Estábamos de mini-vacaciones en el sur con mi novio, Cristian. Aprovechamos unos días feriados para conocer un poco. Nos fuimos en avión y alquilamos un coche para conocer la zona. Estaba todo hermoso. Conseguimos un hotel divino y el paisaje era inmejorable. Justo frente al mar. Nos despertabamos con la brisa del mar y las gaviotas. Muy romántico todo. Salimos muy temprano para poder conocer una reserva natural y sacar algunas fotos. Tomamos el auto. Algunas cosas y arrancamos. Cuando estábamos a mitad de camino me dí cuenta de que me había olvidado mi celular pero como estaba tranquila de vacaciones no le di importancia. Después de más o menos media hora de viaje entre ruta y un camino de ripio bastante feo yo estaba muy pero muy aburrida.
Hacía un calor abrazador pero por suerte con el aire acondicionado estaba en el paraíso. Mi novio no quería que lo prendiera mucho porque consumía mucho combustible pero yo le decía que no sea agarrado que me moría de calor. Yo traía un pareo cortito tipo minifalda y una remerita rosa abajo mi bikini (amarillo arriba y rojo abajo). No traíamos mucha ropa ninguno de los dos. Él con sus bermudas negras y la remera amarillo fluor parecía vestido para salir a correr. A pesar del look veraniego de ambos no daba para ir sin aire así que yo lo tenía prendido casi todo el tiempo. Ya me estaba cansando del viaje para ir a ver un par de pingüinos. Hubiera preferido quedarme en la playa.
Como el viaje era un poco largo y cansador yo quise hacerlo un poco más divertido. Empecé a acariciar la entrepierna de mi novio que me agradeció con una sonrisa cómplice. No me quise quedar en eso y metí mi mano adentro de su ropa interior y mis caricias fueron cada vez más intensas. Entonces mi gordo trato de ponerle un poco de seriedad al asunto y me dijo
- bebe estoy manejando, ahora no espera un ratito - sin mucha firmeza. Así que yo seguí y hasta me tome el atrevimiento de sacarsela afuera de la bermuda. Entonces viéndola durita y ya media jugosa me agaché sobre su asiento y la empece a mamar complaciendolo con mis labios y mi lengua. Yo me sentía esplendida con sus gemidos. El paseo se estaba poniendo muy bueno y él me empujaba la cabeza para abajo como cuando está por acabar.
Estabamos los dos muy calientes así que se tiró a la banquina porque ya no daba más.
Paró el auto y me dice - sos insaciable mi amor, no vas a parar hasta que te de tu premio, no? - mientras me acariciaba el culo con la otra mano.
-Yo quiero mi lechita y la quiero ya - le dije, mientras le pasaba la lengua por la punta de la pija con cara de trola regalada. Tenía la boca chorreando baba y liquido pre-seminal y me saboreaba. Cristian se mordía los labios y me agarró la cabeza con ambas manos. Esa era mi señal estaba apunto de recibir lo que tanto quería. Empezó a temblar y en medio de un fuerte gemido empezó a lanzarla, como si estuviera explotado, un par de chorros muy fuertes adentro de mi boca. Yo tragaba y seguía succionando con fuerza. Mientras salían algunos chorros más pero con menos fuerza que los anteriores. Yo me enderece y volví a mi asiento y me limpié rápido lo que quedaba por mi cara.
Con una cara de alegría tremenda nos disponíamos a seguir pero cuando Cris quiso poner en marcha el auto no pudo. Intentó de nuevo y tampoco arrancaba. Se empezó a poner nervioso y yo también. Nos habíamos quedado en el medio del desierto y hacía kilómetros que no veíamos otro auto ni alguna parada o estación de servicio.
- Vos y tu puto aire acondicionado! Me quiero pegar un tiro la puta madre!- me dijo ya rojo de bronca. Yo me enojé más todavía y le dije que había sido su idea ir a ese lugar. Era un poco mi culpa porque si no fuera por mi no nos hubiéramos detenido y el auto no estaría parado ahí pero no se lo iba a reconocer con lo mal que me contestaba.
