Alguna vez habéis fantaseado con hacerlo con un desconocido? Yo también, y por suerte, esa fantasía se me hizo realidad.
Era un día cualquiera en la playa. Estaba con mis amigas tomando el sol tranquilamente cuando al darme la vuelta, me fijé en que detrás de mi había un chico guapísimo. Nuestras miradas se encontraron y en seguida noté como un calor iba invadiendo mi cuerpo. Era una sensación rara, nunca me había pasado pero aquel chico me atraía de una manera increíble.
Aquello no podía ser, necesitaba refrescarme así que me metí en el agua. Fui alejándome poco a poco de la orilla hasta llegar a un sitio donde no había nadie cerca. Necesitaba hacer algo para relajarme, aquel chico me había puesto a mil sin ni siquiera tocarme. Noté como mis pezones estaban bien duros gracias a él. Lentamente, mi mano fue acariciando todo mi cuerpo, desde mis tetas, hasta llegar al lugar entre mis piernas, tan caliente y húmedo. Mis dedos recorrieron todo, lo tocaron todo, haciendo que mi deseo aumentará cada vez más. De repente, noté como algo me tocaba la pierna y me asusté. Algo me había rozado y no sabía que era, de lo que si estaba segura era de que era demasiado grande para ser un pez. ¿Alguien habría visto lo que estaba haciendo? Decidí no arriesgarme más y volver a la playa.
Al llegar me tumbé en mi toalla y disimuladamente, me giré para ver a aquel chico. Él no me veía así que aproveché para mirarle bien y deleitarme viendo aquel magnífico cuerpo. De nuevo noté aquel calor, aquella pasión y lujuria que me llenaba el cuerpo. No pude más y fui a los baños del chiringuito más cercano, necesitaba aliviarme. Al entrar, alguien me empujó contra el baño haciendo que me metiese rápidamente en él. No me dio tiempo a ver quien era por lo que me asusté, pensaba que algún loco iba a violarme. Cual fue mi sorpresa al ver que mi querido “violador” era ese chico de la playa. Me apoyó contra la puerta del baño y empezó a besarme de una manera como nunca me habían besado. En nuestros besos se notaba la pasión que sentíamos. Una de sus manos agarró mi culo mientras que la otra se dedicó a tocarme entera. No dejó ni una sola parte de mi cuerpo sin tocar. Su mano acarició mis tetas, las masajeó suavemente a pesar de lo violentos y excitantes que eran sus besos. Pellizcó suavemente mis pezones, haciendo que se pusieran aún más duros de lo que ya estaban mientras su boca se dedicaba a besar mi cuello.
Poco a poco su boca bajó a mis tetas, las lamió y chupó como si se le fuese la vida en ello y a mi me mataba de placer haciendo que mis jadeos rápidamente se convirtieran en suaves gemidos. Él cada vez se pegaba más a mí haciendo que su polla bien dura se clavase en mi cuerpo. Ninguno de los dos podía mas, necesitaba sentirle dentro de mí. Y en ese momento, fue como si leyera mi pensamiento. Me quitó muy rápidamente mi braguita de bikini y el se quitó su bañador y de una sola embestida, me penetró. No pude disimularlo y mi grito de placer se oyó por todo el baño. Eso le puso aún más y sus embestidas fueron cada vez más rápidas, más violentas. Agarraba mi culo para pegarme más a él, para que notase bien al fondo su polla. Aquello me estaba matando de placer, no dejaba de gritar. Le pedía más y más y él no dejaba de penetrarme.
No tardamos en corrernos, los dos a la vez; y os aseguro que el orgasmo que tuve fue fantástico. Espasmos de placer recorrían todo mi cuerpo, mis gritos fueron más fuertes que nunca y yo pensaba que aquel orgasmo no terminaría nunca. El placer que sentí fue.. increíble, simplemente indescriptible. Al terminar nos vestimos, nos besamos dulcemente y salimos del baño. Cada uno se fue por su lado y nunca más he vuelto a verle. Eso sí… nunca podré olvidar aquel estupendo polvo en los baños.
