Esta es mi primera entrega de la sección “Relatos” y quería compartirles una de mis experiencias.
Luciana es abogada y nos conocimos por intermedio de un amigo en común, el cual me la presentó con el objeto de asesorarme en un reclamo comercial que yo quería efectuar. Creo que nos gustamos desde el primer momento, a cada rato nuestras miradas se cruzaban de ésa manera que ustedes conocen y, ésa misma noche, decidí que tenía que ser mía. A los pocos días, y con el pretexto de charlar sobre mi asunto, la invité a tomar un café. Ninguno de los dos parecía muy animado de darle mucho tiempo a la charla profesional y, al cabo de unos minutos, ya estábamos tratando de saber todo de nuestras respectivas vidas personales, yo le comenté que estaba separado y ella me contó que estaba envuelta en uno de ésos noviazgos largos y tediosos.
Me encantaba su sonrisa, es una mina muy rica, delgada, pero con una figura muy definida y un tono de voz que me ratoneaba demasiado. Luego del café, la invité a dar una vuelta en moto, era la noche de un día de semana y la calle estaba casi vacía, ella me agarraba fuerte cruzando sus manos sobre mi pecho y sus tetas se aplastaban contra mi espalda. Le pregunté si quería conocer mi negocio y, luego de una sonrisa cómplice, nos pusimos en marcha. El local de mi negocio tenía un gran salón principal y en la parte trasera había una segunda habitación con baño en la cual yo me había armado un pequeño bulo con cama, sillones y todo lo necesario para una ocasión como aquella, al ver eso, ella me sonrió muy pícara. Me senté en el sillón grande con ella encima, la besé muy dulcemente, saboreándola, un rico perfume salía de su cuello cada vez que mi lengua se lo recorría. Le desprendí el corpiño y sus tetas me llenaron la cara, eran más bien chicas, pero con una forma redondeada y los pezones bien paraditos, casi me entraban completas en la boca y a ella parecía enloquecerla, me tragaba su tetita y con mi lengua le masajeaba el pezón mientras ella gemía en mi oído.
La llevé a la cama y le susurré que quería saborearla, se sacó el pantalón y ya con las piernas abiertas, le comencé a mordisquear la conchita por encima de la bombacha. Ella se agarró la cabeza con las manos y se dejó llevar, le corrí la bombacha hacia un costado, tenía una concha divina, apenas un triángulo de vello muy cortito y los labios mojados y abiertos como si fueran dos pequeñas alas, le besé primero la entrepierna y luego mi lengua la recorrió de abajo hacia arriba, “Ay amor, qué rico” me dijo mientras yo me llenaba la boca con sus jugos y le metía la lengua en la entrada de su concha, luego bajé hasta el hoyo de su culo y me dispuse también a saborearlo, ella giró su cuerpo quedando boca abajo y, levantando su cintura, le entregó su culo a mi boca. Le metí la lengua suavemente en el hoyo, tenía un sabor que aún hoy me pone loco cuando me acuerdo, mi lengua entraba un poco y ella se volvía loca. En un segundo, mi pantalón y mi boxer salieron volando, tenía la poronga hinchada y venosa, se la refregué en la entrada de su concha y le dije que se la metiera, ella se dio vuelta y otra vez frente a mí, me agarró la pija con una mano y se la empezó a meter.
No me considero un tipo armado, pero tengo casi 18 cm. y se me pone muy dura. A ella le costó un poco hacerla entrar, pero ya con la mitad adentro, le empujé el resto muy suavemente y de una sola vez. Yo sentía que su conchita me envolvía todo, levanté sus piernas hasta mis hombros, la calcé bien, y me empecé a mover sin sacarle la pija de adentro, la cabeza de mi amigo chocaba con el fondo de su concha y ella se estremecía de placer, “Te siento en la garganta” me decía. Casi con desesperación, se sacó la pija de adentro y empezó a chupármela fuerte, quería metérsela a toda en la boca mientras me pajeaba desde el tronco. Se subió encima mío y luego de ponerla adentro de nuevo, juntó sus piernas a lo largo y se empezó a mover, nunca vi otra mina que hiciera la misma posición, me pedía por favor que no acabara antes que ella y yo le dije “Cojéme tranquila Bebé, yo te voy a dar la leche después” Parece que eso la terminó de soltar, porque acabó ahí, casi gritando y abrazándome muy fuerte.
