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8. La gótica y el tímido.

¡Hola amigos de Poringa! Su anónimo preferido esta de regreso con un relato de mi obra de la gótica y el tímido. En esta ocasión solo les digo que se agarren, puesto que en este capítulo por fin, luego de varios capítulos José le pide a Aurora que sea su novia y ella por supuesto que acepta.

Les quiero dar las gracias, ya que me han dado mucho apoyo a todos los capítulos, pues cuando reviso las notificaciones veo que incluso la primera parte que publique sigue recibiendo puntos y vistas, de verdad gracias.

Disfruten del post, que ya casi se aproximan los post donde la pareja tiene sexo desenfrenado jeje.

Capítulo 8: Todo mío.

Luego de esa charla y el compromiso de Jacqueline por hablar con José sobre arreglar las cosas con Aurora, esta última se sentía más aliviada, luego de varios días de estar sufriendo a solas, finalmente se sentía capaz de respirar del alivio. Esa tarde y noche su madre le preparo un banquete que Aurora devoro sin pensarlo, luego de no haber comido bien durante mucho tiempo, esto claramente tranquilizo muchos a su madre.

Luego de una rica cena, Aurora se cepillo los dientes, se metió a bañar, se limpió a detalle el cuerpo, se puso su pijama e intento dormir, al principio le costó trabajo por la incertidumbre del que pasara el día siguiente, pero rápidamente se tranquilizó en que todo saldría bien y cayó en un profundo sueño, en donde imaginaba que José le pedía finalmente ser su novia y esta aceptaba alegremente.

Al despertar, su aspecto seguía viéndose un poco demacrado, ya no tanto como antes pero si seguía viéndose cansada, así que después de días sin maquillarse como de costumbre, decidió que era hora de volver a preocuparse por su apariencia, se aplicó un labial color morado que había comprado en su cita con José, sus clásicas sombras negras y rojas en sus ojos, algo de rubor en sus mejillas y una base muy blanca sobre todo su bello rostro para tapar algunas imperfecciones que tenía, producto de no haber dormido bien esos días.

Al llegar a la escuela estaba nerviosa por la reacción que tendría José al verla lucir nuevamente como un ángel oscuro, así que espero a que sonara el timbre para poder pasar junto al asiento de José para que este la mirara y de nuevo quedara cautivado por el aura que ella transmitía, pero para su desgracia, José ni siquiera la volteo a ver. Los ánimos que ella llevaba al principio se desplomaron, pero trato de ser positiva pensando que Jaqueline tal vez aun no le había comentado a José sobre lo de arreglar las cosas.

Las primeras clases para ella parecían no tener fin, los segundos se habían convertido en minutos y pese a que intento prestar atención, una parte de su mente no dejaba de pensar en José y en lo que le diría cuando el momento de encararlo llegara. El timbre del receso sonó, Aurora intento hablar con José, pero los amigos de este se lo llevaron rápido a las canchas, Aurora sentía que la oportunidad de su vida se le iba de las manos, pero debido al tráfico de personas, no pudo alcanzar a José, por lo que no tuvo más remedio que volver a estar sola en el receso.

Mientras comía casi entre lágrimas, su nueva amiga Jacqueline se acercó para charlar con ella y también evitar que Aurora se sintiera sola, obviamente luego de estar hablando un rato a la gótica se le hizo imposible no preguntarle a Jaqueline sobre la respuesta que le dio José cuando le comento sobre lo de arreglar el problema que tenían ellos dos.

Jaqueline: Si se lo comente, pero me dijo que si querías respuesta que tu fueras directamente con él. –Respondió.

Aurora: Intente hablar con él hoy… pero sus amigos siempre lo alejan de mí. –Replico al borde de las lágrimas.

Jaqueline: No llores Aurora, te vas a embarrar el maquillaje tan bonito que tienes, tal vez hoy no pudiste hacerlo, pero quizás mañana o a la hora de la salida, el momento se dará y lo vas a aprovechar para disculparte de lo ocurrido… él también te extraña.

Aurora: ¿En serio? –Pregunto emocionada.

Jaqueline: Así es, cuando me junto con ellos no para de hablar de ti y hoy que platique con él en cuanto escucho tu nombre se puso muy alegre. Honestamente no sé porque se distanciaron, ambos hacen una hermosa pareja, se complementan mutuamente.

Aurora: Eso es cierto… no sé qué sería de mi sin él.

Jaqueline: Entonces está decidido, vas a hablar con él hoy y te disculparas.

Aurora: Si… lo haré… oye, gracias… eres una muy buena amiga.

Jaqueline: Jeje… no es nada, la verdad me encanta verlos juntos, parecen una relación de novela.

Luego de comer y platicar sobre cosas de chicas, el timbre que le anunciaba a los alumnos que había que volver a clases sonó y Aurora se despidió de Jaqueline y se dirigió a su salón con un nudo en el estómago, pues estaba nerviosa sobre qué diría José una vez que ella le hablara, después de casi dos semanas de no entablar conversación con él.

Las clases siguientes afortunadamente para ella, pasaron muy rápido y cuando el timbre del final de clases sonó, Aurora estaba lista para hablar con José, aunque medio mundo estuviera ahí presente ella no retrocedería a hablar con él. Cuando la mayoría de los compañeros se había ido ella se puso de pie, gracias a dios, José se había negado a salir con sus amigos, por lo que en el salón solo estaba él y Aurora.

La chica se acercó sigilosamente al asiento de José y casi como si fuera un Déjà vu de la primera vez en que se conocieron, José iba a tomar sus cosas cuando se llevó la grata sorpresa de que Aurora estaba de pie junto a su pupitre, viéndolo con esos hermosos ojos verdes.

José: ¡Ay! –Pego un grito patético. -¡Que susto! Deberías considerar seriamente ser ninja.

Aurora solo soltó una pequeña risita, pese al pasar del tiempo, José no había cambiado en lo absoluto, seguía siendo alguien tímido cuando hablaba con ella, un chico torpe y muy simpático.

Aurora: Lo siento, no era mi intención asustarte. -Respondió. –Oye José… me preguntaba si… ¿crees que sea posible salir contigo hoy? Para hablar sobre lo que ocurrió la vez pasada.

José: No sé si sea una buena idea, tú misma dijiste que querías que te dejara tranquila así que…

Aurora: ¡José! –Grito interrumpiéndolo. –Es… es importante para mí, por favor… te lo suplico.

José vio el rostro afligido de Aurora, como ella estaba casi al borde delas lágrimas, de nuevo ese sentimiento de culpa por haber hecho llorar a una mujer tan importante en su vida como lo era ella volvió a surgir. Recordó todo lo que Aurora hizo por él, todo el apoyo que recibió de ella cuando nadie más lo hizo, todo el cariño que anhelaba, todas las veces que lo levanto del suelo cuando este se ponía triste. ¿Cómo abandonar a semejante mujer solo por un mal entendido?

