Bueno chicos, ultimo relato de la página, fue lindo, tuvimos nuestros momentos y como sea, me despido, y ya saben, si me buscan, me encuentran
Recomiendo que lean rápido este relato, calculo que en dos minutos desaparece, posiblemente con mi usuario y todos los relatos.
A mí me contaron bien como fue la cosa, lo que realmente paso aquel día con Jesica, lo que le hicieron estos negros de mierda, de la forma que la destrozaron a la rubia. Estos villeros alzados muertos de hambre se sacaron la lotería y tuvieron la cogida de sus vidas.
Eran cuatro, el jefe, el más pesado e hijo de puta de todos, dos hermanos paraguayos, dos negros aborígenes que apenas si hablaban castellano y un pibito medio boludo que los seguía a todos lados como un perro faldero. Estos cuatro formaban una bandita que se dedicaban a hacer entraderas en casa vacías, usualmente en barrios cerrados. Habían hecho un par de atracos y les había ido lo suficientemente bien como para que se envalentaran, y empezaran a hacer cagadas.
La casa que habían elegido era la más grande del barrio donde ya habían hecho un par de trabajos exitosos. Entraron tranquilos, tenían un sistema bastante bueno para eso, con varios bolsos y convencidos de que el lugar estaba vacío y que tenían el tiempo del mundo. Pero cuando entraron a esa habitación, una suerte de gimnasio en la casa, se encontraron con la mina esta. Jesica estaba en esas máquinas chotas, que te hacen correr en el mismo lugar, dándole duro y con auriculares escuchando música. La mina estaba muy en su mundo como para darse cuenta que estos hijos de puta habían entrado en la habitación y despacito la estaban rodeando.
No tuvo ni tempo para gritar, el pibe, rápido para la situación, se le tiro encima. Con una mano le rodeo el cuerpo, apretándole los brazos fuerte para que no los pudiera mover y con la otra mano le tapó la boca. Mientras el resto, medio desesperados por la sorpresa de encontrar a alguien, trataban de decidir qué hacer, el pibe, ni tonto ni perezoso, mientras la tenía agarrada se la había empezado a frotar mal. Jesica tenía unas calzas recontra apretadas pegadas al cuerpo, marcándoles un culo espectacular y un top chico, donde le estallaban las tetas. El pibe se la estaba franeleando mal, mientras ella se retorcía y lagrimeaba. En ese momento cuando el resto se da cuenta de lo que estaba haciendo y como al pibe ya estaba al recontra palo, con la pija dura levantándole el jogging choto que tenía, mientras apoyaba aquel culo espectacular. La puta que lo pario, esta es Jesica, dijo de pronto el jefe cuando, después de un rato de mirarla, le cayó la ficha de quien era. Esto pasa una sola vez en la vida muchachos, siguió diciendo el tipo con la sonrisa más hija de puta que uno se puede imaginar, el resto se relamía sabiendo lo que se venía, mientras Jesica no paraba de retorcerse intentando soltarse, imagínate, la flaca estaba desesperada, sabía que se le venía la noche.
El jefe le hizo un gesto al pibe, y este obedeciendo, la soltó a Jesica, la cual mientras gritaba como nunca en su vida, se largaba a correr, intentando alejarse de los tipos, pero no llego a hacer dos pasos que el jefe le dio flor de sopapo, que se cayó de culo al suelo, y antes de que pudiera hacer cualquier cosa, el pibe saco un arma y se la apoyo en la cabeza. Jesica quedo sentadita y quieta en el suelo, llorando y con las manos abiertas y levantadas. Por favor, llévense todo, lo que quieran, pero no me hagan nada, por favor, pedía a moco tendido y desesperada. Obviamente a nadie le intereso tres carajos esto, en ese momento lo único que les interesaba de esa casa era ella. Si bebota, esto pasa, le decía el jefe con una sonrisa, mientras que se le iba acercando despacito y abriéndose el pantalón. Abrime la boquita mami, como vos sabes, le seguía diciendo prácticamente pegándole la pija en la cara y apoyándoles una mano en la nuca a ella. Chupa o te morís mami, así de fácil, le dijo, y no sé cómo, pero de un saque se la enterró en la boca. Ah sí, pero que lindo, gemía el tipo con la chota clavada hasta la garganta de Jesica y con la mano apretándole la nuca para que no se pudiera alejar. La tuvo un rato así, con ella cayéndole litros de saliva de la boca y lagrimeando mal, además del sonido de ahogo que hacía. Finalmente, la soltó, y la mina salió disparada para atrás, tosiendo y haciendo arcadas.
