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Sra Claus

Sra Claus
Como cada Nochebuena, las ciudades estaban completamente decoradas e iluminadas, tiendas llenas de ciudadanos que compraban sus regalos de última hora y tráficos embotellados que podrían hacer que cualquiera desistiera de pasar las vacaciones con su familia, o con amigos. Pero, para el héroe Hawks, eso no era impedimento para encontrar su gorrioncito, que en este caso era Ochaco, su novia.

Él estaba involucrado con la mujer de pelo castaño hace poco más de tres años, ellos se acercaron cuando salieron juntos en una misión y el rubio no resistió a los encantos de la famosa Uravity. Keigo nunca fue el tipo que se aferraba al prójimo, pero cuando menos se dio cuenta, él ya estaba enamorado del modo rudo y al mismo tiempo dulce de la chica. Ella siempre lo trataba con cariño, respeto, arrancándole risas sinceras y haciéndole sentir normal, sin tener aquel peso de toda la responsabilidad que cargaba por culpa del trabajo.

Uraraka conseguía hacerle olvidar los problemas, de la vida falsa que llevaba frente a los medios y sobretodo de la soledad que lo rodeó desde la infancia. Ella ciertamente era la única persona que lo conoció profundamente, teniendo acceso a todas sus facetas y emociones, él sabía que podía bajar la guardia a su lado.

Y ahora, sobrevolando la ciudad nocturna de Musutafu, Hawks corria contra el tiempo para regresar a su casa lo antes posible. Faltaba muy poco, él ya conseguía sentir la brisa fría de aquella región chocar contra el rostro y revolear sus hilos dorados. Batió más fuerte las grandes alas rojas y sonrió al ver la colina donde estaba posicionada su residencia.

Takami estaba ansioso, él había recibido antes algunos mensajes de su compañera, donde varias insinuaciones maliciosas y atrevidas tomaron cuenta del chat. Solo que cuando su novia le envió una foto suya, vestida con una lencería de Señora Claus, el chico comprendió adónde ella quería llegar. Eso fue un puto gatillo instantáneo para el héroe, que hizo todo lo posible para adelantar el trabajo y seguir rápidamente hacia su destino.

El rubio estaba lejos de casa aproximadamente tres semanas; el gobierno lo había asignado para una misión de espionaje fuera de la ciudad. Entonces, la nostalgia lo consumía por completo, dejándolo desesperado y eufórico para encontrarla. Pequeños copos de nieve comenzaban a caer, haciéndolo acelerar el vuelo hacia la dueña de sus pensamientos. El recuerdo de su olor y besos adictivos, arrancaban suspiros del mayor en todo momento.

Aterrizó en el balcón del segundo piso y observó por los cristales que todas las luces estaban apagadas, excepto los adornos navideños, que permanecían encendidos. Con eso, él entró por allí mismo y colocó la bolsa llena de regalos que traía encima de un sillón, retirando luego enseguida algunas piezas de ropa; su abrigo y zapatos fueron puestos al lado.

Comenzó a hurgar los cómodos con curiosidad, al final, su mujer tenía que estar allí; ella vivía consigo. La residencia era enorme, con tres plantas, área de ocio, jardines que recorrían toda la hectárea y el mejor sistema de seguridad disponible por el gobierno. Todo había sido diseñado especialmente para su individualidad y privacidad.

Por lo tanto, vivir en un área aislada era perfecto y, afortunadamente, Ochaco había se adaptado muy bien al cambio.

Hawks suspiró triste, imaginando que la heroína había dormido por la demora que tuvo al llegar. Y también estaba decepcionado consigo mismo, visto que esa era la primera Navidad de los dos solos, pues los Señores Uraraka's viajarían ese año a solas y por eso ellos no celebrarían juntos como siempre lo hacen. Entonces, el rubio quería que fuera una ocasión especial entre ambos, principalmente porque sabía que su novia planeaba algo atrevido para que ellos disfrutaran antes de la cena.

Y, tal vez, él tenga subestimado la emoción de Uravity para ese momento, porque cuando Keigo llegó al pasillo que llevaba a sus habitaciones, encontró una fila de peluches y brindis con temáticas navideña que iban al dormitorio de la pareja. ¡Ella todavía estaba despierta!. Sonrió con entusiasmo, cogiendo los objetos y dirigiéndose hacia la habitación mientras conseguía escuchar una canción sonando desde el interior del ambiente.
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Ochaco siempre tenía un nuevo juego para condimentar la relación y en cada fecha conmemorativa, ella encontraba una manera de sorprenderlo. Quién diría que esa mujer de carita inocente, fuera tan pervertida como él. Y solo de recordar que ella lo estaba esperando con aquella ropita de la foto, su miembro saltaba excitado.

