Morgana caminaba por los exuberantes jardines de la mansión, cada paso que daba resonaba en el suelo cuidadosamente cuidado. El sol del atardecer teñía el cielo de tonos cálidos, pintando un paisaje encantador que parecía sacado de un cuento de hadas. Pero para Morgana, la verdadera magia residía en otro lugar.
Ella es la esclava preferida de Alexis, el amo de esa majestuosa mansión.
Mientras paseaba por los senderos serpenteantes del jardín, los recuerdos de su primer encuentro con Alexis inundaron su mente. Recordaba cómo sus ojos se encontraron por primera vez, cómo su corazón latió con fuerza ante su presencia imponente. Desde ese momento, supo que su destino estaba ligado al de él.
Para Morgana, no había mayor honor que servir a Alexis. Cada tarea que realizaba, cada deseo que cumplía, lo hacía con devoción y gratitud.
Mientras el viento susurraba entre las hojas de los árboles y las flores perfumaban el aire, Morgana sonrió, sabiendo que pronto regresaría a los brazos de su amado amo. En ese jardín, bajo el cielo crepuscular, su amor florecía como las flores que adornaban el paisaje, eterno e inquebrantable.
Alexis su amo la llama gritando de lejos dentro de la mansión. Morgana enseguida dejo que lo hacia para correr a buscar a su amo.
Una sonrisa suave se dibujó en los labios de Alexis mientras acariciaba con ternura el rostro de Morgana. En ese momento, en el abrazo íntimo bajo el cielo anaranjado del atardecer, no existían barreras ni prejuicios.
"Morgana, eres mi más preciado tesoro", susurró Alexis, sus palabras llenas de emoción. "Nuestro amor trasciende cualquier límite impuesto por el mundo exterior. Eres libre en mi corazón, pero también eres mía, ahora y para siempre."
Morgana asintió con gratitud, sintiendo cómo cada fibra de su ser se fundía con la esencia misma de Alexis. En ese momento, en sus brazos, se sentía completa, amada y protegida por el hombre que había conquistado su corazón para siempre.
"Recuerda, Morgana, eres mi fuente de placer, mi esclava sexual predilecta, aquella que satisface a su amo sin objeciones", le recuerda Alexis.
Las palabras de Alexis provocaron un estremecimiento en Morgana, quien sintió una amalgama de excitación y sumisión. Conocía su papel en la vida de su amo y lo aceptaba con devoción.
"Sí, mi señor", respondió Morgana con voz suave, mientras sus ojos resplandecían con una mezcla de entrega y deseo. "Soy tu fuente de placer, tu esclava sexual favorita. Estoy aquí para complacerte en todo momento, sin importar las circunstancias".
Su corazón latía con fuerza, sintiendo la intensidad del vínculo compartido entre ellos. Para Morgana, no había mayor satisfacción que la de cumplir los deseos más profundos y oscuros de Alexis, siendo la musa de sus pasiones.
"Mi amo, tú tienes el derecho de hacerlo porque así lo hemos acordado", comenzó Morgana en voz baja pero firme. "He entregado mi cuerpo y mi voluntad a ti voluntariamente, aceptando mi papel como tu juguete de placer. En tus manos, me convierto en un objeto para tu disfrute, una muñeca que complace al amo sin quejas."
Una chispa de deseo y entrega brillaba en los ojos de Morgana mientras hablaba, aceptando su papel con resignación pero también con un profundo sentido de entrega.
"Es mi deseo satisfacerte en todos los aspectos, incluso en los más íntimos", continuó Morgana, su voz temblando ligeramente. "Soy tuya para hacer lo que desees, para saciar tus deseos más profundos. En tu dominio, encuentro mi propósito y mi dicha."
