Ya en la cama, mis padres durmiendo en el piso de abajo y yo aburrida sin saber que hacer. La una de la mañana, no eran horas para ponerme a ver una película así que decidí que lo mejor que podía hacer era irme a dormir. Me tumbé en la cama y cerré los ojos…
De repente noté como alguien me tapaba la boca y me agarraba las manos con fuerza. Abrí los ojos y tenía delante de mí a un hombre, vestido de negro, y al que sólo se le veían los ojos. Me asusté, lo primero que pensé fue que debía decirle dónde se encontraba el dinero pero el se adelantó y me dijo algo que me sorprendió y a la vez, me excitó "no voy a hacerte daño, sólo quiero que disfrutemos los dos...."
En ese momento sí que me asusté y el lo notó. Me dijo que no gritara, que mis padres se despertarían y que si no lo hacía, me enseñaría quien era. Sentía curiosidad por saber quien me estaba haciendo una proposición así, así que asentí con la cabeza y entonces vi quien era... Jose…
Se había metido en mi casa para poder hacerme suya...
Me ató las manos por detrás de la espalda mientras me susurraba que me lo iba a pasar muy bien, que me dejase llevar, el sabría como hacerme gritar, de placer. Empezó a besarme, controlando él la situación, apartándose cuando él creía que ya estaba bien. Aquello me estaba poniendo a mil, le necesitaba dentro de mí cuanto antes. Saber que era él quien dominaba me encantaba. Me mordió el labio y bajó por mi cuello, empezó a besarme, lamerme y de repente, se apartó. Comenzó a arrancarme la ropa, mientras yo cada vez me ponía más y más cachonda.
Fui a decirle que quería que me follara ya y antes de que pudiese decírselo, me dijo que no podía hablar, solo cuando él me lo permitiera. Aquel comentario me volvió loca e hizo que mis braguitas se empapasen aún más de lo que ya estaban. Entonces, fue cuando metió un dedo dentro de mi coñito, con fuerza, para comprobar que estaba ya preparada para algo más grande y gordo. Sacó su polla del pantalón y pude comprobar que era enorme, quizás la más grande que había visto nunca. ¿Aquello iba a entrar dentro de mí?
Fue en ese momento cuando hizo algo que no me esperaba, me cogió del pelo y me ordenó que abriera bien grande la boca. Nada más hacerlo metió toda su polla en mi boca, mmmm hasta el fondo... Me estaba follando la boca y me estaba encantando. El se movía con fuerza, su polla entraba y salía de mi boca cada vez más rápido, a cada embestida con más fuerza. Era enorme!! Casi no me cabía en la boca de lo grande que era, y cada vez que me imaginaba lo que vendría después, me mojaba un poquito más... Mientras me la comía, me decía que hacía tiempo que no se la comían tan bien, y que sabía que yo le iba a hacer gozar mucho con mi boquita de puta…
Al cabo de un rato, paró, se apartó un poco y me miró...
- ¿Estás mojada verdad putita?
Y mientras lo decía, metió dos dedos más dentro de mí. Los sacaba y los metía, lentamente, haciéndome gemir de placer. Paraba y jugaba con mi clítoris, lo acariciaba suavemente, lo pellizcaba... Yo gemía cada vez más y parecía que aquello le estaba excitando tanto como a mí.
En mitad de mis gemidos, paró, y en seguida me metió toda su polla dentro, notándola bien dura y caliente dentro de mí. Ufff aquello terminó de calentarme y me mordí la mano para no gritar... Me follaba con fuerza, agarrándome de los hombros para empujar mejor, para clavármela bien adentro, quería follarme metiéndomela toda entera. Su polla me estaba volviendo loca! No dejaba de follarme, y yo no dejaba de susurrarle que quería más aún. Recuerdo que mientras me la clavaba, me repetía una y otra vez que yo era su zorra, y tenía que obedecerle, no podía hablar o dejaría de follarme y sería castigada. Cada vez se me hacía más difícil no hacer ruido hasta tal punto que me puso la almohada en la boca para que la mordiera y así, no despertar a mis padres y tener que dejar aquel encuentro furtivo.