José: Esta bien… si… si es importante para ti, también lo es para mí… iré con mucho gusto, ¿quieres que… vayamos a mi casa?

Aurora: Si, me encantaría. –Respondió con una hermosa sonrisa.

José se puso de pie y volteo a mirar a Aurora, su mirada tierna e inocente seguía aun en su rostro, eso estremeció por dentro a Aurora, su corazón comenzó a latir fuertemente contra su pecho y cuando su mirada apunto hacía los labios del chico, la boca se le hizo agua, recordando el delicioso sabor a menta que tenían sus labios cuando lo beso indebidamente, pero mantuvo la compostura.

José tomo su mochila y ambos se fueron caminando juntos como en los buenos tiempos, sin embargo, cuando les faltaban pocas calles para llegar a casa de José, una inesperada tormenta los sorprendió. Los jóvenes encontraron refugio en una parada de autobús, pues la lluvia se había intensificado y ahora hasta estaba cayendo granizo del cielo. Ambos aprovecharon ese momento para charlar un poco sobre esas casi dos semanas en las que no tuvieron contacto ni electrónico ni en persona.

En un momento dado, Aurora asomo la cabeza para ver si venía un taxi para llegar pronto a casa de José, pues el agua estaba casi rosando la banqueta y dentro de poco se mojarían, pero al hacerlo, accidentalmente cayó, con la mala suerte de que aterrizo sobre un gran charco, mojándose todo su bello cuerpo y el granizo que caía del cielo comenzó a lastimarla.

José: ¡¡Aurora!! –Grito José asustado.

Sin pensarlo dos veces salió de su escondite donde se mantenía seco para ir por Aurora, se puso de pie frente a ella, protegiéndola así del granizo que caía, la tomo de uno de sus brazos y la puso de pie para regresarla nuevamente bajo el techo de la pequeña parada del camión.

José: ¿Estas bien? –Pregunto preocupado.

Aurora: Si, estoy bien gracias… ay perdón, te mojaste por mi culpa.

José: No te preocupes, fue para ayudarte a poner de pie.

Ambos se miraron fijamente por un par de segundos y cuando la chica descubrió que José no estaba molesto en lo absoluto por lo ocurrido la vez anterior, se le ocurrió una manera divertida para romper aún más el hielo y eliminar esa poca tensión que había.

Aurora: José… ya que los dos estamos mojados… ¿Qué tal si hacemos una carrera de aquí a tu casa bajo la lluvia? Si yo gano, te tocara lavar mi ropa.

José: ¿Y si yo gano? –Pregunto con tono desafiante, aceptando el reto.

Aurora: Nada, porque dudo que me alcances tortuga.

José: ¿Cómo estas tan segura?

Aurora: ¡Porque te tocara llevar mi mochila! –Azoto levemente su mochila sobre el pecho de José y en seguida se echó acorrer.

José: ¡Ey! ¡Tramposa! –Dijo corriendo detrás de Aurora.

En una divertida carrera, ambos jóvenes reían mientras corrían y se mojaban con el agua de la lluvia, tal como lo dijo Aurora, José no la pudo ni alcanzar en ningún momento del trayecto, pues no olvidemos que la chica salía a correr todos los sábados y eso la hizo no solo correr más rápido, sino mantener una gran velocidad constante que por más esfuerzo que hizo José, no pudo alcanzarla.

Aurora: ¡GANE! –Exclamo en tono de victoria.

José: No es justo… hiciste trampa. –Reclamo José cuando llego.

Aurora: Aunque hubieras llevado la ventaja te hubiera alcanzado perdedor jaja, acepta la derrota.

José: Si jaja, lo admito, corres muy rápido y… ay que pésima condición física tengo.

En cuanto llegaron al hogar de José la lluvia poco a poco se fue calmando hasta literalmente parar de golpe.

Aurora: Esta tiene que ser una broma de muy mal gusto. –Dijo amargamente.

Ambos entraron a la casa, Aurora se sorprendió al ver la nueva remodelación que había en el hogar de José, todo parecía más elegante y llamativo; muebles nuevos, los cuadros de la madre de José colocadas en zonas más vistosas, hasta las paredes habían sido pintadas de un color rosa muy elegante que le hacía juego a las tenues lámparas que había por el pasillo.

José y Aurora subieron a la habitación de José, donde este último tomo algunas prendas de ropa y entro al baño para cambiarse rápido la ropa mojada por una seca. En cuanto a Aurora, se quitó la chaqueta que llevaba puesta, quedando solo en una blusa negra sin mangas, se quitó sus botas negras mojadas al igual que sus calcetines, dejándose únicamente la blusa y la falda. Una vez que salió José del baño este se asomó por la ventana y vio que de nuevo empezó a llover fuerte.

José: Ves Aurora, te dije que el clima estaba muy loco, ya está lloviendo de nuevo, igual aunque nos hubiéramos esperado en la parada del camión de todos modos nos hubiéramos mojado jaja… ¿Aurora?

La chica no podía contestar, ya que tener el cuerpo aun húmedo, aunado a tener la ropa mojada y el intenso frío que hacía en la habitación de José, ocasiono que la chica empezara a temblar de frío a tal punto que sus dientes castañeaban. José se acercó con cuidado y coloco una de sus manos sobre el brazo izquierdo de Aurora.

José: ¡Santo dios! Estás helada… espera, ya regreso. –Se dirigió a su ropero en búsqueda de una cobija que siempre usa cuando hace frío. –Lo siento, olvide decirte que en épocas de lluvia mi cuarto se convierte en un congelador, pero no te preocupes, con esta cobija no vas a sentir frío.

El chico coloco con sumo cuidado la sabana sobre el cuerpo de Aurora y en cuanto eso paso, la chica dejo de sentir frío, expulsando un suspiro de alivio.

José: ¿Estas mejor? –Pregunto.

Aurora: Mucho mejor… gracias… pero ¿y tú? También estas frio.

José: No pasa nada, tú sigue calentándote que luego te enfermas.

Aurora: ¡De ninguna manera! No quiero que pesques un refriado… ven… siéntate conmigo, compartamos la sabana.

José lo dudo al principio, pero tras ver a Aurora a los ojos, su corazón latió muy fuerte, pese a que por la lluvia su maquillaje se había corrido bastante, para él seguía viéndose hermosa, no había olvidado los sentimientos que tenía sobre ella desde el primer día que se conocieron, muy dentro de su mente también estaba tomando el valor para ese mismo día proponerle a ese hermoso ángel dejar de ser mejores amigos para escalar al siguiente nivel, ser novios.

