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Esclava rusa 9

Continuación de: http://www.poringa.net/posts/relatos/5741726/Esclava-rusa-8.html


Las luces del cuarto seguían apagadas. A lo lejos un relámpago iluminó el interior del camarote donde sólo se alcanzaban a escuchar los jadeos provenientes de la esclava.
-Спасибо, хозяин...
-Español, Сука- el chasquido de mi mano contra sus nalgas resonó en la habitación al mismo tiempo que el trueno sonó. Dudó por un instante mientras sostenía su cabeza con ambas manos.
-Gra... Gracias, amho.
-Bien. -cada vez que entraba en ella escuchaba un gemido. La tomé del cabello y la empujé contra la almohada, la cuál ya parecía tener completamente grabada la forma de su cabeza.- ¿Más duro o más suave?
-сил... ¡Fuerte, пожалуйста!
-Español- Otra nalgada, resonó y con eso su vagina apretaba, sus piernas temblaban y lograba ver a través de la oscuridad cómo se mordía los labios. Su cadera se movía y podía oler su sudor, no sólo lo palpaba cada que tomaba su cabello, no sólo lo sentía cálido cada vez que la tomaba de los pechos, no sólo me salpicaba cada vez que le daba una nalgada.
-Izb... Disculpe. Fuerte, parfavár.-Logró gemir.
Saqué mi miembro de su interior y le di la vuelta tomándola del brazo, tal vez muy agresivo, ella cedía sumisa a cualquier movimiento que impusiera.
Levantó sus manos en mi dirección, la sujeté de la muñeca y puse sus brazos sobre su cabeza.
-Amo... -Gimió mientras entraba en ella y acercaba mi rostro al suyo. - A... Adentro, parfavár.
La embestía con fuerza y en el calor del momento ignoré totalmente lo que decía. Sólo podía ver la silueta de su barbilla, su cuello, su pecho balanceándose con cada entrada y con cada salida.
Su interior cálido y húmedo me recibía y me abrazaba con la lascivia de un sucubo.
Sus gemidos se volvían una vibración torpe y luchaba contra mi agarre, su mano libre trataba de limpiar el sudor de su cabeza y descendía hasta nuestros sexos, acariciaba su clítoris. Sus piernas temblaban y su cadera se movía sola. Sus gemidos se volvían un quejido que pasaba a ser una onomatopeya temblorosa.
Mi mano en su cuello la retenía y con fuerza me mantenía en su interior, empujando mi pene dentro de ella, embistiendo y preparándome para eyacular en su interior.

-хозяин...- intentó comenzar.
-Español- Negué pasando mi brazo desde su espalda.
-Amho. ¿Cuantho kheda para... Uh... Финиш viaje?
-Terminar. Y no estoy seguro -Su piel cálida me había hecho perder la noción del tiempo. No tenía más de 1 día que habíamos anclado en Atenas, si hubiera revisado mi teléfono seguramente habría visto que no llevábamos más de 8 días de viaje, otro día en el puerto de Atenas y partiríamos hacia Calgliari.
La gente del barco no parecía reparar en nuestra existencia, salvo la pareja que nos había abordado el primer día, su estrategia había cambiado para ser menos directa, trataban de abordarnos por separado, sim embargo, no contaban con que Alina y yo nunca nos separábamos.
La pelirroja tenía heterocromía, sus labios eran gruesos y su busto era algo regular, apenas medía más de 1.65, el hombre rubio medía aproximadamente 1.85 y parecía bastante escuálido.


