viste esa cosa Adela —preguntó Claudia mirándome de reojo mientras nos poniamos los zapatos en la capilla
—La vi— dije recibir recordando esa cosa colgando sobre la cara Pristina de la superiora Clara, —como puede la superiora Clara aguantar eso— pregunté mientras venía a mi mente la cara torcida de la superiora que trataba de no ahogarse con la verga del padre Gustavo
—práctica —añadió Esmeralda acomodándose la falda dejándome ver el contorno de su piel suave enfundada en sus bragas negras.
No hubo más palabras después de eso aunque estábamos excitadas numinguns cometo nada después de todo esa era la promesa así que Corrimos acaloradas al comedor llegando justas para comer un poco ya que fuera de horario estaba obviamente prohibido.
Yo había quedado en shock por lo ocurrido. Hacia poco había conocido a la superiora Clara aún así no me daba la impresión de que hiciera tales cosas y obviamente jamás me imaginé a la superiora Clara quién me había recibido con un gesto duro y sobrio hacer ese tipo de cosas más aún hacerlo llevando parte de su hábito. Aunque debo añadir que me dejó excitada la forma en la que se entregaba tan vulgarmente a ese pedazo de carne, el deseó de verla en más situaciones llenó mi mente de ideas profanas que volaban cómo mariposas buscando su hogar entre mis piernas que había comenzado a apretar cuando…
—Hey — señaló Claudia hacia la puerta despertándome del sueño que había causado mi imaginación febril.
Y allí, de pie en la puerta del comedor, en su hábito negro con ese velo caído algo desordenado y ajustándose el borde de las mangas de su blusa blanca, estaba la superiora Clara.
Ella se acercó poco a poco a nuestra mesa, sentí como mis manos temblaban cuando pasó detrás de mí y el olor a sudor aún se desprendía levemente de su piel.
Sentí un vacío en el pecho que empezó a disiparse cuando ella se alejó caminando detrás de mí, mientras Claudia y Esmeralda la miraban de reojo
—Tranquila ya se fue— suspiró Claudia mientras Esmeralda asentía con la mirada.
Quizá fuera mi imaginación pero sentí que la superiora no nos quitaba la mirada de encima.
Después de la cena las tres nos fuimos a nuestra habitación. La noche apenas comenzaba.
—Y que tal Adela ¿te gusta el lugar?—preguntó Esmeralda sentada en bragas en el el borde de su cama
—Es interesante dije yo quitándome los zapatos que hacía mella en mis talones desde que salimos corriendo del confesionario..
—Se ve que te gustó no finjas— río Claudia cambiándose detrás de nosotras
—Aunque sigo sin creer lo que vimos— añadí sorprendida
—Bueno eso aquí es algo común aquí —dijo Claudia caminado hacia nosotras también en bragas me sentí entonces algo incómoda siendo la única con ropa.
—Si hay muchas cosas divertidas aquí solo tienes que saber dónde están— río Esmeralda.
Entonces me di cuenta que Claudia rodeaba la cadera de Esmeralda y antes de que pudiera decir cualquier cosa vi como ellas dos se besaban.
—Podemos enseñarte si quieres— dijo Claudia separándose de los labios de Esmeralda con un gesto suave que me invitaba a unirme.
—Ustedes dos son…— titubee tontamente.
— Venga, no me digas que no te dejo con ganas el espectáculo— preguntó Claudia magreando los pechos de Esmeralda que bailaban entre sus dedos a través de la tela de su brasier
—Pues …sí pero…— trate de replicar
—Ven vamos deja que nosotras te enseñamos no creo que te vaya a disgustar — prometió Esmeralda cortando mi voz con sus suaves palabras,
Me senté en medio de las dos flaqueando ante las promesas de placer que los labios carnosos de Claudia proferían a cada instante, mientras manoseaba mis pechos apretando sobre la tela mis pezones rosados.
