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Mi primer lesbico

Mi primer lesbico
Relato erotico

Me desperté un tanto dolorida del día anterior, en la excursión mientras caminaba entre las rocas me resbalé y me golpeé un poco la pierna, así que tenía decidido quedarme en el hotel disfrutando de pulsera y piscina todo el santo día. Miguel en cambio no quería renunciar a la salida en bici por el parque natural. Así que después del desayuno subí a la habitación,me puse mi bikini tanga, un vestidito de algodón bien ligero medio transparente y libro en mano bajé a la zona de la piscina. Estirada en la tumbona mientras me daba aceite protector se acercó Mia, me ayudó el día anterior a levantarme después del tropezón.

-Hey Eva! Cómo estás? Qué tal va esa pierna? -me preguntó mientras se acomodaba en una tumbona que estaba un poco alejada de la mía.

-Bien! Solo tengo una pequeña magulladura, pero he pasado de ir de excursión hoy, prefiero tomarme el día de relax total. -le contesté.

-Bien hecho! Yo también he decidido parar un poco, no he dejado de hacer excursiones desde que he llegado y al final también me apetece descansar. -se puso las gafas de sol y se tumbó mientras los rayos de sol le bronceaban aún más esa piel morena impresionante que tenía.

Conocí a Mia en las excursiones que hicimos en los días anteriores, ella iba sola, era de origen filipino, tenía una tupida cabellera larga, negra azabache, que caía hasta la cadera. Sus ojos rasgados, su nariz pequeñita, redonda y sus labios súper carnosos la hacían muy exótica.

Noté que se dirigía hacia la piscina, observé cómo se tiraba con estilo de cabeza, apenas sin salpicar, luego salió con ese pelazo liso todo mojado hacía atrás y subió las escaleras de la piscina mientras el agua resbalaba por su cuerpo. Tenía un cuerpo contundente, era chiquitita pero con una buena musculatura, no era delgada pero no tenía un ápice de celulitis, sus curvas eran todo sensualidad.

En una de sus idas y venidas al agua me animé a ir con ella, era de esas personas con un magnetismo especial, de esas que te dan buena onda y con una atracción natural.

Enseguida nos dimos conversación, en un punto juntamos nuestras tumbonas para charlar más cómodas y es cuando me dijo:

-No te incomodes, pero se te ha movido el bikini y se te ve medio coño. -me lo dijo súper natural, cómo cuando te lo dice tu mejor amiga.

-Ostras que vergüenza! -le dije sonrojada.

-No te preocupes! A mí me da igual, pero esto se está llenando de gente y no es plan...yo llevo rato mirándotelo, creo que es lo más jugoso que he visto en el día de hoy. -de repente el cuerpo me dió un respingo.

No sabía qué responder, estaba descolocada, mi mayor sorpresa fue descubrir que me había puesto cachonda. Me acomodé el bikini y vi que me lo había atado mal, lo tenía medio retorcido, así que me levanté apresuradamente y soltando un "lo siento" me dirigí a mi habitación. De camino pensaba, qué vergüenza...y qué había sido eso? Por qué me dice eso de jugoso? Y lo más inesperado, por qué me había excitado?

Justo cuando iba a abrir la puerta escuché:

-Eva! Hey! - era Mia con mis cosas, con la tontería me había dejado el libro y las gafas de sol.

-Ostras, lo siento! -dije sonrojada- me he puesto nerviosa...

-Perdóname, no era mi intención incomodarte, no pensaba que fueras a ponerte tan nerviosa por decirte la verdad- me dijo mientras me miraba y dibujaba una media sonrisa.

-Como estás tan segura de que es una verdad?

-No se, lo he intuido mientras te lo he estado mirando todo este rato, aunque me encantaría que me dejases comprobarlo por mi misma.

Me quedé congelada, ahí, entre ella y la puerta me vi totalmente excitada y simplemente le contesté:

-Adelante, tú misma.

