Hace algunos años necesitaba hacerme un chequeo médico, hacía mucho que no me hacía uno y con ese motivo llamé a la clínica que me habían recomendado para arreglar una cita. Me dijeron, que lamentablemente, ese mes, los médicos estaban todos ocupados y tenían todos los turnos tomados.
-Sí, lamentablemente, no tenemos turnos, señor. Pero... dejeme ver... dejeme ver... A sí, acá tiene una posibilidad.-
Que suerte, pensé
- Hay una médica, la doctora Fernández, ella es nueva, residente y está haciendo prácticas con nosotros. Si no tiene inconveniente, lo podría atender ella- Yo le dije que sí que no habría problema.
Pasó un tiempo y finalmente llegó el día del examen.
Una enfermera me acompañó a la sala, me tomó la presión y me indicó que me desvistiera y me quedara sólo con mi ropa interior.
Entonces estaba en calzoncillos cuando la médica entró.
Era muy joven, calculaba unos 23 años, rubia de ojos verdes, con el pelo largo atado. Me invitó a tomar asiento, me sonrió y empezamos a hablar. Ella me hizo varias preguntas: sobre mi estilo de vida, mis hábitos alimenticios y si hacía ejercicios físicos regularmente. Si tenía alergias, si había sido intervenido quirúrgicamente alguna vez, etc. Así un rato largo hasta que ella terminó de completar una planilla que incluía mis datos personales.
-Entonces comencemos con la revisación- Me hizo sentarme en la camilla y empezó por mis oídos, nariz, ojos, se la notaba muy segura en lo que hacía. Luego trajo el estetoscopio y haciéndome acostar, revisó mi respiración y luego mi corazón.
Después me hizo recostar en la camilla, con la espalda hacia abajo, y, con mucha delicadeza, masajeó la zona alrededor del estómago.
Entonces fue hacia unas estanterías y tomó unos guantes descartables, colocándoselos. Para ese momento, pensaba que iba a revisar mi trasero, pero sorprendiéndome, me dijo:
- Voy a revisarte los testículos, esto se que no lo hacen todos los médicos, pero es una parte importante del procedimiento ya que es una buena forma de prevención.
Entonces me indicó que me parara al costado de la camilla, ella acercó una silla y se sentó con su cara a la altura de mi vientre.
Entonces me dijo que me bajara los calzoncillos.
Traté de respirar hondo y relajarme pero fue imposible. Desnudo frente a una persona extraña,una mujer tan joven y tan linda como la doctora, tuve un miedo instantáneo de tener una erección. Miré hacia abajo y vi mi pene colgando flácido. Volví a respirar hondo y pensé que iba a estar bien, no soy un pervertido y es tan sólo una revisación, en un rato todo habría pasado.
Pero cuando sentí por primera vez las manos enguantadas de la doctora tocando mis bolas fue una sensación algo extraña. Yo volvía a respirar y trataba de pensar en otra cosa pero el contacto de ella no me lo permitía. Empezó suavemente por el testículo izquierdo tomando el saco entre el dedo pulgar y el índice, palpando la piel que cuelga entre el nacimiento del pene y la bolsa escrotal. En un momento lo apretó un poquito y me sobresalté. Ella me miró sonriendo con sus ojos claros.
-No te asustes, tengo que ver si no tenés ningún bultito anormal, quedate tranquilo que no te voy a lastimar-
Y mientras revisaba mi testículo derecho me decía que el cáncer en los genitales no era algo común como el de las mamas en la mujer pero el reglamento de la clínica decía que en un examen general era necesario hacer este tipo de chequeos y ella debía cumplir con su tarea profesional.
Yo notaba como mi corazón latía cada vez más rápido y ya no podía evitar la excitación al escuchar su suave voz diciéndome estas cosas que creo que eran mentiras, ya que mirando su cara y su sonrisa, veía que ella disfrutaba la palpación y creo que hasta se divertía en su tarea.
Ya no pude controlarme más y pasó lo que tenía que pasar. Mi taquicardia provocó lo que por fin tenía que pasar, mi pene comenzó a llenarse de sangre y a crecer. Y ella lo vió todo.Vió cómo se expandía lentamente ante sus ojos. Así creció unos centímetros y tomó una posición horizontal, todavía no en su máximo esplendor.
