Pudieron haber sido mas o menos de las once de la noche, eso no importaba ya. El ambiente fiestero era muy peculiar, babas por aquí, licor en las zuelas de los zapatos bailarines, besos por aquí y por allá.
Asistía mucha gente joven, yo decidí dejarlos bailar hasta esa hora, ese momento que desencadenaría lo que hasta hora es una de las mejores experiencias de mi corta vida.
Después de unas rondas de música electrónica me anime a bailar, 1, 2 y hasta tres canciones seguidas. Escogía mi pareja completamente al azar esto por causa de ese porcentaje de alcohol en mi cuerpo. El tiempo pasaba y yo, torpemente escogía a las mismas mujeres, no veía nada, yo solo quería bailar.
Usaba la típica excusa de "No sé bailar ¿me enseñas?" Me funcionó toda la noche, hasta con los litros de whiskys y aguardientes. Aprovechaba para palpar cada cuerpo, tan diferente, tan único, tan irresistible, les agarraba los "gorditos" falsos, y hasta podía sentir como nos fusionábamos en cuestión de 4 o 5 minutos.
Sonó un merengue, me disponía a sacar a alguien al azar, y la saque a ella, Daniela se llama, 19 años y un cuarto, linda con maquillaje mucho más sin él, y, sin duda algo por lo cual es tan relevante, su noqueante cuerpo. sus curvas peligrosas, sus enormes nalgas prohibidas. Baile como siempre, me acuerdo que tratamos de hablar, yo, borracho ya, le decía que no le escuchaba nada, ¿si estoy bailando bien? La canción acabó y me senté.
Cuando la fiesta acabó yo me quedé en casa de mi primo, lo que me sorprendió fue que ella también se iba a quedar en esa morada ya que vivía algo lejos, nunca nos hablamos pero esa noche nos fuimos de camino a casa cogidos de la mano me jalaba el brazo para que no me chocara con los arboles, me encantaba hacerla reír, demasiado.
Llegamos a la casa, casi las dos de la mañana, ella se cambió junto con la hermana de mi primo y se acostaron en la cama, tienen un camarote así que yo dormía arriba y ella abajo. Yo subí al baño y cuando bajé la vi sentada en la cama de abajo, me sonrió casi tropiezo con las escaleras, "Oye cuidado" me dijo mientras se reía. Me fui a la cama como a las 3, estaban todos dormidos, así que con tragos todavía encima tenía que hacer una jugada. Pero me dormí.
Eran las 6 y algo, mire hacia abajo y me encontré que sus nalgas estaban tapadas por solo una cobija, con toda la suavidad y las ganas posibles moví aquella cobija y contemplé ese gran tesoro, me armé de valor y decidí tocarlo, gracias a Dios tenía el sueño pesado, agarraba ese culo como si fuera mío como por 2 minutos, tenía que estar pendiente porque la mamá de mi primo entraba a veces así que me hacía el dormido.
Mi prima tenía un curso de ingles los sábados, se entro a bañar, mientras eso todos se habían ido o estaban dormidos, ataqué otra vez esas cobijas y me deleite con ese ojete, no lo podía creer. Después de coger confianza lo agarraba con toda la fuerza, ella estaba de lado, así que pude palpar lo que pocos podían, casi no me cabía la nalga en mi mano, la apretaba fuertísimo, pera ella no se inmutaba, le metía la mano mucho más allá, era increíble. Subí un poco más de cobija y le toqué la piel de su espalda que delicia, luego un minuto después de dejar de tocarla, se despertó, ella sintió todo eso y más, salió del cuarto y miró hacia atrás, me miro y sonrió, que excitante.
Luego hablamos un poco, la hice reír, tiene un risa demasiado bonita, tanto como ese culo que se manda, desayunó y se fue, sin despedirse, nunca olvidaré esas nalgas, son únicas.
Asistía mucha gente joven, yo decidí dejarlos bailar hasta esa hora, ese momento que desencadenaría lo que hasta hora es una de las mejores experiencias de mi corta vida.
Después de unas rondas de música electrónica me anime a bailar, 1, 2 y hasta tres canciones seguidas. Escogía mi pareja completamente al azar esto por causa de ese porcentaje de alcohol en mi cuerpo. El tiempo pasaba y yo, torpemente escogía a las mismas mujeres, no veía nada, yo solo quería bailar.
Usaba la típica excusa de "No sé bailar ¿me enseñas?" Me funcionó toda la noche, hasta con los litros de whiskys y aguardientes. Aprovechaba para palpar cada cuerpo, tan diferente, tan único, tan irresistible, les agarraba los "gorditos" falsos, y hasta podía sentir como nos fusionábamos en cuestión de 4 o 5 minutos.
Sonó un merengue, me disponía a sacar a alguien al azar, y la saque a ella, Daniela se llama, 19 años y un cuarto, linda con maquillaje mucho más sin él, y, sin duda algo por lo cual es tan relevante, su noqueante cuerpo. sus curvas peligrosas, sus enormes nalgas prohibidas. Baile como siempre, me acuerdo que tratamos de hablar, yo, borracho ya, le decía que no le escuchaba nada, ¿si estoy bailando bien? La canción acabó y me senté.
Cuando la fiesta acabó yo me quedé en casa de mi primo, lo que me sorprendió fue que ella también se iba a quedar en esa morada ya que vivía algo lejos, nunca nos hablamos pero esa noche nos fuimos de camino a casa cogidos de la mano me jalaba el brazo para que no me chocara con los arboles, me encantaba hacerla reír, demasiado.
Llegamos a la casa, casi las dos de la mañana, ella se cambió junto con la hermana de mi primo y se acostaron en la cama, tienen un camarote así que yo dormía arriba y ella abajo. Yo subí al baño y cuando bajé la vi sentada en la cama de abajo, me sonrió casi tropiezo con las escaleras, "Oye cuidado" me dijo mientras se reía. Me fui a la cama como a las 3, estaban todos dormidos, así que con tragos todavía encima tenía que hacer una jugada. Pero me dormí.
Eran las 6 y algo, mire hacia abajo y me encontré que sus nalgas estaban tapadas por solo una cobija, con toda la suavidad y las ganas posibles moví aquella cobija y contemplé ese gran tesoro, me armé de valor y decidí tocarlo, gracias a Dios tenía el sueño pesado, agarraba ese culo como si fuera mío como por 2 minutos, tenía que estar pendiente porque la mamá de mi primo entraba a veces así que me hacía el dormido.
Mi prima tenía un curso de ingles los sábados, se entro a bañar, mientras eso todos se habían ido o estaban dormidos, ataqué otra vez esas cobijas y me deleite con ese ojete, no lo podía creer. Después de coger confianza lo agarraba con toda la fuerza, ella estaba de lado, así que pude palpar lo que pocos podían, casi no me cabía la nalga en mi mano, la apretaba fuertísimo, pera ella no se inmutaba, le metía la mano mucho más allá, era increíble. Subí un poco más de cobija y le toqué la piel de su espalda que delicia, luego un minuto después de dejar de tocarla, se despertó, ella sintió todo eso y más, salió del cuarto y miró hacia atrás, me miro y sonrió, que excitante.
Luego hablamos un poco, la hice reír, tiene un risa demasiado bonita, tanto como ese culo que se manda, desayunó y se fue, sin despedirse, nunca olvidaré esas nalgas, son únicas.
0 comentarios - Para nada me lo esperaba.