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Buen chico

Buen chico
Otro árbol más era derribado por su furia, siendo tumbado después de pasar minutos lo arañando y golpeando. El tronco descascarillado y con profundas perforaciones, mostraba lo agitado que permanecía. Estaba jadeando, eufórico, su cuerpo temblaba clamando por una cosita específica...

Sin embargo, él no cedería a sus deseos.

¡No de nuevo!

Cayó sobre el césped húmedo debido a la llovizna nocturna, manteniendo su mirada rubí fija en la inmensa oscuridad que residía en el cielo, los pequeños puntos brillantes llamados estrellas dominaban todo aquel hermoso espacio junto con la luna llena. Oh sí, hoy era noche de luna llena, pero no cualquier luna o día, específicamente hoy era una de las fechas que el joven lobo más odiaba; el Halloween

Pero su odio genuino no estaba dirigido a las fiestas que ocurrían en el pueblo cerca del bosque, ni con los mocosos desobedientes que se metían en problemas y eran ayudados furtivamente por él, o con los malditos intrusos que armaban trampas para capturar alguna criatura viviente allí. Y aunque todo eso le molestaba, había algo que superaba toda estas mierdas.

Brujas.

Bakugou definitivamente comenzó a repudiar brujas cuando conoció a una en particular, jamás se metió con ellas y nunca necesitó buscarlas para conseguir ayuda, tampoco temerlas. Criaturas que dominan la magia son muy demandadas en esas tierras, incluso algunos humanos idiotas se arriesgan a intentar hallarlas para obtener algo de su poder y sabiduría.

Nadie jamás se atrevió a desafiarlas o atacarlas, era como estar en la cima de la cadena alimentaria, totalmente intocables y poderosas. Era difícil encontrar a una de esas mujeres peculiares andando por ahí, ellas cuidaban demasiado de sus seguridades y casi no paraban quietas en un solo lugar, estaban siempre moviéndose.

Todavía, el hombre lobo Katsuki tuvo la mala suerte de toparse con una de esas criaturas hace seis años. Él solo estaba cazando como de costumbre, siguiendo a toda prisa a una gacela que había estado vigilando durante horas, pero desafortunadamente el animal habría conseguido correr antes de poder atacarla.

Pasó un buen tiempo persiguiéndola, cruzando rápidamente los arbustos con mucha agilidad, faltaba poco para alcanzarla y cuando estaba a punto de dar el bote, algo pesado lo golpeó. Su cuerpo lupino fue directo al suelo, los ojos agudos parpadeaban desorientados mientras visualizaba a su presa huir tranquilamente unos metros más adelante.

Eso lo enfureció, su almuerzo se había ido, dejándolo con un estómago vacío y... una chica?. Bakugou miró hacia la pequeña de pelo corto castaño y cara rendonda, que lo encaraba con una expresión molesta. A juzgar por su vestimenta y su apariencia simple, pensó que se trataba de una campesina tonta.

.Entonces comenzó a gruñir y mostrar sus grandes colmillos en un intento de asustarla, erizando sus pelos para parecer mayor, pero la desconocida ni siquiera se inmutó. Por el contrario, su cara bonita se contrajo en diversión y de su linda boquita fue pronunciado uno: "por favor, lobo, no asustas ni a un niño". Katsuki recuerda de haber quedado sorprendido y luego ofendido por aquella osadía.

"¿Quién esa cara redonda pensaba que era para enfrentarlo así?"

Él pensó, rechinando los dientes con mucha irritación.

Pero tal fue su sorpresa cuando la joven volvió a hablar, respondiendo a su pensamiento con libertinaje. Bueno, eso estaba empezando a intrigar al rubio, haciéndole preguntar quién era ella. Y así como antes, la mujer nuevamente lo contestó, diciendo ser una bruja.

En eso, ella generó una especie de luz rosada de las manos y cambió sus vestimentas delante del lobo en un instante, adoptando un aspecto más propicio con su origen. Bakugou admitió haber quedado impresionado, y por un momento, él quedó deslumbrado con la belleza seductora que emanaba de la menor.

Sin embargo, todo el encanto murió cuando el híbrido volvió a recordar que por su culpa, ¡había perdido la comida!. Él le preguntó telepáticamente por qué ella interrumpió su cacería, y la chica dijo que ese animal estaba protegido por las ninfas locales. El hombre lobo entonces abrió los ojos y miró alrededor, dándose cuenta solo ahora que estaba en un territorio "privado".

