Se estaba haciendo la hora de ir a la casa de Thiago. Ese día iba a cumplir mi promesa de enfiestarlos a los chicos. Me bañé, salí dela ducha, me sequé, me perfumé, me fui desnuda hasta la habitación, y me senté un rato en la cama, a pensar en que ropa me iba a poner. Me puse una bombacha blanca de algodón, chiquita pero no tanga, me pareció más sexy usar una bombacha normal, que me metiera en la cola y todo, pero que no fuera, a priori, de putita. Y me puse un vestidito ligero, color lila, con buen escote, y cortito. No iba a ser muy dificil espiarme los calzones.
Vestida así me fui hasta lo de Thiago. Fui en bici. Me daba la impresión de que mi vestido, en bici, dejaba ver bastante a los peatones y automovilistas. Más de uno me gritó alguna cosa. El contacto de mi concha contra el asiento, mezclado con la expectativa de lo que iba a hacer, hicieron que llegue un poco húmeda.
Toqué el timbre y me abrió la mamá de Thiago, que ya se estaba por ir. Me dijo que Thiago estaba en la pieza con Bauti. Escuchar eso hizo que ya me diera un vuelco el corazón. “Ay, segura que te querés quedar con los dos? Sino lo mando a Bauti a su casa” me dijo. Le dije que no había problema. “Bueno, si no te molesta… Se portan bien los chicos, pero bueno, son chicos, y vos sos una chica linda, a esta edad, con las hormonas, como te deben mirar, eh” me dijo con una sonrisa cómplice. Yo me reí. “Es normal” le dije, “no me molesta para nada, aparte son chicos todavía”. “Chicos todavía?” me respondió, “ya tienen las bolas peludas los nenes jaja, no te distraigas porque te cogen. Ay, perdón, que bruta. Pero vos sabés que es así, de mujer a mujer te lo digo”. A mi me dio risa, le dije que no se preocupe.
“Es así”, me dijo,“ uno los trata como nenes, pero ya son grandes. Y si los dejás, bueno, ya sabés lo que te harían”. Le dije que sí, que ya sabía. Me dijo “te puedo contar una infidencia? No le cuentes nada a Thiago, por favor”. Le hice una seña afirmativa con la cabeza, y me dijo “le encontré una bombacha tuya a Thiago en la pieza, creo que es tuya, bah. No le vayas a decir nada. Se la dejé. Pero a eso me refiero, se ponen locos con una chica cerca, mirá a que nivel. Ni te la devuelvo a la bombacha, andá a saber que le habrá hecho”. Me causó gracia como me hablaba con complicidad de la sexualidad de su hijo. Le dije que no me importaba, que seguro era una bombacha barata, y que si a Thiago le gustaba prefería que se la quedara. “Bueno, nena, chau, me voy, cuidate, cuidalos a los nenes, espero que no sete tiren encima, y si pasa, que se diviertan pero no me traigas un nietito que soy joven para ser abuela jaja”. Yo me reí. Terminó de preparar sus cosas y se fue. Cerró la puerta y me recorrió un escalofrío de placer al tomar consciencia de que finalmente había quedado sola con los chicos.
Fui hasta la pieza. Al pasar frente al espejo del pasillo me miré. Estaba hecha una diosa con ese vestidito. Me lo levanté, me miré como me quedaba la bombacha. Respiré hondo y golpee la puerta. “Pasá” dijo Thiago. Entré. Estaban los dos sentados en la cama. Al verme se pusieron colorados. Cerré la puerta tras de mi, sintiendo el placer de ver sus reacciones. Los saludé con un beso en la mejilla a cada uno. Me senté en la silla de la compu. Los miré y les dije “bueno, mamá se fue. Vamos a esperar un ratito antes de empezar, pero ya se viene eh, me enfiestan”. Estaban felices. “Empecemos ahora” dijo Bauti. “No, esperemos un poco más, no vaya a ser que nos encuentre la suegra haciendo cosas que no se deben jaja” dije. “Pero les puedo mostrar algo para ir amenizando la espera”. Me saqué el corpiño. El vestido me quedaba hermoso sin nada abajo de la tela que cubriera mis tetas. Me paré y giré. Sentí como se me levantaba el vestido y mi cola quedaba al descubierto. Los chicos festejaban.
–¿Y?¿Estoy buena?
–Rebuena estás, Ki -dijo Thiago.
