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Sugar (5)

Llamé a mis papás apenas aterricé.

"Hola papis! Miren dónde estoy!!" Enfoqué rápidamente a mí alrededor, apenas se podía distinguir que el aeropuerto era de Colombia por algunas pocas banderas.

"Si tranquis, ahora me viene a buscar un taxi de la empresa" les dije a su intranquilidad de que su nena esté en un país desconocido.

Sin embargo, no tenía ni idea de eso, estaba en un costado esperando que llegue mí valija por la cinta.

"Los quiero mucho! Cuídense y desde el hotel les hablo!"

Así corté con ellos, esa última frase fué en la única que no les mentí prácticamente. De verdad los quería, sin embargo, no había forma de decirles la verdad sin lastimarlos o alarmarlos.

Corté el teléfono y fui con Pedro, me acerqué y lo abracé por detrás, estaba muy emocionada de estar ahí. Él acarició mí mano que lo abrazaba en un gesto de aprobación.

Apareció su valija y detrás la mía, un señor del aeropuerto nos ayudó a bajarla y a salir de ahí hasta un Mercedes-Benz negro que nos esperaba en la puerta del aeropuerto.

Subimos y después de un largo rato, ví el mar. Me emocioné mucho, crucé mí cuerpo sobre su regazo para pegarme a la ventana y apreciar el paisaje. Quedé en 4 en el asiento trasero, encima de él.

Era hermoso el color del agua, nunca había visto nada así. Estaba enamorada de eso, un sueño.

Cuando se me pasó el transe, pude notar con más calma la escena y una vergüenza me invadió. El conductor colombiano miraba de reojo a la pendeja que tenía el vestido levantado sin tanga a centímetros suyo, mientras un señor mayor, acariciaba suavemente mís piernas.

"Perdón" dije roja de vergüenza y me senté como antes. Pude notar la desilusión del pobre hombre. Pedro se rió de mí expresión.

Llegamos a un hotel lujoso, rodeado de naturaleza y muy paradisíaco. Nos recibieron con unas copas de champagne, tomaron nuestro equipaje y nos invitaron a sentarnos mientras completaban el papeleo.

Miraba para todos lados, era un ambiente muy raro para mí. No me sentía parte de ese entorno. Sentí como aquella primera cita con él, en donde todo el mundo nos miraba.

"Será la hija? La sobrina?" Sentía que se preguntaban.

Algunas caras de desprecio de señoras, daban a entender que su conclusión era "es un gato".

Los señores, aprovechaban el uso de los lentes negros para mirar todo lo que podían mí ceñido vestido.

Poco me importó realmente todo esto, ya había aprendido a vivir con eso.

Pedro acariciaba mí pierna, estaba más suelto que nunca, tenía gestos de afecto que no eran tan típicos en él.

"Ahora cuando nos dan la habitación si querés te cambias y podes ir a la pileta, yo me conectaré por unas reuniones"

Me desilusionó un poco eso, también porque me daba miedo ir sola, no sabía cómo "comportarme" en ese lugar. Temía que se note que no era como el resto.

Un chico muy simpático nos dió unas tarjetas para acceder y nos dijo que nuestro equipaje ya estaba en la habitación.

Subimos por el ascensor, me ví al espejo y me sorprendió hasta a mí lo cortito y apretado del vestidito. Era la primera vez que lo usaba y no tenía registro real.

Pedro me manoseaba la cola sin descaro ya que íbamos solos. Lo besé y le agradecí de estar ahí, nunca en mí vida lo habría imaginado.

Salimos del ascensor y encontramos nuestra habitación entre risas por no entender correctamente los carteles.

Una suite igual o más linda que la que usábamos en Buenos Aires. Supongo la vista al mar ese turquesa ayudaba a mejorarla.

"Ya te tenés que conectar?" Le pregunté mientras seguía revisando la habitación, inspeccionando la heladerita...

"Me iba a dar una ducha y ya me reúno que me lo quiero sacar de encima"

Ví que desarmó el bolso, buscó alguna prenda y fué para el baño.

Aproveché de servirme una coca cola helada y busqué en mí bolso la malla que iría a utilizar. Había llevado varias aunque no estaba segura si eran en sintonía al lugar al que vinimos.

Escuché la ducha correr y dejé todo. Inclusive, mí vestidito.

Entré al baño y estaba él debajo del agua, con su cara tapada por sus manos mientras disfrutaba de esa lluvia en su rostro.

En silencio, entré a ese gigante cuadrado y me arrodillé frente a su pija. Él me vió y sonrió.

Mí mano agarró su pija aún sin levantarse y tomándola con mí palma me la llevé a la boca.

Mmmm, que lindo sentir como se iba endureciendo adentro mío. Como iba agrandandose con los movimientos de mí lengua.

El cerró sus ojos y disfrutó de ese momento de relax.

El agua caía sobre su pelo y espalda. Y la pendejita colgada de su verga ya durita.

La ducha me empapaba mientras yo hacía lo propio con él.

"No paras de sonreír putita" me dijo abriendo sus ojos.

Era verdad, mí sonrisa solo se veía interrumpida por su pija atravesada en mí boca. Mis cachetes estirándose cuando jugaba con ella. Me costaba ocultar el buen momento que estaba pasando, era evidente.

No respondí, dejé que mí lengua sirva para otra cosa, para agradecer como corresponde. Masajeaba sus bolas que daban inicio a mis lamidas que recorrían todo su tronco hasta la puntita con pasión. Jugaba con cortas y fuertes lamidas en su cabecita.

Podía ver cómo le costaba mantenerse de pie, le temblaban las piernas, eso me motivaba más. Daba chupones más fuertes y me ahogaba todo lo que podía con su pija.

El agua caía y escondía las lágrimas que salían de mis ojos con cada atragantada que me daba.

Por favor, qué linda sensación, de rodillas frente a tu macho, obediente y agradecida con él. Qué me importaba que tenga 50 años y yo 20? Qué me importaban esos 30 años de diferencia? Si tenía pancita? Daba igual, la pasión que sentía comiéndome esa pija no tiene explicación. Yo era su puta en ese momento, estaba feliz de estar ahí y ser yo quién le haga ese pete.

Lo mejor llegó cuando agarró mí nuca y me enterró hasta la campanilla. Enormes descargas de leche fueron directo a mí garganta. Tragué todo, era mí hombre y pensaba respetar ese regalo caliente que me daba como premio.

No dejé salir una gota, mí lengua aún conservaba restos blancos que orgullosamente tragué para mostrarle que no había quedado nada.

Dí dos o tres lamidas más para limpiar cualquier resto y entendí que mí rol estaba terminado.

"No te quiero demorar más". Me levanté de mí posición y salí de ahí.

Ahora sí, tenía que resolver qué malla me pondría. 

6 comentarios - Sugar (5)

luquitatatat +1
uff increible, que putita la nena
BohemianFantasy
Hay que se agradecida en la vida 😇
nave_del_olvido +1
holis, cada una de las partes me gusta mas, muchas gracias, me encanta su postura, y el como le gusta ser agradecida, y como el entorno ya no le molesta para nada... sabe que esta para pasarla bien junto a ese macho que le satisface todas las necesidades... aguardare la continuacion, saludos.
BohemianFantasy +1
Ya hoy publico 🫡
nave_del_olvido +1
okis, muchas gracias
Pervberto +1
El habitual placer de tu narrativa, la especial calentura de la historia que se desarrolla.
BohemianFantasy +1
La previa siempre es lo más interesante, no?