Mandarle un mensaje a Valeria
La respuesta la supe de inmediato cuando levanté la vista y vi nuevamente el escote de Luciana. Esas tetas que se asomaban por entre la camisa me volvían loco, me moría de ganas de besarlas, de lamerlas todas. Quería llenarlas de leche.
“Gorda, salgo a tomar algo con la gente del trabajo y después voy a casa. Es el cumpleaños de una de las chicas” le escribí después de aceptar la invitación de Luciana. Apagué la computadora, cerré todo y me levanté del escritorio para seguirla a ella y a mis otras compañeras. Empezamos a caminar por la calle y ella no paraba de decir todas las cosas que iba a hacer ahora que estaba soltera nuevamente. “Voy a dejar las bombachas colgadas por todos lados, voy a comer postres todo el día, no me voy a depilar cuando no quiera…” dijo hasta que una de las chicas la interrumpió para aclararle que eso último podía complicarla en encontrar alguien para tener sexo. Valeria me respondió el mensaje diciéndome que no había problema y que el día siguiente a la mañana hacíamos la mudanza y que se iba a quedar a dormir en el viejo departamento. “Estoy agotada” me escribió y al lado mandó un emoji de una cama.
Llegamos al bar y nos encontramos con algunas amigas de Luciana, todas mujeres. Eran una más linda que la otra, pero quien llamó mi atención (aparte de ella) fue una colorada preciosa que se sentó justo en frente mío. Pedimos la primera tanda de cervezas y ella a los gritos dijo que nos invitaba esa ronda. Yo empecé a hablar con mis amigas del trabajo hasta que esta chica se metió en la conversación. Se presentó como Paula, una ex compañera de la escuela de Luciana y en cuestión de segundos empezamos a hablar.
- Ojo con Paula que es la más trola del grupo.- Me dijo Luciana en voz bien alta para que ella escuchara pasando por atrás mío.
- ¡Luciana!- Protestó su amiga.- ¡No soy la más trola del grupo! Peor era Mariana hasta que se puso de novia.- Agregó y se río.
Estuvieron unos segundos hablando de esta tal Mariana que al parecer ese día no estaba y en ese momento la chica que tenía a mi otro lado me sacó conversación. Era Belén, la mejor amiga de Luciana, yo había escuchado mucho de ella y había visto fotos. Sin dudas era mucho más hermosa en persona. Belén tenía fama de ser muy calienta pijas y esa fama se la había hecho Luciana que de por sí era muy provocadora, por lo que debía de ser verdad. No tardé en comprobarlo.
Mientras Luciana seguía parada atrás mío conversando con Paula, Belén se tomó el atrevimiento de poner una de sus manos en mi pierna luego de que yo hiciera un comentario que le causó risa. Mantuvo su mano apoyada cuanto tiempo pudo y de golpe la empezó a subir. Yo me di cuenta de lo que estaba haciendo pero sus movimientos eran casi imperceptibles que no me animé a decirle nada. Me estaba buscando y me iba a encontrar.
De golpe una de las amigas de Luciana dijo algo que hizo que todas se dieran vuelta y la miraran y Belén del susto levantó su mano. Luciana fue corriendo hasta donde ella estaba y se pusieron a cuchichear mientras que yo volví a la conversación con Paula quien ahora me miraba fijo. Entonces me di cuenta que Luciana ya me había hecho fama. Me pregunté si lo había hecho para ver si podía estar con alguna de sus amigas o porque era ella quien quería estar conmigo. Fuese lo que fuera, sin dudas dos de sus amigas me estaban buscando.
Más obvio fue cuando Paula levantó una de sus piernas y rozó la mía hasta mi rodilla y me clavó el taco que tenía puesto. Yo la miré fijo y ella pasó su lengua por sus labios. A un lado nuestro se encontraban las chicas de la oficina que miraban fotos en el celular sin prestar atención. Del otro lado estaban Luciana y Belén que no paraban de hablar con esta otra chica que se encontraba sentada en la punta. “¿Sabías que mis labios tiene una fama muy buena?” me preguntó Paula en un susurro para que nadie más pudiera escuchar. No había pasado tanto tiempo, no habíamos tomado tantas cervezas y sin embargo casi no me podía controlar.
Ella se levantó y rodeó la mesa. Se paró atrás de mí y agachándose me dijo al oído que me esperaba en el baño porque quería “probarme” con sus labios. Después de eso desapareció. Nadie parecía haber notado eso. Me encontraba frente a la posibilidad de disfrutar de lo que seguramente debía de ser una excelente tirada de goma en el baño. Pero de irme perdía la posibilidad de estar con Luciana, algo que sin dudas quería hacer hacía mucho tiempo. ¿Qué debía hacer?
