Elena sin más que decir, sacó las valijas a la puerta, y la cerró, me fui a acostar, sin poder dormir, hasta que las primeras luces de la mañana me pescaron adormilado, fue una larga noche, pero había varias cosas que hacer; lo primero cambiar las cerraduras de casa.
Apenas se hicieron las nueve de la mañana, llamé a un cerrajero y las cambió en un rato, a media mañana sonó el celular, era Elena.
Elena – Hola, juan, ¿Cómo estás?, más tranquilo?
Yo – Elena ¿Qué querés?,
Elena – solo hablar, nos debemos una charla, ¿no te parece?
Yo – no Elena, no nos debemos nada, ya quedó todo muy claro anoche.
Elena – juan, por favor, hablemos, yo te amo.
Yo – mirá Elena, ya no te creo, cuando nos pusimos de novios, deposité toda mi confianza en vos, y me fallaste.
Elena – yo, yo no se que decir.
Yo – entonces, no digas nada, no gastes más teléfono al pedo, chau
Terminé de hablar con Elena, puse el celular en silencio y prendí mi notebook, estuve leyendo varios artículos, pero el sueño atrasado me pasó la factura, me dormí en el sofá con la notebook a un costado. Cuando desperté, la computadora se había apagado y el teléfono parpadeaba, tenía llamadas perdidas y mensajes de texto, la gran mayoría eran de Elena, otros eran de amigos en común que me preguntaban como estaba, respondí algunos, para que se quedaran tranquilos y decidí apagar el celular.
Cerca de las 9 de la noche llamé a una rotisería y pedí una pizza tropical esas que tienen ananá con azúcar negra y una coca cola, cené muy tranquilo, puse una película directamente desde Internet. Fui al minibar que tengo y saque un ron que me regalaron para mi cumpleaños, me hice una cuba libre, no muy cargada, lo suficiente como para dormir bien; lo dicho a la media hora estaba a los bostezos, me fui a dormir, me acomodé al medio de la cama pero amanecí a un costado. La fuerza de la costumbre.
El lunes en la oficina, la noticia ya era un secreto a voces, me había mentalizado para no dar bola a nada, toda la gente de mi sector, ni mencionaron el hecho, pero las compañeras de Elena, me miraban con cierto enojo. Cuando vi a Elena entendí el porque, estaba ojerosa, con cara de tristeza. Me propuse no caer en esa. Cuando la señora Lorena me llamó a su oficina, me sentí algo aliviado, aunque poco me iba a durar.
Lorena – Juan, tengo que encargarte un trabajo y se que no te va a gustar, pero sos la única persona en la que confío.
Yo – Dígame Lorena.
Lorena – mi hermana menor, se acaba de recibir de programadora, y quiero que le enseñes, así que la voy a asignar a tu equipo.
Yo – Lorena, no me lo tome a mal, pero no me gusta ser niñera, aparte se rumorea que es algo caprichosa y mal gestada.
Lorena – con ese “algo” te quedas corto; quiero que le des trabajo, pero de a poco para que no se sienta atosigada.
Yo – Lorena, ya le dije no soy buen profesor, no tengo la paciencia que hace falta.
Lorena - Juan, hacelo como un favor personal a mí, puede ser?
Yo – mmmmm, no le garantizo nada, pero vamos a ver como va todo.
El martes apenas llego la hermana menor de Lorena, hubo un revuelo en la empresa, pese a venir acompañada de su padre, que era el dueño, venía como de fiesta. Minifalda, botas altas, remerita y una campera corta a la cintura. No hace falta decir que todos los hombres de la sección, estaban babeando como canilla abierta.
Al rato vino Lorena con Eliana, que sin dudas era la nena de papá, la presentó al grupo de trabajo y nos asignó las tareas. Eliana era una pendeja muy inteligente, pero la cagaba con el carácter, mal criada, siempre le dieron lo que quiso, así que no estaba acostumbrada a las negativas.
Fue un espectáculo cuando llegó a oídos de Elena sobre la nueva empleada de mi sector, vino caminando como locomotora sin control, hasta que la vió, aproveche la situación para acomodarme al lado de la niña y explicarle mas o menos como hacíamos las cosas, cada uno desarrollaba una parte y yo me encargaba de unirlas.
La cara de Elena era un espectáculo, roja de furia, y si las miradas mataran ya estábamos muertos, las amigas le comentaron quien era, así que se tranquilizó y se fue para su sección refunfuñando.
Yo – Eliana, si tenes alguna duda, llamame, ok?
Eliana – ok,
La piba llevandola bien, era muy hábil con la computadora, realmente trabajaba muy bien, así que a modo de desafío le iba dando más trabajo, ella lo tomaba como un juego, hasta que llegó el viernes, u me tocó unir los bloques.
La pendeja había cometido errores no graves, pero que me llevarían un tiempo arreglarlos, así que lo primero que hice fue hablar con Lorena.
Yo – Señora Lorena, sobre su hermana ….
