Alicia en el País de las Maravillas (1° parte)
Alicia concurría a su sesión de psicoterapia desde hacía tres semanas, el motivo de consulta no estaba claro para Eduardo su terapeuta, lo cual era particularmente extraño ya que habitualmente se puede deducir desde la primera entrevista qué es lo que impulsa al paciente a pedir un turno con el psicoanalista. Estados depresivos, angustias, miedos, fobias, actos impulsivos, obsesiones, frustraciones, disfunciones sexuales, eran los elementos habituales con que la gente se presenta, pero en este caso no se deducía en forma clara. Pero, en esta sesión algo iba a cambiar...
Alicia comenzó relatando lo inquieta que la tenía últimamente ciertas fantasías que se daban en torno a una chica que había visto caminando por el centro de la ciudad, el encuentro había sido fortuito, eventual, y quedo particularmente impresionada con la belleza de su rostro, mas allá de las delicadas facciones de la cara, lo insinuante era lo que la misma transmitía, era una amalgama perfecta que conjugaba una especial mezcla de rictus angelical con prostituta. Aunque la chica observaba las vidrieras comerciales sin acusar recibo de ser objeto de sus miradas, Alicia penso al instante que debería estar acostumbrada a ser mirada, y por esa razón no reparaba en los ojos clavados sobre su figura. En su vestuario se destacaba el buen gusto, era una chica delicada, muy femenina; esa visión le generaba un frenesí donde no podía dejar de mirar, veía su polera y como un flash se le representó su bello cuerpo desnudo, imaginaba tras su ropa suaves tetitas con turgente pezones, acorde a la vestimenta exterior no cabía luagar a dudas que su lencería estaría acorde y era particularmente escogida, o tal vez incluso no llevaba ropa alguna tras el abrigo. Mas aún, mirándola con detenimiento daba la impresión que sus pezones se encontraban erectos quizás producto de la temperatura invernal o porque no, a consecuencia de un estado de excitación.
Con sus 43 años no era la primera vez que Alicia sentía particular atracción por personas de su mismo sexo, pero relata que nunca había sentido algo tan vivaz y rápido con solo mirar a alguien. A todo esto, Eduardo le solicita que amplíe la información respecto a otras experiencias, a lo cual su paciente comenta que cuando curso estudios Universitarios había tenido sus primeros acercamientos. Todo había ocurrido con una compañera de la Facultad con la cual se reunía periódicamente a estudiar y con la que se había generado una amistad muy importante, de esas donde se cuentan mutuamente las experiencias mas íntimas, ella estaba al tanto de los distintos novios y amantes que había tenido Laura, tal era su nombre, y recíprocamente Alicia le había comentado su corto pero rico historial. Ese día no tenían ganan de estudiar no obstante que faltaba muy poco para la fecha de exámenes y habían caído en charlas mundanas; acompañaron las horas del caluroso mes de Marzo con abundante cerveza, a lo cual se sumo algún que otro tequila producto del reciente viaje que Laura había emprendido por tierra Azteca, visitando tanto las costas del Atlántico como del Pacífico, puntualmente Acapulco. La conversación rondaba justamente en torno a dicho periplo, mas específicamente respecto de los amoríos que había mantenido y recordaba la experiencia mantenida con un turista Europeo ... en este punto Laura parece vacilar sobre avanzar en el relato o detenerse, lo cual sorprende a Alicia dada la habitual verborragia y espíritu extrovertido de su amiga. Finalmente prosigue en la historia del visitante del Viejo Continente, aclarando que en realidad se trataba de un matrimonio...he aquí el punto que ruborizaba a Laura. Dicha pareja en forma acorde a la Cultura de la cual provenían realizaba habitualmente topless, y Laura aprovechando el anonimato y la distancia de su País se animó a incursionar en dicha práctica. Hasta ahí nada asombroso o digno de destacar, a no ser por las penetrantes miradas que le dirigía la turista; el tema en cuestión es que su marido se le acerco a Laura y la invitó a compartir con la pareja unos tragos. Dicho encuentro posteriormente se traslado a la cena en uno de los restaurantes del Resort, para concluir en la habitación del matrimonio en una ambiente muy relajado en todo sentido, donde Laura fue seducida insistentemente por la pareja a sumarse a un menage a trois, situación que al principio resistió para sumarse finalmente al bacanal sexual. Recordaba en particular la penetración anal de la que había sido objeto, no creía que su pequeño culo podía digerir el imponente miembro del hombre. A dicho efecto su esposa se encargo de lubricar adecuadamente el erecto mástil por medio de una larga succión y posteriormente lo cubrió con una emulsión a fin de facilitar la tarea. Esta situación se repitió en los dias restantes, con el agregado que en las últimas oportunidades solamente tuvo sexo con la mujer, donde para su sorpresa alcanzó los picos de placer mas altos.
