Hola! Me presento. Soy Jazmín. Soy una escritora erótica. Comencé a hacer relatos en Poringa y en algunas otras páginas para poder generar un ingreso extra para pagar mis estudios. Sepan que acepto y recibo cualquier crítica sobre mis relatos, mientras sea constructiva y sin faltar el respeto, me gusta leerlos a ustedes también!
Recuerden poner 10 puntos! Es la única manera en la que más gente pueda conocerme!
Cualquier duda sobre como poder apoyar mis relatos al privado. Desde ya, muchas gracias y espero que les guste.
Luego de mi contundente respuesta, Tomás sonrió y me acompaño en silencio a mi casa. Estábamos cerca, en la puerta de entrada me saludo y siguió su camino. Cuando entré podía escuchar a mamá molesta porque en la peluquería no le habían cortado el pelo como ella quería. Fui por el pasillo hasta su habitación para ver que pasaba.
-Hola ma, ya llegue.
-Hola hija, no sabes donde esta el peine que me regaló tu abuela para hacer rulos? No lo encuentro por ningún lado.
-Ni idea ma, nunca lo usé.
-Estoy loca, no lo encuentro y mañana temprano salimos con las chicas.
Me digné a ayudarla sin mucha esperanza porque no había visto ese peine hace años.
-Hija, me gustaría que el profesor de Educación Física te acompañara, no me quedo tranquila estando a 200km tuyo y no saber que te puede pasar acá. Es de confianza y le queda de pasada. Cuando no esté yo, no quiero que le digas que no, que queres volver sola y que tu mamá dijo que no vayas con él.
-Bueno ma, pero ya soy grande, podría volverme sola. - Quería hacerme la desentendida de la situación y no aceptar inmediatamente, me disgustaba que ella se imagine algo.
-Bueno, pero por más que sea grande, vivís bajo mi techo. Y en mi techo, mis obligaciones.
-Esta bien, no está el peine, me voy a mi pieza.
Me fui haciéndome la enojada, para que ella crea que no quiero estar cerca del profesor, cuando lo que mas quiero es tenerlo pegado en mí, o dentro de mí. Me acosté en mi cama sin sacarme la ropa del colegio, estaba bastante cómoda y necesitaba pensar un rato. Mi cerebro tenía que averiguar que podía significar la frase "Quiero tenerte a vos". No era tan difícil de averiguar, sabía que quería decir. ¿Pero hasta donde pensaba llegar? ¿Quería tener sexo conmigo? Porque eso sería perfecto para mí. No sabía que era tener sexo, pero estaba totalmente segura de que si él quería tenerlo conmigo, iba a entregarle todo lo que tengo.
Paso la tarde y la noche, mamá ya tenía todo listo y se iba a tempranas horas. Yo iba a levantarme para ir al colegio y que sea otro día rutinario de mi vida. A la mañana escuché la puerta abrirse suavemente, y los pasos de mamá acercándose con el ruido de las ruedas de la valija.
-Chau hija, me voy. Cuídate y cualquier cosa que necesites me decís. No hagas cagadas.
-Chau ma suerte, no te preocupes. Anda a disfrutar tranquila.
-Chau, te amo.
Desde ese momento, comenzó la mejor semana de mi adolescencia. Todo lo que sucedió después de ese "Te amo" fue tan placentero, riesgoso y alocado que parecía un sueño.
Me levanté para ir al colegio temprano, me bañé, era viernes y último día de la semana. Ese día era viernes santo y en mi colegio hacían un acto conmemorativo. En el cual iban a estar todos los alumnos y profesores, osea, iba a estar él. El horario de retiro del colegio, también era mas temprano, una hora antes de lo normal, así que podía aprovechar al máximo mi primer día libre. Tenía pensado hacer muchas cosas, quería salir a pasear por el centro y invitar a mis amigas a mi casa. Todo eso no resultó como esperaba.
-Damos por finalizado el acto! Muchas gracias a todos los padres por venir y a los chicos por su gran actuación. -La directora cerró la conmemoración.
