Teníamos una fiesta de disfraces con unos cuantos amigos. Mi infiel amiga Mayte iba a ir a esa fiesta y me había dicho que ella iría de Blancanieves y su cornudo marido del príncipe. Mi novia decidió ir de cheerleader y yo fui del cazador de Blancanieves, pues sabía que algo bueno podía salir de esa fiesta. Mayte iba guapa y sexy, con un disfraz bien cortito, el cual dejaba ver muy bien, sus largas piernas, con las medias blancas, tupidas, que tan sexys le quedaban. Según la fiesta avanzaba y el alcoholismo nuestro y de la demás gente, sobre todo de su marido, subía, nos arrimábamos más y tonteábamos. Era habitual rozarnos y bailar pegaditos, notando ella mi paquete rozándola.
No nos cortamos nada, como es habitual, y no paramos de darle chupitos a su marido para que este se cogiera una buena borrachera. En la fiesta, poco más que besarnos furtivamente en algún sitio apartados y rápido, podíamos hacer, pero lo hacíamos cada vez que podíamos. Solo había un baño en aquella casa, por lo que no era opción la de encerrarnos pues nos pillarían seguro.
Cuando la fiesta iba terminando, el marido de Mayte iba bien borracho y esta me dijo de acompañarlos a su casa, donde lo remataríamos y podríamos pasar un buen rato. En el taxi, Mayte se sentó en medio de los dos, y pude acariciar, disimuladamente, su deliciosa pierna, gracias a que su marido se quedó dormido. En la casa, le sentamos en el sofá y fuimos a la cocina a por vasos y hielos. Allí nos dimos un buen beso apasionado y acaricie su culo y una de sus piernas, al levantársela.
Volvimos al salón y dejamos al marido entre nosotros. Tras servir la primera copa, brindamos y Mayte dijo de tomárnosla de un trago, cosa que solo hizo su marido. Ya en la siguiente copa, se nos caía dormido y decidimos llevarlo a la habitación. Lo desnudamos y lo tumbamos en la cama. Mayte y yo nos volvimos a besar. Mis manos volvieron a acariciar su culo, pero ahora se metió por dentro de su faldita.
Mayte se rio y me dijo que iba a probar a ver si el cuento había cambiado y era ella quien tenía que besar al príncipe para que este se despertara. Yo también me comencé a reír, mientras ella, se ponía a gatas en la cama y comenzaba a besar al borracho de su marido, que ni se inmutaba. Mayte agarro su polla y le empezó a masturbar, sin mucho éxito tampoco. Me miro, sonrió y me dijo que ya tendría que ir a la desesperada, y comenzó a comerla la polla flácida.
Entonces yo le dije a Mayte que para mí el cuento no había cambiado, que debía acabar con ella, pero que viendo lo rica que estaba, prefería acabar con ella, matándola a polvos. Me miro, me dijo, entre risas, que eso le encantaría, y siguió intentando poner dura la polla de su marido, de momento sin éxito.
Me arrodillé y comencé a acariciar las piernas a Mayte. Fui subiendo mis manos, subiendo su cortito vestido y dejando su culazo al descubierto. Lo acaricie y bese, tapado por esas morbosas medias blancas. Aprete sus glúteos con mis manos y los mordí, soltándola varios azotes. Una de mis manos se metió entre sus piernas y acaricie su coño. Cogí las medias por la cintura y comencé a bajárselas, dejando su culo al descubierto. Llevaba un tanguita de hilo, blanco, que comencé a morder, mientras acariciaba su culo. Pasé mi lengua por todo su culo, mientras mi mano se metió por el lateral del tanga y comencé a masturbarla. Mayte comenzó a soltar gemiditos y yo la bese y mordía los glúteos.
Me levante y, mientras me quitaba el pantalón, Mayte se sentó en la cama. Le enseñe como mi polla si se había puesto juguetona y esta comenzó a pasar sus pies por ella, diciéndome que le encantaba que la mía funcionara mejor que la de su marido. Comenzó a masturbarme con los pies, poniéndomela bien dura. Con ella durísima, me arrimé al borde de la cama, entre las piernas de Mayte y comencé a golpear su preciosa cara con mi polla. Le agarre del pelo de arriba de la cabeza y tire de él, haciéndola abrir la boca. En ese momento, metí mi polla en su boca y comencé a follársela. Mientras la metía hasta el fondo, pero suave, le decía que disfrutara del arma del cazador, ya que la del príncipe no funcionaba nada. Poco a poco fui subiendo la velocidad de la follada de la boca, comenzando a no poder Mayte tragar su saliva, cayéndosela por la comisura de los labios.
