Cuando Dani y yo nos despertamos nos vestimos. Cuando bajamos a desayunar lo único que recibimos por parte de nuestros padres es un comentario de que era extraño que nos hubiésemos despertado a la vez. Para escapar del apuro les dije que había convencido Dani para que me acompañase al centro comercial comprar el regalo de cumpleaños de un amigo mío. Dani, dándose cuenta de lo que pretendía asintió, así que nuestros padres, a pesar de seguir extrañados por la cercanía que teníamos actualmente, no dijeron nada. Cuando acabamos de desayunar nos dirigimos cada uno a nuestra habitación mientras que planeábamos a dónde iríamos. Finalmente decidimos ir al centro comercial de una ciudad cercana, donde nadie nos conocía y podríamos actuar como pareja.
Después de tomarme la pastilla como todas las mañanas, elegí mi ropa. Como estábamos a las puertas del verano y el lugar donde vivíamos era caluroso decidí usar un ligero vestido negro de tirantes, el cual era ceñido hasta la altura de la cintura para luego caer. El toque provocativo del vestido era su escote, que además de ser pronunciado estaba decorado con una cremallera, la cual se podía bajar, dejando a la luz completamente mis pechos.
Cuando acabé de prepararme bajé al salón, donde Dani me esperaba para irnos. Después de despedirnos de nuestros padres y decirles que llegaríamos por la noche nos marchamos.
El camino hacia el centro comercial fue tranquilo. Cuando llegamos Dani se apresuró a salir del coche para abrirme la puerta, gesto que agradecí dándole un beso.
Cuando nos dirigíamos hacia la entrada del centro comercial nos desviamos por otra calle totalmente diferente, por la que nunca había ido.
- ¿Dani, a donde vamos?
- Quiero que vallamos a comprar algunas cosillas antes de ir de tiendas.- Dijo con una sonrisa divertida.
Cuando paramos de andar vi un letrero que tenía de rótulo Afrodisiac sex shop. Me quedé congelada al instante. Nunca había entrado a ninguna tienda de juguetes sexuales.
-Dani, no deberíamos... ¿Qué diría la gente si nos ve? Pregunté asustada.
-Laura, tranquila, hemos venido a una ciudad diferente, nadie nos conoce.- Dijo mientras rodeaba mi cadera con uno de sus fuertes brazos.
Sin rechistar entramos a la tienda, la cual estaba llena de todo tipo de cosas. No me ha considerado nunca una experta en el tema, pero me abrumó la cantidad de juguetes que no reconocía.
Una dependienta se acercó a nosotros y saludó a Dani.
- Hola, hace mucho que no vienes. ¿Puedo ayudarte?
-Dani hombre hola, es que he estado muy ocupado. -Dijo mirándome de arriba hacia abajo.
-Ya veo, está más buena de lo que esperaba. Ya entiendo por qué te tiene tan entretenido.- Yo me quedé mirando la escena atónita.
- Yo soy Celia, y si te aburres de este soso yo podría enseñarte un par de cosas.-Dijo en tono sugerente.
- Ni se te ocurra, es mi novia y no pienso compartirla, y menos contigo.-Dijo con una risa mientras me acercaba a él.
- Bueno, bueno, y yo que creía que eras de esos que sólo querían un polvo... En fin, ¿En que puedo ayudaros?
- Estaba buscando una cosita que dejé encargada hace tres días. Me dijeron que llegaría en esta semana.-Dijo Dani con una sonrisa de lado.
- Ah sí... Está aquí, normalmente no lo haría, pero si quieres puede ponérselo en la parte de atrás, me encantaría verlo.-Dijo Celia mirándome de arriba a abajo por segunda vez.
-¿El qué es?- Dije entre asustada y excitada.
Sin más explicaciones Dani me acompañó a la parte trasera de la tienda, mientras que Celia le daba una bolsa. Cuando estuvimos solos comenzó a besarme, dibujando un camino al rededor de mi cuello, mientras que con uno de sus brazos me mantenía totalmente pegada a su cuerpo. Cuando sus besos llegaron a la zona de mi escote bajó lentamente la cremallera para poder ver mis pechos. Escuché un leve gruñido de su parte cuando vio que llevaba sujetador, por lo que se deshizo de él desabrochándolo y lanzándolo al suelo.
