(Volviendo a las historias reales, éste es un relato que hace un montón de tiempo que quería escribir y compartir porque siempre me pareció buenísimo y atractivo para escribir como historia en sí misma. Es la historia de la amiga de una amiga mía, a quien conocí hace muchos años y pegamos muy buena onda. Estuve mucho, pero mucho tiempo rogándole a Luciana, la protagonista de todo, que me autorice a escribirla o relatarla y durante mucho tiempo se negó. Pero como verán al final de todo, por fin ya no le importa mucho que se conozca y me dijo que podía contarla.
Luciana no es su nombre, por supuesto. Pero si me permitió usar su nombre profesional verdadero, "Blondie". El relato y todo lo que le pasó es 100% real, tal como me lo fue contando ella a través de los años. Yo lo único que hice fue ir haciendo mis borradores y notas después de todo lo que me contaba, arreglarlos y ponerlos un poco en limpio y en forma de relato. Me parece una historia apasionante, más que nada por cómo muestra las vueltas que puede dar la vida y lo excepcionales que pueden ser algunas vidas, aun desde muy temprana edad. Las imágenes son por supuesto solamente ilustrativas, pero créanme que la modelo es muy pero muy parecida a Blondie, de cara y cuerpo, lo que es importante para la historia. La elegí para ilustrar la historia totalmente a propósito debido al notable parecido.
Espero, antes que nada, que la disfruten tanto como a mí me gustó escribirla. Y después, si me permiten pedirles algo, les diría que no juzguen las elecciones que toma otra gente con su vida. Muchos no estarán de acuerdo con las decisiones y las cosas que hizo Blondie, y está perfecto, pero yo nunca juzgué a mi amiga y siempre traté de entenderla.
Y si no está de más la advertencia, les aviso a los pajeritos y pajeritas entre nosotros que si bien Blondie sigue de alguna manera haciendo lo que cuenta la historia, ya se encuentra muy pero muy fuera de alcance, como verán al final. Así que no me pidan su contacto!)
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Ese día en casa había sido terrible, como venía pasando cada vez más seguido últimamente. Mis viejos se empezaron a pelear de nuevo y yo los escuchaba desde mi pieza. Me puse los auriculares para escuchar algo de música y tapar el ruido de la discusión pero los seguía oyendo. Ni sabía de qué estaban discutiendo ahora, pero me lo imaginaba. Eran como las 10 de la noche y mi viejo había llegado, tarde, y seguramente un poco en pedo. Mamá le gritaba y mi viejo le contestaba fuerte también.
Hacía como un año y medio que se empezaron a pelear así. Todo el tiempo. Estuvieron casados una banda de años y yo siempre estuve bien con ellos, pero ahora ya no me bancaba a ninguno de los dos. Estar en casa con ellos era super estresante ya. Y lo peor es que no tenía dónde ir. Yo tenía 18 años nada más. Recién había terminado el cole ese año y la verdad no tenía planes de mudarme, empezar la facultad, nada de eso. Me quería ir pero no sabía cómo ni a donde.
Si sabía cómo había empezado todo. Hacía tres años, no se si por problemas de laburo, problemas con mi vieja o que, pero mi papá empezó a tomar. A tomar fuerte. Todo el tiempo. Se volvió un alcohólico de repente, o quizás siempre lo fue pero en ese momento perdió el control, no lo se. Mi mamá lo había descubierto una vez con otra mina y ahí fue cuando se descontroló todo. Y desde ese momento no pararon de pelearse. Todo el tiempo. No se por que no se divorciaban de una vez. Se la pasaban amenazándose con eso y nunca lo hacían. Se amigaban por un tiempo, por ahí un par de semanas, pero no les duraba nada. Yo estaba más del lado de mi mamá, por cómo se había desatado todo, pero muchas veces me resultaba difícil bancarla cuando era ella la que le empezaba a pelear a mi viejo.
Mi casa era un infierno que yo ya no soportaba más. Lo peor es que siempre habíamos sido una familia bien. Teníamos plata, vivíamos en una linda zona de Olivos, que si bien no era la zona top, estaba muy bien. Cuando fui creciendo me fui dando cuenta que las cosas no eran tan así, que la guita que mis viejos tenían les había venido bastante de arriba por los negocios y herencias de mis abuelos, y que ellos ya se habían patinado un montón de esa plata.
Yo siempre fui muy nena. Quiero decir, de vista, físicamente, de afuera. Por dentro yo me consideraba normal. Siempre que conocía a alguien, en reuniones de amigos y eso, me daba por las bolas cuando automáticamente me tildaban de chetita. Y si, puede ser, algo de eso tenía por cómo y dónde me había criado, seguro, pero yo nunca me creí más que nadie. Mis viejos si eran recontra racistas, pero a mi nunca me cabió eso. Ellos siempre hablando pestes de los "negros de mierda" y de la gente de países limítrofes y toda esa bola, pero yo siempre detestaba cuando hablaban asi. No podía decir nada, pero no significaba que a mi me tenían que gustar sus actitudes. Por suerte nunca se me pegaron esos pensamientos, todo lo contrario.
Siempre me gustó el arte, en todas sus formas. Me encantaba pasarme tardes leyendo poesía y novelas. Y soy una melómana mal, fanática de la música de todos lados. Las bandas que más me gustan y soy recontra fanática son Coldplay, Radiohead y Muse. Y de lo mas viejo me encanta The Cure y The Smiths. Esa onda. Pero me gusta casi toda la música. Con esto quiero decir que no me consideraba una chetita vacía de todo en la cabeza, pero la primera impresión que yo daba era esa y me jodía mucho. Después me conocían y todo bien.
Como dije, yo era físicamente muy nena. Pese a mis 18 años todavía no tenía mucho cuerpo de mujer desarrollada. Siempre fui delgada y tirando a chiquita. Las tetitas también las tenía mas bien chiquitas, nunca me crecieron mucho y creo que ya fue, que así me iban a quedar. También me quedó un culito muy chiquito. Bien formado, pero muy de nena. Mi pelo natural es rubio bastante brillante y siempre me gustó mucho usarlo largo y lacio. Junto con mis ojos celestes vivaces la verdad que tenía una cara muy bonita… pero también, muy pero muy de nena. Era muy común al conocer a alguien que se pensara que tenía 14 o 15 años, algo así. Siempre me daban menos edad.
Una vez por fin tomé la decisión de empezar a hacer planes para irme de casa, porque no lo toleraba más, como dije. Era todo un infierno y un stress constante. Mi idea era conseguir algún trabajo y un departamento chiquito cerca de casa, no me quería ir a otro lado. Pero los trabajos que había como para mi por la zona o eran todos una mierda o me pedían conocimientos y experiencia que yo no tenía. A través de una amiga trabajé dos o tres veces de promotora para eventos, exposiciones y eso, pero nunca me terminó de gustar y me cansaba mucho el estar tanto tiempo parada. Tampoco era muy buena plata. Y en cuanto al tema del departamento, por Olivos o los partidos lindantes estaba todo muy caro.
No me quedó otra opción que ampliar la búsqueda y empezar a ver cosas en Capital, tanto de laburo como para vivir. Allá también estaba todo caro pero por lo menos había más oferta y yo no necesitaba más que un departamentito chiquito para dormir y estar. Sin decirle nada a mis viejos empecé a ir a Capital a pasar CVs y de vez en cuando ver algún departamento. Sin mucho éxito. La situación económica en ese momento no era la mejor (que sorpresa, Argentina, no?) y había muchos trabajos que directamente te explotaban por dos pesos y yo no quería saber nada de eso. No estaba tampoco extremadamente apremiada. Sabía que si me bancaba el infierno podía seguir estando en casa por tiempo indeterminado, pero cada vez me lo bancaba menos.
Fue un dia de esos en el que me cambió la vida totalmente. Mirando hacia atrás fue increíble cómo pasó todo.
Yo había ido a tirar CVs a locales de ropa por la avenida Cabildo. Tiré un montón ese día. Ya se habían hecho como las 5 de la tarde y me quería volver. Me puse a esperar el bondi en la parada con los auriculares puestos. Me acuerdo que estaba escuchando “Panic Station” de Muse (<333333) y me crucé la mirada con una chica que venía caminando enfrente mio. Nos vimos y medio que nos reconocimos a la distancia. Era Laura, una amiga de mi prima, con la que nos encontrábamos varias veces, siempre en reuniones y juntadas. Ella era mucho mayor que yo, tenía 32 años, pero era muy simpática y siempre nos colgábamos charlando en las reuniones.
Cuando nos reconocimos nos saludamos y abrazamos porque hacía un montón que no la veía, meses. Le pregunté que hacía por ahí y me dijo que venía de ver a un cliente. Me preguntó si tenía tiempo para ir a tomar un café o algo y charlar, porque se estaba muriendo de hambre. Le dije que sí, obvio. Nos fuimos a un bar de por ahí cerca y nos pedimos dos cafés con leche y un tostado de jamón y queso para compartir. Nos quedamos charlando un montón, a mi me encantaba hablar con ella, desde siempre, desde que la conocí. Tenía muy buena onda y nunca me trató como una nena o una chetita.
Se fue dando la charla y me preguntó que onda, que andaba haciendo.
"Y estuve tirando curriculums por aca por la zona...", le dije.
"Bueno, bien. Y?", me preguntó, "Conseguiste algo?"
"No, nada, Lau. Está re difícil todo. O te pagan dos mangos y tenés que estar todo el día o son todos puestos re profesionales que te piden estudios de todo...", le dije con un poco de frustración, "Y vos? Cómo va tu laburo?"
Laura se sonrió y terminó de tomarse un sorbito, "La verdad que bien. Ahora muy bien, no me puedo quejar..."
"Que bueno, me alegro, che...", le sonreí, "Seguís ahí en la agencia de publicidad?"
Ella se rió, "No, bichi, la agencia la largué el año pasado. Ahora trabajo por mi cuenta."
Me sonreí alegremente, "Que buenoooo! Seguís en lo tuyo de publicidad? Che, porfa, no te puedo dejar unos CVs para que los pases por ahí?"
"Si, obvio, Luchi... mandámelos. Después haceme acordar que te paso mi email", me sonrió y tardó un poquito en contestar, "Pero... ya no estoy en publicidad."
"Ah no? En que estás?"
"Si te cuento me prometés que queda un secreto entre nosotras? En serio, ni a tu prima eh?", me hizo una muequita cómica.
Yo me extrañé, pero me dió curiosidad. Qué tan secreto podía ser un laburo?
"Si... claro, Lau... pero no entiendo..."
Me dió una dulce sonrisa y me dijo, "Soy trabajadora sexual, Luchi. Ahora full time."
Yo me quedé un poco dura al principio, pero le pregunté, "En serio? Me estás jodiendo..."
Laura me negó con la cabeza y se sonrió, "Si, desde hace dos años. El año pasado lo llevaba mientras laburaba en la agencia, pero la largué y ahora ya estoy full time con ésto..."
