Consejos de la tía Fionna

Esto es para vos joven semental argentino, para vos que ya la pusiste más de tres veces en el mismo mes y te crees que sos el Hércules del sexo. Para vos que ves en tu pija parada un arma mortal comparable tan solo con un bazooka o la misma bomba atómica.
Para vos que cree que el sexo es solo un ejercicio unipersonal o en el mejor caso una paja con obstáculos.
Dejame decirte que estás equivocado, dejame recordarte, como si fuera tu agenda electrónica que resuena ante el recordatorio del cumpleaños de tu sobrina, que no es así. Dejame tomarme el atrevimiento de querer hacerte conocer ese objeto delicado que hace felices tus días. Esa fragilidad sentimental llamada mujer.
Si, si, la mujer. Eso que vos considerás el lastre que queda en la cama una vez que vos te levantaste y fuiste derecho a la heladera. Ese apéndice que vos dejaste ahí tirado, te anoticio, tiene sentimientos, gustos, debilidades y requerimientos que es bueno que vos conozcas.
Quizás, es verdad, a vos nadie te explicó como funciona la cosa. Quizás provenís de una extensa familia de machos cabríos en donde el abuelo le daba zaranda a la abuela los domingos a la noche o tu padre tal vez ostente el record mundial de duración de una relación sexual con 23,5 segundos.
No importa sonzito, aquí estoy yo.
Yo, que voy a ser el faro en el mar de tu ignorancia sexual.
Quiero comentarte, o mejor dicho enseñarte, algunas claves, fundamentales llamalas así si querés, para hacer de una relación sexual un asunto de a dos y así lograr el éxito con el género femenino.
a) Los juegos preliminares: Sabé bien querido mío que una relación sexual no consiste en que vos la pongas, acabes y la saques. No, no, no, no. Antes de llegar a eso hay que, por decirlo de algún modo, calentar el ambiente. Esto quiere decir que besos, caricias, abrazos y sexo oral son necesarios y hasta casi te diría obligatorios. Porque no hay nada peor que una mujer seca. Es como ponerla en papel de lija m’hijo. ¿Y como calentás a la fémina? Con todo eso que te dije arriba. Unos lindos besos, que vayan de cariñosos a ardientes. Una buena lamida de pescuezo y orejas. Jugá un rato con las tetas, ojo, ni por un segundo te creas que morder los pezones es excitante, bueno, en realidad lo es, pero ustedes rara vez conocen el punto justo hasta donde deben apretar los dientes y nos hacen doler y todo lo que hicieron hasta el momento se cae a pedazos. ACLARACIÓN: Las tetas si bien son lindas, manipuleables, mordibles, chupables y todo lo que quieras, son DOLOROSISIMAS, si tuvieras los sabrías pelandrún asi que tratalas con cuidado, porque si me mordés una teta, personalmente, no tengo ningún drama en hincarte mis incisivos en tus pelotas y vamos a ver quien grita más fuerte. Ok. Sigamos, una vez que terminaste con las tetas, bajá derecho, si querés hacé escala en la panza y en el ombligo aunque no es obligación, y empezá a paletear el bosque y cuando digo paletear el bosque no me refiero a una simple lamida de minuto y medio, si no más bien a un trabajo artesanal en donde se combinan lengua, labios y dientes de tu lado que deberán posarse, pasarse y reconocer los labios, cavidades y clítoris de la afortunada que esté contigo. Recién ahí amigo mío, usted se ha ganado una soberana chupada de pija.
b) El sexo oral: Si bien existe un mito que sostiene que sexo oral es el que le hacemos nosotras a ustedes y lo que ustedes nos hacen a nosotras es solo un favor, quiero decirte zapallo, que esta parte es fundamental en toda relación. Es más, si sos todo un caballero y no un desesperado porque te lustren el sable, deberías ser vos quien baje primero hacia nuestra zona pélvica y solo si hacés las cosas como Dios manda, o sea una buena mineta con orgasmo incluido, merecerás una buena soplada de caño.
c) El acto en si: Una vez que lográs que nosotras estemos a punto caramelo y siempre y cuando hayas logrado ponerla dura como una estaca, cosa que no te debe costar mucho porque a tu edad solo pensás en dos cosas, coger y hacerte la paja, ahí, recién ahí y con movimientos suaves y armoniosos la ponés adentro y te empezás a mover. Ojo, tené muy en cuenta lo de movimientos armoniosos. No sos una locomotora, ni lo serás jamás, así que no te muevas como tal. Tampoco nosotras somos el enemigo así que no hace falta que nos mates en cada embate, tratá de que lleguemos vivas hasta el final de relación. Tenés varias opciones una vez adentro nuestro. La primera y la que más nos gusta es que nos beses mientras nos hacés el amor. Hacelo, nadie te a cargar ni vas a ser menos hombre. Podés también entrelazar tus manos con las nuestras como para hacerlo un poquitito más romántico. Obviamente no hace falta que te diga que un besito que otro por las tetas no vienen mal, pero ya sabés no muerdas. Tratá de mantener un ritmo que nos guste a los dos. Si ves que al minuto y medio estás a punto de explotar, empezá a pensar en cualquier cosa que te deserotice, por ejemplo tratá de recordar la alineación del Ferro campeón de Griguol, o intentá recordar el elenco completo de Matrimonios y algo más o en el peor de los casos, tratá de imaginarte a tu papá cagando. Si ves que todo esto falla, sacala y hacemos cambio de posición, dejala que respire afuera un rato antes de volver a introducirla.