Nos quedamos un par de minutos mimándonos y me dijo: “Quiero que acabés adentro mío, pero estoy en los días peligrosos” Yo le pedí que me diera el culo, ella sonrió diciendo: “Hace tres años que mi novio me lo quiere hacer y nunca pudo porque me duele mucho” Yo le dije que me dejara intentarlo, ella se dio vuelta poniéndose en cuatro patas y pensando que seguramente pasaría lo mismo de siempre.
Hace mucho tiempo me enseñaron a hacer acabar primero a la mujer, antes de hacerle el orto, ya que luego del orgasmo, todo su cuerpo está mucho más relajado. Yo empecé a meterle mi lengua en el culo y mientras entraba y salía, le bombeaba saliva adentro del hoyo. Al cabo de unos minutos, su agujero estaba abierto y más elástico. Me agarré la pija, tenía la cabeza muy hinchada, le puse más saliva y se la empecé a empujar suavemente, sentía su culo como si fuera un embudo que se iba abriendo a medida que la cabeza entraba, le dije que se abriera el orto con sus manos y me cogiera la pija “Me duele un poco, pero quiero que la metás a toda” me dijo, yo le di un par de bombazos firmes más y me quedé quieto con toda mi pija adentro de su culito divino, la dejé que se acostumbrara a tenerla adentro y me empecé a mover más fuerte, sentía que los huevos se me hinchaban, ella me decía “Ay amor, ay amor” mientras yo se la sacaba casi a toda, para volver a metérsela adentro. Cuando sentí venir mi orgasmo, se la puse hasta el fondo y, sin moverme, lo aguanté apretando todo lo que pude. Un chorro de mi leche le explotó adentro del culo y luego otro y otro más, yo sentía que me vaciaba adentro de ella y una electricidad me recorría desde los pies a la cabeza, ella gritaba de placer y dolor mientras dejaba caer su cabeza en la almohada. Me quedé un rato adentro de ella, su culo me apretaba la pija hinchada, se la saqué despacio y mientras le abría las nalgas con mis manos, pude verle el hoyo bien abierto y con mi leche saliéndole de adentro a chorros, “Me rompiste bien el culo y me encantó que seas vos” me dijo, mientras nos besábamos.
Fin.
Y enjoy, Compadre !!! ;)
Luciana es abogada y nos conocimos por intermedio de un amigo en común, el cual me la presentó con el objeto de asesorarme en un reclamo comercial que yo quería efectuar. Creo que nos gustamos desde el primer momento, a cada rato nuestras miradas se cruzaban de ésa manera que ustedes conocen y, ésa misma noche, decidí que tenía que ser mía. A los pocos días, y con el pretexto de charlar sobre mi asunto, la invité a tomar un café. Ninguno de los dos parecía muy animado de darle mucho tiempo a la charla profesional y, al cabo de unos minutos, ya estábamos tratando de saber todo de nuestras respectivas vidas personales, yo le comenté que estaba separado y ella me contó que estaba envuelta en uno de ésos noviazgos largos y tediosos.
Me encantaba su sonrisa, es una mina muy rica, delgada, pero con una figura muy definida y un tono de voz que me ratoneaba demasiado. Luego del café, la invité a dar una vuelta en moto, era la noche de un día de semana y la calle estaba casi vacía, ella me agarraba fuerte cruzando sus manos sobre mi pecho y sus tetas se aplastaban contra mi espalda. Le pregunté si quería conocer mi negocio y, luego de una sonrisa cómplice, nos pusimos en marcha. El local de mi negocio tenía un gran salón principal y en la parte trasera había una segunda habitación con baño en la cual yo me había armado un pequeño bulo con cama, sillones y todo lo necesario para una ocasión como aquella, al ver eso, ella me sonrió muy pícara. Me senté en el sillón grande con ella encima, la besé muy dulcemente, saboreándola, un rico perfume salía de su cuello cada vez que mi lengua se lo recorría. Le desprendí el corpiño y sus tetas me llenaron la cara, eran más bien chicas, pero con una forma redondeada y los pezones bien paraditos, casi me entraban completas en la boca y a ella parecía enloquecerla, me tragaba su tetita y con mi lengua le masajeaba el pezón mientras ella gemía en mi oído.
