"Entrenamiento en el callejón".
Autor: Milfomancer
Redes sociales:
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https://archiveofourown.org/users/Milfomancer/pseuds/Milfomancer
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Resumen:
No es un gangbang de callejón en los barrios bajos, es un entrenamiento para vencer la vergüenza y dominar su kamui... o algo así.
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Ryuko sintió otra salpicadura de esperma caliente en la cara, estremeciéndose por el olor y lo repentino de la misma. La polla que había sacudido sobre su mejilla se le quedó flácida en su mano y apartó a No-Star.
—¡Vamos, el siguiente! —gritó la marimacha, agitada y ansiosa por terminar con su “entrenamiento”. Con Senketsu y, para su asombro, según la sugerencia de Mako, estaba “entrenando su orgullo”. Al menos, así lo había llamado. Barazo lo había llamado por lo que realmente era.
—Oh, ¿una orgía en un callejón? Hacía tiempo que no teníamos una de esas —había dicho Barazo, limpiándose la sangre de la nariz. Ya había tenido su turno hacía cinco horas y en ese momento estaba parado en la entrada de la sucia calle lateral, cobrando la entrada.
—¡Que se joda la nueva, todos son bienvenidos! ¡20 pavos por una paja, 40 por una mamada! ¡Solo 10 por pajearse en su bonita cara! ¡60 pavos por cogérsela con condón y 100 por hacerlo en carne viva! ¡Un especial de Mankanshoku: 135 por cogerle el culo! —gritó el hombre gordo, vendiendo entradas especiales escritas a mano. Justo al final del callejón, “supervisando” las actividades, recogiendo las entradas y repartiendo condones y lubricante, se encontraba Mako muy emocionada, que estaba en topless y cubierta de fluidos.
Otro chico de la clase que Ryuko no reconoció le agitó en lacara un boleto grasiento que tenía garabateado "MAMADA". Ella se lo arrebató con las manos pegajosas.
—¡Muy bien, espero que al menos hayas visto un espectácu--hmmhmhm!.
Al cachondo No-Star no le importaba lo que saliera de la boca de Ryuko, solo lo que pudiera meterle. Disfrutó la cara de asco que le dedicó la nueva estudiante al darse cuenta de que sus esperanzas eran infundadas. Le puso las manos sobre la cabeza, ignorando las decenas de semen que corrían por su cabello negro, y comenzó a penetrarla. Resignada a cumplir con su deber, Ryuko le retiró el prepucio a regañadientes con su torpe lengua, deseando que se corriera lo más rápido posible. Después de tantas mamadas, sabía que necesitaba atacar su sensible glande.
—Ooooh, entonces puedes usar esta boca para algo más que gritar el nombre de Kiryuin a todo pulmón, ¿eh? Esto es muuucho mejor que usar mis manos —gimió. Si las miradas mataran, Ryuko le habría hecho un agujero en la cabeza, pero siguió haciéndolo. Además, no era el único pervertido que reclamaba su atención.
—¡Vamos, aprieta ese coño lascivo! Pensé que se suponía quelas marimachos debían tener la vagina apretada. Aunque supongo que cualquier chica estaría floja después de cogerse a la mitad del vecindario.
—Cállate, man —dijo el tipo al que Ryuko estaba masturbando. Como si quisiera recompensarle por decir lo que ella no podía, añadió algunos giros a los movimientos, haciendo que a él se le doblaran un poco las rodillas por el placer añadido.
—Hey, no te enojes. Lo único que te podías permitir era una paja. ¡También lleva guantes!"
—No lo sé, hay algo bastante excitante en que una chica guapa te haga una paja con rabia, ¿sabes? Maldita sea, no sé de qué está hecha estúpido traje, pero se siente increíble, no voy a mentir.
—¿Estúpido? Ryuko, dile que no soy estúpido —dijo Senketsu en su cabeza.
—Gluk gluk gluk~ ¡Mhmmhmh!~ gluk gluk gluk… —Fue todo lo que pudo decir.
