La Putita del Domino's
OneShot
Lo que les contaré me sucedió en 2018. Acababa de terminar la preparatoria y había entrado a la universidad. Mi familia es bastante humilde así que a duras penas podían ayudarme con mis estudios, fue por esto que decidí meterme a trabajar en la famosa cadena de comida rápida “Domino’s Pizza”.
Los primeros días ahí fueron bastante aburridos. Yo tenía el puesto de “RSC” o “Representante del Servicio al Cliente” así que me la pasaba tomando pedidos por teléfono o en la caja cuando me tocaba apertura o cierre.
La verdad era un trabajo sumamente molesto y aburrido. Mis compañeras (Sí, porque en el puesto de RSC había puras chicas, yo era el único vato) se la pasaban jugando entre ellas o platicando, siempre me ignoraban las culeras así que, en días en los que no había nada qué hacer por falta de clientes, me pasaba las horas parados sin decir palabra. ¡Qué cosa más horrible!
Todo cambio cuando despidieron a unas compañeras que estaban vendiendo refrescos sin reportarlos en el punto de venta, quedándose ellas con el dinero. Debido a esos despidos tuvieron que contratar a más gente, fue ahí donde llegó Tere.
Tere era una chica bastante atractiva, piel clara, mediría unos 164 centímetros, no tenía mucho pecho, pero se cargaba un culazo que no pasó desapercibido ni por las compañeras RSC ni por los repartidores, quienes siempre, siempre se quedaban mirando esa tremenda obra maestra de la naturaleza.
Desde que Tere llegó se comportó bastante simpática con todos, especialmente dedicó un par de horas cada día para platicar conmigo mientras preparábamos bolsitas con servilletas y las salsas que sirven para acompañar a las pizzas.
Pronto llegaron las fechas más fuertes de la sucursal. Se acercaba el día del niño y necesitábamos preparar más bolsas que de costumbre así que nuestro gerente nos citó un sábado para avanzar con ese trabajo. En total, éramos ocho personas quienes íbamos estar trabajando en ello. Tres fueron encargadas de armar las cajas de las pizzas, cosa que se hacía cerca de los hornos, otras tres fueron a armar las cajas de los adicionales (Papas, etcétera), cosa que se hacía tras el mostrador, donde solíamos trabajar normalmente, mientras que Tere y yo nos quedamos en la bodega a armar las cajas.
Ahí estábamos Tere y yo platicando cuando me comenta:
—¿Sabes lo que me caga de los repartidores? ¡Que siempre me andan mirando con esos ojos mañosos!
—Y tienes razón en que te caguen por eso, siempre andan platicando sobre ti…
—Ah, ¿sí? ¿Y qué dicen?
—Pues solamente hablan sobre lo grande que está tu culo. Ja, ja, ja.
—Ja, ja, ja. No mames. ¿En serio?
—Sí, ja, ja.
—¿Y tú qué opinas? ¿Tienen razón?
—Pues claro, tremendo orto que te cargas, Tere. Ja, ja.
—¿Tú crees? A mí no me gusta, siempre me quedan súper apretados los pantalones.
—Hey, al menos puedes usar eso a tu favor.
—¿Sí? ¿Cómo?
—Ya sabes, para provocar a quien te guste o conseguir favores.
—¿Provocar gente? ¿Algo así?
Eso último lo dijo mientras se volteaba para darme la espalda y, meneando sus caderas, comenzó a bajar su pantalón dejando a la vista sus braguitas.
¡Esta putita está muy buena! Eso fue lo primero que pensé, pero después me di cuenta de que me estaba dando carta abierta para dar el próximo pasó, así que no me quedé atrás en el atrevimiento, así que agarré y le di una nalgada que debió sonar incluso fuera de la bodega.
Ella volteó al instante y me miró a los ojos mientras se lamía y mordía los labios de manera sensual. Al instante tomé su blusa y se la quité ¡Qué hermosa se veía la pinche Tere! Me dirigí hacia sus labios y la empecé a besar con gran intensidad mientras le quitaba el sostén.
Tras unos segundos decidimos poner seguro a la puerta de la bodega, ella se terminó de quitar su tanguita. Yo me bajé el pantalón y ella se puso de rodillas, bajó mi bóxer y comenzó a darme una tremenda mamada. No podía dejar que sólo ella tomase la iniciativa así que decidí tomarla del cabello y empezar a follarle la boca.
Tras un rato, le saqué la verga de la boca, la hice ponerse de a perrito y la comencé a follar así. ¡Qué rico se sentía el interior de esa putita!
Finalmente, cuando ya sentía que me iba a venir, saqué mi verga y ella se puso de rodillas nuevamente frente a mí esperando mi corrida, la cual, tras unos momentos, recibió en toda su carita.
Tras eso, ambos nos volvimos a vestir. Ella fue a limpiarse en el baño de la bodega y continuamos trabajando.
A la salida nuestras compañeras se nos quedaron mirando con ojos de complicidad, al parecer habían escuchado lo que pasaba dentro, y una de ellas, de la que quizás escriba en el futuro, llegó a donde estábamos y nos dijo:
—A ver si a la próxima me invitan a unirme.
A partir de ese día se volvieron mucho más divertidos los días de trabajo, Tere y yo empezamos a hacer “horas extras” entre nosotros más frecuentemente y, de vez en cuando, algunas de nuestras compañeras comenzaron a frecuentarnos también.
Eso sería todo por el relato de hoy. ¡Espero que les haya gustado!
----------------------------------------------------------
Fin.
Si te gustan mis relatos, por favor, considera apoyarme invitándome un café desde 1USD en ko-fi
https://ko-fi.com/madsea
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¡Muchas gracias por leer!
