El domingo me desperté antes que ella ya pasado el mediodía, no quise despertarla me quede acostado entre sus brazos mientras miraba su angelical rostro mientras dormía. La amaba, había pasado poco tiempo pero las emociones que había vivido con ella eran muy fuertes y habían forjado un fuerte vínculo entre nosotras.
Al cabo de un rato despertó, abrió sus ojos celestes, parecían mirar dentro de mi alma, me derretían.
- Buen día preciosa
- Buen día mi amor, respondió mientras me daba un tierno beso en los labios.
- Que vamos a hacer hoy? Pregunte.
- Nada en especial, podemos tomarnos el día para nosotras.
Flaqueamos un rato largo en la cama, mientras mirábamos televisión. No queríamos salir de ahí, disfrutábamos de nuestra compañía. Nos levantamos solo a buscar comida y volvimos a la tan preciada cama, comimos allí.
Si bien lo disfrutaba, en mi mente daba vuelta de la incertidumbre, un poco generada por el show de la noche anterior. Mi curiosidad pudo más y empecé a preguntarle acerca de todo.
- Gabi, quiero que me digas que está pasando
- Estamos acostados complaciéndonos con la compañía del otro? Dijo como esquivando mi interrogante.
- Sabes que no me refiero a eso, quiero saber por qué estoy acá, porque me elegiste a mí, cuáles son tus planes conmigo.
Ella se sentó en frente mío, dándome la cara
- Mira Daiana, la verdad puede ser dura, estas segura de querer saber esto ahora? Vamos a tener mucho tiempo para despejar tus dudas más adelante.
- Si, necesito saberlo, es un cambio muy abrumador para mí pasar de hombre a mujer , necesito saber en qué me estoy metiendo.
- Ok, empecemos por el principio. Las cosas que te voy a decir pueden ser bastante chocante para vos, te pido que intentes abrir tu cabeza y trates de entenderme.
- Ok, voy a intentarlo
- Bueno, lo primero. Soy parte de una red de prostitución VIP, es un negocio muy grande a nivel internacional, también es muy rentable y peligroso a la vez, hay gente muy “pesada” involucrada en todo esto. Para decirte la verdad no sos la primera que pasa por este proceso de mi mano, anteriormente he “entrenado” a otras como vos y mujeres biológicas también y sé que no me lo vas a creer pero con ninguna de esas personas tuve una relación como la que tengo con vos, generalmente era un juego de esclava y ama.
- Me estas jodiendo no?
- No, te juro que no te estoy mintiendo. Ya no sé qué voy a hacer con vos, queda en vos decidirlo, podes salirte si queres, siempre te dije que tenías la libertad de hacerlo. En el fondo no quiero que me abandones, pero tampoco puedo arriesgarte acá conmigo.
No tengo palabras para explicar lo que sentía, era un nudo en la garganta, una sensación de impotencia, dolor, sorpresa, temor y otras emociones mescladas que parecían consumir mi alma, no pude evitar perder una lagrima. Gabriela me miraba con cara de desasosiego, se daba cuenta que me estaba lastimando.
- Tranquila hermosa, todo el proceso suele llevar más de un año aún tenemos tiempo de seguir juntas y después pensaremos un plan para que siga siendo asi.
- Estoy desconsolado, no puedo creer lo que me estas contando.
- Debería habértelo dicho antes, perdóname pero es la verdad y yo no puedo escapar de esto sin consecuencias, vos si, si asi lo querés.
- Yo no quiero perderte, sos muy especial para mí.
Nos abrazamos durante lo que yo hubiera querido fuese una eternidad. Me sentía segura en sus brazos, protegida.
Me confeso que Agustina, había pasado por sus manos y que también trabajaba para ella. Estuvimos todo el día hablando del tema, intentaba procesar toda la información, para mi ella estaba sincerándose conmigo, me costaba comprenderlo, pero le creí todo. No quería perderla.
Habiendo pasado casi un año, desde que conocí a Gabriela y mi vida había dado un giro de 180 grados. Decidí ser mujer, liberar la hembra que había dentro mío, con todo lo que eso conllevaba.