Mientras estaba yendo para el curso con todos mis compañeros a mi lado, vi a Tomás parado en la entrada despidiendo a los padres y abriendo la puerta a los alumnos que se estaban retirando. El método en el cual nos íbamos era sencillo. Primero los cursos mas chicos y después los más grandes, eso significaba que salíamos últimos. Cuando fue nuestro momento, el profesor Tomás no estaba más en la entrada, se había ido. Me sentí un poco decepcionada, quería verlo a él y que me despidiese.
-Chau chicas, después nos juntamos entonces? -Martina gritó mientras todas nos separábamos.
-Sii! chau chicas, estamos hablando!! -Les dije mientras seguía mi rumbo para casa.
Había sol, era un día soleado y bastante lindo para mi gusto. Estaba perfecto para el plan que habíamos hechos con las chicas, íbamos a ir al centro para tomar un helado y ver ropa en el shopping. Después de ahí Martina venía para mi casa y mirábamos películas hasta tarde porque mañana no teníamos que amanecer. De camino a casa iba pensando lo que me iba a poner, si un short de jean corto o una pollera que tenía guardada hace tiempo, si iba a usar remera o un top blanco que me gustaba, si llevar campera o buzo. Terminé diciéndome que en casa me fijaba y seguí caminando tranquila.
-¿En qué estas pensando? -La voz de un hombre sonó atrás mío.
Me di vuelta rápido pensando que no me hablaban a mí, ya que no reconocí la voz, pero también quería comprobar si era a mí o le estaban hablando a otra persona. Para mi sorpresa era a mí, era Tomás. Me quedé pensando un segundo frente a él, cada vez que lo tenía cerca no me salían las palabras, me sentía totalmente vulnerable. Me miró fijo hasta que pude retomar mis pensamientos.
-Sí, jajaja. Iba distraída.
-¿Te acompaño a tu casa?
-No es necesario estoy cerca no te molestes, tranqui. -Por dentro quería que me siga insistiendo.
-Bueno, no hay problema. Nos vemos la semana que viene.
¿Qué? ¿No me insistió? ¿Qué podía decirle para que me acompañara? Para serles sincera, la noche anterior estuve pensando muchas cosas, y todos los caminos conducían a Roma, o mejor dicho, a Tomás. Adentrándome en mis sentimientos, terminé decidiendo que por más arriesgado y loco que pueda parecer lo que estábamos haciendo, quería que siguiera, por lo menos mientras mamá no esté. Y ese plan tenía que ser perfecto, había imaginado cruzándome con él en el supermercado comprando comida o caminando por el barrio, tenía todo preparado y las cosas que iba a decir. ¿Por qué le dije que no se moleste? Veía como el se iba de a poco, mientras me desesperaba en silencio y no saber que decir. Tome valor por primera vez en mi vida.
-Voy a comprar para comer, ¿Quéres acompañarme al super?
Se dio vuelta despacio y sonriendo con esa hermosa sonrisa.
-Si, vamos.
Empezamos a caminar, el supermercado estaba a dos cuadras de mi casa, volviendo por donde estábamos caminando. No me puse a pensar en eso, pero él se dio cuenta al instante.
-Si querías comprar, ¿Por qué no fuiste antes? Pasaste por al lado y no entraste.
Me había descubierto, no sabía que decirle, estaba nerviosa y sin respuesta.
-Si querías estar conmigo era más fácil decirlo desde el principio. -Dijo con voz burlesca.
-Tengo que comprar unas hamburguesas. -Evité a toda costa lo que dijo y me hice la desentendida.
-Esta bien.
Estuvimos en silencio mientras yo iba por las góndolas comprando y el me miraba concentrado en lo que hacía, de reojo podía ver que no me sacaba la mirada, ni de lo que hacía, ni de mi cuerpo. Había que decirlo, los últimos meses había crecido, tanto psicológica como físicamente. Mis tetas estaban más grandes y mi culo también. Mi mamá siempre fue voluptuosa así que era de esperar este crecimiento. Terminamos de comprar y seguimos el rumbo que teníamos ambos antes de volver para el supermercado.
-¿Vas a hacer algo en la tarde? -Emitió una palabra después de tanto tiempo, ya estaba poniéndome nerviosa.