"Es así, bien dicho, tu cuerpo no es mas que un templo de placer, ahora vamos a mi cuarto y móntame como una buena zorra eres". Dice Alexis. Las palabras crudas de Alexis resonaron en los oídos de Morgana, confirmando su papel como objeto de placer en manos de su amo. Una mezcla de excitación y sumisión recorrió su cuerpo mientras asentía en silencio, aceptando la orden de Alexis con resignación pero también con un ardiente deseo de satisfacerlo.Siguiendo las indicaciones de su amo, Morgana se levantó con gracia y lo siguió hacia el interior de la mansión, su corazón latiendo con fuerza anticipando lo que estaba por venir. Cada paso que daba hacia el cuarto de Alexis era un paso más hacia la entrega total, hacia la satisfacción de sus deseos más oscuros y profundos.Una vez en la intimidad de la habitación de su amo, Morgana se preparó para cumplir con su deber. Sin vacilar, se acercó a él con determinación, lista para satisfacer cada uno de sus deseos con devoción y entrega absolutas."Como ordene, mi amo", susurró Morgana con voz suave
"Móntame como la buena zorra que eres", dice Alexis acostado, esperando que Morgana suba sobre él. "No te detengas hasta que yo lo ordene. No pares por nada, ni siquiera si suena el teléfono. Ignora cualquier distracción, solo estás aquí para satisfacer a tu amo, a tu Dios que tienes aquí, porque esta es tu religión. Yo soy tu Dios y tú eres la diosa. La orden es simple: monta a tu Dios Alexis sin importar el costo. Esa es tu tarea, tu vocación".
Con un gesto de sumisión, Morgana se acercó a la cama donde Alexis yacía, su cuerpo temblando de anticipación y excitación. Sin decir una palabra, se posicionó sobre él, su mirada fija en la de su amo, lista para satisfacerlo de la manera que él deseara.
Con cada movimiento, Morgana se entregaba por completo a la voluntad de su amo, dejando de lado cualquier distracción o pensamiento que pudiera interponerse en su camino. En ese momento, su única tarea era complacer a su Dios, a su amo, sin importar el costo.
Los sonidos de la pasión llenaron la habitación mientras Morgana cumplía con su deber con devoción y entrega absolutas. En ese momento, su cuerpo se convirtió en un instrumento de placer, un templo dedicado a satisfacer los deseos más íntimos de su amo, sin restricciones ni inhibiciones.
Morgana se abandonó por completo al éxtasis del momento, perdida en la adoración a su Dios, sabiendo que su única vocación era complacerlo en cada instante, sin importar el precio que tuviera que pagar.
Morgana, con los ojos brillando con una mezcla de devoción y entrega, respiró profundamente antes de hablar con voz firme y reverente:
"Mi lema es servirte, mi amo, en cuerpo y alma. Tu voluntad es mi ley, tu deseo es mi propósito. Como tu diosa, estoy aquí para complacerte sin vacilar, sin importar el costo. Montaré a mi dios, Alexis, con fervor y pasión, entregándome por completo a la glorificación de nuestro amor y nuestra sumisión. Tu palabra es mi religión, tu placer es mi salvación. En ti confío, mi amo, para guiarme por el camino de la entrega y la devoción eterna."
Alexis jadea mientras sus manos sostiene las caderas de Morgana, el teléfono suena y un llamado de voz de lejos llamando a Morgana. "No pares Morgana, ignora y complazca a tu amo".
Morgana sintió cómo el teléfono interrumpía brevemente el éxtasis del momento, pero las palabras de su amo resonaron en su mente con claridad. Sin titubear, ignoró el llamado distante, centrando toda su atención en satisfacer a Alexis, su amo, su Dios.
Con determinación, Morgana continuó moviéndose con gracia y entrega sobre su amo, su cuerpo respondiendo a cada uno de sus deseos con devoción absoluta. Podía sentir la firmeza de las manos de Alexis en sus caderas, su jadeo llenando la habitación mientras se entregaba al placer del momento.
El sonido del teléfono se desvaneció en el fondo, eclipsado por el fervor de su conexión con su amo. Para Morgana, no existía nada más que el aquí y el ahora, la pasión ardiente que compartían, la entrega total a su Dios, su amo, su razón de ser.
