Como les habÃa contado en el primer capÃtulo, esta historia, totalmente real, la estoy escribiendo a medida que suceden los hechos. Normalmente recopilando todo lo que ocurrió en la semana y subiendola el lunes siguiente.
Todo es tan real que sucedió que los protagonistas no han venido y me dejaron con poco para contar. Asi es que ha llegado el lunes y solo tengo un hecho para compartirles. Pero es tán pero tán jugoso que aunque haya quedado un relato medio corto vale la pena que se los cuente. Aquà se los comparto, relato corto pero muy intenso... que lo disfruten!
Era verdad lo que pensaba, sólo habÃa cogido con Nancy, con Estela creo que estaba todo dado, la garcharÃa en el próximo encuentro, Marta era la incognita, o más que incognita, un desafÃo para mi, querÃa terminar cogiendo con ella. Con Yolanda la cosa serÃa similar a Estela y creo que en el próximo encuentro la garcho.
Estaba en estos pensamientos cuando me llama un tal Carlos que me habÃa contactado hace muchisimo tiempo y nunca habÃa concretado nada, por su aniversario de casados querÃa agasajar a su mujer con un masaje bien hot.
Lorena, su mujer, era gordita pero menos que Yolanda, comenzamos el masaje normalmente, relajé bien su cuerpo tomandome un buen tiempo para ello y me dediqué a calentarla, fui suave acercandome hasta su concha y ella aceptaba esas caricias de manera muy complaciente, acaricié un poco su concha para hacerla desear, para aumentar su calentura, pronto la tuve boca arriba y me dediqué de lleno a sus tetas, las amasé, jugué con sus pezones, el rozarlos con mis manos aceitadas le daban un gran placer, ella gemÃa. Yendo para abajo le quité la tanga que estaba empapada y ya comencé con el jueguito de paja, chupadas de pezones, lamida de cuello y en un momento me metà con mi boca entre sus piernas para lamer bien esa concha en llamas.
Ella tenÃa su mano al lado de mi pija pero no me tocaba, se dedicaba a gozar.
En una de las veces que lamÃa su concha busqué con mi dedo su culo, estaba cerrado pero fue cediendo con la lubricación que ofrecÃa su concha, metà una falanje y comencé un trabajo de dilatacÃón muy lento y en circulos. Luego con el dedo mayor enterrado en el culo, el indice en la concha y el pulgar rozando el clÃtoris comencé un mete y saca intenso que la hacÃa delirar.
Carlos, sentado, nos miraba y daba gestos de aprobación pero no hacÃa nada, solo era un espectador de lujo de una porno del masajista y su clienta.
Seguà haciendo de todo con Lorena, ella gozaba mucho pero no parecÃa alcanzar el orgasmo. Su concha era grande, ya le mandaba de a dos o tres dedos, se dilató tanto que probé y le entraron los cinco, mi puño se perdÃa en su cabidad en un fisting como hace mucho que no hacÃa y ella gemÃa de placer.
Fuà variando en los juegos, alternando dedos en el culo, en la concha, lamidas por todo el cuerpo. Ella timidamente habÃa comenzado a tocar mi pija sin agarrarmela.
Carlos observaba todo y en un momento me hace un inequivoco gesto de que le diera mi pija para chupar, me saque los pantalones en un movimiento y acerqué mi pija a su cara, ella tenÃa los ojos cerrados, rocé sus labios con mi cabeza y ella la recibió gustosa.
Me chupó la pija de una manera que me quemó la cabeza, nunca se la tragó, aprisionó mi cabeza con los dientes y hacÃa el trabajo con succión y lengua. Sus dientes me hacÃan doler y ese pequeño dolor me daba placer. Fué algo increible, la mejor chupada en años, estaba para seguir hasta atorarla a lechazos pero aún me faltaba mucho..
En lo mejor de la chupada Carlos me hace el gesto de mete y saca con los dedos, era hora de cogerla, yo querÃa disfrutar un poco más de esa tremenda chupada pero asentà mientras dejaba que siguera chupandomela un ratito más. HabÃa comprendido el juego de Carlos, el pagaba y el pedÃa lo que querÃa ver, nosotros eramos actores de su show, y como paga el placer que nos dabamos mutuamente.