-Si, seguramente salgo con mis compañeras al centro y después viene a casa a dormir Martina, la que entró en el cuarto del gimnasio.
-La recuerdo bien, también recuerdo bien el momento.
No dije nada y seguí caminando en silencio.
-Yo no tengo idea de si voy a hacer algo, capaz que salga a caminar un rato por el barrio para conocerlo más, me mudé hace poco así que tampoco conozco mucho. Tampoco tengo comida en casa así que capaz que me pida algo para comer, no se que voy a hacer.
Habíamos llegado a la esquina de mi casa y yo sentía que el corazón me latía bastante rápido al recordar lo que había pasado ayer en ese mismo lugar, además estaban las mismas camionetas. Él las miró y soltó un suspiro de risa. Pasamos la esquina y llegamos a mi casa.
-Bueno, nos vemos Tomi. - Estaba intentando de ser más directa con él. No quería tener esa relación alumna-profesor.
-¿No me escuchaste?
-¿Cómo? -No tenía idea de que me estaba preguntando, había escuchado todo perfecto.
-Te dije que no tengo comida en casa.
Estaba insinuando que lo dejé pasar a mi casa, estaba segura de que me quería decir eso. ¿Qué iba a hacer? ¿Estaba bien dejarlo pasar? ¿Le mandaba un mensaje a mamá? No, no podía avisarle de eso a ella, iba a pensar que había algo raro con el profesor y en 30 minutos la tenía de nuevo haciendo un escándalo acá. ¿Pero qué tenía que hacer? ¿Dejarlo pasar? Mi cuerpo quería pero mi mente no. Lo miraba mientras imaginaba que decirle. Mi mente cedió.
-No voy a comer tantas hamburguesas. Podríamos compartir.
No tenía idea de lo que había dicho. ¿En qué pensabas Jaz? Invité a un profesor con el cual estuve fantaseando los días anteriores a pasar a mi casa los dos solos. Estaba loca. Sí, definitivamente lo estaba, loca porque me haga suya.
-Me parece bien, ¿tenes una gaseosa? Sino compro una para que tomemos juntos.
-Si, hay en casa.
Antes de abrirle la puerta, los dos revisamos que no haya nadie cerca que pudiera vernos. Ambos sabíamos que estaba mal lo que hacíamos. ¿Un profesor con una alumna? ¿En una casa los dos solos? Era totalmente extraño y perverso.
-Pasa, ahí preparo todo. -Le dije mientras me temblaba el cuerpo por los nervios.
-Gracias, linda casa.
Mi casa siempre estuvo cuidada, gracias a mamá que es una condenada de la limpieza y el orden. Era amplia y tenía el salón y la cocina muy relucientes siempre. Empecé a sacar la sartén y el resto de cosas para cocinar. Él estaba sentado en un banco de la isla de la cocina, yo hacía como si no existiese.
-¿Se fue temprano tu mamá? Y por cierto, ¿Necesitas ayuda?
-Si mamá se fue a eso de las 5, y no tranquilo, me las arreglo.
-Bueno, espero paciente.
Pasaron 10 minutos en los que no despegue los ojos de la hamburguesa ya que no quería verlo a los ojos, estaba atónita y pensando muchas cosas que estaban pasando en mi casa en ese momento. Él solo estaba en silencio mirando su celular. No le ofrecí Wi-Fi porque tenía que buscar la contraseña en mi habitación y no quería dejar de ver lo que hacía. Cuando las hamburguesas estuvieron hechas, las puse a las 4 en un pan dentro de un plato. Me agradeció y comimos en silencio. No tenía mucho apetito, los nervios estaban cerrando mi estómago. Terminamos de comer. levanté los platos y él seguía mirándome de arriba a abajo. Estaba fulminándome con la mirada, me gustaba demasiado que lo haga.
-Gracias por la comida estuvo rica.
-Por nada, me alegra que te haya gustado.