José se sentó cerca de Aurora y esta última se pegó todavía más a él, a tal punto de que el brazo izquierdo de Aurora hizo contacto con el derecho de José, la chica cobijo a su amigo con la sábana para que este tampoco sintiera frío. Estuvieron varios segundos callados sin decir una sola palabra, pero en un momento dado, Aurora decidió tomar la iniciativa y recostó con cuidado su cabeza sobre el hombro de José, quien no se apartó, sino que se mantuvo estático.

Aurora: Esa es una de las cosas que más me encantan de ti, como siempre me cuidas y me proteges. –Dijo la chica.

José: Jamás dejaría que te pasara algo… estaría dispuesto a defenderte ante cualquier peligro.

Aurora: Que dulce eres… de verdad lo siento José.

José: ¿Por… por qué?

Aurora: Por haberte besado sin tu permiso… estabas tan cómodo descansando en mis piernas y no pude resistirme…

José: No me moleste, de hecho, si hubiera estado despierto te hubiera correspondido el beso jeje… fue solo que… empezaste a apretar mi nariz y como no podía respirar me desperté de golpe y fue cuando te vi besándome.

Aurora: Creo que… me emocione de más jeje.

José: Fui un tonto, al distanciarme de nuevo de ti, cuando te hice la promesa de que no lo volvería a hacer.

Aurora: No te culpes por eso, yo fui quien decidió alejarme, no podía ni verte a los ojos después de haber abusado así de tu confianza.

José: Yo pensé que solo querías pensar las cosas, por eso no te escribí mensajes todo este tiempo ni te hable, no quería parecer ser hostigoso contigo.

Aurora: ¡Ay soy una estúpidaaaa! Debí haber aclarado bien las cosas y no responderte así de grosero como lo hice.

José: El lado bueno es que ya todo se solucionó. –Dijo José pasando su brazo derecho detrás del cuerpo de Aurora para abrazarla.

La chica gótica, apenas sintió el fuerte brazo de José rodeando su cuerpo, una sensación de tranquilidad la invadió, se sentía protegida, a salvo de todos los peligros exteriores cuando estaba cerca de José, pues ella sabía que él siempre la iba a cuidar. Tras otro rato de una plática íntima y sincera, a Aurora se le ocurrió una idea osada, para entrar en calor con lo que tenía en mente.

Aurora: Hay una parte de mi cuerpo que aun la siento fría… ¿crees que puedas ayudarme?

José: ¡Por… por supuesto que sí! Dime… ¿en qué te ayudo?

En eso, Aurora subió los pies a la cama y se sentó sobre sus piernas, mirando fijamente a José, se desprendió de su blusa y la arrojo lejos, haciendo lo mismo con el sostén, dejando toda la parte superior de su cuerpo completamente desnuda. José fue testigo de eso y rápidamente abrió los ojos del asombro y del deleite de volver a ver ese par de melones que tanto le encantaban y que eran los culpables de que se masturbara varias veces pensando en ellos.


8. La gótica y el tímido.


Aurora: Tócalos…coloca tus calientes manos sobre ellos para que no se congelen.

José levanto las manos, pero estaba tan temeroso que no se atrevía a hacerlo, después de todo, eran los primeros pechos que tocaba y la primera vez siempre causa temor.

Aurora: Sin miedo. –Aurora sujeto firmemente las muñecas de José y llevo las manos del chico hacía sus pechos. -¡AUCH!

José: ¿Estas bien? –Preguntó alarmado.

Aurora: Son… demasiado sensibles… -Respondió con dificultad mientras cerraba fuertemente los parpados para resistir aquella sensación.

José mantuvo estáticas las manos, en efecto, los hermosos y enormes senos de Aurora estaban fríos, pero poco a poco las manos de José les transferían calor a ese enorme par de montañas que ni las largas manos de José las cubrían por completo. Aurora mantuvo todo ese tiempo los ojos cerrados, soltando pequeños pujidos de placer de vez en cuando, sus manos seguían sujetando las muñecas de José para evitar que apartara las manos de su cuerpo.
 
No fue sino hasta que por fin la sensación se volvió tolerante, que pudo abrir los ojos, solo para llevarse la grata sorpresa de que José ni siquiera estaba mirando sus pechos desnudos, sino que la miraba a ella. En cuanto Aurora lo volteo a ver, José desvió la mirada, pero Aurora ya sabía lo que tenía que hacer y cómo iba a terminar esto y sinceramente le emocionaba lo que estaba pasando y lo que estaba por venir.

Aurora: ¿Prefieres verme a mí?

José seguía con la mirada viendo hacía otro lado, con la cara muy sonrojada y tras escuchar la pregunta solo asintió levemente con la cabeza.

Aurora: Mírame entonces, estudia a detalle mi rostro.

José volteo a ver a Aurora e hizo lo que ella le pidió, miro atentamente, explorando con sus inocentes ojos marrones toda la cara de Aurora y no podía estar más enamorado, su rostro era el de un ángel; la piel muy pálida, las cejas bien alineadas, una nariz respingona y fina, labios delgados y también muy finos, su cabello semi corto de color negro, del cual aún caían unas pequeñas gotitas de agua, sus orejas también era bellas, con unos hermosos aretes en cada lóbulo y lo que más le enamoro de ella, esos hermosos ojos verdes que tenía, llenos de curiosidad y asombro.


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En cuanto las miradas de ambos se cruzaron, José noto como los ojos de Aurora empezaron a brillar, José se tambaleo hacía adelante y hacía atrás muy levemente, fue entonces que Aurora soltó las muñecas de José, para llevar sus manos hacía el rostro de José, aprisionando su cabeza con sus delicadas manos. José dejo de tocar los pechos de Aurora para llevar sus largas manos hacía la cintura de la chica.

Aurora poco a poco se fue acercando a José, mientras el corazón del tímido muchacho latía más rápido con cada milímetro que la chica se aproximaba a él. Aurora cerró los ojos suavemente cuando estaba a 5 centímetros del rostro de José y finalmente, luego de meses de espera, ambos jóvenes se besaron. José, en lugar de cerrar los ojos, los abrió como platos, no podía creer que la mujer más hermosa del mundo lo estuviera besando, pero eral real, Aurora lo estaba haciendo.

El chico también cerró los ojos luego de un rato, dejándose llevar por el momento, prefirió que la gótica tomara el control de la situación y guiara sus labios con los suyos. El joven estaba fascinado con la sensación, los labios de Aurora eran muy suaves y sus besos eran tiernos, además de que tenían un delicioso sabor a fresas que hizo estremecer a José dentro de su cuerpo, su corazón estaba latiendo más rápido que nunca, estaba totalmente entregado al momento.