Lorena – he visto que la sección todavía no ha explotado.
Yo – la verdad es que sabiéndola llevar su hermana es muy agradable, solo que ha cometido errores de novata y los voy a tener que arreglar, y eso me va a llevar algun tiempo “extra”; se que la presentación es el lunes por la mañana y me va a llevar un rato largo terminar todo.
Lorena – bien y eso que?, es tu responsabilidad que este todo listo
Yo – si Lorena, pero con lo que no contaba era con la función de niñera, asi que mi pregunta es ¿me van a pagar las horas extras que haga?
Martín el padre de Lorena y Eliana, intervino.
Martín – por supuesto que se lo vamos a pagar.
Lorena – ya viste, te lo vamos a pagar, y por lo que se te hace falta ¿no?
Yo – si, claro que sí – dije algo avergonzado.
Me puse manos a la obra, me puse los auriculares y con una selección de música celta y del altiplano, empecé a arreglar todo. Me llegaron varios mensajes de los amigos que tenemos en común con Elena invitándome a salir, pero les decliné la oferta, alegando trabajo.
Termine el trabajo a las 8 de la mañana del sábado, me había clavado 14 horas con pago doble, asi que pese a lo cansado, estaba muy contento, aparte el trabajo quedó excelente. Cuando me estaba yendo vi que el auto de Lorena iba entrando a la cochera, con un cambio de luces me indicó que la esperara.
Lorena – hola Juan, veo que ha sido maratónico lo tuyo.
Yo – si Lorena, estoy molido, pero quedó todo perfecto, revíselo por cualquier cosa, pero me juego a que esta bien.
Lorena – Juan te agradezco lo que estas haciendo por la empresa y mi hermana.
Yo – no hay problema, yo trabajo y ustedes me pagan así que no hay ningún problema.
Ni que decir que llegué a mi casa y después de una larga ducha me acosté, dormí como un oso, hasta las 7 de la tarde, me desperté y el hambre se hizo presente, calenté la comida que me quedaba y la comí de media tarde.
Decidí salir ese sábado a modo de recompensa, agarré el auto sin rumbo y termine en un lindo pub, que no conocía, temprano estaba casi vacío, pero a medida que la noche fue avanzando se fue llenando, hasta estar saturado de gente. Cuando fui hasta la barra, siento una mano en el culo, no un simple roce, sino un manotazo con todas las letras; me doy vuelta y la chica que me había tocado, se puso colorada de la vergüenza.
- perdoname, te confundí con otra persona.
Yo – no te perdono ….. sino me decis tu nombre
- Marcela, me llamo Marcela
Yo – bueno Marce, te perdono, pero aceptame algo de tomar, ¿Qué queres?
Marce – un vodka con Speed
Yo – que sean dos- le dije al barman
Marcela era una pendeja que debía tener no más de 22 años, muy bonita, pelito corto tipo carré, ojos grises, con una carita redonda, un cuerpito sencillo, pero con todo bien puesto. El trago me pegó muy fuerte, a Marce no tanto, se ve que tomaba de lo lindo la pendeja, cuando nos fuimos a bailar, con lo que transpiré, metabolicé todo el alcohol que ingerí.
Yo – Marce, te parece que vayamos a un lugar más tranquilo?
Marce – no se, que idea tenés?
Yo – si querés podemos ir a algún lado que te guste, o a casa a tomar algo.
Marce – es que he venido con unas amigas que se quedan a dormir en mi casa, te paso mi número y me llamas mañana ¿ok?
Yo – bueno, me escribió el número en una servilleta y la guardé en el bolsillo.
Algo contrariado, me fui a buscar el auto a la playa de estacionamiento, cerca de mi auto había un grupo de pibes gritando, y silbando; me acerque y ví a Eliana que forcejeaba con uno de los pibes, que de un manotazo le rompió la remera, Eliana, le arañó la cara y el pibe le dio una trompada que la dejó desmayada, se bajó los pantalones con intensión de violarla.
Separé a los que estaban más atrás y de un empujón lo dejé sentado, otros de los amigos se hicieron los valientes, pero con el grado etílico que tenían no fueron rivales. Levanté a Eliana y la llevé a mi auto.
Eliana – al hospital no, por favor, al hospital no!!!! – balbuceaba.
Yo – pendeja estas lastimada, necesitas asistencia médica, voy a llamar a tu hermana. -
Eliana – no, por favor
Llegué a casa y la ubique en mi cama, desde mi celular llamé a un amigo de la barra que es médico y le comenté la situación, que la pendeja no quería hospital ni que llamara a la familia. Me hizo unas preguntas, y la pendeja al parecer estaba drogada, lo principal era bajarle la temperatura, me mandó a preparar la bañadera con agua tibia. Había que meterla al agua, para evitar convulsiones. Al parecer la pendeja se había metido éxtasis, mas el alcohol que había tomado, estaba dada vuelta mal.