Eran una pareja de Swingers, La chica nos abordó en la madrugada durante una cena en el buffet. Estaba sonrojada y alcanzaba a escuchar el vibrador que tenía entre las piernas mientras intentaba entablar una conversación que de alguna manera llevara a nuestros intereses sexuales.
Alina me volteaba a ver cada que la chica gemía frente a nosotros. El sujeto, su pareja debía de estar en algún lugar cerca.
-So... What brought you guys here? -Preguntó mientras el labio inferior le temblaba.
Alina abrió la boca, probablemente para preguntarme qué me había dicho, pero al caber la posibilidad de que entendieran ruso decidió callar hasta que yo dijera algo; decidimos optar porque ella sólo dijera "same" o "yep" después de cualquier respuesta que yo pudiera dar.
-Hunger.-Repliqué cortante mientras me llevaba un pan a la boca.
-I see, bread is pretty good in here. You know? There's a Hotel at Athenas and my boyfriend and I are going to stay there instead of the boat. What do you guys say? would you like to share rooms with us?-su tono de voz se volvía cada vez más como un gemido.
-No thanks. We already have plans to stay in the boat.
-Yep-Replicó Alina mientras bebía el café. Estaba inquieta, sus piernas no dejaba de mover la pierna izquierda de arriba a abajo, como pisando algo una y otra vez. Era algo que yo solía hacer cuando estaba pensando. A veces me preocupaba que se volviera como yo.
-Oh! I see. Where are you going? -Preguntó casi emocionada, parecía que de verdad estaban empeñados en tener sexo con nosotros.
-Our room. See'ya- Me levanté con el plato en la mano y Alina me siguió.
La pelirroja parecía tener intenciones de seguirnos también, pero sólo se quedó apoyada sobre sus brazos cruzados en la mesa. Al voltear de reojo la vi cruzando las piernas y arqueando la espalda mientras su cadera se movía hacia el frente.

El chico rubio nos abordó mientras Alina estaba nadando en la alberca y yo la veía desde una silla de playa en el borde.
-She's quite a girl, isn't she? - Tomó la silla más cercana y la acercó a la mía. No pensaba quitarme los audífonos. Eran aproximadamente las 3 a.m, durante el día dormíamos o estudiábamos. Sólo en las noches, cuando todo estaba libre de gente podíamos salir a descansar. Me encogí de hombros en respuesta. -She pretty cute, dude. - La pelirroja se acercó a la alberca en la que estaba Alina y se puso a nadar alrededor de ella, sonriéndole y humedeciendo sus labios con la lengua. -Oh, Look at that. They're getting along! It would be nice for us four to be friends, ya know?
-So you want me to fuck your girl and you want to fuck mine, huh? -Lo directo de la respuesta lo había hecho sobresaltarse pero al instante sonrió y se inclinó en mi dirección.
-Well, not only my girlfriend and probably not only top. -Su rostro se iba acercando al mío, mientras trataba de mantenerme estoico.
Sentí el ligero tic bajo mi ojo derecho. Retrocedí y me levanté de la silla.
-Sorry, we're not interested. -Alina salió de golpe de la alberca, siguiéndome y tomando la toalla más cercana para cubrir su cuerpo.
-хо... Marco ¡espera!

Pero en ese camarote en Atenas todo estaba tranquilo. El murmullo de la gente se había apagado bajo las nubes grisaceas lloviendo a cántaros. El mar se agitaba inquieto y nos mecía. Probablemente no fueran más de las 6 de la tarde, pero no tenía más de una hora que nos habíamos despertado, en una hora probablemente no tendríamos más remedio que ir al buffet. La parte buena es que los swingers no estarían, ya que supuestamente se habían ido al hotel. Habría que esperar a que la lluvia pasara, haría frío.

El crucero zarpó al día siguiente, la tormenta hacía que fuéramos más lento, el crucero, al parecer, tomaría dos días en llegar a Calgliari, pero por la tormenta tomó un día más.
Si No hubiera tenido la inyección anticonceptiva, probablemente el riesgo de que Alina se embarazara durante el viaje habría sido total. Venirme dentro de ella se había vuelto una costumbre y el interior del cuarto era como un sauna de lujuria y lascivia.
La noche anterior a la llegada a Calgliari pudimos ver a la pelirroja con un vestido azul, entallado buscando a alguien desde la entrada del comedor, había demasiada gente, era media noche, música ambiental suave sonaba por los altavoces y cuando la pelirroja se acercó a una pareja que parecía ya casi de mediana edad. Al menos se habían rendido con nosotros.
Pasamos un rato en la piscina después de nuestro desayuno nocturno y caminamos a lo largo de la zona del bar y del hotel. La inmensidad de la oscuridad casi parecía cautivar y preocupar a Alina.
-Es... khomo... un gris sin fin.
-Infinito, sería una buena palabra para el "sin fin". Y sí. No es un lugar en el que te quieras perder.
-Da myieto.
-Sí.
No llevábamos muchos días de clases de español, pero realmente podía ver un poco de progreso. Para cuando pasamos Gibraltar su vocabulario se había extendido un poco más, llevábamos 21 días de crucero y estábamos por pasar más tiempo a la deriva.
De vez en cuando la pelirroja nos guiñaba el ojo cuando nos la encontrábamos por la borda. Al rubio no lo habíamos visto.
Algunas parejas hacían lo mismo que nosotros, encerrarse en su cuarto y sólo lograban escucharse gemidos apagados por las ruidosas olas.