Luego de un largo rato de estarse besando, Aurora se separó de José, pero eso no significaba que había terminado, sino que solo quería cambiar deposición, por lo que paso una de sus piernas por encima de las de José y se sentó en las de este último, rápidamente, volvió a atrapar con sus delicadas manos las mejillas de José y para seguir besándolo apasionadamente, más aparte el sonido de la lluvia le daba un toque romántico al momento.

Aurora mientras se comía a besos a José, con sus suaves manos acariciaba ambas mejillas de José, mientras que el chico seguía sujetando firmemente la cintura de su amiga. Los minutos pasaban y sus labios no dejaban de hacer contacto, Aurora no tenía intenciones en separarse de José todavía, después de todo, estaba anhelando devorarse ese biscocho a besos y ahora que por fin lo estaba haciendo, no iba a parar pronto. Luego de estarse besando por casi 10 minutos, finalmente se separaron para mirarse fijamente.

Aurora: Di algo José… -Dijo con una respiración acelerada.

José: Eso… es lo mejor… que he sentido en la vida… -Respondió abrazando a Aurora por la espalda.

Aurora: Awww… ¿En serio?

José: Sí… entonces… ¿Significa que ahora somos novios?

Aurora: No lo sé… ¿No crees que soy “mucha mujer” para ti? –Respondió con un rostro serio.

José: ¿Estabas despierta?

Aurora: Si, y escuche todo lo que dijiste.

José: Ay que imbécil.

Aurora: Si, lo eres jeje… ¿Cómo piensas convencerme de que sea tu novia?

José: Yo… -Lo pensó por unos segundos y decidió por fin tener coraje. -¡Con esto!

José abrazo fuertemente a Aurora por su bella espalda y la beso en los labios, la chica al principio se sobresaltó, pero no pasaron ni 5 segundos cuando ella volvió a sujetar a José por la cabeza y a cerrar los ojos para disfrutar de ese rico beso. Sin embargo, José se separó rápidamente, no solo para ver la reacción de Aurora, sino también para dejarla hambrienta intencionalmente y con ganas de más besos de un chico tímido.

Aurora: Eso si me convenció… -Dijo tras terminar de besarse.

José: Entonces… Aurora… ¿Quieres ser mi novia?

Aurora: ¡¡¡Sí!!! ¡Si quiero sí! ¡¿Por qué te tardaste tanto?! ¡Si quiero ser tu novia!

Apenas Aurora acepto la propuesta de noviazgo de José, se abalanzo nuevamente sobre los labios de su ahora novio para volver a devorarlos con desesperación. José quiso sujetar nuevamente la cintura de Aurora, pero esta lo evito, volvió a sujetar las muñecas del chico con sus dos manos para elevarlas sobre sus cabezas, acto seguido, recargo todo su peso sobre el cuerpo del joven y este al no tener punto de apoyo, cayó de espaldas sobre la cama con Aurora aun encima de él, devorándolo a besos.

La gótica sujeto ambas muñecas de José con la mano izquierda, mientras que con la derecha acariciaba delicadamente el rostro de su novio mientras seguía besándolo. Luego de otro rato de estar saciando su hambre de besos, se sentó en el abdomen de José para verle el rostro que tenía, era una carita de inocencia y deseo, la chica se relamió los labios y empezó a manchar ese rostro de morado a punta de besos; empezó por el mentón, luego por ambas mejillas, la punta de la nariz, la frente y luego besos aleatorios por toda la cara. EL rostro de José estaba completamente lleno de manchas del labial de su nueva novia.

Aurora: Mmm… que delicioso estas bombón. –José intento hablar, pero Aurora se lo impidió, colocando dos de sus finos dedos sobre los labios del chico. –Shh… no digas nada bebé, déjame saborearte aunque sea un poco más.

José solo sonrió y se hundió más en su cama. Aurora, al ver a su novio a su merced, volvió a besarlo con salvajismo y locura por otro rato más, cuando termino mudo su boca a la oreja derecha de José y comenzó a besarla y a darle ligeros mordisquitos en el lóbulo, luego de eso, emigro sus labios al cuello del chico y comenzó a darle tiernos besos para luego lamerlo con mucha pasión. José estaba en el cielo, Aurora sabía perfectamente cómo hacerlo estremecer, no puso ningún tipo de resistencia, solo se dejó llevar, pero en eso, un sonido los interrumpió.

-“GRRRRRRRRRRRRRRRR”

Aurora: ¿Qué fue eso? –Pregunto separándose de José de golpe.

José: Eso amada mía, fue el sonido de mi estómago jeje, tengo hambre.

Aurora: Vaya jeje… a ti no te gruñen, a ti te rujen las tripas jaja… bueno, vayamos a la cocina mi amor, te preparare algo de comer, tú ya me dejaste devorarte a besitos, me toca alimentarte a ti. –Dijo poniéndose de pie y extendiéndole la mano a José.

José: Aurora… digo, mi amor… sigues desnuda de la parte de arriba.

Aurora: Jaja, es cierto, ya ni me acordaba… pero, mi ropa aun esta mojada.

José: No hay problema, te presto una de mis camisas. –José se dirigió de nuevo a su ropero. –Estaba esperando a tu cumpleaños, pero creo que te la puedo regalar ahora… ten mi ángel. –El chico le entrego a Aurora una playera de su banda favorita “Slipknot”.

Aurora: ¡Wow! Esta hermosa mi amor.

José: ¿Te… te gusta?

Aurora: ¡Me encanta! –Aurora se la coloco, solo para llevarse la sorpresa de que le quedaba pequeña. –No me queda, se me ve todo el abdomen jaja.

José: Olvide tomar en cuenta el tamaño de tu busto. –Dijo poniendo su mano derecha sobre su rostro. –Lo siento, soy un imbécil.

Aurora: Si, lo eres jaja… pero, ahora eres mi imbécil… -Respondió acariciándole delicadamente las mejillas. -Tranquilo, me encanta la playera, puedo usarla cuando tenga mucho calor o ya veré que hago con ella. –Aurora volvió a besar a José de manera intensa. –Te lo advierto, si de por si cuando éramos amigos era empalagosa, ahora que eres mi novio lo voy a ser todavía más. –Dijo tras separarse de José.

José: M… mejor para mí... jeje. -Respondió sonriendo.

Esta vez fue José quien beso a Aurora y ella por supuesto que correspondió el beso. Debido a que en ese tiempo José había crecido un poco más, Aurora se tenía que parar de puntitas con sus piecitos descalzos para alcanzar los labios de su pareja, pero para ella eso no era un impedimento para volver a saciar su hambre extrema por los labios de su novio, pero al volver a escuchar el rugido de su estómago se tuvo que apartar de él.

