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Infiel a mi marido y lo gocé: sexo servidora

Las noches que pasaba con mi marido por más que intentaba no lograba satisfacer mis deseos, él era propenso a durar poco, quizás por mi coño apretado lo hacía venirse muy rápido y me dejaba insatisfecha, eso me molestaba porque a él le siento un cariño por los años en que hemos vivido juntos pero no lograba satisfacerme como mujer, de allí que mis deseos fueran más fuertes y cayera en el pecado de la infidelidad.
Pasé tiempo tratando de alejarme del vicio del sexo, ya no le respondía los mensajes al doctor, con el del gimnasio perdí el contacto, mi vecino se mudó, mi suegro se fue de paseo por el exterior con su mujer y el jefe de mi marido quizás estaba entretenido con alguna nueva conquista, por eso no me había pasado nada nuevo hasta ahora y les pido disculpas por tenerlos tanto tiempo sin publicaciones.
El estar desocupada en mi casa me frustraba, necesitaba realizar algún trabajo o algo que me mantuviera entretenida, me puse a ver las ofertas de empleo que había en el diario a sabiendas que mi marido no quería verme trabajando, las ofertas no eran lo que me gustaba, cosas que no sabía hacer, vi una sección donde ofrecían damas de compañía, algunas con fotos de las mujeres e incluso hombres que ofrecían sus servicios, mi cabeza me imaginó ofreciéndome como una puta visitando a clientes en hoteles y departamentos, me reí del echo de sólo pensar en esas locuras que haría, me di cuenta que no necesitaba tener muchos conocimientos intelectuales sino corporales para hacer este trabajo.
Mi cuerpo me pedía a gritos placer, pero yo no quería tener sexo con cualquiera, tendría que ser con alguien que me gustara o que me sedujera con su lenguaje vulgar que tanto me exita y me obliga a olvidarme que soy casada.
Pronto noté que no tenía que tener jefe, sólo pagar el espacio en el diario y dejar un número telefónico para que me contactaran, así que compré un teléfono barato para ese fin y mandé a publicar mi anuncio: “Mujer madura de carne voluptuosa está disponible para cumplir todas tus fantasías, llámame al xxxxxxxx”, añadí una foto mía disfrazada de gata con un antifaz que compré en un sex shop, el solo hecho de haber realizado esto me causó una gran excitación.
Justo al día siguiente recibí mi primera llamada, era un hombre casado que necesitaba recibir lo que la esposa no le daba, casualmente me sentí identificada con esta situación y cuadramos la hora y el lugar, además por WhatsApp me envió su foto, un hombre entrado en los cuarenta pero con cuerpo atlético, también me envió una foto íntima mostrándome su verga bien parada, gruesa y venosa como las que me gustan.
Nos vimos en un hotel y al verme quedó admirado de mi belleza, me saludó con un beso en la mejilla, lo encontré más atractivo en persona que en fotos y subimos a la habitación, empezamos a besarnos y tocarnos, él era muy caliente y sentí cómo andaba con ansias de una mujer fogosa que le diera placer.
Rápidamente nos desnudamos y empecé a mamarle su enorme verga, muy sabrosa por cierto, mi hambre de verga era insaciable, ese hombre iba a ser mi desquite, le pasaba la lengua por sus huevos y por toda su cabeza, le puse un condón con mi boca y me senté sobre su verga dura, empecé a menearme, subiendo y bajando, despacio primero, gozando su sable que me llegaba hasta lo más hondo de mí, luego fui apurando más el movimiento, ambos nos estremecíamos de placer, devoraba mis tetas como un bebe, me puso los pezones erectos y duros.
Me puso en cuatro, mi pose favorita dado el tamaño de mis nalgas, sentía como salvajemente me daba duro por detrás, me sentía viva, al diablo mi marido, estaba gozando esa verga deliciosa, gritaba y gemía como toda una perra en celo, estaba tan arrecha que le pedí que me la metiera hasta por el culo y él accedió con mucho gusto.