Sus embestidas eran cada más fuertes, más violentas pero a la vez más placenteras. De repente, la sacó entera y empezó a jugar con mi clítoris, frotaba su polla contra él, metía dentro de mí su capullo y lo volvía a sacar, dejándome con ganas de tenerla otra vez dentro. Y así siguió un rato, hasta que me ordenó que me diera la vuelta, que quería probar mi culito y no podía negarme o por el contrario, me terminaría castigando. Decidí que por ahora me portaría bien, quizá luego haría que me castigara, únicamente por curiosidad.
Así que me di la vuelta y me puse a cuatro patitas, dejando en frente de él mi culo bien abierto. Fue bueno conmigo y no la metió directamente sino que pasó su lengua primero, mojándolo bien, notando como su lengua intentaba entrar en mi culito bien estrecho. Después, metió un dedo para empezar a abrirme, y lentamente lo sacaba y lo metía, muy despacito, para que lo notara bien al entrar y salir; luego lo hizo con dos dedos, también muy despacito pero metiéndolos hasta el fondo. Pronto pasó a hacerlo con más rapidez, y finalmente, metió tres dedos en mi ya no tan estrecho culito.
Siguió jugando un rato, hasta que los sacó y fue cuando creí que me follaría ya… pero no lo hizo, los metió de nuevo en mi coñito, entrando y saliendo con fuerza, me dijo que quería verme bien empapadita antes de follarme el culo, que como buen amo, no me dejaría sin placer. Entonces los sacó y me dijo que mordiera bien la almohada porque me iba a enterar…
Y de un golpe, me metió toda su polla entera en el culo haciéndome gritar de dolor y a la vez, de placer. Comenzó a follarme bien fuerte, me agarraba por las caderas y me clavaba toda su polla entera en el culo mientras yo no dejaba de gritar pero por suerte, mis gritos se ahogaban en la almohada; me agarró de los brazos, me los puso hacia atrás y me los sujetó en la espalda, para tenerme completamente a su merced y pudiese follarme bien duro mientras quedaba sometida a él y a su pasión desenfrenada.
Continuó con ese ritmo acelerado un buen rato…lo mezclaba con azotes a veces suaves, y otras no tanto, que hicieron que llegase al orgasmo en un par de ocasiones. Llegó un momento en el que no pudo más, no pudo aguantar la presión de mi culo en su polla y se apartó cuando me avisó de que se iba a correr. Sabía que nunca se habían corrido ni encima de mi, ni en mi boca pero al mirarme, supe que el quería ser el primero en hacerlo. Se acercó a mí y me miró, y ya no hicieron falta palabras, sabía lo que tenía que hacer; acerqué mis labios a su ya bien dura polla, abrí la boca y esperé a recoger todo con la lengua…
No tardó en correrse entre gemidos y suspiros mientras me sujetaba la cabeza para que no me moviera y fuese buena y obediente con él. Me llenó la boca… tanto que un poco cayó hasta mis tetas. Después de eso se quedó muy quieto, sin fuerzas ni para decirme nada. Le oía respirar, intentando recuperar el aliento después de aquello, se encontraba delante de mí pero ya no me tocaba, únicamente le oía en la oscuridad.
Cuando se recuperó, oí como se vestía, noté el peso de su cuerpo al sentarse en el borde de la cama. Entonces fue cuando se acercó a mí y me dio un dulce beso en los labios, un simple roce de ambos. Supe que esa era la despedida así que me volví a meter en la cama y entonces, de puro agotamiento, me quedé dormida.
