Buenas! Hoy les comparto un relato escrito por mi. Aclaro que no es real, es ficción. Simplemente fue algo que se me ocurrió y decidí escribirlo. Si les gusta, díganme, así quizás pueda seguir escribiendo cosas para calentarlos. Disfruten!!
Sabrina estaba en su habitación, con un aburrimiento que la mataba, y estaba extremadamente caliente. Necesitaba, ella que siempre fue una loca por el sexo, coger con alguien inmediatamente, y era ya muy tarde entrada la noche. Llevaba puesta su ropa habitual de dormir, que eran una remera rosa, un poco ajustada, y una tanga ya algo vieja pero que le resultaba cómoda. Era una chica flaquita, de pelo negro y ojos celestes. Ya sus pezones estaban duros por la calentura y era notorio en sus enormes tetas que tantas miradas se llevaban a diario. Tenía un culo flaquito, que no siempre era lo primero que le veían, pero todos los hombres desearían poder comérselo.
Abrió su laptop y empezó a buscar en internet algo que la haga calentarse más aún. Después de un rato, encontró un video que le gustó, de un tipo con una verga descomunal dándole a una mujer de contextura chica. Empezó a tocarse, primero lento y, cuando ya estaba bastante mojada, fue aumentando la velocidad. A pesar de estar muy caliente y estar disfrutando lo que hacía, sentía que le faltaba algo. Estaba tan caliente, y necesitaba un verga dentro de ella, no solo sus dedos y, muy a su pesar, el hombre más cercano que tenía esa noche era su hermano menor. Lo pensó durante un breve momento, pero estaba tan caliente que ya nada le importaba. Se levantó, salió por la puerta y fue hacia la habitación de su hermano. Se asomó por la puerta y ahí lo vio al hermano, tirado en su cama, escuchando música. Entró despacio y sin hacer ruido.
Joan era un chico un año menor que su hermana. Tenía rasgos similares a Sabrina, Marrón oscuro, y ojos celestes también, aunque no tan brillantes como los de la chica. Era flaco, alto y, lo que más le importaba a Sabrina, tenía una verga bastante prominente. Ella sabía esto, porque algunas veces se lo cruzaba cuando salía del baño y andaba en ropa interior que le marcaba la entrepierna. Al recordar esto, y verlo a su hermano ahí tirado, también en ropa de dormir, sintió como se mojaba nuevamente.
Se le fue acercando despacio, sin hacer ruido, mientras se sacaba la poca ropa que llevaba puesta, esa remerita de dormir y la tanga. Se fue acercado cada vez más, apretándose las tetas y pellizcándose los pezones, hasta que estuvo al lado de él, que se percató de una presencia a su lado y abró los ojos a ver quién era. No podía creer lo que veía. Su hermana, completamente desnuda, delnate de él, con cara de calentura y deseo tremendos. En cuanto abrió la boca para decirle algo, Sabrina le llevó un dedo a los labios, impidiéndoselo.
Después de unos segundos de silencio incómodo, Sabrina se fue acercando a la boca de su hermano, hasta que comenzaron a besarse. Lejos de querer alejarla, Joan le correspondió el beso, y empezaron un beso con mucha lengua y bien húmedo. Sabrina empezó a sacarle los shorts a su hermano, y empezó a jugar con su verga, haciéndole lo que probablemente fuera la mejor paja de su vida, mientras le besaba el cuello y volvía a la boca varias veces.