Cuando me la enterró en mi ano vi todas las estrellas del cielo, pero cada embestida me sabía a gloria, vaya que si sabía coger el cabrón, su pene hacía estragos dentro de mí y no paraba, nada que se venía, tuve que empezar a menearme fuerte para poder sacarle su leche, se vino tan fuerte que su semen se escurría por fuera del condón hacia sus huevos, le saqué el condón y le limpié el pene con mi boca y lengua, pero eso hizo que al rato se le pusiera dura, así que se la chupé con fuerza y gocé de otra corrida pero en mi boca, me la bebí toda.
Mi cliente estaba muy satisfecho conmigo, me pagó muy bien, hasta me dio dinero extra y me prometió llamarme de nuevo, yo también lo disfruté, no sé cómo hay mujeres que dan su cuerpo sin disfrutarlo, debe ser una experiencia horrible.
Mi segunda vez fue para una despedida de soltero, la sensación de sentirme rodeada de hombres me calentaba, así que acepté encantada, esta vez debía ir con antifaz dado que no podía mostrar mi rostro, me puse una ropa de lencería de infarto, con mi hilo que dejaba casi todo a la vista y por detrás ni se diga: mi enormes nalgas a cualquier disposición.
Llegué  a una casa y la fiesta estaba muy buena dado que los hombres todos estaban ebrios, era tarde en la noche, varios yacían dormidos, al novio le hice un baile erótico frente a los demás, eran como unos 12 hombres contando los 4 que estaban dormidos, todos me tocaban y yo me dejaba tocar, me decían: “perra menea ese culo”, “qué rica te ves zorrita” y cosas más sucias que mi mente no logra recordar.
La sorpresa que me llevé fue ver a un amigo de mi esposo entre los invitados y mi temor se cumplió: mi marido salía de la cocina, ebrio también y dispuesto a ver el show, me dio escalofríos pero como estaba disfrazada y no tengo tatuajes ni marcas que me delataran continué, el novio se sacó la verga y los demás pidieron que se la chupara, yo por cumplir el acuerdo acepté y empecé a mamarle la verga frente a mi marido, eso me excitaba bastante, si supiera que la que estaba chupándosela a su amigo era yo ja ja.
Uno de ellos dijo: “hagamos una orgía con ella”, allí me detuve porque le dije al novio que el acuerdo no incluía sexo con más hombres, él me dijo que ellos podían pagarme, los tipos sacaron sus carteras y me tiraban mucho dinero encima, me sentía tan sucia, tan puta, me dieron a beber algo fuerte y el desenfreno me llevo a desnudarme totalmente frente a ellos, los cuales de inmediato se quitaron la ropa, pero no estaba tan ebria como para no cobrar así que uno por uno le pedí lo que le cobraba al novio y solo 5 pudieron pagarme mis servicios, los demás podían ver, uno de ellos era mi marido, el pobre no llevó mucho dinero pues pensó que todo era gratis.
Entramos todos a la cama, los que no pagaron se sentaron a ver mientras que los cinco ya me estaban besando y comiéndome toda, se las fui chupando a cada uno mientras me tocaban toda, unos mordían mis tetas, otros me lamían la concha, otro me lamía el culo, era todo un desenfreno, se pusieron condones y a coger se ha dicho, yo les habría mis piernas y dejaba que se dieran gusto penetrándome, mientras mi marido se masturbaba viendo a su mujer (sin saberlo) siendo culeada por varios hombres.
Como castigo a mi marido me porté lo más zorra que podía, era como un desquite por lo mal follador que era, allí me tenía siendo bien cogida por hombres de verdad, de vez en cuando bebía de la botella, para ponerme más alocada, uno de los tipos no podía más y se vino en mi boca, me trague toda su leche, otro al rato se vino en la misma forma, el novio me culeaba por detrás mientras otro me daba por delante, ambos no demoraron en venirse también, quedándose uno follándome con violencia, era el que tenía más virilidad y los demás lo animaba diciendo que me dejara  la micha ardiendo, empecé a decirle vulgaridades en su oído, las cuales provocaban que me la clavara con más fuerza, me hacía venirme a chorros, me puso mis piernas sobre sus hombros para hundírmela más profundo y se vino.
