LAURA, era una mujer de 32 años, soltera y que trabajaba de enfermera en un hospital. Había estado con una pareja que le había cansado de interminables discusiones que no iban a ninguna parte, además de que tampoco sabia apreciar a una mujer con su porte y con la mente clara. Lo unico bueno de su anterior pareja era que le había ayudado a descubrir una sana adicción que le hacía perder la cabeza. Fué una noche en la que después de ir a cenar con su expareja, con unas copas de más al volver a casa comenzaron a hacer el amor. Entraron en la casa abrazandose y sin poder llegar a la habitación, le levantó el vestido y Juan, el nombre de su expareja, comenzó a penetrarla de pie.
Alquel día Juan, probó algo nuevo. Mientra la penetraba en una posición por detrás dejó caer su saliba sobre el ojete de Begoña, la puntería de Juan, ya fuera por casualidad cayó justo en el centro geometrico. La reacción de Begoña también fué fuera de lo habitual ya que lo sientio, relajando su esfinter. A todo esto mientras las sacudidas de Juan le embutian la polla hasta el fondo de su vagina. Juan introdujo su dedo indice dentro del culo de Begoña, lo que de forma practicamente instantanea le produjo un orgasmo a Begoña.
Laura descubrio gracias a Juan y a aquel día el placer que sentía al ser penetrada analmente. Con el tiempo se fué dado cuenta que ese placer nunca se acababa y que su ojete era insaciable. Por mucho que lo intentara Juan no podia durar más que las insaciables ganas de Laura. Después del divorcio, Begoña intentó quedar con algunos chicos de forma esporadica, pero siempre se encontraba con la misma problematica. Su ojete les estrujaba tanto la polla que se corrian antes de que ella pudiera satisfacerse. Cosa que parecia imposible. Probó juguetes, pero los brazos se cansaban. Si bien los vibradores conseguian saciar parte de esa necesidad, lo cierto era que el placer por la fricción no lo igualaba nada.
Finalmente empezó a frecuentar locales de intercambio, donde conoció a Jaime. Jaime que fué uno de los que intentó complacer a Begoña era el dueño del local. Quisó ayudarla de alguna manera así que organizaba eventos de solo chicos, los mejores dotados y que pudieran aguantar al menos un tipo para poder satisfacer los deseos de Lauraa. El local no era nada sombrio, era el mejor del pais. Tenía una elevada cantidad de detalles con materiales, sabanas de la maxima calidad.
La noche que se pretendía satisfacer a Laura, se cerraba el local al publico en general y se dotaba de un reservado con una cama redonda. Ese día solo entraban chicos en el local. Las parejas podían asistir a mirar, pero ese día no podian hacer uso de las instalaciones como en un día habitual.
El ritual comenzaba con Laura en el medio de una cama redonda y todos los hombres alrededor de la misma. Había en torno a 20 hombres. En los momentos previos al encuentro laura estaban tan excitada, que tenía que cambiarse las bragas varias veces en el mismo dia. Se había practicado enemas para limpiar su instentino. Por otra parte había llevado una dieta equilibrada para evitar exceso de ventosidades.
Ella no quería calentamientos, mientras estaba en el medio de la cama redonda, solo esperaba que comenzaran a penetrarla analmente. Ya había vaciado suficiente lubricante dentro de su culo como para no demorarlo mucho más. Las reglas eran claras. Solo penetracion anal y uno hombre detrás de otro. No podia haber dos hombres con ella dentro de la cama. Los otros debían esperar en el borde de la cama. Si el hombre se agotaba debía salirse de inmediato para facilitar a otro que siguiera.
Así, sin más preambulos comenzó el ritual de sexo anal. Al principio los hombres fueron desfilando de uno en uno por el culo de laura La posición principalmente era en cuatro pero alguna vez cambiaban de postura. Begoña sentía un placer como no había sentido nunca. Lo único que le hacía volver del nirvana era que los hombres o bien se corrían o no podian mantener el rito y debía esperar unos segundos a que otro la enchufara. Todos usaban condón. A excepción de algunos que contaban con el beneplacito de ella. Si bien no estaba permitido correrse dentro de su culo. Cada hombre desfió de media dos horas por el culo de laira.
Algunos incluso pudieron llegar a tres. Uno llego a hacerlo hasta seis veces. Era un chico de 20 años. Después de una hora, si bien el sentido común diria que Laura estaba al limite, era todo lo contrario. No podia encontrar la manera de saciarse. Incitaba a los hombres a participar pero estos no podian. Las parejas que estaban más atras incitaban a sus parejas a participar.
Finalmente Jaime se acercó con un dildo, y comenzó a introducirlo en el culo de laura. Ahora los chicos se acercaban para evitar que cuando uno se cansará otro continuara. De esa manera consguieron llevar al extasis a Begoña, que ahora no podia ni contener su uretra de forma continuda. Finalmente los chicos agotados ya, se alejaron. ella como una gata a cuatro patas daba vuelta en la cama, esperando que alguien se acercara, pero ya nadie lo hacia. Una pareja quedó en el reservado junto a laura en la cama, la mujer se acerco,laura ensño su culo que estaba excesivamente dilatado. Colorado y sonrojado. La mujer acerco sus dedos de su mano derecha y los introdujo dentro del culo de ellaa, que movia para facilitarle el trabajo a la mujer. Finalmente la mujer fué introduciendo más dedos. Al final de un rato la mano de la mujer, que no era excesivamente más grande que los penes que habían entrado en su culo, entro completamente dentro de laura.
Mientras la mujer mantenia la mano dentro de laura, su pareja la penetró hasta llevarla al orgasmo. Cuando terminó saco la mano y se marchó con su pareja.
ella se quedó frustada en su cama. Empezó a pensar que su ano era insaciable y nunca podría darle el placer que deseaba.
Cuando llegó a casa empezó a sentir que algo dentro de su culo, no debía estar alli. Introdujo un dedo y toco algo. Finalmente empujo para sacarlo. Era una capsulita. Pensó que debió haberla introducido la mujer cuando metio su mano. Abrió la capsula dentro había un papel doblado. Lo abrió, lo leyó y se desplomó al suelo.
2 comentarios - Un vicio adictivo
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