Si hubiera matado a ese animal ahí, seguramente sería castigado por la Reina Madre. Si las brujas eran consideradas peligrosas, las ninfas eran peores aún cuando algo suyo era tocado. Desobedecerlas no era una opción inteligente. Su atención volvió a la castaña cuando la misma comenzó a hablar, comentando que él debería agradecerla por haberle salvado de una posible muerte.
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El lobo rió, negando profundamente su petición. La expresión de la bruja cambió drásticamente y palabras ofensivas comenzaron a salir de esa lengua atrevida. Y, por supuesto, Bakugou no se quedó callado. La pelea ya estaba armada, ellos intercambiaban púas como niños rabiosos y ninguno quería ceder.

Fue entonces que Katsuki decidió transformarse en humano para poder expresarse mejor, pero había olvidado un importante detalle; él estaba totalmente desnudo. Cuando la joven bruja dejó de gritar y lo observó de pies a cabeza, el muchacho creyó haber ganado aquella discusión...

Cuánta inocencia.

Bakugou pudo vislumbrar una sonrisa maliciosa en aquellos labios rosados y sus grandes orbes brillaban intensamente. La atmósfera había cambiado, dejándolo incluso asustado. Él no era de huir durante una confusión, pero en ese momento prefirió cortar el clima y salir de allí cuanto antes, solo que la pequeña bruja tenía otros planes.

.Su huida fue impedida de inmediato, teniendo su camino bloqueado por aquella figura baja, que lo comía con los ojos descaradamente y no dejaba de sonreír atrevida. Entonces, su rostro fue embalado por aquellas frías manitas y acercado para bien cerca de ella, los ojos abriéndose mientras apenas la oía citar aquellas palabras inconexas:

"En el trigésimo primer día de octubre, cuando las doce campanas sonar, su mente enloquecerá, sus deseos más impuros lo dominarán y su alma me pertenecerá. Basta mirar a la luna, y ella te guiará a mí".

Bakugou permaneció hipnotizado y obedientemente parado ante aquellos ojos profundos hasta que ella terminó de recitar, y la última cosa vista por él fue aquella facción mala antes de desmayarse. Cuando despertó, estaba acostado solo en el mismo lugar que la encontró y, hasta entonces, el muchacho no sabía si todo había sido solo un sueño o real.

Pero no tardó en descubrir la verdad cuando, dos días después, en pleno Halloween, su cuerpo comenzó a reaccionar de forma extraña.

.Alrededor de la medianoche, su respiración se aceleró junto con el corazón, la piel parecía más sensible al tacto y una ansia descontrolada crecía en sí...

¡Muchas cosas crecían en realidad, una de ellas siendo tu pene!

Él estaba confundido con ese cambio brusco de comportamiento, no estaba en celo, y aunque su cuerpo pasaba por algunos cambios durante la luna llena, eso estaba siendo inusual y ridículo. Fue entonces que voces femeninas se hicieron presentes en su cabeza, haciendo eco incesantemente mientras llamaban por su nombre.

Cuanto más intentaba resistir, más fuertes y molestas se volvían las voces. Él estaba quedando loco!. Y en medio de esa desesperación, Katsuki quizás había encontrado una solución al mirar a la luna, recordando de las palabras dichas por aquella misteriosa mujer. Y guiándose por la esfera brillante en el cielo, el muchacho llegó a una pequeña casa escondida en la parte remota del bosque.

.El alboroto de voces había cesado, indicando que él estaba en el camino correcto. Se acercó a la entrada cuidadosamente y la propia puerta se abrió sola, mostrando su interior bien iluminado. Con sus sentindos todos en alerta, el rubio entró en la residencia y observó cada rincón, no tardando en visualizar la silueta de aquella misma bruja de su "sueño".

La mujer no fue muy de aclarar sus dudas, solo dijo llamarse Ochaco Uraraka y que a partir de ese momento él sería enteramente de ella, como una mascota lista para ser adiestrado y conducido de la manera que ella deseara.

Él aprendería a agradecer a las personas y ser menos grosero.

Y aquella misma situación ya venía repitiéndose durante seis miserables años, siempre que la fecha 31 de octubre llegaba y el reloj marcaba las doce de la madrugada, Bakugou era seducido por esa magia, siendo constantemente atraído hacia una localidad diferente para encontrarse con Ochaco. Por más que haya buscado por todo tipo de ayuda para ese problema, ¡él nunca obtuvo ningún resultado favorable!

Incluso llegó a conversar con un amigo hechizero, con la esperanza de que él solucionaría aquel conflicto, pero su respuesta fue igual a la de muchos otros: "Solo quien lanzó el hechizo, puede sacarlo".

Estaba jodido.

-Katsuki...

El rubio cerró los ojos y se llevó las manos al pelo, apretando sus hilos con fuerza. Aquella voz melódica y suave, como un canto dulce de primavera, comenzó a sonar dentro de su mente. Las campanas de la iglesia indicaban a través de sus golpes altos, que el Halloween ya estaba presente, mostrando que su pesadilla apenas comenzaba...

"Katsuki, ven a mí..."