Ella parecía no prestarle mucha atención (o más bien, creo que ahora se hacía la distraída) y, por el contrario, pasó a prácticamente hacerme un masaje en mis bolas, ahora con toda la palma de su mano derecha. Su cara estaba muy cerca, a unos 20 centímetros.
-Abrí un poquito las piernas que quiero verte abajo- me susurró sin retirar su vista su punto de interés.
Entonces me miró sin dejar de masajearme. -No te preocupes si se te pone duro, es algo normal, le pasa a todos los chicos que reviso, jaja...
Cuando escuché esas palabras me relajé un poco más, entonces se completó mi erección. Ahora ella pasaba su mano entre mi ano y mis bolas apretando cada rincón para ver si descubría alguna anormalidad.
Fue deslizando su dedo hacia mi orificio anal, diciéndome que me relajara y la dejara hacer.
Noté que su examen se había prolongado bastante y de seguir así no sabría que hacer. Justo cuando pensaba esto me dijo que estaba todo bien y que me podía vestir, que evidentemente era un chico muy sano y no debía preocuparme.
Miré mi erección y notando que, evidentemente, a ella le gustaba este tipo de "exámenes" pensé que esto no podía terminar así, e intenté ir un poco más allá con el asunto...
- Perdón, doctora, creo que la semana pasada, cuando me estaba bañando, sentí unos bultitos en mi... mm...
- En tu pene, no seas tímido, podés confiar en mí. Y decime... donde los sentiste...
- Los sentí acá.- Mostrándole la base de mi erección.
Noté que ya se había quitado los guantes. Yo estaba en la gloria. Ella como si no le importara estar con sus manos desnudas lo sujetó por la base con el pulgar y el índice de la mano izquierda, mientras que con el dedo índice de la mano derecha suavemente tocaba la piel.
- Estos son folículos capilares, no te preocupes.- Dijo, moviéndolo en distintas direcciones y mirándolo fijamente.
- El tronco parece estar bien, estas venas son normales, más cuando está así durito, entonces se marcan como las tenés vos ahora-
Corrió el prepucio hacia atrás.
- Y la cabeza... esta bien, un poco irritada acá
Dicho esto pasaba la yema por abajo del glande. Entonces comencé a largar líquido preseminal, estaba muy excitado.
-A ver dejame, creo que tenés mucha sensibilidad acá en la cabecita.- Y así pasaba el dedo una y otra vez, a lo largo del frenillo, después todo alrededor, aprovechando la lubricación,
-Creo que estás muy excitado, perdoname si te hago sentir incómodo, ahora, ya que estoy, voy a aprovechar para tomarte una muestra de semen para el laboratorio, como hago siempre con mis pacientes.-
Me guiñó un ojo y me sonrió sin dejar de acariciarme.
- Quedate tranquilo. Pero debes estar cansado de estar parado. Vení lindo sentate en mis piernas mientras te masturbo que vas a estar mucho más cómodo.
Ya con esto no podía creer lo que estaba pasando, parecía un argumento de película condicionada, solamente que era real, muy real.
Tímidamente, me senté sobre sus piernas y mis nalgas desnudas sintieron la suavidad de su guardapolvo. Ella pasó su brazo alrededor de mi cuello y su mano derecha tomó firmemente mi miembro y comenzó un lento movimiento de arriba hacia abajo.
- Esta es la parte que más me gusta de estos exámenes.A vos te gusta que te hagan la paja?
- Sí, mmmme en...cannnta..
- Solamente avisame cuando te estes por venir, no quiero mancharme.
Y seguía alternando suaves movimientos con movimientos rápidos. El sentir su cuerpo a través de la tela me exitaba más.
- Ahora docc...tora...a...ho...rrra
Tomó un recipiente que tenía cerca suyo y sin dejar de masturbarme lo acercó a la punta de mi miembro. Potentes chorros de esperma salieron despedidos, nunca había eyaculado con tanta copiosidad.
- Mmmmm... cuanta lechita, ¿hacía cuanto no te hacías la pajita?
- Hacía mucho doctora.
- Bueno, ahora sí, limpiate con una toallita que tenés allá y te podés vestir.
Ella, como si nada hubiera pasado, me dijo que tendría que esperar los resultados de los exámenes, que cualquier "problemita" la fuera a ver.