Estaba siendo totalmente formal con las palabras, pero mi cuerpo expresaba lo contrario. Mientras comíamos en silencio me dije a mi misma que tenía que ser mas "trola". Empecé a tocarme mas el pelo, me puse la remera dentro del pantalón, así mis tetas se marcaban más, lo miraba a los ojos, me reía en un sentido cómplice y lo que considero que fue la gota que colmó el vaso para él; Me bajé un poco el pantalón y deje ver mi tanga blanca. Mi única tanga, me la había puesto a la mañana, no había calculado que íbamos a llegar a este punto, pero mi intención era dejar que él la vea. Cuando empecé a guardar algunas cosas que había sobre la mesada de la cocina, intencionalmente me agaché de más. Y claramente, dejé expuesto todo mi culo y mi tanga hacía donde estaba él. Fue momentáneo, pero pude sentir un "Umm" de su boca. Me había visto, vio lo que yo quería mostrarle, y el sabía que fue apropósito.
-Voy a cambiarme a mi habitación la ropa y ya vengo. -Le dije algo nerviosa y avergonzada.
-¿Me dirías donde esta el baño?
-Si, veni por acá.
Mi pieza estaba una puerta antes de el baño, lo acompañé y me fui rápido a cambiarme. No sabía que ponerme, quería algo que sea atrevido, pero tampoco que no deje nada a la imaginación. Revolví el ropero, encontré un top y un shortcito bien marcado al culo, eran perfectos. Empecé a cambiarme, me saqué la remera y el corpiño, y me bajé el short hasta sacarme un pie. En el momento que empecé a levantar mi segundo pie para sacármelo completo, la puerta de mi habitación se abrió. Estaba casi desnuda, en una tanga blanca y sin corpiño.
-¿Me confundí de puerta? -Tomás me miraba con total lujuria.
No sabía que decir, estaba de espaldas y agarrándome las tetas para que no las vea por encima de mi hombro. ¿Qué hace uno en una situación así? Es obvio, le dice a la persona que salga y que por favor la dejé cambiarse tranquilamente. No fue este el caso.
-No, entraste en la puerta correcta, empecé a bajarme la tanga despacio, de espaldas a él, para que pueda ver todo lo que iba a comerse, para que pueda ver mi concha y mi culo en primer plana. Estaba goteando flujo y quería que el lo viese. Estaba entregada, quería que me coja lo más rápido posible. Necesitaba que me desvirgue él.
-Eso pensé. -Dijo y se comenzó a acercar a mí.
Recuerden poner 10 puntos! Es la única manera en la que más gente pueda conocerme!
Cualquier duda sobre como poder apoyar mis relatos al privado. Desde ya, muchas gracias y espero que les guste.
Luego de mi contundente respuesta, Tomás sonrió y me acompaño en silencio a mi casa. Estábamos cerca, en la puerta de entrada me saludo y siguió su camino. Cuando entré podía escuchar a mamá molesta porque en la peluquería no le habían cortado el pelo como ella quería. Fui por el pasillo hasta su habitación para ver que pasaba.
-Hola ma, ya llegue.
-Hola hija, no sabes donde esta el peine que me regaló tu abuela para hacer rulos? No lo encuentro por ningún lado.
-Ni idea ma, nunca lo usé.
-Estoy loca, no lo encuentro y mañana temprano salimos con las chicas.
Me digné a ayudarla sin mucha esperanza porque no había visto ese peine hace años.
-Hija, me gustaría que el profesor de Educación Física te acompañara, no me quedo tranquila estando a 200km tuyo y no saber que te puede pasar acá. Es de confianza y le queda de pasada. Cuando no esté yo, no quiero que le digas que no, que queres volver sola y que tu mamá dijo que no vayas con él.
-Bueno ma, pero ya soy grande, podría volverme sola. - Quería hacerme la desentendida de la situación y no aceptar inmediatamente, me disgustaba que ella se imagine algo.
-Bueno, pero por más que sea grande, vivís bajo mi techo. Y en mi techo, mis obligaciones.
-Esta bien, no está el peine, me voy a mi pieza.