_No, no voy!_gruñó, rodando por el césped._Déjame en paz, tu maldita!
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Él no podía ceder, había pasado los últimos minutos descontando su ansiedad y agitación al golpear los árboles de aquella región. Sus manos sangraban, pero el dolor que poco a poco desaparecía gracias a su regeneración rápida, no se comparaba con el hormigueo que corría por sus músculos como una descarga eléctrica.

"Katsukiii... Jajajaa".

Aquella risa malvada que se burlaba de su condición patética, lo dejaba extremadamente enojado y a la vez excitado. Solo su voz ya era suficiente para dejarlo duro y, recordar las veces que se entregó al placer, lo hacía querer aullar.

_No, no..._él apretó los dientes, sintiendo sus garras crecer junto con otras mutaciones por el cuerpo. Se estaba volviendo lobo y eso era terrible, porque controlar su necesidad de ir a la bruja sería casi imposible.

.Sin embargo, su autocontrol estaba yendo a la mierda. Era capaz de ver su respiración resoplar de tan jadeante que permanecía, y lo que más temía ocurrió; se había convertido en hombre lobo. La luz lunar iluminó su figura grande e imponente, mientras gruñía guturalmente. Su mirada entonces subió a la luna, quedando paralizado por algunos minutos antes de salir corriendo.

Su rastro pasaba como un flash por entre los árboles y arbustos, perdiéndose poco a poco en medio de la sublime oscuridad creada por la noche. El objetivo era claro y certero; llegar hasta su dueña. ¡Joder! ¡Sus pensamientos ya se estaban alterando!

-Katsuki~...

Bakugou aceleraba su carrera cada vez que oía esa voz resonar más intensamente, hasta el punto de volverlo loco para alcanzar a su presa. Lo que llegaba a ser gracioso, ya que era él la verdadera presa de la historia. Casi media hora después de cruzar el bosque, el lupino encontró esa misma casa de la primera vez, solo que ahora obviamente en un lugar diferente.

Él incluso insistió en resistir ese sentimiento insano que poseía sus instintos más bajos, pero la puerta se abriendo y revelando su interior acogedor, fue el límite de todo. Entró gruñendo por debajo, sólo que no era de rabia, sino de excitación acumulada.

_Oww, ¿sientes dolor, mi perrito?

Katsuki miró hacia la escalera, viendo a la mujer bajar graciosamente cada escalón mientras mantenía una sonrisita socarrona._Viene aquí, viene a recibir su correa._balanceó el objeto, toda sonriente.

Tembloroso, el lobo se acercó hasta

el pie de la escalera, sentándose y quedando con la cabeza agachada. Aquello era mucha humillación. Sintió a la menor agacharse a su altura, pasando los brazos alrededor de su cuello y colocando la correa roja. El perfume dulce que salía de ella era embriagador, alterando completamente sus hormonas y dejándolo extático.

Uraraka no escatimaba en seducción, era como si fluyera naturalmente de su cuerpo, de su áurea. Era extremadamente tentador. Ella era como un demonio disfrazado en una bella imagen tierna e inocente, capaz de destrozar su alma solo con esa mirada avellana.

_Tan obediente._dijo mañosa, acariciando su cabeza._Relájate, querido, su dueña cuidará muy bien de ti._besó su hocico, y Katsuki no contuvo el impulso de lamer la mejilla femenina. Ochaco soltó una risita, mientras se levantaba y agarraba la cadena del collar, tirándolo hacia la sala._Siéntese a mi lado y hágame compañía._ella mágicamente sacó de su hobby una jarra de vino y dos copas.

Sentada en el sofá, la castaña llenó los dos recipientes con la bebida vibrante y llamativa, volviéndose hacia el muchacho que ya había vuelto a la forma humana. Bakugou apenas agarró la copa de su mano y revolvió la bebida de una sola vez por la garganta, respirando hondo con el sabor delicioso que expandió por su cavidad.

Ella sonrió, divirtiéndose con su impaciencia.

El rubio observaba la habitación con atención, y aunque siempre tenía la misma decoración, era muy interesante enfocarse en ese espacio bonito y retro. Había objetos allí nunca antes vistos por él.

_ Siempre tan curioso... Ochaco suspiró, mientras estiraba sus piernas y las apoyaba en el regazo del muchacho. Si eres un buen chico, te dejaré jugar con mis adornos más tarde._rió, tomando un sorbo de la bebida.

Él resopló, pasando sus manos por la cara de manera desesperada.

_ Pare de enrollar y empiece pronto, bruja._gruñó, mientras apartaba la mirada de la chica. Ella estaba putamente caliente en ese camisón de seda, tan corto que cualquier movimiento le permitiría ver sus bragas.

Bueno, eso si ella está usando bragas...

