se sorprendió un poco. Se sentó al lado de Florencia, expectante. 
 
Antes de que empezaran a estudiar, Florencia le dio un beso en el cachete y le habló: 
 
-Hermanito, no tenemos que disimular más porque Agustina ya sabe todo. 
-……Cómo? -Martín no entendía. 
-Ya le conté a Agus nuestro secreto… nuestros ‘arreglos’, entendés? 
 
Martín se giró y la miró a Agustina, sorprendido. 
 
-Es que me descubrió ayer… la tanga con la que te hiciste una paja…me descubrió y bueno, le tuve que contar todo jaja. Pero no te asustes… lo tomó más que bien…-Dijo Florcha. 
-En serio sabe todo? 
-Sí. Hasta le gustó nuestro secreto. 
-¿Te gustó la bombacha que te dejé ayer?-Le preguntó Agustina a Martín, sonriendo. 
-….... –Martín no sabía que responder! 
-Si querés que te las siga dando, solo tenes que decírmelo hermanito. 
-…Bu…bueno. 
-No seas tan tímido! Ahora en vez de tener un secreto entre dos, vamos a ser tres–Dijo Agustina tratando de tomar la situación de manera normal. 

-..O…Ok.-Atinó a decir el muchacho más que sorprendido. 
-Para no aburrirte… una vez que me descubrió, hablamos de lo que hacíamos y a ella le agradó… hasta te dejó la bombacha para que te hagas una paja.-Le explicó Florencia. 
-Gracias Agus. 
-De nada tontito. ¿Te gustó mucho?-Preguntó Agustina. 
-Muchísimo. Perdón si algo te molestó… 
-No hay nada que perdonar.-Volvió a sonreír Agustina. 
-Bueno.. situación aclarada ya?-Preguntó Florencia. 
-Sí.-Agustina. 
-Sí.-Martín. 
-Otra cosa… esto NO SALE DE ACÁ. Ninguno de nosotros va a revelar NADA de esto, eh? Ni a mamá, ni a nuestras mejores amigas o amigos, ni a futuras parejas… esto es un secreto sagrado de nosotros tres.-Florcha. 
-De acuerdo.-Martín 
-Totalmente.. top secret. -Agustina. 
-Bueno… estudiamos un rato hermanito? 
-Dale! 
 
Martín ayudó a su hermana con la tarea y el estudio, mientras en la otra cama Agustina estaba con la notebook haciendo un trabajo de la universidad. Mamá estaba en el trabajo, así que estaban solos. 
 
Tras la fructuosa jornada de estudio, Florencia cerró la carpeta, y Martín se preparaba para irse del cuarto. 
 
-Hey! No querés verme la bombachita hoy?-Le dijo Florcha. 
-Sí.. pero.. está…-Martín miraba a Agustina. 
-Qué tiene? Cuantas veces crees que nos vimos desnudas con mi hermana?-Dijo Florencia. 
-Casi todos los días.-Respondió Agustina en su cama. 
-Exacto. Querés verme la cola hermanito? 
-Sí. 
 
Florencia se desabrochó el jean y se lo bajó hasta los muslos. Apareció una bombacha roja estilo cola less. Se arrodilló a cuatro patas en el borde de la cama, mostrándole todo el culo gordo y grande a su hermano en la cara. 
 
El chico miraba embelezado… su hermana a cuatro patas en la cama, con la bombacha roja comida por el ojete, metidita. Y él a pocos centímetros. Ya la pija la tenía re dura. Marcaba bulto en el short. 
 
-Te gusta mi cola? –Preguntaba Florcha. 
-Sí, Flor… me encanta!!!! 
 
La chica permaneció así, mientras Martín le miraba más abajo, donde la conchita formaba un bulto en la bombacha. Se le notaban los labios mayores bien abultaditos, y una ligera marca de la rajita. Puf. Estaba claro que quería verle la concha que tantas veces le había sentido el olor. 
 
-Que cola enorme que tenés hermanita. No te molesta que se te meta tanto la bombacha? 
-No, ya estoy acostumbrada. 
 
El agujero del culo lo tenía apenas tapado por esa bombachita, por una delgada línea. Alcanzaba a verle como cerca de esa zona la tenía más rosadita. 
 
El muchacho ya se tocaba el bulto por encima del short… era demasiado. 
 
Agustina observaba todo con atención. Podía verle de costado la pija parada haciendo presión, y le pareció de buen tamaño.. se le estaba haciendo agua la boca –y la concha-. 
 
Florcha terminó con la sesión, y se subió el jean. 
 
-La vas a querer? –Dijo Florencia, señalándose la bombacha- 
-Sí! 
-Ok, te la dejo en el baño. 
-Y a mí, no me la vas a pedir?-Dijo Agustina, poniendo cara triste. 
-…Puedo?-Preguntó el muchacho. 
-Sí! Mirá que te la mojé para vos…pedímelaa! porfii ! 
-Me das tu bombacha Agus? Porfa! 
-Qué querés hacer con mi bombacha? 
-Quiero hacerme una paja…y llenártela de leche…si vos me dejás. 
-La vas a oler también? 
-Siiii. 
-Ok hermanito… tomá: 
 
Agustina así acostada como estaba, metió las manos bajo su falda, y se bajó la bombacha azul mojada que traía, manchada por los flujos vaginales debido a su excitación. Se la tiró a su hermano que la cazó. 
 
