¡Que buena herramienta!
Colgué mi cel cachondísima, el maldito viejo me encontró precisamente deseosa de verga, quizás si me hubiese hablado en otro momento lo habría mandado a volar, pero en estos momentos mi puchita gritaba por un rico pene. Me miré en el espejo con el cuerpo lleno de semen y orines de los cacharreros y me calenté más, olía a sexo, al olor de la saliva de sus lenguas impregnando mi cuerpo, de su semen en mi puchita y ano que aun palpitaba pidiendo más. En ese momento, cualquiera que tocara a mi puerta podría poseerme sin problemas.
Me metí a bañar con mi consolador en la mano y mientras me enjabonaba acariciaba mi cuerpo con los ojos cerrados, me acariciaba la puchita y metía mis dedos en mi ano, necesitaba más, tome mi consolador y lo introduje en mi puchita dándome placer, era delicioso sentir el agua en mi cuerpo como si fueran miles de dedos recorriéndome, jadeaba, ni siquiera supe sus nombres y me dejaron totalmente encendida, necesitada de ellos, era su puta. Saqué el consolador de mi puchita y me hinqué para empinarme y meterlo en mi ano -¡AAAAAAHHHH! – y empecé el mete y saca hasta correrme entre gritos y jadeos.
Cuando salí del baño envuelta en mi toalla y aun caliente sonó el timbre y fui a ver, era un amigo de mi esposo que venía por una herramienta que le prestó, era alto, moreno, casi de color, no era bien parecido y con un físico normal, manos grandes, pero muy tímido, de todos sus amigos nunca me había tirado la onda ni me había insinuado nada, pero sabía que no le era indiferente, siempre me miraba intentando no lo descubriera, además de que siempre que venía yo notaba un bulto prominente en su entrepierna que me hacía imaginar una tremenda verga, que en este momento se me antojó como nunca, el simple hecho de que nunca me había dicho nada me excitó, mi calentura, su timidez y que estábamos solos me hizo tener la tentación de seducirlo, si todos me deseaban y querían poseerme ¿Por qué él iba a ser la excepción? Entonces lo invité a entrar, como estaba, mojada, escurriendo agua y semidesnuda.
Apenas entró y me miró sólo silbó y cerró la puerta, la herramienta estaba debajo de la cama y me adelante para conducirlo la alcohola contoneándome ¡Que vista le di de mi cuerpo envuelto solo en la toalla! Pensaba en cómo iba vestida y su reacción inicial, a donde nos dirigíamos y lo que podría pasar… Mi conejito palpitaba con locura, mi mente solo pensaba en el placer de esa herramienta, mi pulso estaba desbocado al grado de jadear en vez de respirar, estaba ardiendo cada vez más tanto que al caminar delante de un macho casi tuve un orgasmo solo de imaginarme empalada por él y comencé a contonearme más provocativamente. Lo provocaría para que me hiciera suya, pero tampoco quería parecer una puta o una ofrecida, lo enloquecería al grado que él perdiera el control y me sometería, así que con mi contoneo lo provocaba, voltee a verlo y su mirada estaba perdida en mi trasero y cuando vio que lo descubrí se puso colorado, pero yo le dediqué una sonrisa coqueta.
Al llegar a la habitación, le dije –Allí debajo esta la herramienta de mi esposo, aunque no sé porque necesita una, usted tiene una muy buena “herramienta” – le dije pasando mi lengua por mis labios y mirando el bulto que ya se notaba, dicen que mi mirada es muy sensual, él se turbo pero no dejaba de recorrerme con su mirada pero en especial mis ojos y boca aunque aún no se animaba a tomar la iniciativa.
