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Y Me Hizo su Sumisa I

Hola, no sé muy bien cómo abordar estos temas, me inquieta y perturba, pero siento la necesidad de compartir mi historia. 
Y Me Hizo su Sumisa I

Soy una chica joven, 23 años, moderna, dicen que bonita aunque chiquitica (1:52 de estatura) ojos miel, piel blanquita (yo me considero desteñida jiji) y estudio 1er. Año de Comunicación Social. Mi vida mas que normal era simple, inclusive anodina hasta que algo sucedió. 


Hace como un año y medio asistí en la mañana a un seminario, “La Comunicación Social, Perspectivas y Tendencias” todo transcurría dentro de lo corriente hasta que ÉL apareció. Yo ocupaba un puesto en la primera fila, muy cerca de los oradores y estaba medio distraída, miraba unas notas mientras el moderador anunciaba al próximo ponente. 


-Hora escucharemos al Lic. Andrés Querales, profesor de ética comunicacional en la Universidad Computense de España- 


De pronto una voz, que digo una voz, un ¡vo
zarrón! 


-Buenos días a todos y todas. Espero que pasemos un rato agradable y que saquemos de él las mejores conclusiones y aprendizajes que nos hagan mejores comunicadores- 


Hizo que mi mirada se levantara inmediatamente hacia donde salía tan matizada, profunda y cálida voz para encontrarme con un hombre guapo, pelo entrecano y unos ojos grises acerados que al sentir que me miraban erizaron sin saber por qué toda mi piel. 


Desde ese momento toda otra cosa se borró 


para mí, incluso el contenido de lo que decía, solo me envolvía aquel cautivante tono de voz y esa mirada penetrante casi intima que se cruzaba con la mía (mas de lo común me parecía a mi) . 

Al terminar, hice algo que nunca imagine que haría, me acerque a él y mentí descaradamente 

- Profesor, me pareció fascinante su exposición – 


- Gracias señorita. La verdad note su interés en mis palabras- dijo clavando su mirada en mis pupilas. 

Debo haberme puesto roja como un tomate pues se sonrió de medio lado, extendió su mano y dijo 


- Mucho gusto señorita, Andres Querales- y su mirada me envolvió de pies a cabeza estremeciéndome de nuevo. 


- Un placer profesor, Renata Reyes- pude balbucear 


Como si fuera lo más natural, me tomó por el codo suave pero firmemente diciendo 


-Venga tomemos un café- 


Yo me deje conducir, incapaz de resistirme a su voluntad, tomamos un café y una vez más solo escuchaba el tono de su voz y me dejaba acariciar por esa mirada ahora audaz y descarada: para quedar sorprendida cuando al levantarnos para despedimos me tomo de la nuca con sus manazas y susurro cerquita de mí: 


.Quiero que vengas eta tarde a mi casa- y al soltarme me extendió su tarjeta personal y se marchó 


Yo me quede parada como una tonta, sin reaccionar, el corazón acelerado, mi mente confusa y llena de imágenes y mi piel con una sensibilidad extraña para mí. Así salí de la cafetería y como autómata me dirigí a mi casa. 


Al llegar a casa fui directamente a mi cuarto, deje en desorden lo que llevaba en mis manos. Tome solo la tarjeta y me deje caer en la cama. 


- mmmm que era esto que me pasaba? Estaba loca?? Como podía alguien solo con su mi rada, su voz y aquel contacto de sus manos perturbarme y hacerme sentir este calor en mi piel . . . que hasta me hizo humedecer mi ropa interior- . 


- mmm estaba chiflado si creía que iría a su casa pensaba mientras leía y releía su tarjeta- 


Estaba tan cansada que me quede dormida; al abrir los ojos ya había atardecido. Me pare como un resorte al recordar la cita con Andrés. 


-mmmm si, a quien engaño, todo mi ser y mis sentidos me piden a grito que vaya. . . e iré 


Me di una buena ducha, me vestí a la carrera con un vestido beige corto abotonado al frente y amplio cinturón de cuero rojo completando mi atuendo con unas sandalias del mismo color; cuidando solo de escoger una hermosa combinación de sostén y tanga de encaje negro. 


Tome un taxi y en un estado de ansiedad y excitación inimaginado hice el trayecto hacia su casa. 


Con sumo temor toque el timbre, un solo toque como ligando que nadie saliera, pero no a los 3 minutos se abre la puerta y una bella joven se asoma, me asusto, habré llegado en mal momento? Esta quien será? 


La chica rompe mis pensamientos y con amable sonrisa me dice: 


- Señorita Renata?- asiento con la cabeza – Pase señorita el Señor la recibirá en el estudio- 


A paso inseguro sigo a la chica quien me abre la puerta hacia un amplio despacho, al entrar observo con curiosidad ese aposento, piso de alfombra blanca y mullida, sobrio decorado en negro y grises una salita de estar, generosa biblioteca, con un escritorio y 2 mullidas sillas enfrente. De pronto mi vista se fija en un cuadro detrás del escritorio, y de inmediato un escalofrió recorre todo mi cuerpo pues reconozco el símbolo del BDSM pues en mis correrías en IMVU me familiarice con ese tema. 