Sin demora, preparé el baño y desvestí a la pendeja, si vestida era infernal, el bolas era una tentación tremenda, tenía las tetas operadas, pero no exageraron con el tamaño, la cinturita y las caderas, usaba un triángulo pequeño de bello sobre el comienzo de la concha; un triángulo que justo lo tapaba la tanguita que usaba. Realmente la manejaba como a una bolsa de papas, la di vuelta y le saque el corpiño, la alce y la metí a la bañadera, ni se inmutó cuando la sumergí en el agua.
Estuve un rato cuidándola, admirando el cuerpazo de la pendeja, hasta que de a poco se fue recuperando, sabiendo que no le pasaría nada, me fui del baño, dejándole una bata y unos toallones. En la cocina, me preparé un café bien cargado, la noche iba a ser larga con la pendeja en mi casa. Estuve viendo TV hasta que me dormí.
Me despertó Eliana, tocándome el hombro.
Eliana - ¿decime que hago acá? ¿Cómo llegué?
Yo – tomaste algo que te dio vuelta, te estaban por violar, ¿no te acordas de nada?
Eliana – no, la verdad que no, se que le acepté un trago a un pibe, y me mareo mucho, después me desperté en tu bañera.
Yo – Mirá pendeja, sos muy inteligente para andar con esos pibes, se ve que no andan en nada bueno, tomalo como un consejo solamente.
Eliana – no sos nadie para decirme que tengo que hacer.
Yo – crei que era tu amigo, pero veo que me equivoqué, en la habitación esta tu ropa, vestite y andate.
Eliana – perdoname, se que te jodí la noche, te vi bailando con esa chica, se que con Elena esta todo mal, te cagué la noche bien cagada.
Yo – olvidate, solamente quiero que valores esto que he hecho por vos, quiero ser tu amigo, y si te doy un consejo, es para tu bien, no porque sea un hinchapelotas.
Eliana – esta bien, en esto tenés razón, ese pibe no sabe como meterme en la cama y hoy se paso de boludo.
Yo – ¿tenés hambre, querés comer algo?
Eliana – no me duele mucho la cabeza, prefiero irme a dormir.
Yo – te llamo a un taxi?
Eliana – prefiero tu cama, no quiero que en mi casa me vean con esta cara, van a sospechar algo si llego antes del domingo al mediodía.
Yo – Ahí tenés la cama, yo me quedo en el sofá.
De mi habitación saque una cobija y en el comedor me desvestí y me dormí en el sofá; con todo el lío de la noche, los primeros rayos del sol, me daban en la cara, me levanté a cerrar las cortinas y de reojo ví a Eliana mirándome en boxers, con una seña de la mano le pregunté que hacía tan temprano. Levantó los hombros y se metió de nuevo en la habitación.
Al mediodía me levanté con un dolor de espalda que me mataba; en la cocina estaba Eliana preparando el desayuno, sin calentarme en vestirme fui a hacerle compañía, ella estaba con la bata, y me vió en la cara el dolor de la espalda. Comimos y Eliana me llevó de la mano al sofá. Me acostó boca abajo y ella con mucho cuidado, se subió a mi espalda. Como una geisha estuvo caminándome a lo largo de la columna un rato largo, la pendeja era bastante buena. Se bajó y del baño trajo un aceite que tengo para masajes, se ve que mientras estaba en el baño revisó todo lo que había .
Se sentó con las piernas separadas sobre mi culo, y arremangándose la bata, se puso aceite y me masajeó la espalda, deteniéndose en los músculos que estaban mas duros, todo esos masajes me relajaron tanto que me adormilé.
Me desperté con una agradable sensación, la pendeja me había bajado el boxer y me estaba masajeando los glúteos, las manos estaban llegando casi a mis bolas. La pija me había quedado apuntando a los pies, de cuando me bajó el boxer; podía sentir como iba aumentando de tamaño y sin duda desde donde estaba la podía ver.
Estaba entregado a los masajes que me daba la pendeja, no me sorprendí cuando se mojó las manos con más aceite y se dedicó directamente a mis bolas, la pija ya me molestaba.
Yo – pendeja, si seguís así, vas a terminar re cogida.
Eliana – que mal hablado que sos – dijo riendose.
Yo – me estas masajeando las bolas, de que otra manera querés que te hable.
Eliana – me gusta que me digas cochinadas – me reí por la palabra que usó.
Haciendo un esfuerzo, me dí vuelta y mi pija quedó en el medio de sus piernas, podía sentir el calor de la concha de la pendeja, por la abertura de las piernas, sentía el canal que forman los labios vaginales. A Eliana le cambió la cara cuando mi pija se le acomodó en la concha.
Eliana – mmmm como estas, se ve que andas con síndrome de abstinencia.
Yo – pendeja, me calentaste, ahora aguantatelá.
Eliana – auxilio, auxilio, me quieren violar – decía riéndose, sabiendo que me había calentado a morir.