Joan se sentía como si estuviera en el cielo. No podía creer lo que Sabrina le estaba haciendo, pero le generaba tal calentura y morbo, que no le importaba que fuera su propia hermana. Luego de un rato, ella empezó a bajar y fue con sus labios directo a la verga de su hermano. La sentía tan dura y húmeda dentro de su boca, que sin dudas era la mejor pija que había probado en su vida. De vez en cuando se la sacaba de la boca para mirar a su hermano a los ojos, mientras con los labios jugaba y chupaba la cabeza, poniendo una verdadera cara de puta. También le hacía círculos con la lengua, lo que a él lo volvía loco y lo hacía gemir de placer. Le escupió la pija, y empezó a pajearlo, mientras succionaba y lamía las bolas de su hermano, hasta que le hizo saber que no iba a aguantar mucho más. En ese momento, Sabrina se sintió la más puta de todas, cuando Joan la agarró del pelo y empezó a mover su pelvis de manera salvaje, cogiéndole la boca. Unos segundos después, empezó a tener el mejor orgasmo de su vida, vaciando la leche a chorros dentro de la boca de su hermana. Sabrina se tragó todo, sin dejar escapar ni una gota de semen, y comenzó a chuparle de nuevo la verga, que todavía seguía durísima y latiendo, hasta dejársela limpia.
Ahora le tocaba a ella. Se empezó a subir lentamente arriba de Joan. Le dio un beso bien húmedo y se levantó, apoyando una mano en su pecho. Con la otra, tomó la verga del hermano y se la empezó a apuntar hacia la concha. Le frotó un poco la cabeza con sus flujos, hasta dejarla bien lubricada, y se dejó caer, sentándose sobre la pija de Joan. Cuando entró completa, ambos dejaron salir un suspiro de placer y calentura. Empezó a mover sus caderas atrás y adelante, primero despacio y luego tomando un ritmo cada vez más rápido. Esto empezó a volver loco a Joan, que ya empezaba a manosear y apretar las tetas de su hermana. Ella al ver esto se inclinó hacia adelante, poniéndole sus grandes pechos en la cara para que se los chupara. Mientras Joan le chupaba y mordía los pezones, ella empezó a moverse más y más rápido, cabalgándolo y sintiendo un placer que nunca antes había sentido. Ella ya empezaba a gemir en voz alta. Que bueno que sus padres esa noche no estaban, así ambos podrían hacer el ruido que quisieran.
Sabrina estaba como loca mientras su hermano entraba y salía de ella. Le pedía que la coja sin parar, más rápido. Su hermano empezó a darle cada vez más fuerte y rápido. Ambos estaban en un frenesí de calentura y morbo. Sabrina empezó a sentirse más mojada, hasta que le llegó su orgasmo y le pasó algo que jamás había sucedido. De su concha empezaron a salir más flujos de lo normal. Estaba teniendo el primer squirt de su vida. No fue a chorros, como había visto alguna vez en algunos videos, pero fue lo suficiente como para que le chorreara un poco por sus muslos y sobre la verga de su hermano. Gemía y temblaba como loca con semejante orgasmo que estaba teniendo. Joan, al ver esta situación, no pudo aguantar mucho más y empezó a acabar de nuevo, dentro de su hermana. Esta vez menos que la anterior, pero pudo sentir su leche mezclándose con los líquidos de su hermana dentro de ella.
Sin sacarse la verga de su hermano de adentro, Sabrina se inclinó hacia adelante, acostándose sobre él. No había sido una sesión de sexo muy larga, la verdad, pero fue lo suficientemente enérgica como para que ambos terminaran agitados y sudando. Joan la abrazó, mientras ella había hundido la cara entre su cuello y hombros, dándole besos tiernos. Ninguno de los dos decía nada; solo escuchaban la respiración agitada del otro, que se iba serenando poco a poco.