-Gracias a las dos! 
-De nada. 
-De nada.

Martín salió corriendo con la bombacha de Agustina en la mano… llegó al baño, se bajo el pantalón, aspiró el olor a concha excitada de Agustina, y se la llenó de lechita caliente. 
 
Más tarde hizo lo mismo con la bombacha roja de Florencia. 
 
A Agustina le encantaba revisar luego las bombachas enlechadas… sobretodo para probar el semen de su hermano… por el momento no pasaba de una ligera probadita con el dedo… pero la excitaba todo el asunto. 
 
::: 
 
Los siguientes días fueron parecidos… Martín ayudaba a Florencia con el estudio… y sus hermanas le entregaban las tangas en su propia cara, o alguna que otra vez se paseaban en tanga por la casa, cuando no estaba mamá en el hogar. 
 
Las dos hermanas estaban súper calientes, y el chico aún más. 
 
Martín a veces se sorprendía…un día de mucho calor, estaba merendando en la cocina. Agustina llegó de la universidad, y se fue directo a su habitación. De pronto, ella sale del dormitorio y va al living, pasando por la cocina en frente de su hermano. Agustina con una remera y en tanga, enseñando casi todo el culo, haciéndose la distraída. El ojete de Agustina si bien no era tan gordo, grande y perfecto como el de Florcha, tenía lo suyo, era sexy, “un buen culo” como decían los vecinos, y más con la tanguita toda metida. El muchacho miraba cuanto podía, y vivía al límite de la calentura. 
 
Cuando Martín la miró, ella se dio vuelta y lo cazó de lleno. 
 
-Qué mirás? –Agustina. 
-Na..nada. –Dijo Martín casi escupiendo el té. 
-No me estabas mirando la cola, no? –Dijo Agustina irónicamente y sonriéndole, sabiendo perfectamente que lo estaba haciendo. 
-Me cazaste. Nada para decir. Igual vos tenés la culpa eh!-Martín sonriendo. 
-Ah si? Y porqué? –Contestó ella también riéndose. 
-Porque estás re buena con esa tanga hermana… aparte estás re sexy así. 
-Aww gracias… 
 
Agustina se detuvo a ordenar sus carpetas en el mesón, dándole completamente la espalda a su hermano, que le seguía mirando el orto entangado ya sin disimular. Parecía ser una tanguita blanca, no se distinguía mucho porque estaba toda metida y tenía a la vista toda la raya del ojete la zorra, que se dejaba mirar. Casi le estaba viendo la cola desnuda. 
 
Terminó con sus cosas, y se giró para mirarlo a su hermano. Ahora sí pudo confirmar que era una tanga blanca, bastante chiquita, viéndosela de frente, cubriéndole el pubis. 
 
-Me voy a bañar hermanito, tengo que irmeeee. 
-Ok…me la das?… -Dijo Martín, señalándole la tanga a su hermana. 
-La querés ahora? 
 
Martín hizo el gesto afirmativo con la cabeza. Agustina se fue hasta el baño, se bajó la tanga y se la tiró desde allí a su hermano en la cocina. 
 
Mientras Agustina se duchaba, Martín se entretuvo con la tanguita en la cocina. La desdobló y no la notó tan mojada como anteriores veces. Estaba húmeda, brillosa y calentita por el uso de su dueña hacia pocos segundos. Se sacó la pija del short y se empezó a pajear oliendo la parte húmeda, que tan solo 30 segundos antes estaba metida en la concha de su hermana mayor Agustina. Se fijó también en la tanga, la parte de la cola, que ni se la veía cuando la tenía puesta. La tenía toda enterrada entre las nalgas rozándole el agujerito del culo. Que placer se daba. Siguió sintiéndole el olor de la concha hasta que se vino, y puso la tanga en su glande para acabarla todita. Una vez repleta, la metió en el lavarropas. 
 
Tras el baño, Agustina ya vestida y peinada, con el pelo casi rubio mojado y arreglado, agarró las otras prendas sucias –la remera y el corpiño- y fue al lavadero para meterlas en el lavarropas. Se fijó que dentro estaba su tanga. 
 
“Ya la usó este pendejo?” 
 
Volvió hasta la puerta del lavadero, y se fijó que su hermano seguía en la cocina. Una vez que se aseguró que nadie la veía, mientras que en una mano tenía la remera y el corpiño, con la otra que le quedaba libre, la metió en el lavarropas y tocó su tanga llena de semen. La palpó con dos dedos, notándola bañadita en esperma. Trató de juntar un poquito de leche con los dedos, y se llevó los dedos a la boca para chuparlos. 
 
Lastima que ya estaba frío. Le hubiera encantado sentirlo tibio. Se limpió los dedos con la remera sucia y la metió en el lavarropas con el corpiño, cerró la tapa y lo prendió. 

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