Tomé a Lore por las piernas y ya supo lo que vendrÃa, la giré hacia mÃ, puse sus piernas sobre mis hombros y parado entre medio le pasé la pija sobre su concha y luego la entré. Yo estaba muy caliente y tenÃa miedo de estropearla acabando enseguida. Me movia poco y lento, apretaba sus tetas, intenté los ejercicios que sabÃa de taoistas para coger sin acabar y de los budistas tántricos para aguantar mucho tiempo, ejercicios que la verdad nunca me habÃan servido de mucho pero les seguia teniendo fe. Cuando ya creà que acababa me salà y comencé a chuparle la concha para disimular, mientras respiraba profundo y apretaba fuertemente el musculo del perineo, eso calmó mis ganas un poco y volvà a metersela, segui bombeandola lentamente, ella buscó la mirada de su esposo y el le sonrió con amor y lujuria, yo seguÃa dandole, cuando sentà que estaba por acabar volvà a hacer lo mismo y eso hice dos o tres veces.
Sorprendentemente el truco funcionó y entré en un estado donde hubiese podido estar horas sin acabar. Estaba feliz y comencé a bombearla fuerte, eso la calentó mucho y seguÃa regalandole a su marido miradas cargadas de lujuria mientras gemÃa. Seguimos cogiendo como 20 minutos, por ratos lento, por ratos fuerte, por ratos frenetico y que se sintiera el golpear de nuestras pelvis. Ella acabó un par de veces sin dejar de mirarse con su marido. Ya tenÃa que cortarlo, se me habÃa acabado el tiempo, le pregunté donde querÃa la leche y me la pidió en sus tetas, la saque y en dos o tres golpes de paja le bañé las tetas de mi tibia leche.
Cuando se fueron me senté un rato y me dije que habÃa sido el mejor polvo de los ultimos tiempos. Sin muchas espectativas previas y casi sin aviso habÃa tenido el mejor garche de todos los que les conté.
Ahora iba por Estela, Marta y Yolanda.
De Juan y Estela hacÃa un rato que no tenÃa noticias. Pedro traerÃa en algún momento a Marta, pero seguro antes vendrÃa con Nancy, se armaban lindas jodas con esa hermosa putita y eso a el le gustaba. Yolanda estaba complicada con los horarios, sabemos como son los ultimos dias del año, pero vendrÃa pronto y yo querÃa cogerla la próxima vez que viniera.
Asà se plantean los últimos dÃas de este 2020... veremos que sale!
Continuará
Todo es tan real que sucedió que los protagonistas no han venido y me dejaron con poco para contar. Asi es que ha llegado el lunes y solo tengo un hecho para compartirles. Pero es tán pero tán jugoso que aunque haya quedado un relato medio corto vale la pena que se los cuente. Aquà se los comparto, relato corto pero muy intenso... que lo disfruten!
Era verdad lo que pensaba, sólo habÃa cogido con Nancy, con Estela creo que estaba todo dado, la garcharÃa en el próximo encuentro, Marta era la incognita, o más que incognita, un desafÃo para mi, querÃa terminar cogiendo con ella. Con Yolanda la cosa serÃa similar a Estela y creo que en el próximo encuentro la garcho.
Estaba en estos pensamientos cuando me llama un tal Carlos que me habÃa contactado hace muchisimo tiempo y nunca habÃa concretado nada, por su aniversario de casados querÃa agasajar a su mujer con un masaje bien hot.
Lorena, su mujer, era gordita pero menos que Yolanda, comenzamos el masaje normalmente, relajé bien su cuerpo tomandome un buen tiempo para ello y me dediqué a calentarla, fui suave acercandome hasta su concha y ella aceptaba esas caricias de manera muy complaciente, acaricié un poco su concha para hacerla desear, para aumentar su calentura, pronto la tuve boca arriba y me dediqué de lleno a sus tetas, las amasé, jugué con sus pezones, el rozarlos con mis manos aceitadas le daban un gran placer, ella gemÃa. Yendo para abajo le quité la tanga que estaba empapada y ya comencé con el jueguito de paja, chupadas de pezones, lamida de cuello y en un momento me metà con mi boca entre sus piernas para lamer bien esa concha en llamas.
Ella tenÃa su mano al lado de mi pija pero no me tocaba, se dedicaba a gozar.
En una de las veces que lamÃa su concha busqué con mi dedo su culo, estaba cerrado pero fue cediendo con la lubricación que ofrecÃa su concha, metà una falanje y comencé un trabajo de dilatacÃón muy lento y en circulos. Luego con el dedo mayor enterrado en el culo, el indice en la concha y el pulgar rozando el clÃtoris comencé un mete y saca intenso que la hacÃa delirar.