Las tetas de Ryuko rebotaban hacia arriba y hacia abajo mientras el sujeto debajo de ella continuaba guiándola hacia arriba y hacia abajo por su pene. Hubo una serie de bofetadas húmedas mientras el creciente cinturón de condones usados chapoteaba contra su estómago y sus muslos. Ella les había gritado a los primeros chicos que lo intentaron, pero al final rindió cuando ataron las pruebas de sus corridas en su diminuto atuendo.
—Vaya, mira cómo se mueven esos melones —silbó el tipo de la paja, y le metió mano con unos cuantos toqueteos mañosos. Cuando se apartó, le dio un fuerte pellizco en el rígido pezón rosado, estirándolo antes de que su turgente teta volviera a su sitió, ligeramente más roja de lo que la había dejado.
Ryuko no pudo contener un gemido por el doloroso placer. Al principio, le dio rabia que lo hiciera, y luego le dio rabia que no hiciera lo mismo con el otro.
—Si vas a ser tan brusco con mi pecho, ¡al menos sé ecuánime!—dijo, sorprendida de sí misma. Hubo un momento de silencio atónito, roto por la risa de los hombres.
—Muy bien, muy bien. ¿Quién diría que a la estudiante transferida le gustaba duro?
—Amigo, la están cogiendo sobre un colchón sucio en un puto callejón, ¿de verdad estás tan sorprendido?"
Una mano se acercó y agarró su pecho ignorado, dándole un trato similar. Esta vez, sin embargo, no soltó su pezón al apartarse: lo pellizcó con firmeza y tiró hasta que los ojos de Ryuko se humedecieron. Cuando por fin se zafó del agarre, ella soltó un gemido.
—¡Joder, haz gárgaras con mi verga en la garganta, zorra!—dijo el chico. Ryuko puso los ojos llorosos en blanco. Sinceramente, él era más pequeño de lo normal y apenas llegaba a los siete centímetros dentro de ella, incluso cuando le golpeó la cara con la entrepierna. Aun así, cuando se corrió, el esperma al rojo vivo le salpicó la parte posterior de la garganta y la hizo toser y farfullar. Ella lo empujó, y el resto de su clímax terminó en su cara y sus tetas expuestas.
—Maldición ¡Qué puto asco! ¡Avisa a una mujer cuando vayas acorrerte, cabrón! —le espetó.. Él hizo un gesto condescendiente mientras se alejaba. Distraída por la ira, Ryuko volvió a sorprenderse cuando otro chorro caliente de esperma le salpicó la nariz y apretó los dientes.
—Oooh, sigue masturbándome, aún no he terminado, ¡sigue! —ordenó el destinatario de su paja enguantada—. ¡Saca la lengua!
Ella frunció el ceño y asintió. No exageraba: aún fue capaz de soltarle otras cuatro o cinco gruesas cuerdas de semen amarillo turbio sobre su lengua. Ryuko se estremecía con cada aterrizaje, el esperma salado y nocivo todavía le resultaba repugnante, incluso después de casi un día entero de tragarlo. Cuando por fin terminó, Ryuko fue a escupir, pero el hombre le apretó las mejillas y los labios.
—¡De ninguna manera, no te atrevas, será mejor que te lo tragues todo! Eso fue como la mitad de mi dinero del alquiler, de ninguna manera voy a dejar que escupas el dinero ahorrado de una semana. —Absolutamente furiosa, la marimacho hizo un ademán de masticar su repugnante carga antes de tragar y mostrar su boca vacía.
—¡Oh, mierda! ¡Por fin se ha puesto apretada! ¡Supongo que solo lo hace cuando está enfadada, joder! —El hombre que yacía debajo de ella golpeó sus caderas contra las de él, bombeando otra carga caliente sobre sus pliegues desordenados. Ryuko se detuvo, concentrada, tratando desesperadamente de no dejar que este hombre la hiciera correrse. Rezó para que el señor Mankanshoku supiera de lo que hablaba cuando le dio dado la pastilla anticonceptiva esa mañana. La guerrera en formación se alegró de no tener que mirar la cara de su compañero, pero también le preocupaba la postura. Le sentaba demasiado bien: el ángulo le daba justo en el punto exacto, donde sus dedos apenas podían alcanzar, y la sensación del semen caliente saliendo de ella debería haber sido asquerosa, pero honestamente estaba empezando a gustarle.