Vi como se agachó totalmente turbado para sacar la caja, yo fui al tocador y me senté, alboroté mi pelo y me puse perfume, labial rojo carmesí, maquillé mi rostro para verme irresistible, una vez maquillada y perfumada voltee de frente a él cruzando las piernas y acomodando la toalla de manera que casi se veían mis pezones, en ese momento estaba terminando de guardar la caja de herramienta hincado, cuando levantó la vista tenía una vista magnifica de mis piernas, abría los ojos sorprendido, sudaba totalmente turbado, alcancé a ver un ligero temblor de excitación en sus manos y su pantalón siendo de color beige revelaba una mancha, seguramente su pene ya estaba escurriendo y eso me excitó. Pero aún no se animaba a poseerme.
Entonces me levanté y me puse en el marco de la puerta –Me retiro señora, gracias –dijo tartamudeando visiblemente turbado al levantarse, me puse en el marco intencionalmente para que al pasar lo hiciera tocándome. Cuando pasaba su pecho rozó mis pechos y se detuvo, mi perfume, mis labios y la forma en que lo miraba hicieron que se detuviera hechizado y me contemplara, ahora nos miramos fijamente a los ojos, se quedó quieto, yo lo miraba retadora, envuelta solo en la toalla, incitante, desafiante, mientras paseaba mi lengua por mis labios sensualmente. Solo soltó su caja y se abalanzó sobre mí arrojándome en la cama, intenté alejarlo para provocarlo, manoteaba y él como loco intentaba someterme:
-¡DEJAME CABRON! ¿QUIEN TE CREES QUE ERES?
– ¡NO CABRONA, ME ANDAS PROVOCANDO Y AHORA VAS A VER LO QUE TE VA A PASAR!
Él me sometía a la fuerza, intentaba golpearlo, arañarlo y él sujetaba mis muñecas a la vez que abría mis piernas con las suyas a la fuerza para restregar su bulto en mi puchita, alcancé a darle una bofetada y me la regresó, le di otra más fuerte y me la regresó tan fuerte que el golpe me aturdió, intenté darle otra pero ahora sujetó mis manos con fuerza, ahora intentaba besarme -¡SI LO HACES TE VOY A MORDER! – Le dije agitada…
–No creo putita, quieres que te bese
-¡INTENTALO Y VERAS!
Acercó su boca y quise morderlo, la alejó inmediatamente haciéndome jadear más, otra vez y yo intentando morderlo, una y otra vez lo intentaba, ese juego erótico me excitaba, hasta que de repente me tomó por sorpresa y sus labios me hicieron suya. Me besaba sin soltar mis manos apoyándolas contra la cama, y restregaba su bulto contra mi conejito teniéndome totalmente sometida, cuando vio que correspondía soltó mis manos pero yo seguía manteniéndolas en la cama como muestra de sumisión y entrega, sus manos me quitaron la toalla y la arrojó cayendo al piso mientras me besaba, de manera desesperada sus manos acariciaban todo mi cuerpo húmedo, sus manos se apoderaron de mis pechos y de mi puchita totalmente humedecida para él, mientras yo le quitaba la camisa y desabrochaba su cinturón.
Lo empujé para que cayera sobre la cama y le quité el pantalón y el bóxer, tenía una erección de campeonato, su tremenda verga morena era un mástil y estaba coronada por un capullo rojizo y apetecible. Me hinqué y la contemple al tiempo que la tomaba con mis manos, él me miraba -¡QUE RICA TE VES ASÍ, SUMISA, UNA PUTITA SUMISA! - entonces bese su verga, la bese desde su glande, su tronco hasta llegar a su base mientras masajeaba sus testículos. El gemía, entonces lamiéndola la metí en mi boca hasta donde entraba porque aparte de grande era gruesa, le di una mamada como yo creo nunca le han dado pues cerrando los ojos gemía, era mío, lo hice mío. Mamaba y lamía su pene, sus testículos, cuando los mordía suavemente se estremecía.
-¿Te gusta papacito, tu vieja pendeja te ha hecho algo igual? –Solo gemía. Entonces aceleré mis mamadas para que eyaculara en mi boca, tenía antojo de leche y el “lechero” llegó a tiempo ya que explotó en mi boca con rica leche que de tanta que era escurría de mis labios a mis pechos. Se excitó tanto que levantándose me acostó y con su propia lengua esparció esa lechita en mis pechos para luego comerse mis pezones salvajemente mientras con mi mano seguía masturbándolo para que no perdiera su erección, mi conejito no me lo perdonaría si eso pasara.