Comentada esta historia, Alicia paso de la sorpresa inicial del relato a sentir una gran excitación... su vulva se encontraba totalmente húmeda. Dicha circunstancia le generaba sentimientos contradictorios, por una lado quería que Laura le contara más detalles pero al mismo tiempo la habitual timidez de Alicia se hacia presente. La diferencia en esta oportunidad se daba por el hecho que la ingesta alcohólica como es sabido levanta los diques de la represión y en función de ello se animó a confesarle a su amiga que el relato la había calentado. Dicho esto, Alicia notó que su amiga la comenzó a observar con un brillo distinto en su mirada, animada también por los vapores etílicos, Laura la interroga sobre si le interesaría ver como le quedó dilatado su culito luego de practicar tan reiteradamente el sexo anal, a lo cual si bien Alicia no dice expresamente que si, su mirada trasluce una tácita aprobación. Mas aún, se le nota a Alicia que está muy caliente y que quiere más. Laura se recuesta sobre un sillón que eventualmente hace de cama cuando sus amigas se quedan a dormir, se inclina de costado dando su espalda a Alicia, pero con una torsión de su cuello para no dejar de mirar profundamente a Alicia. Baja su recortada y desflecada bermuda de jean dejando asomar una diminuta tanguita de encaje blanco, que se entierra en la zanja del culo, partiéndolo en dos como si se tratara de un arado abriendo el surco de la tierra en dos. El trasero de Laura como fue dicho era pequeño, pero totalmente firme no existía en él marca alguna de celulitis, además era absolutamente acorde y proporcional a su menudo cuerpo, sus cachetes parecían dos esferas pequeñas, compactas, trazadas con compás. A diferencia de su amiga, el cuerpo de Alicia es absolutamente voluptuoso, de su torso penden dos tetas enormes, cuyo tamaño gusta de poner de relieve usando ropa muy escotada y ajustada, utilizando corpiños armados que encorsetan y aprietan sus glándulas mamarias, sabe que con ellas calienta mucho, fue objeto de comentarios ya desde la adolescencia cuando a sus compañeritas apenas tenían dos puntitas, en ella el volumen de sus tetitas, abultando llamativamente el uniforme escolar provocaban las miradas de los chicos de la clase. Luego sus primeros noviecitos estaban desesperados por chuparle las tetas, aún siendo virgen y no permitiendo ser penetradas mas de un novio vertió sobre sus protuberancias el esperma caliente.
Laura masajea sus carnes y abre su culo ofreciéndolo a Alicia como si fuera una flor dispuesta a entregar sus más delicioso néctar. Acto seguido y sin dejar de mirarla fijamente le dice en tono imperativo: "chupalo". Alicia escucha el pedido como una orden a la cual no puede sustraerse ni negarse, por el contrario siente a su concha totalmente húmeda. Se acerca con su rostro, al principio tímidamente pasea la lengua por la cola de Laura, ésta le vuelve a ordenar: "te dije que lo chupes" , y con su mano toma la cabeza de Alicia y la empuja contra su ano como en señal de reafirmación. En esta instancia, Alicia hunde su lengua en la profundidad del orificio trabajándolo afanosamente. Los gemidos de Laura no se hacen esperar y mientras su amiga chupa febrilmente, sus dedos se dirigen hacia sus tetitas haciendo a un costado el pequeño triángulo de encaje que oficia de soutien y que en ese momento se interpone como obstáculo para llegar a sus pezones, lo que a esta altura parecen dos chupetes que claman, exigen ser chupados y mordidos. Con sus dedos los aprisiona, los estira, siente a Alicia como a una esclava cuya única función es procurarle placer. Simétricamente, ésta arde de calentura mientras chupa el culo, pensando en la inmensa pija que lo abrió una y otra vez y en cuyo interior derramo chorros enteros de espeso semen. Alicia hierve de deseo imaginando en el cuerpo de su amiga absolutamente cojido por la pareja, ese mismo cuerpo que ahora ella puede besar, acariciar y chupar, reducido a un objeto de placer para otros.