Yo me la cojo primero, dijo el jefe, terminándose de bajar los pantalones y tirándosele encima a Jesica ahí nomás en el piso. Como voy a disfrutar esto la puta madre, decía casi a los gritos, mientras recostado sobre ella, le bajaba con violencia la calza, y con sus rodillas le separaba un poco las piernas a Jesica. Vas a sentir un poco de presión en la conchita bebe, le seguía diciendo cagandose de risa, mientras con una mano le tapaba la boca y con la otra le sostenía fuerte las de ella por sobre la cabeza. Y dicho y hecho se la clavo de una, hasta el fondo se la metió nomas, y el muy hijo de puta se aseguró de hacerlo mirándola a los ojos, disfrutando la desesperación de la rubia. Jesica a pesar de que tenía la boca tapada, gritaba a los cuatro vientos y no paraba de retorcerse, le flameaban las piernas en el piso, pero el tipo la tenía agarrada muy fuerte y le pudo pegar una flor de cogida. El resto, el pibe y los dos paraguayos estaban parados alrededor de ellos, disfrutando toda la escena, y prácticamente pajeandose, ansiosos esperando su turno. ¡Si, la concha de la lora, si! Grito el hijo de puta mientras le acababa bien adentro, le lleno la concha de leche el desgraciado.
Dale pendejo, hacete hombre, le decía el jefe, parándose y dándoles unas palmadas en la espalda al pibe. Los otros dos hermanos habían vuelto a agarrar a Jesica uno de cada brazo. Quiero hacerle el culo, dijo el pibe, bastante despacio y con la mirada clavada en el perfecto pan dulce de la rubia. Flor de culito te vas a coger, le respondió riéndose el jefe. Los dos hermanos llevaron a la rastra a Jesica hasta una mesa, donde la dieron vuelta y apoyaron boca abajo sobre esta, con las piernas colgando, la tenían agarrada de la cabeza y la espalda para que no pudiera moverse. El pibe se le acerco por atrás, se bajó los lienzos, saco la pija que ya la tenía recontra parada, le acaricio un poco el culo, le dio unos chirlitos y le apoyo la pija en el culo, apretándosela para metérsela. Hay que trabajar un poco ese culo antes, decía el jefe, metiéndose dos dedos en la boca, mojándolos bien con saliva, y después, corriendo un poco al pibe, primero le metió un dedo en el culo, lo movió un poco adentro y después le metió el segundo, y los siguió moviendo un poco más fuerte, sacándolos y metiéndolos. Listo campeón, ya lo tenes abierto y dilatado, el pibe se acercó y esta vez la pija entro más fácil y hasta el final. ¡No, no, negros de mierda, la puta que los pario! Grito Jesica cuando sintió como le abrían el orto. Grita puta, pero de esta no te salvas, suéltenla muchachos, el pibe puede solo, dijo el jefe y los que sostenían a Jesica la soltaron, el pibe la agarro con una mano fuerte de la cintura, y con la otra la tomo fuerte del pelo y lo tiro para atrás, lo que hizo que Jesica volviera a pegar otro grito. El pibe le empezó a dar sin asco, flor de cogida le dio a ese culo, gemía y puteaba a los gritos, mientras le daba cada vez más duro y rápido. Dale pendejo, llénala de leche a la hija de puta esta, y dicho y hecho, el pibe le acabo adentro nomas. Mostra, mostra, le decían todos cuando finalmente el pibe la desclavo, le puso las dos manos abiertas sobre el culo, abriéndole los cachetes, dejando ver un hilo de leche saliéndole del agujero del orto, todos se cagaron de risa mal de esto.
Vayan, compartan pelotudos, dijo el jefe señalando a los dos paraguayos que todavía no habían mojado. En dos minutos, estos negros alzados, le arrancaron la poca ropa que le quedaba a Jesica, la tiraron al suelo y la pusieron en cuatro patas, los dos se bajaron los lompas de una y sin pedir permiso, cada uno la clavo de un lado. Uno enfrente se la metió por la boca, y el otro, arrodillado atrás, se la clavo por la concha. Salvaje la cogida que le dieron estos negros de mierda, poseídos parecían. Se iban turnando en las posiciones, pero siempre agarrada bien fuerte para que no se les espiante la guacha, aunque ya ni se resistía, solo lloraba. Al final, se le pusieron los dos de frente y le llenaron de leche esa carita de turra que tiene, fue hermoso.
Al final, creo que los tipos no se molestaron en afanar nada, estaban muy contentos, se habían encontrado con algo mucho mejor que la guita. Y a la flaca la dejaron en pelotas, con los hoyos abiertos, cubierta de leche, llorando a moco tendido en posición fetal en el suelo. A los tipos no les importo, ellos tuvieron el mejor día de su vida.