d) Los cambios de posición: Antes que nada tenés que tener bien en claro que ni ustedes ni nosotras somos actores o actrices porno. O sea todo lo que intentes hacer, hacelo sabiendo que va a resultar, no nos expongas a un severo esguince de tobillos, un desgarro en cualquier músculo o lo que es peor a una hernia de disco. Si es la primera vez que tenemos relaciones, vayamos a lo seguro, el misionero, el perrito, de costado o nosotras arriba son todas posiciones que por clásicas no pierden lo efectivo. Además nunca te olvides que una posición esforzada en donde cualquiera de los dos tenga que hacer más fuerza de lo habitual para poder sostenerse es candidata al pedo y te puedo asegurar que no hay nada más deserotizante que una flatulencia en medio del acto. Personalmente, me paro, me visto y me voy. Nunca me gustó ser la María Amuchástegui del sexo. Además sabé que hay posiciones que te van a gustar más a vos que a nosotras y lo vamos a respetar, pero bancate en la que nosotras gozamos más que vos.
e) El culo: El culo como todos sabemos muchas veces es un tema tabú. No nos obligues a dártelo si no lo creemos conveniente. Si nos ponés en cuatro para hacer el perrito, no hagas el viejo truco de me equivoqué de agujero, eso pasó de moda en el año 1985, no lo creemos más. La entrega del marrón debe ser algo natural y sabelo bien, el culo no tiene clítoris, no goza por si solo, así que si tenés el placer de ponerla ahí, con tu mano, frotanos la pelvis así no perdemos terreno. AVISO: Si nosotras entregamos ustedes quedan expuestos a que nosotras en el medio del acto y cuando ustedes están arriba podamos meter nuestros dedos dentro de su ano. Eso sepanló. El que avisa no traiciona.
f) La acabada: Supongamos que en un acto cuasi milagroso acabamos a la vez, no hay problema todo bien. Ambos nos cuidamos y es el final de una relación perfecta y te aseguro que tu teléfono no va a parar de sonar. Pero como esto pasa una vez en un millón, lo más probable es que acabes vos primero. Sabé que no hay ningún tratado científico que indique que el semen es bueno para la piel y menos para la garganta. Así que si tratás de acabarnos en la cara o querés que nos traguemos tu leche dejá que fluya, que se dé de manera natural. Ni se te ocurra agarrarnos del pelo y trates de ponernos la poronga de prepo en la boca, porque lo más probable es que te comas una piña por salame. Si ves que no se da la tragada o el facial, intentá en las tetas o en la panza, ahí generalmente no hacemos problemas. Y si no seguí bajando hasta el piso, total después se limpia. Una vez que vos acabaste y ya estás más livianito y tus urgencias están, por el momento calmadas, tratá de colaborar con nuestro orgasmo, usá las manos, la lengua, los besos, cualquier cosa nos ayuda.
g) El después: Una vez que ambos hayamos acabado, no es necesario que te vistas y salgas corriendo. Pensá que tal vez hayamos llegado al lugar en donde estamos juntos y lo más probable es que debas llevarnos a nuestra casa y no dejarnos abandonadas. No es necesario que nos preguntes acerca de nuestras metas en la vida ni que nos comentes teorías acerca de los medios de comunicación en Nueva Zelandia o la causa de la desaparición de ciertas especies marinas n el mar de Bhering. No para nada. Es más, a veces es mejor el silencio. Pero tratá de que se de ese acto de conexión. Descansemos juntos, besanos, abrazanos, convidanos un cigarrillo si tenés y dejá que el corazón nos vuelva a latir normalmente. Te recomiendo, proponé el baño juntos, por ahí sin saberlo, te ligues un polvito extra, de esos que no estaba en los planes de nadie.

Bueno chiquilín, espero saques de estos consejos algo útil. Además sabé esto, las mujeres somos muy boca flojas y si vos realmente nos pegás una soberana garchada, lo más probable es que nosotras se lo contemos a nuestras amigas y ellas a otras amigas y así hasta formar un fan club tuyo. El boca a boca es la mejor arma de publicidad tontito.
Poné en práctica todo esto y después me contás como te fue.
En cambio si a vos todo esto te parece un palabrerío inútil y te vas a seguir considerando el Sansón del Garche, allá vos. Eso sí, cuando pasen los días, las semanas, los meses y los años y la experiencia sexual más copada sea la de pajearte mirando La Chica FX 14, te vas a acordar de mi, gil. Te vas a preguntar por qué no hiciste caso y tal vez de viejo boludo y con la esperanza de que el Viagra todo lo puede, vas a releer este post para cumplirlo al pie de la letra y saldrás a buscar mujeres a quien satisfacer y, ojo, por ahí logres encamarte con alguna, pero lo más probable es que el bobo no aguante y termines en la guardia de un hospital tapado por una sábana blanca.
Así que ya sabés. Cualquier cosa consultame bobito.

Besos

F.