—E-Está bien, ya te viniste, sal de aquí ahora. —Ryuko se puso de pie, sus tacones chasqueando en el frío suelo mientras se levantaba del colchón manchado en el que la estaban follando. Al hacerlo, tembló cuando una enorme carga se deslizó fuera de ella.
Finalmente, cuando tuvo un momento para sí misma, se sentó en la destartalada silla de jardín que le habían proporcionado. —Chicos estúpidos—, murmuró, empezando a masturbarse. Se avergonzó de lo cerca que estaba, y tardó menos de treinta segundos en correrse. Estiró las piernas y sintió que su rostro se sonrojaba mientras chorreaba, mojando el suelo frente a ella. Una ola de relajación y placer la invadió, pero se rompió rápidamente cuando se acercó su siguiente cliente.
—¡Ryuko! ¡Éste es Long T/N! ¡Es del otro lado de los barrios bajos! ¡Tiene una polla enorme! ¡Pagó extra para cogerte a solas! ¡Vaya, quéo casión para él! —dijo Mako, apenas capaz de caminar erguida mientras un No-Star se frotaba frenéticamente contra su culo, rociando de blanco su falda azul de blanco antes de salir corriendo.
—V-Vale, claro. ¿Qué quiere...? —Ryuko fue interrumpida por un puño del tamaño de un jamón que le empujó a la cara un billete con la palabra “ANAL” escrita en grandes letras en negrita. Long T/N la agarró y la arrojó de espaldas de nuevo al sucio colchón. Mako estaba justo detrás de ella, tirando de las piernas por detrás de la cabeza y dejando al descubierto su coño empapado y su culo abierto.
—¡Aquí tienes el paquete VIP! —dijo Mako, bombeando lubricante frío en su agujero más apretando y por todo el falo carnoso de T/N. Ryuko se tensó, insegura.
—¿Estás bromeando? ¡N-No hay forma de que pueda soportar a este tipo por el culo! ¡Me va a romper algo!
—¡Ryuko! —dijo Mako, todavía aplicando lubricante en el pene de su nuevo compañero—. ¿No es por eso que estamos aquí? ¡Claro, es para ganar dinero! ¡Pero! ¡Eso no es todo! ¡También es para que puedas ser valiente! ¡Y fuerte! ¡Y expresar tu perversión exhibicionista!
—No tengo ninguna exhi--
—¡Y más importante que eso! ¡Es! ¡Tienes que meterte esta gran verga por el culo! Es la única manera. ¡Además, Long T/N pagó extra! ¡El cliente siempre tiene la razón, Ryuko!”
Suficientemente resbaladizo, Long T/N no perdió más tiempo. Abrió las piernas de Ryuko y se deslizó dentro de su anillo. Ella hizo una mueca y gritó, chillando mientras él hacía varios intentos para introducir toda su longitud en su interior.
—Tú… bastardo… —dijo entre dientes, odiando el hecho de quese sentía increíble.
Long T/N soltó una risa lenta y profunda:
—Todas las chicas luchadoras son iguales. Hablan rudo, pero una gran verga en el culo y de repente no quieren nada más que más pene.
T/N apostó que la nueva chica llena de esperma se vendría por el culo primero. Cuando terminó su único pensamiento semi-coherente del día, el bruto comenzó a embestir en serio, con las manos sobre sus tobillos. Los brazos de Ryuko estaban inmovilizados bajo sus propias piernas, así que no podía apartarlo, aunque quisiera. Lo único que podía hacer era quedarse tumbada e intentar fingir que no disfrutaba cada segundo de su circunferencia hundiéndose en su estómago.
—Mmm, estas apretada —murmuró. Empujó sus tobillos aún más detrás de su cabeza. Ryuko ahogó un grito cuando el ángulo le permitió ver prácticamente su gorda polla asomando por su estómago. Podía sentirlo golpear contra su vientre con cada embestida, y eso la estaba volviendo loca.
—S-Solo… vente ya, de una vez… bastardo —jadeó ella, apenas capaz de llenar los pulmones por la posición apretada en la que la sostenía. Una palma del tamaño de un plato le cubrió la cara, empujándola hacia el colchón húmedo.