Esmeralda por su parte estaba centrada en mis muslos, jugando con la parte Suave y tibia que cubre el interior de mis piernas mientras se acercaba peligrosamente a mi sexo.
Claudia me beso el cuello de improviso haciendo que mi cabeza cediera a sus labios acariciándome sobre el hombro de esmeralda quien besó mis oídos.
—Que tal Adela te gusta— preguntó Esmeralda sonriendo mientras metía poco a poco su mano debajo de mi falda y sus dedos surcaban las costuras de mis bragas
—Se siente muy rico—dije soltando en esas palabras todo lo el deseó que había reprimido por años junto con mi pesado aliento.
—Se nota estás muy mojada aquí abajo —Añadió Esmeralda palpando mis labios con las llemas de sus dedos detonando un delicioso escalofrío que subió pegajoso por mi espina hasta erizar los vellos de mi nuca
Entonces Claudia atacó mi armadura, botón a botón me quitó la blusa, luego el brasier y así con un movimiento de sus manos suaves y pequeñas mis pechos cayeron de la tela y colgaron como frutas maduras ante la mirada de Esmeralda, quien no perdió oportunidad y se pegó a mis tetas como una Cría hambrienta.
—Dios con cuidado— Suspiré envuelta en un placer insondable. Mientras los labios de esmeralda apretaban mis pezones con chasquidos casi animales de succión, provocando pequeños espasmos en mi cadera, a pesar del frenesí de sus labios, sus dedos aun hurgaba bajo mi falda.
Claudia tomo mi cabeza y me giró suavemente hacia ella, sus ojos bailaban con deseó cuando cuando lo dije.
—me gustas — dije al ver sus labios abrirse para chupar los míos.
—lo sé— respondió presuntuoso y excitante para luego chuparme los labios tan deliciosamente que me obligó a cerrar las piernas por un instante
Nuestras lenguas chocaron y se fusionaron en una serpiente de dos cabezas que bailaba y retorcía en mi boca boca alimentando el fuego de mi vientre con su aliento.
Luego vino la locura, estaba tan enfrascada En el beso con Claudia que no me di cuenta cuando esmeralda había caído entre mis muslos y su nariz olfateaba mis bragas como una perrita buscando aliento, también besaba mis piernas y moviendo mis bragas con su nariz y humedeciendo con su aliento mis bragas.
—Levántate un poquito Adela —suspiro esmeralda— dandome un mordisco chupetón en el bajo vientre, yo obedecí cegada de placer, no quería detenerme, ella rápidamente estiró mis bragas por mis muslos hasta mis tobillos y separó mis piernas con una habilidad insólita, luego como una asesina maestra clavó su lengua entre mis labios apretando los suyos contra mi piel haciendo el tacto de su lengua más y más palpable entonces una palabra vino a mi mente y la repetí casi jadeando inconsciente.
—Práctica —
—Bastante— rieron ambas mirando como la lengua habilidosa de Esmeralda hacía que me retorciera
—Esme…. Suspiré pero la lengua de Claudia busco de nuevo mi boca, a la par que Sus manos acariciaban mis tetas cortando de raíz cualquier pensamiento
Dos lenguas lamían mis labios y aunque solo pude saborear una, ambas eran a su modo deliciosas
De nuevo Claudia beso mi cuello, luego mi pecho, después mi boca haciendo que mis piernas temblarán, pero está vez fui consciente del peso de esmeralda entre mis muslos y del roce de su cabello entre mis muslos, que despertó un placer lujurioso más intenso aún en mi vientre mientras acariciaba su cabello entre mis dedos
Con las piernas abiertas y los labios ocupados no duré mucho ante el ataque doble de mis amigas, que acabó con cualquier resistencia de mi parte y me vine tan ruidosamente que temí que alguien lo notará, pero no fue así.
Solo me desplome sobre la cama de esmeralda rota y satisfecha con la falda hecha un rollo sobre mi cadera y las bragas en los tobillos jadeando con el vientre perlado en sudor mientras ambas me besaban los pechos.
