El alcohol puede llevarnos a hacer tonterías de las que después podemos arrepentirnos, o no..
Esto sucedió hace un año, después de la fiesta de fin de año en casa de mis abuelos.
Mis padres están divorciados desde hace más de diez años. Se casaron al descubrir que mi madre estaba embarazada cuando eran apenas unos críos. Mal comenzaba la cosa, y mal acabó. Al poco tiempo se dieron cuenta deque no estaban tan hechos el uno para el otro como creían.
Desde entonces vivo con mi madre que se ha tenido que buscar los garbanzos para salir adelante sola. El día en que tuvo en su poder la sentencia de divorcio prometió que no volvería a meter a un hombre en su vida y así ha sido, hasta ahora.
Aquel 31 de diciembre fuimos como todos los años a cenar con mis abuelos y mis tíos. La casa de mis abuelos está a poco más de cien metros de la nuestra, así que fuimos paseando.
La cena transcurrió como todos los años; los mismos tópicos, las mismas campanadas y hasta el mismo menú. Pero entre cena, copas y bromas lo pasamos bien en familia. Yo tenía pensado salir de fiesta después de las uvas,pero alguien contó un chiste y tras ese vino otro y luego otro y cuando quise darme cuenta era ya muy tarde. Lo cierto es que valió la pena quedarse con la familia, pues fue una fiesta muy alegre y divertida y me lo pasé muy bien.
Pero entre copa y copa, ya casi todos íbamos un poco pasados de vueltas. Así que mi madre y yo decidimos que era mejor volvernos para casa.
Por el camino ella iba colgada de mi brazo como si fuésemos una pareja normal y corriente. Íbamos recordando la fiesta y comentando lo bien que lo habíamos pasado cuando llegamos al portal de nuestra casa. Yo iba a meter la llave en la puerta cuando algo me llamó la atención:dentro del portal había una pareja dándolo todo. El tío tenía los pantalones por los tobillos mientras ella de rodillas le exprimía hasta la última gota chupando como si le fuese la vida en ello.Saqué la llave y me hice a un lado.
- ¿Porque no abres? -preguntó mi madre extrañada.
-Creo que es mejor que los dejemos acabar, pobres -respondí guiñando un ojo mientras señalaba con el pulgar al portal.
Mi madre asomó la cabeza al cristal y enseguida se retiró con los ojos como platos. Al verla no pude evitar una carcajada. Ella volvió a mirar y tras unos instantes se volvió hacia mi y me dijo.
-Creo que sí, vamos a darles unos minutos. Que un día es un día y hoy es fiesta -añadió mientras sacaba tabaco y encendía un cigarrillo sonriendo.
Tras dar una calada, se quedó mirando el humo que subía lentamente y dijo.
-Espero que no se pongan luego a fumar el cigarro de después.
Nos reímos los dos y esperamos mientras se fumaba el cigarrillo. De vez en cuando mi madre volvía a mirar al interior y meneaba la cabeza haciendo comentarios graciosos ante los cuales yo no podía evitar reírme.
-A ver, mujer. ¿Tendré que ir ahí a explicarte como se hace?
-No se la muerdas, que lo vas a deja tullido, pobre.
En mi familia siempre hemos sido muy abiertos en temas de sexo y es algo de lo que siempre se habló abiertamente, sin timidez ni ñoñerías.
Cuando el tío se subía los pantalones, mi madre avisó.
-Venga, vamos que ya acabaron y aquí hace frio.
Abrió la puerta y entramos. Los amantes se quedaron sorprendidos cuando nos vieron entrar, pero tenían cara de alivio. Creían haberse librado por los pelos.
Cuando pasamos por su lado saludamos y mi madre añadió un gesto de limpiarse la comisura de los labios en dirección a la chica. Yo casi no podía aguantar la risa y cuando entramos en el ascensor dejé salir la carcajada que estaba a punto de reventarme la boca. Mi madre me acompañó divertida.
Entre risas llegamos a casa, nos descalzamos en la entrada y nos dejamos caer en el sofá uno al lado del otro todavía riendo.
