Eran las tres o cuatro de la tarde, ya estaba volviendo a mi casa del trabajo. Me tomo el subte C hacia constitución y como de costumbre iba bastante lleno, pero habia espacio. Pasa una estación y de repente se llena, hasta el momento no habia pispeado ninguna buena cola para acercarme asi que permaneci cerca de la puerta.
En eso se avecina bastante gente a entrar y veo que una mujer de unos 35 años entra con su hijo pequeño y me propongo a seguirle el rastro. Al nene le dan el asiento y yo me coloco justo detrás de esta mina, el subte estaba ahora repleto y casi no habia eleccion de movimiento, aunque uno podía cambiar si de posición. La mina tenia unos leggins deportivos de color gris, se le notaba bien la cola, bastante golosa pero reservada, y un pelo morocho largo, anillo en el dedo, se notaba que era una señora ya.
Me apresure a dirigir mi mano distraídamente hacia mi pantalón, me calzaba justo, y la mano boba cumplia su objetivo, le rozaba la cola perfectamente, no de una manera agresiva ni incomoda (en ocasiones cuando un transporte va demasiado lleno el erotismo se pierde) pero en este caso habia cierta libertad para posar la mano y sentir esa colita. Siempre en una situación asi intento respetar y ver que sucede con la otra persona, y en este caso la mina no se movia de su lugar y aun teniendo oportunidad de alejarse pareciera acomodarse cada vez mas. Pasaron asi tres estaciones. Mi mano jugaba con esa cola, iba de glúteo en glúteo, lo saboreara, pasaba mis dedos muy sigilosamente para disfrutarlo y hacer que se sienta comoda.
Noto esa sensasion de comodidad cuando los cuerpos están dispuestos sin riesgo, no hay problema, sino que el tacto es mutuo. Me pase todo el viaje sintiendo esa hermosa cola en mis dedos, esa espalda chocando con mi pecho, casi que la podía agarrar por detrás y convertir algo anónimo en una verdadera situación erotica. Pero todo no se puede, y la fantasia se terminaba cuando faltaba una estación para consti… escucho por el parlante el anunciamiento, y en estos caso, pero no siempre, es necesario aprovechar.
Fingiendo que metia mi mano en el bolsillo con la palma abierta meti el dedo y le roze todo el culito, de manera muy evidente y sin filtro, la pude sentir como no la habia sentido en todo el viaje. Ahí vi que la mina miro hacia atrás pero al instante volvió a quitar la mirada. Obviamente cuando uno cruza la línea de esa manera sorprende hasta a la complice que disfruta del juego, quizás no se lo esperaba, pero el hecho de que no se haya movido de lugar y que permaneciera asi me dio el pie para continuar de la misma manera hasta bajar. Luego una vez que llegamos la perdi de vista entre la multitud, y segui mi camino como siempre, pendiente hasta que pueda tener otra oportunidad.
En eso se avecina bastante gente a entrar y veo que una mujer de unos 35 años entra con su hijo pequeño y me propongo a seguirle el rastro. Al nene le dan el asiento y yo me coloco justo detrás de esta mina, el subte estaba ahora repleto y casi no habia eleccion de movimiento, aunque uno podía cambiar si de posición. La mina tenia unos leggins deportivos de color gris, se le notaba bien la cola, bastante golosa pero reservada, y un pelo morocho largo, anillo en el dedo, se notaba que era una señora ya.
Me apresure a dirigir mi mano distraídamente hacia mi pantalón, me calzaba justo, y la mano boba cumplia su objetivo, le rozaba la cola perfectamente, no de una manera agresiva ni incomoda (en ocasiones cuando un transporte va demasiado lleno el erotismo se pierde) pero en este caso habia cierta libertad para posar la mano y sentir esa colita. Siempre en una situación asi intento respetar y ver que sucede con la otra persona, y en este caso la mina no se movia de su lugar y aun teniendo oportunidad de alejarse pareciera acomodarse cada vez mas. Pasaron asi tres estaciones. Mi mano jugaba con esa cola, iba de glúteo en glúteo, lo saboreara, pasaba mis dedos muy sigilosamente para disfrutarlo y hacer que se sienta comoda.
Noto esa sensasion de comodidad cuando los cuerpos están dispuestos sin riesgo, no hay problema, sino que el tacto es mutuo. Me pase todo el viaje sintiendo esa hermosa cola en mis dedos, esa espalda chocando con mi pecho, casi que la podía agarrar por detrás y convertir algo anónimo en una verdadera situación erotica. Pero todo no se puede, y la fantasia se terminaba cuando faltaba una estación para consti… escucho por el parlante el anunciamiento, y en estos caso, pero no siempre, es necesario aprovechar.
Fingiendo que metia mi mano en el bolsillo con la palma abierta meti el dedo y le roze todo el culito, de manera muy evidente y sin filtro, la pude sentir como no la habia sentido en todo el viaje. Ahí vi que la mina miro hacia atrás pero al instante volvió a quitar la mirada. Obviamente cuando uno cruza la línea de esa manera sorprende hasta a la complice que disfruta del juego, quizás no se lo esperaba, pero el hecho de que no se haya movido de lugar y que permaneciera asi me dio el pie para continuar de la misma manera hasta bajar. Luego una vez que llegamos la perdi de vista entre la multitud, y segui mi camino como siempre, pendiente hasta que pueda tener otra oportunidad.
4 comentarios - Subte C, relato de una cola hermosa