– ¿Tienen ganas de cogerme?
– Re-dijo Bauti
– Cuentenme un poco, que me van a hacer? Se imaginaron algo
– Yo te la quiero meter por la cola -dijo Bauti, y los dos estallaron en risas.
– Bueno, vas a poder -dije yo, y los dos se quedaron en silencio. Los dos me van a hacer la cola, obvio.
– ¿Tenés tanguita? -preguntó Thiagui
– Eh Thiaguito, me encanta la pregunta. No, me puse una bombachita blanca de algodón mi amor, te daría el gusto pero lamentablemente no traje tanga, traje una bombacha limpia para cambiarme después de que me cojan pero tampoco es tanguita.
– Te consigo una
– ¿Cómo?¿De donde vas a sacar?
– Mi mamá tiene, ahí te traigo una, antes de que vuelva la lavamos
Me encantó la idea perversa de Thiagui, de cogerme con una tanga de su mamá. Me quedé pensando en las fantasías incestuosas que habrá tenido, supongo que normales a su edad. Yo de pibita en una época fantaseaba con que me cogía mi papá. Morbos de cada uno.
Los dos pibes se fueron corriendo a la pieza a elegir la tanga. Los seguí y me paré en el marco de la puerta. Los vi revolver los cajones, y debatir si era mejor una tanguita roja de seda o una verde de encaje. Al final se decidieron por la roja.
“Bueno” le dije desde la puerta, “Bauti, sacame la blanca, y vos Thiago poneme la roja”. Bauti se agachó frente a mí, subió sus manos por debajo de mi vestidito, agarró los elásticos de mi bombacha y me la bajó de un tirón hasta los tobillos. Me corrió un escalofrío de placer por todo el cuerpo. Me gustaba esa actitud del pibito. Estaba seguro de que cuando le llegara el momento me iba a coger fuerte y rudo, me iba a tratar como a una putita, se le notaba en la mirada, en los gestos. Sabía que yo quería eso. Deseé que llegara el momento de sentir su pija metiéndose en mi cola, lo imaginé tirandome del pelo, diciendome putita, dandome un chirlo mientras me cogía el culito en cuartro. Pero faltaba para eso todavía.
Levanté un pie, después el otro, listo, ya estaba sin bombacha. Bauti se incorporó, pero antes de hacerlo completamente metió la cabeza debajo de mi vestidito y puso su cara contra mi concha. Yo lo atraje hacia mi, apretandole aún más la carita contra mi pubis. Sentí inmediatamente que Thiaguito hacía lo mismo con mi culo, metiendo su cara entre mis nalgas, y empezando a olerme y chuparme el orto como un desesperado. No sabía si los pibitos habían planeado esto o era espontáneo, pero la cosa era que de golpe, yo, que quería llevarlos de a poco, estaba con la concha y el orto empapados desaliva desparramada por sus lenguas. Mi excitación era total, me sentí muy cerca del orgasmo y decidí dejarme llevar, me imaginé el momento posterior de besarlos en la boca y sentir en la carita de Bauti el aroma de mi concha y en la de Thiago el de mi orto, me los imaginé sintiendo el placer de chupar a una chica totalmente entregada a ellos, y dejé que mi orgasmo ocurriera.
No me contuve nada, gemí como una perra, mientras los tenía a los dos agarrados de los pelos para que no dejen de chupar. Cuando por fin hice silencio los dos salieron de abajo de mi vestidito. Bauti me miró con picardía. Thiago, atrás mío, me puso la tanguita de la madre.
“Chicos, les pongo un diez, empezaron con todo” dije riéndome. Vi que estaban orgullosos de lo que me habían hecho. “Ah,pará, ponete esto también” dijo Thiago, y de uno de los cajones de la madre sacó una especie de desavillé transparente. Me reí y me calenté al mismo tiempo. Me gustaba mucho la prenda. Y además me sorprendía que Thiago fuera tan morbosito incestuoso, y, de paso, que la mamá tuviera ropa tan de putita.