Desde entonces no puedo creer lo que me pasó ese día y sueño día y noche con volver a tener una situación así, creo que voy a tener que sacar otro turno con la doctora en cualquier momento.
-Sí, lamentablemente, no tenemos turnos, señor. Pero... dejeme ver... dejeme ver... A sí, acá tiene una posibilidad.-
Que suerte, pensé
- Hay una médica, la doctora Fernández, ella es nueva, residente y está haciendo prácticas con nosotros. Si no tiene inconveniente, lo podría atender ella- Yo le dije que sí que no habría problema.
Pasó un tiempo y finalmente llegó el día del examen.
Una enfermera me acompañó a la sala, me tomó la presión y me indicó que me desvistiera y me quedara sólo con mi ropa interior.
Entonces estaba en calzoncillos cuando la médica entró.
Era muy joven, calculaba unos 23 años, rubia de ojos verdes, con el pelo largo atado. Me invitó a tomar asiento, me sonrió y empezamos a hablar. Ella me hizo varias preguntas: sobre mi estilo de vida, mis hábitos alimenticios y si hacía ejercicios físicos regularmente. Si tenía alergias, si había sido intervenido quirúrgicamente alguna vez, etc. Así un rato largo hasta que ella terminó de completar una planilla que incluía mis datos personales.
-Entonces comencemos con la revisación- Me hizo sentarme en la camilla y empezó por mis oídos, nariz, ojos, se la notaba muy segura en lo que hacía. Luego trajo el estetoscopio y haciéndome acostar, revisó mi respiración y luego mi corazón.
Después me hizo recostar en la camilla, con la espalda hacia abajo, y, con mucha delicadeza, masajeó la zona alrededor del estómago.
Entonces fue hacia unas estanterías y tomó unos guantes descartables, colocándoselos. Para ese momento, pensaba que iba a revisar mi trasero, pero sorprendiéndome, me dijo:
- Voy a revisarte los testículos, esto se que no lo hacen todos los médicos, pero es una parte importante del procedimiento ya que es una buena forma de prevención.
Entonces me indicó que me parara al costado de la camilla, ella acercó una silla y se sentó con su cara a la altura de mi vientre.
Entonces me dijo que me bajara los calzoncillos.
Traté de respirar hondo y relajarme pero fue imposible. Desnudo frente a una persona extraña,una mujer tan joven y tan linda como la doctora, tuve un miedo instantáneo de tener una erección. Miré hacia abajo y vi mi pene colgando flácido. Volví a respirar hondo y pensé que iba a estar bien, no soy un pervertido y es tan sólo una revisación, en un rato todo habría pasado.
Pero cuando sentí por primera vez las manos enguantadas de la doctora tocando mis bolas fue una sensación algo extraña. Yo volvía a respirar y trataba de pensar en otra cosa pero el contacto de ella no me lo permitía. Empezó suavemente por el testículo izquierdo tomando el saco entre el dedo pulgar y el índice, palpando la piel que cuelga entre el nacimiento del pene y la bolsa escrotal. En un momento lo apretó un poquito y me sobresalté. Ella me miró sonriendo con sus ojos claros.
-No te asustes, tengo que ver si no tenés ningún bultito anormal, quedate tranquilo que no te voy a lastimar-
Y mientras revisaba mi testículo derecho me decía que el cáncer en los genitales no era algo común como el de las mamas en la mujer pero el reglamento de la clínica decía que en un examen general era necesario hacer este tipo de chequeos y ella debía cumplir con su tarea profesional.
Yo notaba como mi corazón latía cada vez más rápido y ya no podía evitar la excitación al escuchar su suave voz diciéndome estas cosas que creo que eran mentiras, ya que mirando su cara y su sonrisa, veía que ella disfrutaba la palpación y creo que hasta se divertía en su tarea.
Ya no pude controlarme más y pasó lo que tenía que pasar. Mi taquicardia provocó lo que por fin tenía que pasar, mi pene comenzó a llenarse de sangre y a crecer. Y ella lo vió todo.Vió cómo se expandía lentamente ante sus ojos. Así creció unos centímetros y tomó una posición horizontal, todavía no en su máximo esplendor.
Ella parecía no prestarle mucha atención (o más bien, creo que ahora se hacía la distraída) y, por el contrario, pasó a prácticamente hacerme un masaje en mis bolas, ahora con toda la palma de su mano derecha. Su cara estaba muy cerca, a unos 20 centímetros.