Varios gemidos escaparon de mi garganta cuando comenzó a lamer y pellizcar mis pezones, causando una gran corriente eléctrica, mientras que notaba cómo la única mano que le quedaba libre viajaba desde mi cintura hasta el interior de mis muslos, acariciándolos y dirigiéndose hacia mi entrepierna, a la cuál le facilité el paso abriendo un poco las piernas. Dani aprovechó esto para quitarme el tanga de hilo negro que llevaba a juego con el sujetador.
Cuando creí que comenzaría a tocarme, cosa que deseaba por encima de todo, se detuvo.
-Dani que pasa- Dije algo molesta.
-Cariño, dudo que quieras que Celia aparezca, que es lo que pasará si ardamos mucho.- Dijo mientras le daba un suave pellizco a uno de mis pezones provocándome una sacudida de placer.
Asentí con la cabeza y me dirigí a coger mi ropa interior., pero Dani se adelantó y guardó mi sujetador en la bolsa que le había dado Celia, mientras que me tendía un tanga de encaje negro, el cual tenía en medio una especie de cajita negra. Nada más imaginar lo que era noté que mi cuerpo se estaba excitando, y sin poder controlarlo un suspiro se escapó de mis labios.
Sin decir nada me las coloqué mientras que Dani guardaba mi tanga en la bolsa también y encendía el móvil.
En ese momento la cajita comenzó a vibrar, estimulándome la entrada de mi vagina. No era lo suficiente fuerte para que tuviese un orgasmo, pero sí lo era para que estuviese a mil.
-El control remoto es una app de mi móvil.- Dijo Dani con una sonrisa.- Trae un mando, pero así es más disimulado.
-Páralo, me gusta, pero es mejor usarlo en casa.- Dije totalmente excitada.
Dani se acercó a mi, dejando que nuestras respiraciones se mezclasen mientras acortaba la distancia entre nuestros labios y comenzaba un beso cargado de dulzura y pasión. Nuestras lenguas encajaban perfectamente, provocando un baile sensual, que unido a la vibración que notaba y sus manos recorriendo mi cuerpo hacían que me fuese casi imposible mantenerme en pie. Cuando nos separamos por falta de aire acarició uno de mis pechos y se acercó al lóbulo de mi oreja izquierda para depositar un suave mordisco.
-Quiero que las lleves todo el día.
Iba a protestar, pero no pude cuando noté que la intensidad del aparato estaba aumentado, obligándome a apoyarme en mi hermano para no caerme. Cuando sentía que llegaría al orgasmo mi hermano detuvo la vibración y unos segundos después la puso en el mínimo.
-Te gusta dejarme a medio camino.-Dije entre divertida y enfadada.
Si no te las quitas puedo asegurarte que hoy nos lo pasaremos muy bien.
Y simplemente asentí y salimos de la tienda. Mi hermano jugaba de vez en cuando con la velocidad del aparato, por lo que yo tuve que optar por ir sujeta a su brazo para no perder el equilibrio.
Finalmente entramos a una tienda, dónde había mucha gente, compre el regalo para el cumpleaños de mi amigo.
Después de un rato caminando le pedí a Dani que parásemos en el servicio, hacía rato que tenía ganas de ir al servicio, y lo cierto es que el vibrador no era de gran ayuda, aunque ese no era el único motivo, necesitaba masturbarme y correrme, nunca había estado tan caliente y frustrada, aunque a Dani parecía gustarle esa situación.
Cuando me disponía a entrar en los servicios de mujeres Dani me empujó junto a él a el de minusválidos y puso el pestillo.
-Bueno, a qué esperas.-Dijo mientras me miraba con una sonrisa burlona.
-Sal, no puedo hacerlo si me miras.-Dije avergonzada.
- Hazlo.
-No.
Poco a poco Dani fue acercándose a mi cuerpo. Intenté resistirme, pero logró sujetarme y comenzar a quitarme el vestido, El cuál lanzó a la otra esquina del baño, sólo dejando el tanga de encaje en una de mis piernas. Me giró dejándome de espaldas a él y me cogió por las rodillas, haciendo que mi espalda estuviese apoyada en su fuerte pecho. Poco a poco comenzó a besarme toda la zona del cuello, provocándome un gran placer y excitación. No taba como su respiración chocaba con mi nuca, provocando que todos los vellos de mi cuerpo se erizasen.