No podían creer lo que acababan de hacer. Eran hermanos y habían cogido por un momento de calentura. Pero había sido la mejor cogida de ambos. Los dos sentían algo de culpa, pero al mismo tiempo estaban contentos. Luego de un rato, se miraron a los ojos fijamente durante un momento, y los dos sonrieron al mismo tiempo. Comenzaron a besarse de nuevo, pero esta vez no era solo calentura, sino que era un beso tierno y con amor, aunque si muy húmedo y excitante. Ambos sabían que eso había sido el comienzo de una relación prohibida, y que lo que acababan de hacer iba a repetirse las veces que quisieran…
Sabrina estaba en su habitación, con un aburrimiento que la mataba, y estaba extremadamente caliente. Necesitaba, ella que siempre fue una loca por el sexo, coger con alguien inmediatamente, y era ya muy tarde entrada la noche. Llevaba puesta su ropa habitual de dormir, que eran una remera rosa, un poco ajustada, y una tanga ya algo vieja pero que le resultaba cómoda. Era una chica flaquita, de pelo negro y ojos celestes. Ya sus pezones estaban duros por la calentura y era notorio en sus enormes tetas que tantas miradas se llevaban a diario. Tenía un culo flaquito, que no siempre era lo primero que le veían, pero todos los hombres desearían poder comérselo.
Abrió su laptop y empezó a buscar en internet algo que la haga calentarse más aún. Después de un rato, encontró un video que le gustó, de un tipo con una verga descomunal dándole a una mujer de contextura chica. Empezó a tocarse, primero lento y, cuando ya estaba bastante mojada, fue aumentando la velocidad. A pesar de estar muy caliente y estar disfrutando lo que hacía, sentía que le faltaba algo. Estaba tan caliente, y necesitaba un verga dentro de ella, no solo sus dedos y, muy a su pesar, el hombre más cercano que tenía esa noche era su hermano menor. Lo pensó durante un breve momento, pero estaba tan caliente que ya nada le importaba. Se levantó, salió por la puerta y fue hacia la habitación de su hermano. Se asomó por la puerta y ahí lo vio al hermano, tirado en su cama, escuchando música. Entró despacio y sin hacer ruido.
Joan era un chico un año menor que su hermana. Tenía rasgos similares a Sabrina, Marrón oscuro, y ojos celestes también, aunque no tan brillantes como los de la chica. Era flaco, alto y, lo que más le importaba a Sabrina, tenía una verga bastante prominente. Ella sabía esto, porque algunas veces se lo cruzaba cuando salía del baño y andaba en ropa interior que le marcaba la entrepierna. Al recordar esto, y verlo a su hermano ahí tirado, también en ropa de dormir, sintió como se mojaba nuevamente.
Se le fue acercando despacio, sin hacer ruido, mientras se sacaba la poca ropa que llevaba puesta, esa remerita de dormir y la tanga. Se fue acercado cada vez más, apretándose las tetas y pellizcándose los pezones, hasta que estuvo al lado de él, que se percató de una presencia a su lado y abró los ojos a ver quién era. No podía creer lo que veía. Su hermana, completamente desnuda, delnate de él, con cara de calentura y deseo tremendos. En cuanto abrió la boca para decirle algo, Sabrina le llevó un dedo a los labios, impidiéndoselo.
Después de unos segundos de silencio incómodo, Sabrina se fue acercando a la boca de su hermano, hasta que comenzaron a besarse. Lejos de querer alejarla, Joan le correspondió el beso, y empezaron un beso con mucha lengua y bien húmedo. Sabrina empezó a sacarle los shorts a su hermano, y empezó a jugar con su verga, haciéndole lo que probablemente fuera la mejor paja de su vida, mientras le besaba el cuello y volvía a la boca varias veces.