Alina y yo, durante los 15 días que le tomó al crucero llegar a Miami decidimos experimentar un poco más sobre nuestras expediciones nocturnas.
Al principio el balcón de nuestro camarote era un buen sitio donde deshacernos de algo de estrés.  Sin embargo, durante algunos días solitarios en la piscina nuestras ideas se disparaban hacia cosas más arriesgadas. Sexo oral frente a la piscina, entrar entre sus piernas detrás del bar al aire libre, masturbación en las escaleras de la zona hotelera y muchas veces Alina salía con un vestido sin ropa interior y con mi semen saliendo de su entrepierna. Para Alina parecía ser un descubrimiento total, esa sensación de ser encontrada, esa excitación al sentirse humillada. A veces se le escapaba un "amo" en público y ya no nos importaba, parecía más un juego de rol que algo real, además, no parecía que nadie entendiera español.
Tres días antes de llegar a Miami Alina comenzó a Menstruar. Lo cuál no calmó su lascivia, la incrementó. Despertaba en medio de la noche con su boca alrededor de mi miembro. Mantenía la consciencia lo suficiente para tomarla del cabello y obligarla a tragar mi semen.
No podíamos hacer nada más que sexo oral, y eso cuando el dolor le dejaba moverse. Debido a su educación ese dolor no era suficiente para dejar de servir. Sin embargo las cosas eran diferentes ahora. Le gustaba quedarse en cama abrazándome y acariciando mi miembro mientras dibujaba círculos en su espalda con mi dedo.

Detrás del bar, una noche calmada en la que, a lo lejos, se podían ver las luces de la ciudad, Alina parecía pensar en algo.
-¿Pasa algo, Alina?-Me volteó a ver y sus ojos parecían brillar. Se sacó mi pene de la boca y comenzó a deslizar sus manos por el tronco.
-Soy una esclava. Usted es muy bueno conmigo. Sólo me pega cuando tenemos sexo.  No me grita ni cuando está enojado. -No sabía qué decir, sólo la miraba de vuelta, confundido. - A veces fantaseo... Con que nos casamos o con que tenemos hijos. -Mi mano tocó su cabello y comencé a acariciarla. Tomó mi mano con sus manos y la besó.-Pero la verdad es que me gustan las cosas como son ahora. Sé que soy una esclava y sé que un día usted se casará y tendrá hijos y la verdad es que no sé qué hacer. 
-¿Te hace sentir mal? No es que sea un hecho, pero la idea ¿Te hace sentir mal? -Pasaba la lengua por la cabeza se la pegaba a la mejilla.
-No lo sé... Me hace sentir húmeda. Me gusta cuando me humilla, pero también me gusta que seamos sólo nosotros dos. Aún así... Si me lo ordenara, podría ser su esclava sexual, para siempre. Con esposa o sin ella. Podría cuidar de sus hijos o de los nuestros... 
-¿Harías lo que fuera por mí? -Sus ojos lucían hermosos. Sus labios rodeaban mi miembro y adentro de su boca su lengua se movía suave sobre el glande. Sacó mi pene de su boca con un sonido húmedo.
-Sí, amo. -Se levantó y me abrazó. Me tomó unos segundos regresar mi falo al interior del pantalón, pero le regresé el abrazo.
-Es bueno tenerte conmigo, Alina. - Su cuerpo se puso rígido y su abrazo más firme. Su cabeza se apoyó en mi hombro.
-Lo quiero, amo. - Susurró contra mi hombro. Mi mano subió desde su cintura hasta su mejilla.  Me alejé unos centímetros de ella y le di un beso en la mejilla. Era triste pensar que había tenido que pagar por ella. ¿Tal vez en otra circunstancia...? Quién sabe... No sería igual. Nunca era un buen momento para divagar sobre la existencia del destino.
-Ven, vamos a ver la ciudad. 

Fin parte 9


Siguiente parte:


Esclava rusa 9

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