—Hablas demasiado. Los onaholes debería estar callados.
Diez minutos de sexo duro y descoordinado después, Long T/N empezó a mostrar signos de acercarse a su límite. Ryuko se habría alegrado de verlo, de no haber estado perdiendo la cabeza tratando de contener las compuertas de un orgasmo enorme.
—Te estás acercando, ¿eh, grandullón? —gimoteó, con los dedos haciendo agujeros en la ropa de cama barata.
—Usare una técnica secreta que te hará a ti, mi vertedero de semen favorito a perder la apuesta —dijo. Se retiró, y eso por sí solo casi hizo que la pobre chica se perdiera. La volteó sobre su tonificado estómago, sus enormes manos agarrando sus caderas. De una sola vez, reanudó su frenética embestida, ahora poniendo todo su peso en el empuje.
Ryuko perdió el control, su dique mental se rompió. Gimió en el sucio colchón, sintiendo un chorro caliente de su coño empapar el otro extremo. Cada embestida en su culo provocaba una nueva pulsación de su clímax, con la cabeza mareada por el placer y la vergüenza. Como si supiera que por fin había ganado su apuesta, Long T/N dio una última estocada estocada final, clavándose contra su gordo trasero, y Ryuko pudo sentir con sus sensibles paredes cada pulso y bombeo de su eyaculación. Ryuko se quedó tumbada en éxtasis mientras el colgado No-Star bombeaba una carga inhumana en su interior, y la sensación de estar llena de esperma caliente solo prolongaba su ya intenso orgasmo.
Satisfecho, él se retiró y dejó caer su polla ablandada sobre su redondo culo. Salpicó unos últimos chorritos de semen antes de levantarse y alejarse, satisfecho.
Una burbuja caliente de semen se escapó de ella, haciéndola gemir mientras se deslizaba por su clítoris y su coño doloridos. Estaba enojada por haber perdido, y aún más enojada por haberse sentido tan jodidamente bien.
«Más le vale a ese bastardo aparecer de nuevo mañana... P-Para la revancha», pensó para sí misma antes de sucumbir al cansancio y desmayarse en el colchón manchado de sexo.
FIN.
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Autor: Milfomancer
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https://archiveofourown.org/users/Milfomancer/pseuds/Milfomancer
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Resumen:
No es un gangbang de callejón en los barrios bajos, es un entrenamiento para vencer la vergüenza y dominar su kamui... o algo así.
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Ryuko sintió otra salpicadura de esperma caliente en la cara, estremeciéndose por el olor y lo repentino de la misma. La polla que había sacudido sobre su mejilla se le quedó flácida en su mano y apartó a No-Star.
—¡Vamos, el siguiente! —gritó la marimacha, agitada y ansiosa por terminar con su “entrenamiento”. Con Senketsu y, para su asombro, según la sugerencia de Mako, estaba “entrenando su orgullo”. Al menos, así lo había llamado. Barazo lo había llamado por lo que realmente era.
—Oh, ¿una orgía en un callejón? Hacía tiempo que no teníamos una de esas —había dicho Barazo, limpiándose la sangre de la nariz. Ya había tenido su turno hacía cinco horas y en ese momento estaba parado en la entrada de la sucia calle lateral, cobrando la entrada.
—¡Que se joda la nueva, todos son bienvenidos! ¡20 pavos por una paja, 40 por una mamada! ¡Solo 10 por pajearse en su bonita cara! ¡60 pavos por cogérsela con condón y 100 por hacerlo en carne viva! ¡Un especial de Mankanshoku: 135 por cogerle el culo! —gritó el hombre gordo, vendiendo entradas especiales escritas a mano. Justo al final del callejón, “supervisando” las actividades, recogiendo las entradas y repartiendo condones y lubricante, se encontraba Mako muy emocionada, que estaba en topless y cubierta de fluidos.
Otro chico de la clase que Ryuko no reconoció le agitó en lacara un boleto grasiento que tenía garabateado "MAMADA". Ella se lo arrebató con las manos pegajosas.
—¡Muy bien, espero que al menos hayas visto un espectácu--hmmhmhm!.