La levante y nos dimos un buen beso, antes de girarla y colocarla, de nuevo, a gatas en la cama. Subí el vestido dejando su culo al descubierto nuevamente, pues seguía con las medias bajadas. La di varios azotes fuertes y también se lo golpeé con la polla. Me puse un condón, aparte su minúsculo tanga y comencé a follarla, bien duro desde el principio. Mayte giraba su cabeza y me miraba, sonriendo y gimiendo, poniéndome más cachondo aún. Cuando Mayte aviso que iba a correrse, me arrodillé y metí mi cara entre sus piernas, para comerla el coño, hasta que paso y lamí sus jugos.
Volví a ponerme en pie y, tras apartar el tanga, metí mi polla en su culo y se lo follé duro y sin parar. Me eche sobre su espalda y así nos pudimos besar. Me senté en el borde de la cama y Mayte lo hizo sobre mí, dándome la espalda. Volvió a meterse mi polla en el coño y se movió en deliciosos círculos. Con su cabeza girada nos besábamos y mis manos, acariciaban sus muslos, descubiertos, pues las medias las tenía por las rodillas.
Comencé a subir mis manos y agarre su disfraz, subiéndolo y quitándoselo, dejándola solo con las medias, el tanga y un sujetador de triangulo, blanco. Tras acariciar sus pechitos tapados, desabroche el sujetador y se lo quite, tirándoselo a su marido, que dormía plácidamente sin enterarse de nada. Pose mis manos en sus pechitos y los acaricie, poniendo sus pezones muy duros, comenzando a estirarlos entonces.
Me iba a correr, por lo que me levanté y senté a Mayte en el borde. Me quité el condón y comencé a masturbarme, apuntando a su boca, bien abierta. Cuando me corrí, algo cayo en su boca, pero yo me encargué que también cayera en su bonita cara. Mayte se comenzó a reír y la pedí que ni tragara ni se limpiara mi semen de la cara. La hice levantarse, se colocó bien las medias y la llevé al baño. Allí en el espejo la hice verse y la dije que había pasado a ser Blancacara. Entonces Mayte trago y se limpió la cara.
Mayte y yo fuimos al salón, donde nos tomamos una nueva copa, charlando y acariciándonos. Ella solo llevaba las medias blancas, que tanto me ponían, y el tanga debajo, por lo que no paraba de acariciarla las piernas y el coño tapado. Mayte se levantó para sentarse sobre mí, pero la gire, dejando su rico culo, frente a mi cara, tan morboso tapado por las medias blancas. Lo acaricie y azote, pasando bien mi mano por la raja de su culo, tan marcada en las medias. Acerqué la cara y, tras pasarla por la raja, comencé a morderla el culo, sin dejar de acariciarlo. Le dije a Mayte que la Blancanieves del cuento no era una niña tan mala como ella y la di un fuerte azote. Esta me miro y se rio, mientras yo seguí dándola fuertes azotes. Me dijo que había sido mala, pero porque yo le había obligado. La senté de lado en mis piernas y le agarré del cuello. Le dije que no me volviera a contestar y comencé a lamerla la cara. Pase mi lengua por sus labios y los acabe mordiendo. Baje la cabeza y mordí y estire sus pezones. Mayte soltaba gemiditos de dolor y yo apretaba un poco más su cuello. La bese, sin soltar su cuello y con mi otra mano estiraba sus pezones. Baje esa mano, separe un poco sus piernas y comencé a dar buenos azotes en su coño, para quedarme acariciándoselo después.
Cuando pare de besarla, Mayte me dijo que la tenía cachondísima. Solté su cuello y la ordené colocarse a gatas en el sofá. Le dije que no podía usar sus manos, solo su boca. Esta comenzó a pasar su lengua por mi polla y mis huevos, mientras yo acariciaba y azotaba su culo. Agarré mi polla y comencé a pasarla por su preciosa cara. Cuando Mayte comenzó a comerme los huevos, yo me masturbaba, y cuando la tuve dura, la golpeé la cara con ella, hasta que empezó a comérmela. La mano que no estaba en su culo, agarro su pelo rizado y comenzó a tirar de él y soltarlo, según ella subía y bajaba la cabeza mamándomela. Poco a poco fui llevando yo el ritmo de la mamada, follando su rica boca. Mi mano seguía azotando y acariciando su culo, hasta que se metió por dentro de las medias y comencé a masturbarla el culo y el coño. Cuanto más cachondo me tenía, más dejaba su cabeza apretada contra mí, haciendo que mi polla llegara a su garganta y tuviera arcadas. Baje sus medias, mostrando, de nuevo, su culo y el tanguita. Volví a azotárselo muy fuerte, y mi mano se empezó a marcar en él.