-¿Crees que sedarían cuenta de que los vimos? -pregunté.
-Creo que les dio igual. Al menos a él -respondió mi madre.
-Sí, porque ella se quedaría con las ganas.
-A mi me deja así y lo capo -dijo mi madre decidida.
-¿Así como?
-Coño, el tío se lo pasó de miedo con el solo de flauta, pero ella quedaría con ganas de un buen polvo. Digo yo.
-También es verdad-reconocí.
-Joder, el caso es que me pusieron caliente, los cabrones -mi madre parecía hablar para si misma.
-Coño, y a mi. No me hubiese importado participar y darle a la tía lo que no le dio él.
-Te salvas porque eres mi hijo, si no.. -dijo mi madre mirándome picarona.
-Si no.. ¿Que? -yo comenzaba a ver a mi madre de otra forma. No voy a ser tan hipócrita de decir que no sabía que estaba muy buena. Es mi madre, pero tengo ojos en la cara y ella es preciosa; no es muy alta, pero tiene un cuerpo muy cuidado, un culo respingón que dan ganas de apretar y unas tetas en las que enterrar la cara.
-Si no ibas a saberlo que es un polvo de verdad -añadió mientras me guiñaba un ojo a pocos centímetros de mi cara.
No sé que pasó,pero en un impulso la besé. Puede que fuese el alcohol, la excitación que nos provocó la pareja del portal o ver la cara de mi madre tan cerca, pero no lo pude evitar.
Mi madre separó su cara sorprendida. Se quedó un instante que se me hizo eterno mirándome sin decir nada. Creí que lo que vendría a continuación sería el mayor guantazo que me habría dado nunca y ya abría la boca para pedirle perdón cuando ella me dijo muy despacio.
-La has cagado..
-Perdón mamá, no sé que me pasó.
-¿Que te acabo de decir?
-¿A que te refieres?
Ya no me dejó contestar. Me empujó sobre el sofá y se tiró sobre mi. Me puso las manos sobre el pecho y su boca buscó la mía ansiosa. Me metió la lengua hasta dejarme casi sin respiración. Yo no sabía que hacer. Pero ella cogió mi mano y pasó mi brazo por su cintura sin soltarme. Estaba claro que el año comenzaba bien..
Yo ya estaba empalmado a más no poder y metí la mano bajo su blusa acariciando su cintura. Ella se separó de mi y comenzó a soltar los botones de mi camisa sin dejar de mirarme. Yo hice otro tanto con su blusa y enseguida su pecho quedó al descubierto dentro de un sujetador negro que a duras penas tapaba sus tetas.
Separó mi camisa y comenzó a besarme el pecho y hacerme caricias con la punta de su lengua, bajando poco a poco hasta que llegó al cinturón. Lo abrió rápidamente y bajó la cremallera del pantalón lentamente,haciéndome sufrir, deseando que acabase. Después tiró del pantalón y el calzoncillo hasta dejar al descubierto mi miembro.
-Parece que tú también estás caliente -dijo dejando un ligero beso sobre el capullo.
Al sentir los labios de mi madre sobre la punta no pude evitar un estremecimiento. Ella lo notó y sonrió mirándome. Enseguida lo tomó con la mano y comenzó un suave movimiento masturbándome. Yo estaba en la gloria, con los ojos cerrados, disfrutando el momento. Me parecía increíble que mi propia madre estuviese masturbándome. De repente sentí una oleada de calor y humedad en mi polla. Al mirar abajo, mi madre se la había metido en la boca hasta el fondo, sentía sus labios en mis testículos. Se quedó así un momento, apretando mi polla con su lengua hacia el paladar y poco a poco comenzó a chupar. Lentamente, provocándome espasmos de placer. No sé cuantas veces creí estar apunto de correrme, pero cada vez que ella notaba que estaba a punto, se sacaba la polla de la boca y me miraba con los ojos entornados.
-¿Te gusta?
-Ufff, y tanto. Estoy a punto de correrme.
-Pues hazlo. Pero después te toca a ti -dijo volviendo a chuparla.