"Wow... bueno... si te va bien...?", no sabía muy bien qué decirle y cómo que me notó que me dió un poco de vergüenza. Laura era tan dulce que sólo me sonrió.
"Si, me va muy bien por suerte. A vos no te jode, no?"
"Joderme? No... que se yo, Lau. Cómo voy a decir yo que podés hacer de tu vida... obvio que no.", le contesté.
"Si, ya se, pero viste que hay mucha gente moralista al pedo... todo eso.."
Le sonreí, "No me jode para nada, Lau. Si vos estás bien y te va bien... entonces te felicito."
"Gracias, bichi", me sonrió, "Para mi es un laburo como cualquier otro. No?"
"Si, puede ser..."
Me quedé en silencio un rato y ella me miraba, mientras las dos comíamos el tostado y tomábamos nuestros cafés. Yo no sabía para dónde llevar la conversación después de esa revelación. Al final se rió y me dijo, "Me podés preguntar lo que quieras, eh? No tengas vergüenza conmigo."
"No, que te voy a preguntar, Lau...", le dije.
"No se, lo que quieras saber", me dijo, "Sabés que yo soy re abierta, y más con vos que te quiero mucho y tenemos confianza".
Más que nada para seguir llevando la charla, después de un momento para animarme le empecé a preguntar. Esa era mi idea, nada más llevar la charla, pero cuanto más me contaba ella, más curiosidad me daba saber todo. De repente me empezó a describir un mundo que yo ni conocía, ni sabía que existía. Si, por supuesto que sabía que había prostitutas y trabajadoras sexuales, pero nunca supe los detalles ni hasta ese momento me había interesado saberlos. Pero ahora tenía enfrente una amiga de confianza que me entero que estaba en eso y le empecé a preguntar. Laura no tenía problema en contarme nada, siempre con su buena onda. Y, como siempre lo hacía, me trataba con respeto y cariño, como a una adulta y no la nena que yo parecía. Yo la recontra quería por eso.
Me empezó a contar cómo se movía, como era el trabajo. Me dijo que a veces atendía clientes que ya eran de confianza en su departamento, pero si eran nuevos como el de hoy que ella iba a domicilio. Que había gente y agencias que manejaban chicas, pero ella prefería laburar por su cuenta. Más libertad de elegir y más plata.
Cuando me contó lo que ganaba en una buena semana se me pusieron los ojos como dos platos y casi que se cagó de la risa viéndome. Y eso que Laura si bien era una chica re linda, a mi gusto, no era de esas mujeres pulposas y voluptuosas que por ahí uno puede asociar con la profesión. Me dijo que había de todo tipo de mujer y a los clientes les gustaban de todo tipo de mujeres. Me reí mucho cuando me dijo que por supuesto no usaba su nombre para publicitarse, sino un nombre profesional. Yo ni había pensado eso.
"Uh... y cual es, se puede saber?", le pregunté con una sonrisa."
"Betty", me dijo.
"Betty nada más? Que, como Betty la Fea?"
Ella se rió, "Si, como Betty la Fea, pero en realidad es por Betty de Los Picapiedras". Yo me quedé mirando sin entender nada y ella me miró, frunciendo las cejas, "Nena, me estás haciendo sentir una vieja. Decime que sabés que son Los Picapiedras..."
"Que... la serie? Los dibujitos?"
"Si, eso.", se rió.
"No se, Lau. Nunca la vi... es de antes de mi tiempo", le dije.
Ella se rió, "Todo es antes de tu tiempo, Luchi. Sos un bebé", me dijo y me mostró en su celu una foto de Betty de Los Picapiedras. Era un dibujito animado re simple, pero más o menos viéndola a Laura medio que vi el parecido, un poquito, en el color del pelo, de la piel y los ojitos. Ahí entendí.
Laura... o Betty... nunca me quiso reclutar en esa charla ni nada de eso. Nada más me dió toda la información que yo quería. Me contestó todas las preguntas re bien. Le reconozco eso, nunca fue que ella me quiso hacer entrar en ese mundo. Todo lo contrario. Entre todas las preguntas naturalmente le pregunté de lo malo, porque no podía ser todo bueno, y ella sin problemas me lo contó. Que no era para cualquiera. Que tener intimidad con hombres que a veces no te gustaban o te provocaban rechazo era una verdadera mierda, pero había que hacerlo. Y si, que algunos a veces se pasaban de rosca y lastimaban a alguna chica... o peor. Pero todo dependía de los círculos de clientes en los que las chicas se movían. Me dijo que entre ellas se trataban de cuidar lo más posible y se pasaban info todo el tiempo de que clientes eran buenos y a quienes había que tratar de no atender nunca. Me dijo que la mayoría de las chicas directamente se olvidaban de tener relaciones personales, de tener novio y eso, salvo algunos casos muy puntuales que conocía. Este trabajo naturalmente no se prestaba para que tengan novio o marido, pero sí me dijo que muchas quedaban con hijos.
Me dijo que había varios niveles de trabajo, como en cualquier otra actividad. Que había chicas que laburaban la calle por dos pesos porque no tenían acceso a nada más. Otras que eran explotadas por tipos o por agencias. Algunas mas vivas o con más contactos, como ella, se habían armado su propia clientela y atendían eso bastante bien. Después arriba de eso habían chicas VIP, para clientes VIP, pero que ella recién hacía poco tiempo había hecho el networking para empezar a mojar los deditos en esas aguas, no tenía la experiencia de manejarse a ese nivel.
Y arriba de ese nivel... me dijo que estaba segura por hablar con otras, y con cosas que se saben en ese mundo, que habían un par de niveles más a los que nadie tenía acceso. Tenías que tener mucha suerte, o ser famosa, o ser increíble que tan sólo por reputación los clientes te encontraban. Pero eso ya era de un nivel muy por arriba de lo que el 99% de las chicas podían acceder. Una no entraba a ese mundo, la hacían entrar cuando los que lo manejaban lo querían. Me dijo que ya eran círculos de altísima exclusividad de empresas, gobiernos, política y eso. A ese nivel. Y que la guita que se manejaba a ese nivel era algo ridículo, que nadie sabía con certeza.
Yo absorbía todo como una esponja. Con lo curiosa que soy, que de repente me hagan pispear en los detalles de ese mundo me recontra intrigaba y quería saber mas y mas. No para entrar en esa, nada más para saber. Y Laura lo sabía porque, como dije, nunca me quiso reclutar. Nada más se ofreció amablemente a que, si podía, pasar mi CV para trabajos normales con algún cliente.
Lo más cerca que estuvo Laura de reclutarme o invitarme fue solamente ponerme una idea en la cabeza. Sólo eso. Mientras estábamos charlando de todo y de los tipos de chica, me miró un momento como estudiándome y me dijo, "Uf... Luchi, sabés lo que facturarías vos? Con lo linda que sos?"
Yo me reí, "Gracias, Lau, pero yo soy re nena. Mirame."
Lo hizo. Me miró y me dijo un poco seria, "Si, exactamente. A eso me refiero."
Ahí me cayó la ficha y, por vergüenza, no seguí el tema. Pero sabía exactamente a qué se refería. Nunca me lo dijo expresamente pero yo me imaginaba que habría clientes que querían eso también. Y quizás por ser poco común, pagarían más.
Seguimos charlando un rato más y me di cuenta que habían pasado como dos horas. No quería llegar muy tarde a casa y nos despedimos. Quise pagar mi café y mi parte del tostado pero ella se rió y se hizo la enojada, "Ni se te ocurra, mi amor, te invito yo."
"Ay, no Lau... en serio..."
"Nada, nada... me encantó verte y que charlemos. A ver cuando nos juntamos un dia con tu prima también.", me sonrió
"Y si, pero estás muy borrada...", le dije.
Ella suspiró, "Mucho laburo a veces, Luchi. Pero ya lo haremos. Yo también la quiero ver a ella."
Nos despedimos con un abrazo enorme y me llenó la mejilla de besos, yo me reía. Quedamos en que iba a pasar mis CVs y me avisaba si salía algo. Yo me tomé el colectivo de vuelta a casa y en el largo trayecto me quedé pensando en toda la charla. Después al pasar los días, no es que me olvidé, pero medio como que archivé todo. Era información que me encantó saber, de un mundo que ni conocía, y que de repente la insider menos esperada me lo hizo ver. Me quedó en la cabeza, nada más. Ni a palos en ese momento pensaba en meterme en eso. Yo sólo quería conseguir un trabajo normal y poder irme de casa.
Yo no era virgen y no era que el sexo me espantaba. Tuve un par de novios y tuve sexo con ellos, mientras duró y estuvimos juntos. Pero nunca fueron noviazgos serios. Realmente nunca consideré como opción el convertirme en trabajadora sexual, ni siquiera después de la charla con Laura y toda la información que me dió. Sentía que sencillamente no era para mi. Lo que me dijo de tener que estar por ahi en una situación íntima de sexo con un tipo desagradable no me cayó bien para nada. Me imaginaba en esa situación y me daba mucho asco.
Pero un par de semanas después, todo comenzó a cambiar. Y lo peor es que yo ni siquiera lo busqué.
A las dos semanas había quedado en juntarme con unas amigas que iban a ir con sus novios a un bar, el bar irlandés Shamrock que estaba por Recoleta. A mi me quedaba muy lejos y muchas ganas de ir no tenía, pero me insistieron que estaba bueno y que por ahí llevaban a un amigo de uno de los chicos que también estaba solo, para que nos conociéramos. La verdad, con el desastre que fueron esos días en casa, cuanto más se acercaba la fecha, más ganas tenía de ir y distraerme. No me aguantaba más en casa, al punto que ya tenía miedo que tanto mi viejo como mi vieja se pusieran ya físicamente violentos de tanto grito y pelea.
Me hinchó mucho las bolas que mis amigas habían arreglado para estar ahí tan tarde. Me dijeron que esté ahí a la 1 y para mi, venirme desde Olivos a esa hora iba a ser toda una travesía. Así que decidí ir mucho antes mientras los colectivos todavía pasaban seguido y quedarme ahí en el bar, o ir a pasar el tiempo a otro lado o lo que sea.
Llegué al bar ahí en la calle Rodriguez Peña a eso de las 11 y vi que la verdad se veía bastante bueno. La música me gustaba bastante y estaba bastante repleto de gente ya. Hice una corta cola para entrar, imaginándome que a la entrada me iban a revisar con microscopio el documento, como hacían en todos lados, ya que no aparentaba mi edad. Pero el de la puerta o estaba muy ocupado, o se apiadó o no se que, pero me hizo entrar asi nomas. Yo me había puesto unos jeans y una blusita medio ajustada como de top porque todavía hacía algo de calor, con una camperita finita encima que ni bien entré al bar me la saqué y la llevaba en la mano.