-Dani joder para, para...
-Dame una razón
-Por favor...
En ese momento Dani me bajo y yo pude sentarme en la taza y limpiarme. Cuando había acabado y tiré de la cisterna me dirigí a por mi vestido, pero Dani me lo impidió. Las vibraciones del tanga eran mucho más fuetes que antes, llegando a extenderse por mi clítoris, mientras que Dani me acorralaba contra la pared y comenzaba a besarme por todo mi cuerpo y volvía a jugar con mis pezones.
Ya no me importaba lo que pasase a nuestro alrededor, sólo quería entregarme a él y poder sentir el orgasmo que llevaba conteniéndose buena parte de la mañana.
Mientras que su boca seguía jugueteando con mis pechos una de sus manos se dirigía hacia mi entrepierna, donde daba suaves movimientos produciendo que el vibrador se moviese y me causase más placer. Sin decir nada decidí que era mi turno hacerle sufrir, por lo que descendí hasta sus pantalones, donde ya se notaba su erección. Quité sus pantalones lentamente y comencé a acariciar su miembro por encima de sus bóxer, escuchando leves gruñidos por su parte, indicándome que lo estaba logrando. Poco a poco le quité los calzoncillos, dejando a la vista su gran miembro, el cuál comencé a lamer desde sus testículos hasta la punta, si dejar de acariciar el resto con una de mis manos.
Notaba como las venas se estaban marcando en el miembro, y cómo estaba completamente erecto, por lo que paré y me puse de pié.
-¿Qué haces?-Dijo con enfado.
-A este juego podemos jugar los dos.-Dije encogiéndome de hombros.
- De eso nada, tenía ganas de tenerte desde hace más de tres años, se me ponía dura cada vez que llevabas poca ropa. -Dijo con su voz grave y completamente cargada de lujuria.
- Pues si tantas ganas te has guardado porqué no lo haces y luego buscas a otra. Estaba totalmente enfadada, aunque sabía que estaba fuera de lugar me acababa de dar a entender que sólo me quería para follar, es decir, que yo había arriesgado todo por un simple polvo cuando lo que yo quería era algo más.
Estaba a punto de llorar cuando noto como me abraza.
-No sólo quiero sexo, te quiero a ti entera. Yo nunca lo arriesgaría todo por un polvo, soy un cabrón que se ha tirado a muchas, pero no soy un idiota. Sólo quiero estar contigo, lo demás nunca me importó.-Dijo mirándome a los ojos mientras besaba una de las lágrimas que se había escapado de mis ojos. Sin esperar más me dirigí a besar esos labios que tanto me gustaban, y que provocaban que mis piernas temblasen.
El ambiente se estaba tornando cada vez más intenso, mientras que notaba como las manos de Dani recorrían todo mi cuerpo. La mías, siguiendo su ejemplo viajaron por toda su musculosa espalda mientras que aprisionaba entre mis dedos el lóbulo de una de sus orejas. Dani soltando un gruñido comenzó a besar todo mi cuello y recorrió un camino hasta mi ombligo, donde paró e introdujo un dedo en mi vagina haciendo a un lado el tanga.
-Estas empapada.-Dijo mi hermano mientras separaba sus manos de mi cuerpo y notaba cómo el aparato comenzaba a vibras a toda potencia. Dani aprovechado la situación me cogió con sus brazos y me penetró de una estocada. Las vibraciones del aparato junto a las profundas y rápidas envestidas de mi hermano estaban provocando que me estuviese excitando al máximo, produciendo que notase cómo una presión placentera se formaba dentro de mí y cómo un cosquilleo me hacía llegar a las nubes en un increíble orgasmo.
Dani sin detenerse siguió penetrándome logrando que de mi garganta saliesen gritos de placer, no me importaba si nos pillaban y arrestaban por alterar el orden público.
Mi hermano acabó por sentarme en el lavamanos para que pudiese quedar a su altura y continuó penetrándome aún más fuerte, consiguiendo que llegase al orgasmo más placentero y fuete al que había llegado hasta ahora. Notaba como las paredes de mi vagina se contraían de una manera mucho más fuerte que la anterior, y noté como mi hermano arremetía unas veces más fuerte corriéndose en mi interior, y provocándome instantáneamente otro orgasmo.