Era un día cualquiera en la playa. Estaba con mis amigas tomando el sol tranquilamente cuando al darme la vuelta, me fijé en que detrás de mi había un chico guapísimo. Nuestras miradas se encontraron y en seguida noté como un calor iba invadiendo mi cuerpo. Era una sensación rara, nunca me había pasado pero aquel chico me atraía de una manera increíble.
Aquello no podía ser, necesitaba refrescarme así que me metí en el agua. Fui alejándome poco a poco de la orilla hasta llegar a un sitio donde no había nadie cerca. Necesitaba hacer algo para relajarme, aquel chico me había puesto a mil sin ni siquiera tocarme. Noté como mis pezones estaban bien duros gracias a él. Lentamente, mi mano fue acariciando todo mi cuerpo, desde mis tetas, hasta llegar al lugar entre mis piernas, tan caliente y húmedo. Mis dedos recorrieron todo, lo tocaron todo, haciendo que mi deseo aumentará cada vez más. De repente, noté como algo me tocaba la pierna y me asusté. Algo me había rozado y no sabía que era, de lo que si estaba segura era de que era demasiado grande para ser un pez. ¿Alguien habría visto lo que estaba haciendo? Decidí no arriesgarme más y volver a la playa.
Al llegar me tumbé en mi toalla y disimuladamente, me giré para ver a aquel chico. Él no me veía así que aproveché para mirarle bien y deleitarme viendo aquel magnífico cuerpo. De nuevo noté aquel calor, aquella pasión y lujuria que me llenaba el cuerpo. No pude más y fui a los baños del chiringuito más cercano, necesitaba aliviarme. Al entrar, alguien me empujó contra el baño haciendo que me metiese rápidamente en él. No me dio tiempo a ver quien era por lo que me asusté, pensaba que algún loco iba a violarme. Cual fue mi sorpresa al ver que mi querido “violador” era ese chico de la playa. Me apoyó contra la puerta del baño y empezó a besarme de una manera como nunca me habían besado. En nuestros besos se notaba la pasión que sentíamos. Una de sus manos agarró mi culo mientras que la otra se dedicó a tocarme entera. No dejó ni una sola parte de mi cuerpo sin tocar. Su mano acarició mis tetas, las masajeó suavemente a pesar de lo violentos y excitantes que eran sus besos. Pellizcó suavemente mis pezones, haciendo que se pusieran aún más duros de lo que ya estaban mientras su boca se dedicaba a besar mi cuello.
Poco a poco su boca bajó a mis tetas, las lamió y chupó como si se le fuese la vida en ello y a mi me mataba de placer haciendo que mis jadeos rápidamente se convirtieran en suaves gemidos. Él cada vez se pegaba más a mí haciendo que su polla bien dura se clavase en mi cuerpo. Ninguno de los dos podía mas, necesitaba sentirle dentro de mí. Y en ese momento, fue como si leyera mi pensamiento. Me quitó muy rápidamente mi braguita de bikini y el se quitó su bañador y de una sola embestida, me penetró. No pude disimularlo y mi grito de placer se oyó por todo el baño. Eso le puso aún más y sus embestidas fueron cada vez más rápidas, más violentas. Agarraba mi culo para pegarme más a él, para que notase bien al fondo su polla. Aquello me estaba matando de placer, no dejaba de gritar. Le pedía más y más y él no dejaba de penetrarme.
No tardamos en corrernos, los dos a la vez; y os aseguro que el orgasmo que tuve fue fantástico. Espasmos de placer recorrían todo mi cuerpo, mis gritos fueron más fuertes que nunca y yo pensaba que aquel orgasmo no terminaría nunca. El placer que sentí fue.. increíble, simplemente indescriptible. Al terminar nos vestimos, nos besamos dulcemente y salimos del baño. Cada uno se fue por su lado y nunca más he vuelto a verle. Eso sí… nunca podré olvidar aquel estupendo polvo en los baños.
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