Me fui hasta la barra y me pedí algo para tomar, todavía era muy temprano pero el lugar me gustaba. Podía esperar un par de horas. El de la barra si me pidió que le muestre el documento, pero le dije que quería una Sprite con hielo y limón, nada más. Que no iba a tomar alcohol. No era que no me gustaba, ya lo había probado, era que no solía tomar porque se me subía a la cabeza enseguida y si tomaba mucho al otro día me sentía pésimo. Nunca tuve mucha tolerancia a los tragos. Como mucho podía tomarme algunas cervezas livianitas y no me hacía nada. Pero algo más fuerte que eso se me subía enseguida a la cabeza. Mi cuerpito no se bancaba mucho nada de eso.
Me senté en la barra con mi Sprite y me puse a pavear con el celu, viendo mi Facebook. En una hora que estuve ahí se me acercaron a hablar dos tipos. Se ve que estaba linda. Les di charla pero nada más. Uno me charló bien y me cayó bien, charlamos un rato, el tipo vió que no estaba muy interesada, se dió cuenta enseguida y se fue. Pero el segundo la verdad que era bastante pesado, no captaba ninguna indirecta y se me colgó hablando ahí como 20 minutos. Era de esos que se pensaba que insistiendo iba a conseguir algo. Por fin pudo captar la onda y se terminó yendo, pero ya me había arruinado el humor. Si se me iban a seguir acercando tipos hasta que lleguen mis amigas la iba a pasar mal, ya lo sabía.
A eso de las 12 yo ya estaba embolada. Vi que se acercó un pibe a la barra al lado mio y se pidió un trago. Nos miramos y nos saludamos. Cuando le trajeron el trago se me colgó a hablar. No me parecía feo el flaco, tampoco re lindo. Era un flaquito como yo pero más alto, llevaba anteojos y el pelo bien cortito. Se lo veía muy bien vestido y parecía bastante más grande, como de 30 años. En cuanto empezamos a hablar me di cuenta que no era de aca. Intentaba hablar español pero entre lo poco que el pobre sabía y el volumen de la música no nos entendíamos nada. Me preguntó si hablaba inglés y le dije que sí.
Yo se inglés, tengo un buen vocabulario, pero como realmente nunca lo practicaba me había quedado el inglés con mucho acento y pronunciación argentina. Pero al tener vocabulario me defendía. Cuando vió que se podía comunicar mejor me sonrió, re agradecido, y empezamos a charlar mejor.
Me dijo que se llamaba Michael, que era de Texas y que había venido al país para ayudar con unos negocios y a dar una charla, junto con otros de la empresa. Era ingeniero de Google. Yo no le creí hasta que no me mostró su tarjeta y su licencia de manejar, era cierto. Charlamos un poco de todo, de nosotros, y yo ya lo veía que me miraba muy interesado, con un poco de hambre. Un poco bastante, diría yo.
Luego de un rato de charla se decidió a encarar de verdad y me empezó a tirar los galgos. Yo la verdad no quería saber nada. No es que era feo. Era normal el flaco, simpático y me caía bien. Pero yo no había ido ahi a eso. Sólo estaba esperando a mis amigas y éste pobre ya era el tercero que se me había arrimado y yo ya no estaba de humor.
Tuve un rapto de inspiración y, para querer sacármelo de encima, me acordé de todo lo que me había dicho Laura en su momento. No se por que. No me pregunten. Me vino eso a la cabeza, como si de repente yo tenía un archivo de computadora en la cabeza y alguien hizo doble click y me vino toda esa información. Seguíamos hablando en inglés, y cuando me empezó a encarar lo quise frenar en seco.
"Todo bien, gracias, pero yo estoy trabajando...", le dije en mi inglés argentinizado.
Se quedó un poco frenado, pero fue mínimo. Entendió exactamente lo que le había querido decir y no se lo vió acobardado ni nada de eso. Sentí que el flaco tenía experiencia en eso.
"Ah, entiendo, entiendo...", me dijo. Se tomó un sorbo de su trago, mirándome medio fijo y me preguntó, "Y cuánto cuesta la noche con vos?"
Yo me quedé re dura. Nunca pensé que el tipo iba a seguir. Había pensado que con eso lo iba a espantar. Pero no. Me había salido el tiro absolutamente por la culata. En la desesperación de decirle algo, cualquier cosa, quise empezar a ganar tiempo.
"No, yo no hago toda la noche. Yo cobro por hora.", le dije.
Se sonrió, "Okay, y entonces cuánto cuesta la hora?"
Le tiré cualquier número, lo primero que se me vino a la cabeza, "Dos mil", le dije. Una burrada. Era un montón de plata en esa época.
El tipo ni se inmutó, "Y que incluye? Hacés anal?"
Como una pelotuda y para no quedar como mojigata le dije, "Si, seguro. Hago todo."
"Todo?", se sonrió
"Si, todo. Lo que quieras."
"Y no te puedo tener toda la noche? Por supuesto que te lo pago.", me dijo clavándome los ojos.
"No...", le dije. Yo ya tenía una carrera de autos en la cabeza, no sabía qué hacer y qué decirle, "Yo cobro por hora, te dije."
Me sonrió, "Dale... no podemos llegar a un arreglo? Cómo te llamas?", me preguntó. El se había presentado pero yo nunca le dije mi nombre. No sabía qué decirle. Con el apuro me tomé un largo trago de mi Sprite y justo empezó a sonar un remix de "Rapture".
Yo le sonreí e indiqué con un dedo al aire, llamándole la atención a la música, "Que coincidencia... me llamo Blondie". Yo me reí un poco por dentro, a mi me encantaba Debbie Harry.
El se rió fuerte, "Wow... que bueno, amo a Blondie!"
Yo le sonreí, "Amas a Blondie... a ella o a mi?"
El se rió, "Si me dejas, quisiera amar a las dos. Dale, sos muy hermosa... arreglemos algo que nos sirva a los dos."
Yo miré la hora en mi celu y pensé un momento. Todavía no estaba ni cerca de que lleguen mis amigas y no había podido espantar a éste tipo. Peor, me estaba embarrando sola. Intenté espantarlo de nuevo con el precio.
"Mirá,", le dije, "Yo termino de trabajar a las cinco. No trabajo más de esa hora porque tengo un largo camino a casa. No es negociable eso."
"Okay...", me dijo con una sonrisa
"Si querés podemos hacer... diez mil. Hasta las cinco."
El se sonrió y me puso una mano en el brazo, pero bien y suave, nada desagradable. "Dale, sé buena... te parece nueve mil? Haceme ese favor, la vamos a pasar bien..."
Yo me quería matar. No sólo esa burrada de dinero no lo espantó, sino que me estaba regateando. Ya no me podía echar atrás... que mierda estaba haciendo? Yo pensaba eso, pero por otro lado... nueve mil pesos... era muchísima plata en esa época. Lo que me iba a servir! Pensé en Laura y lo que me dijo, sobre cuánto podría recaudar yo... lo pensé. Juro que lo pensé y lo repensé. El tipo seguro creía que yo estaba pensando en la contraoferta que me hizo, pero yo directamente pensaba si aceptar o no. Me iba a convertir en una puta? Así nomas? Por accidente, casi? Pero... eran nueve mil pesos... y el pibe no me parecía nada desagradable. En otras circunstancias por ahí hasta me hubiese enganchado con él porque si.
Tomé un poco de aire y decidí sacarme la curita de un tirón, "Bueno, okay, es un trato."
Él se sonrió y se acercó a darme un beso suave en la mejilla. Me gustó ese gesto y me tranquilizó un poco, "Fantástico!", me dijo, "Pero decime, cuantos años tenés?"
"Tengo 21", le mentí.
Él asintió, "Okay, excelente. Vamos a mi hotel? Está a unas pocas calles de aquí. O querés tomar algo más?"
"No... no, está bien, vamos", le dije. Yo no quería tomar nada. Ya me estaba poniendo extremadamente nerviosa. No podía creer lo que estaba pasando. Me estaba yendo con un tipo que no conocía, no sé a donde, a que me coja por dinero...
Fuimos caminando por Santa Fe hasta su hotel, que era uno que estaba en la avenida 9 de Julio. Por suerte Michael me tranquilizó mientras caminábamos. No se si se dió cuenta lo nerviosa que yo estaba o qué, pero charlamos re bien y me fui sintiendo un poco mejor a medida que pasaban las cuadras y me llevaba del brazo. Me di cuenta que por suerte no iba a estar con un violento ni nada de eso. Estaba segura que me iba a tratar bien.
Cuando llegamos al hotel me hizo esperarlo en el lobby mientras lo vi hablar algo con el de la recepción. Algo se dijeron un rato hasta que vi como Michael discretamente le deslizó algo al tipo, seguramente algún billete. Me hizo una seña y me reuní con él, y ahí subimos a la habitación.
Me agarró otro pequeño vaivén de nervios cuando entré y lo escuché a él cerrar la puerta detrás mío, pero enseguida sentí que me acariciaba los hombros suavemente y eso me tranquilizó un poco. De nuevo me preguntó si quería tomar algo, yo le dije que no, pero me insistió y me dijo que él se iba a pedir algo porque la noche iba a ser larga. Yo le sonreí y le dije que bueno, que una Sprite con limón nada más.
La habitación era hermosa y tenía una linda vista a la 9 de Julio. Yo me senté en la cama y me empecé a sacar los zapatos, todavía sin poder creer enteramente la situación en la que me había metido. Sentí que Michael se subió a la cama y me abrazó suave por detrás, dándome unos besitos y piquitos en el cuello. La verdad que me gustó y cuanto más sentía que el tipo me tocaba y me hacía mimos, mejor me sentía y más me tranquilizaba. Después de todo, el pibe me gustaba y yo hacía rato que no tenía novio ni actividad sexual.
Escuché que me susurró al oído mientras que sus manos me sentían las tetitas por sobre la ropa, "Blondie... podemos hacerlo sin protección? Querés? A mí me encantaría..."
"No", le dije, "Te tenés que poner...", le dije. Ni me acordaba en ese momento si yo llevaba forros en mi carterita y rogaba que él tuviera.
"No podemos arreglar eso también? Si es algo extra, también te lo pago...", me dijo.
"No", le repetí, "No te da miedo hacerlo sin condón?", le pregunté.
Me sonrió y me tomó el mentón, girándome y dándome un beso suave en la boca, que yo le respondí y lo empecé a acariciar, "No me da miedo... al contrario... sentir una chica como vos sin nada en el medio es lo máximo..."
"Cómo es una chica como yo?"
"Hermosa... pequeña... suave..."
Yo suspiré y nos besamos un poco más, ya el tipo me estaba calentando en serio, "Mil más...", le dije, tirándole otra vez el primer número que se me vino a la cabeza, sin saber, porque si.
"Que buena sos...", se sonrió, "Trato hecho..."