Seguidamente, Alicia cambia de foco y dirige su lengua hacia el orificio contigüo, se detiene por un instante para contemplar con la vista la imagen que tiene frente a sí, en mas de una ocasión había visto a Laura desnuda y siempre le atrajo el escaso y suavemente enrulado vello púbico de su amiga, parecía una delicada pelusa rubia. Nuevamente y entre gemidos Laura ordeno: "chupame la concha, puta". Escuchar esto la calentó aún más, y entonces con sus dedos desplegó los labio vaginales de su amiga, dejando al descubierto el clítoris de ella que emergía cual pene atrofiado, cuya coloración roja hablaba de la terrible excitación que tenía por estar totalmente inyecto en sangre.
La lengua de Alicia trabajo afanosamente y sin pausa sobre el apéndice caliente de su amiga, quien se encontraba aullando como una gata en celo. Para terminar la obra introdujo sus dedos en el interior del esfínter anal de Laura, todo ello sin dejar de lambetear, chupar y mordisquear el clítoris. En ese momento, los alaridos de intenso placer y los jadeos que entrecortaban la respiración fueron seguido de las últimas palabras de parte de Laura: "te acabo puta, te acabo puta de mierda". Un sonoro grito final, salió de la boca caliente de Laura, mientras su pelvis y cuerpo entero era surcado por espasmos involuntarios que daban cuenta del epílogo orgásmico.
Mientras Alicia comentaba estos acontecimientos con tanto lujo de detalles, su terapeuta se interroga con que sentido la paciente narraba minuciosamente los hechos, o dicho de otra forma: que quería conseguir de su terapeuta. La pregunta hallo respuesta, cuando Alicia le comento que la chica hermosa con la cual se había encontrado en la calle y con cuya figura se había masturbado en reiteradas ocasiones, la vio días después del brazo de un hombre, que casualmente era el, su terapeuta. Es decir su amada esposa, Adriana. Pero esa, es otra historia....
Alicia concurría a su sesión de psicoterapia desde hacía tres semanas, el motivo de consulta no estaba claro para Eduardo su terapeuta, lo cual era particularmente extraño ya que habitualmente se puede deducir desde la primera entrevista qué es lo que impulsa al paciente a pedir un turno con el psicoanalista. Estados depresivos, angustias, miedos, fobias, actos impulsivos, obsesiones, frustraciones, disfunciones sexuales, eran los elementos habituales con que la gente se presenta, pero en este caso no se deducía en forma clara. Pero, en esta sesión algo iba a cambiar...
Alicia comenzó relatando lo inquieta que la tenía últimamente ciertas fantasías que se daban en torno a una chica que había visto caminando por el centro de la ciudad, el encuentro había sido fortuito, eventual, y quedo particularmente impresionada con la belleza de su rostro, mas allá de las delicadas facciones de la cara, lo insinuante era lo que la misma transmitía, era una amalgama perfecta que conjugaba una especial mezcla de rictus angelical con prostituta. Aunque la chica observaba las vidrieras comerciales sin acusar recibo de ser objeto de sus miradas, Alicia penso al instante que debería estar acostumbrada a ser mirada, y por esa razón no reparaba en los ojos clavados sobre su figura. En su vestuario se destacaba el buen gusto, era una chica delicada, muy femenina; esa visión le generaba un frenesí donde no podía dejar de mirar, veía su polera y como un flash se le representó su bello cuerpo desnudo, imaginaba tras su ropa suaves tetitas con turgente pezones, acorde a la vestimenta exterior no cabía luagar a dudas que su lencería estaría acorde y era particularmente escogida, o tal vez incluso no llevaba ropa alguna tras el abrigo. Mas aún, mirándola con detenimiento daba la impresión que sus pezones se encontraban erectos quizás producto de la temperatura invernal o porque no, a consecuencia de un estado de excitación.
