EL CUMPLE DE MI AMIGA:
El Sábado tuve el cumpleaños de mi amiga en un boliche. La verdad que no tenía muchas ganas de ir sabía que me iba a aburrir; pero no podía ser mala onda, así que puse la mejor onda y fui. Para animarme un poco, busqué alguna ropa que fuera linda. Encontré un vestido negro que me había regalado hace varios años un amigo; era un vestido de una colección exclusiva, comprado en un sexshop; así que era muy, tal vez demasiado insinuante. Color negro, muy pegado al cuerpo, cortito. Pensar que antes no lo usaba porque me marcaba la pancita; pero como bajé muchísimo de peso ya ni panza tengo, así que tengo que reconocer que me queda muy bien; pero, insisto, me parecía demasiado insinuante para un cumpleaños... no me importó mucho, me lo puse igual. Me dejé mi nuevo peinado caribeño, me puse unos zapatos altos, charolados que hacía muchos años que no usaba, medias negras. Como, desde hace ya varios meses, le di mucha bolilla a la ropa interior. No se por qué, antes me ponía cualquier ropa interior, pero desde hace unos meses, no sé a qué se deberá, antes de salir, me fijo muy bien en la ropa interior que me pongo, supongo que para estar preparada por cualquier cosa... uno no sabe que sorpresas le depara la noche al salir y, la verdad, tengo que estar preparada para cualquier sorpresita es más, me compré algunos conjuntos que reconozco bastante eróticos, esto último por culpa del cumpleaños de otra amiga, que, cuando tuvimos que comprarle el regalo, fui a un sexshop en la calle Sarmiento entre Rioja y San Luis para comprarle un babydol; allí descubrí que en este lugar había cosas que me seducían y no son caras; así que me compré ahí varias cositas. En fin, me puse un conjunto que me compré la semana pasada, de raso tipo leopardo. Es realmente hermoso, muy suave al tacto y terriblemente erótico a la vista. Mientras iba en el auto, los tipos me gritaban cosas, es que una mujer atractiva es más atractiva aún manejando un auto nuevo. Un tipo le dijo a otro: -Mirá esa rubia perra!-. Eso me gustó mucho, realmente me gusta
sentirme una rubia perra. Cuando llegué al boliche me di cuenta que todos me miraban, mi amiga me dijo: -Me parece que se te fue la mano -Ya lo sé- le contesté, -pero desde hace un tiempo me gusta provocar y no tengo que darle explicaciones a nadie- Era una cena con show. Había de todo, show cómico, una pareja bailando salsa, otra tango, pero hubo algo en particular... streepers. La verdad, muchísimas veces vi show de streepers y jamás me habían llamado la atención; pero esta vez... no sé... me sedujeron un montón. En un momento subió un streeper a hacer un show muy sensual y fue terrible la sorpresa cuando bajó del escenario, me agarró de la mano y me pidió que subiera. Primero no quise, pero enseguida me sentí atraída por esa masa de músculos, esa cara perfecta, ese pelo largo, ese hombre sensual, erótico, apetecible. Subí al escenario, lo primero que hizo fue pasarme sus manos por todo mi cuerpo, me acarició lentamente, los brazos, las piernas, los pechos, después me puso de espaldas y apoyó su miembro en mi cola, noté que todos se sorprendieron cuando quebré mi cintura, haciendo que mi cola se corriera más atrás para apoyarse aún más en el pene del streeper. Los hombres y mujeres del público empezaron a gritar asintiendo lo que había hecho. El baile erótico continuó, junto con los roces, las caricias y las apoyadas. En un momento me apoyó de frente a la pared, de espaldas a él, me acarició apasionadamente, se agachó pasando sus manos por el costado de mi cuerpo y cuando comenzó a levantarse, a la vez fue levantando mi vestido mientras pasaba su lengua por mis piernas, mi cola, mi espalda. Eso me gustó mucho.. Con firmeza me dio vuelta poniéndome de frente a él, volvió a agacharse y al subir hizo lo mismo, pasando su lengua por mi cuerpo y haciéndome erizar los pelos, todo el mundo notó mi excitación. Allí estaba yo, en un gran estado de locura sexual, seducida por un streeper. En eso me tiró al suelo, boca arriba se tiró sobre mi y haciendo eróticos movimientos volvimos locos a toda la gente. Puso su mano en mis pechos, yo agarré su pene que estaba durísimo y no toleré la tentación de apoyarlo en mi entrepierna, lo rodeé con mis piernas por su cintura y lo apreté para sentirlo. Estábamos casi haciendo el amor, ahí delante de todo el mundo... y el que estuvieran viéndome me gustó mucho. En ese momento terminó la canción, él me levantó y todo el mundo estalló en gritos y aplausos. Cuando bajé, los hombres se acercaban para decirme cosas totalmente irreproducibles. Me gustaba sentirme una puta, la más puta de la fiesta. El show terminó, llegó el momento de ir a bailar. De más está decir que todos querían bailar conmigo. En un momento estaba bailando con tres hombres a la vez, cuando sentí que un brazo firme me tiraba para el costado. Era él Fernando, el streeper. Me
agarró firmemente de la cintura haciéndome bailar. Acercó su boca a mi oído y muy sensualmente me dijo: -Me gustó mucho lo que hicimos-. No le contesté, sólo lo miré insinuantemente, pero eso valió más que mil palabras, me tomó de la mano y me llevó, yo me dejé llevar. Llegamos a un lugar detrás del escenario donde había una cama con luces fucsias y un perfume muy sensual. Me abrazó y me besó muy tiernamente.. Bailamos sensualmente mientras nos besábamos durante varios minutos. En eso me dijo al oído: -Querés más?-. -Si, mucho más- le contesté. -Y querés que lo hagamos con eso?- me preguntó mostrándome una filmadora que había en un rincón. El pensar que nos iban a filmar cogiendo me calentó muchísimo. -Si, quiero que nos filmes- le dije.
Prendió la cámara. Se acercó a mi y con increíble dulzura me abrazó. Mi cuerpo se estremeció de pies a cabeza. Entre sueños y realidades alargué mi brazo y le acaricie el culo, él al sentir mis manos tocando su cuerpo, tomó una bocanada de aire, la retuvo
unos instantes y luego la soltó lentamente, estaba gozando. No podía creer lo que estaba pasando. Pensé que era mi propia fantasía la que me hacia vivir esa excitante situación. Pero mi mano siguió acariciando el trasero duro y erguido que había observado antes mientras bailaba, el que me había llevado a tal deseo. El se excitaba cada vez más. Sus dedos se movían suavemente por mi piel, que sentía completamente erizada, sus labios se entreabrieron y su lengua asomó ente sus dientes para meterse en mi boca. Su respiración era cada vez más profunda... Yo me mordisqueaba mis propios labios y entornaba los ojos, como muestra evidente del placer al que no pensaba renunciar. El apretaba sus manos en mis nalgas fuertemente. Lentamente comenzó a sacarme la ropa, eróticamente como sólo un streeper sabe hacerlo, me sacaba ese conjuntito de leopardo que antes había mirado excitándolo aún más. Descubrió mis pezones erguidos, duros, deseosos de ser succionados y no tardó en cumplir mi íntimo deseo. Con firmeza y ternura, mucha ternura y gran suavidad me hizo recostar en la cama boca arriba, sin dejar de besarme los pechos. Para ese momento yo estaba muy transpirada y con mi entrepierna increíblemente mojada, él percibió eso y pasándome su lengua por la panza, bajó hasta allí donde el deseo estallaría. Mientras me lamía, me miró y dulcemente me dijo -Mmmm, hace muchos años que te deseo, desde que te vi en aquella primera fiesta que hicieron ustedes- Nunca pensé que ese hombre increíblemente hermoso, tan deseado por mujeres se había fijado en mi. -Vas a tener un gran orgasmo con mi lengua- me dijo. Me lamió, metía y sacaba su lengua de mi vagina, me succionaba el clítoris, todo muy pero muy suave, mientas sus dedos resbalaban por todo mi cuerpo. Mis movimientos felinos se aceleraron al sentir el gran cosquilleo en mi. Estaba teniendo un orgasmo, suave, lento pero intenso, los golpes en mi interior comenzaron, fue una gran serie de orgasmos que no paraban. Me relajé y descansé un segundo. Enseguida me levante -te deseo- le dije, besando dulcemente y rozando con mis labios todo ese cuerpo fibroso. Mis besos rodaron por su pecho sus piernas, sus brazos, su cuello, me enredaba en sus vellos y eso me encantaba, mientras su mano acariciaba toda mi piel.