Nos empezamos a besar más pleno y más fuerte y los dos nos desnudamos. Me recostó en la cama y se me puso encima, abrazándome y besándome por todos lados. Yo pensé que enseguida se me iba a tirar a cogerme, pero al tipo le encantaba mi cuerpito y lo estaba disfrutando muchísimo, mas sabiendo que me iba a tener ahí por horas. Cuando sentí sus dedos sobre mi conchita le empecé a gemir, lo que no me costó mucho ya que todos los besos y lo bien que me estaba tratando me había calentado bastante.
"Estás muy húmeda... wow...", lo escuché
Yo me sonreí, "Es que me gusta como me tocas... y me besas..."
"Pese a que soy más viejo que vos?"
Yo lo miré, anticipando para donde quería rumbear, me la jugué, recordando lo que me había dicho Laura, "No... especialmente porque sos mas mayor..."
Michael no dijo nada, pero le vi en la cara que le gustó. Me separó un poco las piernitas y me enterró la cara dulcemente entre ellas, lamiéndome y besándome la conchita. Yo gemí en serio.
"Wow... que dulce gusto... que rica niña...", me decía entre sus besos y lamidas.
Michael siguió atendiéndome y yo ya lo estaba disfrutando en serio. Me estaba olvidando de la plata, de que no lo conocía, de la locura que estaba haciendo... estaba teniendo lindo sexo con un lindo tipo en un lindo lugar. Me empecé a animar a decirle cosas, a ver que hacía. El hecho que estábamos hablando todo en inglés creo que me animaba mas a hacerme la putita y la nena, me animaba a decirle cosas. Sentía que al no usar mi idioma era todo era nada más una actuación para divertirme. Como que estaba en una película y era nada mas una actuación.
"Ay! Daddy! No me lastimes... por favor..."
"Jamás lo haría... mi Dios, que concha preciosa tenés...."
"Que lindo se siente tu lengua... mmmh... nunca antes... sentí algo así...", le gemí.
"Jamás te lastimaría, mi niña hermosa... quiero darte mucho placer...", me contestó. Se llevó mi clitoris a la boca y me hizo retorcerme suavemente de la hermosa sensación.
"Daddddyyyyy!!! Ayyyy...."
"Tranquila, bebé... te voy a cuidar muy bien...."
Justo en ese momento que los dos estábamos subiendo la intensidad tan lindo golpearon a la puerta para traernos el room service. Michael lo despachó enseguida y trajo las bebidas, dejándolas en la mesita de luz. Se me subió encima y nos empezamos a besar, muy apasionadamente por un largo rato. La verdad que me encantó.
Michael me miró a los ojos mientras sus manos me recorrían el cuerpo, "Querés probar la pija de papi?"
"No se...", le hice una muequita suave pero pícara, haciéndome más la nena.
"Que pasa?", me sonrió.
"Nunca probé..."
El se sonrió. Yo sentí como la pija que tenía apoyada en mi panza se le endureció al escuchar eso, "Tenés miedo de probarla, hermosa?"
"No es eso... es que...", dudé como una verdadera nena. Lo estaba volviendo loco al tipo. Tan fácil era?
"Que, dime..."
"Tengo miedo que te guste... y luego.. quieras metérmela... y me duela..."
"Bueno", se sonrió, "Por que no la probás primero? Quizás te guste a vos..."
Yo lo acaricié y lo miré con ojitos de deseo, lo besé de nuevo un rato largo y le dije, "Acostate...."
El se tiró al lado mío y yo me incorporé. Cuando lo vi bien la verdad tenía una linda pija. No era muy grande, pero me gustó verla. Le sonreí y sin dejar de mirarlo me incliné y se la empecé a lamer suavemente. Él me miraba con ojos azorados, llenos de deseo.
"Que niña hermosa... mi Dios..."
Yo cerré los ojos y me la llevé a la boca. Me gustó enseguida y se la comencé a chupar, lento y suave, como si hubiese sido la primera pija de mi vida. Le gemía suavemente y notaba todo el placer que le estaba dando.
"Oh! Fuck!!!!!... Ooooh sssshhhiiit!", casi que gritó al sentir mi boquita a su alrededor.
Yo me la saqué de la boca y le sonreí pícaramente, mirándolo y dándole besitos en la pija, "No digas groserías, Daddy... no es lindo..."
Lo vi recuperar la respiración un poco, mientras me acarició el pelo, "Oh... wow.. disculpa, hermosa... es que le diste mucho placer de pronto a papi...."
Le sonreí una sonrisa de nena de nuevo, "A mi tambíen me estás dando mucho placer, Daddy..." le dije y sin darle chance a responder me la metí en la boca de nuevo, ésta vez chupándosela más profundo y más fuerte
Michael se tensaba y se retorcía de placer. Me miraba y como que no podía creer la imagen de esa nena chupándole tan bien la pija. El empezó a gemir fuerte y a mi me encantaba sentir como esa dureza me llenaba la boca.
"Oh... Oh... Diosss...", me dijo sin sacarme los ojos de encima, "Te gusta, mi niña?"
Yo me la saqué de la boca y jadeando un poquito lo miré fijo, "Amo la pija de papi....", y sin darle chance de nuevo me la hundí profundo de nuevo en mi boca. Lo sentí casi gritar de nuevo y luego de unos momentos en que se la mamé bien, pero bien fuerte, sentí que me empezó a acabar en la boca. Pensé que me iba a dar impresión, pero el gusto me pareció agradable. No me la quise tragar, dejé que me llene un poquito la boca.
Me puse de rodillas y me incorporé, con la boca llena. Michael me miró mientras recuperaba el aire y se reponía de su orgasmo.
"Que... que pasa, hermosa?", me preguntó.
Yo nada más, mirándolo bien fijo y con una mirada de puro deseo, solamente abrí un poquito la boca y dejé que la leche que tenía adentro se me salga y me cubra el mentón, cayendo finalmente sobre la cama. Michael no lo podía creer. Se me quedó mirando y sonriendo ante la escena.
Yo me sequé un poco el mentón y le sonreí, "... también me gusta mucho tu acabada, papi... mucho..."
Después de un momento en que se me quedó mirando y admirando, como atónito, me dijo suave "Sos la niña mas hermosa que he conocido en mi vida..."
Yo le sonreí y me acosté al lado de él, los dos nos quedamos mirando y abrazados, acariciándonos y dándonos besos. Por un rato largo charlamos así, yo jugándole a que era su nena. Lo volvió absolutamente loco de calentura.
Estuvimos juntos hasta las cinco menos cuarto de la mañana. Michael me cogió una vez en la conchita y una vez en el culito. Y para terminar ya casi al final, se la chupé de nuevo y ésta vez me tragué su acabada. Yo la pasé increíble y él también. Cuando lo sentí por primera vez en mi conchita no se por que me acordé de Laura y me vino un poco de miedo, pensando que no me iba a gustar, pero lo disfruté muchísimo y se lo hice saber todo el tiempo.
Pensé que en la cola me iba a doler, pero la verdad que pese al jueguito Michael nunca se descontroló y me trató increíble, como a una princesa, como a su nena. Los dos la pasamos muy bien. Me protestó un poco al final cuando me sonó la alarma del celu y vió que faltaban quince minutos, me dijo riendo que le estaba robando el tiempo. Yo le puse una carita dulce y le pedí que me perdone, que yo era así de traviesa, me incliné y le di un besito. El sólo me sonrió. Lo había dejado totalmente satisfecho y él a mi.
Nos empezamos a vestir y me dijo que lo acompañe al lobby del hotel, que ahí me iba a pagar ya que no llevaba tanto dinero encima. Bajamos y yo lo esperé ahí parada en el lobby, mirando las pinturas y las esculturas mientras él fue a la recepción. Vi que anotaba algo en un papel y se lo pasó al del hotel. Con el tiempo después aprendí que era un traveler's check, y que lo estaba cambiando por cash. Yo ni sabía.
Vino hasta mí con una suave sonrisa, que yo se la devolví. Los dos habíamos quedado muy cansados. Nos apartamos un poco a un rincón que había, para tener un poco de privacidad y él me sonrió.
"Diez mil, entonces... si, Blondie?"
Yo le sonreí y le asentí, "Diez mil, si."
Cuando se sacó del bolsillo los billetes que había recibido en la recepción y los empezó a contar delante mío yo casi me desmayo. Eran verdes. Eran dólares. Sentí que me temblaban las piernas y que casi me bajaba la presión. La cantidad de plata que era eso en esa época, y hoy también, era estúpido. Era una ridiculez. Intenté disimularlo lo más que pude, pero entre el cansancio y el ver el fajo de billetes esos la cabeza me daba vueltas. Los contó rápido y me los dió con una sonrisa.
"Aquí tenés, hermosa..."
"Muchas gracias...", atiné a decirle y cuando los fui a tomar sentí un tironcito. Michael todavía los tenía en la mano y no me los largaba. Yo no entendía. Era un ritual o algo de éste mundillo que yo no tenía idea? Me le quedé mirando confundida, hasta que se inclinó a hablarme al oído.
"Decime la verdad, Blondie... por favor... cuántos años tenés? De verdad."
Yo le sonreí dulcemente y ni lo pensé. Sabía que era lo que lo iba a poner contento, "Tengo dieciséis, Mike.", le mentí de nuevo, ésta vez para abajo.
Él me miró y se le ensanchó la sonrisa. Pensó un segundito, me sacó la plata de la mano y contó diez billetes más de cien, agregándolos al fajito. Ahí lo largó y me lo devolvió.
"Wow... muchas gracias, sos un amor...", le dije
"Te lo mereces, hermosa. Gracias por una noche maravillosa, de verdad."
"Fue un placer", le sonreí. Y era verdad.
Le di un beso en la mejilla y me despedí, pero no di dos pasos que lo escuché, "Escucha... querés darme tu contacto? Si algún día viajo de nuevo... me encantaría verte otra vez, si?"
Yo le sonreí y volví a su lado, diciéndole mi número mientras él lo ingresaba en su teléfono, "No lo pierdas, okay?"
El se sonrió y besó la pantalla de su celu, "Adiós niña hermosa"
Yo me di vuelta y le dejé una sonrisita fatal entre mi pelo largo para dejarlo feliz, salí a la calle y me volví a casa en un taxi. Ni me animaba a tomarme los dos colectivos que me tendría que tomar, y menos a esa hora, con la cantidad de plata que me había enterrado en lo más profundo de la cartera. Todavía no caía. No me había hecho el click de la cantidad enorme de guita que era. Parecía un sueño. El taxi me iba a salir carísimo desde el centro hasta Olivos... pero ahora me lo podía pagar. Vaya que me lo podía pagar.
Llegué a casa como a las seis y sin hacer ruido me metí en mi pieza, escondiendo la plata en una caja de zapatos y me metí en la cama. Estaba cansada, pero no podía parar de pensar y reflexionar en todo lo que había hecho y había pasado. Me quedé dormida y descansé, por fin, como hacía tiempo que no lo hacía.