Me fui haciéndome la enojada, para que ella crea que no quiero estar cerca del profesor, cuando lo que mas quiero es tenerlo pegado en mí, o dentro de mí. Me acosté en mi cama sin sacarme la ropa del colegio, estaba bastante cómoda y necesitaba pensar un rato. Mi cerebro tenía que averiguar que podía significar la frase "Quiero tenerte a vos". No era tan difícil de averiguar, sabía que quería decir. ¿Pero hasta donde pensaba llegar? ¿Quería tener sexo conmigo? Porque eso sería perfecto para mí. No sabía que era tener sexo, pero estaba totalmente segura de que si él quería tenerlo conmigo, iba a entregarle todo lo que tengo.
Paso la tarde y la noche, mamá ya tenía todo listo y se iba a tempranas horas. Yo iba a levantarme para ir al colegio y que sea otro día rutinario de mi vida. A la mañana escuché la puerta abrirse suavemente, y los pasos de mamá acercándose con el ruido de las ruedas de la valija.
-Chau hija, me voy. Cuídate y cualquier cosa que necesites me decís. No hagas cagadas.
-Chau ma suerte, no te preocupes. Anda a disfrutar tranquila.
-Chau, te amo.
Desde ese momento, comenzó la mejor semana de mi adolescencia. Todo lo que sucedió después de ese "Te amo" fue tan placentero, riesgoso y alocado que parecía un sueño.
Me levanté para ir al colegio temprano, me bañé, era viernes y último día de la semana. Ese día era viernes santo y en mi colegio hacían un acto conmemorativo. En el cual iban a estar todos los alumnos y profesores, osea, iba a estar él. El horario de retiro del colegio, también era mas temprano, una hora antes de lo normal, así que podía aprovechar al máximo mi primer día libre. Tenía pensado hacer muchas cosas, quería salir a pasear por el centro y invitar a mis amigas a mi casa. Todo eso no resultó como esperaba.
-Damos por finalizado el acto! Muchas gracias a todos los padres por venir y a los chicos por su gran actuación. -La directora cerró la conmemoración.
Mientras estaba yendo para el curso con todos mis compañeros a mi lado, vi a Tomás parado en la entrada despidiendo a los padres y abriendo la puerta a los alumnos que se estaban retirando. El método en el cual nos íbamos era sencillo. Primero los cursos mas chicos y después los más grandes, eso significaba que salíamos últimos. Cuando fue nuestro momento, el profesor Tomás no estaba más en la entrada, se había ido. Me sentí un poco decepcionada, quería verlo a él y que me despidiese.
-Chau chicas, después nos juntamos entonces? -Martina gritó mientras todas nos separábamos.
-Sii! chau chicas, estamos hablando!! -Les dije mientras seguía mi rumbo para casa.
Había sol, era un día soleado y bastante lindo para mi gusto. Estaba perfecto para el plan que habíamos hechos con las chicas, íbamos a ir al centro para tomar un helado y ver ropa en el shopping. Después de ahí Martina venía para mi casa y mirábamos películas hasta tarde porque mañana no teníamos que amanecer. De camino a casa iba pensando lo que me iba a poner, si un short de jean corto o una pollera que tenía guardada hace tiempo, si iba a usar remera o un top blanco que me gustaba, si llevar campera o buzo. Terminé diciéndome que en casa me fijaba y seguí caminando tranquila.
-¿En qué estas pensando? -La voz de un hombre sonó atrás mío.
Me di vuelta rápido pensando que no me hablaban a mí, ya que no reconocí la voz, pero también quería comprobar si era a mí o le estaban hablando a otra persona. Para mi sorpresa era a mí, era Tomás. Me quedé pensando un segundo frente a él, cada vez que lo tenía cerca no me salían las palabras, me sentía totalmente vulnerable. Me miró fijo hasta que pude retomar mis pensamientos.
-Sí, jajaja. Iba distraída.
-¿Te acompaño a tu casa?
-No es necesario estoy cerca no te molestes, tranqui. -Por dentro quería que me siga insistiendo.
-Bueno, no hay problema. Nos vemos la semana que viene.