La cosa iba a empeorar enseguida. Tomo una tarjeta que había en el auto para llamar en caso de emergencias e intentó llamar por teléfono para ver si podían mandarnos una grúa o algo y su movil tenía una luz verde que le indicaba que se estaba quedando ya sin batería. No tenía señal ni internet. Me pidió el mío y le dije que lo había olvidado en el hotel. Eso hizo que su enojo se triplicara.
-La puta madre que lo parió, que mierda vamos a hacer ahora? señales de humo?- dijo a los gritos mientras se bajaba del auto y abría el capot al pedo porque no sabe nada de mecánica. Miró un rato ahí y lo cerró de un golpe. Volvió al auto, se puso la gorra que estaba en el asiento de atrás agarró una botella de agua y me dijo. -Bueno voy a empezar a caminar a ver si encuentro alguien que nos ayude o algún puesto o algo así. Por el tiempo que llevamos de viaje estamos más cerca de la reserva que de la ciudad así que voy a caminar para allá- con una seguridad que no parecía estar perdido. -Yo voy con vos- le dije. Y me retó diciéndome que alguien se tenía que quedar en el auto. -queres salir a caminar sola por la ruta o preferís quedarte segura ahí adentro?- me preguntó con un poco de razón.
Empezó a caminar y yo me quedé ahí. Como a los 15 minutos me di cuenta que se había llevado la única botella de agua pero era entendible tenía que caminar mucho bajo el sol con un calor que mareaba. Siguió pasando el tiempo y no volvía. El sol pegaba de lleno en el para brisa y yo me estaba cocinando. Tenía las ventanillas bajas y me abanicaba con una revista. Transpiraba como si me hubieran echado agua con un balde. Me caía agua del pelo. Y tenía toda la ropa pegada. Era un asco. Se me pegaban las piernas al asiento. Pensé que me iba a desmayar de calor y cuando estaba más angustiada sentí un motor a lo lejos. Me bajé del auto desesperada y empecé a hacer señas. Era una camioneta grande de esas de campo. Empece a hacer señas con los dos brazos y vi que me pusieron la baliza y empezaron a reducir la marcha.
Pararon unos metros detrás mío y se bajó un viejito con cara de bueno y un chico con pinta de adolescente. Tenían caras como del norte o de algún país limítrofe. Los dos morochos medios de ojos medio achinados y el mayor bastante gordito. -que le ha pasado mija- dijo el señor. Con un tono un tanto paternal. Me dio tranquilidad y le conté todo lo que había pasado excepto la razón por la que habíamos parado ahí. Los dos revisaron un poco y me dijeron que al parecer me había quedado sin batería pero no tenían los cables para poder pasarme energía de su camioneta. Me dijeron que estabamos todavía a mitad de camino y que mi novio llegaría recién a la noche con ayuda si llevaba buena velocidad y era peligroso que me quedara sola en ese lugar tan apartado. Mientras el chico me alcanzó una botella de agua que traía en la camioneta y yo me la tome casi toda. Me ofrecieron llevarme y buscar a Cristian y les dije que no podía dejar el auto solo. Miraron un poco y el más chico que se llamaba Leonardo me dice - no hay problema, lo llevamos también. Le pusieron un enganche y yo ya me estaba por subir al auto cuando Eusebio, el viejito me indicó que no hacía falta, que podía ir en la camioneta con ellos que tenía más ventilación.