Cuando me desperté al otro día, fresca y sintiéndome genial, ya sólo tenía una idea en la cabeza. Tenía que hablar y juntarme de nuevo con Laura.
Luciana no es su nombre, por supuesto. Pero si me permitió usar su nombre profesional verdadero, "Blondie". El relato y todo lo que le pasó es 100% real, tal como me lo fue contando ella a través de los años. Yo lo único que hice fue ir haciendo mis borradores y notas después de todo lo que me contaba, arreglarlos y ponerlos un poco en limpio y en forma de relato. Me parece una historia apasionante, más que nada por cómo muestra las vueltas que puede dar la vida y lo excepcionales que pueden ser algunas vidas, aun desde muy temprana edad. Las imágenes son por supuesto solamente ilustrativas, pero créanme que la modelo es muy pero muy parecida a Blondie, de cara y cuerpo, lo que es importante para la historia. La elegí para ilustrar la historia totalmente a propósito debido al notable parecido.
Espero, antes que nada, que la disfruten tanto como a mí me gustó escribirla. Y después, si me permiten pedirles algo, les diría que no juzguen las elecciones que toma otra gente con su vida. Muchos no estarán de acuerdo con las decisiones y las cosas que hizo Blondie, y está perfecto, pero yo nunca juzgué a mi amiga y siempre traté de entenderla.
Y si no está de más la advertencia, les aviso a los pajeritos y pajeritas entre nosotros que si bien Blondie sigue de alguna manera haciendo lo que cuenta la historia, ya se encuentra muy pero muy fuera de alcance, como verán al final. Así que no me pidan su contacto!)
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Ese día en casa había sido terrible, como venía pasando cada vez más seguido últimamente. Mis viejos se empezaron a pelear de nuevo y yo los escuchaba desde mi pieza. Me puse los auriculares para escuchar algo de música y tapar el ruido de la discusión pero los seguía oyendo. Ni sabía de qué estaban discutiendo ahora, pero me lo imaginaba. Eran como las 10 de la noche y mi viejo había llegado, tarde, y seguramente un poco en pedo. Mamá le gritaba y mi viejo le contestaba fuerte también.
Hacía como un año y medio que se empezaron a pelear así. Todo el tiempo. Estuvieron casados una banda de años y yo siempre estuve bien con ellos, pero ahora ya no me bancaba a ninguno de los dos. Estar en casa con ellos era super estresante ya. Y lo peor es que no tenía dónde ir. Yo tenía 18 años nada más. Recién había terminado el cole ese año y la verdad no tenía planes de mudarme, empezar la facultad, nada de eso. Me quería ir pero no sabía cómo ni a donde.
Si sabía cómo había empezado todo. Hacía tres años, no se si por problemas de laburo, problemas con mi vieja o que, pero mi papá empezó a tomar. A tomar fuerte. Todo el tiempo. Se volvió un alcohólico de repente, o quizás siempre lo fue pero en ese momento perdió el control, no lo se. Mi mamá lo había descubierto una vez con otra mina y ahí fue cuando se descontroló todo. Y desde ese momento no pararon de pelearse. Todo el tiempo. No se por que no se divorciaban de una vez. Se la pasaban amenazándose con eso y nunca lo hacían. Se amigaban por un tiempo, por ahí un par de semanas, pero no les duraba nada. Yo estaba más del lado de mi mamá, por cómo se había desatado todo, pero muchas veces me resultaba difícil bancarla cuando era ella la que le empezaba a pelear a mi viejo.
Mi casa era un infierno que yo ya no soportaba más. Lo peor es que siempre habíamos sido una familia bien. Teníamos plata, vivíamos en una linda zona de Olivos, que si bien no era la zona top, estaba muy bien. Cuando fui creciendo me fui dando cuenta que las cosas no eran tan así, que la guita que mis viejos tenían les había venido bastante de arriba por los negocios y herencias de mis abuelos, y que ellos ya se habían patinado un montón de esa plata.
Yo siempre fui muy nena. Quiero decir, de vista, físicamente, de afuera. Por dentro yo me consideraba normal. Siempre que conocía a alguien, en reuniones de amigos y eso, me daba por las bolas cuando automáticamente me tildaban de chetita. Y si, puede ser, algo de eso tenía por cómo y dónde me había criado, seguro, pero yo nunca me creí más que nadie. Mis viejos si eran recontra racistas, pero a mi nunca me cabió eso. Ellos siempre hablando pestes de los "negros de mierda" y de la gente de países limítrofes y toda esa bola, pero yo siempre detestaba cuando hablaban asi. No podía decir nada, pero no significaba que a mi me tenían que gustar sus actitudes. Por suerte nunca se me pegaron esos pensamientos, todo lo contrario.
Siempre me gustó el arte, en todas sus formas. Me encantaba pasarme tardes leyendo poesía y novelas. Y soy una melómana mal, fanática de la música de todos lados. Las bandas que más me gustan y soy recontra fanática son Coldplay, Radiohead y Muse. Y de lo mas viejo me encanta The Cure y The Smiths. Esa onda. Pero me gusta casi toda la música. Con esto quiero decir que no me consideraba una chetita vacía de todo en la cabeza, pero la primera impresión que yo daba era esa y me jodía mucho. Después me conocían y todo bien.
Como dije, yo era físicamente muy nena. Pese a mis 18 años todavía no tenía mucho cuerpo de mujer desarrollada. Siempre fui delgada y tirando a chiquita. Las tetitas también las tenía mas bien chiquitas, nunca me crecieron mucho y creo que ya fue, que así me iban a quedar. También me quedó un culito muy chiquito. Bien formado, pero muy de nena. Mi pelo natural es rubio bastante brillante y siempre me gustó mucho usarlo largo y lacio. Junto con mis ojos celestes vivaces la verdad que tenía una cara muy bonita… pero también, muy pero muy de nena. Era muy común al conocer a alguien que se pensara que tenía 14 o 15 años, algo así. Siempre me daban menos edad.
Una vez por fin tomé la decisión de empezar a hacer planes para irme de casa, porque no lo toleraba más, como dije. Era todo un infierno y un stress constante. Mi idea era conseguir algún trabajo y un departamento chiquito cerca de casa, no me quería ir a otro lado. Pero los trabajos que había como para mi por la zona o eran todos una mierda o me pedían conocimientos y experiencia que yo no tenía. A través de una amiga trabajé dos o tres veces de promotora para eventos, exposiciones y eso, pero nunca me terminó de gustar y me cansaba mucho el estar tanto tiempo parada. Tampoco era muy buena plata. Y en cuanto al tema del departamento, por Olivos o los partidos lindantes estaba todo muy caro.
No me quedó otra opción que ampliar la búsqueda y empezar a ver cosas en Capital, tanto de laburo como para vivir. Allá también estaba todo caro pero por lo menos había más oferta y yo no necesitaba más que un departamentito chiquito para dormir y estar. Sin decirle nada a mis viejos empecé a ir a Capital a pasar CVs y de vez en cuando ver algún departamento. Sin mucho éxito. La situación económica en ese momento no era la mejor (que sorpresa, Argentina, no?) y había muchos trabajos que directamente te explotaban por dos pesos y yo no quería saber nada de eso. No estaba tampoco extremadamente apremiada. Sabía que si me bancaba el infierno podía seguir estando en casa por tiempo indeterminado, pero cada vez me lo bancaba menos.
Fue un dia de esos en el que me cambió la vida totalmente. Mirando hacia atrás fue increíble cómo pasó todo.
Yo había ido a tirar CVs a locales de ropa por la avenida Cabildo. Tiré un montón ese día. Ya se habían hecho como las 5 de la tarde y me quería volver. Me puse a esperar el bondi en la parada con los auriculares puestos. Me acuerdo que estaba escuchando “Panic Station” de Muse (<333333) y me crucé la mirada con una chica que venía caminando enfrente mio. Nos vimos y medio que nos reconocimos a la distancia. Era Laura, una amiga de mi prima, con la que nos encontrábamos varias veces, siempre en reuniones y juntadas. Ella era mucho mayor que yo, tenía 32 años, pero era muy simpática y siempre nos colgábamos charlando en las reuniones.
Cuando nos reconocimos nos saludamos y abrazamos porque hacía un montón que no la veía, meses. Le pregunté que hacía por ahí y me dijo que venía de ver a un cliente. Me preguntó si tenía tiempo para ir a tomar un café o algo y charlar, porque se estaba muriendo de hambre. Le dije que sí, obvio. Nos fuimos a un bar de por ahí cerca y nos pedimos dos cafés con leche y un tostado de jamón y queso para compartir. Nos quedamos charlando un montón, a mi me encantaba hablar con ella, desde siempre, desde que la conocí. Tenía muy buena onda y nunca me trató como una nena o una chetita.
Se fue dando la charla y me preguntó que onda, que andaba haciendo.
"Y estuve tirando curriculums por aca por la zona...", le dije.
"Bueno, bien. Y?", me preguntó, "Conseguiste algo?"
"No, nada, Lau. Está re difícil todo. O te pagan dos mangos y tenés que estar todo el día o son todos puestos re profesionales que te piden estudios de todo...", le dije con un poco de frustración, "Y vos? Cómo va tu laburo?"
Laura se sonrió y terminó de tomarse un sorbito, "La verdad que bien. Ahora muy bien, no me puedo quejar..."
"Que bueno, me alegro, che...", le sonreí, "Seguís ahí en la agencia de publicidad?"
Ella se rió, "No, bichi, la agencia la largué el año pasado. Ahora trabajo por mi cuenta."
Me sonreí alegremente, "Que buenoooo! Seguís en lo tuyo de publicidad? Che, porfa, no te puedo dejar unos CVs para que los pases por ahí?"
"Si, obvio, Luchi... mandámelos. Después haceme acordar que te paso mi email", me sonrió y tardó un poquito en contestar, "Pero... ya no estoy en publicidad."
"Ah no? En que estás?"
"Si te cuento me prometés que queda un secreto entre nosotras? En serio, ni a tu prima eh?", me hizo una muequita cómica.
Yo me extrañé, pero me dió curiosidad. Qué tan secreto podía ser un laburo?
"Si... claro, Lau... pero no entiendo..."
Me dió una dulce sonrisa y me dijo, "Soy trabajadora sexual, Luchi. Ahora full time."
Yo me quedé un poco dura al principio, pero le pregunté, "En serio? Me estás jodiendo..."
Laura me negó con la cabeza y se sonrió, "Si, desde hace dos años. El año pasado lo llevaba mientras laburaba en la agencia, pero la largué y ahora ya estoy full time con ésto..."
"Wow... bueno... si te va bien...?", no sabía muy bien qué decirle y cómo que me notó que me dió un poco de vergüenza. Laura era tan dulce que sólo me sonrió.