No pude aguantar más y me descargué como nunca. Ella no hizo ademán de soltarse, se lo tragó todo y siguió chupando hasta que mi polla volvió a ponerse dura de nuevo.
-Te toca -dijo apartándose de mi para soltar su falda y sentarse en el otro extremo del sofá con las piernas abiertas.
No lo dudé un instante. Me acerqué a ella y de rodillas en el suelo, tiré de su braga. Ella levantó el culo para ayudarme y echó la cabeza hacia atrás mientras con sus manos abría los labios de su coño, que estaba húmedo de lujuria. Aquella era la visión más maravillosa del mundo.
Hundí mi boca en aquella raja acariciando los labios con la punta de la lengua. El clítoris estaba ya duro, apuntándome desafiante, así que no lo hice esperar y lo lamí despacito, provocado un espasmo de placer en mi madre. Seguí lamiendo y acariciando aquel coño que seguía chorreando de placer hasta que llegó el orgasmo.
Ella se quedó quieta un minuto respirando entrecortadamente mientras se acariciaba los pezones sobre la tela del sujetador. Yo estaba sentado en el suelo, mirándola, asombrado todavía por lo que había sucedido.
Mi madre se incorporó mientras se soltaba el sujetador y sus hermosos pechos quedaban al fin descubiertos. Se puso en pie y me tomó de la mano.
-Ven -dijo.
La seguí mansamente en dirección a su dormitorio admirando su culo. El interior de sus muslos se veían brillantes por los jugos que empapaban sus piernas.Yo volvía a estar duro como una piedra. Estaba claro lo que vendría a continuación. Mi corazón saltaba en mi pecho de tal forma que creí que hasta mi madre podría oírlo.
Cuando llegamos al dormitorio, me sentó en el borde la cama. Ella se arrodilló entre mis piernas.
-¿Tienes un condón?
-En mi cartera.
-Espérame -dijo mientras dejaba caer un beso en el glande.
-Te juro que no me moveré de aquí -le aseguré sin dudar.
Un segundo después estaba de vuelta. Se volvió a arrodillar ante mi y enseguida comenzó a chupar de nuevo. Yo estaba de nuevo en el cielo. Agarraba la colcha con las manos mientras me estremecía de placer. Cuando paró, me hizo tumbarme y sin dudarlo se sentó a horcajadas sobre mi. En ese momento fui consciente de que tenía el condón puesto.
-¿Pero como..?
-Trucos que sabe una-respondió sonriendo con picarda. Yo ni me había enterado de que me lo había puesto.
Con sus manos sobre mi pecho, se dejó caer sobre mi lentamente enfilando su coño palpitante contra mi polla. Cuando la punta estuvo entre los labios se dejó caer enterrando mi polla en su calidez con un suspiro de placer. Yo notaba su interior cálido, estrecho, después de mucho tiempo sin sexo. Era una sensación maravillosa.
Tras quedarse quieta un momento sintiendo cada centímetro de polla palpitando de placer en su interior comenzó a cabalgarme. Despacio al principio, para ir ganando intensidad mientras yo acariciaba sus pechos, aquellos pezones duros de deseo y placer. Ella guiaba mis manos buscando que acariciase aquellas zonas que la excitaban más. Enseguida llegó su orgasmo. Sus manos se agarraron a mi pecho dejándome unos arañazos que no me dolieron en absoluto. Ahora era yo quien la tomaba por las caderas para que aquel movimiento maravilloso no parase. Ella tenía los ojos en blanco y emitía unos jadeos que me excitaban todavía más hasta que no pude más y me corrí como un poseso al mismo tiempo que ella llegaba de nuevo al orgasmo.
Desmayada de placer,se dejó caer sobre mi pecho. Yo era consciente del contacto de sus pezones sobre mi pecho y no quería que esa sensación acabase nunca.Nuestras respiraciones entrecortadas se fundieron de nuevo en un apasionado beso.
Mi madre se dejó caer a mi lado exhausta, como yo. Me tomó una mano y dándome un apretón me dijo muy suave al oído.
-Año nuevo, vida nueva, cariño.
-Estoy seguro de queme va a encantar mi nueva vida -le aseguré convencido.