Con sus 43 años no era la primera vez que Alicia sentía particular atracción por personas de su mismo sexo, pero relata que nunca había sentido algo tan vivaz y rápido con solo mirar a alguien. A todo esto, Eduardo le solicita que amplíe la información respecto a otras experiencias, a lo cual su paciente comenta que cuando curso estudios Universitarios había tenido sus primeros acercamientos. Todo había ocurrido con una compañera de la Facultad con la cual se reunía periódicamente a estudiar y con la que se había generado una amistad muy importante, de esas donde se cuentan mutuamente las experiencias mas íntimas, ella estaba al tanto de los distintos novios y amantes que había tenido Laura, tal era su nombre, y recíprocamente Alicia le había comentado su corto pero rico historial. Ese día no tenían ganan de estudiar no obstante que faltaba muy poco para la fecha de exámenes y habían caído en charlas mundanas; acompañaron las horas del caluroso mes de Marzo con abundante cerveza, a lo cual se sumo algún que otro tequila producto del reciente viaje que Laura había emprendido por tierra Azteca, visitando tanto las costas del Atlántico como del Pacífico, puntualmente Acapulco. La conversación rondaba justamente en torno a dicho periplo, mas específicamente respecto de los amoríos que había mantenido y recordaba la experiencia mantenida con un turista Europeo ... en este punto Laura parece vacilar sobre avanzar en el relato o detenerse, lo cual sorprende a Alicia dada la habitual verborragia y espíritu extrovertido de su amiga. Finalmente prosigue en la historia del visitante del Viejo Continente, aclarando que en realidad se trataba de un matrimonio...he aquí el punto que ruborizaba a Laura. Dicha pareja en forma acorde a la Cultura de la cual provenían realizaba habitualmente topless, y Laura aprovechando el anonimato y la distancia de su País se animó a incursionar en dicha práctica. Hasta ahí nada asombroso o digno de destacar, a no ser por las penetrantes miradas que le dirigía la turista; el tema en cuestión es que su marido se le acerco a Laura y la invitó a compartir con la pareja unos tragos. Dicho encuentro posteriormente se traslado a la cena en uno de los restaurantes del Resort, para concluir en la habitación del matrimonio en una ambiente muy relajado en todo sentido, donde Laura fue seducida insistentemente por la pareja a sumarse a un menage a trois, situación que al principio resistió para sumarse finalmente al bacanal sexual. Recordaba en particular la penetración anal de la que había sido objeto, no creía que su pequeño culo podía digerir el imponente miembro del hombre. A dicho efecto su esposa se encargo de lubricar adecuadamente el erecto mástil por medio de una larga succión y posteriormente lo cubrió con una emulsión a fin de facilitar la tarea. Esta situación se repitió en los dias restantes, con el agregado que en las últimas oportunidades solamente tuvo sexo con la mujer, donde para su sorpresa alcanzó los picos de placer mas altos.
Comentada esta historia, Alicia paso de la sorpresa inicial del relato a sentir una gran excitación... su vulva se encontraba totalmente húmeda. Dicha circunstancia le generaba sentimientos contradictorios, por una lado quería que Laura le contara más detalles pero al mismo tiempo la habitual timidez de Alicia se hacia presente. La diferencia en esta oportunidad se daba por el hecho que la ingesta alcohólica como es sabido levanta los diques de la represión y en función de ello se animó a confesarle a su amiga que el relato la había calentado. Dicho esto, Alicia notó que su amiga la comenzó a observar con un brillo distinto en su mirada, animada también por los vapores etílicos, Laura la interroga sobre si le interesaría ver como le quedó dilatado su culito luego de practicar tan reiteradamente el sexo anal, a lo cual si bien Alicia no dice expresamente que si, su mirada trasluce una tácita aprobación. Mas aún, se le nota a Alicia que está muy caliente y que quiere más. Laura se recuesta sobre un sillón que eventualmente hace de cama cuando sus amigas se quedan a dormir, se inclina de costado dando su espalda a Alicia, pero con una torsión de su cuello para no dejar de mirar profundamente a Alicia. Baja su recortada y desflecada bermuda de jean dejando asomar una diminuta tanguita de encaje blanco, que se entierra en la zanja del culo, partiéndolo en dos como si se tratara de un arado abriendo el surco de la tierra en dos. El trasero de Laura como fue dicho era pequeño, pero totalmente firme no existía en él marca alguna de celulitis, además era absolutamente acorde y proporcional a su menudo cuerpo, sus cachetes parecían dos esferas pequeñas, compactas, trazadas con compás. A diferencia de su amiga, el cuerpo de Alicia es absolutamente voluptuoso, de su torso penden dos tetas enormes, cuyo tamaño gusta de poner de relieve usando ropa muy escotada y ajustada, utilizando corpiños armados que encorsetan y aprietan sus glándulas mamarias, sabe que con ellas calienta mucho, fue objeto de comentarios ya desde la adolescencia cuando a sus compañeritas apenas tenían dos puntitas, en ella el volumen de sus tetitas, abultando llamativamente el uniforme escolar provocaban las miradas de los chicos de la clase. Luego sus primeros noviecitos estaban desesperados por chuparle las tetas, aún siendo virgen y no permitiendo ser penetradas mas de un novio vertió sobre sus protuberancias el esperma caliente.