Ahora su boca recorría desde mis pezones a mi boca, me besaba, mordía mi cuello mientras sus manos se apoderaban de mi culo y puchita, volvía a mis pechos para disfrutarlos otra vez y ahora su lengua inicio el camino por mi vientre hasta llegar a mi puchita, no necesitó abrir mis piernas, ya estaban abiertas para él, su lengua comenzó a jugar con mi clítoris mientras sus dedos exploraban mi ano -¡AAAAAAAHHHHHH! – Ahora yo me estremecía en sus manos.
Su lengua me daba un placer de locura mientras sus dedos entraban y salían de mi ano -¡QUE RICO CULO, MAMACITA, QUE RICA PANOCHA, QUE SUERTE DE MI COMPADRE! – Solo mencionar a mi esposo me puso fuera de control, estar en mi cama siendo infiel, siendo una puta me volvía loca. Su lengua consiguió arrancarme un orgasmo intenso, tan intenso que sentía como mi ano se contraía apretando sus dedos en su interior. Sin más se levantó, puso mis piernas en sus hombros y puso su tremenda herramienta en mi puchita, rozaba desde mi puchita hasta mi ano, me torturaba arrancándome gemidos de excitación:
-¡AH, AH, AHHH! ¡DAMELA YA PAPACITO, DAMELA!
-¿LA QUIERES MAMACITA? ¿QUE ES LO QUE QUIERES PUTITA?
-¡TU VERGA, DAME TU VERGA PAPITO!
Sin decir más, me la calvó de un golpe arrancándome un grito desgarrador, era gruesísima y larga, sentía como si me partiera a la mitad, sentí como raspaba mis paredes internas hasta llegar a mi útero, gracias a la lubricación entró pero no sin causarme gran dolor, se quedó quieto para dejarme acostumbrar y cuando vio que me empezaba a mover gimiendo empezó a bombear como un animal salvaje, la sacaba toda y la clavaba de golpe, sus testículos chocaban con mi ano, sus movimientos casi animales me hacían gritar sin pudor alguno, era una bestia en la cama, un semental, de repente aceleraba el ritmo haciéndome casi ahogarme de la excitación para luego disminuirlo, entonces de repente volvía a sacármela toda para volver a clavármela de golpe y volvía a acelerar salvajemente arrancándome orgasmos infernales, orgasmos que casi me hacían perder el sentido mientras sujetaba mis manos contra el colchón para demostrarme quien era el amo.
Cuando vio que le había empapado su pene con mis jugos lo sacó y lo dirigió a mi ano -¡OYE, NOOO! ¿QUE VAS A HACER? – le grité asustada, era demasiado grande para mi ano, no, eso no estaba en mis planes, pero él no esperó nada, brutalmente lo empezó a meter, pero solo pudo meter su glande, yo gritaba, lloraba del dolor y clavaba mis uñas en el colchón pues era descomunal su grosor.
-¡AAAAHHHHH! ¡AAAYYY! ¡NOOO, ME DUELE MUSHO! ¡AAAAYYYY!
-¡TRANQUILA, TU CULO NO SE ME VA A ESCAPAR!
-¡NOO, NOOO, AAAGGHHHH! ME DUELEEEE! ¡SACALA PORFA! ¡AAAAGGGGGHHH!
-¡TRANQUILA, YA VERAS QUE TE VA A GUSTAR!
Como no pudo meterla me dejó descansar, solo había introducido su glande y yo sentía un dolor horrible, mi ano palpitaba y me dolía como si me lo hubiera rasgado, como si me hubiera partido totalmente. Se quedó quieto, sintiendo como palpitaba mi ano en su glande, poco a poco el dolor se iba quitando, convirtiéndose en placer mezclado con dolor, cuando vio que empezaba a gemir otra vez, volvió a empujar lo que volvió a llenarme de dolor, sentía que me partía por la mitad, empujó hasta meter solo la mitad, donde el tronco era más grueso y se detuvo. Mi ano me ardía de manera horrible, me dolía, lloraba del dolor, sentía como me ardía y palpitaba, volvió a detenerse y mientras me acariciaba los pechos y metía sus dedos en mi vagina para que se me pasara el dolor con la excitación. Cuando volvió a notar que gemía volvió a empujar y ahora entro totalmente.