_ Por qué tanta prisa? Sabes que tenemos toda la madrugada para jugar._frotó la planta del pie contra sus muslos, sintiéndolo estremecerse.
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Bakugou estaba a punto de romper su labio inferior, de tanto que los dientes lo presionaban. Siempre era así, ella lo provocaba y usaba como un mero juguete hasta que los primeros rayos solares penetraron por la ventana, haciéndolo desmayar y despertar en medio del bosque.

¡Cómo odiaba a esa mujer!

Ya intentó buscar su paradero durante el día, encontrar cualquier rastro que lo llevara hasta ella. Pero nada, nadie había oído hablar de su nombre, nadie siquiera reconocía su rostro en el retrato que él mismo dibujó.

Ochaco Uraraka era como un lindo fantasma.

_O-Oye..._él fue quitado de sus devaneos cuando sintió los dedos del pie femenino rozar por su cuello, siguiendo para la oreja y pelo._No prosiga..._masculló con una voz grave y ronca, mientras cerraba sus ojos en deleite.

_Está seguro? Parece que estás disfrutando tanto..._sonrió, lasciva.

Y realmente lo estaba, pero no quería confesar. Katsuki había entrado en un trance, aceptando con más reciprocidad las caricias depositadas en su piel caliente. Sería estúpido seguir reprimiendo sus voluntades. Tumbó la cabeza hacia el pie, frotándose contra la chica para intensificar el contacto.

_ Por favor..._él suplicó con un murmullo sôfrego.

_Aww, ¿quieres sentir mis toques?_preguntó, y él asintió frenéticamente.

Sí, sí! Por favor...la miró como un verdadero perro carente.

La dignidad ya no existía, Bakugou estaba de la manera que ella quería y le gustaba. Totalmente a su merced.

_Huum, no me convenció mucho._ella desdeñó, ignorando su petición.

Él se puso aún más nervioso.

_¡Yo hago cualquier cosa! Pero, por favor, aténdeme._la sostuvo por el tobillo, fijando su mirada llorosa en el rostro redondo.

_Implore, mi perrito. Diga lo que quieres..._lo incitó, lujuriosa._Muestre cuánto me desea.

El joven lobo haría cualquier cosa para sentirla, era triste de admitir, pero él no era nada sin el placer que solo aquella mujer podría ofrecerle. Era un completo rehén. Por lo tanto, su mano en el tobillo resbaló por la delicada pierna mientras, los labios, comenzaron a probar la piel sensible a su alcance. El sabor de esa tez era increíble, hacía que su paladar salivara hasta el punto de querer devorarla.

Uraraka hundió su cuerpo en el enorme sofá de cuero negro, suspirando sonriente al tenerlo totalmente controlado. Su lengua larga y áspera lamía toda la extensión de piel que conseguía, dejando la región babada. Los dientes fuertes y con colmillos afilados, se hundieron en su carne blanda, generando un agradable frío en su vientre.

Katsuki sostenía sus piernas torneadas a la altura de su boca, succionando la piel erizada con calma, cada parte y curva era soboreada por él. Sus manos la agarraban firmemente y apretaban sin cuidado, casi lastimándola con sus garras puntiagudas.

Él comenzó a trepar sobre el cuerpo femenino, mientras se hundía la nariz contra su ropa e inspiraba ese maldito olor.

Al llegar a su cuello, él lo lamió, haciendo sonidos de llanto para que ella sintiera pena.

A qué nivel decaemos...

_ Pobrecito de mi mascota, llorando por atención._ella habló con una voz mansa, bordeando al libertinaje. Acarició su cabello rebelde y luego los hombros anchos. ¿Quieres cariño de mami? ¿Quieres?_cuestionaba con diversión, mientras sentía el miembro duro y húmedo tocar su pierna.

El muchacho levantó la cabeza, mirando su íris avellanas con ansiedad mientras asentía. Era posible ver sus orejas caninas caídas y la larga cola balancearse de un lado a otro; incluso estando en forma humana, Bakugou aún conservaba algunos trazos animalescos, como las orejas, cola, colmillos y garras.

Ella rió internamente con aquella imagen. Katsuki poseía un rostro bruto y salvaje, pero ahora, parecía un mero perro gigante esperando sus órdenes.

._Y-yo necesito... Urgh..._él resopló contra su mejilla, mientras intentaba aliviar aquella hinchada erección al frotarse en su pierna.

Ochaco sonrió.

_ Senta._el comando fue autoritario y directo. Y Bakugou no pensó dos veces antes de ejecutarla, con obediencia. Buen chico._ella sonrió en aprobación.

Levantándose del sofá, la castaña sacó su hobby transparente, quedando solo con el camisón negro y brillante. El rubio seguía cada movimiento con sus orbes lujuriosos, era como estar atrapado en un frenesí infinito e hipnotizante. Esa bruja lo tenía a sus pies.