Laura masajea sus carnes y abre su culo ofreciéndolo a Alicia como si fuera una flor dispuesta a entregar sus más delicioso néctar. Acto seguido y sin dejar de mirarla fijamente le dice en tono imperativo: "chupalo". Alicia escucha el pedido como una orden a la cual no puede sustraerse ni negarse, por el contrario siente a su concha totalmente húmeda. Se acerca con su rostro, al principio tímidamente pasea la lengua por la cola de Laura, ésta le vuelve a ordenar: "te dije que lo chupes" , y con su mano toma la cabeza de Alicia y la empuja contra su ano como en señal de reafirmación. En esta instancia, Alicia hunde su lengua en la profundidad del orificio trabajándolo afanosamente. Los gemidos de Laura no se hacen esperar y mientras su amiga chupa febrilmente, sus dedos se dirigen hacia sus tetitas haciendo a un costado el pequeño triángulo de encaje que oficia de soutien y que en ese momento se interpone como obstáculo para llegar a sus pezones, lo que a esta altura parecen dos chupetes que claman, exigen ser chupados y mordidos. Con sus dedos los aprisiona, los estira, siente a Alicia como a una esclava cuya única función es procurarle placer. Simétricamente, ésta arde de calentura mientras chupa el culo, pensando en la inmensa pija que lo abrió una y otra vez y en cuyo interior derramo chorros enteros de espeso semen. Alicia hierve de deseo imaginando en el cuerpo de su amiga absolutamente cojido por la pareja, ese mismo cuerpo que ahora ella puede besar, acariciar y chupar, reducido a un objeto de placer para otros.
Seguidamente, Alicia cambia de foco y dirige su lengua hacia el orificio contigüo, se detiene por un instante para contemplar con la vista la imagen que tiene frente a sí, en mas de una ocasión había visto a Laura desnuda y siempre le atrajo el escaso y suavemente enrulado vello púbico de su amiga, parecía una delicada pelusa rubia. Nuevamente y entre gemidos Laura ordeno: "chupame la concha, puta". Escuchar esto la calentó aún más, y entonces con sus dedos desplegó los labio vaginales de su amiga, dejando al descubierto el clítoris de ella que emergía cual pene atrofiado, cuya coloración roja hablaba de la terrible excitación que tenía por estar totalmente inyecto en sangre.
La lengua de Alicia trabajo afanosamente y sin pausa sobre el apéndice caliente de su amiga, quien se encontraba aullando como una gata en celo. Para terminar la obra introdujo sus dedos en el interior del esfínter anal de Laura, todo ello sin dejar de lambetear, chupar y mordisquear el clítoris. En ese momento, los alaridos de intenso placer y los jadeos que entrecortaban la respiración fueron seguido de las últimas palabras de parte de Laura: "te acabo puta, te acabo puta de mierda". Un sonoro grito final, salió de la boca caliente de Laura, mientras su pelvis y cuerpo entero era surcado por espasmos involuntarios que daban cuenta del epílogo orgásmico.
Mientras Alicia comentaba estos acontecimientos con tanto lujo de detalles, su terapeuta se interroga con que sentido la paciente narraba minuciosamente los hechos, o dicho de otra forma: que quería conseguir de su terapeuta. La pregunta hallo respuesta, cuando Alicia le comento que la chica hermosa con la cual se había encontrado en la calle y con cuya figura se había masturbado en reiteradas ocasiones, la vio días después del brazo de un hombre, que casualmente era el, su terapeuta. Es decir su amada esposa, Adriana. Pero esa, es otra historia....
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