A la mañana siguiente, lo primero que pensé fue que todo aquello había sido un agradable y delicioso sueño; sin embargo, en el borde de la cama vi una tarjeta de algún local “ la rosa negra”, por lo visto, un sex shop… Le di la vuelta para ver si había algo escrito por la otra cara que me aclarara todo aquello y vi unas palabras: “ hoy a las 10 de la noche. Te espero, Jose”. …
De repente noté como alguien me tapaba la boca y me agarraba las manos con fuerza. Abrí los ojos y tenía delante de mí a un hombre, vestido de negro, y al que sólo se le veían los ojos. Me asusté, lo primero que pensé fue que debía decirle dónde se encontraba el dinero pero el se adelantó y me dijo algo que me sorprendió y a la vez, me excitó "no voy a hacerte daño, sólo quiero que disfrutemos los dos...."
En ese momento sí que me asusté y el lo notó. Me dijo que no gritara, que mis padres se despertarían y que si no lo hacía, me enseñaría quien era. Sentía curiosidad por saber quien me estaba haciendo una proposición así, así que asentí con la cabeza y entonces vi quien era... Jose…
Se había metido en mi casa para poder hacerme suya...
Me ató las manos por detrás de la espalda mientras me susurraba que me lo iba a pasar muy bien, que me dejase llevar, el sabría como hacerme gritar, de placer. Empezó a besarme, controlando él la situación, apartándose cuando él creía que ya estaba bien. Aquello me estaba poniendo a mil, le necesitaba dentro de mí cuanto antes. Saber que era él quien dominaba me encantaba. Me mordió el labio y bajó por mi cuello, empezó a besarme, lamerme y de repente, se apartó. Comenzó a arrancarme la ropa, mientras yo cada vez me ponía más y más cachonda.
Fui a decirle que quería que me follara ya y antes de que pudiese decírselo, me dijo que no podía hablar, solo cuando él me lo permitiera. Aquel comentario me volvió loca e hizo que mis braguitas se empapasen aún más de lo que ya estaban. Entonces, fue cuando metió un dedo dentro de mi coñito, con fuerza, para comprobar que estaba ya preparada para algo más grande y gordo. Sacó su polla del pantalón y pude comprobar que era enorme, quizás la más grande que había visto nunca. ¿Aquello iba a entrar dentro de mí?
Fue en ese momento cuando hizo algo que no me esperaba, me cogió del pelo y me ordenó que abriera bien grande la boca. Nada más hacerlo metió toda su polla en mi boca, mmmm hasta el fondo... Me estaba follando la boca y me estaba encantando. El se movía con fuerza, su polla entraba y salía de mi boca cada vez más rápido, a cada embestida con más fuerza. Era enorme!! Casi no me cabía en la boca de lo grande que era, y cada vez que me imaginaba lo que vendría después, me mojaba un poquito más... Mientras me la comía, me decía que hacía tiempo que no se la comían tan bien, y que sabía que yo le iba a hacer gozar mucho con mi boquita de puta…
Al cabo de un rato, paró, se apartó un poco y me miró...
- ¿Estás mojada verdad putita?
Y mientras lo decía, metió dos dedos más dentro de mí. Los sacaba y los metía, lentamente, haciéndome gemir de placer. Paraba y jugaba con mi clítoris, lo acariciaba suavemente, lo pellizcaba... Yo gemía cada vez más y parecía que aquello le estaba excitando tanto como a mí.
En mitad de mis gemidos, paró, y en seguida me metió toda su polla dentro, notándola bien dura y caliente dentro de mí. Ufff aquello terminó de calentarme y me mordí la mano para no gritar... Me follaba con fuerza, agarrándome de los hombros para empujar mejor, para clavármela bien adentro, quería follarme metiéndomela toda entera. Su polla me estaba volviendo loca! No dejaba de follarme, y yo no dejaba de susurrarle que quería más aún. Recuerdo que mientras me la clavaba, me repetía una y otra vez que yo era su zorra, y tenía que obedecerle, no podía hablar o dejaría de follarme y sería castigada. Cada vez se me hacía más difícil no hacer ruido hasta tal punto que me puso la almohada en la boca para que la mordiera y así, no despertar a mis padres y tener que dejar aquel encuentro furtivo.