Continuará..?
Esto sucedió hace un año, después de la fiesta de fin de año en casa de mis abuelos.
Mis padres están divorciados desde hace más de diez años. Se casaron al descubrir que mi madre estaba embarazada cuando eran apenas unos críos. Mal comenzaba la cosa, y mal acabó. Al poco tiempo se dieron cuenta deque no estaban tan hechos el uno para el otro como creían.
Desde entonces vivo con mi madre que se ha tenido que buscar los garbanzos para salir adelante sola. El día en que tuvo en su poder la sentencia de divorcio prometió que no volvería a meter a un hombre en su vida y así ha sido, hasta ahora.
Aquel 31 de diciembre fuimos como todos los años a cenar con mis abuelos y mis tíos. La casa de mis abuelos está a poco más de cien metros de la nuestra, así que fuimos paseando.
La cena transcurrió como todos los años; los mismos tópicos, las mismas campanadas y hasta el mismo menú. Pero entre cena, copas y bromas lo pasamos bien en familia. Yo tenía pensado salir de fiesta después de las uvas,pero alguien contó un chiste y tras ese vino otro y luego otro y cuando quise darme cuenta era ya muy tarde. Lo cierto es que valió la pena quedarse con la familia, pues fue una fiesta muy alegre y divertida y me lo pasé muy bien.
Pero entre copa y copa, ya casi todos íbamos un poco pasados de vueltas. Así que mi madre y yo decidimos que era mejor volvernos para casa.
Por el camino ella iba colgada de mi brazo como si fuésemos una pareja normal y corriente. Íbamos recordando la fiesta y comentando lo bien que lo habíamos pasado cuando llegamos al portal de nuestra casa. Yo iba a meter la llave en la puerta cuando algo me llamó la atención:dentro del portal había una pareja dándolo todo. El tío tenía los pantalones por los tobillos mientras ella de rodillas le exprimía hasta la última gota chupando como si le fuese la vida en ello.Saqué la llave y me hice a un lado.
- ¿Porque no abres? -preguntó mi madre extrañada.
-Creo que es mejor que los dejemos acabar, pobres -respondí guiñando un ojo mientras señalaba con el pulgar al portal.
Mi madre asomó la cabeza al cristal y enseguida se retiró con los ojos como platos. Al verla no pude evitar una carcajada. Ella volvió a mirar y tras unos instantes se volvió hacia mi y me dijo.
-Creo que sí, vamos a darles unos minutos. Que un día es un día y hoy es fiesta -añadió mientras sacaba tabaco y encendía un cigarrillo sonriendo.
Tras dar una calada, se quedó mirando el humo que subía lentamente y dijo.
-Espero que no se pongan luego a fumar el cigarro de después.
Nos reímos los dos y esperamos mientras se fumaba el cigarrillo. De vez en cuando mi madre volvía a mirar al interior y meneaba la cabeza haciendo comentarios graciosos ante los cuales yo no podía evitar reírme.
-A ver, mujer. ¿Tendré que ir ahí a explicarte como se hace?
-No se la muerdas, que lo vas a deja tullido, pobre.
En mi familia siempre hemos sido muy abiertos en temas de sexo y es algo de lo que siempre se habló abiertamente, sin timidez ni ñoñerías.
Cuando el tío se subía los pantalones, mi madre avisó.
-Venga, vamos que ya acabaron y aquí hace frio.
Abrió la puerta y entramos. Los amantes se quedaron sorprendidos cuando nos vieron entrar, pero tenían cara de alivio. Creían haberse librado por los pelos.
Cuando pasamos por su lado saludamos y mi madre añadió un gesto de limpiarse la comisura de los labios en dirección a la chica. Yo casi no podía aguantar la risa y cuando entramos en el ascensor dejé salir la carcajada que estaba a punto de reventarme la boca. Mi madre me acompañó divertida.
Entre risas llegamos a casa, nos descalzamos en la entrada y nos dejamos caer en el sofá uno al lado del otro todavía riendo.
-¿Crees que sedarían cuenta de que los vimos? -pregunté.
