SEGUNDA PARTE:
Luego del polvo, me limpio con unas toallitas higiénicas que ya previamente había puesto en la mesita de luz, y me levanto. Él se levanta conmigo, creyendo seguramente que ahí termina todo, como la última vez, un polvo y un adiós. Pero le digo que se quede acostado, que enseguida vuelvo.
Camino hacia la puerta como una modelo en la pasarela, sé que me está mirando, pendiente de cada movimiento que hago, por lo que muevo la cola de un lado a otro, como diciéndole: "Mirá lo que te vas a comer en un rato..."
En bolas, voy a la cocina y preparo un entremés. Pan, queso, jamón y gaseosa. Vuelvo con la bandeja, y me siento en la cama, al lado suyo.
Después de hacer el amor, mi marido se duerme enseguida, apenas alcanza a decir buenas noches. En cambio con Damián, luego de ese primer polvo, nos quedamos charlando por mas de dos horas.
-Es la primera vez que me traen la comida a la cama- me dice una vez que dimos cuenta de todo lo que había en la bandeja.
-Me gusta mimarte- admito besándolo en los labios -Y hablando de mimos...- agrego incitante, agarrándole la pija y pajeándolo suavemente, sin prisa alguna.
La carne se endurece entre mis dedos, por entre los cuales ya fluyen esas lagrimitas del placer con las que tanto me gusta empaparme.
En apenas un pestañeo se le pone dura y erguida, las venas bien marcadas trazando el recorrido hacia La Gloria.
Bajo por su cuerpo, besándolo aquí y allá, mordiéndole las tetillas, lamiéndole el ombligo, enterrando la nariz en la recia y oscura mata de pendejos, para extasiarme con el denso aroma que de allí emana. Me encanta el olor a bolas, y el de Damián mucho mas, olor a sexo, a paja y al flujo vaginal con el cual todavía está impregnado.
Recorro toda su extensión con mi lengua, desde los huevos hasta la punta, dándole vueltas y vueltas, sorbiendo ávidamente esas gotitas que se vuelven cada vez mas espesas y abundantes.
Me meto la pija en la boca y se la mastico, comiéndomela de a poco, llenándome el paladar, la garganta y hasta la tráquea con su voluptuosa carne. Lo escucho suspirar, gemir de placer y eso me motiva mas, mucho mas, por lo que trato de comérmela toda, de hundírmela en la garganta hasta donde me quepa. Me ahogo un par de veces, pero mas allá de alguna ligera molestia, se trata de una sensación tan agradable, que lo intento unas cuantas veces mas, pese a las toses y las arcadas.
Debido al roce de mis labios, de mi lengua y de la parte interior de mis mejillas, la verga de Damián está que explota. Así que me le subo encima, y me la meto en la concha, soltando un mas que plácido suspiro al sentir como me va llenando con su magnífico volumen. Damián me agarra de la cintura y empieza a moverme a su antojo, moviéndose él también desde abajo, chocando nuestros cuerpos con la violencia irrefrenable de la pasión.
¡¡¡PLAP- PLAP- PLAP- PLAP- PLAP...!!!
¡¡¡Ahhhhh...ahhhhhhh...ahhhhhhhhhhh...!!!
Es lo único que se escucha en mi dormitorio, el humedo sonido de nuestros cuerpos embistiéndose y los jadeos del placer.
Damián está a punto casi de una nueva explosión, pero antes de llegar, me tumba hacia un lado, se levanta, y me arremete por detrás. Sabiendo lo que desea, me pongo en cuatro y le entrego lo que le había ofrecido un rato antes, al salir del cuarto. No se anda con vueltas, y entre excitados gruñidos, me la mete por el culo, llegando hasta lo mas profundo con un solo empujón. Me culea una, dos, tres, hasta cuatro veces y acaba en medio de una estruendosa y aliviada exclamación. No me da ni tiempo a pajearme, por lo que apoyo la cara en la almohada, cierro los ojos, y me dedico a disfrutar la reconfortante sensación que me proporciona que me llene el culo de leche. Siento la ebullición, el burbujeo, la fluidez del semen bañando mis intestinos y... ¡ACABO! Acabo sin tocarme y sin que me haya cogido por la concha. Lo que se dice un verdadero orgasmo anal, jaja...
CONTINUA...
Luego del polvo, me limpio con unas toallitas higiénicas que ya previamente había puesto en la mesita de luz, y me levanto. Él se levanta conmigo, creyendo seguramente que ahí termina todo, como la última vez, un polvo y un adiós. Pero le digo que se quede acostado, que enseguida vuelvo.