Lo miré, ahora yo poniendo cara de pícara y le dije “tenemos un morbito incestuoso, Thiagui?”. Sonrió un poco avergonzado. Lo miré a Bauti y le dije “Y vos te querés coger a la mami de tu amigo, no?”. Se notaba que la respuesta era sí. A esa edad, ¿que adolescente no se quiere coger a la mamá de su amigo, si esa mamá está buena?. “Bueno, chicos”, agregué, para hacerles estallarla cabeza, “se sientan en la cama y se bajan los pantaloncitos, que ahora mami se los va a coger”. Se sentaron uno al lado del otro en la cama matrimonial de los padres de Thiagui. Lo vi tragar saliva, y bajarse los pantalones y los boxers. Su pija parada como un mástil. Yo estaba totalmente mojada, enloquecida porla situación, sintiendome una sacerdotisa del amor. “Vos también bajatelos, Bauti, que te quiero ver la pija mientras lo cabalgo a tua migo. Pero no te toques. Las bolas te podés tocar nomás”. Bauti obedeció.
Tenía una pija más grande que la de Thiagui, totalmente endurecida. Los dos pendejos estaban a mil. Le saqué la remera a Thiagui, apoyé mis manos en sus hombros, y me senté sobre su pija. Me ubiqué bien, me corrí la tanga y me fui sentando de a poco. La pija fue entrando, hasta la mitad primero, y después toda junta de una sentada. Thiagui gimió y cerró los ojos. Pensé que acababa, pero no. Me fui moviendo despacito, no quería llevarlo a una eyaculación precoz. Me movía muy suave, y mientras le preguntaba si estaba bien. Seguía con los ojos cerrados, la cara un poco fruncida, como si se estuviera esforzando por no acabar, y muy bajito me decía “sí, estoy re bien”.
“Relajate” le dije, y lo agarré de la carita. Lo besé un poco en la boca, le pasé la lengua por la cara. Sin dejar de cabalgarlo a Thiago agarré a Bauti de la cara y también lo acerqué a mi boca. Me devolvió el beso de lengua y me agarró una teta con una mano, y una nalga con la otra. Volvía besar a Thiagui, mientras le pasaba la punta de las uñas por las bolas a Bauti. “Thiagui” dije beboteando, bien putita, “dejás que mami lo cabalgue un poquito a Bauti”?. “Obvio mami” dijo Thiagui siguiendome el jueguito incestuoso. Me incliné de nuevo a su oído y le dije “Que buen amiguito que sos. Te ganaste un premio, para después: hacerle la colita a mami. Querés?”. Se ve que le volé la cabeza, porque sentí que empezabaa acabar. No quise que quedara como un precoz, así que empecé a cabagarlo bien fuerte y a gemir diciendo “dame toda la lechita, dale toda la lechita a mami”.
Bastaba ver su cara tensionada, sus ojos cerrados, para darse cuenta de queme estaba dejando toda la leche adentro. Cuando vi que terminó le acomodé el flequillo transpirado, me levanté, chorreando leche, y me senté arriba de Bauti. “No te da asco la lechita de tu amigo, no?” “No Kiara, cabalgame así toda acabada” me dijo. Me acomodé arriba de él. Unas gotas de semen cayeron sobre su pija y sus piernas.“ Está tibia la leche de Thiago” me dijo riéndose. Me senté sobre él y me metí su pija de una. El pibe estaba debutando con el pito adentro de una conchita en la que su amigo acababa de dejar una buena descarga de semen. Lo empecé a cabalgar suave, dejando que se acomode a la situación.
Thiagui estaba sentado, ultra relajado, pero pronto nos empezó a mirar y se llevó la mano a la pija, que empezaba a reaccionar de nuevo. Empecé a besar en la boca a Bauti, y a pasarle la lengua por la cara, mientras sentía su poronga hundirse en mi conchita. Estaba aguantando bien el pendejo, no parecía estar luchando por no acabar. Miré de nuevo a Thiago, y ya la tenía parada de nuevo y se estaba pajeando. “Thiagui, nos querés ayudar?” le pregunté con mi mejor voz de putita. Obvio que dijo que sí, y le pedí que mientras me cogía al amiguito me diera unos chirlos en la cola. Se bajó dela cama, se paró, me levantó suavemente el desavillé dejando mi colita al descubierto, y empezó a descargar unos chirlos, suaves al comienzo, bastante picantes después.