Estaba tan cachonda que les dije a los que no tenían mucho dinero que se las mamaba a cambio de lo que tenían, así que como locos fueron y me dieron su dinero y empecé a chupárselas a cada uno, a mi marido le dije: “tú vas de último”, mi marido se apenó pensando que era por el tamaño de su pene, pero observé que en ese momento se le había parado como nunca antes, así que quería que me viera tirándome a todos sus amigos, al que se venía lo mandaba para afuera del cuarto, así como hice con los demás que sí me penetraron.
Finalmente llegó mi marido y quedamos solos en el cuarto, los demás ya estaban satisfechos y ebrios por la sala, cerré con llave la puerta, apagué la luz y me quité el antifaz, dispuesta a darle el mejor polvo a mi marido en compensación por los cuernos largos que le acababa de poner (y por los demás que le he puesto), se la mamaba con fuerza, por primera vez la sentí dura y deseable, me senté en su cara y dejé que me comiera el coño por donde tantos hombres habían entrado, no aguanté su lengua y me vine a chorros en su cara, nos besamos con lengua, sintiendo nuestros sabores, sobre todo él ya que estaba probando el sabor de su verga y el de sus amigos en mi boca.
Le quité el condón, él me dijo que no, porque era casado y no se atrevía a hacerlo así pero lo convencí diciéndole que yo siempre me cuidaba, que era una puta exclusiva y no callejera, en fin tano le dije y más pudo la arrechera que al final gané y quedé enterrándome su pinga en mi xuxa mojadísima, yo modulaba mi voz para que no me reconociera, lo estaba cabalgando, disfrutando por primera vez de una buena cogida de mi marido, él me decía obscenidades, tratándome como una puta y yo le respondía igual.
Yo: papi que rica tu verga, la siento bien adentro.
Marido: qué rica estás, culeas como mi mujer, eres bien salvaje.
Yo: si soy bien fogosa, goza mi coño húmedo, me estás partiendo en dos cabrón, ahhhhh ricoooo.
Marido: si muy ricooo, quiero darte por todos lados.
Yo: qué esperas, méteme esa verga por mi culo, ya está bien abierto por tus amigos, llénamelo de tu leche espesa.
Marido: si zorra ponte en cuatro (lo obedecí y me la fue hundiendo de un solo viaje con violencia).
Yo: ohhh papi que rico la metes, me tienes bien trabada por el culo, ahhh siii no la saques mmmm…
Marido: perra tienes unas nalgotas, adoro la mujer de nalgas grandes, igual las tiene mi mujer.
Yo: (me alegraba que me recordara en tan caliente momento) si papi imagina que soy la puta de tu mujer, cógeme duro asii asiii hahhh ssiii
Su verga era un taladro que me abría el culo en dos, me dijo que se iba a venir y yo empecé a menearle mis nalgas, me nalgueaba y me ponía súper arrecha, ambos tuvimos un orgasmos fuerte y él se vino dentro de mi culo.
Me levanté, me vestí poniéndome el antifaz y encendiendo las luces, estaba exhausta y agotada de tanto guevo que había probado, mi sed de verga había sido satisfecha y más con mi marido como partícipe de mis locuras, me gustó que no era tan santo así que quizás muy pronto haría algo rico con él y con alguien más, él me dijo que le diera mi número para acordar dónde darme el dinero que faltaba ya que tuvimos sexo pero le dije: “tranquilo papi, lo tuyo es gratis, te lo mereces, hasta le devolví lo de la mamada, él se quedó sorprendido, le dejé mi número y salí dándole un beso de lengua a todo el que aún estaba despierto.
No sé si continúe con este trabajo, me ha gustado pero también la forma en que me cogió mi marido me hacía ver que mis problemas de cama con él era la falta de fantasías y de no decirnos lo que nos gustaba a ambos, quizás siga, quizás no, pero, igual si algo pasa, ténganlo por seguro que lo sabrán.

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