—La vi— dije recibir recordando esa cosa colgando sobre la cara Pristina de la superiora Clara, —como puede la superiora Clara aguantar eso— pregunté mientras venía a mi mente la cara torcida de la superiora que trataba de no ahogarse con la verga del padre Gustavo
—práctica —añadió Esmeralda acomodándose la falda dejándome ver el contorno de su piel suave enfundada en sus bragas negras.
No hubo más palabras después de eso aunque estábamos excitadas numinguns cometo nada después de todo esa era la promesa así que Corrimos acaloradas al comedor llegando justas para comer un poco ya que fuera de horario estaba obviamente prohibido.
Yo había quedado en shock por lo ocurrido. Hacia poco había conocido a la superiora Clara aún así no me daba la impresión de que hiciera tales cosas y obviamente jamás me imaginé a la superiora Clara quién me había recibido con un gesto duro y sobrio hacer ese tipo de cosas más aún hacerlo llevando parte de su hábito. Aunque debo añadir que me dejó excitada la forma en la que se entregaba tan vulgarmente a ese pedazo de carne, el deseó de verla en más situaciones llenó mi mente de ideas profanas que volaban cómo mariposas buscando su hogar entre mis piernas que había comenzado a apretar cuando…
—Hey — señaló Claudia hacia la puerta despertándome del sueño que había causado mi imaginación febril.
Y allí, de pie en la puerta del comedor, en su hábito negro con ese velo caído algo desordenado y ajustándose el borde de las mangas de su blusa blanca, estaba la superiora Clara.
Ella se acercó poco a poco a nuestra mesa, sentí como mis manos temblaban cuando pasó detrás de mí y el olor a sudor aún se desprendía levemente de su piel.
Sentí un vacío en el pecho que empezó a disiparse cuando ella se alejó caminando detrás de mí, mientras Claudia y Esmeralda la miraban de reojo
—Tranquila ya se fue— suspiró Claudia mientras Esmeralda asentía con la mirada.
Quizá fuera mi imaginación pero sentí que la superiora no nos quitaba la mirada de encima.
Después de la cena las tres nos fuimos a nuestra habitación. La noche apenas comenzaba.
—Y que tal Adela ¿te gusta el lugar?—preguntó Esmeralda sentada en bragas en el el borde de su cama
—Es interesante dije yo quitándome los zapatos que hacía mella en mis talones desde que salimos corriendo del confesionario..
—Se ve que te gustó no finjas— río Claudia cambiándose detrás de nosotras
—Aunque sigo sin creer lo que vimos— añadí sorprendida
—Bueno eso aquí es algo común aquí —dijo Claudia caminado hacia nosotras también en bragas me sentí entonces algo incómoda siendo la única con ropa.
—Si hay muchas cosas divertidas aquí solo tienes que saber dónde están— río Esmeralda.
Entonces me di cuenta que Claudia rodeaba la cadera de Esmeralda y antes de que pudiera decir cualquier cosa vi como ellas dos se besaban.
—Podemos enseñarte si quieres— dijo Claudia separándose de los labios de Esmeralda con un gesto suave que me invitaba a unirme.
—Ustedes dos son…— titubee tontamente.
— Venga, no me digas que no te dejo con ganas el espectáculo— preguntó Claudia magreando los pechos de Esmeralda que bailaban entre sus dedos a través de la tela de su brasier
—Pues …sí pero…— trate de replicar
—Ven vamos deja que nosotras te enseñamos no creo que te vaya a disgustar — prometió Esmeralda cortando mi voz con sus suaves palabras,
Me senté en medio de las dos flaqueando ante las promesas de placer que los labios carnosos de Claudia proferían a cada instante, mientras manoseaba mis pechos apretando sobre la tela mis pezones rosados.
Esmeralda por su parte estaba centrada en mis muslos, jugando con la parte Suave y tibia que cubre el interior de mis piernas mientras se acercaba peligrosamente a mi sexo.