Ochaco se arrodilló frente al lupino, el cual golpeaba sus dedos ansiosamente contra sus muslos, como si estuviera controlándose al máximo para no avanzar. Ella pronto guió su mirada hacia el pene activo y grande, imaginando todas las posibilidades.
Ochako Uraraka
Y envolviendo aquella barra carnosa con su manita, ella comenzó a masturbarlo, subiendo y bajando, poniendo en práctica su talento promiscuo. Bakugou prácticamente aulló cuando finalmente recibió lo que tanto anhelaba, su cabeza cayendo hacia atrás mientras la boca se abría para gruñir. Su palma, mojada por el pre-semen, iba y volvía con ligereza, recorriendo todo el extremo caliente.

Con la mano derecha ella pajeaba la longitud, y con la izquierda acariciaba el glande rosado, usando su pulgar para torturarlo con algunas presiones estratégicamente hechas en el borde superior. Uraraka nunca se cansaría de jugar con esa polla, era divina, perfecta, y completamente suya. Parecía un niño entretenido con un nuevo juguete, sosteniéndolo con voluntad y sintiendo el flujo de sangre palpitar el miembro, haciéndolo tener vida propia.

_Oh, joder!_Bakugou maldijo cuando la sintió tocar sus testículos, masajeándolos lentamente.

Ochaco sonrió con soberbia, pasando a masturbarlo a un ritmo más rápido mientras también intensificaba sus caricias en las pelotas.

El cambio abrupto hizo que el muchacho se contraiga completamente, haciéndose cada vez más jadeante y comenzando a elevar sus caderas, implorando silenciosamente para ella ponerlo en la boca.

Pero la bruja no era de aceptar peticiones silenciosas.

_Diga. Vamos, no tiene por qué callarse._ella apretó su polla, haciéndole temblar._No podré satisfacerte si no me lo dices._disminuyó la velocidad de la paja, a propósito.

Eso lo hizo sobresaltar.

_N-no pare... Argh! Por favor... quiero sentir su boca chupándome._su voz carecía de pena.

La satisfacción llenó la cara de la chica junto con una sonrisa perversa. En eso, su lengua mojada bailó en movimientos de zig zag por la cabecita rojiza de la polla, soltando una excesiva cantidad de saliva por la vara. Lame a su alrededor con lentitud, y en momentos de más osadía, ella daba pequeños mordiscos.

Ella era provocativa, atraente, sus iris brillantes lo encaraban sin pudor alguno, asegurándose de grabar cada reacción suya. Lo estaba seduciendo, incitándolo a seguir implorando, causándole una puta voluntad de transformarla en su perra.

Entonces, la castaña lo cogió por sorpresa al tragarse toda su polla con una chupada sola, no sobrando ni una pequeña parte. Era posible ver la punta del miembro marcar su garganta. Bakugou estaba delirando, la respiración quedaba irregular a medida que la mamada se hacía más profunda. Sus hermosas y largas uñas pintadas de vino, perforaban la piel de su cintura, no permitiéndole alejarse.

Ella nuevamente llevó una de las manos hasta sus testículos, amasando los volúmenes cargados junto al vaivén frenético de su cabeza.

El rubio mordió su labio inferior, gruñendo.

_Sí, sí! Madita sea... Sigue, nena..._él hundió sus dedos entre los hilos marrones, haciéndola ir más veloz.

Empezaba a ser difícil resistirse a las estimulaciones, esa zorra sabía cómo atingirlo, nadie lo hacía sentir tan miserable e imponente durante un acto sexual. Ver su polla entrar y salir de aquella boquita era fascinante, la sensación húmeda le causaba escalafríos.

Ochaco aumentó el ritmo cuando percibió su estado de éxtasis, faltaba muy poco para que el muchacho derramara. Concentró todo su rendimiento en el glande, succionando la zona fuertemente mientras la mano continuaba bombeando fervorosa. Pero la mujer aún poseía un truco escondido, el cual ella sabía que el lobo gruñón amaba.

Su mano emitió una luz rosa, creando una especie de temblor que recorrió por completo su pene.

_O-Ochaco... Ohh, hija de puta..._él rechinó los dientes con odio, moviendo desesperadamente sus caderas hacia ella.

¿Qué pasa, mi lobito? ¿Correrás? _ella provocó, mientras intensificaba el efecto de su truco.

.La bruja lo analizaba atentamente, experimentando su propio núcleo íntimo pulsar con la excitante imagen que él exhibía. Le encantaba ver a un hombre sentir placer, y su felicidad solo se elevaba al saber que era ella la causante de ese sentimiento. Volvió a chuparlo, metiendo cada centímetro en su cavidad estrecha y, en pocos segundos, Ochaco tuvo su boca invadida por mierda.