Camino hacia la puerta como una modelo en la pasarela, sé que me está mirando, pendiente de cada movimiento que hago, por lo que muevo la cola de un lado a otro, como diciéndole: "Mirá lo que te vas a comer en un rato..."
En bolas, voy a la cocina y preparo un entremés. Pan, queso, jamón y gaseosa. Vuelvo con la bandeja, y me siento en la cama, al lado suyo.
Después de hacer el amor, mi marido se duerme enseguida, apenas alcanza a decir buenas noches. En cambio con Damián, luego de ese primer polvo, nos quedamos charlando por mas de dos horas.
-Es la primera vez que me traen la comida a la cama- me dice una vez que dimos cuenta de todo lo que había en la bandeja.
-Me gusta mimarte- admito besándolo en los labios -Y hablando de mimos...- agrego incitante, agarrándole la pija y pajeándolo suavemente, sin prisa alguna.
La carne se endurece entre mis dedos, por entre los cuales ya fluyen esas lagrimitas del placer con las que tanto me gusta empaparme.
En apenas un pestañeo se le pone dura y erguida, las venas bien marcadas trazando el recorrido hacia La Gloria.
Bajo por su cuerpo, besándolo aquí y allá, mordiéndole las tetillas, lamiéndole el ombligo, enterrando la nariz en la recia y oscura mata de pendejos, para extasiarme con el denso aroma que de allí emana. Me encanta el olor a bolas, y el de Damián mucho mas, olor a sexo, a paja y al flujo vaginal con el cual todavía está impregnado.
Recorro toda su extensión con mi lengua, desde los huevos hasta la punta, dándole vueltas y vueltas, sorbiendo ávidamente esas gotitas que se vuelven cada vez mas espesas y abundantes.
Me meto la pija en la boca y se la mastico, comiéndomela de a poco, llenándome el paladar, la garganta y hasta la tráquea con su voluptuosa carne. Lo escucho suspirar, gemir de placer y eso me motiva mas, mucho mas, por lo que trato de comérmela toda, de hundírmela en la garganta hasta donde me quepa. Me ahogo un par de veces, pero mas allá de alguna ligera molestia, se trata de una sensación tan agradable, que lo intento unas cuantas veces mas, pese a las toses y las arcadas.
Debido al roce de mis labios, de mi lengua y de la parte interior de mis mejillas, la verga de Damián está que explota. Así que me le subo encima, y me la meto en la concha, soltando un mas que plácido suspiro al sentir como me va llenando con su magnífico volumen. Damián me agarra de la cintura y empieza a moverme a su antojo, moviéndose él también desde abajo, chocando nuestros cuerpos con la violencia irrefrenable de la pasión.
¡¡¡PLAP- PLAP- PLAP- PLAP- PLAP...!!!
¡¡¡Ahhhhh...ahhhhhhh...ahhhhhhhhhhh...!!!
Es lo único que se escucha en mi dormitorio, el humedo sonido de nuestros cuerpos embistiéndose y los jadeos del placer.
Damián está a punto casi de una nueva explosión, pero antes de llegar, me tumba hacia un lado, se levanta, y me arremete por detrás. Sabiendo lo que desea, me pongo en cuatro y le entrego lo que le había ofrecido un rato antes, al salir del cuarto. No se anda con vueltas, y entre excitados gruñidos, me la mete por el culo, llegando hasta lo mas profundo con un solo empujón. Me culea una, dos, tres, hasta cuatro veces y acaba en medio de una estruendosa y aliviada exclamación. No me da ni tiempo a pajearme, por lo que apoyo la cara en la almohada, cierro los ojos, y me dedico a disfrutar la reconfortante sensación que me proporciona que me llene el culo de leche. Siento la ebullición, el burbujeo, la fluidez del semen bañando mis intestinos y... ¡ACABO! Acabo sin tocarme y sin que me haya cogido por la concha. Lo que se dice un verdadero orgasmo anal, jaja...
CONTINUA...
6 comentarios - Remember 2 (orgasmo anal...)
saludos Misko
por lo que muevo la cola de un lado a otro, como diciéndole "Mira lo que te vas a comer en un rato"..." MA RA VI LLO SO, Uuuuffff...como me calientan esos detalles que pones a tus aventuras querida Mary!!
Para variar BUENISIMO linda, estoy que reviento de la calentura querida...jajaja +10