La terapia hormonal provoco cambios en mi cuerpo que se tornaron imposibles de ocultar y disimular. Mi voz se había hecho más aguda, mis caderas y muslos se habían ensanchado, mi cola había crecido, al igual que mis pechos, los cuales más adelante complemente con cirugía. Mi rostro se había tornado más femenino, todo esto sumado a los intempestivos cambios de humor que hacían que me largara a llorar sin previo aviso. Mi vida se tornó un infierno, era el precio a pagar por convertirme en una mujer completa.
Sufrí discriminación y burlas en mi trabajo, hasta el punto que no pude sostenerlo más e irremediablemente tuve que renunciar. Perdí muchos amigos también por la misma razón, comenzaron a ignorarme, algunos dijeron entenderme pero con el pasar del tiempo también se alejaron de mí.
Rompí relación con mis vínculos familiares y cito textual a mi madre “sos una vergüenza para la familia, no queremos verte nunca más, resultaste una puta como tu amiguita”, estaba destrozado, mi vida era una espiral descendente de dolor y angustia. Los únicos pilares sobre los que podía apoyarme eran Agustina con quien había entablado una profunda amistad y Gabriela que siempre estaba ahí para mí cuando la necesitaba.
Mis ingresos provenían mayormente de la prostitución, Gabi nos conseguía los clientes, generalmente eran eventos de fiestas empresariales, o encuentros personales con hombres o mujeres de buen nivel socioeconómico. Los ingresos eran muy buenos, en una semana floja podía llegar a ganar más que un mes de mi antiguo trabajo.
La otra parte de mis ingresos, estaba relacionado con las regalías de los videos y los shows de webcam que a veces compartíamos con agustina.
Durante este periodo conocí toda clase de personas, brutos, sensibles, dominantes, submisivos, fetichistas, sucios, limpios, maleducados, violentos y había aprendido como satisfacer a cada tipo de personalidad, alguna veces tragándome el orgullo y otras hasta arriesgando mi vida.
Ya me había acostumbrado a esta vida, me sentía cómoda con lo que hacía, era donde quería estar y lo que quería hacer.
Mi relación con Gabriela se fortaleció mucho, nos amábamos mucho más allá de lo sexual, éramos 2 almas que se habían convertido en una sola, por más cursi que suene no encuentro palabras para describirlo de mejor manera. Ella valía todo lo que había dejado atrás, ella había podido hacerme sonreír de nuevo, me hacía sentir apreciada, valorada, protegida, hermosa. Viví el mejor tiempo de mi vida en su compañía.
Fue un martes a la noche si mal no recuerdo, que luego de cenar estaba acostada viendo un programa de baile en la televisión y ella me preguntó si había tomado mis pastillas, le dije que no aun y se ofreció a llevármelas como tantas otras veces. Me las dio con un vaso de agua. Un momento después de tomarlas comencé a sentirme sin fuerzas.
- Gabriela me siento mal!
- Perdóname mi amor me dijo quebrándose en llanto, te juro que hice lo imposible pero no pude detenerlo, te amo!!!
Fue lo último que recuerdo de ella. Sus lágrimas rodando por sus mejillas mientras me decía que me amaba. Jamás iba a volver a verla.
Desperté en una habitación fría y húmeda. Mi cuerpo estaba entumecido y me dolía cada musculo del mismo, estaba atada con grilletes a una cama por las muñecas y los tobillos. No entendía que sucedía, quise gritar pero no podía, estaba fuertemente drogado.
Es imposible intentar describir el profundo terror que sentí en ese momento, supe que no iba a poder volver a sus brazos, que ya no volvería a ver esos ojos que podían ver dentro de mi alma, que nunca más sentiría sus cálidos y tiernos abrazos, o su hermosa voz diciéndome lo hermosa que estaba cuando despertaba.
La puerta de la habitación se abrió, la luz entrante me encandilo. Entraron 2 personas que hablaban en un idioma que no pude comprender, no alcance a ver sus rostros. Anotaron algo en sus libretas y salieron dejando otra vez la habitación a oscuras.
Querido lectores, si pudiera darles un consejo seria el siguiente; cuidado con lo que desean a veces los deseos se convierten en realidad, pero no de la forma que imaginamos.
Muchas gracias por acompañarme en mi historia, por vivirla a mi lado.
Desde algún lugar del mundo, la que alguna vez fue Daiana.
Fin.
Al cabo de un rato despertó, abrió sus ojos celestes, parecían mirar dentro de mi alma, me derretían.