Yo – siiii, soy el violador de pendejas putitas, y calienta pijas.
Eliana – hay señor violador, sea suave, no me haga daño.
Yo – te voy a meter hasta los huevos putita.
Eliana, se corrió la tanguita y mi pija quedó directamente sobre los labios de la concha, se movía adelante y atrás, sin meterse la pija.
Eliana – ponete un forro y metemela, mira como estoy.- se pasó la mano por la concha y la sacó toda mojada.
Yo – putita, traeme una cajita que tengo en la mesita de luz. –
Eliana – yo te tengo que traer los forros?
Yo – y ponermelo también, o que te crees?, vos querés pija, ganatela entonces.
Eliana con cara de contrariada fue a buscar los forros, no le gustó, pero con lo caliente que estaba, hacía lo que le ordenaba. Volvió y sacó un forro, no tenía mucha idea como ponerlo, la ayudé y sin esperar, se sentó nuevamente arriba mio, me agarró la pija y ella sola se la fue clavando toda, con la cabeza hacia arriba y los ojos cerrados, fue bajando, hasta que se la clavó toda. La concha de la pendeja hervía, estaba bastante estrecha. Me miró a los ojos y agarrándome del cuello, se puso a cabalgarme, se levantaba despacio, pero se dejaba caer con todo el peso del cuerpo, el sofá crujía por todos lados, sentía que la pija se le incrustaba hasta el estómago.
La pendeja incansable estuvo saltando en mi pija por cuarenta minutos mas o menos, en ese tiempo tuvo cinco o seis orgasmos; en esta posición, es muy difícil que acabe, Eliana estaba cubierta de sudor.
Eliana – hijo de putaaa, no vas a acabar?, te estas haciendo rogar ¿no?
Yo – pendeja, todavía no has hecho nada para ganarte mi leche.
Eliana - y que tendría, que hacer?
Sin decirle nada, la apreté contra mí, y mojándome un dedo con los jugos que salían de la concha y se lo metí en el culo, despacio; Eliana, me clavó las uñas en los hombros, cuando mi dedo llegó al fondo, ella se tensó y acabó sin moverse. El único movimiento que sentía era el de la concha de Eliana apretándome la pija, con la cabeza apoyada en mi hombro. El culo de Eliana pulsaba contra mi dedo invasor; cuando lo quise sacar, le dolió, por lo que lo dejé al fondo, moviéndolo suavemente, Eliana me miró a los ojos y empezó con la danza del vientre, ahora no se levantaba, sino que se revolvía para todos lados, aproveché y moví el dedo de su culo, sacaba una falange y lo volvía a meter.
Eliana – ahhhhhh, me haces daño en el culo, deja el dedo quieto.
Yo – es solo un dedo, tenés que relajarte, porque si no cuando te meta la pija vas a ver estrellas.
Eliana – noooo, eso noooo, el culo no.
Yo – mirá putita, si no aflojas, te voy a tener que atar y forzar, y eso no me gusta, pero si seguís en plan de nenita malcriada, perdé cuidado que lo voy a hacer.
Eliana – apareció de nuevo el señor violador, mmmmm lo que me excita que te hagas el duro.
Yo – no me hago el duro, estoy duro – dije , sacándola de encima mío, le saque la pija y el dedo de un solo tirón, sin nada de delicadeza.
La di vuelta y la puse en cuatro patas, sin miramientos se la mandé al fondo, Eliana arqueó la espalda y soltó un largo gemido, ahora si le empecé a dar a lo animal casi sacando toda la pija y volviéndosela a meter al fondo, con cada movimiento, se movía todo el cuerpo de Eliana, que gemía cada vez mas fuerte, hasta que no pude más y acabé adentro de la concha.
Yo – pendeja, si no me hubiera puesto un forro, te había salido leche hasta por las orejas.
Eliana – sentía como se llenaba el forro mientras me dabas.
Miré el forro colgando de la pija y realmente había una barbaridad de leche, me lo saque y lo anudé para ver que no estuviera roto. Eliana, se recostó en el sillón, estaba destruida.
Yo – Pendeja, vení – la llamé de la puerta de la habitación.
Eliana – tengo nombre sabés.
Yo – por?
Eliana – me decis pendeja, en vez de llamarme por el nombre.
Yo – Esta bien, ahora tenes razón, pero me encanta llamarte pendeja jejejejejeje.
Nos acostamos juntos haciendo cucharita, y nos dormimos, hasta que sonó el celular de Eliana.
Eliana – hola ¿Qué pasa?
Lorena – papá está preocupado por vos
Eliana – estoy bien, no te preocupes, estoy en buenas manos.
Lorena – Con quien estas?
Eliana – con Juan, ¿por? ¿Algún problema?
Lorena – venite a casa que vamos a hablar vos y yo.
Eliana – voy, pero porque papá esta preocupado, no por que vos me lo ordenes
Eliana cortó con su hermana y se vistió, yo me quedé en bolas en la cama mirándo esa increíble pendeja, que me había hecho mierda. Me dio un gran beso y se fue.