Cuando acabamos repartió besos por todo mi rostro y cuello. Me dejó volver a usar mi ropa interior. Cuando salimos del baño había algunas personas mirándonos, seguramente nos habían escuchado mientras esperaban a alguien , pero a decir verdad no me importaba.
Continuará.
Después de tomarme la pastilla como todas las mañanas, elegí mi ropa. Como estábamos a las puertas del verano y el lugar donde vivíamos era caluroso decidí usar un ligero vestido negro de tirantes, el cual era ceñido hasta la altura de la cintura para luego caer. El toque provocativo del vestido era su escote, que además de ser pronunciado estaba decorado con una cremallera, la cual se podía bajar, dejando a la luz completamente mis pechos.
Cuando acabé de prepararme bajé al salón, donde Dani me esperaba para irnos. Después de despedirnos de nuestros padres y decirles que llegaríamos por la noche nos marchamos.
El camino hacia el centro comercial fue tranquilo. Cuando llegamos Dani se apresuró a salir del coche para abrirme la puerta, gesto que agradecí dándole un beso.
Cuando nos dirigíamos hacia la entrada del centro comercial nos desviamos por otra calle totalmente diferente, por la que nunca había ido.
- ¿Dani, a donde vamos?
- Quiero que vallamos a comprar algunas cosillas antes de ir de tiendas.- Dijo con una sonrisa divertida.
Cuando paramos de andar vi un letrero que tenía de rótulo Afrodisiac sex shop. Me quedé congelada al instante. Nunca había entrado a ninguna tienda de juguetes sexuales.
-Dani, no deberíamos... ¿Qué diría la gente si nos ve? Pregunté asustada.
-Laura, tranquila, hemos venido a una ciudad diferente, nadie nos conoce.- Dijo mientras rodeaba mi cadera con uno de sus fuertes brazos.
Sin rechistar entramos a la tienda, la cual estaba llena de todo tipo de cosas. No me ha considerado nunca una experta en el tema, pero me abrumó la cantidad de juguetes que no reconocía.
Una dependienta se acercó a nosotros y saludó a Dani.
- Hola, hace mucho que no vienes. ¿Puedo ayudarte?
-Dani hombre hola, es que he estado muy ocupado. -Dijo mirándome de arriba hacia abajo.
-Ya veo, está más buena de lo que esperaba. Ya entiendo por qué te tiene tan entretenido.- Yo me quedé mirando la escena atónita.
- Yo soy Celia, y si te aburres de este soso yo podría enseñarte un par de cosas.-Dijo en tono sugerente.
- Ni se te ocurra, es mi novia y no pienso compartirla, y menos contigo.-Dijo con una risa mientras me acercaba a él.
- Bueno, bueno, y yo que creía que eras de esos que sólo querían un polvo... En fin, ¿En que puedo ayudaros?
- Estaba buscando una cosita que dejé encargada hace tres días. Me dijeron que llegaría en esta semana.-Dijo Dani con una sonrisa de lado.
- Ah sí... Está aquí, normalmente no lo haría, pero si quieres puede ponérselo en la parte de atrás, me encantaría verlo.-Dijo Celia mirándome de arriba a abajo por segunda vez.
-¿El qué es?- Dije entre asustada y excitada.
Sin más explicaciones Dani me acompañó a la parte trasera de la tienda, mientras que Celia le daba una bolsa. Cuando estuvimos solos comenzó a besarme, dibujando un camino al rededor de mi cuello, mientras que con uno de sus brazos me mantenía totalmente pegada a su cuerpo. Cuando sus besos llegaron a la zona de mi escote bajó lentamente la cremallera para poder ver mis pechos. Escuché un leve gruñido de su parte cuando vio que llevaba sujetador, por lo que se deshizo de él desabrochándolo y lanzándolo al suelo.
Varios gemidos escaparon de mi garganta cuando comenzó a lamer y pellizcar mis pezones, causando una gran corriente eléctrica, mientras que notaba cómo la única mano que le quedaba libre viajaba desde mi cintura hasta el interior de mis muslos, acariciándolos y dirigiéndose hacia mi entrepierna, a la cuál le facilité el paso abriendo un poco las piernas. Dani aprovechó esto para quitarme el tanga de hilo negro que llevaba a juego con el sujetador.