Paró frente a la puerta y, antes de entrar al lugar, Takami colocó en su cabeza el gorrito que había cogido durante la caminata y luego incorporó el personaje:

_Ho, Ho, Ho...! El buen viejito acaba de llegar, mi cielo!_habló animado, mientras invadía el cuarto._Dónde está la Santa Claus más bella del universo?!

_Keigo!_Uraraka gritó, saliendo de la cama y corriendo hacia el hombre, que soltó los regalos para sostenerla cuando ella saltó en su regazo._Pensé que te habías olvidado de mí. Tardaste tanto..._lloramingó, haciendo una expresión tierna.

._Eso sería imposible, mi gorrioncito...la besó cariñosamente, aún sosteniéndola en sus brazos._Llenas cada espacio de mi conciencia._confesó, acariciando su rostro.

_Cómo fue la misión? Se comportó? ella estrechó los ojos.

El chico rió.

_Fue un éxito. Y por supuesto que me comporté, sabes que solo tengo ojos para mi Diosa._depositó varios besos por su cuello, escuchándola mascullar; Ochaco nunca admitiría en voz alta que siente mucho celos de sus fans lunáticas. Pero, ¿y tú?. Fue una buena chica mientras yo estaba fuera? _preguntó, cambiando de tema y el tono de voz. Su objetivo esta noche no era hablar de trabajo, sino demonstrar cuánto la extrañaba.

La heroína sintió toda su piel temblar con aquel timbre rouco usado por el novio. Hawks era atractivo por naturaleza, y a ella le encantaba la forma en que él la hacía sentir como una tremenda chica sexy. Uraraka apretó sus hombros y se mordió los labios, ansiosa por ser dominada.

._ Yo... creo que no..._dijo, escondiendo la sonrisa traviesa._Me comporté muy mal._susurró, acercándose a su oreja y mordiéndola.

Él suspiró, complacido.

_Ah, pero yo pensé que mi Santa Claus me daría un regalo. ¿Y ahora tendré que castigarte?_preguntó, mirándola, y recibió un asentimiento positivo como respuesta._Y ¿qué debería yo hacer contigo?_apretó su culo, mientras caminaba hacia la enorme cama y la sentaba sobre ésta.

_Lo que quieras... _murmuró, mordiendo el dedo índice y haciendo una carita mañosa._Ese es tu regalo.

Keigo cerró la mandíbula cuando su pene creó vida propia con esa provocación, su chica sabía exactamente qué hacer para volverlo loco.

_Lo que yo quiera? Huun, muy tentador... sonrió ladino, comenzando a desabrochar el cinturón._Qué tipo de castigo mi gorrioncito desea? Dejaré que elijas.

_Hhmm..._ella pensó por un segundo y enseguida se alejó, quedándose de cuatro sobre el colchón._Quiero ganar unas bofetadas aquí..._balanceó su trasero en el aire, pasando la mano por las finísimas tiras de sus bragas de manera ousada.

Uraraka algún día lo mataría, él pensó, mientras babeaba sobre su figura caliente. ¡Esa lencería roja tan pequeña y delicada no tapaba absolutamente nada! Las manos cubiertas por guantes y sus piernas escondidas bajo los calcetines, daban aún más encanto a sus curvas perfectas...

_¡Maldita sea, chica! Así se mata al buen viejito!_el rubio exclamó al ver el paño de aquella minúscula cosita ya mojada. Avanzó sobre su cuerpo, mordiendo sus glúteos.

_Anw... ¡Keigoo, no muerde con fuerza!_ella reclamó, llorando. Y el mayor solo rió de su queja.

Al héroe le encantaba morder ese culo, dejándolo todo marcado y rojo con sus tapas, pero a veces terminaba exagerando y Uraraka se quejaba durante días con aquello, principalmente cuando usaba bikini.



.......