El lunes sería algo complicado con las dos hermanas…..
Apenas se hicieron las nueve de la mañana, llamé a un cerrajero y las cambió en un rato, a media mañana sonó el celular, era Elena.
Elena – Hola, juan, ¿Cómo estás?, más tranquilo?
Yo – Elena ¿Qué querés?,
Elena – solo hablar, nos debemos una charla, ¿no te parece?
Yo – no Elena, no nos debemos nada, ya quedó todo muy claro anoche.
Elena – juan, por favor, hablemos, yo te amo.
Yo – mirá Elena, ya no te creo, cuando nos pusimos de novios, deposité toda mi confianza en vos, y me fallaste.
Elena – yo, yo no se que decir.
Yo – entonces, no digas nada, no gastes más teléfono al pedo, chau
Terminé de hablar con Elena, puse el celular en silencio y prendí mi notebook, estuve leyendo varios artículos, pero el sueño atrasado me pasó la factura, me dormí en el sofá con la notebook a un costado. Cuando desperté, la computadora se había apagado y el teléfono parpadeaba, tenía llamadas perdidas y mensajes de texto, la gran mayoría eran de Elena, otros eran de amigos en común que me preguntaban como estaba, respondí algunos, para que se quedaran tranquilos y decidí apagar el celular.
Cerca de las 9 de la noche llamé a una rotisería y pedí una pizza tropical esas que tienen ananá con azúcar negra y una coca cola, cené muy tranquilo, puse una película directamente desde Internet. Fui al minibar que tengo y saque un ron que me regalaron para mi cumpleaños, me hice una cuba libre, no muy cargada, lo suficiente como para dormir bien; lo dicho a la media hora estaba a los bostezos, me fui a dormir, me acomodé al medio de la cama pero amanecí a un costado. La fuerza de la costumbre.
El lunes en la oficina, la noticia ya era un secreto a voces, me había mentalizado para no dar bola a nada, toda la gente de mi sector, ni mencionaron el hecho, pero las compañeras de Elena, me miraban con cierto enojo. Cuando vi a Elena entendí el porque, estaba ojerosa, con cara de tristeza. Me propuse no caer en esa. Cuando la señora Lorena me llamó a su oficina, me sentí algo aliviado, aunque poco me iba a durar.
Lorena – Juan, tengo que encargarte un trabajo y se que no te va a gustar, pero sos la única persona en la que confío.
Yo – Dígame Lorena.
Lorena – mi hermana menor, se acaba de recibir de programadora, y quiero que le enseñes, así que la voy a asignar a tu equipo.
Yo – Lorena, no me lo tome a mal, pero no me gusta ser niñera, aparte se rumorea que es algo caprichosa y mal gestada.
Lorena – con ese “algo” te quedas corto; quiero que le des trabajo, pero de a poco para que no se sienta atosigada.
Yo – Lorena, ya le dije no soy buen profesor, no tengo la paciencia que hace falta.
Lorena - Juan, hacelo como un favor personal a mí, puede ser?
Yo – mmmmm, no le garantizo nada, pero vamos a ver como va todo.
El martes apenas llego la hermana menor de Lorena, hubo un revuelo en la empresa, pese a venir acompañada de su padre, que era el dueño, venía como de fiesta. Minifalda, botas altas, remerita y una campera corta a la cintura. No hace falta decir que todos los hombres de la sección, estaban babeando como canilla abierta.
Al rato vino Lorena con Eliana, que sin dudas era la nena de papá, la presentó al grupo de trabajo y nos asignó las tareas. Eliana era una pendeja muy inteligente, pero la cagaba con el carácter, mal criada, siempre le dieron lo que quiso, así que no estaba acostumbrada a las negativas.
Fue un espectáculo cuando llegó a oídos de Elena sobre la nueva empleada de mi sector, vino caminando como locomotora sin control, hasta que la vió, aproveche la situación para acomodarme al lado de la niña y explicarle mas o menos como hacíamos las cosas, cada uno desarrollaba una parte y yo me encargaba de unirlas.
La cara de Elena era un espectáculo, roja de furia, y si las miradas mataran ya estábamos muertos, las amigas le comentaron quien era, así que se tranquilizó y se fue para su sección refunfuñando.
Yo – Eliana, si tenes alguna duda, llamame, ok?
Eliana – ok,
La piba llevandola bien, era muy hábil con la computadora, realmente trabajaba muy bien, así que a modo de desafío le iba dando más trabajo, ella lo tomaba como un juego, hasta que llegó el viernes, u me tocó unir los bloques.
La pendeja había cometido errores no graves, pero que me llevarían un tiempo arreglarlos, así que lo primero que hice fue hablar con Lorena.
Yo – Señora Lorena, sobre su hermana ….
Lorena – he visto que la sección todavía no ha explotado.