Aurora: Jeje… ya comelón, vamos a la cocina, te está rugiendo el estómago muy fuerte, necesitas comer algo.

José: ¿Vas a bajar descalza?

Aurora: Mis botas están todas empapadas todavía.

José: Tengo los calcetines que dejaste la otra vez aquí, los lave para luego entregártelos.

Aurora: Awww… te digo, eres muy dulce y considerado conmigo, pero… me gustaría estar descalza en lo que se secan bien mis pies, ¿no tienes unas sandalias que me prestes?

José: Por supuesto que sí, solo tengo las que uso para bañarme, pero casi no me las pongo, están como nuevas casi jaja.

José saco debajo de su cama un par de sandalias de color azul, eran de esas que dejan casi todo el pie expuesto pero que tienen un arco justo antes de llegar a los dedos. El chico se tomó la molestia de arrodillarse y como si fuera la película de la cenicienta colocarle las sandalias a su amada, quien lo recibió con otro beso cuando este se puso de puso de pie.

Ambos bajaron tomados de la mano por las escaleras hasta llegar a la cocina. Aurora sentó a José en la mesa del comedor y se disparó hacía la cocina que estaba literalmente al lado, José volteo a verla con un rostro lleno de felicidad e incredulidad, seguía sin poder creer que esa hermosa mujer era su novia. Incluso se llegó a pellizcar un muslo para corroborar que no fuese un sueño y para su fortuna, obviamente no lo era.

Aurora: Mmm… veamos… ¿Qué te puedo preparar?... ¡Ya se! La vez pasada recuerdo que dijiste que te gustaban las tortas de jamón ¿cierto amor? –Pregunto mientras sacaba los ingredientes del refrigerador.

José: Si… así es mi amor.

Aurora: Interesante jeje, tal vez las mías no sean tan especiales como las de tu abuelita, pero estoy segura que te van a encantar también. –Aurora le dio la espalda a José para dirigirse a la barra y empezar a prepararle unas ricas tortas a su novio.

José la volteo a ver y en cuanto lo hizo su corazón latió muy fuerte dentro de su pecho, con sus ojos exploraba todo el bello cuerpo de Aurora, desde su hermoso cabello, hasta sus largas y hermosas piernas pálidas que con la falda que estaba usando le daban un toque muy sensual. José sonrió orgulloso de sí mismo y de Aurora por finalmente tener el valor de ambos confesarse lo que sentían por el otro y por dar el siguiente paso en su bella relación.

Aurora termino de prepararle las tortas a José, eran en total 6 tortas servidas en una bandeja, acompañadas de jugo de naranja recién hecho y un postre, pues Aurora ya era conocedora del enorme apetito que tenía José.

Aurora: ¡Listo! Provechito mi niño. –Dijo tras dejar todo sobre la mesa y sentarse junto a él.

José: Se ven muy bien… gracias, pero… ¿Y tú? ¿No vas a comer nada?

Aurora: No tengo hambre, además, ya te comí a ti jeje, con eso es más que suficiente.

José: ¿Segura? Si quieres te puedo preparar algo yo.

Aurora: Estoy bien mi amor, no te preocupes, ya come y límpiate la cara que todavía la tienes manchada de labial jaja.

José atino a sonreír y con la ayuda de una servilleta se retiró todo el labial que su hermosa novia le había dejado impregnado sobre su piel de tantos besos que le dio. Una vez con la cara limpia, José tomo una de las tortas y le dio una gran mordida, disfrutando el sabor cada que masticaba ante la atenta mirada de Aurora.

José: Mmm… están… deliciosas. –Dijo tras tragar aquel bocado.

Aurora: ¿En serio te gustaron, mi amor? –Pregunto sonriendo.

José: Por supuesto que sí, están deliciosas… se nota que las hiciste con mucho amor…

Aurora: Me alegra que te hayan gustado, te hice varias, después de todo eres bien tragón jaja.

José: ¿Segura que no quieres comer algo?

Aurora: Quizás después, ahora come tú antes de que se endurezcan los bolillos.

José procedió a devorar cada torta de manera calmada, bebió varios vasos del jugo de naranja y se terminó el postre, todo eso ante la hermosa mirada y sonrisa de Aurora, quien lo veía alegre de que su comida le haya encantado a su novio.

José: Uy… ahora si estoy lleno… jaja.

Aurora: Me da mucho gusto que te gustara mi comida bebé, ya luego te preparare más comida que estoy segura que te van a encantar.

José: Gracias hermosa… -Dijo mirándola a los ojos.

Aurora: ¿Qué tanto me ves? Jeje.

José: Lo siento… es difícil no ver ese hermoso rostro que tienes.

Aurora: Jeje… tengo todo el maquillaje embarrado.

José: No importa… te sigues viendo hermosa…

Aurora: Jeje… eres muy adulador… ¿Desde cuándo te empecé a gustar?

José: Bueno… siempre me pareciste una mujer más que bella, pero… no me había enamorado de ti hasta que nos conocimos… cuando caí y me golpee en la pared y te vi a contraluz… no podía creer que una mujer así de hermosa existiera en la vida real… desde ese momento estuve enamorado de ti… -Respondió mirándola fijamente a los ojos.


Aurora: Awww... jeje que dulce eres, yo me enamore de ti la vez en la que estábamos hablando de tu abuelita y empezaste a llorar, no dude ni un solo segundo en abrazarte y cuando tú lo hiciste… algo raro me paso, me sentía en paz, era como si todos los problemas del mundo y de la escuela no nos pudieran tocar, me sentí con mucha paz… y cuando te mire a los ojos luego de abrazarnos… no pude y tampoco quise evitar enamorarme de ti.

José: Creo que de alguna manera… ya sabíamos que éramos el uno para el otro… jeje…

Aurora: Es verdad mi amor, no me imagino estando con otro hombre que no seas tú.

José: Oye amor… veo que aun tienes el colguije que te regale la otra vez en el centro comercial… ¿Ya le pusiste una foto?

Aurora: Aun no mi amor, esperaba poner una foto tuya pero ni en WhatsApp ni en Facebook publicas fotos tuyas.

José: ¿Una mía?... No tengo fotos recientes de mí… solo las de bebé. –José saco de su billetera una imagen muy pequeña de él cuando era un bebé de aproximadamente 3 añitos. –A menos que quieras poner esta.

Aurora: Awww… que hermoso estabas bebé, que cachetón y… esa miradita tiernita que tenías aun la conservas… cuanta ternura me provocas.