Yo aumentaba el ritmo sobre la pija de Bauti, que ya se veía un poco más cercano al orgasmo. Le agarré la mano, le chupé el dedo poniendo cara de putita total, y le dije al oído “metémelo en la cola”. Bauti llevó su mano, me corrió una nalga y me metió la puntita del dedo, mientras Thiago me seguía chirleando la otra nalga. El placer fue total, empecé a contraer el culo, apretandole el dedo a Bauti a cada contracción anal. Habré hecho eso quince o veinte veces, perdí la cuenta porque me sentía en el cielo. En un momento le saqué la mano y le pedí a Thiago que me metiera la lengua en la cola. Se abalanzó, me separó las nalgas y metió su lengua de inmediato.
Ahora tenía la verga de uno de los pendejos clavada en la concha, y la lengua del otro metiendose por mi cola. Ahora era yo la que tenía que aguantar para no acabar. “Chupale el culo a mami, chupale el culo a mami” gemía, y Bauti, también gimiendo, decía “chupale el otro, hacela acabar que no aguanto más, la lleno de leche”. Miré por sobre mi hombro y alcancé a ver que la verga de Thiagui ya estaba completamente parada, mientras su lengüita buceaba por todo mi orto. Hasta que de golpe dejé desentirla. Thiago se había incorporado, y con aliento caliente me dijo al oído “levantate”.
Me gustó esa actitud firme y segura, que me diera una orden. Me salí de la pija de su amigo y me paré, dandole la espalda. Lo que hizo me sorprendió aún más: Me bajó la bombacha de un tirón, me pegó un chirlo fuerte en la cola, y me dijo “ahora cogételo a Bauti pero él acostado. Bauti se acostó, estaba precioso desnudo, su pija brillante, mojada por mi concha y por la leche de su amigo. Me subí encima suyo y le hice caso a Thiago. Lo empecé a coger de nuevo, sin ningún esfuerzo, estabamos ultra lubricados. Me moví tres, cuatro veces, y a la quinta sentí que Bauti se ponía atrás mío y me apoyaba la cabeza de la pija justo en el ano. Me incliné, levantando el culito para recibirlo. Sentí como la punta de su pija se posaba en mi cola, y, empujando, empezaba a entrar.
Yo levantaba más el culo, dentro de lo que podía, con la pija de Bauti metida en la concha, para que Thiago se abra camino. La pija de Bauti se me salió, y tuve que hacer una contorsión para volver a metermela sin que se me saliera de la cola la media pija de Thiagui que ya tenía adentro. “Que zarpada lo que hiciste” me dijo Bauti, que notó mi maniobra. Me sentí una estrella porno, y le contesté “te gusta como manejo la conchita, papi?”. El pibe me miró enloquecido. Atrás mío Thiagui empezó a empujar más y me la metió del todo. Ya tenía las dos pijas adentro. Thiagui me empezó a dar con todo, su pija entraba y salía de mi cola, me estaba volviendo loca, ¡quién diría que el pendejito me iba a culear así!. Y Bauti, con su pija de buen tamaño chapoteando en mi concha totalmente mojada.
Empecé a perder el control, a sentir que estaba en las nubes, cerré los ojos, me olvidé del placer de ellos, y me permití concentrarme en mi propio placer de hembra recontra cogida por dos machitos al mismo tiempo. Sus pijas entraban y salían cada vez más rápido, cada vez más mojado, mis gemidos aumentaban, los de ellos también, y en un momento me encontré en medio de un orgasmo imparable. Mi cuerpo temblaba, mientras las dos pijas no paraban de penetrarme. Lancé un gemido todavía más potente, casi un grito, y dije “ay, haceme la colita, Thiago”. Ellos dos apuraron la cogida, Thiagui me daba desde atrás como un poseído, como un perrito que se está cogiendo a una perra en celo, y Bauti me garchaba la concha con movimientos de cadera cada vez más fuertes y rápidos.
Los dos empezaron a acabar, sentí simultaneamente como sus pijas lanzaban su descarga de leche para llenarme por delante y por detrás, resbalando y chorreando para todos lados. Caí rendida sobre Bauti, y Thiagui cayó encima de los dos, sin sacarme la pija de la cola. Lo tenía atrás mío, todavía clavado a mi orto. Yo estaba toda transpiradita y rendida. Después de unos segundos sentí que Thiagui, agarrandose de mi cintura, salía de adentro de mi cola. Junto con su pija salió de mi culo una descarga de semen. Bauti también se salió, y su esperma corrió por mi pierna. Los tres nos quedamos tirados, yo en el medio de ellos, semi inconscientes, bañados en sudor, sus cuerpos pegaditos a los míos. “Descansemos un poco y les doy otra vuelta” dije con lo que me quedaba de fuerza, y me quedé dormida por media hora, desnudita y toda enlechada, entre ellos dos, sintiendome la mejor puta del mundo.