Me sentó en la cama, él se paró en el suelo dejando su pene delante de mi deseosa boca. No se en qué momento nos sacamos todas las ropas, estábamos desnudos... y su pene allí, erecto apuntándome. El me tomó de la cabeza y me llevó hasta que mis labios rozaron su miembro. Sentí que me babeaba de deseo, abrí mi boca y sentí esa pija entrar en ella. Pensé ¿Como mi boca tan pequeña podía abarcar tanto músculo? Mi garganta no parecía tener final, su pene se metía completamente en ella. Lo sentía palpitar sobre mi lengua, mientras él luchaba por retener la inminente eyaculación, tanta excitación
me hacia perder el control y a él también. -Acábame en la boca- le dije casi desesperadamente.. Entonces aceleró más sus movimientos hasta estallar en un grito de placer cuando su leche llegó hasta mi garganta. Se tiró sobre la cama. Me acarició, tan dulce y suave que no podía cree que semejante macho, fuerte, viril, pudiera ser tan tierno. Se levantó me miró y me dijo: -Te acordás de Gustavo?. -Si- le dije. Volvió,
está afuera querés que lo haga pasar?. El corazón comenzó a latirme desesperadamente y no sólo el corazón me latía. El Gustavo, ese hombre que deseé tantas veces estaba ahí. Tan cerca... y yo allí, desnuda... Miré hacia la puerta y allí estaba esa otra inmensa y deseada masa de músculos. -Vení Gustavo, dos hombres para mi...
Continuación
....Qué gran sorpresa fue para mi ver entrar a Gustavo después de tanto tiempo. Ahí estaba él, esa masa muscular, con un jeans gastado y roto en algunos lugares, dejando escapar esos deseados bellos, una remera ajustada de mangas cortas, arremangada, por donde podían verse los tubos que tiene por brazos y marcaba eróticamente el pecho por donde dejaría resbalar mis manos y mi húmeda lengua en un rato. Al verlo lo deseé intensamente, quería arrancar toda esa ropa y deslizarme por ese cuerpo codiciado. Supe en ese momento que él sentía el mismo deseo.
Yo estaba allí, en la cama tapada sólo por una fina sábana de leopardo.
El se acercó lentamente, mirándome fijo a los ojos. Pensé que se iba a tirar sobre mi, pero no. Me dio un tímido beso en la mejilla y me dijo: -Sabés quiero romper con tu onda Sara Kay, me dejás que te vista como siempre quise verte. Lo miré a Fernando, que estaba sentado en la cama al lado mío, exhausto por lo que había ocurrido. –Si, confío en vos- le dije.
Sacó de un placard algunas ropas y comenzó a vestirme. Me puso una pollera de vinilo rojo muy corta y sumamente ajustada, un corset haciendo juego, también muy ajustado, unas medias brillosas un portaligas y un par de botas altas hasta arriba de la rodilla, todo rojo. Me miré al espejo y vi algo de lo más erótico. Lo mejor de todo fue cómo fue vistiéndome, primero me colocó la mini, con toda suavidad, como a mi me gusta me levanto un pie, el otro, la puso, fue subiéndola mientras rozaba con sus dedos mi piel erizada por el deseo, hizo retorcer con sus manos mi cadera para calzarla, mientras me
miraba fijamente a los ojos, sentí deseos de besarlo, luego me colocó el corset, me levantó los brazos, pasando sus manos mi cintura, mis pechos erguidos, llevándome los brazos hacia arriba. Una vez que lo había puesto, me puso de espalda, apoyó su miembro en mi cola para lograr que arquee mi espalda para poder atar las cintas de vinilo que ajustaban el corset, cuando las ajustó , mis senos saltaron hacia arriba, marcándose como si fuera talle 110. Llegó el momento de poner las medias, eso fue lo mas excitante, las colocó despacio, me sentó en una silla las comenzó a subir acercando su cara a mis piernas, llegando a sentir su respiración en mis pantorrillas, en la
parte delantera de mis piernas, en la parte interna de las piernas. El sabía que mi excitación se aceleraba paso a paso. Me puso de pie, con ternura y firmeza a la ves, me puso el portaligas y fijó las medias, en ese momento estaba tan cerca de mis piernas que no resistió la tentación de pasar la punta de su lengua por mi nalga, me retorcí al sentirla y sentí como se ponía mi piel de gallina. En ese momento instintivamente abrí las piernas, esperando deseosa que me pasara su lengua por la cola, pero no lo hizo, se
levantó dejándome desearlo, sentí como me humedecía. Luego me colocó las botas y me puso de frente al espejo, él se paró detrás mío, me tomó de las caderas y me acercó hacia él apoyando en mi cola todo su inmenso ser. –Y, te gusta?- me preguntó. -Me excita- le contesté.. Me di vuelta y lo vi a Fernando frotándose su miembro mientas nos miraba.
El también se vistió. Se puso un pantalón, una remera y unas botas de cuero negros. Fernando se quedó desnudo.
Los miré a los dos que estaban parados uno al lado del otro mirándome deseosos. Me acerqué a Gustavo y le mordí suavemente el cuello, algo que quise hacer siempre, desde que lo conocí. El me tomó de la cintura, me llevó hasta la cama, me acostó boca arriba y cuando pensé que iba a comenzar a tocarme, me sorprendió ver que agarró 5 tiras de ceda. Me miró fijamente y me dijo: -Vas a ser nuestra esclava sexual-. –Siiii!, hagan conmigo lo que quieran-.
Comenzaron a atarme entre los dos, muy suavemente. Con los brazos y las piernas abiertas me ataron a las puntas de la cama. Al terminar, usaron la quinta tira para vendarme los ojos.
Cuanto deseo, cuanto placer, cuanta excitación palpitando en todo mi cuerpo.
Me quedé varios segundos pensando qué iban a hacerme... todo era silencio... un minuto después empezó a sonar una música muy erótica. En ese momento sentí en mi oído una respiración y una voz que e decía: -Gozá...- y yo ya estaba gozando. Una lengua se deslizó por mi oreja derecha y otra por la izquierda, bajando juntas hasta el cuello. Mientras unos dedos rozaban apenas mis muslos. Todo en mi era una gran excitación, el no saber qué iba a pasarme me enloquecía. Comenzaron a rozar apenas la punta de sus lenguas por todas las partes desnudas de mi cuerpo, los brazos, el cuello, un pequeño
trozo de las piernas, la parte superior de los pechos, precisamente en este lugar, sentí varios tiernos mordiscos que hicieron acelerar mi respiración. Sentí una mano que tomó uno de mis pechos y lo apretó fuertemente, en ese momento, por lo apretado del corset, se asomó uno de mis pezones, podía sentir la respiración acelerada uno de ellos acercándose hacia el pezón, comenzó a lamérmelo, el otro destapó el otro pezón e hizo lo mismo. Como yo no podía ver la escena, la imaginaba: Dos machos infernales succionándome uno cada pezón. Así se quedaron largo rato. Yo sentía un inmenso deseo de tomar en mis manos una pija y llevarme la otra a la boca. Sentí como ellos
se descontrolaban de deseo. Sus manos empezaron a tocarme firmemente todo el cuerpo, las manos subían y bajaban tocando todo mi ser.