Al cachondo No-Star no le importaba lo que saliera de la boca de Ryuko, solo lo que pudiera meterle. Disfrutó la cara de asco que le dedicó la nueva estudiante al darse cuenta de que sus esperanzas eran infundadas. Le puso las manos sobre la cabeza, ignorando las decenas de semen que corrían por su cabello negro, y comenzó a penetrarla. Resignada a cumplir con su deber, Ryuko le retiró el prepucio a regañadientes con su torpe lengua, deseando que se corriera lo más rápido posible. Después de tantas mamadas, sabía que necesitaba atacar su sensible glande.
—Ooooh, entonces puedes usar esta boca para algo más que gritar el nombre de Kiryuin a todo pulmón, ¿eh? Esto es muuucho mejor que usar mis manos —gimió. Si las miradas mataran, Ryuko le habría hecho un agujero en la cabeza, pero siguió haciéndolo. Además, no era el único pervertido que reclamaba su atención.
—¡Vamos, aprieta ese coño lascivo! Pensé que se suponía quelas marimachos debían tener la vagina apretada. Aunque supongo que cualquier chica estaría floja después de cogerse a la mitad del vecindario.
—Cállate, man —dijo el tipo al que Ryuko estaba masturbando. Como si quisiera recompensarle por decir lo que ella no podía, añadió algunos giros a los movimientos, haciendo que a él se le doblaran un poco las rodillas por el placer añadido.
—Hey, no te enojes. Lo único que te podías permitir era una paja. ¡También lleva guantes!"
—No lo sé, hay algo bastante excitante en que una chica guapa te haga una paja con rabia, ¿sabes? Maldita sea, no sé de qué está hecha estúpido traje, pero se siente increíble, no voy a mentir.
—¿Estúpido? Ryuko, dile que no soy estúpido —dijo Senketsu en su cabeza.
—Gluk gluk gluk~ ¡Mhmmhmh!~ gluk gluk gluk… —Fue todo lo que pudo decir.
Las tetas de Ryuko rebotaban hacia arriba y hacia abajo mientras el sujeto debajo de ella continuaba guiándola hacia arriba y hacia abajo por su pene. Hubo una serie de bofetadas húmedas mientras el creciente cinturón de condones usados chapoteaba contra su estómago y sus muslos. Ella les había gritado a los primeros chicos que lo intentaron, pero al final rindió cuando ataron las pruebas de sus corridas en su diminuto atuendo.
—Vaya, mira cómo se mueven esos melones —silbó el tipo de la paja, y le metió mano con unos cuantos toqueteos mañosos. Cuando se apartó, le dio un fuerte pellizco en el rígido pezón rosado, estirándolo antes de que su turgente teta volviera a su sitió, ligeramente más roja de lo que la había dejado.
Ryuko no pudo contener un gemido por el doloroso placer. Al principio, le dio rabia que lo hiciera, y luego le dio rabia que no hiciera lo mismo con el otro.
—Si vas a ser tan brusco con mi pecho, ¡al menos sé ecuánime!—dijo, sorprendida de sí misma. Hubo un momento de silencio atónito, roto por la risa de los hombres.
—Muy bien, muy bien. ¿Quién diría que a la estudiante transferida le gustaba duro?
—Amigo, la están cogiendo sobre un colchón sucio en un puto callejón, ¿de verdad estás tan sorprendido?"
Una mano se acercó y agarró su pecho ignorado, dándole un trato similar. Esta vez, sin embargo, no soltó su pezón al apartarse: lo pellizcó con firmeza y tiró hasta que los ojos de Ryuko se humedecieron. Cuando por fin se zafó del agarre, ella soltó un gemido.
—¡Joder, haz gárgaras con mi verga en la garganta, zorra!—dijo el chico. Ryuko puso los ojos llorosos en blanco. Sinceramente, él era más pequeño de lo normal y apenas llegaba a los siete centímetros dentro de ella, incluso cuando le golpeó la cara con la entrepierna. Aun así, cuando se corrió, el esperma al rojo vivo le salpicó la parte posterior de la garganta y la hizo toser y farfullar. Ella lo empujó, y el resto de su clímax terminó en su cara y sus tetas expuestas.