Vestida así me fui hasta lo de Thiago. Fui en bici. Me daba la impresión de que mi vestido, en bici, dejaba ver bastante a los peatones y automovilistas. Más de uno me gritó alguna cosa. El contacto de mi concha contra el asiento, mezclado con la expectativa de lo que iba a hacer, hicieron que llegue un poco húmeda.
Toqué el timbre y me abrió la mamá de Thiago, que ya se estaba por ir. Me dijo que Thiago estaba en la pieza con Bauti. Escuchar eso hizo que ya me diera un vuelco el corazón. “Ay, segura que te querés quedar con los dos? Sino lo mando a Bauti a su casa” me dijo. Le dije que no había problema. “Bueno, si no te molesta… Se portan bien los chicos, pero bueno, son chicos, y vos sos una chica linda, a esta edad, con las hormonas, como te deben mirar, eh” me dijo con una sonrisa cómplice. Yo me reí. “Es normal” le dije, “no me molesta para nada, aparte son chicos todavía”. “Chicos todavía?” me respondió, “ya tienen las bolas peludas los nenes jaja, no te distraigas porque te cogen. Ay, perdón, que bruta. Pero vos sabés que es así, de mujer a mujer te lo digo”. A mi me dio risa, le dije que no se preocupe.
“Es así”, me dijo,“ uno los trata como nenes, pero ya son grandes. Y si los dejás, bueno, ya sabés lo que te harían”. Le dije que sí, que ya sabía. Me dijo “te puedo contar una infidencia? No le cuentes nada a Thiago, por favor”. Le hice una seña afirmativa con la cabeza, y me dijo “le encontré una bombacha tuya a Thiago en la pieza, creo que es tuya, bah. No le vayas a decir nada. Se la dejé. Pero a eso me refiero, se ponen locos con una chica cerca, mirá a que nivel. Ni te la devuelvo a la bombacha, andá a saber que le habrá hecho”. Me causó gracia como me hablaba con complicidad de la sexualidad de su hijo. Le dije que no me importaba, que seguro era una bombacha barata, y que si a Thiago le gustaba prefería que se la quedara. “Bueno, nena, chau, me voy, cuidate, cuidalos a los nenes, espero que no sete tiren encima, y si pasa, que se diviertan pero no me traigas un nietito que soy joven para ser abuela jaja”. Yo me reí. Terminó de preparar sus cosas y se fue. Cerró la puerta y me recorrió un escalofrío de placer al tomar consciencia de que finalmente había quedado sola con los chicos.
Fui hasta la pieza. Al pasar frente al espejo del pasillo me miré. Estaba hecha una diosa con ese vestidito. Me lo levanté, me miré como me quedaba la bombacha. Respiré hondo y golpee la puerta. “Pasá” dijo Thiago. Entré. Estaban los dos sentados en la cama. Al verme se pusieron colorados. Cerré la puerta tras de mi, sintiendo el placer de ver sus reacciones. Los saludé con un beso en la mejilla a cada uno. Me senté en la silla de la compu. Los miré y les dije “bueno, mamá se fue. Vamos a esperar un ratito antes de empezar, pero ya se viene eh, me enfiestan”. Estaban felices. “Empecemos ahora” dijo Bauti. “No, esperemos un poco más, no vaya a ser que nos encuentre la suegra haciendo cosas que no se deben jaja” dije. “Pero les puedo mostrar algo para ir amenizando la espera”. Me saqué el corpiño. El vestido me quedaba hermoso sin nada abajo de la tela que cubriera mis tetas. Me paré y giré. Sentí como se me levantaba el vestido y mi cola quedaba al descubierto. Los chicos festejaban.
–¿Y?¿Estoy buena?
–Rebuena estás, Ki -dijo Thiago.
– ¿Tienen ganas de cogerme?
– Re-dijo Bauti
– Cuentenme un poco, que me van a hacer? Se imaginaron algo
– Yo te la quiero meter por la cola -dijo Bauti, y los dos estallaron en risas.
– Bueno, vas a poder -dije yo, y los dos se quedaron en silencio. Los dos me van a hacer la cola, obvio.