–Cojánme-, les dije. Ellos siguieron tocándome. En eso se detuvieron. Yo estaba desesperada. -Metanme la pija en la boca, cojanme- Ellos no hacían nada, me desesperé, no los sentía no los escuchaba, estaba desesperada de deseo. Moví la cabeza hacia un lado y hacia el otro para sacarme la venda, cuando lo logré, allí estaba ellos, mirándome uno al lado del otro. –-Suplicá que te cojamos-, me dijeron. -Si, cojanme, cojanme, métanme las pijas por donde quieran. Gustavo se acercó, se mojó el dedo y lo llevó a mi
entrepierna, yo no tenía bombacha puesta, me toco con la punta de su dedo húmedo la punta de mi clítoris, me retorcí, en eso Fernando acercó su pija a mi boca, me permitió tocarla sólo con la punta de mi lengua. Yo estaba desesperada. –Basta, cojanme!- grité desesperada. Entonces ahí Gustavo metió suavemente su dedo medio dentro mío, en el mismo momento que Fernando introducía su pija en mi boca. Me retorcí nuevamente. El grueso dedo de Gustavo salía y entraba dentro mío, yo abría las piernas todo lo que podía, mientras la pija de Fernando entraba y salía de mi boca.-Siiiii, asíiiiii,
máaaaassss- decía. En eso se detuvieron, yo los miré. Ellos se miraron Gustavo dijo –Quién se la coge primero, vos o yo?-. -y si la cogemos juntos?_ preguntó Fernando... En ese momento sentí algo muy extraño: miedo y excitación a la vez. Cerré los ojos apretándolos fuertemente, éste había sido el momento de mayor excitación de la noche. Me miraron, Fernando me preguntó. _Nos querés a los dos juntos?. –Siii- dije enloquecida de deseo. –Pero, alguna vez te hicieron la cola?- Si, ya me la metieron por atrás hasta la garganta- dije mirándolos insinuantemente.
Entonces Fernando se puso entre mis piernas y suavemente comenzó a meter su
lengua en mi vagina, mientras Gustavo me desataba. Podía sentir la pija de Gustavo pasando por todo mi cuerpo, ni bien me soltó las manos, lo primero que hice fue agarrar la pija de Gustavo y llevármela a la boca, la mordisqueé, la saboreé, la succioné. Sentía que un río de flujo y saliva había dentro mío. Gustavo se recostó en la cama, Fernando me tomó de la cintura, me hizo levantar, pasar mi pierna por arriba de Gustavo, agarró la pija de Gustavo con sus manos e hizo que me sentara suavemente sobre ella.
–Guauuuuu- qué sensación fue sentir esa pija tan deseada entrar dentro mío. Yo no podía dejar de mirar a Gustavo y de tocar esos músculos impresionantes. Empecé a moverme de arriba hacia abajo, de derecha a izquierda primero muy lento y después más rápido... tengo que reconocer que arriba es la posición que más disfruto. Al rato de estar así, sentí que las manos de Fernando me tomaban de la cintura empujándome hacia Gustavo hasta que mi pecho semi salido del corset tocó el suyo. Allí fue cuando me aflojó el corset y me lo sacó, entonces si, mis senos descansaron sobre los
erizados pelos del pecho de Gustavo, pude sentir su respiración en mi boca y no resistí la tentación de introducir mi lengua buscando la suya. Pasé mi lengua por sus labios, hasta encontrar esa lengua caliente, con la boca abierta, muy abierta, en un juego de lenguas nos besamos apasionadamente. El agarró fuertemente mi cabeza para meter su lengua más adentro. En ese momento sentí que algo tocaba mi cola, algo frió y viscoso, Gustavo no me dejó que diera vuelta mi cabeza, intuí que Fernando me estaba poniendo un gel... y así fue. Hizo jueguitos con su dedo embebido en gel dentro de mi culo que ya se había dilatado deseoso. Sin dejar de besarlo, dije: -Ya meteme la pija ya-. No lo dudó. Se recostó sobre mi espalda y comenzó a meter esa pija húmeda, caliente, temblorosa, en mi culo. –Aaaaaaa, siiiii movete- le dije. Los dos comenzaron a moverse acompasadamente. Todo mi ser comenzada a hincharse. Qué placer, que increíble placer, dos pijas adentro mío. –Siiii cojanme máaaasss mas mas mas, así más fuerte, mas mas! maaaaasssss!!!!! En ese momento estalló mi doble orgasmo, no podía dejar de
moverme porque los orgasmos no paraban. Repentinamente ellos se detuvieron, me recostaron boca arriba sobre la cama, tomaron cada uno una mano mía e hicieron que los pajee, de a ratos metiéndome las pijas en la boca, primero una, después la otra, las dos juntas. Ver esa escena era increíble. Hasta que comenzaron a acabar los dos juntos encima mío. La leche chorreaba por todo mi cuerpo. Toda esa leche caliente, espesa, exquisita.... Con sus mismos penes la desparramaron por todo mi cuerpo y la introdujeron en mi boca.
Qué inmenso placer... Todos caímos rendidos en la cama.
-Te gustó- me preguntó Gustavo. –Muchísimo- le contesté. –Te puedo hacer una pregunta, dijo Fernando. –Si-. Tuviste alguna vez sexo grupal?-. –Nooo jamás, le contesté-. -Te gustaría?- Lo pensé y la idea me calentó nuevamente, entonces, acariciándome yo misma mi entrepierna le dije: -Si-. –Entonces mañana te vamos a llevar a una fiestita, va a haber de todo, hombres mujeres, hombres bien machos travestidos, y ahí vale todo, querés?-. -Si- le contesté-. -Pero te voy aclarando algo... prepárate que ahí te vas a encontrar con alguien en especial... alguien que vos conocés muy bien y ni siquiera te imaginas que viene a nuestras fiestitas desde hace mucho
tiempo... te animás?-. –Desde hace un tiempo me animo a todo- le contesté.
Continuación
Nunca había ido a una fiestita, eso me ponía muy nerviosa, ansiosa, me daba mucho miedo y, reconozco que ese miedo me excitaba mucho más. Sabía que íbamos al departamento de otro streeper y que iba a haber varias personas, pero nada más.
No sabía que ponerme, nada me gustaba, me probé de todo y al final me decidí por un conjunto de ropa interior de leopardo, medias red negras y un conjuntito de pollera y remera de leopardo que me había comprado hacía mucho, pero que reformé ajustándolo bien y acortando la remera y la pollera. Me peiné con todos mis rulos bien desparramados, me pinté los labios de rojo fuerte, los ojos con mucho delineador, aros grandes de argollas; o sea, bien torra, bien puta.
Los pasé a buscar en mi auto a Fernando y Gustavo que vinieron con un amigo de ellos que me lo presentaron como Pablo, cuando me vieron llegar dijeron: -mmm qué puta!-. -Si, esta noche me siento muy puta y me gusta sentirme así. Gustavo se sentó al lado mío, Pablo y Fernando atrás. Iba manejando cuando comencé a sentir que la mano de Fernando, desde atrás comenzaba a rozarme la cintura, me hizo estremecer, cerré levemente los ojos, eso les demostró que estaba calentándome. No dejaron pasar la oportunidad de pasar un muy buen momento. Entonces Gustavo llevó su mano a mi pierna y con una suavidad increíble, apenas rozándome comenzó a acariciarla. Dos manos de dos hombres distintos en mi cuerpo me hicieron estremecer aún más. Gustavo acariciaba mi pierna, Fernando pasaba su mano por mi cintura y mi panza; no podía evitar el entrecerrar los ojos. Mmmm esas manos grandes fuertes recorriendo mi
cuerpo. Inconscientemente abrí levemente las piernas para indicarle a Gustavo que pusiera su mano en mi entrepierna y así lo hizo. En ese momento Fernando llevó su mano a mi pecho apretándolo muy fuerte. Qué placer, qué sensación. Miré por el espejo y vi que Pablo miraba la escena mientras se tocaba.