Yo – la verdad es que sabiéndola llevar su hermana es muy agradable, solo que ha cometido errores de novata y los voy a tener que arreglar, y eso me va a llevar algun tiempo “extra”; se que la presentación es el lunes por la mañana y me va a llevar un rato largo terminar todo.
Lorena – bien y eso que?, es tu responsabilidad que este todo listo
Yo – si Lorena, pero con lo que no contaba era con la función de niñera, asi que mi pregunta es ¿me van a pagar las horas extras que haga?
Martín el padre de Lorena y Eliana, intervino.
Martín – por supuesto que se lo vamos a pagar.
Lorena – ya viste, te lo vamos a pagar, y por lo que se te hace falta ¿no?
Yo – si, claro que sí – dije algo avergonzado.
Me puse manos a la obra, me puse los auriculares y con una selección de música celta y del altiplano, empecé a arreglar todo. Me llegaron varios mensajes de los amigos que tenemos en común con Elena invitándome a salir, pero les decliné la oferta, alegando trabajo.
Termine el trabajo a las 8 de la mañana del sábado, me había clavado 14 horas con pago doble, asi que pese a lo cansado, estaba muy contento, aparte el trabajo quedó excelente. Cuando me estaba yendo vi que el auto de Lorena iba entrando a la cochera, con un cambio de luces me indicó que la esperara.
Lorena – hola Juan, veo que ha sido maratónico lo tuyo.
Yo – si Lorena, estoy molido, pero quedó todo perfecto, revíselo por cualquier cosa, pero me juego a que esta bien.
Lorena – Juan te agradezco lo que estas haciendo por la empresa y mi hermana.
Yo – no hay problema, yo trabajo y ustedes me pagan así que no hay ningún problema.
Ni que decir que llegué a mi casa y después de una larga ducha me acosté, dormí como un oso, hasta las 7 de la tarde, me desperté y el hambre se hizo presente, calenté la comida que me quedaba y la comí de media tarde.
Decidí salir ese sábado a modo de recompensa, agarré el auto sin rumbo y termine en un lindo pub, que no conocía, temprano estaba casi vacío, pero a medida que la noche fue avanzando se fue llenando, hasta estar saturado de gente. Cuando fui hasta la barra, siento una mano en el culo, no un simple roce, sino un manotazo con todas las letras; me doy vuelta y la chica que me había tocado, se puso colorada de la vergüenza.
- perdoname, te confundí con otra persona.
Yo – no te perdono ….. sino me decis tu nombre
- Marcela, me llamo Marcela
Yo – bueno Marce, te perdono, pero aceptame algo de tomar, ¿Qué queres?
Marce – un vodka con Speed
Yo – que sean dos- le dije al barman
Marcela era una pendeja que debía tener no más de 22 años, muy bonita, pelito corto tipo carré, ojos grises, con una carita redonda, un cuerpito sencillo, pero con todo bien puesto. El trago me pegó muy fuerte, a Marce no tanto, se ve que tomaba de lo lindo la pendeja, cuando nos fuimos a bailar, con lo que transpiré, metabolicé todo el alcohol que ingerí.
Yo – Marce, te parece que vayamos a un lugar más tranquilo?
Marce – no se, que idea tenés?
Yo – si querés podemos ir a algún lado que te guste, o a casa a tomar algo.
Marce – es que he venido con unas amigas que se quedan a dormir en mi casa, te paso mi número y me llamas mañana ¿ok?
Yo – bueno, me escribió el número en una servilleta y la guardé en el bolsillo.
Algo contrariado, me fui a buscar el auto a la playa de estacionamiento, cerca de mi auto había un grupo de pibes gritando, y silbando; me acerque y ví a Eliana que forcejeaba con uno de los pibes, que de un manotazo le rompió la remera, Eliana, le arañó la cara y el pibe le dio una trompada que la dejó desmayada, se bajó los pantalones con intensión de violarla.
Separé a los que estaban más atrás y de un empujón lo dejé sentado, otros de los amigos se hicieron los valientes, pero con el grado etílico que tenían no fueron rivales. Levanté a Eliana y la llevé a mi auto.
Eliana – al hospital no, por favor, al hospital no!!!! – balbuceaba.
Yo – pendeja estas lastimada, necesitas asistencia médica, voy a llamar a tu hermana. -
Eliana – no, por favor
Llegué a casa y la ubique en mi cama, desde mi celular llamé a un amigo de la barra que es médico y le comenté la situación, que la pendeja no quería hospital ni que llamara a la familia. Me hizo unas preguntas, y la pendeja al parecer estaba drogada, lo principal era bajarle la temperatura, me mandó a preparar la bañadera con agua tibia. Había que meterla al agua, para evitar convulsiones. Al parecer la pendeja se había metido éxtasis, mas el alcohol que había tomado, estaba dada vuelta mal.