Me miró y acto seguido alargó su mano hacia mi entrepierna, posó la yema de su dedo corazón encima de mi clítoris y lo deslizó entre mis labios totalmente mojados para justo detenerse en mi agujero. La miré, ella tenía la mirada hacia mi triángulo totalmente empapado y subió la mirada para encontrarse con la mía y decirme:

-Me he equivocado, no está jugoso, está suculento - y poco a poco me introdujo medio dedo, lentamente, se volvió a detener para mirarme y empezó a acariciarme por dentro, solo con la punta de su dedo, yo estaba que me derretía.

Me dejé llevar, no entiendo cómo llegué a eso tan rápido, pero de repente deslicé mi brazo por detrás de mi espalda para abrir la puerta con un toque de tarjeta. Ella al escuchar el sonido y aún con su dedo metido en mi coño, empujó la puerta con su otra mano y las dos nos metimos dentro de la habitación.

Nada más entrar, sacó su dedo de mi coño y se lo llevó a la boca. Luego me apartó la parte de arriba del bikini para dejar a la vista mis tetas, se llevó a la boca una mientras con su mano volvía a tocarme el coño. Noté como hábilmente se metía entre mis labios para tocarme el clítoris, lo hacía muy bien, oía el deslizar de sus dedos entre mi flujo y mi piel. Y llegó ese momento, se agachó y me desabrochó mi ya mal colocada braguita y me la quitó, separé un poco las piernas y entonces acercó su rostro a mi entrepierna, con sus dos manos me dejó al descubierto la vagina y hundió sus labios en mi empapado coño. Joder, sentía sus carnosa boca succionarme el clítoris, su lengua lamiéndome el agujero, sus dedos penetrándome...me sentía las piernas desfallecer, le pedí acomodarnos en el sofá. Me asintió con la cabeza y se puso de pie, me agarró las nalgas y nos empezamos a besar. No me lo podía creer, ya me había comido el coño y ni si quieras nos habíamos besado. Al dirigirnos al sofá me abofeteó una realidad, vi las cosas de Miguel por el cuarto y me empezó a entrar la culpa. Hasta ese momento no me había ni parado a pensar en él! Mia me había puesto tan cachonda que me volví loca. Era la primera vez que era infiel y era la primera vez que me iba a follar a una mujer. Aún así no le dije que se fuera, necesitaba probar ese chochito que ya no me podía quitar de la cabeza. Al sentarnos en el sofá nos empezamos a besar nuevamente y está vez fui yo la que le retiro el sujetador, dejé al descubierto sus pechos, tenía unos pezones oscuros, no muy grandes pero muy apetecibles, me los llevé a la boca alternándolos , juntándole las tetas con mis manos, la observé gemir mientras se las devoraba, el coño me chorreaba.

Después de darme un festín de tetas, decidí pasar al plato fuerte, le bajé las braguitas y por fin. Ya tenía su coño delante, tenía un coñarro flipante. Solo llevaba un pequeño felpudo con forma de diamante en el pubis y lo demás lo llevaba muy bien depilado. Tenía los labios hinchadisimos y super brillantes de todo el flujo que emanaba, se notaba que ella también estaba cachondísima. No me demoré más, me acerqué y le empecé a comer el coño mientras intentaba hacerle mis mejoremos artimañas con mis manos y mi lengua. Era la primera vez que me comía un coño y lo estaba disfrutando como una perra. De nuevo una punzada, me acordé de Miguel, pero estaba pensé en lo jodidamente bueno que sería que me estuviera follando mientras que le comía el coño a Mia.

Solo pensarlo me mojé aún más.