Últimamente tengo mucha necesidad de sexo y no quiero reprimirme más, así que busqué un lugar oscuro y paré el auto. Con los vidrios polarizados sabía que nadie iba a vernos. Ellos también se calentaron mucho cuando vieron que paré. Me quedé quieta
para sentir el roce de esas mano en mi cuerpo, me acariciaron suavemente entre los dos, todo el cuerpo. Sus manos recorrían mi cintura, mi panza, mis piernas, mis brazos. Yo tenía los ojos completamente cerrado y estaba inmóvil, sólo gozaba. Comencé a sentir que algo suave y muy húmedo recorría mi cuello, abrí los ojos, era la lengua de Pablo. Qué escena! un hombre acariciándome las piernas, la entrepierna, otro la cintura, los pechos y otro recorriendo mi cuello con su lengua, me hubiera gustado tener un espejo
para poder ver eso. En eso Pablo acercó su boca a mi oreja, me la humedeció y con una voz muy sensual me dijo: -Vení, pasate atrás- No lo dudé, me pasé, ellos tiraron los
asientos hacia delante para dejar más espacio y poder entrar los tres. Me senté, Fernando quedó detrás de mí, me recosté en el asiento apoyando mi cabeza en las piernas de él, delante mío quedó Pablo, que no perdió tiempo. Abrió mis piernas y comenzó a soplarme suavemente entre las piernas, nunca había imaginado que un soplido allí era tan excitante. Gustavo se estiró y pasó su lengua por mis labios cerrados, no abrí mi boca, dejé que los humedeciera así.
Un río comenzaba a mojar mi vagina. –Cójanme- les dije. Pablo, acercó su lengua a mi clítoris y apenas lo rozó, me retorcí de placer. – Si, chupámelo- Cómo me gusta que me pasen la lengua suavemente por el clítoris!!! Así lo hizo. Fernando tiró mi cabeza hacia atrás y comenzó a besarme con esos labios carnosos y suaves. Gustavo sin dudarlo supo que tenía ganas de que me pasara su lengua por mis tetas y no dudo en hacerlo.
Qué excitante es tener a muchos hombres... mi ratón, mi gran ratón lo estaba cumpliendo en mi auto... y eso no era nada, me calentaba aún más el pensar que después de esta fiestita que tenía en mi auto iba a estar en otra fiestita, donde seguramente iba a haber muchas más pijas y lenguas para mi. Agarré fuertemente la cabeza de Pablo con mis manos y la apreté con mis piernas para sentirlo aún más. Yo seguía retorciéndome de placer, mi respiración se había puesto muy pesada por la excitación, tenía mis ojos
fuertemente apretados aunque de a ratos los abría para poder ver lo que esos 3 hombres me estaban haciendo. Agarré la mano de Pablo, le humedecí el dedo medio y le pedí que me lo metiera adentro buscando ese punto que sabía me iba a llevar a un orgasmo
intenso y prolongado. Empezó a meterme su dedo gordo y largo despacio, yo podía sentir como todo mi interior se iba abriendo lentamente. Dejé escapar un suspiro que Fernando detuvo con su boca.. Gustavo seguía allí pasando su lengua por todo mi cuerpo. Pablo siguió hurgando con su dedo buscando mi punto G, en un momento lo
encontró y se quedó allí acariciándolo. –Siiii, asíiiii, asíiiiii. No podía dejar de retorcer mi cadera para acrecentar el placer. –Siiiii así, mové tu dedo adentro mío, más, más, más-. Los tres supieron que estaba a punto de tener un orgasmo, entonces intensificaron lo que estaban haciendo... y justo ahí, cuando estaba por estallar se detuvieron. –Sigan, sigan- les grité. No siguieron, cambiaron de posición. Cómo hicieron no se, a pesar del poco lugar los tres cambiaron de lugar, Gustavo se pasó atrás, se recostó y con
una fuerza increíble me levantó y me sentó sobre él, agarró su pija con la mano, la pasó por mi entrepierna, Pablo me levantó de la cintura y me sostuvo en el aire, mientras Gustavo hacía círculos con su pija en la entrada de mi concha para abrirla aún más y que su pija pudiera entrar entera. Pablo comenzó a bajarme lentamente, mientras yo podía sentir como esa pija dura entraba en mi. Volví a apretar fuerte mis ojos y una terrible bocanada de aire salió de mi boca. Podía sentir la terrible excitación que
había en los cuatro. Yo subía y bajaba, me movía en círculos, adelante y hacia atrás. En eso sentí que un par de manos fuertes me empujaban hacia delante, no se si fue Fernando o Pablo, pero uno de los dos comenzó a poner su dedo en mi cola, llevé la mano hacia atrás para sacarlo, le dije –nooooo eso noooooo- Alguien contestó –siiii eso siiiii- Gustavo agarró firmemente mi mano y la llevó a su boca, hizo que metiera mi dedo dentro de su boca mientras nos besábamos. Eso es otra cosa que me gusta mucho meter un dedo dentro de la boca mientras nos besamos. El dedo de alguien seguía allí en mi cola acariciándola y abriéndola lentamente. Supe que la idea era cojerme de
a dos... y si... no me iba a resistir, eso me gusta, así que no voy a resistirme, pensé, voy a disfrutarlo. En ese momento, sentí una pija húmeda, muy húmeda penetrándome por atrás. Me quedé quieta muy quieta. Gustavo detuvo sus movimientos. La pija comenzó a entrar, abriéndome... lenta, suave, caliente, húmeda. –Siiiii- le dije. Entró toda, absolutamente toda. Dos pijas adentro mío, hasta podía percibir que las dos pijas se tocaban adentro. Entonces si, en ese momento comenzaron a moverse, primero lento,
después cada vez más y mas intensamente. No sabía quien me la estaba metiendo por atrás, pero tampoco me importaba. –Siiii cojánme, más más fuerte. Siiii así más más maaaaas!!!- Grité sin que me importara que me escucharan. Estalló el orgasmo con un montón de golpes en mi interior. Qué placer, qué espectacular cojida!.
Sacaron las pijas de adentro mío. Los tres empezaron a pajearse a mi alrededor. Supe que iban a acabar. Abrí mi boca para no perder la oportunidad de tragarme toda esa leche. Y fue así Saltó la leche de los 3 bañándome toda la cara, las chupé mientras los pajeaba para no dejar ni un poquito dentro de ellos.
Me limpié, acomodé mi ropa, ellos también. Dentro del auto había quedado un olor a sexo que volvió a excitarme, pero pensé... –me reservo un poco de deseo para cuando lleguemos. Arranqué y rápidamente manejé hasta llegar al departamento donde me esperaba otro momento de placer.
Llegamos. Entramos. Había alrededor de 5 persona 2 mujeres y tres hombres, todos tomando champagne, nos saludamos. El ambiente era muy sugestivo. Pocas luces de color azul, un perfume muy sensual, alfombras muy mullidas. Manaba sexo de ese lugar. De repente miré una pantalla que había en la pared y me paralicé cuando me
reconocí. Estaban pasando el video que habían filmado cuando estuve con Fernando y Gustavo. Me gustó y me calentó mucho ver eso. Gustavo se acercó a mi y me dijo al oído: -estamos esperando a la diosa de la noche- -Si? Quién es-, le pregunté. Ella, me dijo señalándome a una persona que entraba.
Era una rubia de pelo largo lacio espectacular. Alta, con un cuerpo de película. Vestida muy erótica. Un corset y un short de látex ajustado rojo, portaligas, medias red, botas altas brillosas, todo rojo. Hermosa, muy llamativa, perfecta. –Qué hermosa mujer- dije. Gustavo me dijo –No la conocés-. –No- le contesté. Mirala bien. Me acerqué... no podía creerlo cuando la reconocí. –Ariel!!! Sos vos!!!!- No podía creerlo, estaba
absolutamente sorprendida. -Si-, me dijo Gustavo. –No te diste cuenta de algo?-. -No, de qué-. –Vos sos la única mujer acá-. Miré a mi alrededor, era cierto, hombres y travestís.
Pero qué travestís!!!. Aunque la mejor era Ariel, esa puta infernal de rojo que había entrado recién...