Me hicieron subir en el medio de los dos. Ibamos charlando y a mi me daba mucha vergüenza estar tan cerca porque aún estaba muy transpirada. Ellos no estaban impecables, se ve que venían de trabajar o algo así porque tenían la ropa con tierra y manchas. El mayor me charlaba y me contó que eran empleados en un campo de la zona y aprovechaban de usar la chata del patrón. Me rozaba la pierna para hacer los cambios y se disculpaba. Yo le dije que no se preocupe. Al parecer se lo tomó en serio porque metía muchos cambios. Sus manos ásperas rozaron varias veces mi pierna. El pibe que era más silencioso me miraba de reojo y estaba muy inquieto. Yo iba atenta a ver si cruzábamos a mi chico y en medio de esas miradas mi vista pasó por el espejo retrovisor y noté que tenía una mancha de acabada ya seca en la pera. Me dio mucha vergüenza y me raspe con las uñas para quitarmela. Entonces Eusebio que parecía no despegar la vista del camino me dice. -tranquila no se preocupe que no es nada que no hayamos visto eso- Y ya sin disimular con los cambios, me agarró la pierna con su mano grande y mientras la acariciaba me guiño un ojo.
Me puse muy nerviosa pero estaba en medio de la nada con esos dos corpulentos hombres. No podía darle un cachetazo como quería. Cuando vio las caricias el muchacho que venía a mi derecha apoyo su mano cerca de mi rodilla y empezó a subir suavemente hasta mi pareo. Estaba realmente muy asustada pero a la vez un poco excitada. Esos dos rústicos y desarreglados se habían calentado conmigo desde un principio y planearon todo para subirme a esa cabina y poder aprovecharse. Yo estaba muy agitada no sabía que hacer y de pronto pude ver a lo lejos la horrible remera amarilla de Cristian que llamaba la atención de lejos. Me incliné acercándome al para-brisa para ver mejor y una sonrisa de oreja a oreja se me dibujó en la cara. Nunca había estado tan feliz de verlo como en ese momento. Me dí vuelta y le dije eufórica al conductor -es ese! ese es mi novio!- con una alegría casi emocionada
Mientras le decía esto noté que reducía la marcha y asumí que era para frenar cerca de él pero en ese momento escuche a mi espalda el cierre del pantalón de Leonardo y cuando me di vuelta sorprendida pude ver su pija parada afuera del pantalón. Inmediatamente me agarró del pelo y me metió la pija adentro de la boca. Mientras pasaba esto pude escuchar como salíamos del camino y detenían la camioneta por completo.
-pensaste que nos ibamos a perder esto pedazo de puta?- me dijo Leo mientras su amigo me separaba las piernas y metía mano por todos lados. Yo tenía la boca llena y pensé que lo mejor para todos sería no resistirme. Aparte el negrito tenía un buen pedazo. Empecé a jugar con mi lengua en su pija y noté como le gustaba bastante por los movimientos espasmódicos y los gemidos que se empezaron a hacer muy frecuentes e intensos. Miré de reojo y vi que el buen Eusebio estaba tocandose solo pobrecito así que me saqué las sandalias que traía y mientras atendía el miembro de su amigo con mi boca me recosté sobre el asiento y le fui dando un buen masaje a su pija con mis dos pies.
Se ve que era medio fetichista el viejo porque se volvió loco con mi idea y lo disfrutaba tanto como Leo que se había apropiado de mi boca. Ahí estaba a unos metros de mi novio acostada boca abajo. Con una pija en mi boca y otra entre mis pies. Con el pareo levantado recibía las caricias en mi cola de las manos de los dos. -te dije que esta hembra era una puta cuando la vi- dijo con su tono norteño y campechano el viejo mientras el otro que estaba recibiendo una mamada de la que no se podía quejar solamente se limitaba a responder con un largo -seeee - que fue más una exclamación de placer por los movimientos que hacía con mi lengua en la punta de su pija que una respuesta. Sentía los liquidos preseminales en la punta de mi lengua y también entre las plantas de mis pies. Los dos estaban muy calientes en verdad.