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Como no tengo imágenes de la chica que inspiró este relato, ni la quiero exponer, utilicé de referencia fotos de Envee420
OneShot
Lo que les contaré me sucedió en 2018. Acababa de terminar la preparatoria y había entrado a la universidad. Mi familia es bastante humilde así que a duras penas podían ayudarme con mis estudios, fue por esto que decidí meterme a trabajar en la famosa cadena de comida rápida “Domino’s Pizza”.
Los primeros días ahí fueron bastante aburridos. Yo tenía el puesto de “RSC” o “Representante del Servicio al Cliente” así que me la pasaba tomando pedidos por teléfono o en la caja cuando me tocaba apertura o cierre.
La verdad era un trabajo sumamente molesto y aburrido. Mis compañeras (Sí, porque en el puesto de RSC había puras chicas, yo era el único vato) se la pasaban jugando entre ellas o platicando, siempre me ignoraban las culeras así que, en días en los que no había nada qué hacer por falta de clientes, me pasaba las horas parados sin decir palabra. ¡Qué cosa más horrible!
Todo cambio cuando despidieron a unas compañeras que estaban vendiendo refrescos sin reportarlos en el punto de venta, quedándose ellas con el dinero. Debido a esos despidos tuvieron que contratar a más gente, fue ahí donde llegó Tere.
Tere era una chica bastante atractiva, piel clara, mediría unos 164 centímetros, no tenía mucho pecho, pero se cargaba un culazo que no pasó desapercibido ni por las compañeras RSC ni por los repartidores, quienes siempre, siempre se quedaban mirando esa tremenda obra maestra de la naturaleza.
Desde que Tere llegó se comportó bastante simpática con todos, especialmente dedicó un par de horas cada día para platicar conmigo mientras preparábamos bolsitas con servilletas y las salsas que sirven para acompañar a las pizzas.
Pronto llegaron las fechas más fuertes de la sucursal. Se acercaba el día del niño y necesitábamos preparar más bolsas que de costumbre así que nuestro gerente nos citó un sábado para avanzar con ese trabajo. En total, éramos ocho personas quienes íbamos estar trabajando en ello. Tres fueron encargadas de armar las cajas de las pizzas, cosa que se hacía cerca de los hornos, otras tres fueron a armar las cajas de los adicionales (Papas, etcétera), cosa que se hacía tras el mostrador, donde solíamos trabajar normalmente, mientras que Tere y yo nos quedamos en la bodega a armar las cajas.
Ahí estábamos Tere y yo platicando cuando me comenta:
—¿Sabes lo que me caga de los repartidores? ¡Que siempre me andan mirando con esos ojos mañosos!
—Y tienes razón en que te caguen por eso, siempre andan platicando sobre ti…
—Ah, ¿sí? ¿Y qué dicen?
—Pues solamente hablan sobre lo grande que está tu culo. Ja, ja, ja.
—Ja, ja, ja. No mames. ¿En serio?
—Sí, ja, ja.
—¿Y tú qué opinas? ¿Tienen razón?
—Pues claro, tremendo orto que te cargas, Tere. Ja, ja.
—¿Tú crees? A mí no me gusta, siempre me quedan súper apretados los pantalones.
—Hey, al menos puedes usar eso a tu favor.
—¿Sí? ¿Cómo?
—Ya sabes, para provocar a quien te guste o conseguir favores.
—¿Provocar gente? ¿Algo así?
Eso último lo dijo mientras se volteaba para darme la espalda y, meneando sus caderas, comenzó a bajar su pantalón dejando a la vista sus braguitas.
¡Esta putita está muy buena! Eso fue lo primero que pensé, pero después me di cuenta de que me estaba dando carta abierta para dar el próximo pasó, así que no me quedé atrás en el atrevimiento, así que agarré y le di una nalgada que debió sonar incluso fuera de la bodega.
Ella volteó al instante y me miró a los ojos mientras se lamía y mordía los labios de manera sensual. Al instante tomé su blusa y se la quité ¡Qué hermosa se veía la pinche Tere! Me dirigí hacia sus labios y la empecé a besar con gran intensidad mientras le quitaba el sostén.
Tras unos segundos decidimos poner seguro a la puerta de la bodega, ella se terminó de quitar su tanguita. Yo me bajé el pantalón y ella se puso de rodillas, bajó mi bóxer y comenzó a darme una tremenda mamada. No podía dejar que sólo ella tomase la iniciativa así que decidí tomarla del cabello y empezar a follarle la boca.
Tras un rato, le saqué la verga de la boca, la hice ponerse de a perrito y la comencé a follar así. ¡Qué rico se sentía el interior de esa putita!
Finalmente, cuando ya sentía que me iba a venir, saqué mi verga y ella se puso de rodillas nuevamente frente a mí esperando mi corrida, la cual, tras unos momentos, recibió en toda su carita.
Tras eso, ambos nos volvimos a vestir. Ella fue a limpiarse en el baño de la bodega y continuamos trabajando.
A la salida nuestras compañeras se nos quedaron mirando con ojos de complicidad, al parecer habían escuchado lo que pasaba dentro, y una de ellas, de la que quizás escriba en el futuro, llegó a donde estábamos y nos dijo:
—A ver si a la próxima me invitan a unirme.
A partir de ese día se volvieron mucho más divertidos los días de trabajo, Tere y yo empezamos a hacer “horas extras” entre nosotros más frecuentemente y, de vez en cuando, algunas de nuestras compañeras comenzaron a frecuentarnos también.
Eso sería todo por el relato de hoy. ¡Espero que les haya gustado!
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Fin.
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Como no tengo imágenes de la chica que inspiró este relato, ni la quiero exponer, utilicé de referencia fotos de Envee420
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