Sus embestidas eran cada más fuertes, más violentas pero a la vez más placenteras. De repente, la sacó entera y empezó a jugar con mi clítoris, frotaba su polla contra él, metía dentro de mí su capullo y lo volvía a sacar, dejándome con ganas de tenerla otra vez dentro. Y así siguió un rato, hasta que me ordenó que me diera la vuelta, que quería probar mi culito y no podía negarme o por el contrario, me terminaría castigando. Decidí que por ahora me portaría bien, quizá luego haría que me castigara, únicamente por curiosidad.
Así que me di la vuelta y me puse a cuatro patitas, dejando en frente de él mi culo bien abierto. Fue bueno conmigo y no la metió directamente sino que pasó su lengua primero, mojándolo bien, notando como su lengua intentaba entrar en mi culito bien estrecho. Después, metió un dedo para empezar a abrirme, y lentamente lo sacaba y lo metía, muy despacito, para que lo notara bien al entrar y salir; luego lo hizo con dos dedos, también muy despacito pero metiéndolos hasta el fondo. Pronto pasó a hacerlo con más rapidez, y finalmente, metió tres dedos en mi ya no tan estrecho culito.
Siguió jugando un rato, hasta que los sacó y fue cuando creí que me follaría ya… pero no lo hizo, los metió de nuevo en mi coñito, entrando y saliendo con fuerza, me dijo que quería verme bien empapadita antes de follarme el culo, que como buen amo, no me dejaría sin placer. Entonces los sacó y me dijo que mordiera bien la almohada porque me iba a enterar…
Y de un golpe, me metió toda su polla entera en el culo haciéndome gritar de dolor y a la vez, de placer. Comenzó a follarme bien fuerte, me agarraba por las caderas y me clavaba toda su polla entera en el culo mientras yo no dejaba de gritar pero por suerte, mis gritos se ahogaban en la almohada; me agarró de los brazos, me los puso hacia atrás y me los sujetó en la espalda, para tenerme completamente a su merced y pudiese follarme bien duro mientras quedaba sometida a él y a su pasión desenfrenada.
Continuó con ese ritmo acelerado un buen rato…lo mezclaba con azotes a veces suaves, y otras no tanto, que hicieron que llegase al orgasmo en un par de ocasiones. Llegó un momento en el que no pudo más, no pudo aguantar la presión de mi culo en su polla y se apartó cuando me avisó de que se iba a correr. Sabía que nunca se habían corrido ni encima de mi, ni en mi boca pero al mirarme, supe que el quería ser el primero en hacerlo. Se acercó a mí y me miró, y ya no hicieron falta palabras, sabía lo que tenía que hacer; acerqué mis labios a su ya bien dura polla, abrí la boca y esperé a recoger todo con la lengua…
No tardó en correrse entre gemidos y suspiros mientras me sujetaba la cabeza para que no me moviera y fuese buena y obediente con él. Me llenó la boca… tanto que un poco cayó hasta mis tetas. Después de eso se quedó muy quieto, sin fuerzas ni para decirme nada. Le oía respirar, intentando recuperar el aliento después de aquello, se encontraba delante de mí pero ya no me tocaba, únicamente le oía en la oscuridad.
Cuando se recuperó, oí como se vestía, noté el peso de su cuerpo al sentarse en el borde de la cama. Entonces fue cuando se acercó a mí y me dio un dulce beso en los labios, un simple roce de ambos. Supe que esa era la despedida así que me volví a meter en la cama y entonces, de puro agotamiento, me quedé dormida.
A la mañana siguiente, lo primero que pensé fue que todo aquello había sido un agradable y delicioso sueño; sin embargo, en el borde de la cama vi una tarjeta de algún local “ la rosa negra”, por lo visto, un sex shop… Le di la vuelta para ver si había algo escrito por la otra cara que me aclarara todo aquello y vi unas palabras: “ hoy a las 10 de la noche. Te espero, Jose”. …
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