Tumbe a Mayte y me coloque a gatas entre sus piernas, colocándoselas en mis hombros. Mordisquee su coño por encima del tanga y acariciaba sus muslos. Aparte el tanguita y la comí el coño. Mayte cerraba sus muslos, apretando mi cabeza y mi lengua se metía a fondo en su coño. Me puse un condón y me tumbé sobre ella, metiéndome entre sus piernas, para que me rodearan con las medias algo bajadas. Volví a apartar su tanga y comenzamos a follar. Mis manos acariciaban sus muslos, tapados por las medias, y nos besábamos acaloradamente. Bajé mi cabeza y comencé a lamer y sorber sus pechitos. Con sus pezones duros, los empecé a morder, mientras la follaba algo más fuerte. Cuando Mayte iba a correrse, la puse a gatas y metí mi cara entre sus piernas, comiéndola el coño, hasta que lo hizo. Mi lengua jugo un poco más, limpiando sus jugos.
Me puse de rodillas y comencé a follarla el culo. Me eche sobre su espalda, follándola más duro, mientras nos besábamos y acariciaba sus pechos. Me senté en el sofá y Mayte lo hizo sobre mí, de espaldas, metiéndose mi polla, de nuevo, en su culo. Se movía en círculos, mientras nos besábamos. Mis manos, comenzaron acariciando sus muslos, pero terminaron subiendo a sus pechitos, pellizcándolos y estirando sus pezones. Según avise a Mayte que iba a correrme, esta aumentó la velocidad de sus movimientos y yo estire mas fuerte aun sus pezones.
Me acabe corriendo dentro de su culo. Mayte se levantó y se subió las medias, antes de ponerse a gatas, de nuevo, en el sofá. Me quito el condón y volvió a comerme la polla, limpiándomela. Mi mano volvió a acariciar sus deliciosos culo y coño, tapados por las medias blancas tan morbosas. Cuando termino de limpiarme, se sentó de lado en mi y nos volvimos a besar, mientras acariciaba sus pechitos y el coño.
Tras una cerveza que me tomé junto a ella, mientras nos besamos y acariciamos, me vestí y me fui a casa.
No nos cortamos nada, como es habitual, y no paramos de darle chupitos a su marido para que este se cogiera una buena borrachera. En la fiesta, poco más que besarnos furtivamente en algún sitio apartados y rápido, podíamos hacer, pero lo hacíamos cada vez que podíamos. Solo había un baño en aquella casa, por lo que no era opción la de encerrarnos pues nos pillarían seguro.
Cuando la fiesta iba terminando, el marido de Mayte iba bien borracho y esta me dijo de acompañarlos a su casa, donde lo remataríamos y podríamos pasar un buen rato. En el taxi, Mayte se sentó en medio de los dos, y pude acariciar, disimuladamente, su deliciosa pierna, gracias a que su marido se quedó dormido. En la casa, le sentamos en el sofá y fuimos a la cocina a por vasos y hielos. Allí nos dimos un buen beso apasionado y acaricie su culo y una de sus piernas, al levantársela.
Volvimos al salón y dejamos al marido entre nosotros. Tras servir la primera copa, brindamos y Mayte dijo de tomárnosla de un trago, cosa que solo hizo su marido. Ya en la siguiente copa, se nos caía dormido y decidimos llevarlo a la habitación. Lo desnudamos y lo tumbamos en la cama. Mayte y yo nos volvimos a besar. Mis manos volvieron a acariciar su culo, pero ahora se metió por dentro de su faldita.
Mayte se rio y me dijo que iba a probar a ver si el cuento había cambiado y era ella quien tenía que besar al príncipe para que este se despertara. Yo también me comencé a reír, mientras ella, se ponía a gatas en la cama y comenzaba a besar al borracho de su marido, que ni se inmutaba. Mayte agarro su polla y le empezó a masturbar, sin mucho éxito tampoco. Me miro, sonrió y me dijo que ya tendría que ir a la desesperada, y comenzó a comerla la polla flácida.