¿Qué? ¿No me insistió? ¿Qué podía decirle para que me acompañara? Para serles sincera, la noche anterior estuve pensando muchas cosas, y todos los caminos conducían a Roma, o mejor dicho, a Tomás. Adentrándome en mis sentimientos, terminé decidiendo que por más arriesgado y loco que pueda parecer lo que estábamos haciendo, quería que siguiera, por lo menos mientras mamá no esté. Y ese plan tenía que ser perfecto, había imaginado cruzándome con él en el supermercado comprando comida o caminando por el barrio, tenía todo preparado y las cosas que iba a decir. ¿Por qué le dije que no se moleste? Veía como el se iba de a poco, mientras me desesperaba en silencio y no saber que decir. Tome valor por primera vez en mi vida.
-Voy a comprar para comer, ¿Quéres acompañarme al super?
Se dio vuelta despacio y sonriendo con esa hermosa sonrisa.
-Si, vamos.
Empezamos a caminar, el supermercado estaba a dos cuadras de mi casa, volviendo por donde estábamos caminando. No me puse a pensar en eso, pero él se dio cuenta al instante.
-Si querías comprar, ¿Por qué no fuiste antes? Pasaste por al lado y no entraste.
Me había descubierto, no sabía que decirle, estaba nerviosa y sin respuesta.
-Si querías estar conmigo era más fácil decirlo desde el principio. -Dijo con voz burlesca.
-Tengo que comprar unas hamburguesas. -Evité a toda costa lo que dijo y me hice la desentendida.
-Esta bien.
Estuvimos en silencio mientras yo iba por las góndolas comprando y el me miraba concentrado en lo que hacía, de reojo podía ver que no me sacaba la mirada, ni de lo que hacía, ni de mi cuerpo. Había que decirlo, los últimos meses había crecido, tanto psicológica como físicamente. Mis tetas estaban más grandes y mi culo también. Mi mamá siempre fue voluptuosa así que era de esperar este crecimiento. Terminamos de comprar y seguimos el rumbo que teníamos ambos antes de volver para el supermercado.
-¿Vas a hacer algo en la tarde? -Emitió una palabra después de tanto tiempo, ya estaba poniéndome nerviosa.
-Si, seguramente salgo con mis compañeras al centro y después viene a casa a dormir Martina, la que entró en el cuarto del gimnasio.
-La recuerdo bien, también recuerdo bien el momento.
No dije nada y seguí caminando en silencio.
-Yo no tengo idea de si voy a hacer algo, capaz que salga a caminar un rato por el barrio para conocerlo más, me mudé hace poco así que tampoco conozco mucho. Tampoco tengo comida en casa así que capaz que me pida algo para comer, no se que voy a hacer.
Habíamos llegado a la esquina de mi casa y yo sentía que el corazón me latía bastante rápido al recordar lo que había pasado ayer en ese mismo lugar, además estaban las mismas camionetas. Él las miró y soltó un suspiro de risa. Pasamos la esquina y llegamos a mi casa.
-Bueno, nos vemos Tomi. - Estaba intentando de ser más directa con él. No quería tener esa relación alumna-profesor.
-¿No me escuchaste?
-¿Cómo? -No tenía idea de que me estaba preguntando, había escuchado todo perfecto.
-Te dije que no tengo comida en casa.
Estaba insinuando que lo dejé pasar a mi casa, estaba segura de que me quería decir eso. ¿Qué iba a hacer? ¿Estaba bien dejarlo pasar? ¿Le mandaba un mensaje a mamá? No, no podía avisarle de eso a ella, iba a pensar que había algo raro con el profesor y en 30 minutos la tenía de nuevo haciendo un escándalo acá. ¿Pero qué tenía que hacer? ¿Dejarlo pasar? Mi cuerpo quería pero mi mente no. Lo miraba mientras imaginaba que decirle. Mi mente cedió.
-No voy a comer tantas hamburguesas. Podríamos compartir.
No tenía idea de lo que había dicho. ¿En qué pensabas Jaz? Invité a un profesor con el cual estuve fantaseando los días anteriores a pasar a mi casa los dos solos. Estaba loca. Sí, definitivamente lo estaba, loca porque me haga suya.
-Me parece bien, ¿tenes una gaseosa? Sino compro una para que tomemos juntos.
-Si, hay en casa.
Antes de abrirle la puerta, los dos revisamos que no haya nadie cerca que pudiera vernos. Ambos sabíamos que estaba mal lo que hacíamos. ¿Un profesor con una alumna? ¿En una casa los dos solos? Era totalmente extraño y perverso.