—Maldición ¡Qué puto asco! ¡Avisa a una mujer cuando vayas acorrerte, cabrón! —le espetó.. Él hizo un gesto condescendiente mientras se alejaba. Distraída por la ira, Ryuko volvió a sorprenderse cuando otro chorro caliente de esperma le salpicó la nariz y apretó los dientes.
—Oooh, sigue masturbándome, aún no he terminado, ¡sigue! —ordenó el destinatario de su paja enguantada—. ¡Saca la lengua!
Ella frunció el ceño y asintió. No exageraba: aún fue capaz de soltarle otras cuatro o cinco gruesas cuerdas de semen amarillo turbio sobre su lengua. Ryuko se estremecía con cada aterrizaje, el esperma salado y nocivo todavía le resultaba repugnante, incluso después de casi un día entero de tragarlo. Cuando por fin terminó, Ryuko fue a escupir, pero el hombre le apretó las mejillas y los labios.
—¡De ninguna manera, no te atrevas, será mejor que te lo tragues todo! Eso fue como la mitad de mi dinero del alquiler, de ninguna manera voy a dejar que escupas el dinero ahorrado de una semana. —Absolutamente furiosa, la marimacho hizo un ademán de masticar su repugnante carga antes de tragar y mostrar su boca vacía.
—¡Oh, mierda! ¡Por fin se ha puesto apretada! ¡Supongo que solo lo hace cuando está enfadada, joder! —El hombre que yacía debajo de ella golpeó sus caderas contra las de él, bombeando otra carga caliente sobre sus pliegues desordenados. Ryuko se detuvo, concentrada, tratando desesperadamente de no dejar que este hombre la hiciera correrse. Rezó para que el señor Mankanshoku supiera de lo que hablaba cuando le dio dado la pastilla anticonceptiva esa mañana. La guerrera en formación se alegró de no tener que mirar la cara de su compañero, pero también le preocupaba la postura. Le sentaba demasiado bien: el ángulo le daba justo en el punto exacto, donde sus dedos apenas podían alcanzar, y la sensación del semen caliente saliendo de ella debería haber sido asquerosa, pero honestamente estaba empezando a gustarle.
—E-Está bien, ya te viniste, sal de aquí ahora. —Ryuko se puso de pie, sus tacones chasqueando en el frío suelo mientras se levantaba del colchón manchado en el que la estaban follando. Al hacerlo, tembló cuando una enorme carga se deslizó fuera de ella.
Finalmente, cuando tuvo un momento para sí misma, se sentó en la destartalada silla de jardín que le habían proporcionado. —Chicos estúpidos—, murmuró, empezando a masturbarse. Se avergonzó de lo cerca que estaba, y tardó menos de treinta segundos en correrse. Estiró las piernas y sintió que su rostro se sonrojaba mientras chorreaba, mojando el suelo frente a ella. Una ola de relajación y placer la invadió, pero se rompió rápidamente cuando se acercó su siguiente cliente.
—¡Ryuko! ¡Éste es Long T/N! ¡Es del otro lado de los barrios bajos! ¡Tiene una polla enorme! ¡Pagó extra para cogerte a solas! ¡Vaya, quéo casión para él! —dijo Mako, apenas capaz de caminar erguida mientras un No-Star se frotaba frenéticamente contra su culo, rociando de blanco su falda azul de blanco antes de salir corriendo.
—V-Vale, claro. ¿Qué quiere...? —Ryuko fue interrumpida por un puño del tamaño de un jamón que le empujó a la cara un billete con la palabra “ANAL” escrita en grandes letras en negrita. Long T/N la agarró y la arrojó de espaldas de nuevo al sucio colchón. Mako estaba justo detrás de ella, tirando de las piernas por detrás de la cabeza y dejando al descubierto su coño empapado y su culo abierto.
—¡Aquí tienes el paquete VIP! —dijo Mako, bombeando lubricante frío en su agujero más apretando y por todo el falo carnoso de T/N. Ryuko se tensó, insegura.
—¿Estás bromeando? ¡N-No hay forma de que pueda soportar a este tipo por el culo! ¡Me va a romper algo!