El líquido viscoso llenó su interior bucal, haciéndola tragar todo lo que venía de encuentro con su lengua. Katsuki presionó su cabeza con más fuerza, elevando la pelvis para almacenar su leche dentro de ella.

El cuerpo del lobo se desplomó contra el respaldo, respirando jadeante y tembloroso.

_Hhmm, muy sabroso... _la castaña dijo con una entonación bien erótica, limpiando la esquina de la boca con el pulgar. Luego tiró de la cadena de su correa, trayéndolo a un beso.

Bakugou la correspondió al instante, chupando sus labios con una voluntad indescriptible y metiendo la lengua, probando su propio sabor mezclado al de ella.
Buen chico
Los pequeños músculos casi no quedaban dentro de la boca de tan rápido y frenético que el contacto seguía.

Con un movimiento voraz, el rubio agarró su delicada cintura y salió del sofá, llevándola consigo hacia una mesita que estaba debajo de la ventana. Su cuerpo fue puesto bruscamente sobre el mueble, provocando el desequilibrio de los objetos alrededor y el balanceo de los cuadros colgados en las paredes. Ochaco rodeó sus caderas con las piernas, apretándolo contra sí inquieta, abrazando y arañando sus hombros con rudeza.

Ambos estaban al borde de la locura.

Uraraka apoyó su cabeza en el hombro del mayor, sintiéndolo desviar los agresivos besos hacia su cuello, chupones y mordeduras eran depositadas con gusto por aquella extensión de piel. Sus caninos salientes marcaron la región, haciéndola sangrar.

._Quiero complacerla... Umm, por favor, déjame follarte como una vagabunda..._él simplemente gruñía en cada palabra, como si sintiera dolor, y por más que la tuviera atrapada entre sus manos, el rubio aún sentía la necesidad de pedirla por permiso. Era automático.

Ella curvó sus labios, con arrogancia.

Como una vagabunda... murmuró para sí, reflexionando._Cuánta osadía de su parte hablarme así._tiró del collar con violencia, haciéndole contraer su expresión en furia._Pero tienes razón, yo soy una vagabunda, muy sucia..._lo soltó, empujándolo un poco. Enseguida, abrió las piernas y mordió el labio inferior, insinuándose al lupino._Y totalmente suya. Haga saber el bosque quién me está comiendo._sonrió, mostrando sus dientes seductoramente.

Ah, Bakugou casi se debillitó. Era muy poco a veces que ella cedía el mando a él, y claramente no desaprovecharía. El rubio no vaciló a la hora de agarrar el cuello de su camisón y tirarlo hacia abajo, rasgando la mitad del tejido. Las finas correas cayeron lentamente por los pequeños hombros, ayudando a revelar aquellos dos montes preciosos.

Sus grandes manos palparon los pechos generosos, apretando con fuerza la zona esponjosa mientras se ocupaba una vez más de su cuello. Ella gimió con maña, dejando que él tomara posesión de su cuerpo. Katsuki fue bajando sus besos hasta alcanzar uno de los senos, donde comenzó a lamer el pezón durito y a estirarlo con el diente, tomando mucho cuidado para no lastimarla en el proceso.

Realizaba movimientos circulares en ambas tetas, masajeándolas con presión mientras pasaba su boca entre uno y otro, devorándolas casi por completo. Su lengua caliente y mojada serpenteaba alrededor del halo, permitiendo que su saliva escurriera abundantemente. ¡Eran tan deliciosos, tan suaves!

Pero tenía otra cosita tan deliciosa cuanto, que lo estaba dejando eufórico para probar...

_ Yo siento el olor de su excitación fluir..._Bakugou rió, anasalado. Él inhaló ruidosamente el aire, captando aquel aroma agridulce._Tu coño está mojado por mí? Hun?_preguntaba ancioso, buscando una rápida confirmación.

Uraraka sonrió, ampliamente.

¿Qué te parece?..._lo miró, traviesa._Toda empapada por ti, querido._subió las piernas hacia la mesa, apoyando los talones contra la superficie mientras abría sus muslos._Apuesto que está con la garganta seca. ¿No preferies matar tu sed con mis fluidos?

_Claro que sí, voy a hacerla venir tan fuerte que se arrepentirá de haberme hechizado._él esbozó una gran sonrisa, perverso.

El muchacho entonces terminó de arrancar la ropa, exponiendo su cuerpo totalmente desnudo. La desgraciada estaba realmente sin bragas. Deslizó la lengua por la fila superior de sus dientes, sonriendo con aquel acto descarado. En secuencia, el lupino se arrodilló entre las piernas y sujetó sus dos muslos con firmeza, abriéndolos de par en par.

Allí estaba lo que él tanto quería probar, aquelle coño jugoso que centilaba la causa de los jugos placenteros. Sus pliegues escondidos por los labios mayores, se contraen como pétalas de flores prontas para florecer, dejándolo embellecido. Y finalmente, su lengua recorrió la grieta vaginal, capturando el rastro dulce que predominaba por toda la región.

