Capituloaparte con mi amiga
Me llamó esta mañana, nada particular al principio. Hablamos de su trabajo, del mío, de mi mujer… Y finalmente de su marido…
No estaba feliz. El idiota otra vez la ignoraba.
Y se me escapó, no lo pude evitar… le dije:
-Conmigo eso no pasaba, yo no te tendría así de triste.
La repuesta,no me la esperaba:
-Y tampoco insatisfecha!!! Dijo con vos entre cortada.
-Venite, le dije. Vamos a comer juntos y hablamos.
Nos juntamos en el paseo a comer algo rápido.
Ella estaba radiante como siempre. Una musculosa que dejaba ver los costados de sus muy buenos pechos, y un pantaloncito blanco ajustado. Imposible no sentir calor al verla. Siempre tuvo un culo espectacular. Pero esta etapa de más de 40 y mucho trabajo de gimnasio, la habían hecho una bomba.
Yo no podía quitarle los ojos… Esa cola, esas Piernas …. Y esa forma de mirarme.
Tenemos esta complicidad especial, podemos hablar de nuestras vidas y por momentos olvidarnos de todo y hablar de nuestros deseos más profundos.
Y comimos.Y charlamos de mil cosas.
Pero fue hora de irse, el descanso de trabajo había terminado.
Bajamos al estacionamiento subterráneo, donde estaba estacionada. Estaba muy oscuro, silencioso. Hasta ese momento, nada había retomado la charla de lo “insatisfecha”. Estábamos al costado de su auto.
Le digo:
-Contame.
-Me davergüenza, me dice.
-No me mires a los ojos, le digo…
Y la sujeté suave de las muñecas y la giré, hacia el auto. Me acerqué a ella, haciendo sentir toda mi humanidad contra su cuerpo. Pude sentir un pequeño gemido, entre sorpresa y gusto…
-Susúrralo, te escucho. Le dije al oido mientras ella levantaba su cuello, apoyándolo en mi hombro.
-No seas así… Me dijo con voz entre cortada
-Yo se que pasa, le dije. El idiota como siempre te deja para el último. Y ahora estás así, deseando sentir el calor de la piel, el aliento agitado, las manos temblorosas ….
Su cuerpose arqueaba contra el mío, su cadera empujaba contra la mía, queriendo sentirme.Su cuello levantado, apoyado en mi hombro …
Ella no podía hablar, respiraba agitada y pasaba sus manos por los costados de mis caderas, como llevándolas hacia ella.
Yo ya habíasoltado sus muñecas y mis manos la recorrieron desde abajo hacia arriba. Con una mano acaricié su cuello, y con la otra me deslicé bajo su blusa…
Me llamó esta mañana, nada particular al principio. Hablamos de su trabajo, del mío, de mi mujer… Y finalmente de su marido…
No estaba feliz. El idiota otra vez la ignoraba.
Y se me escapó, no lo pude evitar… le dije:
-Conmigo eso no pasaba, yo no te tendría así de triste.
La repuesta,no me la esperaba:
-Y tampoco insatisfecha!!! Dijo con vos entre cortada.
-Venite, le dije. Vamos a comer juntos y hablamos.
Nos juntamos en el paseo a comer algo rápido.
Ella estaba radiante como siempre. Una musculosa que dejaba ver los costados de sus muy buenos pechos, y un pantaloncito blanco ajustado. Imposible no sentir calor al verla. Siempre tuvo un culo espectacular. Pero esta etapa de más de 40 y mucho trabajo de gimnasio, la habían hecho una bomba.
Yo no podía quitarle los ojos… Esa cola, esas Piernas …. Y esa forma de mirarme.
Tenemos esta complicidad especial, podemos hablar de nuestras vidas y por momentos olvidarnos de todo y hablar de nuestros deseos más profundos.
Y comimos.Y charlamos de mil cosas.
Pero fue hora de irse, el descanso de trabajo había terminado.
Bajamos al estacionamiento subterráneo, donde estaba estacionada. Estaba muy oscuro, silencioso. Hasta ese momento, nada había retomado la charla de lo “insatisfecha”. Estábamos al costado de su auto.
Le digo:
-Contame.
-Me davergüenza, me dice.
-No me mires a los ojos, le digo…
Y la sujeté suave de las muñecas y la giré, hacia el auto. Me acerqué a ella, haciendo sentir toda mi humanidad contra su cuerpo. Pude sentir un pequeño gemido, entre sorpresa y gusto…
-Susúrralo, te escucho. Le dije al oido mientras ella levantaba su cuello, apoyándolo en mi hombro.
-No seas así… Me dijo con voz entre cortada
-Yo se que pasa, le dije. El idiota como siempre te deja para el último. Y ahora estás así, deseando sentir el calor de la piel, el aliento agitado, las manos temblorosas ….
Su cuerpose arqueaba contra el mío, su cadera empujaba contra la mía, queriendo sentirme.Su cuello levantado, apoyado en mi hombro …
Ella no podía hablar, respiraba agitada y pasaba sus manos por los costados de mis caderas, como llevándolas hacia ella.
Yo ya habíasoltado sus muñecas y mis manos la recorrieron desde abajo hacia arriba. Con una mano acaricié su cuello, y con la otra me deslicé bajo su blusa…
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