Recomiendo que lean rápido este relato, calculo que en dos minutos desaparece, posiblemente con mi usuario y todos los relatos.
A mí me contaron bien como fue la cosa, lo que realmente paso aquel día con Jesica, lo que le hicieron estos negros de mierda, de la forma que la destrozaron a la rubia. Estos villeros alzados muertos de hambre se sacaron la lotería y tuvieron la cogida de sus vidas.
Eran cuatro, el jefe, el más pesado e hijo de puta de todos, dos hermanos paraguayos, dos negros aborígenes que apenas si hablaban castellano y un pibito medio boludo que los seguía a todos lados como un perro faldero. Estos cuatro formaban una bandita que se dedicaban a hacer entraderas en casa vacías, usualmente en barrios cerrados. Habían hecho un par de atracos y les había ido lo suficientemente bien como para que se envalentaran, y empezaran a hacer cagadas.
La casa que habían elegido era la más grande del barrio donde ya habían hecho un par de trabajos exitosos. Entraron tranquilos, tenían un sistema bastante bueno para eso, con varios bolsos y convencidos de que el lugar estaba vacío y que tenían el tiempo del mundo. Pero cuando entraron a esa habitación, una suerte de gimnasio en la casa, se encontraron con la mina esta. Jesica estaba en esas máquinas chotas, que te hacen correr en el mismo lugar, dándole duro y con auriculares escuchando música. La mina estaba muy en su mundo como para darse cuenta que estos hijos de puta habían entrado en la habitación y despacito la estaban rodeando.
No tuvo ni tempo para gritar, el pibe, rápido para la situación, se le tiro encima. Con una mano le rodeo el cuerpo, apretándole los brazos fuerte para que no los pudiera mover y con la otra mano le tapó la boca. Mientras el resto, medio desesperados por la sorpresa de encontrar a alguien, trataban de decidir qué hacer, el pibe, ni tonto ni perezoso, mientras la tenía agarrada se la había empezado a frotar mal. Jesica tenía unas calzas recontra apretadas pegadas al cuerpo, marcándoles un culo espectacular y un top chico, donde le estallaban las tetas. El pibe se la estaba franeleando mal, mientras ella se retorcía y lagrimeaba. En ese momento cuando el resto se da cuenta de lo que estaba haciendo y como al pibe ya estaba al recontra palo, con la pija dura levantándole el jogging choto que tenía, mientras apoyaba aquel culo espectacular. La puta que lo pario, esta es Jesica, dijo de pronto el jefe cuando, después de un rato de mirarla, le cayó la ficha de quien era. Esto pasa una sola vez en la vida muchachos, siguió diciendo el tipo con la sonrisa más hija de puta que uno se puede imaginar, el resto se relamía sabiendo lo que se venía, mientras Jesica no paraba de retorcerse intentando soltarse, imagínate, la flaca estaba desesperada, sabía que se le venía la noche.
El jefe le hizo un gesto al pibe, y este obedeciendo, la soltó a Jesica, la cual mientras gritaba como nunca en su vida, se largaba a correr, intentando alejarse de los tipos, pero no llego a hacer dos pasos que el jefe le dio flor de sopapo, que se cayó de culo al suelo, y antes de que pudiera hacer cualquier cosa, el pibe saco un arma y se la apoyo en la cabeza. Jesica quedo sentadita y quieta en el suelo, llorando y con las manos abiertas y levantadas. Por favor, llévense todo, lo que quieran, pero no me hagan nada, por favor, pedía a moco tendido y desesperada. Obviamente a nadie le intereso tres carajos esto, en ese momento lo único que les interesaba de esa casa era ella. Si bebota, esto pasa, le decía el jefe con una sonrisa, mientras que se le iba acercando despacito y abriéndose el pantalón. Abrime la boquita mami, como vos sabes, le seguía diciendo prácticamente pegándole la pija en la cara y apoyándoles una mano en la nuca a ella. Chupa o te morís mami, así de fácil, le dijo, y no sé cómo, pero de un saque se la enterró en la boca. Ah sí, pero que lindo, gemía el tipo con la chota clavada hasta la garganta de Jesica y con la mano apretándole la nuca para que no se pudiera alejar. La tuvo un rato así, con ella cayéndole litros de saliva de la boca y lagrimeando mal, además del sonido de ahogo que hacía. Finalmente, la soltó, y la mina salió disparada para atrás, tosiendo y haciendo arcadas.