"Si, me va muy bien por suerte. A vos no te jode, no?"
"Joderme? No... que se yo, Lau. Cómo voy a decir yo que podés hacer de tu vida... obvio que no.", le contesté.
"Si, ya se, pero viste que hay mucha gente moralista al pedo... todo eso.."
Le sonreí, "No me jode para nada, Lau. Si vos estás bien y te va bien... entonces te felicito."
"Gracias, bichi", me sonrió, "Para mi es un laburo como cualquier otro. No?"
"Si, puede ser..."
Me quedé en silencio un rato y ella me miraba, mientras las dos comíamos el tostado y tomábamos nuestros cafés. Yo no sabía para dónde llevar la conversación después de esa revelación. Al final se rió y me dijo, "Me podés preguntar lo que quieras, eh? No tengas vergüenza conmigo."
"No, que te voy a preguntar, Lau...", le dije.
"No se, lo que quieras saber", me dijo, "Sabés que yo soy re abierta, y más con vos que te quiero mucho y tenemos confianza".
Más que nada para seguir llevando la charla, después de un momento para animarme le empecé a preguntar. Esa era mi idea, nada más llevar la charla, pero cuanto más me contaba ella, más curiosidad me daba saber todo. De repente me empezó a describir un mundo que yo ni conocía, ni sabía que existía. Si, por supuesto que sabía que había prostitutas y trabajadoras sexuales, pero nunca supe los detalles ni hasta ese momento me había interesado saberlos. Pero ahora tenía enfrente una amiga de confianza que me entero que estaba en eso y le empecé a preguntar. Laura no tenía problema en contarme nada, siempre con su buena onda. Y, como siempre lo hacía, me trataba con respeto y cariño, como a una adulta y no la nena que yo parecía. Yo la recontra quería por eso.
Me empezó a contar cómo se movía, como era el trabajo. Me dijo que a veces atendía clientes que ya eran de confianza en su departamento, pero si eran nuevos como el de hoy que ella iba a domicilio. Que había gente y agencias que manejaban chicas, pero ella prefería laburar por su cuenta. Más libertad de elegir y más plata.
Cuando me contó lo que ganaba en una buena semana se me pusieron los ojos como dos platos y casi que se cagó de la risa viéndome. Y eso que Laura si bien era una chica re linda, a mi gusto, no era de esas mujeres pulposas y voluptuosas que por ahí uno puede asociar con la profesión. Me dijo que había de todo tipo de mujer y a los clientes les gustaban de todo tipo de mujeres. Me reí mucho cuando me dijo que por supuesto no usaba su nombre para publicitarse, sino un nombre profesional. Yo ni había pensado eso.
"Uh... y cual es, se puede saber?", le pregunté con una sonrisa."
"Betty", me dijo.
"Betty nada más? Que, como Betty la Fea?"
Ella se rió, "Si, como Betty la Fea, pero en realidad es por Betty de Los Picapiedras". Yo me quedé mirando sin entender nada y ella me miró, frunciendo las cejas, "Nena, me estás haciendo sentir una vieja. Decime que sabés que son Los Picapiedras..."
"Que... la serie? Los dibujitos?"
"Si, eso.", se rió.
"No se, Lau. Nunca la vi... es de antes de mi tiempo", le dije.
Ella se rió, "Todo es antes de tu tiempo, Luchi. Sos un bebé", me dijo y me mostró en su celu una foto de Betty de Los Picapiedras. Era un dibujito animado re simple, pero más o menos viéndola a Laura medio que vi el parecido, un poquito, en el color del pelo, de la piel y los ojitos. Ahí entendí.
Laura... o Betty... nunca me quiso reclutar en esa charla ni nada de eso. Nada más me dió toda la información que yo quería. Me contestó todas las preguntas re bien. Le reconozco eso, nunca fue que ella me quiso hacer entrar en ese mundo. Todo lo contrario. Entre todas las preguntas naturalmente le pregunté de lo malo, porque no podía ser todo bueno, y ella sin problemas me lo contó. Que no era para cualquiera. Que tener intimidad con hombres que a veces no te gustaban o te provocaban rechazo era una verdadera mierda, pero había que hacerlo. Y si, que algunos a veces se pasaban de rosca y lastimaban a alguna chica... o peor. Pero todo dependía de los círculos de clientes en los que las chicas se movían. Me dijo que entre ellas se trataban de cuidar lo más posible y se pasaban info todo el tiempo de que clientes eran buenos y a quienes había que tratar de no atender nunca. Me dijo que la mayoría de las chicas directamente se olvidaban de tener relaciones personales, de tener novio y eso, salvo algunos casos muy puntuales que conocía. Este trabajo naturalmente no se prestaba para que tengan novio o marido, pero sí me dijo que muchas quedaban con hijos.
Me dijo que había varios niveles de trabajo, como en cualquier otra actividad. Que había chicas que laburaban la calle por dos pesos porque no tenían acceso a nada más. Otras que eran explotadas por tipos o por agencias. Algunas mas vivas o con más contactos, como ella, se habían armado su propia clientela y atendían eso bastante bien. Después arriba de eso habían chicas VIP, para clientes VIP, pero que ella recién hacía poco tiempo había hecho el networking para empezar a mojar los deditos en esas aguas, no tenía la experiencia de manejarse a ese nivel.
Y arriba de ese nivel... me dijo que estaba segura por hablar con otras, y con cosas que se saben en ese mundo, que habían un par de niveles más a los que nadie tenía acceso. Tenías que tener mucha suerte, o ser famosa, o ser increíble que tan sólo por reputación los clientes te encontraban. Pero eso ya era de un nivel muy por arriba de lo que el 99% de las chicas podían acceder. Una no entraba a ese mundo, la hacían entrar cuando los que lo manejaban lo querían. Me dijo que ya eran círculos de altísima exclusividad de empresas, gobiernos, política y eso. A ese nivel. Y que la guita que se manejaba a ese nivel era algo ridículo, que nadie sabía con certeza.
Yo absorbía todo como una esponja. Con lo curiosa que soy, que de repente me hagan pispear en los detalles de ese mundo me recontra intrigaba y quería saber mas y mas. No para entrar en esa, nada más para saber. Y Laura lo sabía porque, como dije, nunca me quiso reclutar. Nada más se ofreció amablemente a que, si podía, pasar mi CV para trabajos normales con algún cliente.
Lo más cerca que estuvo Laura de reclutarme o invitarme fue solamente ponerme una idea en la cabeza. Sólo eso. Mientras estábamos charlando de todo y de los tipos de chica, me miró un momento como estudiándome y me dijo, "Uf... Luchi, sabés lo que facturarías vos? Con lo linda que sos?"
Yo me reí, "Gracias, Lau, pero yo soy re nena. Mirame."
Lo hizo. Me miró y me dijo un poco seria, "Si, exactamente. A eso me refiero."
Ahí me cayó la ficha y, por vergüenza, no seguí el tema. Pero sabía exactamente a qué se refería. Nunca me lo dijo expresamente pero yo me imaginaba que habría clientes que querían eso también. Y quizás por ser poco común, pagarían más.
Seguimos charlando un rato más y me di cuenta que habían pasado como dos horas. No quería llegar muy tarde a casa y nos despedimos. Quise pagar mi café y mi parte del tostado pero ella se rió y se hizo la enojada, "Ni se te ocurra, mi amor, te invito yo."
"Ay, no Lau... en serio..."
"Nada, nada... me encantó verte y que charlemos. A ver cuando nos juntamos un dia con tu prima también.", me sonrió
"Y si, pero estás muy borrada...", le dije.
Ella suspiró, "Mucho laburo a veces, Luchi. Pero ya lo haremos. Yo también la quiero ver a ella."
Nos despedimos con un abrazo enorme y me llenó la mejilla de besos, yo me reía. Quedamos en que iba a pasar mis CVs y me avisaba si salía algo. Yo me tomé el colectivo de vuelta a casa y en el largo trayecto me quedé pensando en toda la charla. Después al pasar los días, no es que me olvidé, pero medio como que archivé todo. Era información que me encantó saber, de un mundo que ni conocía, y que de repente la insider menos esperada me lo hizo ver. Me quedó en la cabeza, nada más. Ni a palos en ese momento pensaba en meterme en eso. Yo sólo quería conseguir un trabajo normal y poder irme de casa.
Yo no era virgen y no era que el sexo me espantaba. Tuve un par de novios y tuve sexo con ellos, mientras duró y estuvimos juntos. Pero nunca fueron noviazgos serios. Realmente nunca consideré como opción el convertirme en trabajadora sexual, ni siquiera después de la charla con Laura y toda la información que me dió. Sentía que sencillamente no era para mi. Lo que me dijo de tener que estar por ahi en una situación íntima de sexo con un tipo desagradable no me cayó bien para nada. Me imaginaba en esa situación y me daba mucho asco.
Pero un par de semanas después, todo comenzó a cambiar. Y lo peor es que yo ni siquiera lo busqué.
A las dos semanas había quedado en juntarme con unas amigas que iban a ir con sus novios a un bar, el bar irlandés Shamrock que estaba por Recoleta. A mi me quedaba muy lejos y muchas ganas de ir no tenía, pero me insistieron que estaba bueno y que por ahí llevaban a un amigo de uno de los chicos que también estaba solo, para que nos conociéramos. La verdad, con el desastre que fueron esos días en casa, cuanto más se acercaba la fecha, más ganas tenía de ir y distraerme. No me aguantaba más en casa, al punto que ya tenía miedo que tanto mi viejo como mi vieja se pusieran ya físicamente violentos de tanto grito y pelea.
Me hinchó mucho las bolas que mis amigas habían arreglado para estar ahí tan tarde. Me dijeron que esté ahí a la 1 y para mi, venirme desde Olivos a esa hora iba a ser toda una travesía. Así que decidí ir mucho antes mientras los colectivos todavía pasaban seguido y quedarme ahí en el bar, o ir a pasar el tiempo a otro lado o lo que sea.
Llegué al bar ahí en la calle Rodriguez Peña a eso de las 11 y vi que la verdad se veía bastante bueno. La música me gustaba bastante y estaba bastante repleto de gente ya. Hice una corta cola para entrar, imaginándome que a la entrada me iban a revisar con microscopio el documento, como hacían en todos lados, ya que no aparentaba mi edad. Pero el de la puerta o estaba muy ocupado, o se apiadó o no se que, pero me hizo entrar asi nomas. Yo me había puesto unos jeans y una blusita medio ajustada como de top porque todavía hacía algo de calor, con una camperita finita encima que ni bien entré al bar me la saqué y la llevaba en la mano.