Sabes que no resisto... _gruñó, golpeando su retaguardia y haciéndola chillar. Él distribuyó besos por el local y fue subiendo en dirección a la columna, alcanzando su nuca._Estoy con nostalgia de ti, no nos vemos hace días. _jaló su cuerpo hasta que ella se sentara sobre sus pantorrillas, apoyándola contra su pectoral. Acarició su vientre y siguió hacia los senos, apretándolos por encima del sostén. Sabes cuánto te extrañé?_ladeó su cabeza, mirándola profundamente.

Muéstrame cuánto me extrañaste, amorcito... _susurró, ebria por esa mirada chispeante.

Hawks sonrió abiertamente antes de capturar los labios de la menor con voluptuosidad y pasión. Sus manos, grandes y firmes, giraron su cuerpo delgado, encajándola en su regazo e intensificando el beso. Agarró los cabellos castaños con firmeza, mientras sus lenguas trabajaban en sintonía perfecta. Bajó los toques por el cuello delicado, dejando rastros de su nostalgia por la tez clara y perfumada.

_Ah, Keigo...gimió mañosa al sentirlo morder su busto.

Ochaco sostenía con ahínco los cabellos dorados y suaves, quedando incómoda por él estar todavía vestido. Comenzó a abrir los laterales de la blusa especial que llevaba el chico, ansiosa para ver el tronco definido totalmente expuesto. El hombre también se impacientó con el tejido que impedía su trayecto y acabó rasgando la ropa con solo un tirón, provocando una carcajada excitada en la novia.

_ Me encanta cuando te pones tan bruto..._ella confesó, intentando clavar las uñas tapadas por los guantes en sus hombros.

Él gruñó.

_ Yo sé que te gusta, pervertida._sonrió, besando y mordiendo el inicio de sus pechos.

Volvió a acostarla en el colchón, mientras sus manos recorrían y delineaban las líneas esculturales de su cuerpo. El rubio se alejó para admirar la imagen de la heroína y aprovechó para sacar el resto de sus ropas lentamente. Uraraka observaba al novio desnudarse, el cual la seducía con su mirada aguda y con los movimientos meticulosamente calculados para provocarla

Ah, Keigo era como un Dios mitológico, sus alas tan grandes e imponentes la dejaban hipnotizada.

La mujer no pudo soportar solo en mirar y gateó hasta Hawks, acercándose lo suficiente como para palpar su erección sobre sus calzoncillos; él gimió, tirando la cabeza hacia atrás. Aprovechando su distracción, ella tiró de la tela hacia abajo y reveló el miembro pulsante, sujetándolo firmemente con su pequeña palma. Ejecutó movimientos de vaivén, viendo cómo Keigo expresaba placer en sus facciones armoniosas.

Levantando el cuerpo hacia el rubio, la castaña usó su mano libre para sostener la nuca de él y unir sus labios otra vez. Ochaco lo dominaba de la manera que a ella le gustaba, provocando hasta que lo sacaba de quicio.

_ Está gustando, cariño?_preguntó, aún masajeando de forma lenta su hombría.

Gorrioncito... No me provoques así...

Si no, qué...?_desafió, mordiendo y estirando su labio inferior.

Ochaco estaba imposible hoy, él concluyó, así que ella comenzó a distribuir besos por su tronco, siguiendo hasta el vientre y lamiendo la cabecita de su pene. Hawks se estremeció, atragantándose con un gemido. El glande sensible fue acariciado circularmente con su lengua, sintiendo la extensión ser tragada enseguida.

Mierda! Te voy a joder hasta que no puedas caminar!_la tomó de nuevo en su regazo y la puso en la cama, tomando sus labios de manera voraz.

Ella sintió una de las manos de Keigo serpentear por su tez y agarrar el seno, apretándolo de modo preciso, dejándola sedienta por más toques. Él mordió el volumen sobresaliente en el escote de su sostén, hundiendo la cara contra la región para aspirar su aroma dulce. Sacó el tejido bonito que cubría su piel y llevó la boca hacia el puntito intumescido, lamiendo el pezón de forma lenta para torturarla.

.......


_A-ah, Keigo..._gemía mañosa con las provocaciones del más viejo. El héroe tragó su pecho, chupando con cierta intensidad la carne rosada y le arrancando gemidos más altos. Uraraka tiró el cuerpo del hombre, trayendo su cara para arriba._Me folla rico, amor..._pidió, mirándolo como un cachorrito carente.

Sí, mi gorrioncito, toda la noche si así lo deseas..._dijo, y la besó de nuevo._Pero antes quiero saborear su placer, llevo días anhelando este momento.