Entonces yo le dije a Mayte que para mí el cuento no había cambiado, que debía acabar con ella, pero que viendo lo rica que estaba, prefería acabar con ella, matándola a polvos. Me miro, me dijo, entre risas, que eso le encantaría, y siguió intentando poner dura la polla de su marido, de momento sin éxito.
Me arrodillé y comencé a acariciar las piernas a Mayte. Fui subiendo mis manos, subiendo su cortito vestido y dejando su culazo al descubierto. Lo acaricie y bese, tapado por esas morbosas medias blancas. Aprete sus glúteos con mis manos y los mordí, soltándola varios azotes. Una de mis manos se metió entre sus piernas y acaricie su coño. Cogí las medias por la cintura y comencé a bajárselas, dejando su culo al descubierto. Llevaba un tanguita de hilo, blanco, que comencé a morder, mientras acariciaba su culo. Pasé mi lengua por todo su culo, mientras mi mano se metió por el lateral del tanga y comencé a masturbarla. Mayte comenzó a soltar gemiditos y yo la bese y mordía los glúteos.
Me levante y, mientras me quitaba el pantalón, Mayte se sentó en la cama. Le enseñe como mi polla si se había puesto juguetona y esta comenzó a pasar sus pies por ella, diciéndome que le encantaba que la mía funcionara mejor que la de su marido. Comenzó a masturbarme con los pies, poniéndomela bien dura. Con ella durísima, me arrimé al borde de la cama, entre las piernas de Mayte y comencé a golpear su preciosa cara con mi polla. Le agarre del pelo de arriba de la cabeza y tire de él, haciéndola abrir la boca. En ese momento, metí mi polla en su boca y comencé a follársela. Mientras la metía hasta el fondo, pero suave, le decía que disfrutara del arma del cazador, ya que la del príncipe no funcionaba nada. Poco a poco fui subiendo la velocidad de la follada de la boca, comenzando a no poder Mayte tragar su saliva, cayéndosela por la comisura de los labios.
La levante y nos dimos un buen beso, antes de girarla y colocarla, de nuevo, a gatas en la cama. Subí el vestido dejando su culo al descubierto nuevamente, pues seguía con las medias bajadas. La di varios azotes fuertes y también se lo golpeé con la polla. Me puse un condón, aparte su minúsculo tanga y comencé a follarla, bien duro desde el principio. Mayte giraba su cabeza y me miraba, sonriendo y gimiendo, poniéndome más cachondo aún. Cuando Mayte aviso que iba a correrse, me arrodillé y metí mi cara entre sus piernas, para comerla el coño, hasta que paso y lamí sus jugos.
Volví a ponerme en pie y, tras apartar el tanga, metí mi polla en su culo y se lo follé duro y sin parar. Me eche sobre su espalda y así nos pudimos besar. Me senté en el borde de la cama y Mayte lo hizo sobre mí, dándome la espalda. Volvió a meterse mi polla en el coño y se movió en deliciosos círculos. Con su cabeza girada nos besábamos y mis manos, acariciaban sus muslos, descubiertos, pues las medias las tenía por las rodillas.
Comencé a subir mis manos y agarre su disfraz, subiéndolo y quitándoselo, dejándola solo con las medias, el tanga y un sujetador de triangulo, blanco. Tras acariciar sus pechitos tapados, desabroche el sujetador y se lo quite, tirándoselo a su marido, que dormía plácidamente sin enterarse de nada. Pose mis manos en sus pechitos y los acaricie, poniendo sus pezones muy duros, comenzando a estirarlos entonces.
Me iba a correr, por lo que me levanté y senté a Mayte en el borde. Me quité el condón y comencé a masturbarme, apuntando a su boca, bien abierta. Cuando me corrí, algo cayo en su boca, pero yo me encargué que también cayera en su bonita cara. Mayte se comenzó a reír y la pedí que ni tragara ni se limpiara mi semen de la cara. La hice levantarse, se colocó bien las medias y la llevé al baño. Allí en el espejo la hice verse y la dije que había pasado a ser Blancacara. Entonces Mayte trago y se limpió la cara.
