You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

me cojo a mi amigo en la pileta

me cojo a mi amigo en la pileta



pileta


¡Escuchen bien, putitos sissys, femboys y trolas zarpadas de X, que este relato real de mi adolescencia los va a dejar con la pija al palo o el culo pidiendo más! Esto pasó en San Fernando, Zona Norte PBA, en un verano que quemaba hasta las ganas de respirar. Yo tenía 16 años, un pendejo hormonado con una pija de 18 cm que en esa época no medía pero ya sentía pesada, con el capuchón todavía medio tapado, súper sensible y siempre a punto de meterse en líos. Mis viejos se habían rajado a no sé dónde, dejándome la casa sola, con la pileta brillando bajo el sol como un imán para el descontrol. Ahí invité a Mateo, mi mejor amigo de la infancia, un loco que me volvía loco sin saberlo: medio afeminado pero con onda de hombre a la vez. Tenía el culo redondo, firme, de esos que querés agarrar y partir en dos, la piel blanquita que se ponía rosa con el calor, el pelo lacio cayéndole en la cara, pero también una voz gruesa y una forma de caminar que te descolocaba. Era de esos que te boludeaban como macho pero te miraban con ojitos de ‘rompeme cuando quieras’ sin abrir la boca.
relato


Hacía un calor de cagarse, de esos que te pegan la ropa al cuerpo y te hacen sudar hasta los pensamientos. Le dije ‘vamos a la pileta, boludo, traete la malla’, pero Mateo se mandó con un short finito, gastado, que se le pegaba al culo como si fuera una calza, marcándole cada curva y haciéndome hervir la sangre desde el minuto uno. Yo no me quedé atrás: me tiré en bóxer, uno viejo que dejaba el bulto de la pija bien a la vista, y nos metimos al agua a boludear como siempre. Al principio era todo joda: chapoteábamos, nos empujábamos, nos tirábamos agua en la cara, pero él se reía con esa risita aguda que me ponía los nervios de punta, y cada vez que lo tocaba sentía ese culito duro rozándome las piernas o la cintura. No sé si lo hacía aposta o era puro instinto, pero mi pija empezó a pararse sola, dura como fierro, y el agua fría no hacía nada para bajármela, al contrario, me calentaba más, me ponía en modo bestia.
transexual


Pará, maricón, que me estás calentando’, le dije medio riéndome, pero con la voz ya temblando de las ganas que me estaban comiendo vivo. Mateo se reía, me miraba con esos ojitos brillosos y no se apartaba, como si me estuviera probando a ver cuánto aguantaba. Ahí perdí el control: lo porté como hombre, lo puse contra el borde de la pileta, con las manos apoyadas en el cemento caliente, y empecé a frotarle la pija por atrás, bien fuerte, mientras el agua nos salpicaba y nos tapaba hasta la cintura. Él respiraba rápido, como nervioso, pero no decía que no, y yo ya estaba ido: le bajé el short de un tirón, le abrí las nalgas con las manos, esas nalgas redondas que parecían pedir a gritos que las coja, y empecé a cojerlo en pelotas, sin gomita, sin nada, puro instinto adolescente descontrolado. Mi verga, con el capuchón todavía medio tapado, se le metía despacito pero con fuerza, y él gemía bajito, casi en secreto, como si no quisiera que lo escuche, aunque sus gemidos me pegaban directo en la cabeza y me ponían más loco.
real


El agua nos golpeaba, mis bolas chocaban contra su culo con cada embestida, y el sol nos quemaba la espalda mientras le daba sin parar. Pero la cosa se puso más zarpada: en un momento se sumó el Lauti, un gordo amigo nuestro que había caído a casa a boludear. Primero se quedó en el borde, mirando con cara de ‘qué carajo pasa acá’, pero después se mandó al agua, se bajó el pantalón y empezó a tocarse como loco, metiendo mano donde podía. El Lauti era de esos que daba y recibía, un guacho que no se achicaba: mientras yo le daba a Mateo por atrás, él se acercó, le manoseó el pecho y las piernas, y hasta se animó a frotarle la pija por adelante. Éramos tres pendejos en la pileta, yo cojiendo el culito de Mateo como si no hubiera mañana, él gimiendo y moviendo las caderas como podía, y el Lauti pajeándose y tocando todo lo que encontraba, salpicando agua mientras nos miraba con una sonrisa de enfermo. En una de esas, Mateo se dio vuelta un segundo, me miró con esa cara de nena caliente pero con voz de hombre y me dijo ‘boludo, qué haces’, pero no paró, siguió dejándome hacer, y yo le contesté ‘callate y abrí más, maricón’, riéndome mientras le metía más fuerte
crossdresser