-¡AAAAHHHHH! ¡AAAAGGGGHHHH!
Una vez pasado el dolor inicial, se transformo en un placer que nunca había experimentado en mis anteriores culeadas, empecé a gemir y moverme y entonces teniéndome totalmente empalada volvió a arremeter contra mi culito. Ahora me embestía como un loco, bombeaba igual o más salvajemente que antes, tomar posesión de mi culo lo había vuelto un animal, el bombeaba sacándola casi toda para clavarla de golpe violentamente y bombeaba salvajemente mientras yo gritaba, las lagrimas escurrían de mis mejillas y él se inclinaba para lamerlas a la vez que introducía su lengua en mi boca abierta totalmente. Luego con sus dedos en mi conejito llegó a mi punto G, ya no podía más, estaba completamente enpalada, en cuerpo y alma, su follada estaba haciéndome su esclava, las lágrimas eran de dolor, de placer, continuaba lamiéndolas.
-¡AAAAGGGGHHHH! ¡AAAAAHHHHHH! ¡AAAAAAAAGGGGGHHHHH!
-¡ERES MIA, ERES MIA, AHORA ERES MIA! ¡SIEMPRE DESEE TU CULO, SIEMPRE DESEE POSEERLO Y AHORA ES MIO, ES MIO!
-¡AH, AH, AH, AAAGGHHHHH, AAAHHHH!
Lo repetía mientras lamía mis lágrimas, lágrimas de placer, de sumisión, de entrega, me estaba cogiendo como nadie y me estaba convirtiendo en su esclava, volviéndome su amante. Aceleró el ritmo frenéticamente al grado de que me sentía ahogar, iba a acabar, solo anticipar su corrida me hizo gritar al tener un orgasmo violentísimo que al sentir como eyaculaba llenando de semen mis entrañas fue tal que me desmayé. Al reaccionar, él estaba acostado junto a mí besándome, nos abrazamos besándonos en mi cama, ahora era su cama y yo su amante, había pensado seducirlo y la seducida fui yo.
–Nunca había tenido sexo tan rico, nada que ver con mi esposa.
-Desgraciado, me partiste el culo, me duele musho aun – Le dije.
-Sí, mamacita ¿A poco no te gustó? -me dijo metiendo su lengua en mi boca mientras sus manos se apoderaban de mis pechos y mi trasero otra vez, lo que me hizo humedecer y excitarme una vez más. Nos metimos a bañar y allí me hizo suya, lo hice mío y continuamos dándole rienda suelta a nuestra pasión animal.
Cuando se fue, me iba a arreglar para descansar ya que mi esposo llegaría en una hora, mi amante llegó a mi casa a la 1:00 pm y se fue a las 7:00 pm. Sonó mi cel y al ver quien era me acordé ¡El viejo! De seguro estaría furioso:
-¡DONDE ESTAS CABRONA, ESTOY ESPERANDOTE!
-¡Perdón papacito, se me hizo tarde y no pude ir!
-¡PUTA DESGRACIADA, ME DEJASTE PLANTADO!
-¡Papito, cálmate, perdón! ¿Te veo mañana? ¿Sip?
-¡HIJA DE LA CHINGADA, SOLO ESPERO NO ME LA VUELVAS A HACER!
-No papito, te veo mañana a las 10:00 am allí mismo papi. Besitos.
Y colgué, ese viejo me excitaba recordándome a mi amigo el gordo del hotel, quizás por eso aun quería verlo, pero el viejo en venganza por haberlo dejado plantado me tenía reservada una sorpresa, pero eso será otra historia.
