http://www.poringa.net/posts/relatos/5781848/VESTIGIO-Evolutivo---Episodio-003.html
Mi corazón palpitaba rápido en la persecución de aquella hembra y a pesar de mi confusión interna mi cuerpo cumplía con sus funciones a la perfección y pude ser veloz y preciso en mis pasos a la vez. La vi meterse entre las laderas de dos montañas vecinas y cuando crucé detrás de ellas descubrí un lugar hermoso con árboles y vegetación. Nuestra civilización de cérvidos humanoides había construido casas con madera y otros elementos formando como una verdadera ciudad salvaje. La hembra que me llevó hasta ahí me contó que en algún momento de la historia de este pueblo los especímenes de la realeza fueron a vivir a una ciudadela repleta de viviendas de lujo y con recursos ilimitados al territorio sagrado de las cuevas mientras que los habitantes comunes se quedaron en el bosque. Pero cuando una especie reptiloide enemiga se enteró de la ubicación de las minas de piedras preciosas escondidas en la profundidad de aquellas cavernas atacó la entrada del territorio cérvido y la mayoría de los machos tuvieron que ir a la guerra. El ejército de reptiles fue demasiado para los improvisados defensores de las puertas de la ciudadela y los arrinconaron contra el fuerte de ingreso provocándoles grandes pérdidas. Reducidos en número y con desesperación los que quedaban de las huestes cérvidas pidieron a sus reyes que les dieran asilo pero los viejos monarcas no quisieron arriesgarse a que sus rivales ingresaran a su ciudad y nunca abrieron las puertas. La sangre corrió contra las rejas del territorio sagrado sin dejar sobrevivientes a manos de los reptiloides. Aquella traición provocó el Cataclismo debido al enojo del dios Sol que con un estallido cegó a todos en la ciudadela, desmoronó las cuevas escondiendo las minas y secó el territorio sagrado con su calor para que nadie quisiera volver. FUISTE EL ÚNICO MACHO SOBREVIVIENTE DE SANGRE REAL me dijo mi compañera tras lo que empezaron a salir de las casitas y de entre los árboles cientos y cientos de Cérvidas casi en su totalidad hembras más allá de algunos que parecían ancianos y de sus crías.
Mi ánimo aquel día fue bueno y encaré el viaje al trabajo con alegría. Una felicidad momentánea que se desdibujó cuando el colectivo en el que iba frenó para hacer subir a los pasajeros que iban en el anterior vehículo que se había roto. Como suele suceder en estos casos los que íbamos cómodos en el transporte posterior tuvimos que hacer lugar a los que subieron y terminamos todos apretados en los pasillos. Yo me puse contra los parantes que determinan el lugar para la silla de ruedas en el medio que casi nunca se usan más que para soporte de los pasajeros de a pie. Contra mí quedó una joven toda vestida de blanco y cabellos rubios bien lisos con unos hipnóticos ojos celestes bien redondos que por cuestiones del movimiento del colectivo y de los que estaban a su lado quedó directamente adelante mío. Quise evitar tal situación pero no pude: su cola se apretaba contra mi cuerpo y podía sentir sus curvas. Con la mirada por encima de su hombro me dispuse a leer los apuntes aparentemente universitarios que llevaba en sus brazos:
"El pene de los ciervos mide entre 20 y 30cm, siendo el promedio de la medida del miembro de un alce unos 28cm aproximadamente (11 pulgadas). El mayor cérvido que haya existido fue el ya extinto Megaloceros giganteus con 2.2 metros de altura en la cruz (la media de los alces va entre 1,4 y 1,9 por ejemplo) y una longitud de sus astas de casi 3.5m. Se cree que en proporción su pene llegó a medir entre 30 y 35cm."
Hasta allí leí y no pude seguir más porque tuve una erección muy fuerte con mi bulto entre las prominentes nalgas de la chica que se iba como acomodando. Se me fue parando de una forma terrible ya saliendo la cabeza por el elástico del boxer, Ella se dio vuelta y por casi un segundo me miró y se sonrió. En ese mismo instante el sol atravesó las ventanas de aquel Mercedes Benz con chofer y rebotó en el dije que ella tenía colgando de su cuello. La luz reflejada me dio directo en los ojos y tuve que cerrarlos. Al volver a abrirlos sólo alcancé a ver como la menudita rubia se bajó del colectivo.
Antes de ir a trabajar tuve que masturbarme en el baño del local porque no podía atender con el pene tan duro. Acabé demasiado y la satisfacción fue tal que estuve como sedado hasta el momento de regresar a casa. Al eyacular tuve como un flash de la imagen de uno de mis sueños aunque no pude saber bien cual.