-Abrí un poquito las piernas que quiero verte abajo- me susurró sin retirar su vista su punto de interés.
Entonces me miró sin dejar de masajearme. -No te preocupes si se te pone duro, es algo normal, le pasa a todos los chicos que reviso, jaja...
Cuando escuché esas palabras me relajé un poco más, entonces se completó mi erección. Ahora ella pasaba su mano entre mi ano y mis bolas apretando cada rincón para ver si descubría alguna anormalidad.
Fue deslizando su dedo hacia mi orificio anal, diciéndome que me relajara y la dejara hacer.
Noté que su examen se había prolongado bastante y de seguir así no sabría que hacer. Justo cuando pensaba esto me dijo que estaba todo bien y que me podía vestir, que evidentemente era un chico muy sano y no debía preocuparme.
Miré mi erección y notando que, evidentemente, a ella le gustaba este tipo de "exámenes" pensé que esto no podía terminar así, e intenté ir un poco más allá con el asunto...
- Perdón, doctora, creo que la semana pasada, cuando me estaba bañando, sentí unos bultitos en mi... mm...
- En tu pene, no seas tímido, podés confiar en mí. Y decime... donde los sentiste...
- Los sentí acá.- Mostrándole la base de mi erección.
Noté que ya se había quitado los guantes. Yo estaba en la gloria. Ella como si no le importara estar con sus manos desnudas lo sujetó por la base con el pulgar y el índice de la mano izquierda, mientras que con el dedo índice de la mano derecha suavemente tocaba la piel.
- Estos son folículos capilares, no te preocupes.- Dijo, moviéndolo en distintas direcciones y mirándolo fijamente.
- El tronco parece estar bien, estas venas son normales, más cuando está así durito, entonces se marcan como las tenés vos ahora-
Corrió el prepucio hacia atrás.
- Y la cabeza... esta bien, un poco irritada acá
Dicho esto pasaba la yema por abajo del glande. Entonces comencé a largar líquido preseminal, estaba muy excitado.
-A ver dejame, creo que tenés mucha sensibilidad acá en la cabecita.- Y así pasaba el dedo una y otra vez, a lo largo del frenillo, después todo alrededor, aprovechando la lubricación,
-Creo que estás muy excitado, perdoname si te hago sentir incómodo, ahora, ya que estoy, voy a aprovechar para tomarte una muestra de semen para el laboratorio, como hago siempre con mis pacientes.-
Me guiñó un ojo y me sonrió sin dejar de acariciarme.
- Quedate tranquilo. Pero debes estar cansado de estar parado. Vení lindo sentate en mis piernas mientras te masturbo que vas a estar mucho más cómodo.
Ya con esto no podía creer lo que estaba pasando, parecía un argumento de película condicionada, solamente que era real, muy real.
Tímidamente, me senté sobre sus piernas y mis nalgas desnudas sintieron la suavidad de su guardapolvo. Ella pasó su brazo alrededor de mi cuello y su mano derecha tomó firmemente mi miembro y comenzó un lento movimiento de arriba hacia abajo.
- Esta es la parte que más me gusta de estos exámenes.A vos te gusta que te hagan la paja?
- Sí, mmmme en...cannnta..
- Solamente avisame cuando te estes por venir, no quiero mancharme.
Y seguía alternando suaves movimientos con movimientos rápidos. El sentir su cuerpo a través de la tela me exitaba más.
- Ahora docc...tora...a...ho...rrra
Tomó un recipiente que tenía cerca suyo y sin dejar de masturbarme lo acercó a la punta de mi miembro. Potentes chorros de esperma salieron despedidos, nunca había eyaculado con tanta copiosidad.
- Mmmmm... cuanta lechita, ¿hacía cuanto no te hacías la pajita?
- Hacía mucho doctora.
- Bueno, ahora sí, limpiate con una toallita que tenés allá y te podés vestir.
Ella, como si nada hubiera pasado, me dijo que tendría que esperar los resultados de los exámenes, que cualquier "problemita" la fuera a ver.
Desde entonces no puedo creer lo que me pasó ese día y sueño día y noche con volver a tener una situación así, creo que voy a tener que sacar otro turno con la doctora en cualquier momento.
7 comentarios - Chequeo médico
Cuando encontré este relato, tuve la fantasía de ser doctora 😃