-Creo que les dio igual. Al menos a él -respondió mi madre.
-Sí, porque ella se quedaría con las ganas.
-A mi me deja así y lo capo -dijo mi madre decidida.
-¿Así como?
-Coño, el tío se lo pasó de miedo con el solo de flauta, pero ella quedaría con ganas de un buen polvo. Digo yo.
-También es verdad-reconocí.
-Joder, el caso es que me pusieron caliente, los cabrones -mi madre parecía hablar para si misma.
-Coño, y a mi. No me hubiese importado participar y darle a la tía lo que no le dio él.
-Te salvas porque eres mi hijo, si no.. -dijo mi madre mirándome picarona.
-Si no.. ¿Que? -yo comenzaba a ver a mi madre de otra forma. No voy a ser tan hipócrita de decir que no sabía que estaba muy buena. Es mi madre, pero tengo ojos en la cara y ella es preciosa; no es muy alta, pero tiene un cuerpo muy cuidado, un culo respingón que dan ganas de apretar y unas tetas en las que enterrar la cara.
-Si no ibas a saberlo que es un polvo de verdad -añadió mientras me guiñaba un ojo a pocos centímetros de mi cara.
No sé que pasó,pero en un impulso la besé. Puede que fuese el alcohol, la excitación que nos provocó la pareja del portal o ver la cara de mi madre tan cerca, pero no lo pude evitar.
Mi madre separó su cara sorprendida. Se quedó un instante que se me hizo eterno mirándome sin decir nada. Creí que lo que vendría a continuación sería el mayor guantazo que me habría dado nunca y ya abría la boca para pedirle perdón cuando ella me dijo muy despacio.
-La has cagado..
-Perdón mamá, no sé que me pasó.
-¿Que te acabo de decir?
-¿A que te refieres?
Ya no me dejó contestar. Me empujó sobre el sofá y se tiró sobre mi. Me puso las manos sobre el pecho y su boca buscó la mía ansiosa. Me metió la lengua hasta dejarme casi sin respiración. Yo no sabía que hacer. Pero ella cogió mi mano y pasó mi brazo por su cintura sin soltarme. Estaba claro que el año comenzaba bien..
Yo ya estaba empalmado a más no poder y metí la mano bajo su blusa acariciando su cintura. Ella se separó de mi y comenzó a soltar los botones de mi camisa sin dejar de mirarme. Yo hice otro tanto con su blusa y enseguida su pecho quedó al descubierto dentro de un sujetador negro que a duras penas tapaba sus tetas.
Separó mi camisa y comenzó a besarme el pecho y hacerme caricias con la punta de su lengua, bajando poco a poco hasta que llegó al cinturón. Lo abrió rápidamente y bajó la cremallera del pantalón lentamente,haciéndome sufrir, deseando que acabase. Después tiró del pantalón y el calzoncillo hasta dejar al descubierto mi miembro.
-Parece que tú también estás caliente -dijo dejando un ligero beso sobre el capullo.
Al sentir los labios de mi madre sobre la punta no pude evitar un estremecimiento. Ella lo notó y sonrió mirándome. Enseguida lo tomó con la mano y comenzó un suave movimiento masturbándome. Yo estaba en la gloria, con los ojos cerrados, disfrutando el momento. Me parecía increíble que mi propia madre estuviese masturbándome. De repente sentí una oleada de calor y humedad en mi polla. Al mirar abajo, mi madre se la había metido en la boca hasta el fondo, sentía sus labios en mis testículos. Se quedó así un momento, apretando mi polla con su lengua hacia el paladar y poco a poco comenzó a chupar. Lentamente, provocándome espasmos de placer. No sé cuantas veces creí estar apunto de correrme, pero cada vez que ella notaba que estaba a punto, se sacaba la polla de la boca y me miraba con los ojos entornados.
-¿Te gusta?
-Ufff, y tanto. Estoy a punto de correrme.
-Pues hazlo. Pero después te toca a ti -dijo volviendo a chuparla.
No pude aguantar más y me descargué como nunca. Ella no hizo ademán de soltarse, se lo tragó todo y siguió chupando hasta que mi polla volvió a ponerse dura de nuevo.