– ¿Tenés tanguita? -preguntó Thiagui
– Eh Thiaguito, me encanta la pregunta. No, me puse una bombachita blanca de algodón mi amor, te daría el gusto pero lamentablemente no traje tanga, traje una bombacha limpia para cambiarme después de que me cojan pero tampoco es tanguita.
– Te consigo una
– ¿Cómo?¿De donde vas a sacar?
– Mi mamá tiene, ahí te traigo una, antes de que vuelva la lavamos
Me encantó la idea perversa de Thiagui, de cogerme con una tanga de su mamá. Me quedé pensando en las fantasías incestuosas que habrá tenido, supongo que normales a su edad. Yo de pibita en una época fantaseaba con que me cogía mi papá. Morbos de cada uno.
Los dos pibes se fueron corriendo a la pieza a elegir la tanga. Los seguí y me paré en el marco de la puerta. Los vi revolver los cajones, y debatir si era mejor una tanguita roja de seda o una verde de encaje. Al final se decidieron por la roja.
“Bueno” le dije desde la puerta, “Bauti, sacame la blanca, y vos Thiago poneme la roja”. Bauti se agachó frente a mí, subió sus manos por debajo de mi vestidito, agarró los elásticos de mi bombacha y me la bajó de un tirón hasta los tobillos. Me corrió un escalofrío de placer por todo el cuerpo. Me gustaba esa actitud del pibito. Estaba seguro de que cuando le llegara el momento me iba a coger fuerte y rudo, me iba a tratar como a una putita, se le notaba en la mirada, en los gestos. Sabía que yo quería eso. Deseé que llegara el momento de sentir su pija metiéndose en mi cola, lo imaginé tirandome del pelo, diciendome putita, dandome un chirlo mientras me cogía el culito en cuartro. Pero faltaba para eso todavía.
Levanté un pie, después el otro, listo, ya estaba sin bombacha. Bauti se incorporó, pero antes de hacerlo completamente metió la cabeza debajo de mi vestidito y puso su cara contra mi concha. Yo lo atraje hacia mi, apretandole aún más la carita contra mi pubis. Sentí inmediatamente que Thiaguito hacía lo mismo con mi culo, metiendo su cara entre mis nalgas, y empezando a olerme y chuparme el orto como un desesperado. No sabía si los pibitos habían planeado esto o era espontáneo, pero la cosa era que de golpe, yo, que quería llevarlos de a poco, estaba con la concha y el orto empapados desaliva desparramada por sus lenguas. Mi excitación era total, me sentí muy cerca del orgasmo y decidí dejarme llevar, me imaginé el momento posterior de besarlos en la boca y sentir en la carita de Bauti el aroma de mi concha y en la de Thiago el de mi orto, me los imaginé sintiendo el placer de chupar a una chica totalmente entregada a ellos, y dejé que mi orgasmo ocurriera.
No me contuve nada, gemí como una perra, mientras los tenía a los dos agarrados de los pelos para que no dejen de chupar. Cuando por fin hice silencio los dos salieron de abajo de mi vestidito. Bauti me miró con picardía. Thiago, atrás mío, me puso la tanguita de la madre.
“Chicos, les pongo un diez, empezaron con todo” dije riéndome. Vi que estaban orgullosos de lo que me habían hecho. “Ah,pará, ponete esto también” dijo Thiago, y de uno de los cajones de la madre sacó una especie de desavillé transparente. Me reí y me calenté al mismo tiempo. Me gustaba mucho la prenda. Y además me sorprendía que Thiago fuera tan morbosito incestuoso, y, de paso, que la mamá tuviera ropa tan de putita.
Lo miré, ahora yo poniendo cara de pícara y le dije “tenemos un morbito incestuoso, Thiagui?”. Sonrió un poco avergonzado. Lo miré a Bauti y le dije “Y vos te querés coger a la mami de tu amigo, no?”. Se notaba que la respuesta era sí. A esa edad, ¿que adolescente no se quiere coger a la mamá de su amigo, si esa mamá está buena?. “Bueno, chicos”, agregué, para hacerles estallarla cabeza, “se sientan en la cama y se bajan los pantaloncitos, que ahora mami se los va a coger”. Se sentaron uno al lado del otro en la cama matrimonial de los padres de Thiagui. Lo vi tragar saliva, y bajarse los pantalones y los boxers. Su pija parada como un mástil. Yo estaba totalmente mojada, enloquecida porla situación, sintiendome una sacerdotisa del amor. “Vos también bajatelos, Bauti, que te quiero ver la pija mientras lo cabalgo a tua migo. Pero no te toques. Las bolas te podés tocar nomás”. Bauti obedeció.