Continuará…
Colgué mi cel cachondísima, el maldito viejo me encontró precisamente deseosa de verga, quizás si me hubiese hablado en otro momento lo habría mandado a volar, pero en estos momentos mi puchita gritaba por un rico pene. Me miré en el espejo con el cuerpo lleno de semen y orines de los cacharreros y me calenté más, olía a sexo, al olor de la saliva de sus lenguas impregnando mi cuerpo, de su semen en mi puchita y ano que aun palpitaba pidiendo más. En ese momento, cualquiera que tocara a mi puerta podría poseerme sin problemas.
Me metí a bañar con mi consolador en la mano y mientras me enjabonaba acariciaba mi cuerpo con los ojos cerrados, me acariciaba la puchita y metía mis dedos en mi ano, necesitaba más, tome mi consolador y lo introduje en mi puchita dándome placer, era delicioso sentir el agua en mi cuerpo como si fueran miles de dedos recorriéndome, jadeaba, ni siquiera supe sus nombres y me dejaron totalmente encendida, necesitada de ellos, era su puta. Saqué el consolador de mi puchita y me hinqué para empinarme y meterlo en mi ano -¡AAAAAAHHHH! – y empecé el mete y saca hasta correrme entre gritos y jadeos.
Cuando salí del baño envuelta en mi toalla y aun caliente sonó el timbre y fui a ver, era un amigo de mi esposo que venía por una herramienta que le prestó, era alto, moreno, casi de color, no era bien parecido y con un físico normal, manos grandes, pero muy tímido, de todos sus amigos nunca me había tirado la onda ni me había insinuado nada, pero sabía que no le era indiferente, siempre me miraba intentando no lo descubriera, además de que siempre que venía yo notaba un bulto prominente en su entrepierna que me hacía imaginar una tremenda verga, que en este momento se me antojó como nunca, el simple hecho de que nunca me había dicho nada me excitó, mi calentura, su timidez y que estábamos solos me hizo tener la tentación de seducirlo, si todos me deseaban y querían poseerme ¿Por qué él iba a ser la excepción? Entonces lo invité a entrar, como estaba, mojada, escurriendo agua y semidesnuda.
Apenas entró y me miró sólo silbó y cerró la puerta, la herramienta estaba debajo de la cama y me adelante para conducirlo la alcohola contoneándome ¡Que vista le di de mi cuerpo envuelto solo en la toalla! Pensaba en cómo iba vestida y su reacción inicial, a donde nos dirigíamos y lo que podría pasar… Mi conejito palpitaba con locura, mi mente solo pensaba en el placer de esa herramienta, mi pulso estaba desbocado al grado de jadear en vez de respirar, estaba ardiendo cada vez más tanto que al caminar delante de un macho casi tuve un orgasmo solo de imaginarme empalada por él y comencé a contonearme más provocativamente. Lo provocaría para que me hiciera suya, pero tampoco quería parecer una puta o una ofrecida, lo enloquecería al grado que él perdiera el control y me sometería, así que con mi contoneo lo provocaba, voltee a verlo y su mirada estaba perdida en mi trasero y cuando vio que lo descubrí se puso colorado, pero yo le dediqué una sonrisa coqueta.
Al llegar a la habitación, le dije –Allí debajo esta la herramienta de mi esposo, aunque no sé porque necesita una, usted tiene una muy buena “herramienta” – le dije pasando mi lengua por mis labios y mirando el bulto que ya se notaba, dicen que mi mirada es muy sensual, él se turbo pero no dejaba de recorrerme con su mirada pero en especial mis ojos y boca aunque aún no se animaba a tomar la iniciativa.
Vi como se agachó totalmente turbado para sacar la caja, yo fui al tocador y me senté, alboroté mi pelo y me puse perfume, labial rojo carmesí, maquillé mi rostro para verme irresistible, una vez maquillada y perfumada voltee de frente a él cruzando las piernas y acomodando la toalla de manera que casi se veían mis pezones, en ese momento estaba terminando de guardar la caja de herramienta hincado, cuando levantó la vista tenía una vista magnifica de mis piernas, abría los ojos sorprendido, sudaba totalmente turbado, alcancé a ver un ligero temblor de excitación en sus manos y su pantalón siendo de color beige revelaba una mancha, seguramente su pene ya estaba escurriendo y eso me excitó. Pero aún no se animaba a poseerme.