-Te toca -dijo apartándose de mi para soltar su falda y sentarse en el otro extremo del sofá con las piernas abiertas.
No lo dudé un instante. Me acerqué a ella y de rodillas en el suelo, tiré de su braga. Ella levantó el culo para ayudarme y echó la cabeza hacia atrás mientras con sus manos abría los labios de su coño, que estaba húmedo de lujuria. Aquella era la visión más maravillosa del mundo.
Hundí mi boca en aquella raja acariciando los labios con la punta de la lengua. El clítoris estaba ya duro, apuntándome desafiante, así que no lo hice esperar y lo lamí despacito, provocado un espasmo de placer en mi madre. Seguí lamiendo y acariciando aquel coño que seguía chorreando de placer hasta que llegó el orgasmo.
Ella se quedó quieta un minuto respirando entrecortadamente mientras se acariciaba los pezones sobre la tela del sujetador. Yo estaba sentado en el suelo, mirándola, asombrado todavía por lo que había sucedido.
Mi madre se incorporó mientras se soltaba el sujetador y sus hermosos pechos quedaban al fin descubiertos. Se puso en pie y me tomó de la mano.
-Ven -dijo.
La seguí mansamente en dirección a su dormitorio admirando su culo. El interior de sus muslos se veían brillantes por los jugos que empapaban sus piernas.Yo volvía a estar duro como una piedra. Estaba claro lo que vendría a continuación. Mi corazón saltaba en mi pecho de tal forma que creí que hasta mi madre podría oírlo.
Cuando llegamos al dormitorio, me sentó en el borde la cama. Ella se arrodilló entre mis piernas.
-¿Tienes un condón?
-En mi cartera.
-Espérame -dijo mientras dejaba caer un beso en el glande.
-Te juro que no me moveré de aquí -le aseguré sin dudar.
Un segundo después estaba de vuelta. Se volvió a arrodillar ante mi y enseguida comenzó a chupar de nuevo. Yo estaba de nuevo en el cielo. Agarraba la colcha con las manos mientras me estremecía de placer. Cuando paró, me hizo tumbarme y sin dudarlo se sentó a horcajadas sobre mi. En ese momento fui consciente de que tenía el condón puesto.
-¿Pero como..?
-Trucos que sabe una-respondió sonriendo con picarda. Yo ni me había enterado de que me lo había puesto.
Con sus manos sobre mi pecho, se dejó caer sobre mi lentamente enfilando su coño palpitante contra mi polla. Cuando la punta estuvo entre los labios se dejó caer enterrando mi polla en su calidez con un suspiro de placer. Yo notaba su interior cálido, estrecho, después de mucho tiempo sin sexo. Era una sensación maravillosa.
Tras quedarse quieta un momento sintiendo cada centímetro de polla palpitando de placer en su interior comenzó a cabalgarme. Despacio al principio, para ir ganando intensidad mientras yo acariciaba sus pechos, aquellos pezones duros de deseo y placer. Ella guiaba mis manos buscando que acariciase aquellas zonas que la excitaban más. Enseguida llegó su orgasmo. Sus manos se agarraron a mi pecho dejándome unos arañazos que no me dolieron en absoluto. Ahora era yo quien la tomaba por las caderas para que aquel movimiento maravilloso no parase. Ella tenía los ojos en blanco y emitía unos jadeos que me excitaban todavía más hasta que no pude más y me corrí como un poseso al mismo tiempo que ella llegaba de nuevo al orgasmo.
Desmayada de placer,se dejó caer sobre mi pecho. Yo era consciente del contacto de sus pezones sobre mi pecho y no quería que esa sensación acabase nunca.Nuestras respiraciones entrecortadas se fundieron de nuevo en un apasionado beso.
Mi madre se dejó caer a mi lado exhausta, como yo. Me tomó una mano y dándome un apretón me dijo muy suave al oído.
-Año nuevo, vida nueva, cariño.
-Estoy seguro de queme va a encantar mi nueva vida -le aseguré convencido.
Continuará..?
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