—¡Ryuko! —dijo Mako, todavía aplicando lubricante en el pene de su nuevo compañero—. ¿No es por eso que estamos aquí? ¡Claro, es para ganar dinero! ¡Pero! ¡Eso no es todo! ¡También es para que puedas ser valiente! ¡Y fuerte! ¡Y expresar tu perversión exhibicionista!
—No tengo ninguna exhi--
—¡Y más importante que eso! ¡Es! ¡Tienes que meterte esta gran verga por el culo! Es la única manera. ¡Además, Long T/N pagó extra! ¡El cliente siempre tiene la razón, Ryuko!”
Suficientemente resbaladizo, Long T/N no perdió más tiempo. Abrió las piernas de Ryuko y se deslizó dentro de su anillo. Ella hizo una mueca y gritó, chillando mientras él hacía varios intentos para introducir toda su longitud en su interior.
—Tú… bastardo… —dijo entre dientes, odiando el hecho de quese sentía increíble.
Long T/N soltó una risa lenta y profunda:
—Todas las chicas luchadoras son iguales. Hablan rudo, pero una gran verga en el culo y de repente no quieren nada más que más pene.
T/N apostó que la nueva chica llena de esperma se vendría por el culo primero. Cuando terminó su único pensamiento semi-coherente del día, el bruto comenzó a embestir en serio, con las manos sobre sus tobillos. Los brazos de Ryuko estaban inmovilizados bajo sus propias piernas, así que no podía apartarlo, aunque quisiera. Lo único que podía hacer era quedarse tumbada e intentar fingir que no disfrutaba cada segundo de su circunferencia hundiéndose en su estómago.
—Mmm, estas apretada —murmuró. Empujó sus tobillos aún más detrás de su cabeza. Ryuko ahogó un grito cuando el ángulo le permitió ver prácticamente su gorda polla asomando por su estómago. Podía sentirlo golpear contra su vientre con cada embestida, y eso la estaba volviendo loca.
—S-Solo… vente ya, de una vez… bastardo —jadeó ella, apenas capaz de llenar los pulmones por la posición apretada en la que la sostenía. Una palma del tamaño de un plato le cubrió la cara, empujándola hacia el colchón húmedo.
—Hablas demasiado. Los onaholes debería estar callados.
Diez minutos de sexo duro y descoordinado después, Long T/N empezó a mostrar signos de acercarse a su límite. Ryuko se habría alegrado de verlo, de no haber estado perdiendo la cabeza tratando de contener las compuertas de un orgasmo enorme.
—Te estás acercando, ¿eh, grandullón? —gimoteó, con los dedos haciendo agujeros en la ropa de cama barata.
—Usare una técnica secreta que te hará a ti, mi vertedero de semen favorito a perder la apuesta —dijo. Se retiró, y eso por sí solo casi hizo que la pobre chica se perdiera. La volteó sobre su tonificado estómago, sus enormes manos agarrando sus caderas. De una sola vez, reanudó su frenética embestida, ahora poniendo todo su peso en el empuje.
Ryuko perdió el control, su dique mental se rompió. Gimió en el sucio colchón, sintiendo un chorro caliente de su coño empapar el otro extremo. Cada embestida en su culo provocaba una nueva pulsación de su clímax, con la cabeza mareada por el placer y la vergüenza. Como si supiera que por fin había ganado su apuesta, Long T/N dio una última estocada estocada final, clavándose contra su gordo trasero, y Ryuko pudo sentir con sus sensibles paredes cada pulso y bombeo de su eyaculación. Ryuko se quedó tumbada en éxtasis mientras el colgado No-Star bombeaba una carga inhumana en su interior, y la sensación de estar llena de esperma caliente solo prolongaba su ya intenso orgasmo.
Satisfecho, él se retiró y dejó caer su polla ablandada sobre su redondo culo. Salpicó unos últimos chorritos de semen antes de levantarse y alejarse, satisfecho.
Una burbuja caliente de semen se escapó de ella, haciéndola gemir mientras se deslizaba por su clítoris y su coño doloridos. Estaba enojada por haber perdido, y aún más enojada por haberse sentido tan jodidamente bien.
«Más le vale a ese bastardo aparecer de nuevo mañana... P-Para la revancha», pensó para sí misma antes de sucumbir al cansancio y desmayarse en el colchón manchado de sexo.
FIN.
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