El rubio se agachó hasta el vientre de la castaña, que aún estaba cubierto, y pasó su nariz por el monte de venus, haciéndola estremecer con aquel contacto superficial. Takami lamió por encima de la ropa interior, sintiendo la humedad transpirar y, como no quería quitarse los calcetines, solo rasgó sus bragas. Su boca se hundió contra el coño, absorbiendo la lubricación ya bien presente en la vulva abierta.

Uravity gimió y bajó la mirada para observarlo escondido entre sus piernas torneadas, logrando sentir esa lengua deslizarse entre sus labios mayores. Él invadía su carne contraída, barriendo el interior con aquel músculo grande que tocaba cada punto, lo que provocaba espasmos involuntarios en su cuerpo.

Hawks dirigió su atención al clítoris hinchado, lamiéndolo de forma giratoria y chupándolo mientras penetraba dos dedos en la cavidad apretada. Ella agarró los cabellos del novio y curvó su espalda cuando el vientre pesó. Los dígitos fueron apretados y él los movió, estocando veloz por las paredes internas.

_Ven para mí, nena._él ordenó, viendo a Ochaco tirar la cabeza hacia atrás y gemir su nombre, derramándose. El rubio no despegó la boca de su núcleo, succionando la esencia adictiva.

K-Keigo... Maldición...

.Después de lamer y chupar todo el placer femenino, Takami se puso de rodillas y la miró desde arriba, completamente entregada a él. Sosteniendo el propio miembro, el muchacho hizo señal para que ella se diera vuelta y la castaña pronto entendió; se posicionó boca abajo, apilando bien su trasero y pegando el rostro contra el colchón. Usando las dos manos, ella sostuvo y abrió sus nalgas, mostrándose totalmente para el mayor.

_Oh, mi cielo... gruñó al ver aquelle coñito mojado y rojo expuesto para sí.

_Ven, mi Papá Noel, fóllate a tu niñita..._pidió, mirándolo de reojo y le dando una sonrisa perversa.

Uraraka sintió una bofetada estalada golpear su trasero, chillando anciosa cuando la polla rozó su grieta. El héroe empujó lentamente el miembro hacia adentro, viéndolo ser tragado por la cavidad estrecha que se ensanchaba poco a poco. Soltó la respiración cuando experimentó su miembro totalmente introducido. Ah, él amaba esa sensación caliente y húmeda.

......

Vagarosamente, él inició los movimientos, centrado en mirar las diferentes expresiones que la mujer esbozaba; a veces ella mordía los labios o fruncía el ceño, tratando de controlar sus gemidos melodiosos. Las embestidas se hicieron más fuertes y rápidas, estocando el coño sin parar. El hombre llevó el dedo índice y acarició su otra entrada, sintiéndola contraerse y apretar su polla deliciosamente, haciéndole golpear más fuerte ese culo enorme.

_Maldita sea..._gruñó, dando más tapas y sosteniendo firmemente en la carne blanda. Entonces él metió por completo el dedo en su ano.

_Anw! Joder...!_la chica gritó entrecortado, agarrando las sábanas fuertemente.

Él sostuvo su cabello castaño en una cola de caballo improvisada, tirando y dando una embestida bruta, sin dejar de mover su dedo índice contra el agujero y follarlo con más velocidad.

Uff!... puta que parió... el muchacho estaba alucinado, asegurándose de no venir antes que ella. Aumentó la intensidad de los golpes y, decidiendo cambiar de posición para apreciar los bellos orbes avellanas, él salió de adentro, volviéndola y pincelando su polla en la entrada melada. ¿Puedo cogerte su culo, hermosa...?

_Keigo... tú sabes que soy toda tuya..._dijo, alisando el cuerpo del rubio.

Hawks sintió su falo latiendo con aquella declaración. Él entonces abrazó el pequeño cuerpo y besó su delicado cuello, guiando la extensión hacia el agujerito.

_ Me estás acostumbrando muy mal, cielo...rió, besando su rostro y labios. Él frotó el lugar con la punta manchada de lubricación, dejándolo mojadito para recibirlo de forma cómoda y enseguida comenzó la invasión. Entró poco a poco, sintiendo el pene abrir la entrada para acomodarlo y llevó sus dedos hasta el clítoris, estimulándolo._Está bien, cariñó?_preguntó, masajeando el botoncito con más dureza.