José: E… es tuya… si la quieres.

Aurora: Ay amor. –Aurora le dio un beso a la foto. –Lo atesorare por siempre… te amo.

José: Yo también te amo.

Aurora acerco su silla a la de José y volvió a besarlo. Colocó su mano izquierda sobre la pierna derecha de José y con su mano derecha acariciaba el cabello de este mientras se lo volvía a comer a besos. El chico en cambio, con una de sus manos acariciaba la bella espalda de Aurora. Estuvieron besándose un largo rato hasta que el clacson de un auto hizo que José se separara de golpe de Aurora.

José: ¡Ay no! Son mis padres, llegaron temprano.–Exclamo tras fijarse por una pequeña ventana que daba a la calle.

Aurora: ¡Ay por dios! Y yo con estas fachas.

José: ¡Ven! –Dijo José tomando del brazo a Aurora para esconderla en un pequeño cuarto donde se guardaban las cosas de la limpieza.

Aurora: ¿Qué vamos a hacer? –Pregunto asustada.

José: Supongo que… tendré que decirle a mis padres que tengo novia y presentártelos.

Aurora: ¿¡Y qué me vean así!?

José: No tenemos…

Sra. Sofía: ¡José! ¡Hijo! ¡Ya llegamos! –Grito la madre de José, evitando que este pudiera terminar de hablar.

José salió del cuarto donde estaba con Aurora para recibir a sus padres, estaba muy nervioso, pues no sabía cómo reaccionarían al enterarse que su hijo tenía una novia tan extravagante como lo era Aurora.

José: Mamá… papá… ¡Hola! ¿Y eso que salen temprano del trabajo?

Sra. Sofía: La lluvia hizo que se fuera la luz del despacho, así que decidimos tomarnos el resto del día libre hijo.

José: Ah que sorpresa jeje…

Aurora: Vaya primera impresión les voy a dar a mis suegros. –Pensó Aurora mientras seguía escondida, escuchando a su novio conversar con su madre.

José: Hablando de sorpresas, les tengo una muy grande y está aquí. –Señalo detrás de él esperando a que saliera Aurora, pero ella no apareció. -¡Aquí! –Volvió a gritar, pero la chica seguía sin salir.–Discúlpenme un momento. –José se dirigió al cuarto donde se encontraba Aurora. –Amor ¿por qué no sales?

Aurora: No quiero que me vean así de fachosa y con el maquillaje todo embarrado.

José: ¿Y qué quieres hacer? ¿Esconderte aquí para que luego te encuentren y piensen que estuvimos haciendo cosas indebidas?

Aurora: No, pero pudiste haber dicho otra cosa.

José: Fue lo único que se me ocurrió decir, calma. –Le dio un beso en la frente. –A mis ojos te ves hermosa, ya verás que todo saldrá bien.

El chico saco a Aurora del cuarto y la sujeto de los hombres con mucho cuidado, guiándola directo a la cocina donde se encontraban sus padres, quienes al verla quedaron atónitos y confundidos, pues no sabían quién era esa chica.

José: Mamá, papá… ella es Aurora, es… mi novia. –Dijo sonriéndoles.

Aurora: Hola… es un gusto conocerlos. –Dijo sonriendo nerviosamente y haciendo una especie de reverencia al verlos.

Sra. Sofía: ¡Ay, hola hija! Es un placer conocerte. –Exclamo la señora dirigiéndose a Aurora para darle un cortés apretón de manos. –Mira nada más, que hermosa muchachita.

Aurora: Gracias, el placer es mío señora… pido disculpas por lucir así de fachosa, pero camino a casa caí sobre un charco y toda mi ropa se mojó.

Sra. Sofía: ¿Te mojaste mucho, hija? -Pregunto preocupada.

Aurora: No mucho, por suerte llegamos rápido aquí y José me presto algunas de sus prendas para no seguir mojada.

Sra. Sofía: De todos modos, permíteme prepararte un chocolatito caliente, para evitar que te resfríes. –Dijo tomándola de la mano.

Aurora: No gracias señora, estoy bien, no quiero causar molestias.

Sra. Sofía: Molestias, no digas tonterías, es un placer para mí, siéntate y ponte cómoda, ahora mismo te lo preparo.

Aurora: Un gusto señor… -Dijo intentado saludar al padre de José.

Sr. Carlos: José… ¿Quién es ella? –Dijo con un tono serio que asusto a Aurora.

José: Es mi novia papá, ya se los dije.

Sra. Sofía: No le hagas caso hija, el señor se concentra tanto en su celular que a veces se olvida de lo que le dicen, y ¿desde cuándo son novios?

Aurora: Pues…

José: ¡Una semana! Apenas la semana pasada le pedí que fuera mi novia. –Exclamo interrumpiendo a Aurora.

Sra. Sofía: Ah… no llevan mucho… Ajá, veo que alguien aquí ya comió eh. –Dijo la mujer viendo la bandeja sobre la mesa con migajas de las tortas que le preparo Aurora a José.

Aurora: ¡Lo siento señora! Su hijo tenía mucha hambre así que le prepare unas tortas, espero y no se moleste por el abuso de confianza.

Sra. Sofía: Claro que no me molesta mi niña, pero tu José ¿ya le ofreciste comida a mi nuera?

José: Jeje… ups, se me olvido. –Dijo riendo nerviosamente.

Sra. Sofía: Mira que bien, el señorito bien alimentado y deja que su mujer se muera de hambre. No te quedes ahí parado, ven aquí y cocínale algo a tu novia.

José se apresuró a la cocina y saco varias cosas del refrigerador para ponerse manos a la obra, o en esta ocasión, manos a la estufa jaja, okay no. La madre de José también estaba en la cocina haciéndole la cena a su esposo y el chocolate para su nuera. Por su parte, Aurora se quedó en la mesa sentada junto al padre de José y pese a ser callado, de alguna manera hacía que Aurora se sintiera incomoda, pues si bien es cierto que su suegra le agrado bastante, su suegro por el contrario le daba algo de miedo.

Con la cabeza baja lo pudo ver bien; era idéntico a José, solo que era incluso más robusto, con un gran y grueso bigote de color negro, una expresión seria y en su mirada no había nada de inocencia a comparación de la de su hijo. Además, el hombre desprendía un aura de autoridad que hacía imposible verlo a los ojos sin ponerse nervioso.

Aurora se puso nerviosa de tener al padre de José tan cerca, el hombre ni siquiera la volteaba a ver, estaba sumergido en las charlas que tenía en su teléfono celular, ignorando por completo a su nuera que estaba sentada literalmente al lado de él, cosa que hizo que Aurora se sintiera ignorada e incómoda. Tras unos minutos de estar callada, vio como José seguía cocinando y para no estar junto a ese irrespetuoso señor decidió ir a donde estaba su novio.