Entonces me levanté y me puse en el marco de la puerta –Me retiro señora, gracias –dijo tartamudeando visiblemente turbado al levantarse, me puse en el marco intencionalmente para que al pasar lo hiciera tocándome. Cuando pasaba su pecho rozó mis pechos y se detuvo, mi perfume, mis labios y la forma en que lo miraba hicieron que se detuviera hechizado y me contemplara, ahora nos miramos fijamente a los ojos, se quedó quieto, yo lo miraba retadora, envuelta solo en la toalla, incitante, desafiante, mientras paseaba mi lengua por mis labios sensualmente. Solo soltó su caja y se abalanzó sobre mí arrojándome en la cama, intenté alejarlo para provocarlo, manoteaba y él como loco intentaba someterme:
-¡DEJAME CABRON! ¿QUIEN TE CREES QUE ERES?
– ¡NO CABRONA, ME ANDAS PROVOCANDO Y AHORA VAS A VER LO QUE TE VA A PASAR!
Él me sometía a la fuerza, intentaba golpearlo, arañarlo y él sujetaba mis muñecas a la vez que abría mis piernas con las suyas a la fuerza para restregar su bulto en mi puchita, alcancé a darle una bofetada y me la regresó, le di otra más fuerte y me la regresó tan fuerte que el golpe me aturdió, intenté darle otra pero ahora sujetó mis manos con fuerza, ahora intentaba besarme -¡SI LO HACES TE VOY A MORDER! – Le dije agitada…
–No creo putita, quieres que te bese
-¡INTENTALO Y VERAS!
Acercó su boca y quise morderlo, la alejó inmediatamente haciéndome jadear más, otra vez y yo intentando morderlo, una y otra vez lo intentaba, ese juego erótico me excitaba, hasta que de repente me tomó por sorpresa y sus labios me hicieron suya. Me besaba sin soltar mis manos apoyándolas contra la cama, y restregaba su bulto contra mi conejito teniéndome totalmente sometida, cuando vio que correspondía soltó mis manos pero yo seguía manteniéndolas en la cama como muestra de sumisión y entrega, sus manos me quitaron la toalla y la arrojó cayendo al piso mientras me besaba, de manera desesperada sus manos acariciaban todo mi cuerpo húmedo, sus manos se apoderaron de mis pechos y de mi puchita totalmente humedecida para él, mientras yo le quitaba la camisa y desabrochaba su cinturón.
Lo empujé para que cayera sobre la cama y le quité el pantalón y el bóxer, tenía una erección de campeonato, su tremenda verga morena era un mástil y estaba coronada por un capullo rojizo y apetecible. Me hinqué y la contemple al tiempo que la tomaba con mis manos, él me miraba -¡QUE RICA TE VES ASÍ, SUMISA, UNA PUTITA SUMISA! - entonces bese su verga, la bese desde su glande, su tronco hasta llegar a su base mientras masajeaba sus testículos. El gemía, entonces lamiéndola la metí en mi boca hasta donde entraba porque aparte de grande era gruesa, le di una mamada como yo creo nunca le han dado pues cerrando los ojos gemía, era mío, lo hice mío. Mamaba y lamía su pene, sus testículos, cuando los mordía suavemente se estremecía.
-¿Te gusta papacito, tu vieja pendeja te ha hecho algo igual? –Solo gemía. Entonces aceleré mis mamadas para que eyaculara en mi boca, tenía antojo de leche y el “lechero” llegó a tiempo ya que explotó en mi boca con rica leche que de tanta que era escurría de mis labios a mis pechos. Se excitó tanto que levantándose me acostó y con su propia lengua esparció esa lechita en mis pechos para luego comerse mis pezones salvajemente mientras con mi mano seguía masturbándolo para que no perdiera su erección, mi conejito no me lo perdonaría si eso pasara.