Cuando creí que comenzaría a tocarme, cosa que deseaba por encima de todo, se detuvo.
-Dani que pasa- Dije algo molesta.
-Cariño, dudo que quieras que Celia aparezca, que es lo que pasará si ardamos mucho.- Dijo mientras le daba un suave pellizco a uno de mis pezones provocándome una sacudida de placer.
Asentí con la cabeza y me dirigí a coger mi ropa interior., pero Dani se adelantó y guardó mi sujetador en la bolsa que le había dado Celia, mientras que me tendía un tanga de encaje negro, el cual tenía en medio una especie de cajita negra. Nada más imaginar lo que era noté que mi cuerpo se estaba excitando, y sin poder controlarlo un suspiro se escapó de mis labios.
Sin decir nada me las coloqué mientras que Dani guardaba mi tanga en la bolsa también y encendía el móvil.
En ese momento la cajita comenzó a vibrar, estimulándome la entrada de mi vagina. No era lo suficiente fuerte para que tuviese un orgasmo, pero sí lo era para que estuviese a mil.
-El control remoto es una app de mi móvil.- Dijo Dani con una sonrisa.- Trae un mando, pero así es más disimulado.
-Páralo, me gusta, pero es mejor usarlo en casa.- Dije totalmente excitada.
Dani se acercó a mi, dejando que nuestras respiraciones se mezclasen mientras acortaba la distancia entre nuestros labios y comenzaba un beso cargado de dulzura y pasión. Nuestras lenguas encajaban perfectamente, provocando un baile sensual, que unido a la vibración que notaba y sus manos recorriendo mi cuerpo hacían que me fuese casi imposible mantenerme en pie. Cuando nos separamos por falta de aire acarició uno de mis pechos y se acercó al lóbulo de mi oreja izquierda para depositar un suave mordisco.
-Quiero que las lleves todo el día.
Iba a protestar, pero no pude cuando noté que la intensidad del aparato estaba aumentado, obligándome a apoyarme en mi hermano para no caerme. Cuando sentía que llegaría al orgasmo mi hermano detuvo la vibración y unos segundos después la puso en el mínimo.
-Te gusta dejarme a medio camino.-Dije entre divertida y enfadada.
Si no te las quitas puedo asegurarte que hoy nos lo pasaremos muy bien.
Y simplemente asentí y salimos de la tienda. Mi hermano jugaba de vez en cuando con la velocidad del aparato, por lo que yo tuve que optar por ir sujeta a su brazo para no perder el equilibrio.
Finalmente entramos a una tienda, dónde había mucha gente, compre el regalo para el cumpleaños de mi amigo.
Después de un rato caminando le pedí a Dani que parásemos en el servicio, hacía rato que tenía ganas de ir al servicio, y lo cierto es que el vibrador no era de gran ayuda, aunque ese no era el único motivo, necesitaba masturbarme y correrme, nunca había estado tan caliente y frustrada, aunque a Dani parecía gustarle esa situación.
Cuando me disponía a entrar en los servicios de mujeres Dani me empujó junto a él a el de minusválidos y puso el pestillo.
-Bueno, a qué esperas.-Dijo mientras me miraba con una sonrisa burlona.
-Sal, no puedo hacerlo si me miras.-Dije avergonzada.
- Hazlo.
-No.
Poco a poco Dani fue acercándose a mi cuerpo. Intenté resistirme, pero logró sujetarme y comenzar a quitarme el vestido, El cuál lanzó a la otra esquina del baño, sólo dejando el tanga de encaje en una de mis piernas. Me giró dejándome de espaldas a él y me cogió por las rodillas, haciendo que mi espalda estuviese apoyada en su fuerte pecho. Poco a poco comenzó a besarme toda la zona del cuello, provocándome un gran placer y excitación. No taba como su respiración chocaba con mi nuca, provocando que todos los vellos de mi cuerpo se erizasen.
-Dani joder para, para...
-Dame una razón
-Por favor...