Mayte y yo fuimos al salón, donde nos tomamos una nueva copa, charlando y acariciándonos. Ella solo llevaba las medias blancas, que tanto me ponían, y el tanga debajo, por lo que no paraba de acariciarla las piernas y el coño tapado. Mayte se levantó para sentarse sobre mí, pero la gire, dejando su rico culo, frente a mi cara, tan morboso tapado por las medias blancas. Lo acaricie y azote, pasando bien mi mano por la raja de su culo, tan marcada en las medias. Acerqué la cara y, tras pasarla por la raja, comencé a morderla el culo, sin dejar de acariciarlo. Le dije a Mayte que la Blancanieves del cuento no era una niña tan mala como ella y la di un fuerte azote. Esta me miro y se rio, mientras yo seguí dándola fuertes azotes. Me dijo que había sido mala, pero porque yo le había obligado. La senté de lado en mis piernas y le agarré del cuello. Le dije que no me volviera a contestar y comencé a lamerla la cara. Pase mi lengua por sus labios y los acabe mordiendo. Baje la cabeza y mordí y estire sus pezones. Mayte soltaba gemiditos de dolor y yo apretaba un poco más su cuello. La bese, sin soltar su cuello y con mi otra mano estiraba sus pezones. Baje esa mano, separe un poco sus piernas y comencé a dar buenos azotes en su coño, para quedarme acariciándoselo después.
Cuando pare de besarla, Mayte me dijo que la tenía cachondísima. Solté su cuello y la ordené colocarse a gatas en el sofá. Le dije que no podía usar sus manos, solo su boca. Esta comenzó a pasar su lengua por mi polla y mis huevos, mientras yo acariciaba y azotaba su culo. Agarré mi polla y comencé a pasarla por su preciosa cara. Cuando Mayte comenzó a comerme los huevos, yo me masturbaba, y cuando la tuve dura, la golpeé la cara con ella, hasta que empezó a comérmela. La mano que no estaba en su culo, agarro su pelo rizado y comenzó a tirar de él y soltarlo, según ella subía y bajaba la cabeza mamándomela. Poco a poco fui llevando yo el ritmo de la mamada, follando su rica boca. Mi mano seguía azotando y acariciando su culo, hasta que se metió por dentro de las medias y comencé a masturbarla el culo y el coño. Cuanto más cachondo me tenía, más dejaba su cabeza apretada contra mí, haciendo que mi polla llegara a su garganta y tuviera arcadas. Baje sus medias, mostrando, de nuevo, su culo y el tanguita. Volví a azotárselo muy fuerte, y mi mano se empezó a marcar en él.
Tumbe a Mayte y me coloque a gatas entre sus piernas, colocándoselas en mis hombros. Mordisquee su coño por encima del tanga y acariciaba sus muslos. Aparte el tanguita y la comí el coño. Mayte cerraba sus muslos, apretando mi cabeza y mi lengua se metía a fondo en su coño. Me puse un condón y me tumbé sobre ella, metiéndome entre sus piernas, para que me rodearan con las medias algo bajadas. Volví a apartar su tanga y comenzamos a follar. Mis manos acariciaban sus muslos, tapados por las medias, y nos besábamos acaloradamente. Bajé mi cabeza y comencé a lamer y sorber sus pechitos. Con sus pezones duros, los empecé a morder, mientras la follaba algo más fuerte. Cuando Mayte iba a correrse, la puse a gatas y metí mi cara entre sus piernas, comiéndola el coño, hasta que lo hizo. Mi lengua jugo un poco más, limpiando sus jugos.
Me puse de rodillas y comencé a follarla el culo. Me eche sobre su espalda, follándola más duro, mientras nos besábamos y acariciaba sus pechos. Me senté en el sofá y Mayte lo hizo sobre mí, de espaldas, metiéndose mi polla, de nuevo, en su culo. Se movía en círculos, mientras nos besábamos. Mis manos, comenzaron acariciando sus muslos, pero terminaron subiendo a sus pechitos, pellizcándolos y estirando sus pezones. Según avise a Mayte que iba a correrme, esta aumentó la velocidad de sus movimientos y yo estire mas fuerte aun sus pezones.
Me acabe corriendo dentro de su culo. Mayte se levantó y se subió las medias, antes de ponerse a gatas, de nuevo, en el sofá. Me quito el condón y volvió a comerme la polla, limpiándomela. Mi mano volvió a acariciar sus deliciosos culo y coño, tapados por las medias blancas tan morbosas. Cuando termino de limpiarme, se sentó de lado en mi y nos volvimos a besar, mientras acariciaba sus pechitos y el coño.
Tras una cerveza que me tomé junto a ella, mientras nos besamos y acariciamos, me vestí y me fui a casa.
0 comentarios - Mayte es una Blancanieves muy puta