Decir que vas al baño
Pararse e ir al baño en silencio
La respuesta la supe de inmediato cuando levanté la vista y vi nuevamente el escote de Luciana. Esas tetas que se asomaban por entre la camisa me volvían loco, me moría de ganas de besarlas, de lamerlas todas. Quería llenarlas de leche.
“Gorda, salgo a tomar algo con la gente del trabajo y después voy a casa. Es el cumpleaños de una de las chicas” le escribí después de aceptar la invitación de Luciana. Apagué la computadora, cerré todo y me levanté del escritorio para seguirla a ella y a mis otras compañeras. Empezamos a caminar por la calle y ella no paraba de decir todas las cosas que iba a hacer ahora que estaba soltera nuevamente. “Voy a dejar las bombachas colgadas por todos lados, voy a comer postres todo el día, no me voy a depilar cuando no quiera…” dijo hasta que una de las chicas la interrumpió para aclararle que eso último podía complicarla en encontrar alguien para tener sexo. Valeria me respondió el mensaje diciéndome que no había problema y que el día siguiente a la mañana hacíamos la mudanza y que se iba a quedar a dormir en el viejo departamento. “Estoy agotada” me escribió y al lado mandó un emoji de una cama.
Llegamos al bar y nos encontramos con algunas amigas de Luciana, todas mujeres. Eran una más linda que la otra, pero quien llamó mi atención (aparte de ella) fue una colorada preciosa que se sentó justo en frente mío. Pedimos la primera tanda de cervezas y ella a los gritos dijo que nos invitaba esa ronda. Yo empecé a hablar con mis amigas del trabajo hasta que esta chica se metió en la conversación. Se presentó como Paula, una ex compañera de la escuela de Luciana y en cuestión de segundos empezamos a hablar.
- Ojo con Paula que es la más trola del grupo.- Me dijo Luciana en voz bien alta para que ella escuchara pasando por atrás mío.
- ¡Luciana!- Protestó su amiga.- ¡No soy la más trola del grupo! Peor era Mariana hasta que se puso de novia.- Agregó y se río.
Estuvieron unos segundos hablando de esta tal Mariana que al parecer ese día no estaba y en ese momento la chica que tenía a mi otro lado me sacó conversación. Era Belén, la mejor amiga de Luciana, yo había escuchado mucho de ella y había visto fotos. Sin dudas era mucho más hermosa en persona. Belén tenía fama de ser muy calienta pijas y esa fama se la había hecho Luciana que de por sí era muy provocadora, por lo que debía de ser verdad. No tardé en comprobarlo.
Mientras Luciana seguía parada atrás mío conversando con Paula, Belén se tomó el atrevimiento de poner una de sus manos en mi pierna luego de que yo hiciera un comentario que le causó risa. Mantuvo su mano apoyada cuanto tiempo pudo y de golpe la empezó a subir. Yo me di cuenta de lo que estaba haciendo pero sus movimientos eran casi imperceptibles que no me animé a decirle nada. Me estaba buscando y me iba a encontrar.
De golpe una de las amigas de Luciana dijo algo que hizo que todas se dieran vuelta y la miraran y Belén del susto levantó su mano. Luciana fue corriendo hasta donde ella estaba y se pusieron a cuchichear mientras que yo volví a la conversación con Paula quien ahora me miraba fijo. Entonces me di cuenta que Luciana ya me había hecho fama. Me pregunté si lo había hecho para ver si podía estar con alguna de sus amigas o porque era ella quien quería estar conmigo. Fuese lo que fuera, sin dudas dos de sus amigas me estaban buscando.
Más obvio fue cuando Paula levantó una de sus piernas y rozó la mía hasta mi rodilla y me clavó el taco que tenía puesto. Yo la miré fijo y ella pasó su lengua por sus labios. A un lado nuestro se encontraban las chicas de la oficina que miraban fotos en el celular sin prestar atención. Del otro lado estaban Luciana y Belén que no paraban de hablar con esta otra chica que se encontraba sentada en la punta. “¿Sabías que mis labios tiene una fama muy buena?” me preguntó Paula en un susurro para que nadie más pudiera escuchar. No había pasado tanto tiempo, no habíamos tomado tantas cervezas y sin embargo casi no me podía controlar.
Ella se levantó y rodeó la mesa. Se paró atrás de mí y agachándose me dijo al oído que me esperaba en el baño porque quería “probarme” con sus labios. Después de eso desapareció. Nadie parecía haber notado eso. Me encontraba frente a la posibilidad de disfrutar de lo que seguramente debía de ser una excelente tirada de goma en el baño. Pero de irme perdía la posibilidad de estar con Luciana, algo que sin dudas quería hacer hacía mucho tiempo. ¿Qué debía hacer?
Decir que vas al baño
Pararse e ir al baño en silencio
2 comentarios - Elige tu propia aventura sexual 1.3
Estoy seguro que a ti te desean cientos...entre ellos yo.