Lectura NO obligatoria
Nada mejor después de hacer ejercicio que un buen y tonificante masaje. Y Alanah, después de una sesión de entrenamiento pensó que le vendrían de fábula unas buenas manos para ayudar a relajarse. Nuestro masajista preferido acudió a la llamada y se puso a la faena. Desde luego, con aquel cuerpo bajo sus manos, con aquellas gloriosas tetazas, esos muslos firmes, esas jugosas nalgas, su amiguito no tardó en despertar. Lo hubiera pasado mal si no fuera porque la diosa empezaba a gemir de gusto sintiendo sus manos y puesta en pompa parecía pedirle que profundizara en el masaje. Ni siquiera hizo falta pasar por su boquita, fue directamente a meterla en aquel húmedo coñito ansioso de sexo. Una tremenda sesión de masaje con una tremendísima mujer, Alanah Rae.
0 comentarios - La irresistible tentacion de la masajista [Rubia de Infarto]