Ahora su boca recorría desde mis pezones a mi boca, me besaba, mordía mi cuello mientras sus manos se apoderaban de mi culo y puchita, volvía a mis pechos para disfrutarlos otra vez y ahora su lengua inicio el camino por mi vientre hasta llegar a mi puchita, no necesitó abrir mis piernas, ya estaban abiertas para él, su lengua comenzó a jugar con mi clítoris mientras sus dedos exploraban mi ano -¡AAAAAAAHHHHHH! – Ahora yo me estremecía en sus manos.
Su lengua me daba un placer de locura mientras sus dedos entraban y salían de mi ano -¡QUE RICO CULO, MAMACITA, QUE RICA PANOCHA, QUE SUERTE DE MI COMPADRE! – Solo mencionar a mi esposo me puso fuera de control, estar en mi cama siendo infiel, siendo una puta me volvía loca. Su lengua consiguió arrancarme un orgasmo intenso, tan intenso que sentía como mi ano se contraía apretando sus dedos en su interior. Sin más se levantó, puso mis piernas en sus hombros y puso su tremenda herramienta en mi puchita, rozaba desde mi puchita hasta mi ano, me torturaba arrancándome gemidos de excitación:
-¡AH, AH, AHHH! ¡DAMELA YA PAPACITO, DAMELA!
-¿LA QUIERES MAMACITA? ¿QUE ES LO QUE QUIERES PUTITA?
-¡TU VERGA, DAME TU VERGA PAPITO!
Sin decir más, me la calvó de un golpe arrancándome un grito desgarrador, era gruesísima y larga, sentía como si me partiera a la mitad, sentí como raspaba mis paredes internas hasta llegar a mi útero, gracias a la lubricación entró pero no sin causarme gran dolor, se quedó quieto para dejarme acostumbrar y cuando vio que me empezaba a mover gimiendo empezó a bombear como un animal salvaje, la sacaba toda y la clavaba de golpe, sus testículos chocaban con mi ano, sus movimientos casi animales me hacían gritar sin pudor alguno, era una bestia en la cama, un semental, de repente aceleraba el ritmo haciéndome casi ahogarme de la excitación para luego disminuirlo, entonces de repente volvía a sacármela toda para volver a clavármela de golpe y volvía a acelerar salvajemente arrancándome orgasmos infernales, orgasmos que casi me hacían perder el sentido mientras sujetaba mis manos contra el colchón para demostrarme quien era el amo.
Cuando vio que le había empapado su pene con mis jugos lo sacó y lo dirigió a mi ano -¡OYE, NOOO! ¿QUE VAS A HACER? – le grité asustada, era demasiado grande para mi ano, no, eso no estaba en mis planes, pero él no esperó nada, brutalmente lo empezó a meter, pero solo pudo meter su glande, yo gritaba, lloraba del dolor y clavaba mis uñas en el colchón pues era descomunal su grosor.
-¡AAAAHHHHH! ¡AAAYYY! ¡NOOO, ME DUELE MUSHO! ¡AAAAYYYY!
-¡TRANQUILA, TU CULO NO SE ME VA A ESCAPAR!
-¡NOO, NOOO, AAAGGHHHH! ME DUELEEEE! ¡SACALA PORFA! ¡AAAAGGGGGHHH!
-¡TRANQUILA, YA VERAS QUE TE VA A GUSTAR!
Como no pudo meterla me dejó descansar, solo había introducido su glande y yo sentía un dolor horrible, mi ano palpitaba y me dolía como si me lo hubiera rasgado, como si me hubiera partido totalmente. Se quedó quieto, sintiendo como palpitaba mi ano en su glande, poco a poco el dolor se iba quitando, convirtiéndose en placer mezclado con dolor, cuando vio que empezaba a gemir otra vez, volvió a empujar lo que volvió a llenarme de dolor, sentía que me partía por la mitad, empujó hasta meter solo la mitad, donde el tronco era más grueso y se detuvo. Mi ano me ardía de manera horrible, me dolía, lloraba del dolor, sentía como me ardía y palpitaba, volvió a detenerse y mientras me acariciaba los pechos y metía sus dedos en mi vagina para que se me pasara el dolor con la excitación. Cuando volvió a notar que gemía volvió a empujar y ahora entro totalmente.