Después de un rato, terminamos los tres amontonados contra el borde, yo todavía dándole por atrás a Mateo, el Lauti tocándole todo y metiendo mano como si fuera un buffet libre, y Mateo en el medio, gimiendo y riéndose al mismo tiempo, como si no supiera si estaba jugando o entregándose del todo. No terminé adentro porque en esa época no tenía ni idea de cómo controlarme, me salí justo y dejé todo en el agua, pero igual le dejé el orto rojo, temblando, y las piernas flojas de tanto cojerlo. El Lauti también terminó salpicando por ahí, y nos quedamos los tres tirados en el borde, jadeando, con el sol pegándonos en la cara, sin hablar mucho, como si hubiéramos cruzado una línea que no sabíamos cómo procesar. Pero la cosa no terminó ahí: mis viejos volvieron un rato después, justo cuando ya nos habíamos puesto los shorts y estábamos secándonos con las toallas. Entraron por la puerta, nos miraron raro, pero no sospecharon nada. ‘¿Qué hicieron, boludos?’, preguntó mi viejo, y yo, con cara de nada, dije ‘nada, nos tiramos a la pileta’. Nos mandamos al living, prendimos la Play 2 y nos pusimos a jugar al GTA San Andreas como si no hubiera pasado nada, matando guachos en Los Santos mientras Mateo y el Lauti se reían y me miraban de reojo
Afeminado



putita caliente


"Esa tarde fue un descontrol total, pero no fue la única vez que boludeamos así. Durante ese verano seguimos viéndonos, siempre con esa tensión rara: Mateo haciéndose el macho pero dejándome rozarlo o tocarlo cuando nadie miraba, y el Lauti siempre listo para sumarse a cualquier locura. Pero después, no sé cómo, perdí contacto con Mateo. Capaz se mudó, capaz se asustó de lo que pasó, o capaz simplemente la vida nos llevó por caminos distintos, pero nunca más supe nada de ese culito que me tuvo obsesionado esas semanas. Con el Lauti seguimos cruzándonos un tiempo, pero tampoco lo veo hace años. Ahora, a mis 25, con esta pija de 18 cm bien entrenada y lista para partir ortos como se debe, me acuerdo de esa locura en la pileta y se me para mal, imaginándome cómo sería encontrar a Mateo hoy y terminar lo que empezamos en el agua, o cruzarme al Lauti y ver si sigue siendo tan guacho como antes.
amigos con derecho



femboy



sissyboy



me cojo a mi amigo en la pileta



pileta



relato



transexual



real



crossdresser



Afeminado



putita caliente



amigos con derecho



femboy



sissyboy



me cojo a mi amigo en la pileta



pileta



relato



transexual



real



crossdresser



Afeminado



putita caliente



amigos con derecho



femboy



sissyboy


¿Y ustedes, putitos? ¿Qué harían si estuvieran en esa pileta conmigo, adolescentes y calientes como estábamos? ¿Se prenderían como Mateo, dejándome cojerlos hasta el fondo mientras el agua nos tapa, o serían como el Lauti, metiendo mano y pidiendo más? Cuéntenme sus fantasías más guarras en los comentarios, quiero saber cómo me tentarían ahora que soy un macho hecho y derecho con ganas de todo. Y si son bien trolas, suban una foto o algo mostrando cómo me recibirían en el agua, con el culo listo y la boca abierta. ¡A ver quién me calienta más y me hace revivir ese verano zarpado!

me cojo a mi amigo en la pileta



"Siganme en X (@MartnGlvez, pasame el tuyo y lo pongo) y entren al grupo Telegram 'Ganado de mi pija 18cm'. Comentá 'quiero ser tu puta en el Ganado' y te sumo para que me mandes tus guarradas en privado y seamos una familia bien caliente. ¡A mojarse y a portarse mal, trolas!
pileta

3 comentarios - me cojo a mi amigo en la pileta

nukissy2875
🍓Aquí puedes desnudar a cualquier chica y verla desnuda) Por favor, puntúala ➤ https://da.gd/erotys
WhiskyOnTheRock +2
Lo que daría para cojerne ese culito....ni yo lo sé

relato
MartnGlvez
Somos dos
@MartnGlvez sabes su nombre?....tengo ganas de ver algo más de ella