Sin demora, preparé el baño y desvestí a la pendeja, si vestida era infernal, el bolas era una tentación tremenda, tenía las tetas operadas, pero no exageraron con el tamaño, la cinturita y las caderas, usaba un triángulo pequeño de bello sobre el comienzo de la concha; un triángulo que justo lo tapaba la tanguita que usaba. Realmente la manejaba como a una bolsa de papas, la di vuelta y le saque el corpiño, la alce y la metí a la bañadera, ni se inmutó cuando la sumergí en el agua.
Estuve un rato cuidándola, admirando el cuerpazo de la pendeja, hasta que de a poco se fue recuperando, sabiendo que no le pasaría nada, me fui del baño, dejándole una bata y unos toallones. En la cocina, me preparé un café bien cargado, la noche iba a ser larga con la pendeja en mi casa. Estuve viendo TV hasta que me dormí.
Me despertó Eliana, tocándome el hombro.
Eliana - ¿decime que hago acá? ¿Cómo llegué?
Yo – tomaste algo que te dio vuelta, te estaban por violar, ¿no te acordas de nada?
Eliana – no, la verdad que no, se que le acepté un trago a un pibe, y me mareo mucho, después me desperté en tu bañera.
Yo – Mirá pendeja, sos muy inteligente para andar con esos pibes, se ve que no andan en nada bueno, tomalo como un consejo solamente.
Eliana – no sos nadie para decirme que tengo que hacer.
Yo – crei que era tu amigo, pero veo que me equivoqué, en la habitación esta tu ropa, vestite y andate.
Eliana – perdoname, se que te jodí la noche, te vi bailando con esa chica, se que con Elena esta todo mal, te cagué la noche bien cagada.
Yo – olvidate, solamente quiero que valores esto que he hecho por vos, quiero ser tu amigo, y si te doy un consejo, es para tu bien, no porque sea un hinchapelotas.
Eliana – esta bien, en esto tenés razón, ese pibe no sabe como meterme en la cama y hoy se paso de boludo.
Yo – ¿tenés hambre, querés comer algo?
Eliana – no me duele mucho la cabeza, prefiero irme a dormir.
Yo – te llamo a un taxi?
Eliana – prefiero tu cama, no quiero que en mi casa me vean con esta cara, van a sospechar algo si llego antes del domingo al mediodía.
Yo – Ahí tenés la cama, yo me quedo en el sofá.
De mi habitación saque una cobija y en el comedor me desvestí y me dormí en el sofá; con todo el lío de la noche, los primeros rayos del sol, me daban en la cara, me levanté a cerrar las cortinas y de reojo ví a Eliana mirándome en boxers, con una seña de la mano le pregunté que hacía tan temprano. Levantó los hombros y se metió de nuevo en la habitación.
Al mediodía me levanté con un dolor de espalda que me mataba; en la cocina estaba Eliana preparando el desayuno, sin calentarme en vestirme fui a hacerle compañía, ella estaba con la bata, y me vió en la cara el dolor de la espalda. Comimos y Eliana me llevó de la mano al sofá. Me acostó boca abajo y ella con mucho cuidado, se subió a mi espalda. Como una geisha estuvo caminándome a lo largo de la columna un rato largo, la pendeja era bastante buena. Se bajó y del baño trajo un aceite que tengo para masajes, se ve que mientras estaba en el baño revisó todo lo que había .
Se sentó con las piernas separadas sobre mi culo, y arremangándose la bata, se puso aceite y me masajeó la espalda, deteniéndose en los músculos que estaban mas duros, todo esos masajes me relajaron tanto que me adormilé.
Me desperté con una agradable sensación, la pendeja me había bajado el boxer y me estaba masajeando los glúteos, las manos estaban llegando casi a mis bolas. La pija me había quedado apuntando a los pies, de cuando me bajó el boxer; podía sentir como iba aumentando de tamaño y sin duda desde donde estaba la podía ver.
Estaba entregado a los masajes que me daba la pendeja, no me sorprendí cuando se mojó las manos con más aceite y se dedicó directamente a mis bolas, la pija ya me molestaba.
Yo – pendeja, si seguís así, vas a terminar re cogida.
Eliana – que mal hablado que sos – dijo riendose.
Yo – me estas masajeando las bolas, de que otra manera querés que te hable.
Eliana – me gusta que me digas cochinadas – me reí por la palabra que usó.
Haciendo un esfuerzo, me dí vuelta y mi pija quedó en el medio de sus piernas, podía sentir el calor de la concha de la pendeja, por la abertura de las piernas, sentía el canal que forman los labios vaginales. A Eliana le cambió la cara cuando mi pija se le acomodó en la concha.
Eliana – mmmm como estas, se ve que andas con síndrome de abstinencia.
Yo – pendeja, me calentaste, ahora aguantatelá.
Eliana – auxilio, auxilio, me quieren violar – decía riéndose, sabiendo que me había calentado a morir.
Yo – siiii, soy el violador de pendejas putitas, y calienta pijas.
Eliana – hay señor violador, sea suave, no me haga daño.
Yo – te voy a meter hasta los huevos putita.