El Sábado tuve el cumpleaños de mi amiga en un boliche. La verdad que no tenía muchas ganas de ir sabía que me iba a aburrir; pero no podía ser mala onda, así que puse la mejor onda y fui. Para animarme un poco, busqué alguna ropa que fuera linda. Encontré un vestido negro que me había regalado hace varios años un amigo; era un vestido de una colección exclusiva, comprado en un sexshop; así que era muy, tal vez demasiado insinuante. Color negro, muy pegado al cuerpo, cortito. Pensar que antes no lo usaba porque me marcaba la pancita; pero como bajé muchísimo de peso ya ni panza tengo, así que tengo que reconocer que me queda muy bien; pero, insisto, me parecía demasiado insinuante para un cumpleaños... no me importó mucho, me lo puse igual. Me dejé mi nuevo peinado caribeño, me puse unos zapatos altos, charolados que hacía muchos años que no usaba, medias negras. Como, desde hace ya varios meses, le di mucha bolilla a la ropa interior. No se por qué, antes me ponía cualquier ropa interior, pero desde hace unos meses, no sé a qué se deberá, antes de salir, me fijo muy bien en la ropa interior que me pongo, supongo que para estar preparada por cualquier cosa... uno no sabe que sorpresas le depara la noche al salir y, la verdad, tengo que estar preparada para cualquier sorpresita es más, me compré algunos conjuntos que reconozco bastante eróticos, esto último por culpa del cumpleaños de otra amiga, que, cuando tuvimos que comprarle el regalo, fui a un sexshop en la calle Sarmiento entre Rioja y San Luis para comprarle un babydol; allí descubrí que en este lugar había cosas que me seducían y no son caras; así que me compré ahí varias cositas. En fin, me puse un conjunto que me compré la semana pasada, de raso tipo leopardo. Es realmente hermoso, muy suave al tacto y terriblemente erótico a la vista. Mientras iba en el auto, los tipos me gritaban cosas, es que una mujer atractiva es más atractiva aún manejando un auto nuevo. Un tipo le dijo a otro: -Mirá esa rubia perra!-. Eso me gustó mucho, realmente me gusta
sentirme una rubia perra. Cuando llegué al boliche me di cuenta que todos me miraban, mi amiga me dijo: -Me parece que se te fue la mano -Ya lo sé- le contesté, -pero desde hace un tiempo me gusta provocar y no tengo que darle explicaciones a nadie- Era una cena con show. Había de todo, show cómico, una pareja bailando salsa, otra tango, pero hubo algo en particular... streepers. La verdad, muchísimas veces vi show de streepers y jamás me habían llamado la atención; pero esta vez... no sé... me sedujeron un montón. En un momento subió un streeper a hacer un show muy sensual y fue terrible la sorpresa cuando bajó del escenario, me agarró de la mano y me pidió que subiera. Primero no quise, pero enseguida me sentí atraída por esa masa de músculos, esa cara perfecta, ese pelo largo, ese hombre sensual, erótico, apetecible. Subí al escenario, lo primero que hizo fue pasarme sus manos por todo mi cuerpo, me acarició lentamente, los brazos, las piernas, los pechos, después me puso de espaldas y apoyó su miembro en mi cola, noté que todos se sorprendieron cuando quebré mi cintura, haciendo que mi cola se corriera más atrás para apoyarse aún más en el pene del streeper. Los hombres y mujeres del público empezaron a gritar asintiendo lo que había hecho. El baile erótico continuó, junto con los roces, las caricias y las apoyadas. En un momento me apoyó de frente a la pared, de espaldas a él, me acarició apasionadamente, se agachó pasando sus manos por el costado de mi cuerpo y cuando comenzó a levantarse, a la vez fue levantando mi vestido mientras pasaba su lengua por mis piernas, mi cola, mi espalda. Eso me gustó mucho.. Con firmeza me dio vuelta poniéndome de frente a él, volvió a agacharse y al subir hizo lo mismo, pasando su lengua por mi cuerpo y haciéndome erizar los pelos, todo el mundo notó mi excitación. Allí estaba yo, en un gran estado de locura sexual, seducida por un streeper. En eso me tiró al suelo, boca arriba se tiró sobre mi y haciendo eróticos movimientos volvimos locos a toda la gente. Puso su mano en mis pechos, yo agarré su pene que estaba durísimo y no toleré la tentación de apoyarlo en mi entrepierna, lo rodeé con mis piernas por su cintura y lo apreté para sentirlo. Estábamos casi haciendo el amor, ahí delante de todo el mundo... y el que estuvieran viéndome me gustó mucho. En ese momento terminó la canción, él me levantó y todo el mundo estalló en gritos y aplausos. Cuando bajé, los hombres se acercaban para decirme cosas totalmente irreproducibles. Me gustaba sentirme una puta, la más puta de la fiesta. El show terminó, llegó el momento de ir a bailar. De más está decir que todos querían bailar conmigo. En un momento estaba bailando con tres hombres a la vez, cuando sentí que un brazo firme me tiraba para el costado. Era él Fernando, el streeper. Me
agarró firmemente de la cintura haciéndome bailar. Acercó su boca a mi oído y muy sensualmente me dijo: -Me gustó mucho lo que hicimos-. No le contesté, sólo lo miré insinuantemente, pero eso valió más que mil palabras, me tomó de la mano y me llevó, yo me dejé llevar. Llegamos a un lugar detrás del escenario donde había una cama con luces fucsias y un perfume muy sensual. Me abrazó y me besó muy tiernamente.. Bailamos sensualmente mientras nos besábamos durante varios minutos. En eso me dijo al oído: -Querés más?-. -Si, mucho más- le contesté. -Y querés que lo hagamos con eso?- me preguntó mostrándome una filmadora que había en un rincón. El pensar que nos iban a filmar cogiendo me calentó muchísimo. -Si, quiero que nos filmes- le dije.
Prendió la cámara. Se acercó a mi y con increíble dulzura me abrazó. Mi cuerpo se estremeció de pies a cabeza. Entre sueños y realidades alargué mi brazo y le acaricie el culo, él al sentir mis manos tocando su cuerpo, tomó una bocanada de aire, la retuvo
unos instantes y luego la soltó lentamente, estaba gozando. No podía creer lo que estaba pasando. Pensé que era mi propia fantasía la que me hacia vivir esa excitante situación. Pero mi mano siguió acariciando el trasero duro y erguido que había observado antes mientras bailaba, el que me había llevado a tal deseo. El se excitaba cada vez más. Sus dedos se movían suavemente por mi piel, que sentía completamente erizada, sus labios se entreabrieron y su lengua asomó ente sus dientes para meterse en mi boca. Su respiración era cada vez más profunda... Yo me mordisqueaba mis propios labios y entornaba los ojos, como muestra evidente del placer al que no pensaba renunciar. El apretaba sus manos en mis nalgas fuertemente. Lentamente comenzó a sacarme la ropa, eróticamente como sólo un streeper sabe hacerlo, me sacaba ese conjuntito de leopardo que antes había mirado excitándolo aún más. Descubrió mis pezones erguidos, duros, deseosos de ser succionados y no tardó en cumplir mi íntimo deseo. Con firmeza y ternura, mucha ternura y gran suavidad me hizo recostar en la cama boca arriba, sin dejar de besarme los pechos. Para ese momento yo estaba muy transpirada y con mi entrepierna increíblemente mojada, él percibió eso y pasándome su lengua por la panza, bajó hasta allí donde el deseo estallaría. Mientras me lamía, me miró y dulcemente me dijo -Mmmm, hace muchos años que te deseo, desde que te vi en aquella primera fiesta que hicieron ustedes- Nunca pensé que ese hombre increíblemente hermoso, tan deseado por mujeres se había fijado en mi. -Vas a tener un gran orgasmo con mi lengua- me dijo. Me lamió, metía y sacaba su lengua de mi vagina, me succionaba el clítoris, todo muy pero muy suave, mientas sus dedos resbalaban por todo mi cuerpo. Mis movimientos felinos se aceleraron al sentir el gran cosquilleo en mi. Estaba teniendo un orgasmo, suave, lento pero intenso, los golpes en mi interior comenzaron, fue una gran serie de orgasmos que no paraban. Me relajé y descansé un segundo. Enseguida me levante -te deseo- le dije, besando dulcemente y rozando con mis labios todo ese cuerpo fibroso. Mis besos rodaron por su pecho sus piernas, sus brazos, su cuello, me enredaba en sus vellos y eso me encantaba, mientras su mano acariciaba toda mi piel.