_Uhum..._respondió, mañosa. Ella se meneó en dirección al pene, autorizándolo a continuar.

El héroe usó un poco de su saliva y lubricó más el ano para terminar de meter el miembro. Uraraka gimió alto al recibir todo el resto de la longitud, llenándola placenteramente. Ella soltó una respiración pesada, apoyando su cabeza en el hombro del compañero.

Takami casi se corrió cuando el apretón de ese pequeño espacio lo atrapó, haciéndolo abrazar a la menor firmemente y comenzar a moverse con dificultad. Sus cuerpos se erizaron con la unión. Él entonces sujetó sus caderas anchas para tener más apoyo y aumentó la velocidad, penetrando continuamente.

La castaña estaba poseída por aquella sensación embriagadora, su mirada no se enfocaba en otra cosa que no fuera la imagen del novio sobre sí; las alas enormes e llamativas permanecían abiertas, dándole una visión increíble. Y ella también quería darle una imagen excitante. Cambió de posición, sentándose encima de él y encajando nuevamente el miembro en su entrada trasera.


........


Ochaco saltaba fervorosa, cabalgando y mirando bien profundo en aquellas iris de rapiña del chico, transmitiendo toda su sensualidad. Takami se retorcía tan alucinado por esa magnífica figura de su mujer, que se correría solo con verla. Él sostenía agresivamente las sábanas con una mano mientras la otra se mantenía hundida en la carne de su culo.

_ Inclina el cuerpo hacia atrás, nena...

Ella ejecutó el comando, lo que hizo su coño quedarse más expuesto y abierto al hombre. Justo lo que él quería. Penetró dos dedos ahí dentro, entrando y saliendo por la hendidura húmeda, siguiendo los movimientos de la cogida. Estaba a punto de terminar, no podía soportarlo más.

_Joder, Keigo! Ahh..._Ochaco se corrió fuerte, no pudiendo los estímulos intensos.

El rubio también no aguantó más y eyaculó, vertiendo su chorro caliente en su interior.

Sí, sí...! Oh, mi chica sexy del carajo! él maldecía, temblando enteramente; varias de sus plumas soltaron sobre la cama, erizadas.

Miró a su novia y ella sonreía satisfecha. Keigo la tiró hacia abajo, besando su boca de manera voraz, mientras salía delicadamente del interior de ella y la acostaba a su lado, sosteniendo con fuerza el pequeño cuerpo que moldeaba perfectamente al suyo. Quedaron en esa posición recuperando la respiración, intercambiando besos y caricias.

Y en medio del silencio, los ruidos de fuegos artificiales fueron oídos por la pareja. El muchacho miró el reloj digital, donde marcaba la medianoche.

Vamos a ver los fuegos!_Ochaco sonrió, animada. Salió de la cama, cogiendo y vistiendo su bata de seda.

La mujer fue al balcón de la habitación y se apoyó contra el barandal, observando con los ojitos brillantes hacia el cielo nublado, que estaba totalmente iluminado por los fuegos coloridos. Hawks llegó pocos minutos después, abrazándola por detrás mientras también admiraba las luces de un punto bien privilegiado.

_Mejor entremos, gorrioncito..._besó su cuello._Hace mucho frío aquí fuera. Y tengo hambre._rió.

_ Sí! La cena ya está lista allá en la cocina. Solo tenemos que poner la mesa._comenzó a caminar hacia adentro._¡Y después podemos abrir los regalos!_saltó aún más animada.

Él sonrió, contagiado con la alegría ajena.

_Tsk, pero yo quería el postre antes de los regalos._comentó.

_ Claro que tendremos postre-..._ella cortó la charla, dirigiendo una mirada desconfiada para el héroe. Esa sonrisa socarrona fue suficiente para saber que él estaba hablando de otro postre._Keigo, acabamos de tener sexo!_se quejó, risueña.

_Y qué?_sonrió y la sostuvo por las piernas, arrojándola sobre sus hombros como un saco de papas._Nunca es demasiado saborear a mi Señora Claus... le dió una nalgada.

_ Bueno... si has traído mi mochi favorito, tal vez podamos saltarnos los regalos..._Uraraka dijo disimulada, mirándolo por encima del hombro.

Hawks soltó aquella risa baja y grave que ella tanto disfrutaba, y fue entonces cuando Ochaco pronto sacó que, realmente, los regalos quedarían en segundo plano...

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