Tenía una pija más grande que la de Thiagui, totalmente endurecida. Los dos pendejos estaban a mil. Le saqué la remera a Thiagui, apoyé mis manos en sus hombros, y me senté sobre su pija. Me ubiqué bien, me corrí la tanga y me fui sentando de a poco. La pija fue entrando, hasta la mitad primero, y después toda junta de una sentada. Thiagui gimió y cerró los ojos. Pensé que acababa, pero no. Me fui moviendo despacito, no quería llevarlo a una eyaculación precoz. Me movía muy suave, y mientras le preguntaba si estaba bien. Seguía con los ojos cerrados, la cara un poco fruncida, como si se estuviera esforzando por no acabar, y muy bajito me decía “sí, estoy re bien”.
“Relajate” le dije, y lo agarré de la carita. Lo besé un poco en la boca, le pasé la lengua por la cara. Sin dejar de cabalgarlo a Thiago agarré a Bauti de la cara y también lo acerqué a mi boca. Me devolvió el beso de lengua y me agarró una teta con una mano, y una nalga con la otra. Volvía besar a Thiagui, mientras le pasaba la punta de las uñas por las bolas a Bauti. “Thiagui” dije beboteando, bien putita, “dejás que mami lo cabalgue un poquito a Bauti”?. “Obvio mami” dijo Thiagui siguiendome el jueguito incestuoso. Me incliné de nuevo a su oído y le dije “Que buen amiguito que sos. Te ganaste un premio, para después: hacerle la colita a mami. Querés?”. Se ve que le volé la cabeza, porque sentí que empezabaa acabar. No quise que quedara como un precoz, así que empecé a cabagarlo bien fuerte y a gemir diciendo “dame toda la lechita, dale toda la lechita a mami”.
Bastaba ver su cara tensionada, sus ojos cerrados, para darse cuenta de queme estaba dejando toda la leche adentro. Cuando vi que terminó le acomodé el flequillo transpirado, me levanté, chorreando leche, y me senté arriba de Bauti. “No te da asco la lechita de tu amigo, no?” “No Kiara, cabalgame así toda acabada” me dijo. Me acomodé arriba de él. Unas gotas de semen cayeron sobre su pija y sus piernas.“ Está tibia la leche de Thiago” me dijo riéndose. Me senté sobre él y me metí su pija de una. El pibe estaba debutando con el pito adentro de una conchita en la que su amigo acababa de dejar una buena descarga de semen. Lo empecé a cabalgar suave, dejando que se acomode a la situación.
Thiagui estaba sentado, ultra relajado, pero pronto nos empezó a mirar y se llevó la mano a la pija, que empezaba a reaccionar de nuevo. Empecé a besar en la boca a Bauti, y a pasarle la lengua por la cara, mientras sentía su poronga hundirse en mi conchita. Estaba aguantando bien el pendejo, no parecía estar luchando por no acabar. Miré de nuevo a Thiago, y ya la tenía parada de nuevo y se estaba pajeando. “Thiagui, nos querés ayudar?” le pregunté con mi mejor voz de putita. Obvio que dijo que sí, y le pedí que mientras me cogía al amiguito me diera unos chirlos en la cola. Se bajó dela cama, se paró, me levantó suavemente el desavillé dejando mi colita al descubierto, y empezó a descargar unos chirlos, suaves al comienzo, bastante picantes después.
Yo aumentaba el ritmo sobre la pija de Bauti, que ya se veía un poco más cercano al orgasmo. Le agarré la mano, le chupé el dedo poniendo cara de putita total, y le dije al oído “metémelo en la cola”. Bauti llevó su mano, me corrió una nalga y me metió la puntita del dedo, mientras Thiago me seguía chirleando la otra nalga. El placer fue total, empecé a contraer el culo, apretandole el dedo a Bauti a cada contracción anal. Habré hecho eso quince o veinte veces, perdí la cuenta porque me sentía en el cielo. En un momento le saqué la mano y le pedí a Thiago que me metiera la lengua en la cola. Se abalanzó, me separó las nalgas y metió su lengua de inmediato.