Me sentó en la cama, él se paró en el suelo dejando su pene delante de mi deseosa boca. No se en qué momento nos sacamos todas las ropas, estábamos desnudos... y su pene allí, erecto apuntándome. El me tomó de la cabeza y me llevó hasta que mis labios rozaron su miembro. Sentí que me babeaba de deseo, abrí mi boca y sentí esa pija entrar en ella. Pensé ¿Como mi boca tan pequeña podía abarcar tanto músculo? Mi garganta no parecía tener final, su pene se metía completamente en ella. Lo sentía palpitar sobre mi lengua, mientras él luchaba por retener la inminente eyaculación, tanta excitación
me hacia perder el control y a él también. -Acábame en la boca- le dije casi desesperadamente.. Entonces aceleró más sus movimientos hasta estallar en un grito de placer cuando su leche llegó hasta mi garganta. Se tiró sobre la cama. Me acarició, tan dulce y suave que no podía cree que semejante macho, fuerte, viril, pudiera ser tan tierno. Se levantó me miró y me dijo: -Te acordás de Gustavo?. -Si- le dije. Volvió,
está afuera querés que lo haga pasar?. El corazón comenzó a latirme desesperadamente y no sólo el corazón me latía. El Gustavo, ese hombre que deseé tantas veces estaba ahí. Tan cerca... y yo allí, desnuda... Miré hacia la puerta y allí estaba esa otra inmensa y deseada masa de músculos. -Vení Gustavo, dos hombres para mi...
Continuación
....Qué gran sorpresa fue para mi ver entrar a Gustavo después de tanto tiempo. Ahí estaba él, esa masa muscular, con un jeans gastado y roto en algunos lugares, dejando escapar esos deseados bellos, una remera ajustada de mangas cortas, arremangada, por donde podían verse los tubos que tiene por brazos y marcaba eróticamente el pecho por donde dejaría resbalar mis manos y mi húmeda lengua en un rato. Al verlo lo deseé intensamente, quería arrancar toda esa ropa y deslizarme por ese cuerpo codiciado. Supe en ese momento que él sentía el mismo deseo.
Yo estaba allí, en la cama tapada sólo por una fina sábana de leopardo.
El se acercó lentamente, mirándome fijo a los ojos. Pensé que se iba a tirar sobre mi, pero no. Me dio un tímido beso en la mejilla y me dijo: -Sabés quiero romper con tu onda Sara Kay, me dejás que te vista como siempre quise verte. Lo miré a Fernando, que estaba sentado en la cama al lado mío, exhausto por lo que había ocurrido. –Si, confío en vos- le dije.
Sacó de un placard algunas ropas y comenzó a vestirme. Me puso una pollera de vinilo rojo muy corta y sumamente ajustada, un corset haciendo juego, también muy ajustado, unas medias brillosas un portaligas y un par de botas altas hasta arriba de la rodilla, todo rojo. Me miré al espejo y vi algo de lo más erótico. Lo mejor de todo fue cómo fue vistiéndome, primero me colocó la mini, con toda suavidad, como a mi me gusta me levanto un pie, el otro, la puso, fue subiéndola mientras rozaba con sus dedos mi piel erizada por el deseo, hizo retorcer con sus manos mi cadera para calzarla, mientras me
miraba fijamente a los ojos, sentí deseos de besarlo, luego me colocó el corset, me levantó los brazos, pasando sus manos mi cintura, mis pechos erguidos, llevándome los brazos hacia arriba. Una vez que lo había puesto, me puso de espalda, apoyó su miembro en mi cola para lograr que arquee mi espalda para poder atar las cintas de vinilo que ajustaban el corset, cuando las ajustó , mis senos saltaron hacia arriba, marcándose como si fuera talle 110. Llegó el momento de poner las medias, eso fue lo mas excitante, las colocó despacio, me sentó en una silla las comenzó a subir acercando su cara a mis piernas, llegando a sentir su respiración en mis pantorrillas, en la
parte delantera de mis piernas, en la parte interna de las piernas. El sabía que mi excitación se aceleraba paso a paso. Me puso de pie, con ternura y firmeza a la ves, me puso el portaligas y fijó las medias, en ese momento estaba tan cerca de mis piernas que no resistió la tentación de pasar la punta de su lengua por mi nalga, me retorcí al sentirla y sentí como se ponía mi piel de gallina. En ese momento instintivamente abrí las piernas, esperando deseosa que me pasara su lengua por la cola, pero no lo hizo, se
levantó dejándome desearlo, sentí como me humedecía. Luego me colocó las botas y me puso de frente al espejo, él se paró detrás mío, me tomó de las caderas y me acercó hacia él apoyando en mi cola todo su inmenso ser. –Y, te gusta?- me preguntó. -Me excita- le contesté.. Me di vuelta y lo vi a Fernando frotándose su miembro mientas nos miraba.
El también se vistió. Se puso un pantalón, una remera y unas botas de cuero negros. Fernando se quedó desnudo.
Los miré a los dos que estaban parados uno al lado del otro mirándome deseosos. Me acerqué a Gustavo y le mordí suavemente el cuello, algo que quise hacer siempre, desde que lo conocí. El me tomó de la cintura, me llevó hasta la cama, me acostó boca arriba y cuando pensé que iba a comenzar a tocarme, me sorprendió ver que agarró 5 tiras de ceda. Me miró fijamente y me dijo: -Vas a ser nuestra esclava sexual-. –Siiii!, hagan conmigo lo que quieran-.
Comenzaron a atarme entre los dos, muy suavemente. Con los brazos y las piernas abiertas me ataron a las puntas de la cama. Al terminar, usaron la quinta tira para vendarme los ojos.
Cuanto deseo, cuanto placer, cuanta excitación palpitando en todo mi cuerpo.
Me quedé varios segundos pensando qué iban a hacerme... todo era silencio... un minuto después empezó a sonar una música muy erótica. En ese momento sentí en mi oído una respiración y una voz que e decía: -Gozá...- y yo ya estaba gozando. Una lengua se deslizó por mi oreja derecha y otra por la izquierda, bajando juntas hasta el cuello. Mientras unos dedos rozaban apenas mis muslos. Todo en mi era una gran excitación, el no saber qué iba a pasarme me enloquecía. Comenzaron a rozar apenas la punta de sus lenguas por todas las partes desnudas de mi cuerpo, los brazos, el cuello, un pequeño
trozo de las piernas, la parte superior de los pechos, precisamente en este lugar, sentí varios tiernos mordiscos que hicieron acelerar mi respiración. Sentí una mano que tomó uno de mis pechos y lo apretó fuertemente, en ese momento, por lo apretado del corset, se asomó uno de mis pezones, podía sentir la respiración acelerada uno de ellos acercándose hacia el pezón, comenzó a lamérmelo, el otro destapó el otro pezón e hizo lo mismo. Como yo no podía ver la escena, la imaginaba: Dos machos infernales succionándome uno cada pezón. Así se quedaron largo rato. Yo sentía un inmenso deseo de tomar en mis manos una pija y llevarme la otra a la boca. Sentí como ellos
se descontrolaban de deseo. Sus manos empezaron a tocarme firmemente todo el cuerpo, las manos subían y bajaban tocando todo mi ser.