Carlos, sentado, nos miraba y daba gestos de aprobación pero no hacÃa nada, solo era un espectador de lujo de una porno del masajista y su clienta.
Seguà haciendo de todo con Lorena, ella gozaba mucho pero no parecÃa alcanzar el orgasmo. Su concha era grande, ya le mandaba de a dos o tres dedos, se dilató tanto que probé y le entraron los cinco, mi puño se perdÃa en su cabidad en un fisting como hace mucho que no hacÃa y ella gemÃa de placer.
Fuà variando en los juegos, alternando dedos en el culo, en la concha, lamidas por todo el cuerpo. Ella timidamente habÃa comenzado a tocar mi pija sin agarrarmela.
Carlos observaba todo y en un momento me hace un inequivoco gesto de que le diera mi pija para chupar, me saque los pantalones en un movimiento y acerqué mi pija a su cara, ella tenÃa los ojos cerrados, rocé sus labios con mi cabeza y ella la recibió gustosa.
Me chupó la pija de una manera que me quemó la cabeza, nunca se la tragó, aprisionó mi cabeza con los dientes y hacÃa el trabajo con succión y lengua. Sus dientes me hacÃan doler y ese pequeño dolor me daba placer. Fué algo increible, la mejor chupada en años, estaba para seguir hasta atorarla a lechazos pero aún me faltaba mucho..
En lo mejor de la chupada Carlos me hace el gesto de mete y saca con los dedos, era hora de cogerla, yo querÃa disfrutar un poco más de esa tremenda chupada pero asentà mientras dejaba que siguera chupandomela un ratito más. HabÃa comprendido el juego de Carlos, el pagaba y el pedÃa lo que querÃa ver, nosotros eramos actores de su show, y como paga el placer que nos dabamos mutuamente.
Tomé a Lore por las piernas y ya supo lo que vendrÃa, la giré hacia mÃ, puse sus piernas sobre mis hombros y parado entre medio le pasé la pija sobre su concha y luego la entré. Yo estaba muy caliente y tenÃa miedo de estropearla acabando enseguida. Me movia poco y lento, apretaba sus tetas, intenté los ejercicios que sabÃa de taoistas para coger sin acabar y de los budistas tántricos para aguantar mucho tiempo, ejercicios que la verdad nunca me habÃan servido de mucho pero les seguia teniendo fe. Cuando ya creà que acababa me salà y comencé a chuparle la concha para disimular, mientras respiraba profundo y apretaba fuertemente el musculo del perineo, eso calmó mis ganas un poco y volvà a metersela, segui bombeandola lentamente, ella buscó la mirada de su esposo y el le sonrió con amor y lujuria, yo seguÃa dandole, cuando sentà que estaba por acabar volvà a hacer lo mismo y eso hice dos o tres veces.
Sorprendentemente el truco funcionó y entré en un estado donde hubiese podido estar horas sin acabar. Estaba feliz y comencé a bombearla fuerte, eso la calentó mucho y seguÃa regalandole a su marido miradas cargadas de lujuria mientras gemÃa. Seguimos cogiendo como 20 minutos, por ratos lento, por ratos fuerte, por ratos frenetico y que se sintiera el golpear de nuestras pelvis. Ella acabó un par de veces sin dejar de mirarse con su marido. Ya tenÃa que cortarlo, se me habÃa acabado el tiempo, le pregunté donde querÃa la leche y me la pidió en sus tetas, la saque y en dos o tres golpes de paja le bañé las tetas de mi tibia leche.
Cuando se fueron me senté un rato y me dije que habÃa sido el mejor polvo de los ultimos tiempos. Sin muchas espectativas previas y casi sin aviso habÃa tenido el mejor garche de todos los que les conté.
Ahora iba por Estela, Marta y Yolanda.
De Juan y Estela hacÃa un rato que no tenÃa noticias. Pedro traerÃa en algún momento a Marta, pero seguro antes vendrÃa con Nancy, se armaban lindas jodas con esa hermosa putita y eso a el le gustaba. Yolanda estaba complicada con los horarios, sabemos como son los ultimos dias del año, pero vendrÃa pronto y yo querÃa cogerla la próxima vez que viniera.
Asà se plantean los últimos dÃas de este 2020... veremos que sale!
Continuará
2 comentarios - Masajes, putas y cuarentena. Cap 5