- Buen día preciosa
- Buen día mi amor, respondió mientras me daba un tierno beso en los labios.
- Que vamos a hacer hoy? Pregunte.
- Nada en especial, podemos tomarnos el día para nosotras.
Flaqueamos un rato largo en la cama, mientras mirábamos televisión. No queríamos salir de ahí, disfrutábamos de nuestra compañía. Nos levantamos solo a buscar comida y volvimos a la tan preciada cama, comimos allí.
Si bien lo disfrutaba, en mi mente daba vuelta de la incertidumbre, un poco generada por el show de la noche anterior. Mi curiosidad pudo más y empecé a preguntarle acerca de todo.
- Gabi, quiero que me digas que está pasando
- Estamos acostados complaciéndonos con la compañía del otro? Dijo como esquivando mi interrogante.
- Sabes que no me refiero a eso, quiero saber por qué estoy acá, porque me elegiste a mí, cuáles son tus planes conmigo.
Ella se sentó en frente mío, dándome la cara
- Mira Daiana, la verdad puede ser dura, estas segura de querer saber esto ahora? Vamos a tener mucho tiempo para despejar tus dudas más adelante.
- Si, necesito saberlo, es un cambio muy abrumador para mí pasar de hombre a mujer , necesito saber en qué me estoy metiendo.
- Ok, empecemos por el principio. Las cosas que te voy a decir pueden ser bastante chocante para vos, te pido que intentes abrir tu cabeza y trates de entenderme.
- Ok, voy a intentarlo
- Bueno, lo primero. Soy parte de una red de prostitución VIP, es un negocio muy grande a nivel internacional, también es muy rentable y peligroso a la vez, hay gente muy “pesada” involucrada en todo esto. Para decirte la verdad no sos la primera que pasa por este proceso de mi mano, anteriormente he “entrenado” a otras como vos y mujeres biológicas también y sé que no me lo vas a creer pero con ninguna de esas personas tuve una relación como la que tengo con vos, generalmente era un juego de esclava y ama.
- Me estas jodiendo no?
- No, te juro que no te estoy mintiendo. Ya no sé qué voy a hacer con vos, queda en vos decidirlo, podes salirte si queres, siempre te dije que tenías la libertad de hacerlo. En el fondo no quiero que me abandones, pero tampoco puedo arriesgarte acá conmigo.
No tengo palabras para explicar lo que sentía, era un nudo en la garganta, una sensación de impotencia, dolor, sorpresa, temor y otras emociones mescladas que parecían consumir mi alma, no pude evitar perder una lagrima. Gabriela me miraba con cara de desasosiego, se daba cuenta que me estaba lastimando.
- Tranquila hermosa, todo el proceso suele llevar más de un año aún tenemos tiempo de seguir juntas y después pensaremos un plan para que siga siendo asi.
- Estoy desconsolado, no puedo creer lo que me estas contando.
- Debería habértelo dicho antes, perdóname pero es la verdad y yo no puedo escapar de esto sin consecuencias, vos si, si asi lo querés.
- Yo no quiero perderte, sos muy especial para mí.
Nos abrazamos durante lo que yo hubiera querido fuese una eternidad. Me sentía segura en sus brazos, protegida.
Me confeso que Agustina, había pasado por sus manos y que también trabajaba para ella. Estuvimos todo el día hablando del tema, intentaba procesar toda la información, para mi ella estaba sincerándose conmigo, me costaba comprenderlo, pero le creí todo. No quería perderla.
Habiendo pasado casi un año, desde que conocí a Gabriela y mi vida había dado un giro de 180 grados. Decidí ser mujer, liberar la hembra que había dentro mío, con todo lo que eso conllevaba.
La terapia hormonal provoco cambios en mi cuerpo que se tornaron imposibles de ocultar y disimular. Mi voz se había hecho más aguda, mis caderas y muslos se habían ensanchado, mi cola había crecido, al igual que mis pechos, los cuales más adelante complemente con cirugía. Mi rostro se había tornado más femenino, todo esto sumado a los intempestivos cambios de humor que hacían que me largara a llorar sin previo aviso. Mi vida se tornó un infierno, era el precio a pagar por convertirme en una mujer completa.