Aurora: Permiso. –Le dijo a su suegro, mientras se ponía de pie.

El hombre ni siquiera la volteo a ver, la chica se dirigió a donde José para ver que cocinaba, en eso, un agradable aroma entro por su nariz.

Aurora: Huele delicioso, ¿Qué estas cocinando?

José: Hola jeje, es carne deshebrada, te la cocine con algo de verduras para hacer una ensalada.

Aurora: Déjame ayudarte.

José: No ¿Cómo crees? Tú ya me hiciste de comer, es mi turno de…

Aurora: Por favor, déjame ayudarte. –Dijo sonriéndole.

José no se pudo negar ante la mirada de su novia y acepto, ambos empezaron a preparar la ensalada, entre risitas y charlas en voz baja. La madre de José estaba muy alegre de ver por fin a su hijo contento con una mujer tan hermosa como lo era Aurora, pero su padre por otro lado, pese a su expresión seria, estaba algo asqueado con el aspecto gótico que tenía Aurora.

Una vez terminaron de preparar la ensalada, la madre de José le sirvió en una taza de barro aquel chocolatito caliente para que Aurora no se enfermase, los tres se sentaron en la mesa junto al padre de José y comenzaron a comer y a charlar (excepto el señor Carlos).

Sra. Sofía: Y dime Aurora, ¿desde cuándo se conocen?

Aurora: Pues... ya llevamos unos meses siendo amigos, nos pusieron a hacer un proyecto escolar en parejas y me toco con su hijo, estuve varias veces aquí, pero nunca tuve la suerte de conocerlos.

Sra. Sofía: Si, trabajamos mucho, ese es el problema, pero luego ya tendremos más chance de conocernos.

Aurora: ¡Si claro! De hecho, me encantaron los cuadros que usted pinto.

Sra. Sofía: ¿Ah sí? Qué bueno que te gustaron, hay historias interesantes sobre esas pinturas, luego te las comparto, cuando haya más tiempo libre.

Aurora: ¡Si, me encantaría señora!

La charla no pudo seguir, pues el señor Carlos gruño y le lanzo una mirada fría a su esposa, está ya sabía lo que se avecinaba, por lo que le no tuvo más remedio que pedirle a José y a Aurora que se retiraran para que no vieran aquella escena.

Sra. Sofía: Bueno Aurora, fue un gusto conocerte, pero creo que lo mejor es que tú y José tengan una plática a solas… ¿por qué no tela llevas a tu cuarto hijo?

José: Si mamá, ven mi amor. –Dijo ayudándola a levantarse de su asiento y llevando su comida.

Aurora: ¿Qué paso? ¿Dije algo malo? –Le pregunto a su novio tras alejarse lo suficiente del comedor.

José: No, nada de eso, solo van a… pelear.

José se llevó la comida de Aurora y a esta última a su habitación, lejos de la presencia de su padre. Al llegar, José armo una mesita que tenía escondida por ahí y la coloco cerca de la cama para que Aurora pudiera comer cómodamente.

José: ¿Qué tienes Aurora?

Aurora: Creo que no les di una gran impresión a tus padres.

José: Claro que lo hiciste, a mi madre por lo menos si, en cuanto a mi padre… ignóralo, así es él… aunque hayas venido disfrazada de la nobleza no lo hubieras podido impresionar… pero que se te resbale, lo que importa es que a mi madre si la impresionaste.

Aurora: Si, ella también me agrado… es como mi madre pero sin llegar a ser tan sobreprotectora.

José: Es buena persona, ya luego habrá oportunidad de que la conozcas mejor, pero por ahora come. –Aurora giro su rostro para intentar besar a José, pero este le puso un pedazo de carne sobre los labios. –Ya besucona jeje… come primero y luego ya me comes a mí.

Aurora: No eres nada romántico jaja.

José: Solo quiero mantenerte bien alimentada, no quiero que te enfermes, de hecho… te ves más delgada que antes.

Aurora: ¿No quieres que me enferme? ¿O no quieres que pierda este cuerpo? –Pregunto con una mirada picara.

José: Eh… lo primero… obviamente, si no comes… te puedes enfermar... jeje...

Aurora: Ajá…-Respondió aun con esa mirada picara y provocativa.

José: En serio jeje… ¡Oh no! Olvide traerte algo de beber… espera aquí, bajare a traerte jugo.

Aurora: ¿Te acompaño?

José: No, tu come, igual no me tardo nada lo prometo, voy y vengo.

El chico cerró la puerta de su cuarto, dejando sola a Aurora solo por un ratito. El chico no podía estar más feliz con su vida; con nuevos amigos y ahora también con una hermosa novia. José bajo las escaleras rumbo a la cocina y del refrigerador saco una gran jarra de jugo y tomo un vaso de la alacena, pero cuando se disponía a ir, una voz lo llamo.

Sr. Carlos: Que pintoresca cosita nos trajiste hoy José. –Dijo aun sentado en la mesa con su esposa a un lado de él.

José: ¿Cuál cosa papá? –Respondió algo nervioso.

Sr. Carlos: Esa cosa que nos mostraste hace rato quela llamaste novia.

José: Por eso… ¿Cuál cosa? Es una persona papá y es mi novia como ya se los dije.

Sr. Carlos: ¿De dónde rayos sacaste a una tipeja así de extraña? Toda vestida de manera vulgar, con la cara toda embarrada de no sé qué.

José: Ella cayó sobre un charco y su ropa se mojó papá, le preste una playera mía, pero dado al tamaño de su busto mi ropa no le queda y por eso estaba enseñando el abdomen… ella no es una mujer vulgar.

Sr. Carlos: No permitiré que mi hijo salga con alguien que venera al diablo, termina con ella.

José: ¿Qué? Claro que no lo haré, solo llevamos una semana de novios y me gusta demasiado, además… tu siempre me has criticado por no presentarte una novia y ahora que por fin lo hago ¿me pegas de gritos por eso?

Sr. Carlos: Si, una novia, no ese payaso de circo que ni quiero pronunciar su nombre, es una orden José, termina con ella.

José: Yo… -José lo pensó y por primera vez en su vida, reunió coraje para ponerse de frente con su padre. –No lo haré, ella me ha hecho más feliz esta semana que toda la vida miserable que me has causado por desatenderme y ya me voy, me está esperando.

Sr. Carlos: ¡José! ¡JOSÉ! –Grito el hombre, pero su esposa logro calmarlo.