–Cojánme-, les dije. Ellos siguieron tocándome. En eso se detuvieron. Yo estaba desesperada. -Metanme la pija en la boca, cojanme- Ellos no hacían nada, me desesperé, no los sentía no los escuchaba, estaba desesperada de deseo. Moví la cabeza hacia un lado y hacia el otro para sacarme la venda, cuando lo logré, allí estaba ellos, mirándome uno al lado del otro. –-Suplicá que te cojamos-, me dijeron. -Si, cojanme, cojanme, métanme las pijas por donde quieran. Gustavo se acercó, se mojó el dedo y lo llevó a mi
entrepierna, yo no tenía bombacha puesta, me toco con la punta de su dedo húmedo la punta de mi clítoris, me retorcí, en eso Fernando acercó su pija a mi boca, me permitió tocarla sólo con la punta de mi lengua. Yo estaba desesperada. –Basta, cojanme!- grité desesperada. Entonces ahí Gustavo metió suavemente su dedo medio dentro mío, en el mismo momento que Fernando introducía su pija en mi boca. Me retorcí nuevamente. El grueso dedo de Gustavo salía y entraba dentro mío, yo abría las piernas todo lo que podía, mientras la pija de Fernando entraba y salía de mi boca.-Siiiii, asíiiiii,
máaaaassss- decía. En eso se detuvieron, yo los miré. Ellos se miraron Gustavo dijo –Quién se la coge primero, vos o yo?-. -y si la cogemos juntos?_ preguntó Fernando... En ese momento sentí algo muy extraño: miedo y excitación a la vez. Cerré los ojos apretándolos fuertemente, éste había sido el momento de mayor excitación de la noche. Me miraron, Fernando me preguntó. _Nos querés a los dos juntos?. –Siii- dije enloquecida de deseo. –Pero, alguna vez te hicieron la cola?- Si, ya me la metieron por atrás hasta la garganta- dije mirándolos insinuantemente.
Entonces Fernando se puso entre mis piernas y suavemente comenzó a meter su
lengua en mi vagina, mientras Gustavo me desataba. Podía sentir la pija de Gustavo pasando por todo mi cuerpo, ni bien me soltó las manos, lo primero que hice fue agarrar la pija de Gustavo y llevármela a la boca, la mordisqueé, la saboreé, la succioné. Sentía que un río de flujo y saliva había dentro mío. Gustavo se recostó en la cama, Fernando me tomó de la cintura, me hizo levantar, pasar mi pierna por arriba de Gustavo, agarró la pija de Gustavo con sus manos e hizo que me sentara suavemente sobre ella.
–Guauuuuu- qué sensación fue sentir esa pija tan deseada entrar dentro mío. Yo no podía dejar de mirar a Gustavo y de tocar esos músculos impresionantes. Empecé a moverme de arriba hacia abajo, de derecha a izquierda primero muy lento y después más rápido... tengo que reconocer que arriba es la posición que más disfruto. Al rato de estar así, sentí que las manos de Fernando me tomaban de la cintura empujándome hacia Gustavo hasta que mi pecho semi salido del corset tocó el suyo. Allí fue cuando me aflojó el corset y me lo sacó, entonces si, mis senos descansaron sobre los
erizados pelos del pecho de Gustavo, pude sentir su respiración en mi boca y no resistí la tentación de introducir mi lengua buscando la suya. Pasé mi lengua por sus labios, hasta encontrar esa lengua caliente, con la boca abierta, muy abierta, en un juego de lenguas nos besamos apasionadamente. El agarró fuertemente mi cabeza para meter su lengua más adentro. En ese momento sentí que algo tocaba mi cola, algo frió y viscoso, Gustavo no me dejó que diera vuelta mi cabeza, intuí que Fernando me estaba poniendo un gel... y así fue. Hizo jueguitos con su dedo embebido en gel dentro de mi culo que ya se había dilatado deseoso. Sin dejar de besarlo, dije: -Ya meteme la pija ya-. No lo dudó. Se recostó sobre mi espalda y comenzó a meter esa pija húmeda, caliente, temblorosa, en mi culo. –Aaaaaaa, siiiii movete- le dije. Los dos comenzaron a moverse acompasadamente. Todo mi ser comenzada a hincharse. Qué placer, que increíble placer, dos pijas adentro mío. –Siiii cojanme máaaasss mas mas mas, así más fuerte, mas mas! maaaaasssss!!!!! En ese momento estalló mi doble orgasmo, no podía dejar de
moverme porque los orgasmos no paraban. Repentinamente ellos se detuvieron, me recostaron boca arriba sobre la cama, tomaron cada uno una mano mía e hicieron que los pajee, de a ratos metiéndome las pijas en la boca, primero una, después la otra, las dos juntas. Ver esa escena era increíble. Hasta que comenzaron a acabar los dos juntos encima mío. La leche chorreaba por todo mi cuerpo. Toda esa leche caliente, espesa, exquisita.... Con sus mismos penes la desparramaron por todo mi cuerpo y la introdujeron en mi boca.
Qué inmenso placer... Todos caímos rendidos en la cama.
-Te gustó- me preguntó Gustavo. –Muchísimo- le contesté. –Te puedo hacer una pregunta, dijo Fernando. –Si-. Tuviste alguna vez sexo grupal?-. –Nooo jamás, le contesté-. -Te gustaría?- Lo pensé y la idea me calentó nuevamente, entonces, acariciándome yo misma mi entrepierna le dije: -Si-. –Entonces mañana te vamos a llevar a una fiestita, va a haber de todo, hombres mujeres, hombres bien machos travestidos, y ahí vale todo, querés?-. -Si- le contesté-. -Pero te voy aclarando algo... prepárate que ahí te vas a encontrar con alguien en especial... alguien que vos conocés muy bien y ni siquiera te imaginas que viene a nuestras fiestitas desde hace mucho
tiempo... te animás?-. –Desde hace un tiempo me animo a todo- le contesté.
Continuación
Nunca había ido a una fiestita, eso me ponía muy nerviosa, ansiosa, me daba mucho miedo y, reconozco que ese miedo me excitaba mucho más. Sabía que íbamos al departamento de otro streeper y que iba a haber varias personas, pero nada más.
No sabía que ponerme, nada me gustaba, me probé de todo y al final me decidí por un conjunto de ropa interior de leopardo, medias red negras y un conjuntito de pollera y remera de leopardo que me había comprado hacía mucho, pero que reformé ajustándolo bien y acortando la remera y la pollera. Me peiné con todos mis rulos bien desparramados, me pinté los labios de rojo fuerte, los ojos con mucho delineador, aros grandes de argollas; o sea, bien torra, bien puta.
Los pasé a buscar en mi auto a Fernando y Gustavo que vinieron con un amigo de ellos que me lo presentaron como Pablo, cuando me vieron llegar dijeron: -mmm qué puta!-. -Si, esta noche me siento muy puta y me gusta sentirme así. Gustavo se sentó al lado mío, Pablo y Fernando atrás. Iba manejando cuando comencé a sentir que la mano de Fernando, desde atrás comenzaba a rozarme la cintura, me hizo estremecer, cerré levemente los ojos, eso les demostró que estaba calentándome. No dejaron pasar la oportunidad de pasar un muy buen momento. Entonces Gustavo llevó su mano a mi pierna y con una suavidad increíble, apenas rozándome comenzó a acariciarla. Dos manos de dos hombres distintos en mi cuerpo me hicieron estremecer aún más. Gustavo acariciaba mi pierna, Fernando pasaba su mano por mi cintura y mi panza; no podía evitar el entrecerrar los ojos. Mmmm esas manos grandes fuertes recorriendo mi
cuerpo. Inconscientemente abrí levemente las piernas para indicarle a Gustavo que pusiera su mano en mi entrepierna y así lo hizo. En ese momento Fernando llevó su mano a mi pecho apretándolo muy fuerte. Qué placer, qué sensación. Miré por el espejo y vi que Pablo miraba la escena mientras se tocaba.