-¡AAAAHHHHH! ¡AAAAGGGGHHHH!
Una vez pasado el dolor inicial, se transformo en un placer que nunca había experimentado en mis anteriores culeadas, empecé a gemir y moverme y entonces teniéndome totalmente empalada volvió a arremeter contra mi culito. Ahora me embestía como un loco, bombeaba igual o más salvajemente que antes, tomar posesión de mi culo lo había vuelto un animal, el bombeaba sacándola casi toda para clavarla de golpe violentamente y bombeaba salvajemente mientras yo gritaba, las lagrimas escurrían de mis mejillas y él se inclinaba para lamerlas a la vez que introducía su lengua en mi boca abierta totalmente. Luego con sus dedos en mi conejito llegó a mi punto G, ya no podía más, estaba completamente enpalada, en cuerpo y alma, su follada estaba haciéndome su esclava, las lágrimas eran de dolor, de placer, continuaba lamiéndolas.
-¡AAAAGGGGHHHH! ¡AAAAAHHHHHH! ¡AAAAAAAAGGGGGHHHHH!
-¡ERES MIA, ERES MIA, AHORA ERES MIA! ¡SIEMPRE DESEE TU CULO, SIEMPRE DESEE POSEERLO Y AHORA ES MIO, ES MIO!
-¡AH, AH, AH, AAAGGHHHHH, AAAHHHH!
Lo repetía mientras lamía mis lágrimas, lágrimas de placer, de sumisión, de entrega, me estaba cogiendo como nadie y me estaba convirtiendo en su esclava, volviéndome su amante. Aceleró el ritmo frenéticamente al grado de que me sentía ahogar, iba a acabar, solo anticipar su corrida me hizo gritar al tener un orgasmo violentísimo que al sentir como eyaculaba llenando de semen mis entrañas fue tal que me desmayé. Al reaccionar, él estaba acostado junto a mí besándome, nos abrazamos besándonos en mi cama, ahora era su cama y yo su amante, había pensado seducirlo y la seducida fui yo.
–Nunca había tenido sexo tan rico, nada que ver con mi esposa.
-Desgraciado, me partiste el culo, me duele musho aun – Le dije.
-Sí, mamacita ¿A poco no te gustó? -me dijo metiendo su lengua en mi boca mientras sus manos se apoderaban de mis pechos y mi trasero otra vez, lo que me hizo humedecer y excitarme una vez más. Nos metimos a bañar y allí me hizo suya, lo hice mío y continuamos dándole rienda suelta a nuestra pasión animal.
Cuando se fue, me iba a arreglar para descansar ya que mi esposo llegaría en una hora, mi amante llegó a mi casa a la 1:00 pm y se fue a las 7:00 pm. Sonó mi cel y al ver quien era me acordé ¡El viejo! De seguro estaría furioso:
-¡DONDE ESTAS CABRONA, ESTOY ESPERANDOTE!
-¡Perdón papacito, se me hizo tarde y no pude ir!
-¡PUTA DESGRACIADA, ME DEJASTE PLANTADO!
-¡Papito, cálmate, perdón! ¿Te veo mañana? ¿Sip?
-¡HIJA DE LA CHINGADA, SOLO ESPERO NO ME LA VUELVAS A HACER!
-No papito, te veo mañana a las 10:00 am allí mismo papi. Besitos.
Y colgué, ese viejo me excitaba recordándome a mi amigo el gordo del hotel, quizás por eso aun quería verlo, pero el viejo en venganza por haberlo dejado plantado me tenía reservada una sorpresa, pero eso será otra historia.
Continuará…
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