Sufrí discriminación y burlas en mi trabajo, hasta el punto que no pude sostenerlo más e irremediablemente tuve que renunciar. Perdí muchos amigos también por la misma razón, comenzaron a ignorarme, algunos dijeron entenderme pero con el pasar del tiempo también se alejaron de mí.
Rompí relación con mis vínculos familiares y cito textual a mi madre “sos una vergüenza para la familia, no queremos verte nunca más, resultaste una puta como tu amiguita”, estaba destrozado, mi vida era una espiral descendente de dolor y angustia. Los únicos pilares sobre los que podía apoyarme eran Agustina con quien había entablado una profunda amistad y Gabriela que siempre estaba ahí para mí cuando la necesitaba.
Mis ingresos provenían mayormente de la prostitución, Gabi nos conseguía los clientes, generalmente eran eventos de fiestas empresariales, o encuentros personales con hombres o mujeres de buen nivel socioeconómico. Los ingresos eran muy buenos, en una semana floja podía llegar a ganar más que un mes de mi antiguo trabajo.
La otra parte de mis ingresos, estaba relacionado con las regalías de los videos y los shows de webcam que a veces compartíamos con agustina.
Durante este periodo conocí toda clase de personas, brutos, sensibles, dominantes, submisivos, fetichistas, sucios, limpios, maleducados, violentos y había aprendido como satisfacer a cada tipo de personalidad, alguna veces tragándome el orgullo y otras hasta arriesgando mi vida.
Ya me había acostumbrado a esta vida, me sentía cómoda con lo que hacía, era donde quería estar y lo que quería hacer.
Mi relación con Gabriela se fortaleció mucho, nos amábamos mucho más allá de lo sexual, éramos 2 almas que se habían convertido en una sola, por más cursi que suene no encuentro palabras para describirlo de mejor manera. Ella valía todo lo que había dejado atrás, ella había podido hacerme sonreír de nuevo, me hacía sentir apreciada, valorada, protegida, hermosa. Viví el mejor tiempo de mi vida en su compañía.
Fue un martes a la noche si mal no recuerdo, que luego de cenar estaba acostada viendo un programa de baile en la televisión y ella me preguntó si había tomado mis pastillas, le dije que no aun y se ofreció a llevármelas como tantas otras veces. Me las dio con un vaso de agua. Un momento después de tomarlas comencé a sentirme sin fuerzas.
- Gabriela me siento mal!
- Perdóname mi amor me dijo quebrándose en llanto, te juro que hice lo imposible pero no pude detenerlo, te amo!!!
Fue lo último que recuerdo de ella. Sus lágrimas rodando por sus mejillas mientras me decía que me amaba. Jamás iba a volver a verla.
Desperté en una habitación fría y húmeda. Mi cuerpo estaba entumecido y me dolía cada musculo del mismo, estaba atada con grilletes a una cama por las muñecas y los tobillos. No entendía que sucedía, quise gritar pero no podía, estaba fuertemente drogado.
Es imposible intentar describir el profundo terror que sentí en ese momento, supe que no iba a poder volver a sus brazos, que ya no volvería a ver esos ojos que podían ver dentro de mi alma, que nunca más sentiría sus cálidos y tiernos abrazos, o su hermosa voz diciéndome lo hermosa que estaba cuando despertaba.
La puerta de la habitación se abrió, la luz entrante me encandilo. Entraron 2 personas que hablaban en un idioma que no pude comprender, no alcance a ver sus rostros. Anotaron algo en sus libretas y salieron dejando otra vez la habitación a oscuras.
Yacía ahí, la que alguna vez fue Daiana, un cuerpo vivo pero sin vida, un alma partida al medio, un ser incompleto sin sentido alguno para existir.
Querido lectores, si pudiera darles un consejo seria el siguiente; cuidado con lo que desean a veces los deseos se convierten en realidad, pero no de la forma que imaginamos.
Muchas gracias por acompañarme en mi historia, por vivirla a mi lado.
Desde algún lugar del mundo, la que alguna vez fue Daiana.
Fin.
6 comentarios - Mi feminización IX (Final)
Seguramente me tome un tiempo antes de seguir escribiendo. Aun tengo muchisimas cosas por mejorar y desarrollar.
PD: me siento un poco mal por haber terminado el relato asi, separando a las protagonistas, es normal que sienta eso? =´(