Joan se sentía como si estuviera en el cielo. No podía creer lo que Sabrina le estaba haciendo, pero le generaba tal calentura y morbo, que no le importaba que fuera su propia hermana. Luego de un rato, ella empezó a bajar y fue con sus labios directo a la verga de su hermano. La sentía tan dura y húmeda dentro de su boca, que sin dudas era la mejor pija que había probado en su vida. De vez en cuando se la sacaba de la boca para mirar a su hermano a los ojos, mientras con los labios jugaba y chupaba la cabeza, poniendo una verdadera cara de puta. También le hacía círculos con la lengua, lo que a él lo volvía loco y lo hacía gemir de placer. Le escupió la pija, y empezó a pajearlo, mientras succionaba y lamía las bolas de su hermano, hasta que le hizo saber que no iba a aguantar mucho más. En ese momento, Sabrina se sintió la más puta de todas, cuando Joan la agarró del pelo y empezó a mover su pelvis de manera salvaje, cogiéndole la boca. Unos segundos después, empezó a tener el mejor orgasmo de su vida, vaciando la leche a chorros dentro de la boca de su hermana. Sabrina se tragó todo, sin dejar escapar ni una gota de semen, y comenzó a chuparle de nuevo la verga, que todavía seguía durísima y latiendo, hasta dejársela limpia.
Ahora le tocaba a ella. Se empezó a subir lentamente arriba de Joan. Le dio un beso bien húmedo y se levantó, apoyando una mano en su pecho. Con la otra, tomó la verga del hermano y se la empezó a apuntar hacia la concha. Le frotó un poco la cabeza con sus flujos, hasta dejarla bien lubricada, y se dejó caer, sentándose sobre la pija de Joan. Cuando entró completa, ambos dejaron salir un suspiro de placer y calentura. Empezó a mover sus caderas atrás y adelante, primero despacio y luego tomando un ritmo cada vez más rápido. Esto empezó a volver loco a Joan, que ya empezaba a manosear y apretar las tetas de su hermana. Ella al ver esto se inclinó hacia adelante, poniéndole sus grandes pechos en la cara para que se los chupara. Mientras Joan le chupaba y mordía los pezones, ella empezó a moverse más y más rápido, cabalgándolo y sintiendo un placer que nunca antes había sentido. Ella ya empezaba a gemir en voz alta. Que bueno que sus padres esa noche no estaban, así ambos podrían hacer el ruido que quisieran.
Sabrina estaba como loca mientras su hermano entraba y salía de ella. Le pedía que la coja sin parar, más rápido. Su hermano empezó a darle cada vez más fuerte y rápido. Ambos estaban en un frenesí de calentura y morbo. Sabrina empezó a sentirse más mojada, hasta que le llegó su orgasmo y le pasó algo que jamás había sucedido. De su concha empezaron a salir más flujos de lo normal. Estaba teniendo el primer squirt de su vida. No fue a chorros, como había visto alguna vez en algunos videos, pero fue lo suficiente como para que le chorreara un poco por sus muslos y sobre la verga de su hermano. Gemía y temblaba como loca con semejante orgasmo que estaba teniendo. Joan, al ver esta situación, no pudo aguantar mucho más y empezó a acabar de nuevo, dentro de su hermana. Esta vez menos que la anterior, pero pudo sentir su leche mezclándose con los líquidos de su hermana dentro de ella.
Sin sacarse la verga de su hermano de adentro, Sabrina se inclinó hacia adelante, acostándose sobre él. No había sido una sesión de sexo muy larga, la verdad, pero fue lo suficientemente enérgica como para que ambos terminaran agitados y sudando. Joan la abrazó, mientras ella había hundido la cara entre su cuello y hombros, dándole besos tiernos. Ninguno de los dos decía nada; solo escuchaban la respiración agitada del otro, que se iba serenando poco a poco.
No podían creer lo que acababan de hacer. Eran hermanos y habían cogido por un momento de calentura. Pero había sido la mejor cogida de ambos. Los dos sentían algo de culpa, pero al mismo tiempo estaban contentos. Luego de un rato, se miraron a los ojos fijamente durante un momento, y los dos sonrieron al mismo tiempo. Comenzaron a besarse de nuevo, pero esta vez no era solo calentura, sino que era un beso tierno y con amor, aunque si muy húmedo y excitante. Ambos sabían que eso había sido el comienzo de una relación prohibida, y que lo que acababan de hacer iba a repetirse las veces que quisieran…
1 comentarios - Relatos de Fantasía 1: Calentura de hermanos.