Claudia me beso el cuello de improviso haciendo que mi cabeza cediera a sus labios acariciándome sobre el hombro de esmeralda quien besó mis oídos.
—Que tal Adela te gusta— preguntó Esmeralda sonriendo mientras metía poco a poco su mano debajo de mi falda y sus dedos surcaban las costuras de mis bragas
—Se siente muy rico—dije soltando en esas palabras todo lo el deseó que había reprimido por años junto con mi pesado aliento.
—Se nota estás muy mojada aquí abajo —Añadió Esmeralda palpando mis labios con las llemas de sus dedos detonando un delicioso escalofrío que subió pegajoso por mi espina hasta erizar los vellos de mi nuca
Entonces Claudia atacó mi armadura, botón a botón me quitó la blusa, luego el brasier y así con un movimiento de sus manos suaves y pequeñas mis pechos cayeron de la tela y colgaron como frutas maduras ante la mirada de Esmeralda, quien no perdió oportunidad y se pegó a mis tetas como una Cría hambrienta.
—Dios con cuidado— Suspiré envuelta en un placer insondable. Mientras los labios de esmeralda apretaban mis pezones con chasquidos casi animales de succión, provocando pequeños espasmos en mi cadera, a pesar del frenesí de sus labios, sus dedos aun hurgaba bajo mi falda.
Claudia tomo mi cabeza y me giró suavemente hacia ella, sus ojos bailaban con deseó cuando cuando lo dije.
—me gustas — dije al ver sus labios abrirse para chupar los míos.
—lo sé— respondió presuntuoso y excitante para luego chuparme los labios tan deliciosamente que me obligó a cerrar las piernas por un instante
Nuestras lenguas chocaron y se fusionaron en una serpiente de dos cabezas que bailaba y retorcía en mi boca boca alimentando el fuego de mi vientre con su aliento.
Luego vino la locura, estaba tan enfrascada En el beso con Claudia que no me di cuenta cuando esmeralda había caído entre mis muslos y su nariz olfateaba mis bragas como una perrita buscando aliento, también besaba mis piernas y moviendo mis bragas con su nariz y humedeciendo con su aliento mis bragas.
—Levántate un poquito Adela —suspiro esmeralda— dandome un mordisco chupetón en el bajo vientre, yo obedecí cegada de placer, no quería detenerme, ella rápidamente estiró mis bragas por mis muslos hasta mis tobillos y separó mis piernas con una habilidad insólita, luego como una asesina maestra clavó su lengua entre mis labios apretando los suyos contra mi piel haciendo el tacto de su lengua más y más palpable entonces una palabra vino a mi mente y la repetí casi jadeando inconsciente.
—Práctica —
—Bastante— rieron ambas mirando como la lengua habilidosa de Esmeralda hacía que me retorciera
—Esme…. Suspiré pero la lengua de Claudia busco de nuevo mi boca, a la par que Sus manos acariciaban mis tetas cortando de raíz cualquier pensamiento
Dos lenguas lamían mis labios y aunque solo pude saborear una, ambas eran a su modo deliciosas
De nuevo Claudia beso mi cuello, luego mi pecho, después mi boca haciendo que mis piernas temblarán, pero está vez fui consciente del peso de esmeralda entre mis muslos y del roce de su cabello entre mis muslos, que despertó un placer lujurioso más intenso aún en mi vientre mientras acariciaba su cabello entre mis dedos
Con las piernas abiertas y los labios ocupados no duré mucho ante el ataque doble de mis amigas, que acabó con cualquier resistencia de mi parte y me vine tan ruidosamente que temí que alguien lo notará, pero no fue así.
Solo me desplome sobre la cama de esmeralda rota y satisfecha con la falda hecha un rollo sobre mi cadera y las bragas en los tobillos jadeando con el vientre perlado en sudor mientras ambas me besaban los pechos.
0 comentarios - El sabor del claustro parte 3