You are now viewing Poringa in Spanish.
Switch to English

Un trío ideal

Hacia tiempo teníamos el deseo de probar el sexo de a tres. Lo habíamos hablado muchas veces pero concretarlo no era nada fácil. Encontrar al tercero o tercera era lo difícil. No queríamos un total desconocido,pero tampoco alguien a quien conociéramos demasiado. Tenía que ser alguien conocido, pero no cercano, y a la vez con la confianza suficiente como para poder proponercelo y con la seguridad de que no diría que no y nos andaría juzgando después. No era fácil, y por eso el deseo permanecía pero la chance era distante. Pero un día las cosas se dieron solas.
Teníamos un fin de semana solos y la idea era aprovecharlo. Habíamos planeado varias cosas, pero una sorpresiva aparición cambio las cosas
Esa tarde paso por el local de ella un amigo al que llevaba tiempo sin ver. Una de esas personas con las que el destino te deja una cuenta pendiente, o más bien unas ganas de un poco más de acción. Fue de casualidad y repentino, Pero suficiente para encender la llama. Lo que sea una compra simple para él termino en una charla de casi dos horas recordando viejos tiempos, y hasta sobre el final dejando entrever que para los dos había esa sensación de querer un poco más.
Con él había habido sexo y del bueno, el que se disfruta y se quiere repetir. Y de hecho se repitió un par de ocasiones, todo antes de conocernos. Luego todo se diluyó.
No sé en qué momento hizo el click, pero entre charla y charla me mandó un mensaje:
Lo encontré. Ya tenemos alguien para ser tres…
Lo leí y se me aceleró el corazón. Una mezcla de nervios y ansiedad. Quería saber más. Pregunté todo lo que se me ocurrió en un solo mensaje. Pero no hubo respuesta inmediata. Recién una hora después llegó otro mensaje cortó y conciso.
Esta noche te cuento.
La ansiedad se apoderó de mi por las siguientes dos horas, hasta que llegó. Un beso intenso de bienvenida, que lo arrancó ella. Estaba claro que había quedado caliente con la situación. Hablamos un rató, detalló la charla y su idea para concretar. No había dudas de que tenía que ser él. Ella se moría de ganas de volver a disfrutarlo. Pusimos en marcha el plan. Ya se noche y en la cama empezó a mandarle mensajes. Primero en tono de amigos y resaltando lo lindo de volver a verlo. Una cosa llevó a la otra y terminaron hablando de aquellos encuentros. Yo seguía la charla en tiempo real, y me calentaba tanto como ella.
El le confesó unas ganas locas de querer tenerla desnuda de nuevo. Y le elogio las tetas y el.culo, confesando que esa tarde sus ojos se habían perdido un par de veces en esas partes.
Nos sorprendió con un pedido.
Estás sola? Te animas a mandarme alguna foto 🥵?
Listo. La primera parte estaba hecha. Ya lo tenía caliente y dispuesto a un encuentro. Empezaron a ir y venir fotos. Selfie, sin cara y muchas tetas. Con corpiño, sin corpiño. La temperatura en aumento. Ella también pidió.
Vos no me vas a mandar ninguna?
Llegó una foto en boxer. Se notaba un bulto de buen tamaño. Llegó la foto al desnudo. Entendí por qué tantas ganas de volver a verlo. No era una exageración pero se notaba que era de un grosor importante. Era por ahí.
La cosa ya estaba explotada. No era necesario dar más vueltas. Así que íbamos a mandar una foto en la que se sugiera que los de la charlas eramos tres. Agarré teléfono, me pare, ella se dió vuelta y le saque una foto desde arriba de cuerpo completo, con la cola como protagonista.
Esa foto no es de ahora. Alguien te la sacó ¿O que está pasando?
Era el momento de explicarlo todo. Le contó con lujo de detalles lo que teníamos ganas de hacer. Y que él era la persona ideal para eso. Hubo silencio. Unos minutos sin respuestas. Nos preocupamos, y casi que nos frustramos. Hasta que el mensaje llegó. Una foto, la pija chorreada. Y un texto que decía.
Entre la foto y la propuesta no me pude aguantar. ¿Cuándo y dónde? Que estoy.
Le respondió. Lugar y hora. Dejó el teléfono. Nos besamos desesperadamente. Mi mano buscó su concha. Completamente mojada la tanga, unas pocas caricias bastaron para que estalle en un orgasmo.
Me empujó se arrodilló al lado mío. Me bajó el boxer y con su boca recorrió cada centímetro de pija hasta que exploté. Siguió hasta que saliera la última gota.
Quedamos exhaustos mirando el techo. Nos levantamos a tomar algo. Charlamos. Nos imaginamos lo que venía. Volvimos a la cama para otra sesión de sexo caliente hasta dormirnos sabiendo que al otro día concretariamos lo que veníamos esperando.
Teníamos todo listo. Se acercaba la hora. Había vino y unas copas en la mesa. Ella se había vestido con un jean ajustado que le marcaba la cola de una forma excepcional y una remera bien escotada. Las tetas y el culo resaltaban. Sabíamos que a él le gustaba. La duda estaba en que hacer, como empezar. Para los tres era la primera vez en esto. Llegó. Miradas cómplices, saludos nerviosos. Nos sentamos. Nos servimos unas copas. El vino empezó a correr y todo empezaba a fluir. Risas, chistes, indirectas, piropos. El ambiente era ideal.