En ese momento Dani me bajo y yo pude sentarme en la taza y limpiarme. Cuando había acabado y tiré de la cisterna me dirigí a por mi vestido, pero Dani me lo impidió. Las vibraciones del tanga eran mucho más fuetes que antes, llegando a extenderse por mi clítoris, mientras que Dani me acorralaba contra la pared y comenzaba a besarme por todo mi cuerpo y volvía a jugar con mis pezones.
Ya no me importaba lo que pasase a nuestro alrededor, sólo quería entregarme a él y poder sentir el orgasmo que llevaba conteniéndose buena parte de la mañana.
Mientras que su boca seguía jugueteando con mis pechos una de sus manos se dirigía hacia mi entrepierna, donde daba suaves movimientos produciendo que el vibrador se moviese y me causase más placer. Sin decir nada decidí que era mi turno hacerle sufrir, por lo que descendí hasta sus pantalones, donde ya se notaba su erección. Quité sus pantalones lentamente y comencé a acariciar su miembro por encima de sus bóxer, escuchando leves gruñidos por su parte, indicándome que lo estaba logrando. Poco a poco le quité los calzoncillos, dejando a la vista su gran miembro, el cuál comencé a lamer desde sus testículos hasta la punta, si dejar de acariciar el resto con una de mis manos.
Notaba como las venas se estaban marcando en el miembro, y cómo estaba completamente erecto, por lo que paré y me puse de pié.
-¿Qué haces?-Dijo con enfado.
-A este juego podemos jugar los dos.-Dije encogiéndome de hombros.
- De eso nada, tenía ganas de tenerte desde hace más de tres años, se me ponía dura cada vez que llevabas poca ropa. -Dijo con su voz grave y completamente cargada de lujuria.
- Pues si tantas ganas te has guardado porqué no lo haces y luego buscas a otra. Estaba totalmente enfadada, aunque sabía que estaba fuera de lugar me acababa de dar a entender que sólo me quería para follar, es decir, que yo había arriesgado todo por un simple polvo cuando lo que yo quería era algo más.
Estaba a punto de llorar cuando noto como me abraza.
-No sólo quiero sexo, te quiero a ti entera. Yo nunca lo arriesgaría todo por un polvo, soy un cabrón que se ha tirado a muchas, pero no soy un idiota. Sólo quiero estar contigo, lo demás nunca me importó.-Dijo mirándome a los ojos mientras besaba una de las lágrimas que se había escapado de mis ojos. Sin esperar más me dirigí a besar esos labios que tanto me gustaban, y que provocaban que mis piernas temblasen.
El ambiente se estaba tornando cada vez más intenso, mientras que notaba como las manos de Dani recorrían todo mi cuerpo. La mías, siguiendo su ejemplo viajaron por toda su musculosa espalda mientras que aprisionaba entre mis dedos el lóbulo de una de sus orejas. Dani soltando un gruñido comenzó a besar todo mi cuello y recorrió un camino hasta mi ombligo, donde paró e introdujo un dedo en mi vagina haciendo a un lado el tanga.
-Estas empapada.-Dijo mi hermano mientras separaba sus manos de mi cuerpo y notaba cómo el aparato comenzaba a vibras a toda potencia. Dani aprovechado la situación me cogió con sus brazos y me penetró de una estocada. Las vibraciones del aparato junto a las profundas y rápidas envestidas de mi hermano estaban provocando que me estuviese excitando al máximo, produciendo que notase cómo una presión placentera se formaba dentro de mí y cómo un cosquilleo me hacía llegar a las nubes en un increíble orgasmo.
Dani sin detenerse siguió penetrándome logrando que de mi garganta saliesen gritos de placer, no me importaba si nos pillaban y arrestaban por alterar el orden público.
Mi hermano acabó por sentarme en el lavamanos para que pudiese quedar a su altura y continuó penetrándome aún más fuerte, consiguiendo que llegase al orgasmo más placentero y fuete al que había llegado hasta ahora. Notaba como las paredes de mi vagina se contraían de una manera mucho más fuerte que la anterior, y noté como mi hermano arremetía unas veces más fuerte corriéndose en mi interior, y provocándome instantáneamente otro orgasmo.
Cuando acabamos repartió besos por todo mi rostro y cuello. Me dejó volver a usar mi ropa interior. Cuando salimos del baño había algunas personas mirándonos, seguramente nos habían escuchado mientras esperaban a alguien , pero a decir verdad no me importaba.
Continuará.
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