Me fui hasta la barra y me pedí algo para tomar, todavía era muy temprano pero el lugar me gustaba. Podía esperar un par de horas. El de la barra si me pidió que le muestre el documento, pero le dije que quería una Sprite con hielo y limón, nada más. Que no iba a tomar alcohol. No era que no me gustaba, ya lo había probado, era que no solía tomar porque se me subía a la cabeza enseguida y si tomaba mucho al otro día me sentía pésimo. Nunca tuve mucha tolerancia a los tragos. Como mucho podía tomarme algunas cervezas livianitas y no me hacía nada. Pero algo más fuerte que eso se me subía enseguida a la cabeza. Mi cuerpito no se bancaba mucho nada de eso.
Me senté en la barra con mi Sprite y me puse a pavear con el celu, viendo mi Facebook. En una hora que estuve ahí se me acercaron a hablar dos tipos. Se ve que estaba linda. Les di charla pero nada más. Uno me charló bien y me cayó bien, charlamos un rato, el tipo vió que no estaba muy interesada, se dió cuenta enseguida y se fue. Pero el segundo la verdad que era bastante pesado, no captaba ninguna indirecta y se me colgó hablando ahí como 20 minutos. Era de esos que se pensaba que insistiendo iba a conseguir algo. Por fin pudo captar la onda y se terminó yendo, pero ya me había arruinado el humor. Si se me iban a seguir acercando tipos hasta que lleguen mis amigas la iba a pasar mal, ya lo sabía.
A eso de las 12 yo ya estaba embolada. Vi que se acercó un pibe a la barra al lado mio y se pidió un trago. Nos miramos y nos saludamos. Cuando le trajeron el trago se me colgó a hablar. No me parecía feo el flaco, tampoco re lindo. Era un flaquito como yo pero más alto, llevaba anteojos y el pelo bien cortito. Se lo veía muy bien vestido y parecía bastante más grande, como de 30 años. En cuanto empezamos a hablar me di cuenta que no era de aca. Intentaba hablar español pero entre lo poco que el pobre sabía y el volumen de la música no nos entendíamos nada. Me preguntó si hablaba inglés y le dije que sí.
Yo se inglés, tengo un buen vocabulario, pero como realmente nunca lo practicaba me había quedado el inglés con mucho acento y pronunciación argentina. Pero al tener vocabulario me defendía. Cuando vió que se podía comunicar mejor me sonrió, re agradecido, y empezamos a charlar mejor.
Me dijo que se llamaba Michael, que era de Texas y que había venido al país para ayudar con unos negocios y a dar una charla, junto con otros de la empresa. Era ingeniero de Google. Yo no le creí hasta que no me mostró su tarjeta y su licencia de manejar, era cierto. Charlamos un poco de todo, de nosotros, y yo ya lo veía que me miraba muy interesado, con un poco de hambre. Un poco bastante, diría yo.
Luego de un rato de charla se decidió a encarar de verdad y me empezó a tirar los galgos. Yo la verdad no quería saber nada. No es que era feo. Era normal el flaco, simpático y me caía bien. Pero yo no había ido ahi a eso. Sólo estaba esperando a mis amigas y éste pobre ya era el tercero que se me había arrimado y yo ya no estaba de humor.
Tuve un rapto de inspiración y, para querer sacármelo de encima, me acordé de todo lo que me había dicho Laura en su momento. No se por que. No me pregunten. Me vino eso a la cabeza, como si de repente yo tenía un archivo de computadora en la cabeza y alguien hizo doble click y me vino toda esa información. Seguíamos hablando en inglés, y cuando me empezó a encarar lo quise frenar en seco.
"Todo bien, gracias, pero yo estoy trabajando...", le dije en mi inglés argentinizado.
Se quedó un poco frenado, pero fue mínimo. Entendió exactamente lo que le había querido decir y no se lo vió acobardado ni nada de eso. Sentí que el flaco tenía experiencia en eso.
"Ah, entiendo, entiendo...", me dijo. Se tomó un sorbo de su trago, mirándome medio fijo y me preguntó, "Y cuánto cuesta la noche con vos?"
Yo me quedé re dura. Nunca pensé que el tipo iba a seguir. Había pensado que con eso lo iba a espantar. Pero no. Me había salido el tiro absolutamente por la culata. En la desesperación de decirle algo, cualquier cosa, quise empezar a ganar tiempo.
"No, yo no hago toda la noche. Yo cobro por hora.", le dije.
Se sonrió, "Okay, y entonces cuánto cuesta la hora?"
Le tiré cualquier número, lo primero que se me vino a la cabeza, "Dos mil", le dije. Una burrada. Era un montón de plata en esa época.
El tipo ni se inmutó, "Y que incluye? Hacés anal?"
Como una pelotuda y para no quedar como mojigata le dije, "Si, seguro. Hago todo."
"Todo?", se sonrió
"Si, todo. Lo que quieras."
"Y no te puedo tener toda la noche? Por supuesto que te lo pago.", me dijo clavándome los ojos.
"No...", le dije. Yo ya tenía una carrera de autos en la cabeza, no sabía qué hacer y qué decirle, "Yo cobro por hora, te dije."
Me sonrió, "Dale... no podemos llegar a un arreglo? Cómo te llamas?", me preguntó. El se había presentado pero yo nunca le dije mi nombre. No sabía qué decirle. Con el apuro me tomé un largo trago de mi Sprite y justo empezó a sonar un remix de "Rapture".
Yo le sonreí e indiqué con un dedo al aire, llamándole la atención a la música, "Que coincidencia... me llamo Blondie". Yo me reí un poco por dentro, a mi me encantaba Debbie Harry.
El se rió fuerte, "Wow... que bueno, amo a Blondie!"
Yo le sonreí, "Amas a Blondie... a ella o a mi?"
El se rió, "Si me dejas, quisiera amar a las dos. Dale, sos muy hermosa... arreglemos algo que nos sirva a los dos."
Yo miré la hora en mi celu y pensé un momento. Todavía no estaba ni cerca de que lleguen mis amigas y no había podido espantar a éste tipo. Peor, me estaba embarrando sola. Intenté espantarlo de nuevo con el precio.
"Mirá,", le dije, "Yo termino de trabajar a las cinco. No trabajo más de esa hora porque tengo un largo camino a casa. No es negociable eso."
"Okay...", me dijo con una sonrisa
"Si querés podemos hacer... diez mil. Hasta las cinco."
El se sonrió y me puso una mano en el brazo, pero bien y suave, nada desagradable. "Dale, sé buena... te parece nueve mil? Haceme ese favor, la vamos a pasar bien..."
Yo me quería matar. No sólo esa burrada de dinero no lo espantó, sino que me estaba regateando. Ya no me podía echar atrás... que mierda estaba haciendo? Yo pensaba eso, pero por otro lado... nueve mil pesos... era muchísima plata en esa época. Lo que me iba a servir! Pensé en Laura y lo que me dijo, sobre cuánto podría recaudar yo... lo pensé. Juro que lo pensé y lo repensé. El tipo seguro creía que yo estaba pensando en la contraoferta que me hizo, pero yo directamente pensaba si aceptar o no. Me iba a convertir en una puta? Así nomas? Por accidente, casi? Pero... eran nueve mil pesos... y el pibe no me parecía nada desagradable. En otras circunstancias por ahí hasta me hubiese enganchado con él porque si.
Tomé un poco de aire y decidí sacarme la curita de un tirón, "Bueno, okay, es un trato."
Él se sonrió y se acercó a darme un beso suave en la mejilla. Me gustó ese gesto y me tranquilizó un poco, "Fantástico!", me dijo, "Pero decime, cuantos años tenés?"
"Tengo 21", le mentí.
Él asintió, "Okay, excelente. Vamos a mi hotel? Está a unas pocas calles de aquí. O querés tomar algo más?"
"No... no, está bien, vamos", le dije. Yo no quería tomar nada. Ya me estaba poniendo extremadamente nerviosa. No podía creer lo que estaba pasando. Me estaba yendo con un tipo que no conocía, no sé a donde, a que me coja por dinero...
Fuimos caminando por Santa Fe hasta su hotel, que era uno que estaba en la avenida 9 de Julio. Por suerte Michael me tranquilizó mientras caminábamos. No se si se dió cuenta lo nerviosa que yo estaba o qué, pero charlamos re bien y me fui sintiendo un poco mejor a medida que pasaban las cuadras y me llevaba del brazo. Me di cuenta que por suerte no iba a estar con un violento ni nada de eso. Estaba segura que me iba a tratar bien.
Cuando llegamos al hotel me hizo esperarlo en el lobby mientras lo vi hablar algo con el de la recepción. Algo se dijeron un rato hasta que vi como Michael discretamente le deslizó algo al tipo, seguramente algún billete. Me hizo una seña y me reuní con él, y ahí subimos a la habitación.
Me agarró otro pequeño vaivén de nervios cuando entré y lo escuché a él cerrar la puerta detrás mío, pero enseguida sentí que me acariciaba los hombros suavemente y eso me tranquilizó un poco. De nuevo me preguntó si quería tomar algo, yo le dije que no, pero me insistió y me dijo que él se iba a pedir algo porque la noche iba a ser larga. Yo le sonreí y le dije que bueno, que una Sprite con limón nada más.
La habitación era hermosa y tenía una linda vista a la 9 de Julio. Yo me senté en la cama y me empecé a sacar los zapatos, todavía sin poder creer enteramente la situación en la que me había metido. Sentí que Michael se subió a la cama y me abrazó suave por detrás, dándome unos besitos y piquitos en el cuello. La verdad que me gustó y cuanto más sentía que el tipo me tocaba y me hacía mimos, mejor me sentía y más me tranquilizaba. Después de todo, el pibe me gustaba y yo hacía rato que no tenía novio ni actividad sexual.
Escuché que me susurró al oído mientras que sus manos me sentían las tetitas por sobre la ropa, "Blondie... podemos hacerlo sin protección? Querés? A mí me encantaría..."
"No", le dije, "Te tenés que poner...", le dije. Ni me acordaba en ese momento si yo llevaba forros en mi carterita y rogaba que él tuviera.
"No podemos arreglar eso también? Si es algo extra, también te lo pago...", me dijo.
"No", le repetí, "No te da miedo hacerlo sin condón?", le pregunté.
Me sonrió y me tomó el mentón, girándome y dándome un beso suave en la boca, que yo le respondí y lo empecé a acariciar, "No me da miedo... al contrario... sentir una chica como vos sin nada en el medio es lo máximo..."
"Cómo es una chica como yo?"
"Hermosa... pequeña... suave..."
Yo suspiré y nos besamos un poco más, ya el tipo me estaba calentando en serio, "Mil más...", le dije, tirándole otra vez el primer número que se me vino a la cabeza, sin saber, porque si.
"Que buena sos...", se sonrió, "Trato hecho..."
Nos empezamos a besar más pleno y más fuerte y los dos nos desnudamos. Me recostó en la cama y se me puso encima, abrazándome y besándome por todos lados. Yo pensé que enseguida se me iba a tirar a cogerme, pero al tipo le encantaba mi cuerpito y lo estaba disfrutando muchísimo, mas sabiendo que me iba a tener ahí por horas. Cuando sentí sus dedos sobre mi conchita le empecé a gemir, lo que no me costó mucho ya que todos los besos y lo bien que me estaba tratando me había calentado bastante.