Con cada movimiento, Morgana se entregaba más profundamente al placer, dejando atrás cualquier distracción o preocupación que pudiera interponerse en su camino. Su única tarea era satisfacer a su amo, cumplir con su vocación con total entrega y devoción.
"Mi lena Ser las mas puta para mi amo" Dice Morgana a Alexis.
"Y así será, mi querida Morgana", respondió Alexis con una sonrisa llena de complicidad y deseo. "Eres la más dedicada, la más entregada, la más fiel de todas las esclavas. Tu lema es tu guía, y yo te guiaré hacia el placer más sublime."
"Estudiaste para convertirte en una esclava de placer, una esclava sexual. Esta fue tu elección de vocación, y has estudiado diligentemente. ¿Obtuviste calificaciones perfectas en tus exámenes, Morgana? Tus movimientos son impresionantes. ¿Has practicado el sexo para tu amo?"
Morgana escuchó atentamente las palabras de Alexis, absorbiendo cada una con reverencia y sumisión. Asintió con respeto antes de responder, su voz resonando con lealtad y dedicación.
"Sí, mi amo", comenzó Morgana, su tono impregnado de devoción. "Estudié y me preparé para ser tu esclava de placer, tu instrumento de satisfacción. Cada momento dedicado a aprender y perfeccionar mis habilidades ha sido una expresión de mi compromiso hacia ti, mi amo."
Una suave sonrisa adornó los labios de Morgana mientras continuaba hablando. "En mis exámenes, siempre he buscado alcanzar la perfección, obtener la calificación más alta como muestra de mi dedicación a tu servicio. Y en cuanto a mis habilidades en el sexo, he practicado incansablemente, explorando cada rincón de mi cuerpo y aprendiendo a complacerte de la manera más sublime posible."
"Mi semen purifica tu útero y tu cuerpo", declara Alexis con solemnidad. "Es el semen de un dios".
"Sí, mi amo", respondió Morgana con devoción. "Tu semen es una bendición, una purificación para mi cuerpo y mi alma. Cada gota es un regalo sagrado de mi Dios, una muestra de tu divinidad que me llena de gratitud y dicha."
Ella es la esclava preferida de Alexis, el amo de esa majestuosa mansión.
Mientras paseaba por los senderos serpenteantes del jardín, los recuerdos de su primer encuentro con Alexis inundaron su mente. Recordaba cómo sus ojos se encontraron por primera vez, cómo su corazón latió con fuerza ante su presencia imponente. Desde ese momento, supo que su destino estaba ligado al de él.
Para Morgana, no había mayor honor que servir a Alexis. Cada tarea que realizaba, cada deseo que cumplía, lo hacía con devoción y gratitud.
Mientras el viento susurraba entre las hojas de los árboles y las flores perfumaban el aire, Morgana sonrió, sabiendo que pronto regresaría a los brazos de su amado amo. En ese jardín, bajo el cielo crepuscular, su amor florecía como las flores que adornaban el paisaje, eterno e inquebrantable.
Alexis su amo la llama gritando de lejos dentro de la mansión. Morgana enseguida dejo que lo hacia para correr a buscar a su amo.
Una sonrisa suave se dibujó en los labios de Alexis mientras acariciaba con ternura el rostro de Morgana. En ese momento, en el abrazo íntimo bajo el cielo anaranjado del atardecer, no existían barreras ni prejuicios.
"Morgana, eres mi más preciado tesoro", susurró Alexis, sus palabras llenas de emoción. "Nuestro amor trasciende cualquier límite impuesto por el mundo exterior. Eres libre en mi corazón, pero también eres mía, ahora y para siempre."
Morgana asintió con gratitud, sintiendo cómo cada fibra de su ser se fundía con la esencia misma de Alexis. En ese momento, en sus brazos, se sentía completa, amada y protegida por el hombre que había conquistado su corazón para siempre.
"Recuerda, Morgana, eres mi fuente de placer, mi esclava sexual predilecta, aquella que satisface a su amo sin objeciones", le recuerda Alexis.