La llevé a la cama y le susurré que quería saborearla, se sacó el pantalón y ya con las piernas abiertas, le comencé a mordisquear la conchita por encima de la bombacha. Ella se agarró la cabeza con las manos y se dejó llevar, le corrí la bombacha hacia un costado, tenía una concha divina, apenas un triángulo de vello muy cortito y los labios mojados y abiertos como si fueran dos pequeñas alas, le besé primero la entrepierna y luego mi lengua la recorrió de abajo hacia arriba, “Ay amor, qué rico” me dijo mientras yo me llenaba la boca con sus jugos y le metía la lengua en la entrada de su concha, luego bajé hasta el hoyo de su culo y me dispuse también a saborearlo, ella giró su cuerpo quedando boca abajo y, levantando su cintura, le entregó su culo a mi boca. Le metí la lengua suavemente en el hoyo, tenía un sabor que aún hoy me pone loco cuando me acuerdo, mi lengua entraba un poco y ella se volvía loca. En un segundo, mi pantalón y mi boxer salieron volando, tenía la poronga hinchada y venosa, se la refregué en la entrada de su concha y le dije que se la metiera, ella se dio vuelta y otra vez frente a mí, me agarró la pija con una mano y se la empezó a meter.
No me considero un tipo armado, pero tengo casi 18 cm. y se me pone muy dura. A ella le costó un poco hacerla entrar, pero ya con la mitad adentro, le empujé el resto muy suavemente y de una sola vez. Yo sentía que su conchita me envolvía todo, levanté sus piernas hasta mis hombros, la calcé bien, y me empecé a mover sin sacarle la pija de adentro, la cabeza de mi amigo chocaba con el fondo de su concha y ella se estremecía de placer, “Te siento en la garganta” me decía. Casi con desesperación, se sacó la pija de adentro y empezó a chupármela fuerte, quería metérsela a toda en la boca mientras me pajeaba desde el tronco. Se subió encima mío y luego de ponerla adentro de nuevo, juntó sus piernas a lo largo y se empezó a mover, nunca vi otra mina que hiciera la misma posición, me pedía por favor que no acabara antes que ella y yo le dije “Cojéme tranquila Bebé, yo te voy a dar la leche después” Parece que eso la terminó de soltar, porque acabó ahí, casi gritando y abrazándome muy fuerte.
Nos quedamos un par de minutos mimándonos y me dijo: “Quiero que acabés adentro mío, pero estoy en los días peligrosos” Yo le pedí que me diera el culo, ella sonrió diciendo: “Hace tres años que mi novio me lo quiere hacer y nunca pudo porque me duele mucho” Yo le dije que me dejara intentarlo, ella se dio vuelta poniéndose en cuatro patas y pensando que seguramente pasaría lo mismo de siempre.
Hace mucho tiempo me enseñaron a hacer acabar primero a la mujer, antes de hacerle el orto, ya que luego del orgasmo, todo su cuerpo está mucho más relajado. Yo empecé a meterle mi lengua en el culo y mientras entraba y salía, le bombeaba saliva adentro del hoyo. Al cabo de unos minutos, su agujero estaba abierto y más elástico. Me agarré la pija, tenía la cabeza muy hinchada, le puse más saliva y se la empecé a empujar suavemente, sentía su culo como si fuera un embudo que se iba abriendo a medida que la cabeza entraba, le dije que se abriera el orto con sus manos y me cogiera la pija “Me duele un poco, pero quiero que la metás a toda” me dijo, yo le di un par de bombazos firmes más y me quedé quieto con toda mi pija adentro de su culito divino, la dejé que se acostumbrara a tenerla adentro y me empecé a mover más fuerte, sentía que los huevos se me hinchaban, ella me decía “Ay amor, ay amor” mientras yo se la sacaba casi a toda, para volver a metérsela adentro. Cuando sentí venir mi orgasmo, se la puse hasta el fondo y, sin moverme, lo aguanté apretando todo lo que pude. Un chorro de mi leche le explotó adentro del culo y luego otro y otro más, yo sentía que me vaciaba adentro de ella y una electricidad me recorría desde los pies a la cabeza, ella gritaba de placer y dolor mientras dejaba caer su cabeza en la almohada. Me quedé un rato adentro de ella, su culo me apretaba la pija hinchada, se la saqué despacio y mientras le abría las nalgas con mis manos, pude verle el hoyo bien abierto y con mi leche saliéndole de adentro a chorros, “Me rompiste bien el culo y me encantó que seas vos” me dijo, mientras nos besábamos.
Fin.
Y enjoy, Compadre !!! ;)
1 comentarios - Mi historia con Luciana