La música acompañaba. Las risas y charlas se estiraban. De nuevo la duda ¿Cómo empezamos?.
Él tomó la iniciativa. Se paró y la saco a bailar ahí en el living. Vueltas, roses, risas y de repente un cara a cara que termino en un beso desesperado. Las bocas se fundieron con intensa desesperación. Las ganas de que ese momento llegarán se notaron. Él la agarró de las nalgas con tanta fuerza que sus dedos se hundieron en los glúteos. Ella no podía dejar de besarlo. Yo desde el sillón disfrutaba el espectáculo. El la separó, la giró, la apoyó contra su cuerpo y metió sus manos por debajo de la remera mientras su boca le recorría el cuello. Ella suspiraba.
Él le sacó la remera y desde atrás le desabrochó el pantalón. Se lo empezó a bajar mientras el bajaba por su espalda con pequeños mordisco. El pantalón llegó al suelo y el tuvo en frente ese culo al que tanto había mirado. Unos mordiscos fuertos le hicieron soltar un gemido que se mezcló con un gesto de dolor. El sonrió mirándome. Lo disfrutó. Sonreí asintiendo.
Ella lo paró y casi con desesperación le sacó la remera. Lo volvió a besar mientras le abría el pantalón. Se notó un bulto importante. La foto no metía. Él le terminó de sacar el corpiño y se perdió en sus tetas. Ella seguía con sus gemidos. Lo separó. Le sacó el boxer para dejarlo completamente desnudo y que confirmemos lo sospechado. Venía bien dotado. Y pensé:
Con razón ella tenía tantas ganas.
Recorrió con su lengua la pija de punta a punta. La agarro.con sus manos, y sus dedos no se tocaban alrededor de la circunferencia de ese miembro. Lo llevó a su boca. Él soltó un gemido. Ella siguió. El le puso las manos en la cabeza y la acariciaba mientras se movia suavemente. Ella lo disfrutaba.
Paró de golpe, se puso de pie. Me miró y sonrió. Lo agarro del brazo y lo llevó a la pieza. Entraron y el la frenó de un tirón. Le sacó la tanga y la empujó a la cama. le separó las piernas y hundió su cara en esa concha completamente mojada. Mientras su lengua jugaba ella gemía y yo me sumé mordiendole los pezones. Los gemidos se transformaron en gritos de placer. Se estremeció como nunca antes. Todo su cuerpo se contrajo. El se paró. Yo me desnudé y apenas ella se enderezó le separó las piernas y se la metió de golpe. Otro grito. No sé lo esperaba, pero lo deseaba. El entraba profundo y despacio. En cada empujón ella soltaba un gemido.
Estiró su mano como buscandome. Me acerque. Me agarró la pija y la llevó a la boca. Me la empezó a chupar. El seguía. Ella volvió a explotar en un orgasmo. El aceleró. Ella volvió a llegar con mi pija latiendo en su boca. Él la saco de golpe y con un movimiento de manos explotó soltó un chorro que le llegó hasta el pecho. El resto lo descargó sobre el vientre de ella. Al mismo tiempo yo explotaba mientras ella me tocaba y se encarga de que todo cayera entre sus tetas. Estaba manchada por los dos hombres que tanto había deseado juntar.
Nos tomamos un respiro mientras ella entró al baño. Sonreímos. Ni una palabra se oyó. Ella salió sonriendo. No dijo nada. Abrió la mesa de luz y saco un gel. Me lo dió. Entendí lo que buscaba. Él miró de costado tratando de entender. No tuvo tiempo de pensar.
Ella lo empujó a la cama. Volvió a arrodillarse enfrente y metió la pija en su boca para chuparla hasta que vuelva a ponerse dura. No tardó mucho. La exitacion seguía ahi.
Ella le puso un forro que había sacado de la mesa de luz con el gel. Se subió arriba y se sentó sobre esa pija. La sintió entrar como lo.recordaba de otros tiempos. El lo disfrutó. Ella se comenzó a mover y a gemir. Otro orgasmo estaba a punto de estallar. Cuando lo hizo se tiró para adelante, con el dentro de ella y me miró. El también entendió.ñ, y aprovechó, volvió a aferrarse a esas nalgas pero está vez para abrirlas. Me acomode atrás y entre despacio. Un gemido salió de ella. Estábamos los dos adentro. Se empezó a mover con cuidado pero con ritmo. Sus gemidos eran gritos de placer dos y tres orgasmos seguidos hasta que el también gimió. Yo exploté en ese momento.
Hubo silencio. Solo se escuchaba la respiración de los tres. Salí con cuidado. Ella soltó un suspiro. Se levantó. Se acostó en la cama. Nos miramos. Son reímos. Ella fue al baño. Nosotros nos cambiamos. Volvimos al living. Nos servimos una copa. Ella volvió a salir vestida a compartir con nosotros. No hablamos mucho más. Habrá. Sido 15 minutos. El se fue, y los tres quedamos con la idea de volver a juntarnos. Ella y yo volvimos a la cama.

Un trío ideal

6 comentarios - Un trío ideal

tanohot270
hola que ganas de chuparle la concha y besitos negros todo el finde hablame al chat,aca por zona sur
Electrodo79 +1
Excelente lo más difícil para las parejas es encontrar el tercero indicado+10
reyamoroso
Tremenda experiencia, tu mujer una belleza absoluta y bien puta, van 10