Me gusta mucho salir a las tiendas a ver nada más y alguna veces si me animo me compro alguna que otra casita para mi diversión.
Como me sentía muy aburrida me decidí ir a ver a algunas tiendas pero no encontraba nada que me gustara, entré a una tienda de autoservicio y al mismo tiempo que yo entré a la tienda, entró un hombre moreno como de unos 30 años, alto y de complexión media y cabello rizado, me pareció bastante atractivo. No le di mucha importancia y seguí caminando por los pasillos simplemente viendo la mercancía y las cosas que habían en los estantes.
Me enfilé al pasillo de ropa interior de dama, para ver si había algo de mi gusto, me puse a ver algunas panties, tanguitas y boxers, no estaba muy decidida a comprar algo pues no cargaba con mucho dinero, entonces sentí que alguien me observaba fijamente, al levantar la vista vi que era el hombre de la entrada.
Le sonreí y él se me acercó, me preguntó que sí buscaba algo en especial y le dije que no estaba segura que me encantaría un prenda bastante sexy, él me dijo que sí era para alguna pareja y le contesté que sólo la quería por que me gustaba vestir atractivamente, seguimos platicando y él se ofreció a comprarme la prenda a cambió de un pequeño favor, le pregunté que quería a lo que me contestó que le encantaría vérmela puesta, noté como se iba formando un gran bulto en su entrepierna y en ese momento mis labios se mojaron por completo, nada más excitante que una propuesta indecorosa de un extraño.
Me animé y acepté gustosa, nos enfilamos a la caja registradora donde había una larga fila, al formarnos me abrazó por detrás y discretamente empezó a arrimarme su verga a mis nalgas, me puso supercaliente con ganas de quitarle los pantalones y subírmele encima; avanzamos y al ir caminando me la iba arrimando más y más, por fin llegamos a la caja registradora donde el pagó y nos dirigimos al estacionamiento.
En el camino me fue subiendo poco a poco la falda, me abrió la puerta de su auto y al subirme me
cercioré de abrir bien las piernas para que se diera cuenta de lo húmeda que me encontraba.
Salimos del estacionamiento, yo sentada con la falda hasta arriba y una mano acariciando su bultote y él con una mano manejando y con otra acariciándome las piernas.
Me llevó al departamento que estaba rentando, nos quedamos en la sala y me dijo que me desvistiera lentamente frente a él, comencé por desabotonarme la blusa, quitarme mi top, bajarme la falda y por ultimo quitarme lo de abajo, él me pidió que me pusiera la prenda que me acababa de quitar y que se la modelara, mientras él veía se bajo la cremallera y sacó su animalote, se veía todo húmedo y erecto listo para penetrarme; me acerca hacia él y empecé a restregarme sobre su paquetote, con una mano me hizo a un lado mi ropita y me la dejó ir toda hasta el fondo, lo único que pude hacer fue gritar de placer.
Mientras me penetraba me besaba con pasión mi espalda y cuello, una mano sobre mi cintura y otra pellizcando mis pezones, era grandioso no aguantaría mucho más al mismo tiempo en que me corría sobre su verga que estaba dentro de mi; me volteó y quedamos cara contra cara aunque más bien su cara quedó a la altura de mis tetas las cuales chupaba y mordía súper riquísimo.
Me puso en cuatro sobre su piso y comenzó a montarme de a perrito, mi postura favorita, era un mete-saca delicioso y él seguía sin quitarme la bragas, me dijo que ya iba a terminar por lo que me di la vuelta para que la metiera en mi boca y me pudiera tragar su lechita pero él me dijo que no, que quería bañar mis bubis con su lechita y así lo hizo.
Fue una megacogida la que me dio y sería muy difícil olvidarla.
Como me sentía muy aburrida me decidí ir a ver a algunas tiendas pero no encontraba nada que me gustara, entré a una tienda de autoservicio y al mismo tiempo que yo entré a la tienda, entró un hombre moreno como de unos 30 años, alto y de complexión media y cabello rizado, me pareció bastante atractivo. No le di mucha importancia y seguí caminando por los pasillos simplemente viendo la mercancía y las cosas que habían en los estantes.
Me enfilé al pasillo de ropa interior de dama, para ver si había algo de mi gusto, me puse a ver algunas panties, tanguitas y boxers, no estaba muy decidida a comprar algo pues no cargaba con mucho dinero, entonces sentí que alguien me observaba fijamente, al levantar la vista vi que era el hombre de la entrada.
Le sonreí y él se me acercó, me preguntó que sí buscaba algo en especial y le dije que no estaba segura que me encantaría un prenda bastante sexy, él me dijo que sí era para alguna pareja y le contesté que sólo la quería por que me gustaba vestir atractivamente, seguimos platicando y él se ofreció a comprarme la prenda a cambió de un pequeño favor, le pregunté que quería a lo que me contestó que le encantaría vérmela puesta, noté como se iba formando un gran bulto en su entrepierna y en ese momento mis labios se mojaron por completo, nada más excitante que una propuesta indecorosa de un extraño.
Me animé y acepté gustosa, nos enfilamos a la caja registradora donde había una larga fila, al formarnos me abrazó por detrás y discretamente empezó a arrimarme su verga a mis nalgas, me puso supercaliente con ganas de quitarle los pantalones y subírmele encima; avanzamos y al ir caminando me la iba arrimando más y más, por fin llegamos a la caja registradora donde el pagó y nos dirigimos al estacionamiento.
En el camino me fue subiendo poco a poco la falda, me abrió la puerta de su auto y al subirme me
cercioré de abrir bien las piernas para que se diera cuenta de lo húmeda que me encontraba.
Salimos del estacionamiento, yo sentada con la falda hasta arriba y una mano acariciando su bultote y él con una mano manejando y con otra acariciándome las piernas.
Me llevó al departamento que estaba rentando, nos quedamos en la sala y me dijo que me desvistiera lentamente frente a él, comencé por desabotonarme la blusa, quitarme mi top, bajarme la falda y por ultimo quitarme lo de abajo, él me pidió que me pusiera la prenda que me acababa de quitar y que se la modelara, mientras él veía se bajo la cremallera y sacó su animalote, se veía todo húmedo y erecto listo para penetrarme; me acerca hacia él y empecé a restregarme sobre su paquetote, con una mano me hizo a un lado mi ropita y me la dejó ir toda hasta el fondo, lo único que pude hacer fue gritar de placer.
Mientras me penetraba me besaba con pasión mi espalda y cuello, una mano sobre mi cintura y otra pellizcando mis pezones, era grandioso no aguantaría mucho más al mismo tiempo en que me corría sobre su verga que estaba dentro de mi; me volteó y quedamos cara contra cara aunque más bien su cara quedó a la altura de mis tetas las cuales chupaba y mordía súper riquísimo.
Me puso en cuatro sobre su piso y comenzó a montarme de a perrito, mi postura favorita, era un mete-saca delicioso y él seguía sin quitarme la bragas, me dijo que ya iba a terminar por lo que me di la vuelta para que la metiera en mi boca y me pudiera tragar su lechita pero él me dijo que no, que quería bañar mis bubis con su lechita y así lo hizo.
Fue una megacogida la que me dio y sería muy difícil olvidarla.
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