Ahora tenía la verga de uno de los pendejos clavada en la concha, y la lengua del otro metiendose por mi cola. Ahora era yo la que tenía que aguantar para no acabar. “Chupale el culo a mami, chupale el culo a mami” gemía, y Bauti, también gimiendo, decía “chupale el otro, hacela acabar que no aguanto más, la lleno de leche”. Miré por sobre mi hombro y alcancé a ver que la verga de Thiagui ya estaba completamente parada, mientras su lengüita buceaba por todo mi orto. Hasta que de golpe dejé desentirla. Thiago se había incorporado, y con aliento caliente me dijo al oído “levantate”.
Me gustó esa actitud firme y segura, que me diera una orden. Me salí de la pija de su amigo y me paré, dandole la espalda. Lo que hizo me sorprendió aún más: Me bajó la bombacha de un tirón, me pegó un chirlo fuerte en la cola, y me dijo “ahora cogételo a Bauti pero él acostado. Bauti se acostó, estaba precioso desnudo, su pija brillante, mojada por mi concha y por la leche de su amigo. Me subí encima suyo y le hice caso a Thiago. Lo empecé a coger de nuevo, sin ningún esfuerzo, estabamos ultra lubricados. Me moví tres, cuatro veces, y a la quinta sentí que Bauti se ponía atrás mío y me apoyaba la cabeza de la pija justo en el ano. Me incliné, levantando el culito para recibirlo. Sentí como la punta de su pija se posaba en mi cola, y, empujando, empezaba a entrar.
Yo levantaba más el culo, dentro de lo que podía, con la pija de Bauti metida en la concha, para que Thiago se abra camino. La pija de Bauti se me salió, y tuve que hacer una contorsión para volver a metermela sin que se me saliera de la cola la media pija de Thiagui que ya tenía adentro. “Que zarpada lo que hiciste” me dijo Bauti, que notó mi maniobra. Me sentí una estrella porno, y le contesté “te gusta como manejo la conchita, papi?”. El pibe me miró enloquecido. Atrás mío Thiagui empezó a empujar más y me la metió del todo. Ya tenía las dos pijas adentro. Thiagui me empezó a dar con todo, su pija entraba y salía de mi cola, me estaba volviendo loca, ¡quién diría que el pendejito me iba a culear así!. Y Bauti, con su pija de buen tamaño chapoteando en mi concha totalmente mojada.
Empecé a perder el control, a sentir que estaba en las nubes, cerré los ojos, me olvidé del placer de ellos, y me permití concentrarme en mi propio placer de hembra recontra cogida por dos machitos al mismo tiempo. Sus pijas entraban y salían cada vez más rápido, cada vez más mojado, mis gemidos aumentaban, los de ellos también, y en un momento me encontré en medio de un orgasmo imparable. Mi cuerpo temblaba, mientras las dos pijas no paraban de penetrarme. Lancé un gemido todavía más potente, casi un grito, y dije “ay, haceme la colita, Thiago”. Ellos dos apuraron la cogida, Thiagui me daba desde atrás como un poseído, como un perrito que se está cogiendo a una perra en celo, y Bauti me garchaba la concha con movimientos de cadera cada vez más fuertes y rápidos.
Los dos empezaron a acabar, sentí simultaneamente como sus pijas lanzaban su descarga de leche para llenarme por delante y por detrás, resbalando y chorreando para todos lados. Caí rendida sobre Bauti, y Thiagui cayó encima de los dos, sin sacarme la pija de la cola. Lo tenía atrás mío, todavía clavado a mi orto. Yo estaba toda transpiradita y rendida. Después de unos segundos sentí que Thiagui, agarrandose de mi cintura, salía de adentro de mi cola. Junto con su pija salió de mi culo una descarga de semen. Bauti también se salió, y su esperma corrió por mi pierna. Los tres nos quedamos tirados, yo en el medio de ellos, semi inconscientes, bañados en sudor, sus cuerpos pegaditos a los míos. “Descansemos un poco y les doy otra vuelta” dije con lo que me quedaba de fuerza, y me quedé dormida por media hora, desnudita y toda enlechada, entre ellos dos, sintiendome la mejor puta del mundo.
3 comentarios - Niñera de un adolescente (8): Enfiestada
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