En ese momento Mia se incorporó y me acostó a su lado, me agarró de una pierna y me atrajo hacia ella haciendo que su coño y el mío quedaran bien pegados. Empezamos a frotarnos la una con la otra, nuestros coños se rozaban y se frotaban cada vez con más fuerza, sentía su flujo mezclarse con el mío, acabó medio de pie apoyada en el sofá mientras abrazada a mi pierna se restregaba contra mí. Yo la miraba alucinada, ella respiraba agitada, cada vez se restregaba y frotaba más fuerte, movía la cadera enérgicamente y lo noté. Noté su coño estallar encima del mío, sus labios palpitaban y mi entrepierna regalimaba de su corrida. Me puse muy cerda al verla llegar al orgasmo, abrazada a mi pierna, sudando, cerrando los ojos con fuerza, gimiendo, mientras arqueaba la espalda con cada espasmo...aún seguíamos enredadas con las piernas y ella había parado para recuperar el aliento, pero yo ya quería más, quería correrme como ella.

Me miró, aún con la respiración entrecortada, y mientras soplaba me dijo:

-Ufffffff, me tenías muy cachonda, no me he podido aguantar, tienes un coño que es una delicia.

-Pues ven a comérmelo que me quiero correr en tu boca. -le contesté descaradamente.

Se rió, dejó mi pierna dulcemente mientras me la besaba de abajo a arriba hasta llegar de nuevo a mi entrepierna. De nuevo sentí su boca posarse encima de mi clítoris y me lo empezó a besar, sus dedos se movían cerca de mi agujero, acariciándomelo pero sin meterse dentro, eso me volvía loca....

Se incorporó encima mío y de nuevo me empezó a chupar la tetas mientras seguía acariciando mi agujero.

-Joder tía, es que no puedo parar de lamerte esos enormes pezones, me ponen muy cachonda- vi que con la otra mano se masturbaba.

Me quedé loca viendo cómo era capaz de masturbarse mientras me masturbaba a mi y me comía las tetas. No tardó nada en gemir de nuevo, la tía se estaba corriendo otra vez mientras me comía las tetas.

-Lo siento, tenía muchas ganas de hacerlo- me sonrió y bajó rápidamente de nuevo a mi vagina.

Está vez noté sus dedos masajearme el clítoris y su lengua cerca de mi agujero. Posó su pulgar encima de mi clítoris y empezó a hacer movimientos circulares, se deslizaba de forma mágica con tanto flujo, su ritmo era suave pero sin pausa y mientras, notaba su lengua lamerme el agujero de la vagina con fuerza, notaba su punta meterse dentro, a la vez alternaba dos dedos de su otra mano, lo hacía con increíble maestría, era si duda una de las mejores comidas de coño que habia tenido en la vida. La muy hija de ***a hizo que me corriera en un santiamén. No me pude aguantar más, empecé a correrme sin control, noté como el coño se me deshacía encima de su boca a espasmos, la piernas me temblaban y ya me sentía el clítoris super sensible. Ella lo notó y poco a poco fue bajando el ritmo y la intensidad, se separó de mi y me miró sonriente. Se levantó para besarme y comprobé como era mi sabor en los labios de otra mujer. La verdad, me supo delicioso.

-Debería irme, no? - me dijo

-Sí...supongo que Miguel no debe de tardar mucho más en llegar. No quiero que tengas una idea equivocada de mí, de veras nunca he hecho esto antes y menos con una mujer. De echo es mi primera vez.

-En serio? Pues tía, se te da de lujo. No te preocupes que no tengo ninguna idea de ti, para mí eres una mujer disfrutando de su cuerpo con otra mujer, solo eso.

-Ya, pero Miguel...

-Miguel? Quién es Miguel?

Me guiñó un ojo, recogió sus cosas, me volvió a

besar y salió de la habitación.

2 comentarios - Mi primer lesbico

Taxi160 +1
Me encantó otra faceta tuya gracias por compartir +10
pornoteen
A ti. Te guataron los retratos?
Pervberto +1
Un relato tremendamente morboso. ¡Qué no daría yo por ser Miguel y descubrirlas en medio de ese banquete!