Últimamente tengo mucha necesidad de sexo y no quiero reprimirme más, así que busqué un lugar oscuro y paré el auto. Con los vidrios polarizados sabía que nadie iba a vernos. Ellos también se calentaron mucho cuando vieron que paré. Me quedé quieta
para sentir el roce de esas mano en mi cuerpo, me acariciaron suavemente entre los dos, todo el cuerpo. Sus manos recorrían mi cintura, mi panza, mis piernas, mis brazos. Yo tenía los ojos completamente cerrado y estaba inmóvil, sólo gozaba. Comencé a sentir que algo suave y muy húmedo recorría mi cuello, abrí los ojos, era la lengua de Pablo. Qué escena! un hombre acariciándome las piernas, la entrepierna, otro la cintura, los pechos y otro recorriendo mi cuello con su lengua, me hubiera gustado tener un espejo
para poder ver eso. En eso Pablo acercó su boca a mi oreja, me la humedeció y con una voz muy sensual me dijo: -Vení, pasate atrás- No lo dudé, me pasé, ellos tiraron los
asientos hacia delante para dejar más espacio y poder entrar los tres. Me senté, Fernando quedó detrás de mí, me recosté en el asiento apoyando mi cabeza en las piernas de él, delante mío quedó Pablo, que no perdió tiempo. Abrió mis piernas y comenzó a soplarme suavemente entre las piernas, nunca había imaginado que un soplido allí era tan excitante. Gustavo se estiró y pasó su lengua por mis labios cerrados, no abrí mi boca, dejé que los humedeciera así.
Un río comenzaba a mojar mi vagina. –Cójanme- les dije. Pablo, acercó su lengua a mi clítoris y apenas lo rozó, me retorcí de placer. – Si, chupámelo- Cómo me gusta que me pasen la lengua suavemente por el clítoris!!! Así lo hizo. Fernando tiró mi cabeza hacia atrás y comenzó a besarme con esos labios carnosos y suaves. Gustavo sin dudarlo supo que tenía ganas de que me pasara su lengua por mis tetas y no dudo en hacerlo.
Qué excitante es tener a muchos hombres... mi ratón, mi gran ratón lo estaba cumpliendo en mi auto... y eso no era nada, me calentaba aún más el pensar que después de esta fiestita que tenía en mi auto iba a estar en otra fiestita, donde seguramente iba a haber muchas más pijas y lenguas para mi. Agarré fuertemente la cabeza de Pablo con mis manos y la apreté con mis piernas para sentirlo aún más. Yo seguía retorciéndome de placer, mi respiración se había puesto muy pesada por la excitación, tenía mis ojos
fuertemente apretados aunque de a ratos los abría para poder ver lo que esos 3 hombres me estaban haciendo. Agarré la mano de Pablo, le humedecí el dedo medio y le pedí que me lo metiera adentro buscando ese punto que sabía me iba a llevar a un orgasmo
intenso y prolongado. Empezó a meterme su dedo gordo y largo despacio, yo podía sentir como todo mi interior se iba abriendo lentamente. Dejé escapar un suspiro que Fernando detuvo con su boca.. Gustavo seguía allí pasando su lengua por todo mi cuerpo. Pablo siguió hurgando con su dedo buscando mi punto G, en un momento lo
encontró y se quedó allí acariciándolo. –Siiii, asíiiii, asíiiiii. No podía dejar de retorcer mi cadera para acrecentar el placer. –Siiiii así, mové tu dedo adentro mío, más, más, más-. Los tres supieron que estaba a punto de tener un orgasmo, entonces intensificaron lo que estaban haciendo... y justo ahí, cuando estaba por estallar se detuvieron. –Sigan, sigan- les grité. No siguieron, cambiaron de posición. Cómo hicieron no se, a pesar del poco lugar los tres cambiaron de lugar, Gustavo se pasó atrás, se recostó y con
una fuerza increíble me levantó y me sentó sobre él, agarró su pija con la mano, la pasó por mi entrepierna, Pablo me levantó de la cintura y me sostuvo en el aire, mientras Gustavo hacía círculos con su pija en la entrada de mi concha para abrirla aún más y que su pija pudiera entrar entera. Pablo comenzó a bajarme lentamente, mientras yo podía sentir como esa pija dura entraba en mi. Volví a apretar fuerte mis ojos y una terrible bocanada de aire salió de mi boca. Podía sentir la terrible excitación que
había en los cuatro. Yo subía y bajaba, me movía en círculos, adelante y hacia atrás. En eso sentí que un par de manos fuertes me empujaban hacia delante, no se si fue Fernando o Pablo, pero uno de los dos comenzó a poner su dedo en mi cola, llevé la mano hacia atrás para sacarlo, le dije –nooooo eso noooooo- Alguien contestó –siiii eso siiiii- Gustavo agarró firmemente mi mano y la llevó a su boca, hizo que metiera mi dedo dentro de su boca mientras nos besábamos. Eso es otra cosa que me gusta mucho meter un dedo dentro de la boca mientras nos besamos. El dedo de alguien seguía allí en mi cola acariciándola y abriéndola lentamente. Supe que la idea era cojerme de
a dos... y si... no me iba a resistir, eso me gusta, así que no voy a resistirme, pensé, voy a disfrutarlo. En ese momento, sentí una pija húmeda, muy húmeda penetrándome por atrás. Me quedé quieta muy quieta. Gustavo detuvo sus movimientos. La pija comenzó a entrar, abriéndome... lenta, suave, caliente, húmeda. –Siiiii- le dije. Entró toda, absolutamente toda. Dos pijas adentro mío, hasta podía percibir que las dos pijas se tocaban adentro. Entonces si, en ese momento comenzaron a moverse, primero lento,
después cada vez más y mas intensamente. No sabía quien me la estaba metiendo por atrás, pero tampoco me importaba. –Siiii cojánme, más más fuerte. Siiii así más más maaaaas!!!- Grité sin que me importara que me escucharan. Estalló el orgasmo con un montón de golpes en mi interior. Qué placer, qué espectacular cojida!.
Sacaron las pijas de adentro mío. Los tres empezaron a pajearse a mi alrededor. Supe que iban a acabar. Abrí mi boca para no perder la oportunidad de tragarme toda esa leche. Y fue así Saltó la leche de los 3 bañándome toda la cara, las chupé mientras los pajeaba para no dejar ni un poquito dentro de ellos.
Me limpié, acomodé mi ropa, ellos también. Dentro del auto había quedado un olor a sexo que volvió a excitarme, pero pensé... –me reservo un poco de deseo para cuando lleguemos. Arranqué y rápidamente manejé hasta llegar al departamento donde me esperaba otro momento de placer.
Llegamos. Entramos. Había alrededor de 5 persona 2 mujeres y tres hombres, todos tomando champagne, nos saludamos. El ambiente era muy sugestivo. Pocas luces de color azul, un perfume muy sensual, alfombras muy mullidas. Manaba sexo de ese lugar. De repente miré una pantalla que había en la pared y me paralicé cuando me
reconocí. Estaban pasando el video que habían filmado cuando estuve con Fernando y Gustavo. Me gustó y me calentó mucho ver eso. Gustavo se acercó a mi y me dijo al oído: -estamos esperando a la diosa de la noche- -Si? Quién es-, le pregunté. Ella, me dijo señalándome a una persona que entraba.
Era una rubia de pelo largo lacio espectacular. Alta, con un cuerpo de película. Vestida muy erótica. Un corset y un short de látex ajustado rojo, portaligas, medias red, botas altas brillosas, todo rojo. Hermosa, muy llamativa, perfecta. –Qué hermosa mujer- dije. Gustavo me dijo –No la conocés-. –No- le contesté. Mirala bien. Me acerqué... no podía creerlo cuando la reconocí. –Ariel!!! Sos vos!!!!- No podía creerlo, estaba
absolutamente sorprendida. -Si-, me dijo Gustavo. –No te diste cuenta de algo?-. -No, de qué-. –Vos sos la única mujer acá-. Miré a mi alrededor, era cierto, hombres y travestís.
Pero qué travestís!!!. Aunque la mejor era Ariel, esa puta infernal de rojo que había entrado recién...
10 comentarios - fiesta con streepers
Que compromiso!
Me encantaria conocer esa clyb de hombres y travestis...
Escribime please