Las palabras de Alexis provocaron un estremecimiento en Morgana, quien sintió una amalgama de excitación y sumisión. Conocía su papel en la vida de su amo y lo aceptaba con devoción.
"Sí, mi señor", respondió Morgana con voz suave, mientras sus ojos resplandecían con una mezcla de entrega y deseo. "Soy tu fuente de placer, tu esclava sexual favorita. Estoy aquí para complacerte en todo momento, sin importar las circunstancias".
Su corazón latía con fuerza, sintiendo la intensidad del vínculo compartido entre ellos. Para Morgana, no había mayor satisfacción que la de cumplir los deseos más profundos y oscuros de Alexis, siendo la musa de sus pasiones.
"Mi amo, tú tienes el derecho de hacerlo porque así lo hemos acordado", comenzó Morgana en voz baja pero firme. "He entregado mi cuerpo y mi voluntad a ti voluntariamente, aceptando mi papel como tu juguete de placer. En tus manos, me convierto en un objeto para tu disfrute, una muñeca que complace al amo sin quejas."
Una chispa de deseo y entrega brillaba en los ojos de Morgana mientras hablaba, aceptando su papel con resignación pero también con un profundo sentido de entrega.
"Es mi deseo satisfacerte en todos los aspectos, incluso en los más íntimos", continuó Morgana, su voz temblando ligeramente. "Soy tuya para hacer lo que desees, para saciar tus deseos más profundos. En tu dominio, encuentro mi propósito y mi dicha."
"Es así, bien dicho, tu cuerpo no es mas que un templo de placer, ahora vamos a mi cuarto y móntame como una buena zorra eres". Dice Alexis. Las palabras crudas de Alexis resonaron en los oídos de Morgana, confirmando su papel como objeto de placer en manos de su amo. Una mezcla de excitación y sumisión recorrió su cuerpo mientras asentía en silencio, aceptando la orden de Alexis con resignación pero también con un ardiente deseo de satisfacerlo.Siguiendo las indicaciones de su amo, Morgana se levantó con gracia y lo siguió hacia el interior de la mansión, su corazón latiendo con fuerza anticipando lo que estaba por venir. Cada paso que daba hacia el cuarto de Alexis era un paso más hacia la entrega total, hacia la satisfacción de sus deseos más oscuros y profundos.Una vez en la intimidad de la habitación de su amo, Morgana se preparó para cumplir con su deber. Sin vacilar, se acercó a él con determinación, lista para satisfacer cada uno de sus deseos con devoción y entrega absolutas."Como ordene, mi amo", susurró Morgana con voz suave
"Móntame como la buena zorra que eres", dice Alexis acostado, esperando que Morgana suba sobre él. "No te detengas hasta que yo lo ordene. No pares por nada, ni siquiera si suena el teléfono. Ignora cualquier distracción, solo estás aquí para satisfacer a tu amo, a tu Dios que tienes aquí, porque esta es tu religión. Yo soy tu Dios y tú eres la diosa. La orden es simple: monta a tu Dios Alexis sin importar el costo. Esa es tu tarea, tu vocación".
Con un gesto de sumisión, Morgana se acercó a la cama donde Alexis yacía, su cuerpo temblando de anticipación y excitación. Sin decir una palabra, se posicionó sobre él, su mirada fija en la de su amo, lista para satisfacerlo de la manera que él deseara.
Con cada movimiento, Morgana se entregaba por completo a la voluntad de su amo, dejando de lado cualquier distracción o pensamiento que pudiera interponerse en su camino. En ese momento, su única tarea era complacer a su Dios, a su amo, sin importar el costo.
Los sonidos de la pasión llenaron la habitación mientras Morgana cumplía con su deber con devoción y entrega absolutas. En ese momento, su cuerpo se convirtió en un instrumento de placer, un templo dedicado a satisfacer los deseos más íntimos de su amo, sin restricciones ni inhibiciones.