Ambos tenían pijas importantes pero no eran de lo más grande que he visto en mi vida. De todas formas ya me habían calentado y hacer eso mientras veía a mi novio a lo lejos me encantaba, Por eso me incorporé y me senté en medio de los dos otra vez sacandome la remera y dejando que ellos prácticamente me arrancaran la parte superior del bikini. Muy brutos pero me gustaba su estilo. Mientras los dos morochos se peleaban por agarrarme las tetas yo los pajeaba a los dos y sentía esas pijas gordas entre mis dedos. Pronto tenía las dos bocas en mis pechos. Sus labios y sus lenguas estaban desesperados y mis pezones super excitados. Podía ver a mi novio cada vez más lejos en el camino y mientras sentía a estos dos rústicos tocándome toda y chupándome los pechos.
Muy pronto los dos estaban con las pijas mojadas latiendo entre mis manos y totalmente entregados al placer. El viejo me levantó y me sentó sobre él y la metió fuerte y entera. Mi calentura en ese momento era demasiada, ya no me importaba ni mi novio ni el auto ni nada. Apoyé mis manos sobre sus piernas y empece a moverme de arriba abajo con la misma intensidad de sus movimientos, era una cogida salvaje para ambos. Yo gritaba sacada, pedía a gritos que me coja más fuerte hasta que mis gritos fueron acallados por la gruesa pija de leo que tenía la cebeza inflada y estaba toda mujada, entraba y salía de mi boca dibujando hilos blancos en mis labios. El sonido de mis nalgas contra Eusebio, los gemidos de ambos y el vacío que hacía con mi boca cada vez que salía esa pija eran música para mis oídos y placer al extremo para los tres.
Estaba muy mojada y la pija jugosa me dejaba la cara cada vez más sucia mientras el viejo me cogía con una pasión tremenda y poco habitual para su edad. Sentía esa verga adentro mío y mi concha disfrutaba de su brutalidad. En determinado momento deje de chupar la otra pija para centrarme en él, Apoyé mis dos manos en el techo como haciendo fuerza para metermela aún más adentro y combine el movimiento frenético del veterano con meneos de mi cadera que lo volvieron loco. - Así papito, te gusta? Soy tu puta ahora y quiero mi leche - Le dije meneando su verga y mirándolo en el espejo del para sol del acompañante. Puso sus dos manos en mi culo y agarrándose con fuerza largó una acabada fantástica adentro mío. Sentía como me llenaba de leche caliente. Me di vuelta y le comí la boca agradecida y excitada con un beso de lengua que terminó de excitar a Leo. - Veni veni esto es para vos también - me dijo y tomándome del pelo de la nuca me la metió hasta la garganta provocando que me ahogue. Casi de inmediato en medio de un gemido profundo mi boca se llenó de una acabada que desbordaba mis labios. Me apure a tragar todo lo que pude.
Para terminar me agaché y les limpié las pijas a los dos a lamidas mirándolos a los ojos. Me incorporé. - Favor con favor- se paga dijo Eusebio. Nos limpiamos un poco y salimos a buscar a mi novio que había caminado un par de kilómetros más. Lo subimos a la camioneta y agradeció el favor de los lugareños. El muy ingenuo ni se imaginaba la orgía que había tenido en esa misma cabina unos minutos atrás. Cuando llegamos a destino les ofreció algo de plata y ambos se negaron. Al bajar de la camioneta, salí última y me despedí con un piquito a cada uno, ante la sorpresa de ambos. Apenas salimos, al ver que me estiré para saludar a cada uno me dice - boluda tenías un aliento a acabada del pete que me hiciste que quedaste re puta con esta gente- con una sonrisa de oreja a oreja. Le sonreí nada más y me reí por dentro. Esas fueron las últimas vacaciones juntos y no se imagina lo especiales que fueron para mi.
30 comentarios - Favor con favor se paga (en la ruta)
muy buen relatovan puntos
Muuuy caliente!
Gracias por compartir
besos
besitos 😘
besitos mi amor
avisa cuando vuelvas por aca
gracias, besitos 😘
besitos! 😘
Puntos
Besitos bebe 😘
Resulta que soy de chubut y tambien trabajo en turismo, es muy probable que el vehiculo se los haya entregado yo. jejej