Eliana, se corrió la tanguita y mi pija quedó directamente sobre los labios de la concha, se movía adelante y atrás, sin meterse la pija.
Eliana – ponete un forro y metemela, mira como estoy.- se pasó la mano por la concha y la sacó toda mojada.
Yo – putita, traeme una cajita que tengo en la mesita de luz. –
Eliana – yo te tengo que traer los forros?
Yo – y ponermelo también, o que te crees?, vos querés pija, ganatela entonces.
Eliana con cara de contrariada fue a buscar los forros, no le gustó, pero con lo caliente que estaba, hacía lo que le ordenaba. Volvió y sacó un forro, no tenía mucha idea como ponerlo, la ayudé y sin esperar, se sentó nuevamente arriba mio, me agarró la pija y ella sola se la fue clavando toda, con la cabeza hacia arriba y los ojos cerrados, fue bajando, hasta que se la clavó toda. La concha de la pendeja hervía, estaba bastante estrecha. Me miró a los ojos y agarrándome del cuello, se puso a cabalgarme, se levantaba despacio, pero se dejaba caer con todo el peso del cuerpo, el sofá crujía por todos lados, sentía que la pija se le incrustaba hasta el estómago.
La pendeja incansable estuvo saltando en mi pija por cuarenta minutos mas o menos, en ese tiempo tuvo cinco o seis orgasmos; en esta posición, es muy difícil que acabe, Eliana estaba cubierta de sudor.
Eliana – hijo de putaaa, no vas a acabar?, te estas haciendo rogar ¿no?
Yo – pendeja, todavía no has hecho nada para ganarte mi leche.
Eliana - y que tendría, que hacer?
Sin decirle nada, la apreté contra mí, y mojándome un dedo con los jugos que salían de la concha y se lo metí en el culo, despacio; Eliana, me clavó las uñas en los hombros, cuando mi dedo llegó al fondo, ella se tensó y acabó sin moverse. El único movimiento que sentía era el de la concha de Eliana apretándome la pija, con la cabeza apoyada en mi hombro. El culo de Eliana pulsaba contra mi dedo invasor; cuando lo quise sacar, le dolió, por lo que lo dejé al fondo, moviéndolo suavemente, Eliana me miró a los ojos y empezó con la danza del vientre, ahora no se levantaba, sino que se revolvía para todos lados, aproveché y moví el dedo de su culo, sacaba una falange y lo volvía a meter.
Eliana – ahhhhhh, me haces daño en el culo, deja el dedo quieto.
Yo – es solo un dedo, tenés que relajarte, porque si no cuando te meta la pija vas a ver estrellas.
Eliana – noooo, eso noooo, el culo no.
Yo – mirá putita, si no aflojas, te voy a tener que atar y forzar, y eso no me gusta, pero si seguís en plan de nenita malcriada, perdé cuidado que lo voy a hacer.
Eliana – apareció de nuevo el señor violador, mmmmm lo que me excita que te hagas el duro.
Yo – no me hago el duro, estoy duro – dije , sacándola de encima mío, le saque la pija y el dedo de un solo tirón, sin nada de delicadeza.
La di vuelta y la puse en cuatro patas, sin miramientos se la mandé al fondo, Eliana arqueó la espalda y soltó un largo gemido, ahora si le empecé a dar a lo animal casi sacando toda la pija y volviéndosela a meter al fondo, con cada movimiento, se movía todo el cuerpo de Eliana, que gemía cada vez mas fuerte, hasta que no pude más y acabé adentro de la concha.
Yo – pendeja, si no me hubiera puesto un forro, te había salido leche hasta por las orejas.
Eliana – sentía como se llenaba el forro mientras me dabas.
Miré el forro colgando de la pija y realmente había una barbaridad de leche, me lo saque y lo anudé para ver que no estuviera roto. Eliana, se recostó en el sillón, estaba destruida.
Yo – Pendeja, vení – la llamé de la puerta de la habitación.
Eliana – tengo nombre sabés.
Yo – por?
Eliana – me decis pendeja, en vez de llamarme por el nombre.
Yo – Esta bien, ahora tenes razón, pero me encanta llamarte pendeja jejejejejeje.
Nos acostamos juntos haciendo cucharita, y nos dormimos, hasta que sonó el celular de Eliana.
Eliana – hola ¿Qué pasa?
Lorena – papá está preocupado por vos
Eliana – estoy bien, no te preocupes, estoy en buenas manos.
Lorena – Con quien estas?
Eliana – con Juan, ¿por? ¿Algún problema?
Lorena – venite a casa que vamos a hablar vos y yo.
Eliana – voy, pero porque papá esta preocupado, no por que vos me lo ordenes
Eliana cortó con su hermana y se vistió, yo me quedé en bolas en la cama mirándo esa increíble pendeja, que me había hecho mierda. Me dio un gran beso y se fue.
El lunes sería algo complicado con las dos hermanas…..
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