Mi corazón palpitaba rápido en la persecución de aquella hembra y a pesar de mi confusión interna mi cuerpo cumplía con sus funciones a la perfección y pude ser veloz y preciso en mis pasos a la vez. La vi meterse entre las laderas de dos montañas vecinas y cuando crucé detrás de ellas descubrí un lugar hermoso con árboles y vegetación. Nuestra civilización de cérvidos humanoides había construido casas con madera y otros elementos formando como una verdadera ciudad salvaje. La hembra que me llevó hasta ahí me contó que en algún momento de la historia de este pueblo los especímenes de la realeza fueron a vivir a una ciudadela repleta de viviendas de lujo y con recursos ilimitados al territorio sagrado de las cuevas mientras que los habitantes comunes se quedaron en el bosque. Pero cuando una especie reptiloide enemiga se enteró de la ubicación de las minas de piedras preciosas escondidas en la profundidad de aquellas cavernas atacó la entrada del territorio cérvido y la mayoría de los machos tuvieron que ir a la guerra. El ejército de reptiles fue demasiado para los improvisados defensores de las puertas de la ciudadela y los arrinconaron contra el fuerte de ingreso provocándoles grandes pérdidas. Reducidos en número y con desesperación los que quedaban de las huestes cérvidas pidieron a sus reyes que les dieran asilo pero los viejos monarcas no quisieron arriesgarse a que sus rivales ingresaran a su ciudad y nunca abrieron las puertas. La sangre corrió contra las rejas del territorio sagrado sin dejar sobrevivientes a manos de los reptiloides. Aquella traición provocó el Cataclismo debido al enojo del dios Sol que con un estallido cegó a todos en la ciudadela, desmoronó las cuevas escondiendo las minas y secó el territorio sagrado con su calor para que nadie quisiera volver. FUISTE EL ÚNICO MACHO SOBREVIVIENTE DE SANGRE REAL me dijo mi compañera tras lo que empezaron a salir de las casitas y de entre los árboles cientos y cientos de Cérvidas casi en su totalidad hembras más allá de algunos que parecían ancianos y de sus crías.
Mi ánimo aquel día fue bueno y encaré el viaje al trabajo con alegría. Una felicidad momentánea que se desdibujó cuando el colectivo en el que iba frenó para hacer subir a los pasajeros que iban en el anterior vehículo que se había roto. Como suele suceder en estos casos los que íbamos cómodos en el transporte posterior tuvimos que hacer lugar a los que subieron y terminamos todos apretados en los pasillos. Yo me puse contra los parantes que determinan el lugar para la silla de ruedas en el medio que casi nunca se usan más que para soporte de los pasajeros de a pie. Contra mí quedó una joven toda vestida de blanco y cabellos rubios bien lisos con unos hipnóticos ojos celestes bien redondos que por cuestiones del movimiento del colectivo y de los que estaban a su lado quedó directamente adelante mío. Quise evitar tal situación pero no pude: su cola se apretaba contra mi cuerpo y podía sentir sus curvas. Con la mirada por encima de su hombro me dispuse a leer los apuntes aparentemente universitarios que llevaba en sus brazos:
"El pene de los ciervos mide entre 20 y 30cm, siendo el promedio de la medida del miembro de un alce unos 28cm aproximadamente (11 pulgadas). El mayor cérvido que haya existido fue el ya extinto Megaloceros giganteus con 2.2 metros de altura en la cruz (la media de los alces va entre 1,4 y 1,9 por ejemplo) y una longitud de sus astas de casi 3.5m. Se cree que en proporción su pene llegó a medir entre 30 y 35cm."
Hasta allí leí y no pude seguir más porque tuve una erección muy fuerte con mi bulto entre las prominentes nalgas de la chica que se iba como acomodando. Se me fue parando de una forma terrible ya saliendo la cabeza por el elástico del boxer, Ella se dio vuelta y por casi un segundo me miró y se sonrió. En ese mismo instante el sol atravesó las ventanas de aquel Mercedes Benz con chofer y rebotó en el dije que ella tenía colgando de su cuello. La luz reflejada me dio directo en los ojos y tuve que cerrarlos. Al volver a abrirlos sólo alcancé a ver como la menudita rubia se bajó del colectivo.
Antes de ir a trabajar tuve que masturbarme en el baño del local porque no podía atender con el pene tan duro. Acabé demasiado y la satisfacción fue tal que estuve como sedado hasta el momento de regresar a casa. Al eyacular tuve como un flash de la imagen de uno de mis sueños aunque no pude saber bien cual.
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