Yo me la cojo primero, dijo el jefe, terminándose de bajar los pantalones y tirándosele encima a Jesica ahí nomás en el piso. Como voy a disfrutar esto la puta madre, decía casi a los gritos, mientras recostado sobre ella, le bajaba con violencia la calza, y con sus rodillas le separaba un poco las piernas a Jesica. Vas a sentir un poco de presión en la conchita bebe, le seguía diciendo cagandose de risa, mientras con una mano le tapaba la boca y con la otra le sostenía fuerte las de ella por sobre la cabeza. Y dicho y hecho se la clavo de una, hasta el fondo se la metió nomas, y el muy hijo de puta se aseguró de hacerlo mirándola a los ojos, disfrutando la desesperación de la rubia. Jesica a pesar de que tenía la boca tapada, gritaba a los cuatro vientos y no paraba de retorcerse, le flameaban las piernas en el piso, pero el tipo la tenía agarrada muy fuerte y le pudo pegar una flor de cogida. El resto, el pibe y los dos paraguayos estaban parados alrededor de ellos, disfrutando toda la escena, y prácticamente pajeandose, ansiosos esperando su turno. ¡Si, la concha de la lora, si! Grito el hijo de puta mientras le acababa bien adentro, le lleno la concha de leche el desgraciado.
Dale pendejo, hacete hombre, le decía el jefe, parándose y dándoles unas palmadas en la espalda al pibe. Los otros dos hermanos habían vuelto a agarrar a Jesica uno de cada brazo. Quiero hacerle el culo, dijo el pibe, bastante despacio y con la mirada clavada en el perfecto pan dulce de la rubia. Flor de culito te vas a coger, le respondió riéndose el jefe. Los dos hermanos llevaron a la rastra a Jesica hasta una mesa, donde la dieron vuelta y apoyaron boca abajo sobre esta, con las piernas colgando, la tenían agarrada de la cabeza y la espalda para que no pudiera moverse. El pibe se le acerco por atrás, se bajó los lienzos, saco la pija que ya la tenía recontra parada, le acaricio un poco el culo, le dio unos chirlitos y le apoyo la pija en el culo, apretándosela para metérsela. Hay que trabajar un poco ese culo antes, decía el jefe, metiéndose dos dedos en la boca, mojándolos bien con saliva, y después, corriendo un poco al pibe, primero le metió un dedo en el culo, lo movió un poco adentro y después le metió el segundo, y los siguió moviendo un poco más fuerte, sacándolos y metiéndolos. Listo campeón, ya lo tenes abierto y dilatado, el pibe se acercó y esta vez la pija entro más fácil y hasta el final. ¡No, no, negros de mierda, la puta que los pario! Grito Jesica cuando sintió como le abrían el orto. Grita puta, pero de esta no te salvas, suéltenla muchachos, el pibe puede solo, dijo el jefe y los que sostenían a Jesica la soltaron, el pibe la agarro con una mano fuerte de la cintura, y con la otra la tomo fuerte del pelo y lo tiro para atrás, lo que hizo que Jesica volviera a pegar otro grito. El pibe le empezó a dar sin asco, flor de cogida le dio a ese culo, gemía y puteaba a los gritos, mientras le daba cada vez más duro y rápido. Dale pendejo, llénala de leche a la hija de puta esta, y dicho y hecho, el pibe le acabo adentro nomas. Mostra, mostra, le decían todos cuando finalmente el pibe la desclavo, le puso las dos manos abiertas sobre el culo, abriéndole los cachetes, dejando ver un hilo de leche saliéndole del agujero del orto, todos se cagaron de risa mal de esto.
Vayan, compartan pelotudos, dijo el jefe señalando a los dos paraguayos que todavía no habían mojado. En dos minutos, estos negros alzados, le arrancaron la poca ropa que le quedaba a Jesica, la tiraron al suelo y la pusieron en cuatro patas, los dos se bajaron los lompas de una y sin pedir permiso, cada uno la clavo de un lado. Uno enfrente se la metió por la boca, y el otro, arrodillado atrás, se la clavo por la concha. Salvaje la cogida que le dieron estos negros de mierda, poseídos parecían. Se iban turnando en las posiciones, pero siempre agarrada bien fuerte para que no se les espiante la guacha, aunque ya ni se resistía, solo lloraba. Al final, se le pusieron los dos de frente y le llenaron de leche esa carita de turra que tiene, fue hermoso.
Al final, creo que los tipos no se molestaron en afanar nada, estaban muy contentos, se habían encontrado con algo mucho mejor que la guita. Y a la flaca la dejaron en pelotas, con los hoyos abiertos, cubierta de leche, llorando a moco tendido en posición fetal en el suelo. A los tipos no les importo, ellos tuvieron el mejor día de su vida.
1 comentarios - La violación en grupo a Jesica Cirio