II
Quedé tan cansada y satisfecha física y mentalmente que me dormí profundamente en la alfombra y acurrucada en sus brazos, no sé cuánto tiempo pasó pero desperté recostada sobre una almohada y Andrés se había ido dejándome una nota: “Renata, perrita, te quedaste tan rendida que no tuve valor para despertarte, Irene te atenderá. Regreso antes de la 1am.”
Me paré azorada, sin noción del tiempo ni de espacio para encontrar sentada cerca de mí a Irene quien al parecer vigiló mi sueño y con calidez me sonrió alcanzándome una bata de seda blanca y diciéndome.
-Señorita, descansó? La vi dormir plácidamente, el Sr. Andrés me pidió que le cuidara y atendiera
Tomé conciencia de mi desnudez y tome la bata para cubrirme rápidamente aunque debo confesar que la simpatía y sencillez de Irene desarma.
-Gracias, Irene, disculpa tanta molestia-
-De nada señorita, es un placer servirle; seguro despertó con hambre-
- mmmm pues sí, ahora que lo mencionas si- le sonreí francamente
-pues venga el Sr. Andrés me pidió preparara su baño y dispusiera para usted una cena ligera en su cuarto, el no tarda mucho en llegar pues es casi la medianoche-
Dios!!!! Esto era una locura estaba en una casa desconocida, atendida como una reina quizás por otra sumisa de Andrés y yo en vez de salir corriendo estoy disfrutando de esta situación. Así que la seguí tranquilamente sin dejar que las dudas y la razón entraran en mis pensamientos.
Quede con la boca abierta al entrar a aquella inmensa habitación que en un solo ambiente contenía una cama redonda enorme, un pequeño estar íntimo, un tu y yo para comer y un yacusi sensacional que se veía preparado con un tentador baño de espumas.
Irene me condujo hasta él, recogió mi pelo en un moño, me despojo de la bata tomándome de la mano mientras me sumergía en la tibia y deliciosa agua espumosa.
-Relájese y despeje su mente, mientras preparo algo ligero para su cena- musito Irene mientras se retiraba dejándome sola.
Traté de relajarme, poner mi mente en blanco y entregarme al cálido contacto del agua tibia, mas mi mente era un hervidero que al cerrar los ojos reproducía lo acontecido y la erótica experiencia que había vivido, provocando que mis pezones se endurecieran y mi entrepierna se agitara. Agradecí que Irene regresara más pronto de lo previsto evitando que ante la excitación me masturbara allí mismo.
-Señorita permítame ayudarla- dicho lo cual me incorporo en la bañera y con una ducha de teléfono comenzó a enjuagar mi cuerpo retirando el exceso de jabón, sus manos apenas rozaban mi piel, pero cada roce me perturbaba y me hacía estremecer, no me atreví a protestar pues sus roces eran tan sutiles que temí pasar por malpensada tergiversando una acción inocente.
Al salir del jacuzzi me envolvió en una enorme y suave toalla blanca secando mi cuerpo y repitiendo esos toques que despertaban mis sentidos, así como si solo realizara su labor rozó mis pezones y mis senos, frotó mis nalgas y secó mi entrepierna; una vez más me deje hacer temerosa y asombrada de lo que me hacía sentir, pues jamás pensé ser acariciada por otra mujer o acaso seria mi mente febril la que confundía las cosas.
Terminando de secar mis piernas y mis pies me puso una bata cortita de seda que dejaba a mi parecer muy expuestas mis partes íntimas, me invito a sentarme en el tú y yo, donde soltó y cepilló mi cabello dejando mi melena suelta y lisa.
- Lista, quedó preciosa!! – (al soltar esa frase sentí mis mejillas colorearse) – Ya regreso con su cena-
Había quedado de espaldas a la puerta y al sentir que esta se abría pensé era Irene con la cena. Pero él está lleno de sorpresas, llego por detrás, le reconocí por su aroma y lo fuerte y suave a la vez de sus manos que sin permitir voltearme colocaron alrededor de mis ojos una oscura venda que cegó mi mirada, de inmediato mi corazón dio un vuelco y mis sentidos se activaron.
-Hola Pequeña, descansaste, estas hambrienta? – susurro en mi oído besando de paso el lóbulo de mi oreja.
- mmmm hola Mi Señor, si descanse y estoy hambrienta, que hace?-
-Alimentar a mi Perrita- dijo alegremente sentándose junto a mí
Fueron segundos de expectación, de ansiedad, pues nada podía ver y no sabía a qué atenerme; al instante sentí en mis labios algo suave y dulce.
- ¿Qué es?- pregunto burlón
-mmmm melocotón?—
- Muy bien perrita jajajaj!!! – y me estampo un largo y apasionado beso en la boca
-¿Y esto? –
- a ver? queso-
-Si pero que tipo?-
-Ementhal?-
-No no equivocada!!!- y abriendo mi bata pellizco fuerte mi pezón sacándome un ayyyy!!!
Así comenzó su juego alternando pedazos de fruta, fresa, piña, cerezas etc. con distintos quesos premiándome con dulces y ardientes besos cuando acertaba y pellizcando duro mis pezones si me equivocaba. Al principio rogaba no equivocarme, después no sé qué deseaba más, si sus besos o sus pellizcos. Solo sabía que me tenía loca, excitada, húmeda, totalmente arrecha.
Lo sentí parase, ponerse a mi lado y ladearme un poco aumentando mi excitación esperando que haría ahora. Siento en mis labios algo dulce, quizás una cereza, algo más grande y dura mmmm al chupar el dulce descubro de que se trata ¡Era su pene lleno de almíbar!!!! Lo lamo y chupo con fruccion, lo siento gemir a medida que mi boca traga su pene, es gordezuelo buen tamaño sin ser inmenso, pienso mientras lo disfruto, es una delicia sentirlo entrar y salir de mi boca haciendo contacto con mi lengua y las paredes húmedas de mi cavidad bucal.
Él vierte almíbar de cuando en cuando haciendo más dulce la felación y llevando su pene cada vez más adentro en mi boca, su respiración y sus gemidos me dicen que está cerca de eyacular, siento algo de temor, jamás he tragado semen y sé que se derramará en mi boca, siento sus nalgas crisparse al momento que con sus manos empuja su verga hasta mi garganta, siento que me ahogo.
-Respira por la nariz!!!!- ordena, al momento siento su cuerpo crisparse y un chorro de semen pasa por mi garganta al unísono con sus gemidos, gracias a Dios lo saca un poco lo que me permite succionar y respirar mejor sintiendo ahora con placer como se derrama por completo en mi boca, chupo y bebo hasta la última gota notando es sensación placentera y desconocida de sentir como su pene duro como una piedra se va relajando y pierde su erección dentro de mi boca.
Me toma por la barbilla levantándome hasta que su boca, atrapa la mía en un largo beso saboreando ambos ese sabor dulceamargo de su simiente. Y con un susurro en mi oído que una vez más me estremece musita-
-Perrita apenas la noche comienza.-
Pero esa es otra historia si es que ustedes desean que continúe
RENATA REYES
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