"Estás muy húmeda... wow...", lo escuché
Yo me sonreí, "Es que me gusta como me tocas... y me besas..."
"Pese a que soy más viejo que vos?"
Yo lo miré, anticipando para donde quería rumbear, me la jugué, recordando lo que me había dicho Laura, "No... especialmente porque sos mas mayor..."
Michael no dijo nada, pero le vi en la cara que le gustó. Me separó un poco las piernitas y me enterró la cara dulcemente entre ellas, lamiéndome y besándome la conchita. Yo gemí en serio.
"Wow... que dulce gusto... que rica niña...", me decía entre sus besos y lamidas.
Michael siguió atendiéndome y yo ya lo estaba disfrutando en serio. Me estaba olvidando de la plata, de que no lo conocía, de la locura que estaba haciendo... estaba teniendo lindo sexo con un lindo tipo en un lindo lugar. Me empecé a animar a decirle cosas, a ver que hacía. El hecho que estábamos hablando todo en inglés creo que me animaba mas a hacerme la putita y la nena, me animaba a decirle cosas. Sentía que al no usar mi idioma era todo era nada más una actuación para divertirme. Como que estaba en una película y era nada mas una actuación.
"Ay! Daddy! No me lastimes... por favor..."
"Jamás lo haría... mi Dios, que concha preciosa tenés...."
"Que lindo se siente tu lengua... mmmh... nunca antes... sentí algo así...", le gemí.
"Jamás te lastimaría, mi niña hermosa... quiero darte mucho placer...", me contestó. Se llevó mi clitoris a la boca y me hizo retorcerme suavemente de la hermosa sensación.
"Daddddyyyyy!!! Ayyyy...."
"Tranquila, bebé... te voy a cuidar muy bien...."
Justo en ese momento que los dos estábamos subiendo la intensidad tan lindo golpearon a la puerta para traernos el room service. Michael lo despachó enseguida y trajo las bebidas, dejándolas en la mesita de luz. Se me subió encima y nos empezamos a besar, muy apasionadamente por un largo rato. La verdad que me encantó.
Michael me miró a los ojos mientras sus manos me recorrían el cuerpo, "Querés probar la pija de papi?"
"No se...", le hice una muequita suave pero pícara, haciéndome más la nena.
"Que pasa?", me sonrió.
"Nunca probé..."
El se sonrió. Yo sentí como la pija que tenía apoyada en mi panza se le endureció al escuchar eso, "Tenés miedo de probarla, hermosa?"
"No es eso... es que...", dudé como una verdadera nena. Lo estaba volviendo loco al tipo. Tan fácil era?
"Que, dime..."
"Tengo miedo que te guste... y luego.. quieras metérmela... y me duela..."
"Bueno", se sonrió, "Por que no la probás primero? Quizás te guste a vos..."
Yo lo acaricié y lo miré con ojitos de deseo, lo besé de nuevo un rato largo y le dije, "Acostate...."
El se tiró al lado mío y yo me incorporé. Cuando lo vi bien la verdad tenía una linda pija. No era muy grande, pero me gustó verla. Le sonreí y sin dejar de mirarlo me incliné y se la empecé a lamer suavemente. Él me miraba con ojos azorados, llenos de deseo.
"Que niña hermosa... mi Dios..."
Yo cerré los ojos y me la llevé a la boca. Me gustó enseguida y se la comencé a chupar, lento y suave, como si hubiese sido la primera pija de mi vida. Le gemía suavemente y notaba todo el placer que le estaba dando.
"Oh! Fuck!!!!!... Ooooh sssshhhiiit!", casi que gritó al sentir mi boquita a su alrededor.
Yo me la saqué de la boca y le sonreí pícaramente, mirándolo y dándole besitos en la pija, "No digas groserías, Daddy... no es lindo..."
Lo vi recuperar la respiración un poco, mientras me acarició el pelo, "Oh... wow.. disculpa, hermosa... es que le diste mucho placer de pronto a papi...."
Le sonreí una sonrisa de nena de nuevo, "A mi tambíen me estás dando mucho placer, Daddy..." le dije y sin darle chance a responder me la metí en la boca de nuevo, ésta vez chupándosela más profundo y más fuerte
Michael se tensaba y se retorcía de placer. Me miraba y como que no podía creer la imagen de esa nena chupándole tan bien la pija. El empezó a gemir fuerte y a mi me encantaba sentir como esa dureza me llenaba la boca.
"Oh... Oh... Diosss...", me dijo sin sacarme los ojos de encima, "Te gusta, mi niña?"
Yo me la saqué de la boca y jadeando un poquito lo miré fijo, "Amo la pija de papi....", y sin darle chance de nuevo me la hundí profundo de nuevo en mi boca. Lo sentí casi gritar de nuevo y luego de unos momentos en que se la mamé bien, pero bien fuerte, sentí que me empezó a acabar en la boca. Pensé que me iba a dar impresión, pero el gusto me pareció agradable. No me la quise tragar, dejé que me llene un poquito la boca.
Me puse de rodillas y me incorporé, con la boca llena. Michael me miró mientras recuperaba el aire y se reponía de su orgasmo.
"Que... que pasa, hermosa?", me preguntó.
Yo nada más, mirándolo bien fijo y con una mirada de puro deseo, solamente abrí un poquito la boca y dejé que la leche que tenía adentro se me salga y me cubra el mentón, cayendo finalmente sobre la cama. Michael no lo podía creer. Se me quedó mirando y sonriendo ante la escena.
Yo me sequé un poco el mentón y le sonreí, "... también me gusta mucho tu acabada, papi... mucho..."
Después de un momento en que se me quedó mirando y admirando, como atónito, me dijo suave "Sos la niña mas hermosa que he conocido en mi vida..."
Yo le sonreí y me acosté al lado de él, los dos nos quedamos mirando y abrazados, acariciándonos y dándonos besos. Por un rato largo charlamos así, yo jugándole a que era su nena. Lo volvió absolutamente loco de calentura.
Estuvimos juntos hasta las cinco menos cuarto de la mañana. Michael me cogió una vez en la conchita y una vez en el culito. Y para terminar ya casi al final, se la chupé de nuevo y ésta vez me tragué su acabada. Yo la pasé increíble y él también. Cuando lo sentí por primera vez en mi conchita no se por que me acordé de Laura y me vino un poco de miedo, pensando que no me iba a gustar, pero lo disfruté muchísimo y se lo hice saber todo el tiempo.
Pensé que en la cola me iba a doler, pero la verdad que pese al jueguito Michael nunca se descontroló y me trató increíble, como a una princesa, como a su nena. Los dos la pasamos muy bien. Me protestó un poco al final cuando me sonó la alarma del celu y vió que faltaban quince minutos, me dijo riendo que le estaba robando el tiempo. Yo le puse una carita dulce y le pedí que me perdone, que yo era así de traviesa, me incliné y le di un besito. El sólo me sonrió. Lo había dejado totalmente satisfecho y él a mi.
Nos empezamos a vestir y me dijo que lo acompañe al lobby del hotel, que ahí me iba a pagar ya que no llevaba tanto dinero encima. Bajamos y yo lo esperé ahí parada en el lobby, mirando las pinturas y las esculturas mientras él fue a la recepción. Vi que anotaba algo en un papel y se lo pasó al del hotel. Con el tiempo después aprendí que era un traveler's check, y que lo estaba cambiando por cash. Yo ni sabía.
Vino hasta mí con una suave sonrisa, que yo se la devolví. Los dos habíamos quedado muy cansados. Nos apartamos un poco a un rincón que había, para tener un poco de privacidad y él me sonrió.
"Diez mil, entonces... si, Blondie?"
Yo le sonreí y le asentí, "Diez mil, si."
Cuando se sacó del bolsillo los billetes que había recibido en la recepción y los empezó a contar delante mío yo casi me desmayo. Eran verdes. Eran dólares. Sentí que me temblaban las piernas y que casi me bajaba la presión. La cantidad de plata que era eso en esa época, y hoy también, era estúpido. Era una ridiculez. Intenté disimularlo lo más que pude, pero entre el cansancio y el ver el fajo de billetes esos la cabeza me daba vueltas. Los contó rápido y me los dió con una sonrisa.
"Aquí tenés, hermosa..."
"Muchas gracias...", atiné a decirle y cuando los fui a tomar sentí un tironcito. Michael todavía los tenía en la mano y no me los largaba. Yo no entendía. Era un ritual o algo de éste mundillo que yo no tenía idea? Me le quedé mirando confundida, hasta que se inclinó a hablarme al oído.
"Decime la verdad, Blondie... por favor... cuántos años tenés? De verdad."
Yo le sonreí dulcemente y ni lo pensé. Sabía que era lo que lo iba a poner contento, "Tengo dieciséis, Mike.", le mentí de nuevo, ésta vez para abajo.
Él me miró y se le ensanchó la sonrisa. Pensó un segundito, me sacó la plata de la mano y contó diez billetes más de cien, agregándolos al fajito. Ahí lo largó y me lo devolvió.
"Wow... muchas gracias, sos un amor...", le dije
"Te lo mereces, hermosa. Gracias por una noche maravillosa, de verdad."
"Fue un placer", le sonreí. Y era verdad.
Le di un beso en la mejilla y me despedí, pero no di dos pasos que lo escuché, "Escucha... querés darme tu contacto? Si algún día viajo de nuevo... me encantaría verte otra vez, si?"
Yo le sonreí y volví a su lado, diciéndole mi número mientras él lo ingresaba en su teléfono, "No lo pierdas, okay?"
El se sonrió y besó la pantalla de su celu, "Adiós niña hermosa"
Yo me di vuelta y le dejé una sonrisita fatal entre mi pelo largo para dejarlo feliz, salí a la calle y me volví a casa en un taxi. Ni me animaba a tomarme los dos colectivos que me tendría que tomar, y menos a esa hora, con la cantidad de plata que me había enterrado en lo más profundo de la cartera. Todavía no caía. No me había hecho el click de la cantidad enorme de guita que era. Parecía un sueño. El taxi me iba a salir carísimo desde el centro hasta Olivos... pero ahora me lo podía pagar. Vaya que me lo podía pagar.
Llegué a casa como a las seis y sin hacer ruido me metí en mi pieza, escondiendo la plata en una caja de zapatos y me metí en la cama. Estaba cansada, pero no podía parar de pensar y reflexionar en todo lo que había hecho y había pasado. Me quedé dormida y descansé, por fin, como hacía tiempo que no lo hacía.
Cuando me desperté al otro día, fresca y sintiéndome genial, ya sólo tenía una idea en la cabeza. Tenía que hablar y juntarme de nuevo con Laura.
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