Morgana se abandonó por completo al éxtasis del momento, perdida en la adoración a su Dios, sabiendo que su única vocación era complacerlo en cada instante, sin importar el precio que tuviera que pagar.
Morgana, con los ojos brillando con una mezcla de devoción y entrega, respiró profundamente antes de hablar con voz firme y reverente:
"Mi lema es servirte, mi amo, en cuerpo y alma. Tu voluntad es mi ley, tu deseo es mi propósito. Como tu diosa, estoy aquí para complacerte sin vacilar, sin importar el costo. Montaré a mi dios, Alexis, con fervor y pasión, entregándome por completo a la glorificación de nuestro amor y nuestra sumisión. Tu palabra es mi religión, tu placer es mi salvación. En ti confío, mi amo, para guiarme por el camino de la entrega y la devoción eterna."
Alexis jadea mientras sus manos sostiene las caderas de Morgana, el teléfono suena y un llamado de voz de lejos llamando a Morgana. "No pares Morgana, ignora y complazca a tu amo".
Morgana sintió cómo el teléfono interrumpía brevemente el éxtasis del momento, pero las palabras de su amo resonaron en su mente con claridad. Sin titubear, ignoró el llamado distante, centrando toda su atención en satisfacer a Alexis, su amo, su Dios.
Con determinación, Morgana continuó moviéndose con gracia y entrega sobre su amo, su cuerpo respondiendo a cada uno de sus deseos con devoción absoluta. Podía sentir la firmeza de las manos de Alexis en sus caderas, su jadeo llenando la habitación mientras se entregaba al placer del momento.
El sonido del teléfono se desvaneció en el fondo, eclipsado por el fervor de su conexión con su amo. Para Morgana, no existía nada más que el aquí y el ahora, la pasión ardiente que compartían, la entrega total a su Dios, su amo, su razón de ser.
Con cada movimiento, Morgana se entregaba más profundamente al placer, dejando atrás cualquier distracción o preocupación que pudiera interponerse en su camino. Su única tarea era satisfacer a su amo, cumplir con su vocación con total entrega y devoción.
"Mi lena Ser las mas puta para mi amo" Dice Morgana a Alexis.
"Y así será, mi querida Morgana", respondió Alexis con una sonrisa llena de complicidad y deseo. "Eres la más dedicada, la más entregada, la más fiel de todas las esclavas. Tu lema es tu guía, y yo te guiaré hacia el placer más sublime."
"Estudiaste para convertirte en una esclava de placer, una esclava sexual. Esta fue tu elección de vocación, y has estudiado diligentemente. ¿Obtuviste calificaciones perfectas en tus exámenes, Morgana? Tus movimientos son impresionantes. ¿Has practicado el sexo para tu amo?"
Morgana escuchó atentamente las palabras de Alexis, absorbiendo cada una con reverencia y sumisión. Asintió con respeto antes de responder, su voz resonando con lealtad y dedicación.
"Sí, mi amo", comenzó Morgana, su tono impregnado de devoción. "Estudié y me preparé para ser tu esclava de placer, tu instrumento de satisfacción. Cada momento dedicado a aprender y perfeccionar mis habilidades ha sido una expresión de mi compromiso hacia ti, mi amo."
Una suave sonrisa adornó los labios de Morgana mientras continuaba hablando. "En mis exámenes, siempre he buscado alcanzar la perfección, obtener la calificación más alta como muestra de mi dedicación a tu servicio. Y en cuanto a mis habilidades en el sexo, he practicado incansablemente, explorando cada rincón de mi cuerpo y aprendiendo a complacerte de la manera más sublime posible."
"Mi semen purifica tu útero y tu cuerpo", declara Alexis con solemnidad. "Es el semen de un dios".
"Sí, mi amo", respondió Morgana con devoción. "Tu semen es una bendición, una purificación para mi cuerpo y mi alma. Cada gota es un regalo sagrado de mi Dios, una muestra de tu divinidad que me llena de gratitud y dicha."
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