Oh, él mismo gimió en satisfacción con ese sabor divino.

_ Awnn, eso es, mi cachorrito bueno!_Ochaco tatareó, mientras llevaba ambas a las manos para su pelo blonde._Haga que su dueña corra._Katsuki sonrió, hundiendo su boca contra la intimidad, succionando profundamente su abertura húmeda y sensible hasta sentirla alejarlo bruscamente por no aguantar._No seas goloso._advirtió, dando una bofetada en su mejilla.

Las iris carmesí encendieron como llamas, ardiendo en pura lujuria ante el ataque atrevido. Él sonrió, de aquella forma sádica que la encantaba. Avanzó de nuevo contra la vagina, mientras metía su lengua dentro y la chupaba fervientemente. La boca de Uraraka solo formó una 'O', permitiendo que el gemido cortante saliera minutos después.

Puta mierda! Su coño estaba siendo literalmente comido por él, era como si hubiera colocado un plato de comida delante de un animal que no se alimentaba por días. Su mente permanecía nublada, siendo capaz de escuchar solamente sus gruñidos salvajes y el sonido acuoso de la humedad expandir por el ambiente.
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Ella enterró los dedos entre sus hilos con fuerza y los tiró, trayendo la cabeza contraria más cerca de su sexo, al punto de casi sofocarlo. La bruja observaba el acto con una sonrisa maliciosa, solo admirando el maravilloso daño que él causaba.

_Ahh, mierda..._ella tumbó la cabeza hacía trás, gimiendo arrastrada con aquella sensación tan perfecta que golpeó su sistema.

Su coño pulsó violentamente y liberó todo su placer como una cascada, escurriendo miel hacia la boca del lobo hambriento. Y él, continuaba arañando sus muslos con las uñas y manteniendo los labios bien pegados en su núcleo rosado, succionando cada gotita disponible. Ochaco buscó cerrar las piernas, desesperada por un poco de descanso después del orgasmo arrebatador. Sin embargo, Bakugou pasó a mordisquear su clítoris, castigándola con chupadas ligeras e introduciendo tres dedos en aquelle coño todo rojizo, mostrando lo maltratado que estaba.

Lágrimas de excitación bañaron el rostro redondeado y ruborizado. Pero ella no lo dejaría salir con la suya.

_Grrrw!..._él gruñó como un animal rabioso, sintiendo sus orejas ser acariciadas estratégicamente por la mujer. Esa maldita sabía que era una parte sensible.

_ Sé que te gusta._sonrió, ejecutando movimientos circulares con los pulgares por las puntas de sus orejas. Él retorcía el rostro, intentando no transparentar su satisfacción con aquello._Huum... que chico obediente. El orgullo de mami._rió, rascándose gustosamente la parte de atrás.

Katsuki no aguantó más y llegó hasta sacarse la lengua, jadeando como un perrito feliz. ¡Oh, eso era tan bueno! Los ojos giraban y su aspecto era una mezcla de varias emociones tiernas. La cola azotaba el suelo rápidamente, de tan agitada que se movía.

_Sí, sí... Ohh... Eso es bueno, muy bueno!_el rubio suspiraba, embobado.

Y se verá aún mejor, cuando me jodas bien rico._sonrió, mañosa._Quieres entrar en mi coñito?

._No tiene idea de cuánto yo quiero! _ la miraba agudo, mientras la tomaba en sus brazos y la tiraba sobre el sofá._ Voy a hacerla correrse en mi polla, atascar su coño de mierda..._se inclinó hacia su oreja, susurrando: Con mi mierda._hizo cuestión de enfatizar, glorificándose.

Su miembro hormigueaba de tan duro que se encontraba, estaba loco para hundirlo a través de aquellas paredes cálidas y acogedoras hasta explotar. Ella entonces entrelazó las piernas en sus caderas, moviéndose agitada debajo de su voluptuoso cuerpo, que la cubrió completamente mientras comenzaba a penetrarla.

_Aahh..._Uraraka lloramingó, agarrando los hombros de él con firmeza. Era una mezcla de placer y dolor, debido al grosor y tamaño anormal de aquel pene. Una sensación indescriptible, sexy, que hacía su intimidad ser ampliada cada vez más.

Bakugou sintió el interior íntimo dilatarse, recibiendo su polla a medida que atravesaba cada centímetro. Las carnes palpitantes atrapando y apretando su longitud de manera torturante, masajeando deliciosamente.

Él sacó casi todo su miembro hacia el exterior, pudiendo visualizar su barra enteramente cubierta por fluidos, brillando de tan mojado.