-Pasa, ahí preparo todo. -Le dije mientras me temblaba el cuerpo por los nervios.
-Gracias, linda casa.
Mi casa siempre estuvo cuidada, gracias a mamá que es una condenada de la limpieza y el orden. Era amplia y tenía el salón y la cocina muy relucientes siempre. Empecé a sacar la sartén y el resto de cosas para cocinar. Él estaba sentado en un banco de la isla de la cocina, yo hacía como si no existiese.
-¿Se fue temprano tu mamá? Y por cierto, ¿Necesitas ayuda?
-Si mamá se fue a eso de las 5, y no tranquilo, me las arreglo.
-Bueno, espero paciente.
Pasaron 10 minutos en los que no despegue los ojos de la hamburguesa ya que no quería verlo a los ojos, estaba atónita y pensando muchas cosas que estaban pasando en mi casa en ese momento. Él solo estaba en silencio mirando su celular. No le ofrecí Wi-Fi porque tenía que buscar la contraseña en mi habitación y no quería dejar de ver lo que hacía. Cuando las hamburguesas estuvieron hechas, las puse a las 4 en un pan dentro de un plato. Me agradeció y comimos en silencio. No tenía mucho apetito, los nervios estaban cerrando mi estómago. Terminamos de comer. levanté los platos y él seguía mirándome de arriba a abajo. Estaba fulminándome con la mirada, me gustaba demasiado que lo haga.
-Gracias por la comida estuvo rica.
-Por nada, me alegra que te haya gustado.
Estaba siendo totalmente formal con las palabras, pero mi cuerpo expresaba lo contrario. Mientras comíamos en silencio me dije a mi misma que tenía que ser mas "trola". Empecé a tocarme mas el pelo, me puse la remera dentro del pantalón, así mis tetas se marcaban más, lo miraba a los ojos, me reía en un sentido cómplice y lo que considero que fue la gota que colmó el vaso para él; Me bajé un poco el pantalón y deje ver mi tanga blanca. Mi única tanga, me la había puesto a la mañana, no había calculado que íbamos a llegar a este punto, pero mi intención era dejar que él la vea. Cuando empecé a guardar algunas cosas que había sobre la mesada de la cocina, intencionalmente me agaché de más. Y claramente, dejé expuesto todo mi culo y mi tanga hacía donde estaba él. Fue momentáneo, pero pude sentir un "Umm" de su boca. Me había visto, vio lo que yo quería mostrarle, y el sabía que fue apropósito.
-Voy a cambiarme a mi habitación la ropa y ya vengo. -Le dije algo nerviosa y avergonzada.
-¿Me dirías donde esta el baño?
-Si, veni por acá.
Mi pieza estaba una puerta antes de el baño, lo acompañé y me fui rápido a cambiarme. No sabía que ponerme, quería algo que sea atrevido, pero tampoco que no deje nada a la imaginación. Revolví el ropero, encontré un top y un shortcito bien marcado al culo, eran perfectos. Empecé a cambiarme, me saqué la remera y el corpiño, y me bajé el short hasta sacarme un pie. En el momento que empecé a levantar mi segundo pie para sacármelo completo, la puerta de mi habitación se abrió. Estaba casi desnuda, en una tanga blanca y sin corpiño.
-¿Me confundí de puerta? -Tomás me miraba con total lujuria.
No sabía que decir, estaba de espaldas y agarrándome las tetas para que no las vea por encima de mi hombro. ¿Qué hace uno en una situación así? Es obvio, le dice a la persona que salga y que por favor la dejé cambiarse tranquilamente. No fue este el caso.
-No, entraste en la puerta correcta, empecé a bajarme la tanga despacio, de espaldas a él, para que pueda ver todo lo que iba a comerse, para que pueda ver mi concha y mi culo en primer plana. Estaba goteando flujo y quería que el lo viese. Estaba entregada, quería que me coja lo más rápido posible. Necesitaba que me desvirgue él.
-Eso pensé. -Dijo y se comenzó a acercar a mí.

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