Estando absorta y asustada observando el cuadro, siento esa poderosa voz casi en mi oído, 


-Buenas tardes señorita Renata, conoce el símbolo del cuadro?- 


Casi me desmayo, me volteo lentamente y atino a contestar 


- Buenas Andres, si lo conozco- 


-Entonces sabes a lo que vienes?- 


Y sorprendida y rendida sin luchar me escucho decir. 


-Si Mi Señor- 


Andrés me toma de nuevo por la nuca como esa mañana, me pega a él y besa mi boca, primero con dulzura para luego darme el beso más profundo y posesivo que había recibido en mi vida. Instintivamente abro mi boca y respondo con todo mí ser al beso de ese hombre desconocido que me conmueve y me subyuga. 

Su lengua busca la mía, la explora, la reconoce, la sorbe, como si en ello me sorbiera el alma, me pego a él ya sin voluntad para resistirme a nada. Me asusta lo que vendrá pero todo mi cuerpo lo desea y mi vagina llena de almíbar es prueba irrefutable de ello. 


Me separa de él, me mira y es como si me poseyera haciéndome temblar como una hoja al viento 


-Eres preciosa, y serás la flor más hermosa de mi jardín- diciendo lo cual suelta mi cinturón dejándolo en su mano mientras va desabrochando mi vestido botón a botón. Mis piernas apenas me sostienen, a cada botón que desabrocha mi cuerpo se estremece anticipando lo que pudiera venir. Al soltar el último sus manos le hacen deslizarse desde mis hombros para caer a mis pies. 


Nunca me sentí tan desnuda e indefensa, aun conservando mi ropa interior, sus agiles mano sueltan mi corpiño que va a acompañar a mi vestido, mis senos quedan liberados, turgentes, mis pezones duros recogidos en su aureola apuntan impúdicos hacia él que se inclina para bajar mi tanga. Siento como mi rostro se enciende al ruborizarme pues sé que notará mis pantaletas empapada en mi almíbar, cosa que confirmo al verle llevarla a su nariz y a su boca antes de dejarlas caer al suelo con una pícara sonrisa en su rostro. 


Con delicadeza hace que me dé la vuelta quedando de espaldas a él, para con la palma de su mano separarme las piernas e inclinarme levemente exponiendo más aun mis nalgas. Luego de un minuto que pareció eterno ¡zaaass!!! Siento el picor de la punta de mi cinturón al estrellarse con fuerza sobre mis nalgas . . . un gemido sale de mi boca 

. . . 

-Sshhhhh tranquila perrita, cuenta. 


-Uno- 


-dos- cada correazo es un corrientazo que enrojece mis nalgas 


-tres- Sollozo pero mi humedad me delata 


-cuatro- 


-cinco- y a cada correazo un emanar de almíbar se asoma a mi vagina 


-seis- 


-siete- 


-ocho- para este momento gotas de mis jugos corren por mis piernas 


-nueve- yaaa por favor suplico 


-diezzzz- y mi cuerpo se estremece entre el dolor y el placer 


Siento alivio al parar los correazos, pero imaginar mis nalgas blanquitas, enrojecidas y marcadas a su vista me llena de un extraño placer. 


Lo siento arrodillarse a mis espaldas, con suavidad y lentitud llena de besos mis adoloridas y enrojecidas nalguitas para luego pasar su lengua entre las 2 medialunas de mis nalgas yendo desde mi coñito a mi ano recogiendo en su lengua todo el almíbar derramado. 


Siento mis piernas desfallecer, pero me sostiene con sus manos mientras su lengua y su boca lamen, chupan, sorben mi coñito y mi culo en una frenética mamada que me hace gemir y gritar deseando correrme en su boca. Parece leer mi pensamiento. 


.Vamos perrita dame tu leche, derrámate en mi boca- 


Bastaron esas palabras para que ante el acoso y urgencia de su lengua desde mis entrañas surgiera un fuerte y prolongado orgasmo provocándome incontrolados espasmos de mi vientre y mi coño que definitivamente me hicieron derrumbarme a la mullida alfombra dejándome caer a su lado. 


Se acostó frente a mí, muy cerquita y cara a cara, mirándome con esos ojos grises y profundos me dice. 


-Serás de ahora en adelante Mi Sumisa, para mi goce y tu disfrute quedando tu cuerpo y tu voluntad sometidas a mi autoridad y mis deseos ¿Estás de acuerdo? - 


-Si Mi Señor- conteste firmemente y sorprendida por mis ojos llenos de lágrimas, dejé salir un llanto que me reconfortó, más un al abrigarme acurrucada en sus brazos donde me sentí más libre y protegida que nunca. 

Así comenzó esta historia de entrega y sumisión que si les agradó continuará. . . 


Renata Reyes

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