José subió las escaleras abrumado y enojado por los comentarios de su padre hacía Aurora, no podía creer que apenas llevando un par de horas como pareja ya se presentaron los primeros obstáculos. Afuera de su cuarto, el chico respiro profundamente para que su chica no sospechara nada y al abrir la puerta la vio, curioseando por el cuarto del joven y cuando lo volteo a ver le lanzo una tierna y bella sonrisa que hizo que el corazón de José latiera con fuerza ¿Cómo terminar con una mujer así de hermosa? Era algo que José ni loco lo haría y que nunca se podría perdonar si lo hacía.
Aurora: ¿Qué quería tu papá? –Pregunto la chica.
José: Nada ¿por qué?
Aurora: Lo escuche gritarte muy fuerte dos veces.

José: Gracias a Dios la cocina está lejos y no escucho lo que dijo mi padre. –Pensó. –Ah eso… quería que le sirviera algo de jugo, pero como no lo escuche se molestó… pensó que lo ignore. -Le respondió.
Aurora lo miro con un rostro de sospecha, pero decidió no presionar a José. El chico le sirvió jugo de naranja a Aurora en un vaso y la joven siguió comiendo muy plácidamente mientras José le daba una sacudida a algunas sabanas que tenía para ponerlas sobre el colchón, lejos de Aurora para evitar que polvo o cabello cayeran sobre su comida.
Aurora: Termine.

José: Mira nada más… ¿y el tragón soy yo? Jaja.
Aurora: Ay cállate jaja, si fueras tu seguro te quedabas con hambre.

José: Al menos ya comiste algo hermosa… pero mira nada más... que lindo ángel caído del cielo me toco como novia, eres la mujer más bella que mis ojos hayan visto, no cabe duda que soy un afortunado de tenerte. –Dijo el chico sentándose junto a la gótica.
Aurora: Jeje… -Soltó una risita. -¡Ya! Vas a hacer que me ponga roja.

José: Me encanta que te pongas roja. –Dijo mirándola con sus inocentes ojos de manera más intensa. –Déjame ver esos cachetitos.
Aurora: ¡No! Jaja… José, ya quítate jaja, te voy a dar un jalón de cabello si sigues mirándome así.


Ambos jóvenes empezaron a jugar a las vencidas como si fuera niños, al final, José logro colocarse encima de Aurora, con cuidado eso si de no aplastarla con su peso, solo puso parte de su pecho sobre el cuerpo de la chica para mirar como se había ruborizado. Aurora coloco ambas manos sobre las mejillas de su novio y José la miro con un rostro muy alegre.

José: Te amo…
Aurora: Yo… -Bostezo tiernamente. –También te amo mucho José.

José: ¿Tienes sueño? ¿Ya te dio el mal del puerco? Jaja.
Aurora: JAJA… no, es solo que no he podido dormir bien estos días es todo.

José: Ay no… no pensé que volverte mi amiga te haría tanto daño… -Respondió triste.
Aurora: No es tu culpa…

José: Claro que sí, perdóname por no tener los pantalones necesarios para expresarte lo que sentía por ti…
Aurora: No tengo nada que perdonarte, como tú lo dijiste, el lado bueno es que ya por fin somos novios y ya se aclaró todo.

José: Tienes razón… oye… ahora que lo recuerdo, te dije que podías usarme como almohada siempre que quisieras… ¿quieres… dormir sobre mí?
Aurora: Me encantaría, pero no puedo dormir boca abajo, mis amigas que tanto te gusta ver me impiden dormir así.

José: Eso no es un problema, solo dame unos minutos… pero ocupo que te pongas de pie. –Dijo José levantándose y ofreciéndole la mano a Aurora para levantarla de cama.
El chico rápidamente saco varias almohadas y sabanas de su ropero y empezó a apilarlas sobre el colchón, empezó a acomodarlas una sobre otra, colocando las almohadas en el centro y poniendo varias sabanas sobre ellas. Aurora solo miraba atenta y confundida sin entender que planeaba hacer José hasta que luego de un rato entendió lo que su novio pretendía hacer.
José: ¡Listo! Termine… -Dijo mostrándole su obra a Aurora.
Había conseguido hacer un hueco lo suficientemente grande y profundo en el colchón para que Aurora pudiera acostarse boca abajo sin que le generen mucha presión en sus enormes pechos. José se acostó cerca de la orilla de la cama, listo para servirle de almohada a su reina.
Aurora: Que creativo eres jeje. –Dijo subiéndose a la cama. –Ahh… pero que delicia, tenía años que no me podía acostar así, la sensación en mi espalda es simplemente deliciosa. –Dijo tras acostarse, colocando su cabeza sobre el pecho de su novio.
José: ¿Estas cómoda? –Pregunto.
Aurora: Bastante diría yo, gracias mi amor… tú también puedes usar mis piernas como almohada cada que se te antoje.

José: Gracias jeje… si son cómodas.
Aurora: ¿Y ahora… que será de nosotros? Que ya no somos amigos sino novios.

José: Pues… supongo que pasaremos por lo mismoque todas las parejas; nos vamos a empalagar de tanto beso, vamos a caminar porla calle tomados de la mano, habrá ocasiones en las que vamos a discutir, vecesen que nos enojaremos con el otro, ocasiones en donde ni vamos a querer vernosa la cara jaja… pero… estoy seguro que trabajando juntos podremos hacer quenuestra relación prospere, ahora somos un equipo de por vida.
Aurora: ¡Aceptoese desafío! –Exclamo.
José: Yo también… te… te amo Aurora…
Aurora: Yyo a ti mi novio tímido y torpe jeje.

Aurora como si fuera una gatita, se acurruco y ronroneo sobre el pecho deJosé, con una gran sonrisa de alegría y satisfacción y en pocos minutos cayósobre en el sueño más placentero de su vida. José cubrió el cuerpo de su noviay el suyo con una sábana muy acogedora para que no sintieran frio y abrazo aAurora con sus fuertes brazos, protegiéndola de los peligros del mundoexterior.
José no estaba muy cómodo debido a que Aurora se acostó sobre uno de susbrazos y porque él estaba casi a la orilla de la cama, pero eso no leimportaba, lo único que quería era que su bella novia durmiera cómodamente.Comenzó a acariciarle su hermoso y cuidado cabello con su mano derecha, aúnseguía incrédulo de que Aurora era su novia, pues todo lo que anhelaba duranteaños estaba con él, durmiendo sobre su pecho.
José solo sonrió, con su corazón latiendo a un ritmo regular, lleno de amorpor aquella mujer que yacía durmiendo junto con él. José le dio un beso en sucabello y también se quedó dormido, listo para emprender una gran aventura encompañía de Aurora.

1 comentarios - 8. La gótica y el tímido.

Seth008
Necesito mas de esta historia! Van 10..