Volvió a introducir con una sola estocada, lo que provocó un grito en Uraraka, ella estaba totalmente a su merced y tontita... ¡Maldición! Cómo gustaba de ver esas caritas traviesas. Él no quería aceptar la realidad, pero ya había quedado varias veces de polla dura al imaginar las nuevas experiencias que la bruja le sometería, fuera los momentos que se pegaba pensando en ella durante alguna intimidad o cuando se lamentaba por solo poder verla una vez al año.

Estaba empezando a sentir una verdadera atracción por esa desgraciada.

Gruñó enojado, balanceando la cabeza para dispensar esos pensamientos intrusos. Ochaco gemía mañosa, a veces gritaba o insultaba, mientras separaba las piernas para conseguir sentirlo mejor. Él ejercía un vaivén frenético, haciendo que las pelotas chocaran rápidamente contra su trasero.

La extensión entra y sale bien fuerte, profunda, moviendo sus cuerpos agitadamente sobre el cuero del tapizado que crujía en compás.

_Así es, mi rubiecito... Anww... Fóllame bien fuerte..._ella jadeó, y enseguida alzó la cabeza de él, haciendo que sus ojos se conectaran._Ladra a su dueña, Kats. Vamos. Quiero oírlo._sonrió, malvadamente.

_ Bruja maldita..._él gruñó entre dientes, intentando reprimir sus impulsos, pero obviamente fue en vano._Auuu! Auu...!_ladró, aullando en secuencia.

Jajajaa... Muy bien, mi hermoso perrito!_rió, descaradamente.

_Desgraciada... ¡¿Qué me has hecho?! Deja de controlarme!

_Y quién dice que yo estoy controlándote?_murmuró, abriendo una sonrisa astuta al ver la facción confusa del mayor.

¿Qué haría Katsuki si supiera que, desde el momento en que él llega a ella, su hechizo desaparece y todo lo que ocurre entre ambos es hecho por su propia voluntad?
ahegao
¡Ja, seguro que explotaría!

Él poseía el poder total de sus acciones, podía terminar y marcharse a la hora que quisiera, pero parece que el lupino aún no se ha dado cuenta de ese detalle. Y no sería ella la que contaría, después de todo, Uraraka se "alimenta" de actos carnales, como una especie de sucubo y el rubio era su mejor pupilo.

¡Ups!

La claridad comenzaba a aparecer desde el exterior, captando la atención de Ochaco. Ella entonces clavó las uñas en su espalda, provocándole a ir más rápido. Mierda, estaba tan profundo que podía alcanzar su punto exacto. Lo tiró para un beso apasionante, intercambiando saliva entre sus lenguas inquietas mientras lo sentía subir sus piernas hacia los hombros. La castaña curvó la columna cuando él la penetró con fuerza, golpeando continuamente, sin dar espacio para respirar.

_Ohhh... ¡Carajo!_el lobo bufó, clavando sus garras contra el tapizado y rasgándolo. Finalmente estaba derramando, llenando aquella coño apretado de mierda._Va, mejillas, termina para mí..._susurró para ella, mientras una mano comenzaba a masturbar su clítoris y la otra rodeaba el cuello, apretándolo levemente.

Ochaco solo rodó los ojos, acentuando sus expresiones angelicales que casi lo engañaron, pues luego enseguida su facción maquiavélica regresó para recordarle que ella era una diabla. Y con un par de empujones más profundos, sintió que el líquido de ella inundaba ese pequeño sexo.

Los movimientos cesaron y todo lo que quedó fue un completo desorden, las respiraciones jadeantes tomando el recinto. Bakugou estaba exhausto, y los rayos solares que venían hacia él, indicaban que estaba cerca de desmayarse.

_¡Espléndido como siempre!_Uraraka suspiró, revitalizada. En eso, ella trajo su rostro cerca y besó sus labios entreabiertos. ¿Quién es mi buen chico? Ehh?_preguntó divertida, frotando la parte superior de su cabeza.

El muchacho estrechó los ojos, buscando verla mejor; su visión estaba quedando turbia.

_Yo. Yo soy el buen chico._él habló tranquilamente, casi dormindo cuando se acostó sobre su torso.

_ Sí, eres._acarició suavemente su cabello._Hasta el próximo halloween, Katsuki...

El joven lobo escuchó sus últimas palabras bien lejos, como un mero susurro antes de despertar abruptamente en medio del bosque. Se sentó en el césped, frotando sus ojos para poder observar alrededor; los árboles que había talado durante la noche estaban allí.

Él suspiró, inconformado.

Eso sucedió otra vez, y sinceramente, Bakugou ya estaba considerando la posibilidad de aceptar los hechos; le gustaba esa bruja de cara redonda.

Gustaba de ser tu 'buen chico'.
my hero academia
Ochako Uraraka
Buen chico
halloween
ahegao
my hero academia

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